una escritora sin amor || cha...

By ssulinsom

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Ella es una chica llamada __. Con 19 años, busca entrar a la universidad con una beca estudiantil para Litera... More

1 - 30% Menos.
2 - Plan "Italia"
3 - Los Italianos son tan... Italianos.
4 - El extraño de la moto
5 - Slype... Spike... ¡Skype!
6 - Chanyeol Vs. Italianos...
7 - Referencias de amor
Capítulo 8 - Mi Primer Amor
Capítulo 9 - Noche de Carnaval
Capítulo 10 - Rosas, Guirlandas y Lilas
Capitulo 11 - Electro Shock
Capítulo 12 - Conelly
Capítulo 13 - L.O.V.E.
Capítulo 14 - El Amor es Egoísta
Capítulo 15 - Una cama para dos
Capítulo 16 - Camisón y boxers
Capítulo 17 - Todas las nietas de Nina son guapas
Capítulo 18 - Las motos y la lluvia no se llevan bien
Capítulo 19 - La playa Cova
Capítulo 20 - Las nietas Bartolinni/Lanteige
Capítulo 21 - El chico de los Ojos Grises
Capítulo 22 - ¿Qué hubiera sucedido si...?
Capítulo 23 - Solo se vive una vez.
Capítulo 24 - Los Coreanos son encantadores.
Capítulo 25 - El ''Tema Kai''
Capítulo 26 - "A donde fueres, haz lo que vieres"
Capítulo 27 - ¡Otra, Noel!
Capítulo 28 - ________ Borracha Lanteige.
Capítulo 29 - El Recuerdo Mata.
Capítulo 30 - ¡Oh, Cuál te adoro!
Capitulo 31 - Factor "Kai"
Capítulo 32 - Ironías.
Capítulo 33 - El veneno del Amor.
Capitulo 34 - Vidas Patéticas, Personas Patéticas.
Capitulo 35 - El tonto enamorado de la Tonta pelirroja.
Capítulo 36 - Momentos incómodos, Recuerdos Tormentosos, Propuestas Vergonzosas.
Capitulo 37 - La chica es más de Lilas que de Rosas.
Capitulo 38 - Ni tiempo, ni espacio.
Capitulo 39 - Corea: Lugar donde lo posible se vuelve realidad.
Capitulo 40 - Tontos, ilusos y personales pensamientos
Capítulo 41 - Ilusiones y realidades
42 - Simplemente _____
43 - Un golpe de susto
44 - Él es la persona correcta
45 - Día en patines
46 - Tres de julio
47 - Sal y Pimienta
48 - La cuarta hermana Park
49 - Lo mejor que me ha pasado eres tú
51 - Formas de mirar
52 - Enamorado
53 - Lista imaginaria de cosas por hacer
54 - Perdón
55 - Conociendo al señor Park
56 - Kai y Pauly
57 - Ley lógica de la vida

50 - Como besar a Pimienta

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By ssulinsom


Aquella fue la cena más incomoda que hubiera tenido en mi vida. Estábamos solos Chanyeol y yo, frente a frente en las sillas literales de una mesa de 12 personas. Detrás de nosotros se encontraba un mozo, listo para cualquier petición que tuviésemos, callado en la soledad de un rincón. De ahí en fuera, Chanyeol y yo no esbozábamos palabra; nos quedamos callados, mientras que el ambiente se sentía como electrificado: hasta el respirar era incómodo. El sonido de los cubiertos tocándose mutuamente al cortar la carne, al momento en que yo tocaba el plato; todos aquellos sonidos generados por la cerámica me quitaban el aire. Ridículamente lo hacían.

- ¿Desea algo más, Joven Chanyeol? - habló el hombre de moño apretado y cara alargada desde la espalda de Park. El negó con la cabeza, y le agradeció con la mirada. Después de eso, el hombre simplemente caminó hacia la gran puerta del comedor, y fue directamente hacia la cocina. Ahora sí, Chanyeol y yo estábamos totalmente solos.

¿Debía hablar? ¿Debía de quedarme callada? ¿Cómo es que se supone que digieres esa clase de temas? En ese momento fue el primer día cuando de verdad extrañé a Ronny y su garganta periquita que por más que se lo pedías, no se callaba más de dos minutos y medio. Lo único bueno de eso es que nunca hay silencios incómodos durante una cena con mi hermana, así de fácil: siempre hay plática, siempre hay distracción. Extrañé estar en Italia: Si estuviéramos en casa de mi tía Nina, y hubiera ocurrido lo que ocurrió haya adentro, mi abuela estaría hablando ignorante de ese hecho, mi abuelo la escucharía con atención y mi hermana y mi abuela acapararían la conversación como usualmente lo hacían. En ese momento, la máxima comunicación que existía en la sala era la de alguna mosca con sus alas. Pasaron los minutos, y la comida se volvió cada vez más incomoda, más rápida y apresurada. Harta hasta la punta del último cabello de todo eso, simplemente dejé los cubiertos a un lado de mi plato.

- Se me quitó el hambre de repente. - dije, para después pararme de la silla. - Me mandas a llamar cuando quieras irte a Seúl, estaré en el cuarto de huéspedes. - Aquellas eran palabras que usualmente no saldrían de mí, sin embargo, bajo estas circunstancias lo único que quería era salir corriendo. Chanyeol ni se inmutó, simplemente miró absorto su plato de medio comer, y asintió casi sin querer hacerlo. Yo me giré, y caminé hacia la salida del comedor, subí las grandes escaleras principales hasta llegar al segundo piso, caminé a lo largo del pasillo, y llegué a la habitación de huéspedes. Abrí la puerta, para entrar y después encerrarme. Me quedé recargada en la puerta de madera por unos segundos, con los ojos cerrados maldiciendo por lo bajo. "Estúpida, Estúpida..." susurró la estúpida voz de mi cabeza. Abrí los ojos, y caminé hasta la cama para recostarme un rato. Había pasado tantas emociones en un solo día que hasta sentía el vértigo de una clase de combinación de todo lo ocurrido.

Deseé de pronto estar en casa. Y de un momento a otro, soñé que volaba. Me había quedado dormida.

...

Abrí gentilmente mis ojos, encontrándome a mí misma un poco desubicada. Miré a través de la ventana; la luz estaba en un ángulo de 60 grados, siendo de un color amarillo y naranja intenso. Estaba anocheciendo. Me sentía mal emocionalmente. Quería hablar con Chanyeol, simplemente eso. Bueno, no engañaba a nadie: Quería besarlo. Quería ir hasta su habitación y sacarle un beso, uno verdadero, sin que me importase nada como al momento en que nos estábamos a punto de besar. ¿Qué pasaría si corro hacia donde él estaba y lo besaba? Posiblemente moriría de vergüenza. Todo esto era muy, muy complicado. Llevé mis manos hasta mi cabeza, y miré hacia el suelo sentándome en la cama sin destender. Tenía que hablar con Chanyeol. ¿Cómo era posible que un desconocido haya influenciado de tal modo en mi vida? Todos empezamos como desconocidos, absolutamente todos. Es cuestión de acostumbrarnos a su presencia... Chanyeol es el desconocido más maravilloso que había conocido en toda mi vida. Tenía que hablar con él, y robarle un beso en el camino. Quizás dos. Me levanté de la cama, y caminé fuera de la habitación.

- ¿Chanyeol? - pregunté casi a un susurro al no saber hacia dónde ir; podría estar en cualquier lado, ya que esa "pequeña casa" era bastante extensa. Rodeé los ojos, y decidí utilizar mi intuición. Caminé por el pasillo hacia la derecha, e iba cruzando por todas las puertas, para ver si escuchaba algo. Nada. Al llegar al fin del pasillo, me di media vuelta dispuesta a caminar hacia el primer piso, para ver si encontraba a Chanyeol en algún lado. Caminé al sentido contrario donde había estado caminando, y de repente, escuché su voz. Una sonrisa salió casi por inercia. La voz de Chanyeol provenía de una de las tantas habitaciones, la que tenía la puerta con una pestaña abierta. Chanyeol hablaba, y hablaba, y hablaba, aunque no sabía con quién. Después capté que hablaba por teléfono ya que nadie le contestaba, a menos de que estuviera hablando solo. Justo cuando estaba a punto de empujar la puerta, él dijo algo que hizo que me detuviera en el acto:

- Yo también te extraño.

Me quedé helada junto a la puerta sin tocarla, ya que si lo hacía la iba a mover. ¿"Te extraño"? ¿A quién podría decirle eso? Mi corazón se detuvo al instante en que me di cuenta de que mi mente solo tenía cavidad para pensar en un nombre relacionado con esas palabras y con Chanyeol. ¿Sería Alice con la que estaba hablando? Cerré los ojos. Sabía que había llegado tarde.

- La verdad, no sé si regrese. - dijo Chanyeol en un tono melancólico. - Todo depende de lo que ocurra aquí. - ¡Mierda! Retuve el aire, sintiendo como mi corazón se comenzaba a desmoronar, casi como si se estuviera carcomiendo. Me dieron muchas ganas de romper la puerta, entrar y tirar el teléfono por la ventana. - Ella está bien... aunque ya conoces a _______, temperamental. - En ese segundo, me congelé. ¿Había dicho mi nombre? Alice no sabía de mí, ¿O sí? Descarté la idea de que era Alice al teléfono, ya que Alice no me conocía, y mucho menos sabía que yo era temperamental. Entonces, ¿Con...? - Sarah... - Sarah. - Prometo acompañar a ______ de regreso a Italia para verte. - sentí como si alguien hubiera estrujado mis tripas con sus manos sin piedad. Malditos hombres... Chanyeol me besaba - intentaba besarme - y después le decía a otra que la extrañaba. Eso si es ser muy poco hombre, ¿Verdad?

...

Cuando cayó la noche, Chanyeol anunció que era hora de irnos hacia su casa a Seúl. Yo simplemente asentí, y me subí al coche de Park, callada en todo momento. Preveía un viaje en auto muy, pero muy incómodo. Ahora el silencio no era solamente por la vergüenza ocurrida horas antes, si no que, ahora al menos por mi parte, era un silencio de "Quiero sacarte los ojos con un tenedor". Chanyeol manejaba en silencio, y yo mantenía mi vista fija a lo que las luces del coche alumbraban en la carretera.

- ¿Quieres música? - preguntó, dudoso entre hablar o no. Yo alcé los hombros, y el bufó incomodo. Ahora me sentía tan tonta a querer besarlo... era obvio. El jamás, jamás podría verme como algo más que "una chica temperamental". Él siempre iba a querer más a la bonita, a la del buen cuerpo, a la de risa estúpida. Por alguna extraña razón, los chicos solo ven del pellejo hacia afuera, ignorando que dentro de la coraza existe una persona. Aunque yo no fuera la persona más bella por dentro, yo valía algo... debía de valer algo. Esas palabras, bien podrían ser mentira, pero eran las únicas que me reconfortaban en aquel momento de histeria. Chanyeol elevó su mano hasta la radio del auto, y la encendió presionando un pequeño botón verde. Lo que pasó después, no tuvo nombre: Parecía que estábamos destinados a que ese fuera el viaje más incómodo en nuestra vida; era la canción, la misma canción que él y yo cantamos al unísono hace un mes antes, en nuestro camino a Conelly. Sentí como mi quijada se forzó, y como él ahora tomaba incomodo el volante. Bajé los hombros perdiendo una batalla, y recargué mi codo en el costado del cristal, para llevar mi mano a mi cabeza y recargarme en ella.

- ¡Hey! ¿Recuerdas esa canción? - habló él, en un tono tan felizmente falso que hasta me dieron nauseas. Poco hombre, insensible maldito besador. Casi besador. - Es la que cantamos en nuestro viaje.

- No me gusta ahora. - dije secamente, dándole a entender que ni con canciones, ni absolutamente nada de esas estúpidas iban a hacerme cambiar de parecer en cuanto a mi sentido del humor en ese momento. Recordé los muffins de chocolate y vainilla de mi abuela; que delicia. Después de mi evidente rechazo, Chanyeol y yo guardamos silencio por otros minutos, minutos que se sintieron hasta más pesados que los anteriores. ¡Maldito Park Casi besador halagador por teléfono! Hasta sentía asco al pensar en su nombre.

- Solo... - dijo de repente, sacándome de mi nube de pensamientos asesinos. - Solo quiero hacer las cosas más fáciles, _______. - habló en un tono tan... tan masculino, que me quitaba el aire. Odiaba que él tuviera esa clase de poder en mí, me sentía tan débil ante su presencia.

- No haces un buen trabajo. - susurré.

- Porque no me dejas. - habló elevando su tono de voz.

- ¿Qué quieres que haga?

- Que olvides todo.

- Listo, considéralo olvidado. - alcé las manos, y miré a través de la ventana, sin darle ni siquiera el margen de espacio de que volviera a actuar en mi territorio. Otro silencio de 10 minutos se interpuso entre yo y Chanyeol, así como entre palabras y palabras.

- No entiendo por qué pareces enojada, en su momento parecías feliz.

Eso ya había cruzado la línea. Miré a Chanyeol por primera vez en todo el viaje. Para ese momento, los estragos de la ciudad comenzaban a hacer uso de presencia; supe que estábamos a una media hora de llegar a casa de Chanyeol, quizás más según el tráfico. Park actuaba como si lo que había dicho no fuera gran cosa, y yo simplemente sentía como si cortaran mis nervios con una navaja; quería estallar, y brindarle un gran golpe en la cara, para que se le quitara la sonrisa sínica del rostro.

- Pensaste mal.

- No fueron mis pensamientos, fue lo que vi.

- Compra lentes entonces, que tienes problemas si crees que me viste feliz. - me crucé de brazos, enfurecida.

- ¡No tienes que mentir! Yo iba a besarte y tú no pusiste objeción. - Mierda, tenía razón. No pude mirarlo por unos cortos segundos; ¿Que podía decirle? No puse objeción, nunca me aparté, me quedé ahí quieta esperando solo a que sus labios besaran los míos... yo era bastante obvia.

- Para empezar, no comprendo cómo es que "querías besarme" si extrañas tanto a Alice. - listo, lo había dicho. Si la quijada no fuera parte de la estructura ósea, a Chanyeol se le hubiera caído. Me miró con tal expresión facial que parecía querer enterrarme viva, y de paso a él. No logré identificar si en esa mirada se divisaba más vergüenza, tristeza, enojo, u odio.

- Sí... muero por regresar a Italia y besarla a ella. - ¡Mierda Mierda Mierda! quería golpear el cristal y tomar el primer avión a Boston que pudiera tener. ¡Te odio Park Chanyeol!

- ¡Pues ve! ¡Yo no te detengo! ¡Ve y bésala a ella, no a mí!

- El nuestro iba a ser solamente un insípido y feo beso, _______. Te emocionaste tanto que te lo imaginaste bueno, ¿cierto? - ¡Maldito idiota vete al infierno!

- ¡Solamente te iba a hacer el favor de besarme! ¡Se notaba que te morías por hacerlo!

- ¡Da lo mismo besarte a ti a besar a Pimienta!

- ¡Entonces a la próxima intenta robarle el beso a esa yegua, no a mí! - grité, por último, siendo opacada por el sonido de un claxon. Ese ruido estruendoso fue lo que cortó por completo nuestra conversación. Me sentí agotada; muy apenas fui consciente de lo que dije. Maldito bastardo besar; "Besar a Pimienta y a ti hubiera sido igual" ¡Que vaya con ese cabello si eso es lo que piensa! La siguiente media hora en Seúl me la pasé mirando por la ventana, admirando la belleza de la ciudad e ignorando al idiota que tenía como piloto. Cuando llegamos a la casa, el salir de ese auto me dejaba con una inmensa felicidad. Sentía tanto amor por esa casa, y por el hecho de que fuera tan grande, que casi quería brincar de la emoción de saber que solamente subiría y me encerraría en mi habitación - la habitación de huéspedes - para después olvidarme de Chanyeol, y de lo cretino que había sido. No tenía ánimos ni siquiera de verlo a la cara. Chanyeol abrió la puerta de la casa, y yo pasé sin que me importaran los buenos modales. Ya sabía cómo llegar al cuarto, así que sin esperarlo ni decir palabra alguna subí por las escaleras, y caminé por todo el corredor lateral izquierdo, hasta llegar a la puerta del cuarto. Justo con la mano en la perilla, sentí su presencia hostigadora a mi espalda. Tomó la muñeca de la perilla con su mano, y yo me precipité; di media vuelta, y Chanyeol se pegó totalmente a mi cuerpo, acorralándome entre él y la puerta de madera. Ese acto me quitó el aire. Soltó mi muñeca, y elevó ambas de sus manos hasta mi rostro, de una manera violenta, pero igual de placentera y electrizante. Y así, bruscamente, Chanyeol juntó nuestros labios en un beso que, aunque tenso, se sentía delicado, armonioso y suave. Era un beso que dejaba mis labios palpitantes y mi cabeza en la tercera nube camino a China. Así como me tomó, me soltó. Estando aun a una distancia prácticamente nula entre nosotros, me miró, pero no con amor, ni ternura, si no con odio y enojo.

- Como besar un caballo. - susurró a mis labios, y me robó otro corto beso. - con sentimiento nulo. - dijo él, casi con desprecio. Me había roto el corazón. Se dio media vuelta, y sin decir palabra alguna solamente entró a su cuarto frente al mío. "Como besar a un caballo..." Ese había sido el mejor beso de toda mi vida, pensé, tratando de evitar que las lágrimas cayeran rodando por mis mejillas.

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