Ya veremos - Kyojuro le miró desafiante.
Akaza no pudo aguantar más su insolencia y decidió que iba a darle una lección, lo empujó contra la cama y se puso encima de él.
¡Oye, aparta! ¿¡que no ves que está mi hermano ahí!? - dijo nervioso.
¿Y? no despertará aún, puedo sentirlo - dijo chupando la oreja de Kyojuro.
En realidad no tenía ni idea de cuándo despertaría, pero la idea de ver a Kyojuro aguantarse los gritos para no despertar a su hermano le dio muchas ganas de hacerlo. Ahora iba a pagar por todo.
Akaza, no hagas tonterías, ¿y si despierta? - le reclamó algo agitado por las acaricias que estaba recibiendo en el cuerpo.
Pues que se una si quiere, ¿a mí qué me cuentas? - Rengoku se sonrojó al escuchar esas palabras.
Eres un completo estúpido - Kyojuro estaba realmente preocupado, hacia lo posible por que sus gemidos no se escuchasen pero era inútil.
Si dejas de quejarte quizás no se te escuche. Pórtate bien y no tendrá por qué enterarse de nada - le respondió burlándose el demonio.
Akaza lo cogió en brazos y lo puso boca abajo en el suelo, iba a recordarle su posición en esa casa.
¿Sabes, Kyojuro? Últimamente no me quito tu imagen de la cabeza - dijo bajando su pantalón - solo hemos follado dos noches y ya siento que ya me perteneces.
Antes de que Kyojuro pudiese responder Akaza le metió con brusquedad dos dedos en su culo, Rengoku se tapó la boca intentando que no se escuchará nada, definitivamente lo mataría por humillarlo así, no podía creer que se estaba dejando hacer eso frente a su hermano.
Akaza le tocaba en el punto que más placer le daba admirando cómo Rengoku se retorcía de dolor, esa noche iba a destrozarlo. Quería verlo llorar igual que la primera vez que lo hicieron, sentir que tenía control total sobre él.
Oh, Kyojuro, si me complaces bien igual me planteo cambiar de habitación para follarte como premio, no me gustaría estar en tu lugar, ¿qué vas a hacer? - Akaza le miraba sonriente burlándose de él. Haría todo lo que quisiera con su cuerpo.
Haré... lo que quieras... - dijo entrecortado - pero, por favor, para.
Akaza entrecerró los ojos y tocó con fuerza su punto una última vez antes de sacar sus dedos haciendo que Rengoku jadeara. Levantó a Kyojuro llevándolo cargado hasta la habitación de al lado y lo dejó en el suelo de rodillas a la altura de su pene, claro que haría lo que él quisiera. Bajó un poco sus pantalones dejando al descubierto su pene y lo cogió pasándolo sobre los labios del Pilar, que haría lo que fuese con tal de que no volviera a hacerle pasar por lo de antes.
Vamos, chupalo - empujó a Kyojuro haciendo que todo su miembro entrase hasta su garganta, hoy iba a divertirse con él por todas las molestias que le había dado.
Rengoku sentía que le faltaba el aire, no podía respirar mientras pasaba su lengua por el pene de su demonio, quien lo sujetaba con fuerza. Sentía como si estuviera castigándolo por haberse burlado de él y eso le ponía a mil. Akaza aflojó su agarre para acariciar su pelo y sujetarlo para dejar quieta su cabeza, mientras él metía y sacaba su pene de la boca de Kyojuro. No pudo evitar sonreír lascivamente al ver la enorme erección que se había formado en un momento en el pantalón del Pilar, definitivamente eso le encantaba. Akaza siguió dejando que chupase con torpeza su miembro. Rengoku puso sus manos en las caderas del demonio y con dificultad consiguió meter él mismo su pene hasta lo más profundo de su garganta, Akaza no podía parar al escuchar los quejidos de este.
Kyojuro, por dios... eres increíble, te tendría así para siempre - dijo antes de sentir cómo el semen llenaba la boca de su querido humano, que intentó tragarlo torpemente.
Akaza... te amo - Akaza se acercó a Kyojuro para besarlo y tumbarlo entero en el suelo, iba pasando sus manos por todo el cuerpo de este, que aún llevana su molesto uniforme.
Qué asco de ropa, ya podrías quemarla - dijo enfadado.
Es ignífuga, tonto - respondió acariciando su pelo.
Siguieron besándose con pasión durante unos minutos, Akaza invadía toda su boca con su lengua y se restregaba contra el trasero de Kyojuro.
Kyojuro, voy a... - no pudo acabar cuando los dos dieron un salto del susto.