"Feliz cumpleaños a ti, ¡Feliz cumpleaños a ti~!"
El pequeño niño despertó algo asustado, con algo de baba sobre su mejilla y con la ropa fuera de su lugar.
--- ¡Feliz cumpleaños, TaeHyungie~!--- canturrearon sus padres al unísono.
--- ¡Feliz cumpleaños a ti...!--- completaron los abuelos antes de una pequeña ronda de aplausos.
Aunque el menor estaba algo confundido, no tardó en alegrarse debido a la atención recibida. Además de que amaba las fiestas de cumpleaños con su pequeña familia.
--- Te amamos, Tae--- aseguró su mamá mientras lo asfixiaba en un fuerte abrazo cariñoso.
Su progenitora era un amor. Aquella persona era alguien que verdaderamente atesoraba tales momentos. Su cabello siempre largo y castaño, todo el tiempo desenredado. Sus ojos claros que no juzgaban, pero sí perdonaban, sus abultadas mejillas y aquel bonito lunar que poseía en una de estas, compartiendo esta seña con su hijo.
Ella deseaba que su hijo creciera y se convirtiera en un buen hombre, que siguiera el ejemplo de la familia y ayudara a los demás. Ser buenos y ese pequeño rayo de esperanza para alguien, para la humanidad. Aún si no hiciera mucho, la intención era lo que contaba.
Todos amaban darle mimos al cumpleañero, así que en cuanto la mujer se alejó, los otros adultos prontamente se acercaron cuando fue el turno de cada uno, llenándolo de besos y abrazos que no hacían más que sacarle varias sonrisillas cuadradas.
--- ¿Estás feliz?--- cuestionó la joven abuela mientras acariciaba aquella tersa melena oscura del pequeñín.
TaeHyung asintió varias veces, colgándose del hombro de su abuelo. Se parecían mucho y se llevaban muy bien. Era algo divertido para los presentes.
--- No se parece nada a ti--- se burló la bella madre del niño mientras señalaba a su esposo; buscando traer el mismo tema de siempre que le causaba curiosidad a todos--- ¡Es una copia de mi padre! ¡Mira, ya ni me hace caso por su culpa!
El chiquillo soltó varias carcajadas. No entendía en absoluto la mayoría de las conversaciones, pero disfrutaba de estar reunido con su familia. Amaba los días en los que tan solo se ponían a escuchar música juntos o cuando sus padres le contaban interesantes historias sobre la ciudad.
TaeHyung vivía en el campo desde que era un bebé recién nacido, así que no conocía el mundo exterior. Era muy inteligente para su edad, sin embargo, excedía inocencia y una dulce pureza que calaba en los corazones de todos a su alrededor. Recibía educación en casa y jugaba solo la mayoría del tiempo, sino era que sus abuelos deseaban acompañarlo.
Era un niño muy sano y feliz a sus cinco años recién cumplidos.
Después de un agradable rato charlando y jugando con el menor, decidieron ir a desayunar. El pequeño intuía que algo raro sucedía con sus padres, pero no lograba entender qué era lo que pasaba. ¡Se veían nerviosos! Estaba seguro de que le darían un regalo de cumpleaños. Algo muy genial para él, pero no parecían querer revelarlo tan pronto. ¿Acaso había una sorpresa aún más grande esperándolo?
Después de comenzar a sentirse inquieto, se acercó a su padre y le estiró los bracitos para que lo cargara. En cuanto lo elevó, soltó una risita llena de regocijo y se abrazó al delgado hombre.
--- Papá, ¿Si soy una princesa, serías mi príncipe?--- preguntó felizmente, sin saber realmente más allá de las historias que escuchaba.
El abuelo inmediatamente frunció el ceño y se apresuró a responder antes que su yerno.
--- TaeHyung, eres un niño. Los niños son príncipes y las niñas princesas--- intentó aclararlo. Claramente para el señor, eso era algo que estaba mal. Creía que su nieto tenía ideas erróneas sobre lo que era normal y correcto--- no vuelvas a repetir que quieres ser una princesa--- lo regañó, aunque era algo que no solía hacer. Ese pequeño era muy bien portado, así que jamás lo habí echo enfadar seriamente.
--- Papá--- la bella mujer se molestó un poco por su comentario, pero no dijo nada más.
El cumpleañero abultó sus labios. Ahora se sentía triste. ¿Por qué no podía ser una princesa? Era algo que no podía comprender.
--- Las princesas tienen vestidos bonitos... yo quiero uno--- susurró para que solo su padre escuchara.
--- ¿Qué tal si vamos a la ciudad y vemos lindos vestidos?--- respondió su mayor--- si no te gustan, entonces puedo comprarte algo más.
Ambos padres eran muy abiertos de mente, sin embargo, eso no era bien visto por el abuelo, pues este estaba apegado a lo que sus progenitores alguna vez le enseñaron. ¿Por qué aceptar cosas que le parecían tan raras y antinaturales?
A diferencia del abuelo, el padre del pequeño castaño había notado algo que los demás no. ¡No eran solo vestidos!, ¡Al niño parecía llamarle la atención la ropa llamativa, ciertos atuendos, disfraces, harapos y demás! Por ello es que no planeaba limitarlo. Le gustaría poder sacarlo del campo y llevarlo a la ciudad cuando reuniera el dinero suficiente para que así explorara aquello que parecía apasionar a su pequeño a tan temprana edad. Si no se equivocaba, cuando su hijo creciera, entraría al mundo de la moda y sería un famoso estilista o diseñador.
Si tan solo tuvieran un buen trabajo, una buena vida, su pequeño TaeTae sería muy feliz a su lado. Lástima que se habían embarazado a una edad muy temprana y no podían cuidarlo. Con trabajos y el dinero alcanzaba para la joven pareja.
--- Señor y señora Kim--- llamó la atención de todos los presentes--- quiero llevar a mi TaeHyungie a que conozca la ciudad hoy mismo. Quiero que pase el resto de la semana con nosotros y que ese sea su regalo.
El niño gritó de emoción mientras los abuelos se miraban entre sí, preocupados, puesto que temían que el pequeño se quedara solo mientras los otros trabajaban, o incluso que pasara hambre debido a la falta de dinero de los padres del mismo.
Era caro viajar del campo a la ciudad y viceversa, así que estarían muy justos si se llevaban a su hijo y, de cualquier manera, ya sea que lo regresaran con los abuelos o no, era mucho gasto. Viajar era un gasto, alimentarlo eran más gastos, pero para la familia era mucho más importante verlo sonreír geométricamente.
--- ¡Iré con papi y mami!--- gritó eufórico, puesto que jamás le había sido posible salir del campo.
Con esa acción, los más viejos se sintieron derrotados. No podían detener a su lindo niño. ¿Pero quién se habría imaginado que se arrepentirían de no hacerlo? En lugar de ver feliz a TaeHyung por unos días, tuvieron que crear una historia nueva para que lo fuera por siempre.
La joven pareja tuvo un trágico accidente que fue protagonizado por un dulce e inocente niño. El pequeño estaba tan emocionado por estar sobre el auto solito, que sin querer terminó moviendo el defectuoso auto, el cual comenzó a avanzar lentamente hasta comenzar a ganar un poco de velocidad.
Sus padres, quienes habían estado discutiendo brevemente con el tipo de la tienda de convivencia, salieron y vieron el auto en marcha con su hijo dentro. Inmediatamente entraron en pánico, puesto que el auto iba de bajada hacia una carretera muy transitada, una famosa autopista del país donde los autos usualmente iban a máxima velocidad dada la amplitud de los caminos.
Ambos comenzaron a correr en dirección hasta el auto, sin saber muy bien qué hacer.
--- ¡Papi, mami!--- los saludó el castañito felizmente después de haberse pasado a los asienots traseros para poder verlos mejor.
--- ¡Hijo!--- exclamó angustiada la mujer antes de sostenerse de la manija de la puerta, la cual rompió accidentalmente--- ¡No!
El padre del pequeño quebró el vidrio e intentó detener manualmente el auto, TaeHyung se asustó, así que se echó a llorar. ¿Qué estaba sucediendo? El coche iba incluso más rápido y técnicamente ambos de sus padres estaban con medio cuerpo dentro de la ventana del auto y la otra midad por fuera, con los pies colgando y los puños sangrando mientras intentaban hacer que hasta diera marcha atrás de ser posible, puesto que ni siquiera los frenos funcionaban. Era una falla más grande de lo que creían.
--- Mi príncipe, no te asustes--- rogó el mayor--- todo estará bien.
Pero no, nada lo estaba. Ya alcanzarían la autopista y no sabían qué hacer. Era peligroso sacar a TaeHyung y nada les aseguraba que lo lograrían o que saldría a salvo. Ante la desesperación, la mujer también comenzó a derramar lágrimas. La palanca del freno se había soltado. Ya no tenían esperanzas e iban rápidamente hacia una muerte segura.
--- Detengamos esto ahora. Lo haré con mi propio cuerpo--- sollozó. Si no hacía algo todos morirían y ella realmente no deseaba esto.
Su esposo entendió enseguida, y después de darle una sonrisa tranquilizadora al pequeño, la pareja destrozó trepó al capó y, tomados de las manos, se tiraron justo frente al auto para servir de tope, gritando del dolor, quedándose atrapados y siento aplastados contra el pavimento. TaeHyung se giró buscando a sus padres mientras el auto iba derrapando. Logró verlos, un cuerpo desmembrado y otro entero, pero cubierto de sangre, sin saber que una pierna de su madre había intentado salvarlo al quedar atrapada con el mecanismo de la llanta.
Inevitablemente el coche donde iba el niño, se estrelló contra otro que no alcanzó a frenar. Terminó gravemente herido, moribundo de hecho. Estuvo en coma alrededor de tresmeses y cuando despertó, la doctora y los abuelos que estaban de luto, se dieron cuenta de que algo no estaba bien. Otra noticia desalentadora. El ahora huérfano, no recordaba absolutamente nada. Debido a varios factores como los golpes recibidos y el trauma del accidente, su memoria se vio severamente afectada. Una amnesia que no era simplemente temporal.
Era aún joven y se había quedado sin padres. Por esa razón los abuelos decidieron meter manos en el asunto. Era el único que había sobrevivido de puro milagro, era lo único que les quedaba, así que después de varios trámites casi imposibles, terminaron cambiando el acta de nacimiento de TaeHyung. O más bien, manipulando ilegalmente la identidad del pequeño. Los abuelos ahora eran los padres, le habían puesto su apellido y le cambiaron la fecha de nacimiento. Hubo muchos errores en el proceso, pero lograron quedarse con el niño.
Ya no era el pequeño hijo de los Jang, Jang TaeHyung de los años 2000.
Ahora era Kim TaeHyung del año 1998, hijo de los abuelos Kim.
Se mudaron los tres a la ciudad después de unos años y criaron ahí al castañito, quien creció sin saber nunca la verdad, sin ser capaz de recordar a sus propios padres. Los ancianos prometieron callar y simplemente dejar atrás lo sucedido, todo por aquel pequeño, quien merecía ser feliz y vivir una vida normal. Y si en algún momento descubría la verdad, habían prometido aceptar cualquier castigo de TaeHyung o las autoridades correspondientes.