ALCOHOL | KIM SEOK JIN.

By asiawet

71.7K 5.7K 871

LIBRO UNO. "-Sabes bien que nadie te hace sentir como yo." ©️asiawet. 2018.10. no copia o adaptación sin mi... More

서론.
000.
001.
002.
003.
004.
005.
007.
008.
009.
010.

006.

1.3K 158 40
By asiawet

Estaba demás decir (por más vergonzoso que esto podría ser), que luego de mi último encuentro con Seo Soojin, no había podido sacarla de mi cabeza. Lo único que me aliviaba, usándolo como excusa, era que esto no ocurría de forma romántica: quería que siguiera sirviéndome sexualmente. Sin embargo, por más que admitía que esto era lo que mi cuerpo pedía, no había podido contactarla hace más de dos días.

En mi mente calma y estoica (porque no me apetecía darle más importancia de lo que merecía), sabía que no le había ocurrido nada preocupante. En efecto, dentro del chat que compartíamos en mi teléfono la había encontrado escribiendo y borrando su respuesta al último mensaje que llegué a escribirle.

Yo no me consideraba una persona insistente, mucho menos obsesiva, dado al hecho de que un lujo así no me lo podría permitir: no era mi estilo. Por consiguiente, la sensación que había dejado aquella muchacha en mi boca, sedienta porque la suya me proporcionara una aventura como la pasada, había conseguido hacerme dudar de mi propio autocontrol.

Pero, ¿a caso un hombre no podía tener deseos como aquellos? Qué chiste.

De todas maneras, tuve que dimitir cuando alcancé a visualizar a su persona en el corredor de bienestar sexual en la única farmacia que había entre mi hogar y el burdel. Aunque, no pude quedarme por mucho tiempo callado cuando la observé tomar una caja de condones y, una vez se giró, el pánico en su rostro me pareció cómico.

- ¡Señor Seok! -era obvio que aquel iba a ser el primer sonido que saliera de su boca. Me enorgullecía saber cómo comenzaba a aprenderme su comportamiento.

No me apeteció darle un saludo por igual, por lo tanto, yendo al punto con lo que había llamado mi atención, desvié mi mirada hacia la caja de preservativos entre sus dedos. Sin embargo, a comparación de cuando pude decir que conocía su comportamiento como el mío propio, ella no se abochornó como lo había esperado; en efecto, se mantuvo en silencio.

- ¿Los estás apilando en alguna esquina de tu casa? -carraspeando, me digné a formar una conversación. No obstante, no fue hasta que la pregunta salió de mi boca que comprendí lo molesto que haberla encontrado allí había sido. ¿Para qué los necesitaba?

- Perdone que no he vuelto a contactarme con usted -como supuse, mi pregunta no le fue de mucha amenidad, mucho menos cuando pude distinguir que se sentía más apenada con el hecho de que había estado ignorándome más que porque la había encontrado comprando condones.

Sabía que no era de mi incumbencia, pero dentro de mi mente que asimilaba de poco que esa mujer no tenía todo su interés en mi, se hallaba el derecho de sentirme traicionado. ¿Habría sido yo muy rápido en asumir que la tenía en la palma de mi mano? Aún peor, ¿con quién podría ella mantener intimidad luego de haberme chupado la polla? Muy bonito no sonaba sobre mis morales. Y, es que sí, por más común que la encontrara me parecía vergonzoso saber que no era el único que me sentía atraído a ella.

Chasqueando la lengua, proseguí a observarla a la vez que sus ojos se paseaban por el pasillo tomando en cuenta que no estábamos solos por completo. La pude distinguir ponerse nerviosa cuando apretó los labios y, como si fuese a decirme un secreto, se acercó ligeramente para susurrar.

- Si quiere podemos conversar en otro momen...

- Sígueme -ya de por sí, molesto y con los pensamientos revueltos a causa de su presencia, no reparé en dejar que terminara la oración. Pues, ya lo había ideado mucho antes de que hablase. Arrebatándole la caja de los dedos para abandonarla en el mismo estante donde pertenecía, reemplacé su enfoque sujetando su muñeca entre los míos y, a pesar de que la escuché quejarse, no me detuve hasta encontrarnos dentro de mi auto.

Los orbes marrones que tenía me observaban abiertos y alerta; sabía que la rapidez en el compás de mi hazaña la había dejado aturdida. Debido a que nos encontrábamos dentro de un espacio tan pequeño, podría discernir que se hallaba reteniendo la respiración a la par de sus contundentes latidos que, incluso por sobre los míos, los podía escuchar.

- No creo que es buena idea, Señor Seok -confirmando mis sospechas de que, como una presa que no quería dejarse ver por su cazador, la oración salió de sus labios con un tono ahogado. Sin embargo, aquello le dio el permiso para poder tener control de sus pulmones nuevamente.

- Dime Seokjin -aún cuando le había ofrecido llamarme de manera informal hace un poco (algo que ella no había tomado en cuenta), volví a intentar, sólo para darle una respuesta, debido a que no quería permitirme quedar en silencio ante sus palabras; me parecía que estaba rechazando mi oferta y aquello no me sentaba de lo mejor.

Un bufido salió de sus labios a la vez que sus pupilas abandonaban las mías, dejándome a entender que había notado mi inútil intento por desviar la conversación. Dolido no estaba, pero sí que me parecía fastidioso que, por mucho que había querido regocijarme en lo bastante que leía su persona, Soojin encontraba una manera de ser sorprendente y opaca cuando de sus intenciones se trataba.

Ahora, ¿me estaba forzando a ser afable a su ser?

- Te he ofrecido un empleo limpio y fácil -comenté, observando mi propio comportamiento como si de sacarle alguna reacción se tratara: estaba diciendo la verdad.

- No creo que pueda suplirme, Seokjin.

Con que se debía al dinero. Soojin no se veía como una persona codiciosa, además de que no la conocía tan bien para confirmar aquella suposición. Sin embargo, la respuesta que me brindó me supo a ridiculez: ¿a caso pretendía acertar que mi negocio no era lo suficiente exitoso para pagar sus caprichos? Debía ser un mal chiste.

Sin retenerme, reí sonoramente ocasionando que su mirada volviese a estar sobre mí otra vez. No obstante, cuando imité su acción, en ella no había un pizca de confusión como predije; sus ojos mostraban molestia, a pesar de que yo mucho no había hecho.

- ¿Crees que prostituyéndote también podrás hacerte una vida de lujos? -presentando mi molestia (que asumía era más grande que la suya), dejé que mi lado egoísta preguntara lo que sabía de antemano desencadenaría una mayor violencia dentro de su ser. Y me era factible hacerlo y mucho más entretenido verlo.

Lo que no vi venir, sin embargo, fue que sus ojos comenzasen a llenarse de lágrimas. Y, supe de inmediato, que mi atracción por ella empezaba a ser dañina cuando pude distinguir un poco de empatía al hecho. En efecto, cuando la vi intentar ahuyentar el líquido acumulado en sus retinas, sentí mi ceño fruncirse a pesar de haberme encontrado riendo hace poco segundos atrás.

- Mi madre está en el hospital -fue entonces cuando soltó la razón de su desesperación por aquel empleo, como una bomba que más que caerme en el pecho, me asustó pensar que, dentro de mi cabeza, ya había tomado la decisión de serle de ayuda. Decir que lo esperaba sería mentir, pero, qué maldita sensación cuando gimió en llanto y no pude hacer más que sentir preocupación.

Oh, joder, ¿qué estaba haciendo?

- Por eso, Soojin, trabaja para mi -mi voz se había vuelto baja, provocando que me sintiera incómodo ante la manera que una revelación como aquella había tocado mis escrúpulos. No me sentaba bien ablandar mi altanero pensar por ella, pero, vamos, incluso una persona como yo podía tener un corazón.

Verla sacudir su cabeza en negación completó mi abandono por hacerla sufrir; parecía ser que, para ella, acostarse con hombres por dinero era mejor que hacerme compañía. De todos modos, si algo sabía que aquella individua no iba a lograr arrebatar de mi, era mi sed por suplir mi egoísmo. Pues, no iba a aceptar un no por respuesta. Ya no más.

- Sin sexo -sin saber cuánto aquella petición me costaría, continúe sin dejarla quejarse o interrumpirme-. Hazme compañía dos veces a la semana y te ayudaré.

No habría mejor oferta que aquella, estaba seguro; sabía claramente que el miedo de las chicas como ellas era tener que abandonar su dignidad cuando tenían otras opciones. Y, sobre todo, había marcado mi nombre en ella desde hace tiempo, aún y si ella no lo hubiese notado.

Por lo tanto, cuando aceptó, en mi se encendió aquella satisfacción que el ron no me daba. Empero, debí haber sabido lo que aquello significaba antes de emborracharme de su ser, pues este era más dañino que el alcohol.









están sorprendidas de que estoy manteniendo mi promesa en actualizar??

¿qué les parece la historia?

muchas gracias por todo su apoyo, personitas. me han ayudado bastante. un beso,

- ema.

Continue Reading

You'll Also Like

268K 24.2K 71
La vida de Kate no ha sido sencilla ya que, durante toda su vida ha sido ignorada y despreciada por su familia. Especialmente por su madre, quien cr...
131K 6.3K 31
Ambos viven en la masía. Desde que se conocen Héctor siempre la ha molestado. Y ella no piensa nada bueno del él. Pero todo cambiará tras un trabajo...
771K 92.1K 118
Después de que esa persona se fuera de su vida estaba sola. Pasó toda su adolescencia con ese hecho, y es que su condición la obligaba a no entablar...
323K 51.7K 26
Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño. Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste...