Por fin volvía a mi casa. Me sentía tan feliz de hacerlo. Extrañaba el hogar, el aromatizante de este y la comodidad que me entregaba.
A penas ví mi residencia por la ventana del auto sentí la alegría y tranquilidad. Papá me abrió la puerta de su auto y me baje con una sonrisa, es que me sentía tan bien y llena de energía. Al mirar la ventana de mi balcón alcance a ver una espalda de un chico y un globo. Sabía que me tendrían una bienvenida y me preguntaba quién estaba.
Subí las escaleras y al mirar hacia atrás ví a papá trayendo mi baúl con canastas y regalos que recibí por parte del callejón, amigos y Saray. Nada de George, claro. ¿Cómo le iba a creer algo si no fue capaz de intentar algo para verme? Es que era un idiota de primera y a la vez sentía que era mejor tenerlo lejos, que no se diera ni una mínima interacción entre los dos. No lo necesitaba, o al menos quería intentar que no lo hiciera porque sabía que me dolía, me dolía tanto su falta de preocupación. ¡Me decía nena! Y siempre sentí que sus caricias sinceras significaban lo mismo para los dos. Amor.
Al llegar al piso vi los globos de colores por todo el piso y paredes. Mi mesa de centro estaba llena de cosas para comer y al parecer habían muchas más canastas por toda la casa de vecinos y familia. Era importante para muchas personas especiales, y aunque lo desmerecía esto me preguntara por qué no era importante para él.
—¡Llegó!— Daniel hizo sonar una corneta y camino hasta mi para abrazarme.— aquí estás preciosa... Ay, que estoy feliz. Que hermosa te ves.— acaricio mi espalda y cerré los ojos.— me tenías tan preocupado, te lo juro.— se separó. Su mirada era de pura preocupación y antes de darme cuenta me estaba abrazando nuevamente. Me sentía mal por haber preocupado a tanta gente.
—ay amor, ¿Cuantas veces te he dicho que no aprietes fuerte a las personas? Amy viene del hospital, debe estar delicada.— Nathan apareció y cuando Daniel se separó me abrazo con suavidad. Acarició mi cabello con esa suavidad elegante que solo él lograba transmitir.— estoy feliz de que volvieras.
—y yo estoy muy feliz de verlos.— tome sus manos.— muchas gracias por venir, en serio lo agradezco muchísimos. Son tan buenos amigos que...— trague duro mirando el piso. Me sentía realmente mal. Pase tanto enfocada en George y ahora en mi tristeza que no me había dado el tiempo de enfocarme en ellos. Nathan y Daniel eran los primeros que corrían cuando algo malo me ocurría y yo... No había hablado con ellos por mero egoísmo.
—linda no llores. Tú eres nuestra amiga, estábamos preocupados y lo único bueno es que ahora estés aquí.— asenti limpiando mis lágrimas. Empecé a buscar a mi amiga hasta que la ví. Me acerque hasta ella y hundi mi rostro en su cuello para solllozar.
—hey... Ya lo hablamos en el hospital, no eres mala.— acaricio mi cabello.— solo invertiste tiempo en alguien quien creías ser bueno y... Ahora lo vamos a recuperar, está bien.— se separó y limpio mis lágrimas.— ¿Estamos bien?
—lo estamos.— mire como Blaise se levantó haciendo una clara diferencia de estatura entre nosotras y él. Lucía nervioso, un poco incómodo.—hola.— rascó su nuca.— ¡Oh sí!— tomo una canasta que se veía... Cara. Tenía muchas botanas y manjares que la boca se me hacía agua.— Blaise Zabini, mierda, ya me conoces. Digo, no, no quise... No era un insulto para ti.— sus mejillas se veían rosadas y María se puso a su lado acariciando su espalda.
—relajate cariño.— María apoyo su cabeza en su brazo.— eran compañeros. Blaise es Amy, Amy es Blaise y listo.
—muchas gracias por la canasta Blaise.— sonreí y de curiosa fui canasta por canasta para revisar los nombres de las personas que me mandaron regalos.
Incluso Hagrid me había mandado una canasta con unos huevos que esperaba que no fuera de Dragón. Madame Malkin me mandó una canasta con una linda bata de seda y un vestido de seda negro junto a golosinas. Por parte del local de Daniel me mandaron muchos trozos de pastel deliciosos. Habían más e incluso habían algunas en mi cama que papá aseguraba que alguna debía ser de admiradores secretos. Dean, McLaggen, Krum, Leonard y Ernie Macmillan se habían encargado de mandarme bandejas que parecían de San Valentín para decirme cuánto les dolió mi recaída y que en la semana me iban a venir a ver.
Me llamaba mucho la atención la caja que estaba sobre mi cama, se me hacía familiar el color naranja y temía estar equivocada. Al leer la tarjeta pude ver "G.W" no pude evitar sentarme en mi cama. Era él. Estaba segura.
—¡¿Cariño? ¡Estamos sirviendo pastel!— grito mi padre.
—¡Voy de inmediato!— escondí rápido la tarjeta para que papá no la quitará si la leía y corrí a la sala.— voy a comer del de chocolate.
—¿Quieres algo?— María apoyo la mano en el muslo de Blaise y el negó.
—¡No seas tímido!— Hannah lo empujo ligeramente.— Neville era igual al principio.— acarició su mejilla y beso sus labios.
Me sentía impaciente por ir a leer la tarjeta de George, me rompía la cabeza, más porque era grande. ¿Que me escribió? ¿Que me mandó en la caja?
—¿En que piensas tanto, Amy?— Leonard, que estaba a mi lado arreglo el cabello de mi rostro.
—es que solo pensaba en lo agradecida que me sentía con las personas del callejón, son muy lindas.— sonreí aceptando el plato con pastel.— hoy mismo voy a ocupar mi camisón nuevo y voy a probar los chocolates que me regalaste.
—de seguro se te verá muy bien el camisón.— me sonrió y por alguna razón ya no se sentía amistoso, más bien coqueto.
El notar que estábamos teniendo este juego me gustó, y no sabía la razón exacta, simplemente me gustaba.
—no dudes eso.— continue. Note su acercamiento leve, como sonrió mirando hacia enfrente.
—si necesitas ayuda con algo, no dudes en llamarme. Estoy disponible.— insinuó. No sabía que tan mal me veía, aunque aun así él me miraba como si fuera demasiado bella.
—y si quisieras venir a supervisar como estoy... No me molestaría.— note como su brazo paso por detrás de mi. Me recosté en el con disimulo y mire su mano quedar por sobre mi hombro izquierdo.
—¿Te sientes completamente bien?— pregunto Nathan. Salí del trance y lo mire.
—Amy sabes que si necesitas algo me puedes avisar, te puedo mandar comida del restaurant y más.
—puedes venirte conmigo y María y allá tenemos un cocinero personal, puedes pedir lo que se te antoje.— ofreció Blaise.
—muchas gracias, aunque no creo que sea necesario.— me sentía una molestia al sentir que se tenían que preocupar tanto por mi.— yo estaré muy bien, se que si porqué-
—¡Son las nueve y media!— mamá chillo asustada.— ve a alistarte para ir a la cama, nadie se irá hasta que no estés en cama.
—¡Aish! ¡Mamá!— me queje con vergüenza. El doctor dijo que a las 9:30 debía estar durmiendo. Debía tener un buen descanso de ahora en adelante.
—¡Ya me oíste!— suspire.
—me despido y listo.— afirme la mano de Leonard y le di una caricia insinuadora para levantarme. Me despedí de beso en la mejilla de Nathan, Daniel, Hannah, Naville y dejé a Leonard al último.— ¿Cuál era tu canasta? Para sacar un chocolate.
—oh, claro.— camino hasta mi habitación y lo seguí viendo que nadie sospechaba.— estos son los chocolates, son deliciosos.
—¿Si? ¿Cómo sabes?
—ya los probé.— sonreí asintiendo.— es hora de que me vaya...
—es una lastima.— asintió acercándose más.— Leonard... ¿Te puedo pedir algo? Sin compromisos.— aclare.
—lo que necesites.— se acerco interesado y suspiré al sentir su aroma por todo el lugar.
—¿Me quieres besar?
—te habías demorado.— su mano fue por mi mejilla hasta la parte de atrás de mi cabeza. Lo acerque por las mejillas dándome cuenta de inmediato la suavidad que tenía al momento de besar. Agarró mi cintura y se separó suspirando.— si... Lo quise hacer hace tiempo.
—¿Si?— deje un beso suave.— ¿Y cuando vas a venir para repetirlo?
—trabajo estos días... El viernes, tengo libre. Traigo desayuno, lo que me pidas.
—esta bien, te estaré esperando.— lo bese la última vez sonriendo y se alejo.
—yo estaré esperando ese día. Nos vemos, guapa.— me lanzó un beso y cerro la habitación. Suspiré tocando mis labios, sin sentirme culpable... Incluso se sentía bien, y si George se enterará me daría ese gustillo de venganza sin intención.
Abrí el vestido de Madame Malkin y no demore en ponermelo; cepille mi cabello con mucho cuidado y arregle mis senos antes de abrir mi ventana para que entrara aire fresco.
Volví con mi bata cerrada a la sala y sonreí.
—listo, voy a dormir.
—bueno cariño, te quiero y duerme muy bien.— papá beso mi frente, mamá hizo lo mismo.
—hey, prepárate para ser madrina.— Hannah se levantó poniendo su mano en su gran panza.— disfruta tu buen cuerpo, tus pies delicados y no hinchados y esa cintura.— beso mi mejilla.— y ten buena noche.
—tú igual.— reí antes de darle un beso a Neville en la mejilla para ver a las dos parejas.
—descansa, adiós.— Daniel bostezo tras Nathan y me abrazo está vez con más cuidado para irse junto al rubio.
—no es necesario que se vayan, puedes quedarte, Blaise.— sonreí.— buenas noches chicos.
Prácticamente corri a mi habitación y cerré con hechizos antes de silenciar. Debía tener cuidado por si lloraba o algo por el estilo... Quizás lo iba a maldecir de mil y una manera diferente. Quizás le iba a gritar al aire o quizás simplemente no me dañaría nada.
Mire la ventana y la note cerrada, estaba segura que yo la había dejado abierta antes de irme. La cerré nuevamente y fruncí el ceño, sintiendo una presencia en la habitación. Apreté mi varita y me arme de valentía para voltear con firmeza.
—¡Alto ahí!— abrí los ojos paralizada. Lo estaba viendo en carne y hueso.— ¿Que haces aquí, George? Vete, ahora.
—solo... Solo vine a verte. ¿Leíste mi carta?
—vine a dejarla y sabía que solo tú lograbas decifrar mis iniciales de la carta. ¿Leíste la carta?— no bajaba mi varita, estaba a la defensiva.
—no te acerques.— pedí retrocediendo. No me hizo caso y me senté en la cama.— podría denunciarte por entrar a la propiedad privada de alguien.— tomo mi mano y presiono la varita en su frente.
—si... Podrías, y podrías lanzar un hechizo, pero no lo harás. Amy... No sabes lo preocupado que estaba por ti nena, jamás había estado tan angustiado.— mire sus ojos y mi varita bajo dejándola caer. Me arrastre quedando recostada.
—no mientas y déjame tranquila. Yo no te importo.— asegure. George al apoyar su mano en la almohada escucho el papel. Saco la carta y cerré los ojos.— George... ¿Que haces? Vete, no te quiero ver.
—no me digas eso.— se acerco y me senté confundida. ¿Que propósito tenía?— sabes que me importas, y en serio necesito hablar contigo. Acércate.
—me lastima el estar cerca de ti, lo sabes, así que no me acercare.— se sentó frente a mi.
—Amy... Lo siento mucho, ¿Sabes? En serio perdóname por lo que hice, el error que cometí. Fue estúpido, lo sé, ha sido lo más estúpido que he hecho en mi vida. La carta-
—no me interesa leer tu estúpida carta.— se la arrebate de las manos.— me da lo mismo que sentimientos plasmaste aquí, me valen, George, así como a ti te valieron los míos.
—no... No es así. Te amo, lo sabes nena, te amo.
No lo hacía.
—deja de mentir. ¿Por qué no dejas de lastimarme? Basta, en serio, para de hacerme esto, ¿Que te crees? ¿Que puedes venir y destruirme de nuevo? No tienes derecho.
—no... No quiero lastimarte. Quiero arreglar esto, quiero que me ames y... Y solucionar esto para que tú... Amy...— suspiro y se acerco a mi. Mis manos se pusieron en su pecho para impedir que avanzará más. Estábamos a centímetros, y podía sentir su pecho subir y bajar.— te quiero a ti, te quiero junto a mi todos mis días restantes.
—eso no es posible, lo sabes. Por favor... Detente, déjame.
—te amo.— cerré los ojos negando.
—George, no puedes hacerle esto a Saray.— sentí su peso sobre mi.— me destrozaste, no hagas lo mismo con ella.
—¿Y dónde queda mi corazón acá? Mi corazón está contigo.— apretó mi mano en su pecho.— es tuyo, solo tuyo.
—tu corazón tomo una decisión.
—no... No fue mi corazón, fui yo.— su frente se pegó a mi y mis ojos se cerraron. Todo mi avance de dejar de pensar en el fueron en vano.
—pues... Eres el imbécil más grande que he conocido.— ví sus ojos. Quería herirlo, era cruel pero quería hacerlo.
—lo se, soy el mayor imbécil. Te amo, a pesar de todo y yo... No puedo vivir sin ti.— bajo más y se apoyo en mi pecho abrazándome. Estaba paralizada. Me gustaba sentirlo y a la vez no quería demostrar que no sentía rencor alguno por amarlo tanto.— te necesito como el aire nena, solo escúchame unos minutos... Por favor.
—me duele todo lo que haces... ¿Por que no te vas con ella y me dejas en paz? Es lo único que te pido, pero te empeñas en hacer que no te olvide. Te odio tanto George, me quitaste tanto... Sabes que me costaba confiar, pero tú no dejaste de insistir en que lo hiciera, ¿Para que? ¿Tanto placer te da romperme el corazón?
—no... Jamás quise hacerlo. Me odio cada día por hacerlo, porque nunca quise y no tenía planeado que ella llegara y me dijera que fuera leal. No supe reaccionar, era una respuesta de instante y si la hubiera pensado al menos un día...— sus brazos se aferraron a mi. Me odiaba por disfrutarlo, por no separarlo, por querer abrazarlo de vuelta y sobre todo por querer pedirle que olvidaramos todo y nos quedaramos juntos.— se que te duele... Y a mí igual, te lo juro, no sería capaz de mentirte a ti, mi amor-
—¡No me llames así!
—Amy... No puedo seguir así, sin ti, sin tus caricias... Te necesito tanto que ya no aguanto más. Te amo, te amo y no puedo ni podré dejar de amarte.— sentí como sollozaba en mi pecho.
—¿Por qué me haces esto?— yo también comencé a llorar a mares.— necesito olvidarte, porque carajo, duele tanto el que me hayas terminado...— lo intente alejar, pero estaba aferrado, y yo no ocupaba fuerza en realidad.— ¡Te odio, te odio, te odio!— grite antes de apretar su cabeza en mi pecho. Subió un poco más y lo abrace aún con más fuerza al tenerlo en mi cuello.— y lo peor es que... Que no lo hago en serio. Basta...
—por favor, no te quiero perder.— sentía mi cuello sofocado y húmedo al tenerlo llorando en este.— no soporto esto, por favor.
—yo no te soporto a ti...
—lo se... Es que no me pude aguantar... Estuve muy preocupado por ti estos días.— no fui capaz de verlo a los ojos, en cambio él subió a mi altura para quedar frente a frente. su mano acaricio mi cabello y se sintió... Muy bien. Quería que siguiera haciéndolo, que no dejará de consolarme.— te he necesitado día y noche. Cuando te vi convulsionando en la cama se hospital sentí mi alma colgar de un hilo. Hace tiempo, o creo que nunca me sentí tan asustado. El miedo de perderte cuando te había descuidado tanto fue horrible, es que no te había dicho que te amo, que tú eres la única que tengo en mi corazón y me di cuenta que no podía seguir así, en esta situación. Si te preguntas por qué no te elegí es porque no reflexione en ese momento, estaba tan abrumado con tener a Saray en la tienda... Y no, eso no es justificativo. Fui un cobarde. Me arrepiento, me arrepiento de la decisión que tome, y he pensado tanto en eso estos días... No sé cómo solucionarlo y estoy aterrado.
—¿Y que esperas que haga yo? No puedo ignorar mi corazón roto. Estoy dolida, porque si me hubieras amado de verdad...
—en serio te quería elegir, en mi corazón siempre lo hice. Eres tú, siempre has sido tú. Intentando dar todo termine sin nada, sin ti.
—ya no... No quiero escucharte más.— mis brazos cayeron de su espalda. Mi corazon estaba roto, porque a pesar de todo, de entenderlo y más... Tenía rabia, y él seguía con Saray.
—es que tú crees que no me importas porque no me he acercado estos días. Es que me avergonzaba de presentarme ante ti, sabía que tu padre me iba a echar del lugar. He estado en mi habitación pensando e imaginando que estarás a mi lado para decirme que está bien, que entiendes todo... Pero mi ecuación estaba mal. Yo quería que me perdonarás y estuvieras conmigo, no que me dejaras estar con Saray y... Y realmente estoy arreglando todo para luchar por ti, porque lo vales, vales todo y mereces mucho más que yo... Te amo y lo haré siempre, aunque no quieras verme o escucharme.
—ya vete, por favor.— lo empuje y tome mucho aire. Solo me analizaba y eso me ponía aún peor, porque no intentaba abrazarme nuevamente. Lo amaba tanto, no dejaba de hacerlo, y eso hacia que mi corazón doliera más.
—¿Dejara de doler?— él entendió de inmediato y sonrió. Vi lentamente como se acercaba, y al hacerlo cerré los ojos sintiendo sus labios en mi frente.
—eso no lo sé... Pero puedes confiar en que estaré contigo, siempre, a tu lado.— acaricio mi mejilla y suspiré sin dejar de verlo.— tengo tantos sentimientos por ti que no se detendrán...
—p-pues mis sentimientos si se detuvieron.— menti levantándome.— solo siento asco hacia tu horrible persona.— George dejo escapar su aire de forma brusca, cómo si lo hubiera golpeado. Quizás un golpe hubiera dolido menos.— ahora levántate de mi cama, y sal de mi vista antes de que llame a Fred o papá.
—Amy...
—¡Vete ya, George!
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¡Aaaaa! Empieza la maratón. Juro que quería subirla más temprano pero desperté súper tardeeee 😫
Espero que ayer hayan tenido una cena deliciosa y que hayan disfrutado mucho con su familia 💗 ¿Les regalaron algo? A mí me tocó envolver este año JAJAJJAJA
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