Akaza se dejó descansar y ambos durmieron abrazados. Él se sentía extraño, realmente le empezaba a importar ese Pilar, más allá de su fuerza o su físico, pero tenía que calmarse, no podía pensar tonterías, él era un demonio al fin y al cabo, si llegado el momento no le era útil, tendría que pensar en cómo solucionarlo.
Pasaron las horas y Akaza despertó, su reloj interno nunca le fallaba, miró a Kyojuro y lo zarandeó para despertarlo.
Oye - dijo al moverlo - ¿este tío no se despierta nunca o qué? ¡Oye!
Mmm... ¿qué? - dijo Rengoku adormecido dándose la vuelta quedando cara a cara.
Dentro de una hora va a amanecer, tengo que irme ya y tú tienes que limpiarte - le respondió Akaza mientras se incorporaba y se vestía.
Mmm... - dijo Rengoku poniéndose boca arriba.
¿No sabes hablar o qué? - dijo Akaza algo frustrado, tanto mmm mmm le recordaba a Nezuko.
Sí, pero no soy un demonio, deja que al menos me despierte, pesado - le respondió molesto.
Como quieras... - Akaza no soportaba que alguien inferior le hablase en ese tono, o se levantaba ya o se iba. No tenía todo el día para esperarle.
Rengoku se levantó con la sábana tapándole y se acercó a Akaza para darle un pequeño beso. Akaza sonrió ante eso y lo agarró por la cintura besándole el cuello.
Cómo me gustaría que te quedarás aquí para siempre... - dijo Rengoku entre lágrimas abrazándolo.
Kyojuro, sabes que no puedo quedarme, solo puedo verte por las noches - Akaza realmente se estaba sintiendo mal por él, pero era la verdad, si no seguía matando humanos y haciéndose más fuerte podría tener consecuencias, y eso no beneficiaría a ninguno de los dos.
¿No hay ninguna forma de que un demonio pueda estar al sol? Tiene que haber algo... - el Pilar no se daba por vencido, no quería que se fuera.
Akaza lo separó con cuidado de él y lo miró a los ojos - Kyojuro, déjalo ya, volveré por la noche, lo prometo. Pero ahora tengo que irme, si me da la luz del sol moriré, no puedo quedarme.
Rengoku apretó los labios molesto y bajo la mirada, pero no insistiría más, estaba siendo muy cabezota sin sentido, él era un demonio, no se iba a quedar allí - está bien
Akaza acarició su pelo - Kyojuro, que esta casa te dé miedo es solo decisión tuya. Eres fuerte y eres uno de los elegidos, puedes acabar con lo que pasa con tu padre. Si no lo haces el único que sufrirá serás tú - el demonio se separó de él y se dirigió hacia la ventana.
Akaza se fue saltando entre los árboles, ¿cómo podía sentir pena por un mero humano al que se follaba? eso estaba mal, se estaba obsesionando con él y eso no era nada bueno.
Por otro lado Kyojuro pensó en las palabras de Akaza, "es decisión tuya", tenía razón, su deber era parar a su padre cuanto antes, tenía que proteger a Senjuro, no iba a dejar que pasase por lo mismo que él.