Amor a primera sonrisa

By luzaazul11

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Una vez escuche que: "La vida es como un viaje en tren. Algunos comienza el viaje junto a ti, otros se sub... More

Aclaración
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Epílogo
Agradecimientos

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By luzaazul11

Nota: este capítulo contiene escenas de carácter sexual y lenguaje explicito. Leer bajo responsabilidad.

1 de julio.

Austria.

Sonrío al sentir la mano de Daniel en mi vientre y al ver su sonrisa desde el espejo. Ambos estamos con las batas blancas otorgadas por cortesía del hotel y nos encontramos en el baño de la suite que Daniel a decidido aceptar. La otra mano de Daniel está apoyada en el tocador, mientras yo me encuentro este este y su cuerpo, desmaquillándome. Sonrío más cuando siento su mano de manera vertical un poco más debajo de mi abdomen. Paso el algodón por mi cara bajo su atenta mirada.

-Así que, por eso estabas mas -hace una pausa- cómo decirlo -piensa sin dejar de mirarme atreves del espejo. Suspiro -¿excitada? -susurra rozando su nariz por mi cuello y su entrepierna en mi trasero-.

Rozo mi trasero en su entrepierna en señal de respuesta. Daniel sonríe trazando círculos en mi piel cercana a mi calzón. Termino de desmaquillarme con el algodón, el cual tiro al bote de basura que esta a un costado del tocador blanco. Muevo la llave del lava manos y me inclino hacia este para tomar el agua entre mis manos y mojar mis rostro.

-Me gusta esto -dice un divertido Daniel detrás de mi cuerpo-.

Me inclino para tomar una toalla de cara y cercarme mientras me rio sarcástica.

Daniel me abraza por mis hombros, envolviéndome completamente y acercándome a su cuerpo. Apoya su mentón en mi cabeza.

-¿Qué crees que sea? -susurra mirando hacia mi abdomen por el espejo-.

-No lo sé la verdad, ¿qué te gustaría que fuese? -lo miro por el espejo-.

-Me gustaría tener niños y niñas -besa mi mejilla- creo que si tenemos solo niños, te volveremos loca -dice divertido-.

Me giro entre sus brazos y beso su mandíbula.

-Feliz cumpleaños Dan.

. . .

4 de julio 2021.

Austria.

Día de carrera. Otro día en el que despierto con Daniel entre mi cuerpo, no sé como planea dormir una vez que mi vientre se haga más notorio. Cierro los ojos. Otro día en el que me despierta una lengua entre mis piernas.

Amén.

Gimo cuando su lengua comienza a dar círculos por mi zona íntima. Las manos de Daniel aprietan mis muslos un par de segundos, pero luego son tentadas a subir por mis caderas y cintura hasta llegar a mis pechos. Flexiona mis piernas quedando mis pies apoyados en el colchón de nuestra habitación del hotel cerca del paddock. Una de las mejores camas, debo decir. Siento como si Daniel se impulsara con para poder llegar más adentro de mi cuerpo, ocasionándome un grito de placer. Mis manos juegan en su pelo castaño acompañados de sus gruñidos. Comienza a aumentar el ritmo de sus movimientos para hacerme llegar, pero unos golpes en la puerta nos interrumpen.

Daniel queda estático en su posición y deja de mover su lengua.

-Ni se te ocurra detenerte -digo entre dientes-.

Escucho la risa por debajo de las sábanas del australiano quien realiza unos movimientos nunca antes vistos. Su lengua se mueve tan rápido que creo que me va a secar por completo.

Toc, Toc.

Entre gemidos maldigo a quien está tocando la puerta.

-Daniel por favor -hago una pausa para ahogar un gemido cuando muerde mi clítoris y clava sus dedos en mis senos-.

Siento el conocido cosquilleo en mi interior y pierdo el control de mi cuerpo por unos segundos para luego dejar descansar completamente mi cuerpo en el colchón. Daniel, aún debajo de las sábanas, besa la piel de la cara interna de mi muslo derecho. Sus besos húmedos suben por mi piel hasta llegar a la altura de mi rostro y besar mis labios. Los golpes en la puerta estaba vez son más repetitivos.

-Echaré esta puta puerta abajo como no sean capaces de venir a abrirme -escuchamos a Lando gritar desde el pasillo del hotel- por favor y gracias -dice un poco más bajo-.

Daniel rueda los ojos y se levanta de la cama, se viste con su bóxer y camina hacia la puerta para abrirle a Lando.

-Ya era hora -escucho decir al británico y desde la cama veo cómo camina directo al sillón para tirarse en él y encender la televisión-.

Me estiro en la cama para llegar a la mesita de noche y tomar mi teléfono. Ocho de la mañana. Dejo el teléfono en su lugar conectado al cargador y mientras veo sigo con la mirada a Daniel, quien entra en el baño y cierra la puerta.

-No señorita -escucho la voz de Lando desde el otro extremo de la habitación- deja que se duche solo, no estoy dispuesto a escuchar -hace una mueca- sus cosas.

-Pues lo siento niño -tomo la camiseta de Daniel que esta a un costado de mi cuerpo para ponérmela- no puedo con mis hormonas -salgo de la cama de un salto y abro la puerta del baño ante las protestas del menor-.

Al cerrar la puerta veo a Daniel de espaldas hacia mí, debajo de la ducha. Este baño no cuenta con puerta corredera de vidrio para la ducha. Si no que, es solo el piso adecuado para el baño y  una pared de mediana altura hecha de concreto color negro oscuro que divide la ducha del inodoro. Me saco la camiseta recién puesta y mi calzón para dejarlos en el piso mientras camino hacia la ducha. Cuando tengo la proximidad del cuerpo de Daniel suspiro y lo abrazo por la espalda, apoyando mi mejilla en su húmeda espalda desnuda.

-¿Acaso no pude satisfacerte? -pregunta ronco y risueño-.

-No sé qué me ocurre -digo un tanto frustrada-.

Daniel ríe.

-Estas embarazada cariño -dice dulcemente- y eso conlleva cambios físicos y anímicos -cubre mis manos entrelazadas en su cintura con las suyas- estoy aquí para lo que necesites y me pidas -susurra y camina unos pasos para que juntos quedemos debajo del agua que cae de la llave de ducha-.

-¿Para lo que sea que necesite? -susurro tímida-.

-Siempre nena -presiona nuestras manos-.

Suspiro.

Bien, tú lo haz dicho.

-Necesito que me folles ahora mismo -digo sin mas-.

Daniel gruñe volteándose y tomándome por las muñecas me guía hacia la pared, dejándome entre la pared y su cuerpo pero con la cortina de agua entre nosotros. Eleva mis brazos por sobre mi cabeza, atrapándolos por mis muñecas juntas y una de sus manos. Con la otra mano acaricia mi mejilla, nariz, mentón y cuello. Roza apenas mi pezón izquierdo y baja sus caricias hasta mi abdomen.

-Daniel necesito más acción y menos cariños -digo frustrada mientras intento zafar mis manos de su agarre-.

-Que impaciente te pones a veces -dice con un tono enojado pero sé que no lo está ya que me regala una mirada pícara- tienes que darme un par de segundos para poder pensar.

-¿En qué quieres pensar, además de meter tu pene donde tiene que ir? -Daniel abre los ojos mirándome- culpa a las hormonas, no estoy en mis cinco sentidos consciente ahora mismo.

Daniel ríe y besa mis labios para luego morder mi labio inferior. Veo su mano libre tomar la ducha tipo teléfono y mojarse. Sin mirarme dirige la ducha a mis piernas. Lo sé porque siento el chorro de agua en mi piel en esa zona. Suspiro ya que creo saber cuál es su próximo movimiento. Dirige el aparato a mi vagina, donde el chorro de agua llega a contactar con mi piel sensible de la zona. Jadeo. Suelta mis brazos y mientras besa mi cuello de manera agresiva pero sensual, introduce un dedo de su mano libre en mí. La combinación del agua que soy capaz de sentir, su dedo entrando y saliendo junto con sus besos húmedos y dientes en mi cuello hacen que me transporte a otro mundo. Juega alejando y acercando la ducha para que el agua llegue de maneras distintas a mi zona y su dedo no deja de entrar y salir. Con mis manos ya libres lo tomo por el cuello y tiro de sus rulos. Subo una pierna hasta su cadera para dejarla enganchada y muevo mis caderas al compas de su dedo.

El aparato, el cual ame y amaré por siempre, se aproxima lo más posible en mi zona íntima, provocándome un sonoro gemido.

El resto, es historia.

Las paredes del baño amortiguan nuestros gemidos ahogados.

Espero que Lando no sea testigo.

. . .

Me inclino en el monoplaza de Daniel para poder llegar a su altura. Dejo un beso en la parte superior y delantera de su casco, como siempre. Me guiña un ojo y me aparto de este.

Me cambio de box para llegar al de Lando a quien veo con su mono de la escudería ya puesto por completo y con su casco en una de sus manos. Llego a su lado y lo abrazo.

-Con cuidado -susurro en el abrazo-.

Lando me aprieta contra su cuerpo y asiente.

Me alejo del box para poder tener una visión en primera plana cuando los autos salgan de este para posicionarse en la zona de meta, en sus respectivos lugares de salida.

Escucho el motor de los dos monoplazas rugir y preparo la cámara.

Tomo un par de fotos y justo al inicio de la carrera, estoy en el borde de esta, por detrás de la reja claro. Veo pasar a todos los autos por el lente de mi cámara pero solo me preocupo de los dos puntos naranjos.

Todo el equipo tiene sus fichas jugadas por Lando, quien arranca en cuarto lugar. Acompañado por Daniel en el quinto.

Luego de unos minutos en lo que no me muevo de mi lugar, comienzan las náuseas.

Putas náuseas.

Hemos ido con Daniel a un chequeo rápido aquí en Austria y resulta ser que estoy embarazada de tres semanas, por lo que el bebé está previsto para las primeras semanas de marzo. Excelente elección para nacer al inicio de la nueva temporada de Fórmula uno.

Debido a mi mal estar, he decidido estar cerca del box en caso de cualquier eventualidad de la naturaleza. Desde aquí no tengo una amplia visión de la carrera como me gustaría, pero puedo aprovechar de hacerle fotos a los pilotos una vez que entren a pits.

Veo en las pantallas cómo Lando va pasando a cada auto, ya que una bandera amarilla lo hizo perder un par de puesto al encontrarse con el accidente en una de las curvas. No fue un accidente grave. El británico a logrado recuperar su posición de partida pero además a adelantado a Checo, quien iba en el tercer puesto.

Daniel pelea el séptimo lugar con Sainz.

Entramos en las cinco últimas vueltas y todo el equipo es testigo de la lucha por el tercer lugar entre Lando y Checo. Mi amigo no se queda atrás cuando Pérez logra pasarlo en una de las curvas, pero no cuida su lado interno y es pasado por el auto naranja.

-Vamos amigo -alentan a Lando por ela radio- sólo una vuelta más.

-OK no me hablen -responde Lando-.

Las cámaras se quedan con el auto número cuatro y cómo confió en mi amigo, salgo de boxes para poder encontrar el mejor ángulo una vez cruce la meta en tercer lugar. Escucho detrás de mí a la multitud de gente con la cual trabajo y veo como todos saltan a la reja con el cartel de Lando para celebrar junto a él.

Lagrimas corren por mis mejillas cuando siento el ruido característico de los autos pasar. Lando a logrado otro podio y no puedo estar más orgullosa de él. El equipo prepara el cartel para celebrar y nos ordenamos a la orilla del pitlane para la llegad de los primeros tres. Daniel ha salido en séptimo lugar, lo cual esta bien ya que suma puntos importantes para la pelea con Ferrari.

Veo el monoplaza de Lando acercarse y tomo fotos como loca. Una vez que se baja, eleva los brazos y corre hacia nosotros. Todos los abrazan y palmean su casco. 

Yo tomo fotos, lo podré abrazar después. Este niño es muy exigente con las fotos y su feed de Instagram.

Una vez que ya lo han celebrado lo suficiente, se saca el casco y se acerca a pesarse. Mientras lo acompañan Verstappen y Hamilton.

Veo a Daniel caminar hacia la multitud, luego de dejar su auto naranja estacionado junto a los demás. Se quita su casco y resopla.

-Ya vendrá cariño -le susurro una vez él llega a mi-.

-Eso espero -sonríe de costado y me abraza-.

. . .

Ya es de noche y estamos en nuestra habitación del hotel. Quedan dos fechas más de carrera y luego llega el esperado descanso, tanto para los pilotos como para las escuderías.

Tomo un relajante baño de brujas mientras Daniel prefiere ducharse. Descanso mi cabeza en el borde de la blanca y ovalada tina mientras escucho la voz ronca de Daniel tras cantar al ritmo de la música.

No me pregunten que canción es, porque este hombre cada día descubre nuevas canciones.

Sólo les puedo asegurar que Taylor Swift no es.

Tomo mi cabello con mis manos húmedas para hacerlo un rollo y darles vueltas por mi coronilla, asegurando con un pinche.

-Creo que el baño de tina está mas interesante -dice Daniel a mi costado-.

Lo miro y sonrío.

-¿Y porqué no lo compruebas? -doblo mis piernas par dejarle un espacio frente a mí en la bañera-.

Daniel sonríe y apaga la llave de agua. Con gotas de agua cayendo por su cuerpo se acerca a la bañera y se sienta frente a mí.

-Ya tengo los pasajes para Australia -dice feliz jugando con la espuma que cubre nuestro cuerpos desnudos-.

Sonrío de felicidad.

-¿Nos quedaremos ahí durante todo el receso?.

Daniel asiente.

-Quiero dejar en marcha el proyecto de la casa -me mira- podríamos diseñarla junto un diseñador y arquitecto y empezar enseguida -juega con sus manos- además podríamos -hace una pausa- no lo sé quizás podríamos -titubea-.

-¿Casarnos? -elevo mis cejas-.

Daniel suspira.

-Gracias mujer por decirlo -ambos reímos- creo que es buen lugar ya que toda nuestra familia esta ahí -sugiere- y los demás tendrán que viajar claro, pero no tendrán problema -sonríe-.

-Me parece perfecto -lo miro para acercarme a él-.

Me acomodo entre sus piernas con mi espalda apoyada en su torso. Sus manos rápidamente viajan a mi pequeño vientre.

-Con este embarazo me di cuenta de que soy ansioso -me rio con una carcajada- no seas mala, no te rías, la ansiedad es algo serio.

-Lo siento cariño -ladeo un poco la cabeza para poder besar su mandíbula- yo también espero con ansias la llegada del bebé, pero no podemos hacer que sea más rápido -acaricio sus manos y las entrelazo aún por sobre mi vientre-.

-No puedo creer que tengas tres semanas -acaricia mi piel con su dedo pulgar- ¿crees que nos escuche? -susurra en mi oído-.

-Yo creo que sí -susurro-.

Dejo de sentir la respiración de Daniel en mi oído.

-Oh por Dios -dice asustado- nos ha escuchado hacer el amor y las cosas sucias que te digo -dice alarmado-.

. . .

Luego de secarnos y calmar a Daniel con que el bebé no entiende de palabras aún, ambos nos metemos en la cama. Mi ordenador descansa en mis piernas ya que estoy subiendo las últimas fotos del día de hoy. Escojo una para subirla a mi Instagram. Daniel a mi lado está viendo el directo de Charles en Twitch.

@eemilywalsh

Mis chicos 😍🧡 #austriaGP.

Subo la foto y bloqueo el teléfono para dejarlo en la mesita de noche. Me recuesto en la cama y automáticamente Daniel me abraza.

-Yo creo que sí escucha -susurra y acaricia mi vientre-.

Cierro los ojos.

-Háblale entonces -susurro-.

Daniel carraspea.

-¿Y que digo? -susurra-.

Estallo en una carcajada.

-Podrías empezar con un simple "hola" -susurro-.

-Bien -hace una pausa- aquí voy.

Sonrío.

Daniel se mueve en la cama, quedando de rodillas a un costado de mi cuerpo y mira mi vientre desnudo ya que estoy durmiendo con un peto debido al calor.

-Hola bebé -dejo de respirar- soy Daniel, Daniel Joseph Ricciardo -sonríe- y quizás aún no lo sepas -me mira- pero soy tu papá -vuelve a mirar mi vientre acercándose haciendo que la punta de su nariz choque con mi piel- y te espero con muchas ansias -me mira- ¿crees que sepa lo que es eso? -niego con la cabeza divertida- bueno ansias es, emoción -le explica a vientre-.

-Bien, ahora su primera palabra sería "ansias" -digo en broma-.

Daniel me fulmina con la mirada.

-La que habló fue tu mamá y que sepas que puede ser muy molestosa a veces -esta vez lo fulmino yo con la mirada- pero ya cuando nazcas la molestaremos juntos -dice gracioso-.

Me regala una mirada dulce y apoya su mejilla en mi vientre, haciendo que solo vea su cabello.

Siento que escucho un susurro pero no alcanzo a identificar las palabras.

-¿Le estás hablando? -pregunto en un susurro-.

-Sí -susurra desde la misma posición- pero es entre mi hijo yo -dice gracioso-.

-Daniel -lo regalo graciosa- ¿qué le dijiste? -pregunto confundida-.

Se reincorpora y se acuesta a mi lado, poniendo su mano en mi mejilla.

-Lo sabrás cuando nazca.

Besa la punta de mi nariz y me abraza de costado para quedarnos dormidos.

. . .

2 de agosto 2021.

En un avión.

Viajamos en primera clase hacia Australia. Luego de Austria hemos volado hacia el Reino Unido, donde hemos disfrutado de la comodidad del departamento de Daniel unos días para luego ir a Silverstone para la carrera. Los resultados fueron quinto y cuarto, para Daniel y Lando respectivamente. Y luego hemos viajado a Hungría donde los puestos han sido onceavo para Daniel y Lando lamentablemente no pudo pasar por la meta debido a la lluvia.

Sin embargo estamos todos ansiosos por la nueva etapa de temporada que aún queda por delante.

Daniel va sentado a mi lado con sus audífonos puestos y moviendo la cabeza al ritmo de la música. Mis piernas descansan en su regazo y estoy de costado apoyada en en el respaldo de la silla. Mirándolo.
Sonrió a ver cómo frunce el ceño o hace muecas según la letra de la canción. Dirijo mi vista hacia adelante para ver la mini pantalla en la cual he escogido la película "Titanic".
Ya hemos comido y las luces del avión se atenúan debido a la hora de dormir que se aproxima.

Daniel guarda sus audífonos junto a su teléfono en la mochila que está guardada en él compartimiento especial y vuelve a sentarse. Toma mis piernas para volver a dejarlas en la posición en la que han estado todo el viaje. Sigo viendo la película mientras me quita las zapatillas y comienza a hacerme masaje en los pies.

Estoy en la puta gloria.

Apago la película y me concentro en las caricias de Daniel y en lo relajada que me hace sentir. Cierro los ojos y me dejo llevar por el sueño.

. . . 

3 de agosto 2021

Australia.

Jamás pensé que me sentiría como una adolescente al estar frente a la puerta de la casa de los padres de Daniel. Ya a toca la puerta y no deja de burlarse de mi cara de nerviosismo. 

-Tranquila nena, mis padres ya se enamoraron de ti -me abraza por atrás entrelazando sus manos por delante de mi vientre un poco más notorio- no tienes porque estar nerviosa -dice en mi cuello- el hecho de traerte a mi casa por primera vez ya estando comprometidos y embarazados debería preocuparme a mi -dice gracioso a lo que con mi codo golpeo sus costillas-. 

Daniel ríe y besa mi cuello. 

-Quizás no están en casa. 

Lo fulmino con la mirada ya que los autos están estacionados a un costado de nosotros. Mientras esperamos aprovecho de mirar a nuestro alrededor, dónde se ve pampas y algunos árboles. Mas allá veo vacas y ovejas junto a un estabulo y los típicos tractores amarillos grande para una persona. Además de fardos apilados. 

-Es un bonito lugar para una casa -susurra en mi oído-. 

Asiento girando elevando mi brazo para acariciar su cabello rizado. 

-Quizás debimos ir dónde tus padres primero -dice para volver a tocar la puerta-. 

Voy a decir algo pero por detrás de la puerta se escuchan pasos. La mujer a quien conocí por FaceTime nos abre la puerta alegre. Grita a penas nos ve y ambos saltamos del susto. 

-Mamá no exageres -dice Daniel comenzando a caminar aún abrazándome-. 

Su madre vuelve a gritar y enfoca su vista en mi vientre. 

-¿Puedo? -pregunta tímida-. 

-Sí claro Grace, todo tuyo -digo tomando las manos de Daniel para que su madre pueda ver y acariciar mi vientre mejor-. 

La mano de la la madre de Daniel acaricia mi vientre de forma tímida. 

-Háblale -dice Daniel a un costado- puede escuchar, yo le hablo todas las noches.

Grace eleva su vista y me mira con ojos llorosos. 

-Bienvenidos a los tres -dice feliz-. 

Al saludo de suma el padre de Daniel, Joseph y su hermana Michelle. Ambos somos recibidos con abrazos y por mi parte, caricias en mi vientre. 

Si me preguntan si estoy acostumbrada, pues sí. Lando, Carlos y Charles se la pasan acariciándolo y le hablan desde que Daniel les comento el hecho de que el bebé es capaz de oír. Hay una especie de bandos divididos ya que Daniel y Lando quieren que sea niño y los chicos de Ferrari suelan con una niña vestida de rojo. Yo me mantengo al margen ya que sea lo que sea, es esperado por una gran cantidad de persona y el cariño no le faltará. 

Pero Zak es el más emocionado. 

Michelle nos guía a la habitación de invitados, que es dónde nos quedaremos estos días con Daniel. No deja instalarnos tranquilos pero nos avisa que tenemos que esperar a su llamado para poder bajar. 

-¿Porqué crees que ha dicho eso? -le pregunto a Daniel una vez su hermana a salido de la habitación-. 

-No lo sé, mi hermana puede salir con cada sorpresa alguna veces -dice subido las maletas a la cama para abrirlas y sacar la ropa de cada una- no me hago responsable de lo que se le ocurra hacer -dice riendo-. 

Ayudo a Daniel a guardar la ropa en el armario frente a la cama. Una vez listo voy al baño ya que necesito hacer pis cada cinco minutos. 

Cuando me estoy lavando las manos escucho la voz de un niño en la habitación. 

Abro la puerta para encontrarme con Daniel en la cama acostado boca arriba con un niño de unos seis años rubio, encima de él. Daniel le hace cosquillas y el pobre niño ya no sé si está riendo o llorando. 

-Daniel por dios harás que se haga pis -digo graciosa recargada en el marco de la puerta del baño-. 

Daniel levanta la mirada para verme y le deja de hacer cosquillas a su sobrino de inmediato. 

-Oh no -dice gracioso- Jack no se atrevería a hacer eso, ¿o sí Jack? -pregunta mirando al pequeño niño que no sabe que decir-. 

Jack ríe y se voltea para verme. 

-¿Ella es Emily? -le pregunta en un susurro a Daniel-. 

-Sí -dice Daniel-. 

-Es más linda de lo queme dijste -dice Jack sentado sobre el regazo de Daniel-. 

Daniel y yo reímos. 

Jack se baja del regazo de su tío y también de la cama. Camina hacia mí y cuando está frente a mí, me extiende la mano. Es tan pequeño que me llega apenas a los muslos. Le extiendo la mano.

-Bienvenida a la familia -dice dulce y me hace una seña para que me agache a su altura- a ti también, espero que seas un niño -le habla a mi vientre-. 

-Lo siento cariño, otro más para el equipo niño -dice Daniel triunfante desde la cama-.

Jack y yo reímos. 

-Ya pueden bajar -escuchamos el grito de Michelle desde la planta baja-. 

Daniel se levanta de la cama y toma Jack en brazos. A mí me toma de la mano y juntos bajamos las escaleras. Al llegar a la planta baja veo a la familia de Daniel de pie frente a la mesa del comedor, la cual está puesta. Pero veo muchos platos para la cantidad que somos. 

Cuando la familia del australiano se aparta y me deja a la vista a las demás personas que se encuentran en la casa, lloro de felicidad como una niña. 

Mis padres junto a mi hermano Jaden, están aquí. Camino hacia ellos y los abrazo. Veo la cara de mis padres emocionarse y sus ojos llenos de lágrimas. Mi hermano Jaden es puro mocos. 

-No puedo creer que estes embarazada -dice abrazándome-. 

-Yo no puedo creer que estes llorando como un bebé -ambos nos reímos-. 

Mi madre se acerca a mí y toma mi cara entre sus manos. Veo como lagrimas caen por sus ojos. 

-Mi niña -susurra- ya no eres una niña -me abraza-. 

Hace tiempo mamá. 

-Te quiero mucho -me susurra-. 

Mi padre se entromete en el abrazo y me da uno de los abrazos más apretados jamás. 

-Estoy orgulloso de ti -besa mi mejilla- todos lo estamos -dice mirando a mi hermano y a mi madre- Dustin también lo esta. 

Siento como mi pecho se aprieta. 

-Siempre me dijo lo tanto que quería ser tío -digo triste-. 

-Y lo será -escucho la voz de Daniel a mi lado- Dustin está con ustedes -dice acariciando mi espalda-. 

-Está con todos -dice mi padre viendo a la familia de Daniel y le entrega un apretón de hombros a Daniel-. 

La madre de Daniel nos ofrece champaña a todos. Menos a mi claro, que me sirve limonada. 

-Si me lo permiten, me gustaría brindar por Dustin -dice Joseph mirando a mis padres-. 

Todos elevan sus copas. 

Daniel acaricia mi vientre con su mano libre. 

-Por Dustin -decimos todos al unísono para luego beber de nuestras respectivas copas-. 

Daniel besa mi sien y cierro mis ojos disfrutando del momento. 

. . . 

14 de agosto 2021. 

Australia. 

Me miro al espejo por quinta vez. Cierro los ojos y respiro. Por quinta vez también. Con los ojos cerrados repaso los últimos días vividos aquí. 

Las comidas en casa de los padres de Daniel y en la de mis padres. Las noches de juegos en familia. Las salidas en buggy con Daniel, Jack y Jaden. Ver por las tardes a Daniel junto con Michael entrenar. Todas las noches que Daniel se levanto por mis antojos de helado. Las noches en las que vimos las estrellas desde el porche de la casa de sus padres. Y las noches o mañanas en las que hicimos el amor. La cita con la Dra que estará al tanto de todo mi embarazo y con la cual planeamos traer al mundo a nuestro bebé por parto natural. Nos hemos chequeado con ella, y todo va de maravilla con mis cuatro semanas cumplidas hoy. 

Abro los ojos y veo mi maquillaje con mayor atención. Quiero que este perfecto. Me aplico un poco más de sombra de ojos color plateado y máscara de pestañas. Mi cabello rubio está recogido en una trenza hacia mi lado izquierdo, descansando en mi hombro. Un poco de brillo en los labios y listo. 

Desabrocho mi bata y por el espero veo mi vestido de rosado pálido. Es de tipo strapless y termina por sobre mis rodillas. Sí. Estoy con vestido corto. Respiro hondo una vez más y vuelvo a sentarme en el taburete en cual llevo la mitad de la mañana. 

Escucho como la puerta de la habitación de invitados se abre y la cabeza de Lando asomarse por la misma. 

-¿Puedo entrar? -dice con los ojos cerrados-. 

-Sí tonto -digo riendo-. 

Mi amigo abre sus ojos y cierra la puerta detrás de él. 

Me mira y veo cómo sus ojos se cristalizan. 

-Ni se te ocurra llorar, ¿me oyes? -lo miro amenazante- ahórratelo para cuando nazca el bebé. 

Lando eleva su vista hacia el techo para evitar que las lágrimas caigan. Sabe que no estoy jugando. 

-De acuerdo -dice volviendo a fijar su vista en mi- no -hace una pausa- un segundo -dice esta vez volteándose-. 

Escucho como respira hondo y finalmente se volte. 

-Ahora sí -dice feliz- pero que sepas que cuando nazca mi pequeño, lloraré junto con él y tendrás que aguantártelas -me dice amenazante para luego regalarme una de sus hermosas sonrisas-. 

Sonrío. 

-Te vez hermosa -dice acariciando mi mejilla-. 

-Gracias -suspiro- por todo Lando.

Hace una ademán con su mano. 

-Ya me lo agradecerás después -me guiña un ojo- bien solo venia a ver si seguías aquí -dice gracioso- nos vemos abajo -deja un beso en mi cabeza y sale de la habitación-. 

Levo mi mano a mi vientre y suspiro. 

-Como me gustaría que estuvieras aquí Dustin -digo en voz alta, como si mi hermano pudiera escucharme-.

Escucho nuevamente la puerta abrirse y veo Charles, quien grita apenas me ve. 

Me pongo de pie y me acerco a él mientras intento callarlo.

-Auxilio -dice-

-Shh -digo llevando mi dedo índice a mis labios-. 

-Daniel -repite tres veces-. 

-No -repito tres veces también- cállate -repito dos veces-. 

-Que le hiciste a la princesa -grita como loco y lo miro sin entender- ¿Emily? -grita mirando todo mi cuerpo- ¿puede oírme? -dice gracioso-. 

-Charles -lo regaño una vez entiendo que está repitiendo una de las escenas icónicas de Shrek-. 

El monegasco estalla en risas. 

-Eres un idiota, ¿lo sabías? -digo negando con la cabeza y poniendo mis manos en mis caderas-. 

-Era solo una broma Em -dice limpiando sus lagrimas debido a su ataque de risa-. 

Se me queda mirando unos segundos en silencio. 

-Bien creo que nunca más te dije esto, pero no es porque deje de sentirlo sino porque opaca mi imagen de chico sexy con estilo -niego con la cabeza mientras rio- te quiero y somos muy afortunados de tenerte como amiga -dice apenado- y ya sabes que realmente no me importa el sexo del bebé, seré el mejor tío y te ayudaré en los que necesites -dice dulce y mis ojos se cristalizan- y si me quieres dar la tarea de solo cambiarle los pañales, seré el mejor cambiador de pañales y te ahorraré muchos para que no tengas que comprar tantos -ambos reímos-. 

Me cuelgo de su cuello y me aguanto las lagrimas. 

-Otro día me repites esto y lloraré pero hoy no quiero arruinar mi maquillaje -Charles ríe-. 

Se aleja de mí y comienza a mover sus manos por delante de mis ojos para secarlos. 

-Eres el mejor Char -le digo de cariño-. 

Charles me sonríe. 

-Te veo abajo preciosa -besa mi frente y sale de al habitación-. 

Me quedo de pie ya que se quien será el próximo en entrar. Pasan unos segundos y veo a mi español entrar a la habitación. 

-Madre mía tía, vas guapísima -dice en español-. 

Sonrío y lo abrazo apoyado mi mejilla en su pecho. 

-Este día es tuyo -susurra en el abrazo- de ustedes, disfrútenlo al máximo que se merecen todo -besa mi mejilla- estoy para ti, para ustedes -dice apoyando una mano en mi vientre-. 

-Muchas gracias Carlos -vuelvo a abrazarlo y luego beso su mejilla-. 

Me sonríe y me guiña un ojo para salir de la habitación. 

Me pongo mis zapatos plateados sin tacón justo en el momento que la puerta vuelve a abrirse. 

Mi padre entra en la habitación y se queda de pie frente a mí. Suspira. 

-Finalmente, el día quizás mas esperado por Dustin está aquí -elevo mi vista hacia el techo al igual que Lando para no llorar- tranquila Emily -toma mis manos y enfoco mi vista en mi padre- él está aquí, nunca se ha ido -dice con la voz quebrada-. 

Asiento. 

-Me gustaría que. 

-Lo sé -me interrumpe mi padre- pero nadie puede traerlo de vuelta hija -muerdo mi labio inferior- sé que crees que no es justo, que porqué él, pero así es la vida. Ahora sólo tenemos sus recuerdos, que tienen que ser lo más importante. Porque cuando realmente se van, es cuando se les deja de pensar -acaricia mi cabello- nunca dejes de pensarlo Emily, ni a nosotros cuando su tiempo llegue -niego con la cabeza-. 

-No tienes que pensar en eso ahora. 

-Sí, si tengo hija -hace una pausa- la vida es ahora, este preciso momento. Tú y yo en esta habitación hablando -mis ojos se cristalizan más- quiero que vivas cada momento, por muy insignificante que lo parezca, al máximo. Ríe, come y bebe. Pero disfruta cada momento de la acción. Maneja con las ventas abajo y la música al máximo -sonrío- baila en tu habitación a solas, canta en la ducha, léele tu bebé cuentos, tómale fotos, acarícialo y bésalo cuantas veces te nazca hacerlo. Porque eso es la vida, momentos sin cuestionarse. Di lo que quieras decir en el momento que sientas decirlo y haz lo que te nazca hacer en el momento. Nunca dudes de ti, ni de tus acciones, ni de tus pensamientos ni de lo que digas. Ama profundamente y confía a ciegas. Ayuda sin pensar -toma mi cara entre sus manos- quizás no lo sepas pero siempre he sido tu fan número uno -lagrimas caen de mis ojos- y siempre estaré orgulloso de ti -me abrazaran fuerte que puedo oler su perfume-. 

Respiro profundo y mi padre limpia mis lagrimas pasando sus pulgares por debajo de mis ojos, con cuidado de no estropear mi maquillaje. 

-Creo que ya es hora -dice mirando su reloj en su muñeca derecha- ¿estás lista? -asiento repetidas veces-. 

Me vuelvo a mirar al espejo y apenas de haber dejado salir un par de lagrimas, todo sigue perfecto. 

Veo a mi padre con su brazo listo para que pueda tomar de él. 

Abre la puerta con su mano libre y salimos juntos de la habitación. Caminamos por él pasillo hasta llegar al inicio de la escalera de color blanca. Siento los nervios en mi estómago. Todo el barandal de la escalera esta adornado con ramos de flores atados separados uno de otros, formando un patrón. Los une un fina tela de terciopelo rosado pálido. Respiro hondo y comenzamos a descender por las escaleras. Al llegar a la primera planta, de inmediato se ve la comunicación del hall de la casa con le porche de madera. Más allá de este, esta la piscina con sillas de playa. La multitud que esta fuera al parecer nota nuestra presencia ya que todos se voltean hacia nuestra dirección. Aún en nuestro lugar veo como Lando corre hacia el equipo de música y antes de teclear en la pantalla me mira guiñando un ojos. 

Dios Lando, ¿qué harás ahora? 

(Nota de la autora: les recomiendo reproducir justo ahora "Love Story")

Juro que gritaré.

Cuando la voz de Taylor inunda el lugar, Daniel se voltea. 

Va vestido con un elegante traje de color negro, con una rosa de color rosado pálido en el bolsillo de su chaqueta. Y una corbata negra. Con la cual jugaré toda la noche. 

Me regala una de sus hermosas sonrisas y se apunta si mismo para luego apuntar el reproductor de musica. Frunzo el ceño. 

That you were Romeo, you were throwin' pebbles,
And my daddy said, "Stay away from Juliet",
And I was cryin' on the staircase,
Beggin' you, "Please don't go, " and I said. 

Leo en sus labios. 

Ok lloraré. 

Comenzamos a caminar hacia Daniel con mi padre bajo las atentas miradas de todos los presentes. 

Romeo, take me somewhere we can be alone,
I'll be waiting, all there's left to do is run,
You'll be the prince and I'll be the princess,
It's a love story, baby, just say, "Yes",

Distingo las caras de mis padres, los padres de Daniel junto a su hermana y su familia. Charles y Carlos al costado de Daniel. Y Lando frente a ellos. Sí, Lando es mi madrina. Distingo la cara de Zak, los ingenieros principales de Daniel y Lando. Michaell y Soctty James, amigos de Daniel. 

Romeo, save me, they're tryna tell me how to feel,
This love is difficult, but it's real,
Don't be afraid, we'll make it out of this mess,
It's a love story, baby, just say, "Yes",
Oh, oh. 

Al llegar a su lado, la melodía sigue. 

And I said,Romeo, save me, I've been feeling so alone,
I keep waiting for you, but you never come,
Is this in my head?. 


Daniel me mira dulce. 

He knelt to the ground and pulled out a ring,
And said,

Veo como se arrodilla a mi costado y toma mi mano izquierda. La multitud estalla para cantar junto con al voz de Taylor Swift: 

"Marry me, Juliet,
You'll never have to be alone,
I love you and that's all I really know,
I talked to your dad, go pick out a *pink* dress,
It's a love story, baby, just say 

Todos se callan y la canción se pausa. 

Sonrío. 

-Sí -digo lo suficientemente fuerte para que todos escuchen-. 

Daniel se reincorpora abrazando mis piernas para elevarme. 

La multitud estalla en gritos. 

Pero yo solo estoy preocupada en mirar los ojos color avellana que me miran sinceros. 

. . . 

Luego de que la canción terminara, el juez procedió con la ceremonia común y corriente. 

Al atardecer de Australia, un catorce de agosto nos declaran marido y mujer. La multitud volvió a estallar pero no volvió a cantar una canción de Taylor Swift. 

Bese a Daniel, quien me tomo nuevamente entre sus brazo para poder estar a la altura. Luego de besarme, me dejo en el suelo y se agacho para besar mi vientre. Nuevamente hablándole algo que no logro entender. 

Comenzamos la celebración en el mismo porche ya que cae una noche maravillosa. 

Luego de saludar y dar las gracias por estar aquí a cada presente, busco con la mirada mi esposo. A pesar de ser el más alto del lugar, no logro identificarlo. 

-¿Te gusto la sorpresa? -dice Lando llegando a mi lado- fue idea de Daniel. 

Sonrío. 

-¿Es de verdad o él te pidió que lo dijeras? -lo miro entrecerrando mis ojos-. 

-De verdad -dice mi amigo riendo- yo solo presione el play -eleva sus hombros a lo que rio-. 

-¿Hablando de él, sabes dónde esta? -pregunto mirando nuevamente a la multitud-. 

-Carlos me está llamando -dice rápido y se va-.

-Ya verás cuando te encuentre -le grito y él ríe-.

-Descuida -dice Charles a mi lado- no creo que se haya ido con otra mujer por ahí -lo fulmino con la mirada-.

-Es broma tonta -dice obvio- pero soy su mensajero escogido -dice serio- a las diez debo llevarte donde me pidió -se encoge de hombros- es todo lo que te diré y no intentes sacarme una palabra porque no servirá -me dice indicándome con el dedo índice-. 

Me cruzo de brazos. 

-Salió de la casa para preparar tu sorpresa la cual estará lista a las diez, me mandara un mensaje de texto y te debo llevar. No queda tan lejos. 

Sonrío. 

Charles me mira sorprendido. 

-Emily -me regaña- no es justo -se cruza de brazos- te tienes que hacer la sorprendida -vuelve a indicarme con su dedo indice el cual intento de morder-. 

-Te quiero Charles -acaricio su cabello- gracias a ti sabré todo lo que mi bebé te cuente. 

Charles me mira serio pero luego me sonríe dulce. 

-Bueno, mientras no se entere de que te cuento todo, por mi no hay problema -se encoge de hombros y me abraza-. 




HOLA!!! ¿Cómo están? Les cuento que yo estoy de vacaciones por tres semanas, lo que me sienta genial. 

Me iré de vacaciones pero en las noches escribiré en notas, ya que no tendré mucha señal, y así poder terminar este hermoso proyecto. 

La verdad que desde siempre tuve la idea de que fuera una historia corta, así que estamos llegando a su final. 

Y no puedo estar más emocionada. 

Como siempre, muchas gracias por tu apoyo, lectura y comentarios.

Esto no podría estar pasando sin ti. 

Un abrazo y nos leemos pronto. 

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