My passion

Door Lovehannakey

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Mikasa Ackerman, una mujer alfa que desea encontrar el amor... Jean Kirschtein, un omega masculino que perdi... Meer

Agradable coincidencia
Las estrellas se alinean
Descartando ideas
El sabor de la derrota

Contando estrellas.

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Door Lovehannakey

ANTES DE LEER: tanto las características físicas como emocionales de algunos personajes, han sido modificadas por conveniencia del autor.


Las grabaciones terminaron y cada uno de los miembros de elenco se reunió, entre ellos la estrella principal del rodaje que se miraba hermoso con su larga cabellera castaña y esos ojos de tono tan único que a más de uno emocionaban.

-¡Fue un gran trabajo el que todos hicieron!-Reconocido no solo como el número uno sino por ser una persona humilde, Eren Jeager daba las gracias al resto del elenco que desde luego apreciaban mucho a su colega y compañero de trabajo-Esto no hubiera sido posible sin el esfuerzo de cada uno de ustedes.

-¡Pero qué dices! ¡Tú eres el que merece todo el reconocimiento!-Su hermano mayor y manager estaba presente en aquel evento final-Sin ti estas personas no son nada más que pelusitas que se arrastran por el viento.

Se apreciaba el amor desbordante por su hermanito, siempre lo cuidaba de todos los rumores malos y de las personas mal intencionadas, sabían aquellos que rodeaban a la joven estrella que meterse con Zeke Jeager era meterse con el diablo.

En tanto, al otro lado de aquella sala de grabaciones, se encontraba la pareja de tan hermoso actor. Sería su mirada, observando en completo silencio a su blondo cuñado que destacaba entre toda la multitud.

Su cigarrillo a medio consumir. De preciosa piel nívea y bruna cabellera corta, ojos tan bellos como dos joyas oscuras y una actitud sobresaliente, aquella mujer alfa miro hacia su dedo anular izquierdo donde descansaba su alianza de matrimonio, recordando que hacía más de tres años que estaba casada con Eren.

Un suspiro profundo de sus labios de fresa se escapó al recordar el tiempo infame en el que Eren, valiéndose de las influencias de su hermano mayor, logro que ella se casara pese a que no lo amaba y veía como un amigo.

-Debes estar orgullosa, todos lo alfas y betas que rodean a Eren desean al menos una sonrisa dirigida hacia ellos y él solo tiene ojos para ti-Llego a su lado una de sus compañeras de trabajo.

-¿Es así?-Un matrimonio sin amor, uno donde eran más los momento amargos que los momentos agradables. Solo en el set de grabaciones ella era libre al interpretar papeles donde dejaba sus emociones reprimidas.

-Te ves apagada-Una vieja compañera de trabajo que la conocía bien al ir juntas al mismo instituto de formación actoral-¿Tan mal van las cosas con Eren?

Dejó de lado el cigarrillo para tomar la limonada fresca que se le ofreció, dando un sorbo y llevando una de sus manos hasta la cabeza en clara señal de estar descontenta.

-No soporto estar a su lado, es un niño mimado que hace un berrinche si no consigue lo que desea y Zeke está ahí para cumplirle cada uno de sus antojos como si fuera su hada madrina-Zeke Jeager no solo era un manager, tenía fuertes influencias dentro de la política y contactos con poderosos lideres mafiosos.

Nadie en su sano juicio se metía con un pez gordo como aquel hermano sobreprotector que se desvivía en complacer a su caprichoso hermanito.

Porque aunque para muchos Eren fuera un sol o un ángel, ciertamente era como un demonio cuando algo no salía como lo deseaba, desapareciendo de su alrededor aquellas personas que lo molestaban o le caían mal.

-Insiste en tener hijos, pero no es como tener una mascota o un artículo de edición limitada de esos que tanto le gustan amontonar dentro del closet-Abrumada por la presión ejercida por su esposo omega, Mikasa Ackerman deseaba un poco de libertad para ella.

Quería hacer muchas cosas y entre ellas no estaba tener hijos con una persona a la que no amaba y por la que solo guardaba cierto resentimiento.

-¿Iras a la cena de esta noche?-Su colega y amiga prefirió cambiar de tema porque para Mikasa hablar de sus temas personales era algo delicado y lo que menos deseaba era salir con las manos lastimadas si hurgaba más dentro de un cajón dentro del que yacía un espectro ansiosos por sangre.

-No asistir, nunca fue una opción-estaba de acuerdo en eso. Mikasa esta vez interpreto a la villana y se ganó elogios por parte de la prensa que estaba al tanto del próximo estreno de tan afamada producción.

Una hora después, Mikasa y su esposo estaban dentro del automóvil que era conducido por su cuñado, ni en esos momentos podía estar a solas con Eren porque Zeke se pegaba a ellos como una lapa poniendo al trabajo como una excusa.

-El restaurante es bastante famoso aunque pocas personas asistirán, solo lo más selecto entre lo selecto-Presumía Zeke a su cuñada que en ese momento sentía las manos de su esposo acariciándole uno de sus muslos en un intento de ponerla de buen humor para provocar en ella su celo.

-No es el momento oportuno, Eren-Los ojos de su esposo se ensombrecieron tras escuchar las palabras que no eran de su agrado.

-El director tiene grandes expectativas para esta producción. Espero que con este filme quede claro quién es la mejor estrella en el mundo y por fin te den el reconocimiento que mereces, hermanito-Atento en el camino, Zeke no se dio cuenta de la mirada sombría de su hermano.

¿Por qué amaba tanto a ese niño? Fue él quien lo crio tras la muerte de sus padres en un aparatoso accidente, apreciaba tanto a su única familia que no temió ensuciarse las manos para poner bajo los pies de Eren todo lo que deseaba.

Un posesivo alfa cuyas feromonas liberadas bastaban para que más de uno sintiera temor al ser plenamente conscientes de una devastadora presencia como la de Zeke Jeager.

Llegada la noche, Eren tomaba del brazo a su esposa que se mostraba apacible ante las cámaras que estaban en la entrada de tan lujoso lugar.

Acostumbrada a fingir amor donde no había, siendo catalogada como una de las mejores estrellas de su generación, Mikasa Ackerman entro al restaurante junto con su galante atuendo que atraía las miradas de más de uno.

-Está de más decirte que controles tus celos-En las feromonas de su esposo omega, Mikasa detectaba los celos que se apoderaban de él.

-Quisiera arrancarles los ojos para que no te vean-En momentos como esos Mikasa se preguntaba si su esposo omega realmente estaba sano mentalmente o si tantos mimos le habían afectado.

Todos tomaron asiento en los lugares designados, se notaban varias celebridades invitadas y algunos rostros que Mikasa desconocía.

La cena transcurría de forma agradable hasta que en un punto donde las estrellas de cine y televisión charlaban amenamente, se hizo el silencio repentino al apreciar que alguien de imponente figura entraba en aquel restaurante.

-¡No lo puedo creer!-Mikasa desde el balcón de la segunda planta, atenta miro hacia abajo donde entraban tres personajes que destacaban mucho por sus vestimentas poco comunes, siendo seguidas por una cuadrilla de guardaespaldas.

-Debe ser alguien poderoso para que este rodeado de tanta seguridad-No era el único evento de esa noche, estaba reservada una sala especial en la que ni Zeke Jeager tenía acceso.

Los invitados se hicieron a un lado, permitiendo el paso de las personas que avanzaban lento pero con paso seguro.

No tenía nada que ver con Mikasa lo que sucedía por lo que se limitó a seguir con su rutina aburrida y fingir que todo a su alrededor estaba bien.

Alrededor de la media noche, Eren no estaba por ningún lado y Mikasa aprovecho esa oportunidad para ir a los sanitarios donde al menos encontraba un poco de tranquilidad.

-Es raro verte alejada de tu esposo-En los sanitarios, Mikasa se encontró con Floch, un alfa de segunda clase que se inmiscuía mucho en asuntos que no le concernían-Si fuera yo, no lo dejaría solo ni un momento.

-Lo acabas de decir, si fueras tu-Molesto, Floch se armó de valor para agredir a Mikasa.

Un fuerte golpe le dio en la mejilla derecha, uno que le causaría problemas por ser una persona que vivía de su físico. Mikasa no esperaba tan repentina acción que la tomo desprevenida y causo que posara su espalda contra el lavabo.

-Tienes suerte al ser elegida por una persona tan maravillosa como el Sr. Eren, pero no abuses de tu suerte porque hasta el mismo diablo sabe quién está de su lado y quien no le es de utilidad-Mikasa no respondió aquel ataque, sonrió un poco y observo como Floch salía de los sanitarios.

Minutos después, Mikasa fue hasta el bar donde prefirió beber una buena cantidad de licor con alto grado de concentración etílico para perderse un poco. No importaba donde estuviera su esposo ni con quienes estuviera charlando porque eso la dejaba a ella con plena libertada para hacer lo que deseaba.

-Me dijeron que las personas son hermosas, pero veo solo la maldad de su corazón, vanidad y codicia son lo que llena su ser-Una persona sentada a su lado derecho hablaba.

Mikasa sintió que se hundía en una bruma oscura, unos brazos la sostuvieron antes de que cayera al suelo y al abrir los ojos se encontró en una habitación diferente a lo que recordaba.

Lujosa como pocas, llena de revestimientos de oro, sabanas de seda fina y una suave cama tan espaciosa así como un agradable aroma que recordaba de algún tiempo pasado.

-¿Durmió bien la dama?-Un púnzate dolor en su nuca, Mikasa llevo su mano hasta aquella zona y sintió una hinchazón pequeña.

Enfoco bien su mirada a la intensa luz de aquella habitación y vio, tras las cortinas que se movían por el viento, la silueta preciosa de un hombre de piel blanca, cabellera que le llegaba hasta la cadera, como el tono del trigo cuando alcanza su punto de madurez.

La parte superior de su cuerpo estaba desnuda, llevaba un blanco pantalón de velo muy fino que permitía ver a plenitud sus largas piernas bien torneadas. Inevitablemente Mikasa trago saliva, alguien se puso en medio de aquella figura hermosa y su campo de visión, observaron sus ojos una persona que sostenía un recipiente grande donde estaba agua limpia y cristalina.

-¿Durmió bien la dama?-De nuevo las mismas palabras.

-¿Dónde estoy?-Recapitulando los acontecimientos pasados, Mikasa pensaba que estaba muerta.

Tal vez aquello era la antesala de la muerte, el purgatorio o algún sitio donde debía esperar pacientemente a que se juzgaran cada uno de sus pecados y se le helo la sangre al pensar que era eso... era eso o alguien la había secuestrado.

-No importa el lugar en el que la dama se encuentra-Mikasa de nuevo miro hacia donde las cortinas se movían pero no había nadie más ahí y definitivamente la puerta no se había abierto o cerrado en ningún momento-Lave su rostro con esta agua para que sus recuerdos se refresquen.

Obedeció sin cuestionar, pensando que quizás se trataba de un secuestro. Limpia, con algo de aturdimiento y andando tras aquel sirviente que cubría su rostro con una máscara de zorro, Mikasa miraba los alrededores donde destacaban mucho los grandes ventanales en forma de arco y los jardines colgantes.

Silencioso el camino y sin que se viera a alguna alma, Mikasa fue escoltada hasta un amplio salón, aunque algo atrajo su mirada y eso fue que justo en el centro estaban flotando en la nada pececillos de colores.

Parpadeo un poco para salir de su estupor y llego finalmente hasta donde una alfombra satinada de tono vino cobijaba sus descalzos pies ¿En qué momento se había quedado sin zapatos?

-Bienvenida a mi reino, Mikasa Ackerman-Una voz imponente le dio escalofríos.

En un trono amplio se encontraba una persona sentada, de colosales dimensiones era aquel ser. Uno de sus pies fácilmente podía equipararse al tamaño de la mujer alfa que se sintió pequeñita con justa razón, aquel ser de fuerte voz la observaba hacia abajo como la ínfima motita de polvo que era ante sus ojos.

Piel que reflejaba ciertos destellos como si fuera cubierta por una fina capa de oro, cabellera rubia que caía preciosamente sobre sus hombros, ojos profundos y gráciles que expresaban tanta serenidad pero brindaban tranquilidad a la vez, en un tono semejante a los rubíes.

Labios finos y de tonalidad coral... aquel ser enorme sostenía en su mano derecha un cetro que al final tenía una media luna y una estrella azul que brillaba en medio, girando hacia ambos lados.

-¿Estoy muerta?-Definitivamente ese no era su mundo, en su universo no existían esa clase de personas enormes y mucho menos lugares majestuosos como los que miraban sus ojos.

Aquel hombre se rio, Mikasa se sintió confundida y miro a su alrededor como tratando de entender lo que pasaba. Tal vez estaba demasiado borracha o quizás Zeke le había gastado una broma, colocándola dentro de una cabina de realidad virtual.

-No lo estas. De todas las criaturas, he estado observándote por un tiempo, no solo yo he mostrado interés en ti y por eso te traje a mi reino-No lo notó hasta el momento en el que el suelo se alzó, Mikasa de rodillas quedo tratando de sujetarse pues se alzaba dentro de un circulo de mana que la llevo hasta estar frente al rostro de aquel ser enorme-Tú has despertado el interés de uno de mis valiosos hijos, te ha estado mirando tan fijamente que me cuesta trabajo pasar desapercibido su anhelo.

Apuesto, aquel ser enorme era verdaderamente guapo y Mikasa se sonrojo porque ese ser era una belleza que seguro no pasaría desapercibida en su mundo.

-Voy a cumplir el deseo que tienes guardado en tu corazón, porque veo que no amas a la persona que está a tu lado y quieres libertad para elegir a tu persona amada. Cerca de ti estará mi hijo porque él así lo desea-Tomo con sus dedos aquel ser la estrella que giraba en el centro de su cetro.

Cuidadosamente la colocó sobre la palma de su amplia mano y un halo de luz brillante formaba la silueta perfecta de un hombre que se materializaba ante la mirada perpleja de Mikasa.

-Muchas veces le pregunte si deseaba tenerte aquí en este sitio para que lo acompañes como su compañera. Insistió en que deseaba verte desde la distancia y se conformaba con estar cerca de ti, quiere tu felicidad y eso es algo en lo que puedo ayudar-Fue en ese momento que Mikasa vio al hombre que quedó frente a sus ojos.

Era como si sobre la piel de aquel hombre acabaran de echar polvo fino de estrellas porque brillaba demasiado, con un cabello largo que llegaba hasta sus rodillas, de tono semejante a las espigas de trigo cuando son cortadas, sus ojos parecían las hojas de los ginkgo biloba, destacaban en sus brazos figuras de estrellas que brillaban como si fueran pintadas en oro.

-Regresa a tu mundo, Mikasa Ackerman-Alcanzo únicamente a alzar la mano derecha antes de ser lanzada.

Todo estaba borroso, sentía su cuerpo pesado, abriendo lentamente sus ojos se percató que estaba en una habitación con un olor intenso a desinfectante así como cortinas blancas que se movían lento.

-¡Despertaste al fin!-A un lado suyo se levantó de forma abrupta su amiga-Nos tenías preocupados, pensamos que no abrirías tus ojos.

-¿Qué pasó?-Se enderezo, sintiendo el punzante dolor en la nuca, llevo su mano derecha y notó que estaba un catéter insertado así como un suero que pendía cerca.

-Tuviste un accidente cuando salimos del restaurante. Fue una suerte que te encontraran a tiempo o estarías ya en otro mundo-Mikasa se quedó meditando en las palabras de su amiga.

-¿Entonces fue un sueño lo que vi?-Pensó para sus adentros.

La puerta de la habitación se abrió, entrando en aquel sitio Eren que se apreciaba desmejorado, yendo hasta donde su esposa estaba, abrazándola al instante.

-¡Por todos los cielos, Mikasa! ¡No juegues así con el corazón de este omega!-Aturdida, no correspondió al abrazo de su esposo omega.

La profunda mirada de su cuñado como señalado sus faltas bastaba para saber que Zeke no estaba para nada contento con lo que estaba sucediendo.

-El estreno de la película fue postergado para una fecha diferente. Es una buena estrategia de marketing la que están promoviendo los directivos pero yo no estoy de acuerdo con la manera en la que manejan las cosas-Los furiosos ojos de Eren se dirigieron a su hermano mayor.

-¡Cuida tus palabras, Zeke! ¡Mikasa se acaba de despertar y necesita descanso!-Esa era la realidad de su vida, tener un esposo que la celaba demasiado y un cuñado que no estaba cien por ciento de acuerdo con ese matrimonio en el que solo miraba beneficios para Mikasa.

-Señores-Justo detrás de su cuñado, Mikasa notó una presencia diferente... agradable aroma llego a sus fosas nasales y al tener libre el camino, ante sus ojos se presentó la presencia de una persona diferente-Les recuerdo que están en un hospital. La paciente se acaba de despertar, necesita descanso y ustedes definitivamente no son de ayuda.

Aquel doctor que usaba un uniforme de tonalidad turquesa, se apreciaba más bajo que Zeke el cual se encontraba a su lado derecho. Con un cuerpo donde se apreciaba la poca musculatura, cabello corto de color trigo, ojos amatista y piel blanca, aquel doctor avanzo hasta su paciente.

-Lo siento, no era mi intención ser una molestia-Notó que en la blanca bata que usaba aquel hombre se apreciaba el emblema del hospital en el que estaba internada.

Alrededor de su cuello colgaba un estetoscopio que grácilmente se quitó. Se apreciaba una identificación en la que destacaban cada uno de sus datos, desde su nombre con apellido hasta su género, siendo aquel doctor un omega.

-Su rostro recibió un fuerte impacto-Eren se hizo a un lado.

Omega, un omega masculino revisaba su cuerpo y era extraño que Eren no se opusiera e incluso que su cuñado se mostrara algo nervioso ante la presencia de aquel doctor.

-Jean Kirschtein... ¿Dónde he escuchado ese apellido?-Pequeñas y suaves eran las manos del doctor que hacia un chequeo general al cuerpo de la mujer alfa.

-Respire profundo-Mikasa hizo lo que se le dijo.

Llevaba aquel hombre lentes de armazón fina. Se miraba tan lindo ante sus ojos por ser un omega unos centímetros más bajo que ella y hacer su trabajo con tanta serenidad.

-Algunos golpes no ponen en riesgo su salud-Observo a la amiga de Mikasa que se rascaba la cabeza-Las personas que la rodean fueron exageradas al decir que su vida estaba en riesgo. Puede que usted sea una estrella altamente reconocida, pero mis manos están ocupadas atendiendo casos de personas que verdaderamente necesitan ayuda.

-¿Perdón?-La imagen angelical se rompió por completo cuando Mikasa escucho las palabras de aquel doctor omega.

-¿Se ha afectado su oído?-Mikasa enarco las cejas en muestra de descontento-Repetir las cosas dos veces es tedioso, dejare que una enfermera calificada haga lo propio con sus heridas.

-Oiga usted...-Pero Mikasa se quedó con la palabra en la boca al ver la expresión facial de aquel doctor omega.

-Limite su contacto conmigo-Furiosa, Mikasa despedía feromonas que no alteraron ni un poco al joven doctor omega que abandono aquella habitación.

Afuera ya lo esperaban los hermanos Jeager que, al ser unos centímetros más altos, lo miraban desde arriba.

-¿Un caso de vida o muerte?-Zeke se raso la nuca, resbalando una gotita de sudor desde su frente-Incluso un niño de cinco años es consciente de que esa persona está completamente saludable y solo chocó contra un poste al estar tan ebria.

-¡Pero no se despertaba por más que la llamaba!-Aquel joven omega llevo los dedos hasta el puente de su nariz, moviéndose un poco el armazón de los lentes que usaba.

-Zeke, controla a tu hermanito o temo que me dará una fuerte jaqueca por sus gritos-Eren se mordió el labio inferior.

-Jean, agradezco mucho lo que hiciste por nosotros. Comprendo que has perdido tiempo valioso atendiendo a mi cuñada pero eres un neurólogo reconocido y mi hermanito... // Tu hermano es un exagerado, lo complaces demasiado y por eso las cosas en tu mundo están hechas un caos. Para la próxima asegúrate de que sea realmente algo urgente o me cerciorare de que esa boca tuya no diga una sola palabra más-Se ensombrecieron los ojos de aquel doctor omega.

Los hermanos Jeager no dijeron ni una palara más, prefiriendo esperar en el pasillo por Mikasa que recibía atención de parte de una enfermera beta.

Estando en su lujoso departamento Mikasa no dejaba de pensar en el omega que la había revisado. Eren prefería estar pegado a ella pese a que la mujer alfa lo único que deseaba era dormir un poco para tratar de comprender lo que estaba sucediendo.

Una vez durmiendo, Mikasa sintió que alguien la miraba y abrió sus ojos para ver a su alrededor, Eren la abrazaba mientras dormía a su lado de forma tan profunda que daba un poco de ternura verlo así porque se aferraba a ella como si fuera su única salvación.

Por el momento prefirió ver el cielo que se apreciaba afuera, algunas estrellas se alcanzaban a ver, contando una a una en un afanoso intento por cerrar sus ojos para dormir como lo hacía su esposo omega.

Del otro lado de aquella ciudad cobijada por el mismo cielo estrellado, Jean Kirschtein era recibido por una cuadrilla de guardias que se inclinaban al verlo pasar mientras el joven doctor omega suspiraba.

-¡Ah! Dejen de hacer esto, es tedioso para mí verlos inclinarse-Las amplias puertas de aquella mansión estaban abiertas de par en par.

-Señor, lo que pide es imposible de conceder. Sabe usted que dentro de esta casa usted es la persona con mayor rango, nuestro amo y a quien respetamos con todo nuestro corazón-Jean prefirió seguir su camino.

Era un lugar tan amplio, lleno de todo tipo de comodidades... alzo la mirada al llegar hasta una sala donde fue recibido por un gran danés que movía con gusto su cola expresando alegría al ver de nuevo a su amo.

-Lea, regrese de nuevo-Sobre un amplio sillón, aquel doctor omega se sentó.

Una chimenea quedaba frente a él, así como una fotografía de gran tamaño en la que estaba su familia e inevitable fue quedarse en completo silencio, perdido en sus memorias.

A su lado derecho estaba un alfa bastante alto, de buen cuerpo, tez blanca, cabellera corta en tono rubio y preciosos ojos zafiros. Ambos sostenían a un pequeño niño que no pasaba de un año de edad, el cual tenía el cabello de tono trigo, preciosos ojos de tonalidad semejante a las hojas de los ginkgos biloba y piel lechosa.

-Han pasado tres años desde su partida... ¿Pueden ver cuánto sufro?-Fue un aparatoso accidente en el que perdió a su esposo alfa y a su único hijo.

Se maldecía día a día por ser el único sobreviviente, por permanecer en coma un año entero, por no estar presente en el funeral de sus personas amadas y por mantenerse en pie con un corazón desquebrajado que no soportaba tanto dolor.

Lo único que le quedaba era aquel gran danés que siempre lo consolaba tras regresar del trabajo. El poder económico que heredó de su difunto esposo era muy amplio, tanto que era como un velo muy fino que lo protegía de todo y de todos los que deseaban lastimarlo.

Por esa razón Jean permanecía en aquella mansión, por eso y por qué en aquel sitio se conservaban los recuerdos más lindos de su matrimonio que fue fugaz como las estrellas que caen del cielo nocturno.

Ya no le quedaban más lágrimas, se le habían acabado por tanto dolor... esperaba con paciencia el momento en el que su vida fuera reclamada, el tiempo preciso en el que se cortara su existencia de este mundo para estar al lado de sus seres amados y ser felices los tres.

No obstante, era un profesional de la salud, luchaba por sostener de este lado la vida de cada uno de sus pacientes aunque por dentro él ya estuviera muerto.

Sirviéndose un poco de jugo de uvas en una copa, Jean salió al balcón y desde ahí observo hacia el cielo en el que las estrellas brillaban tan hermosamente. Le gustaba hacer eso cada vez que tenía tiempo porque era en esos momentos cuando recordaba a su difunto esposo y a su hijo amado.

"De todas ellas, la estrella que más brille en el cielo esa es la que ocupa un lugar especial para ti. Recuérdame cada vez que alces la mirada al cielo nocturno porque ahí estaré para ti... estaremos para ti"

Lea sentado a su lado, Jean sonriendo un poco al saber que sus personas amadas estaban ahí, en algún lugar, esperándolo y velando por él, dándole fuerza para seguir de pie.

Deseaba encontrarse con ellos tan pronto como fuera posible, pero era consciente de que acelerar las cosas no era una buena idea. Aún estaban en ese lado personas que lo necesitaban, seres que deseaban una oportunidad para sanar sus heridas y así poder reunirse con sus personas amadas... eso mantenía el pequeño hilo de su cordura, le daba las fuerzas necesarias para salir de la cama y alistarse para un nuevo día donde, lastimosamente, no volvería a ver la sonrisa de su hijo ni escuchar un te amo de su esposo alfa... solo le quedaba contar las estrellas que brillaban tristemente en la noche serena.

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