Ahora era ella la que estaba encima de Fred, moviéndose en círculos pero a la vez verticalmente, haciendo que él no dejase de jadear.
Eran cuatro los orgasmos que ya habían tenido, eran las tres de la mañana y llevaban en la habitación desde las doce menos cuarto.
El pelirrojo besaba los hombros de su chica mientras ella, ahora, comenzaba a saltar sobre su miembro, echando a Fred sobre la cama para poder saltar a gusto.
Gimiendo a gritos, la chica se apoya sobre el estómago del Weasley para sacar su miembro y darse la vuelta.
Lo vuelve a meter, esta vez montando con sutileza pero con la suficiente dureza como para satisfacer a ambos.
Apoya las manos atrás, en el estómago del chico, y sigue moviéndose hasta llegar a su último orgasmo de la noche, junto que él que lo hace unos cuantos minutos después.
-Dios- jadea ella, dejándose caer sobre el pecho de Fred, que ahora estaba incorporado tras ella
Besa su hombro con cariño y aparte su cabello algo sudado de su espalda.
-Joder- murmura contra su hombro -, ¿esa era la sorpresa?- pregunta -. ¿Qué has hecho? ¿Por qué estabas más.. estabas más apretada?
El mayor la ayuda a sacar su miembro para girarla hacia él, sentándose a horcajadas.
-Cuando me echaron los puntos en San Mungo, después de dar a luz... ¿lo recuerdas?
-Claro.
-Bueno- la Lupin enrolla sus brazos en los corpulentos hombros de su acompañante -, le pedí a Meredith que me echase un par de puntos más.. creí que te gustaría, y al parecer, te ha gustado bastante, ¿hm?
Fred relame sus labios.
-Joder, ha estado... joder- sacude la cabeza y sonríe -. Pero la próxima vez no lo hagas, tu al principio no lo has pasado bien, ¿verdad?
-Oh, ¿osea que piensas tener más hijos conmigo?
-Yo ya te dije que quería hacerte ocho hijos..
-Oh- Ylenia ríe al recordar aquella etapa, aquel día en Hogwarts -. Oh, sigue soñando, no dejaré que por mi vagina salgan seis niños más- se queja divertidamente -. Tú lo que quieres es superar a tus padres...
El pelirrojo ríe.
-Ya veremos.. pero hacer más hijos te voy a hacer.
La castaña sonríe.
-Al menos practiquemos ahora que podemos...- dice, relamiendo sus labios -. ¿Me ayudas a ir al baño? Me duelen las piernas...
-Hm- Fred asiente, levantándose para cargarla y caminar hasta el baño.
Por la mañana, Ylenia yacía entre los brazos del Weasley, abriendo los ojos con pereza.
Sonríe ampliamente al darse cuenta de dónde y cómo estaba, acaricia el brazo de su dormido novio y se acurruca aún más en él.
Intenta levantarse para ir al baño, pero es inútil cuando intenta incorporarse en el suelo y sus piernas duelen como martillazos y su interior queme como gasolina. Así que decide no volver a intentarlo.
Después de un rato acariciando el brazo de Fred, el aprieta las caderas de la chica, pues desde que su Lizzie se quedó embarazada su sueño había pasado de ser pesado a ser ligero como una pluma.
El pelirrojo deja un beso sobre el despeinado cabello de Ylenia, arrastrando su mano para darse cuenta de que ella también estaba desnuda, sonriendo por ello.
-Buenos días- la castaña habla, subiendo la cabeza para sonreírle.
-Buenos días, preciosa- Fred deja un pequeño y corto beso en sus labios.
Ella sonríe.
-Ayúdame a ir al baño- le pide -, anda, que me duelen mucho las piernas...
-Hm- el chico asiente, bajando la mano para acariciar su trasero -, ¿ya?
-Oh, sí, me estoy haciendo mucho pipí.
Weasley suelta un risa y se incorpora para cargarla nupcialmente, llevarla hasta el baño y sentarla en el wc para que pudiera orinar.
Mientras, Fred se lava los dientes.
-¿Te duehe musho?- pregunta.
-Hm- ella asiente, mirándolo mientras se limpia.
-Te haré la poción- dice después de escupir la pasta de dientes en el lavamanos -, ¿eh?- sonríe, con la comisura de la boca manchada.
-Mejor el hechizo- sugiere ella -, y cuando lleguemos a casa, si me sigue doliendo hacemos la poción, pero el hechizo es la opción más rápida, ¿tú te acuerdas de como era? Es que llevo toda la mañana pensándola y...- se calla al ver como Fred sale de baño -. ¡Fred!- se queja
Tras unos segundos, el Weasley vuelve, con su varita en mano mientras le apunta a ella. Murmura dos frases, rezando por no equivocarse.
Ahora sólo quedaba asegurarse de que Fred hubiera acertado.
Así que se acerca a ella para, por los brazos, la ayuda a levantarse.
Ella suspira con alivio.
-Oh, eres un ángel, Fred.
-Hey- se queja -, el ángel aquí eres tú- dice dejando una pequeña nalgada en su trasero, haciéndolas sonreír.
La Lupin se dispone a lavarse los dientes, aún completamente desnuda, y el otro se queda tras ella, observando como se cepillaba su dentadura.
El pecoso decide acercarse lentamente cuando ella termina de enjuagarse la boca, abrazando su cintura.
Ylenia deja que su cabeza se hunda en el hombro de Fred mientras él acaricia la piel de su estómago y alrededores.
-Hm- gimotea cuando nota los dedos de Fred pasar por su ingle.
El pelirrojo se dedica a besar su cuello mientras ella cierra los ojos, disfrutando de los toques y besos del mismo.
Baja la mano a su feminidad y da un leve toqueteo, haciéndola jadear.
Y es que ver su cara de excitación en el espejo no le estaba siendo de gran ayuda, ya que sólo lo hacía querer hacer más.
Con la otra mano tira levemente de su cabello para hacerla hacia atrás y besar sus labios con desespero.
Ylenia nota como la erección de su acompañante se posa sobre su espalda baja, y suspira ante el contacto.
Su mano se disuelve en su polla, envolviendo la gran longitud para subir y bajar, masturbándolo mientras él toquetea su feminidad.
-Merlín- jadea Fred contra su hombro -, joder...- sisea esta vez, haciéndola sonreír. La mira a través del espejo, mandándole una leve y sincera sonrisa -. ¿Tú puedes...
-Sí- dice ella sin más.
-¿Sí?- pregunta él cuando Ylenia se da la vuelta para verlo, aún masturbándolo -, ¿seguro?, ¿sin dolor ni nada?
-¿Para qué sirven los hechizos?
Fred asiente.
-Vale- le da la vuelta repentinamente y coloca las manos de Ylenia sobre el lavamanos, haciéndola inclinarse levemente.
Ella lo mira a través del espejo, observando todos sus movimientos, había empezado a auto acariciarse mientras observaba su trasero.
Deja de masturbarse para abrir el trasero de la castaña y esparcir bastante saliva que había echado en su mano para al menos lubricarla un poco.
Ylenia agacha la cabeza, notando como su miembro hace presión en su entrada trasera. Cierra los ojos con fuerza cuando él la logra meter soltando un suspiro cerca de su espalda.
Chocando su aliento contra la espalda de ella, Fred comienza a moverse, dando duras estocadas contra su chica mientras Ylenia maldice en voz baja y sube la cabeza, dejando que su dolor se convierta en algo placentero.
-Me encantas- jadea el pelirrojo contra su espalda, dejando besos en su suave piel.
Con una mano en su cadera y otra en su hombro, el mayor comienza a moverse con más agilidad, sintiéndose apretado por ella, la sangre subida a la cabeza y las hormonas por las nubes.
Él comienza a gemir, haciendo que su respiración se dificulte por el ritmo de las embestidas.
Los ojos de la castaña ahora están casi blancos, completamente ida del mundo, disfrutando de las estocadas que el pelirrojo daba contra su punto más débil. El dolor placentero que se instala en sus piernas la hace flaquear, pero se aferra al lavamanos, intentando mantener el equilibrio.
Ella lloriquea, pidiendo más.
Sus embestidas son fuertes y concisas, sin llegar a dañarla suficiente. Ambos gimen de excitación cuando ella consigue llegar a la cima de su orgasmo, estallando con un grito placentero.
Él sigue embistiéndola hasta terminar, y sigue unos segundos más, sin sacar su miembro, se apoya contra la espalda de Ylenia, en un intento de abrazarla cuando su miembro ya está fuera.
-Joder- jadea contra su espalda.
Ylenia suelta un gemido, tocando la mano de Fred que se encontraba en su estómago, incorporándose para darse la vuelta y darle un beso casto.
El chico suspira con una sonrisa.
-¿Te duele?
-Un poco- ella sonríe -, pero estaré bien en un rato- camina, cojeando un poco para llegar a la bañera y abrir el agua caliente -, agarra ropa- ordena -. Nos damos un baño caliente y vamos a desayunar.
-¿Puedo elegir tu ropa?- pregunta con entusiasmo.
-Traje dos vestidos- dice ella -, elige lo que quieras.
-Hm- alza las cejas con diversión y sale del baño para buscar la ropa.
-Quiero hablar contigo de algo- grita ella, logrando que Fred la oiga desde fuera.
-¿De qué?- pregunta él.
-Creo que es mejor que empecemos a usar condón otra vez- dice, viendo como sale el vapor del agua caliente, y echa sales de baño que había justo al lado de la bañera -. Verás, no quiero tener otro hijo ahora, ¿sabes? ni en unos cuantos años.. Así que mejor que nos cuidemos- habla, mordiéndose levemente el labio -. Yo creo que también empezaré a tomarme la píldora muggle, o algún otro método anti conceptivo mágico..- dice algo dudativa.
-Vale.
Ylenia mira hacia la puerta al oírlo más cerca.
-Me parece bien- Fred se acerca a la chica -, sí, también estoy de acuerdo.
-Perfecto, entonces.
-Hm.
Después de aquel baño caliente, la pareja va hacia la cama para agarrar la ropa que Fred eligió.
Ylenia nota como el chico no le quita la mirada de encima, cómo si estuviera nervioso o esperando por algo.
La chica va a agarrar su tanga de encaje que el pelirrojo ha colocado encima del vestido.
Pero, no lo agarra cuando ve aquello.
Se queda quieta observando aquello, paralizada sin saber que hacer o decir.
Fred, que la miraba ansioso con las manos en sus bolsillos, muerde levemente su labios. Esperando que ella agarrase lo que le había puesto.
La castaña se decide por agarrar el anillo plata que se veía justo en el centro de la ropa interior negra.