Doma se quedó mirando al cielo un rato más y cerró los ojos hasta que escuchó una voz que lo llamaba. Esa delicada voz era...
¿Shinobu? - dijo abriendo los ojos. Tenía una presencia hermosa y brillante.
Así que por fin has muerto - Shinobu lo miraba sonriente.
Sí, al final tuve mi merecido. Pero no pasa nada, estoy bien - dijo cerrando los ojos otra vez.
Te ves distinto. Me das asco, pero no tanto como antes. ¿Qué te ha pasado? - Shinobu llamó su atención dándole con el dedo índice en su hombro un par de veces.
Mi corazón empezó a latir, ¿sabes? el hermanito pequeño de los Rengoku me hizo sentir vivo por primera vez en mis 132 años - dijo sonriendo - hasta creo que debería pedir perdón a toda la gente que mate... incluyéndote a ti.
No quiero tus disculpas - dijo riéndose de él.
Bueno, pues no te las daré - Doma dio un pasó hacia delante sintiendo cómo se quemaba más.
Te ves muy tranquilo como para haber muerto dejando al pequeño Senjuro solo en la batalla - le dijo Shinobu preocupada.
Oh, no pasa nada. Sé que mi Honosho ganará, me lo prometió y él no es como yo, cumplirá su promesa - dijo tranquilamente mientras seguía avanzando y Shinobu se giró para regresar al cielo - hey, Shinobu-chan.
¿Qué quieres? - dijo deteniéndose.
¿Quieres ir al infierno conmigo? - dijo Doma sonriéndole. Shinobu también lo miró sonriendo.
Púdrete, escoria - Doma rió al escucharla.
Qué dura eres conmigo... entonces aún no me iré. Hablemos un poco más - dijo regresando hacia ella. Aún tenían muchas cosas que aclarar.
Senjuro dejó los restos de Doma en el suelo al ver que ya se había desvanecido todo su ser, lo había despedido cogiéndole de la mano hasta que esta se desintegró por completo. El silencio de la escena era horrible, todos miraban a Senjuro sintiendo su dolor.
Honosho, si te unieses a mí no acabarías de una forma tan patética como Doma. No desperdicies tu fuerza luchando junto a estos insectos - dijo Muzan mirándolo. Senjuro se levantó y se giró a verlo serio.
Te arrancaré la cabeza a golpes hasta que no seas capaz de volver a levantarte, maldito - Senjuro lo miró en llamas y la marca de su cuello se duplicó también en su frente. Se lanzó a por él golpeando su cara con una rapidez increíble, Muzan ni había podido verlo, ¿él estaba también marcado como los Pilares?
Kyojuro se acercó a ellos para cortarle el cuello y cercenarle un brazo. No perderían, no después de haber visto a Senjuro sufrir así por su culpa. Hakuji también corrió y le arrancó el otro brazo. Todos se lanzaron a atacarle aprovechando ese pequeño momento de ventaja pero al segundo habían quedado destrozados. Todos los cuerpos de los héroes habían sido golpeados gravemente perdiendo algunas extremidades. Hakuji se levantó regenerándose tras haber cubierto a Kyojuro para que no volviese a desmayarse y miró la escena asustado, todo era horrible. Tomioka había perdido un brazo, Gyomei una pierna y Obanai estaba sangrando aplastado contra la pared, ninguno se había salvado de ese ataque.
Ya me he cansado de vuestros jueguecitos. No te mereces el número de tus ojos, Akaza - dijo dirigiéndose hacia Hakuji, que aún no regeneraba por completo sus piernas y sintió con dolor cómo aparecía la marca en sus ojos al haberle privado de su rango.
¡Llamas del Infierno: León llameante! - Senjuro golpeó a Muzan apartándolo de Hakuji, quien lo miró orgulloso viendo cómo había conseguido crear sus propias técnicas después de sus enseñanzas. Su regeneración era más rápida que la de él y había conseguido levantarse primero - levántate, Hakuji. Vamos a ganarle.
Danza Sagrada del Dios del Fuego. Luz Brillante de Gratitud - Tanjiro se recuperó cortando de nuevo el brazo de Muzan, quien lo miró riendo al ver el tumor que su veneno había formado en su cara.
Vaya, vaya, Tanjiro Kamado. ¿Quién es el demonio ahora? das asco - Tanjiro lo miró lleno de ira.
Pongámosle fin a esto - dijo seriamente. Ahora sus movimientos eran más elegantes y precisos después de observar en sus recuerdos a Yoriichi. Kyojuro, Senjuro y Hakuji se acercaron a él también para apoyarlo. Se pusieron en posición de ataque - ¡te venceremos, Muzan!
Kyojuro y Tanjiro se abalanzaron sobre él gritando a la vez - ¡haz arder tu corazón!