"𝑽𝒐𝒍𝒗𝒆𝒓 𝒂 𝑺𝒐𝒏𝒓𝒆𝒊𝒓"
Narrador Omnisciente.
Han pasado exactamente 15 días desde la última vez que Tara y Strange se vieron. Todo ese tiempo Stephen estuvo ausente, dejando el Sanctum Sanctorum encargado a Wong.
¿Porque se la pasa tanto tiempo fuera?, Esa era la pregunta que diariamente se hacía Tara, seguida de otra; ¿Porque me importa tanto que no esté?.
Se sentía confundida, no sabia porque la ausencia del hechicero supremo le quitaba el sueño.
Durante estás dos semanas Tara logró encontrarse con Tony, al cual le pidió explicaciones sobre lo que escuchó en la Tv, respuestas que le cedió de inmediato.
Aquello que le contó no la dejó contenta con el millonario, pero decidió tomar una postura neutral, no iba a apoyar ni a Rogers como tampoco a Stark.
Por otro lado, la diosa se encuentra preocupada con respecto a sus hermanos y el tema con Hela. Hace unos cinco días atrás ha regresado aquel sueño dónde ve Asgard arder en llamas. Y eso por supuesto la mantiene inquieta.
Ahora mismo, Tara se encuentra en el Sanctum Sanctorum. Son las 9:30 am, acaba de bañarse, aún lleva puesta una bata de baño y está desayunando en su habitación mirando la Tv.
—Como pueden ver en el vídeo extraído de las redes sociales, éste tipo arácnido nos muestra una vez más que es un psicópata, ¡Un delincuente, un...!—hablaba aquel reportero calvo y con bigote, pero Tara cambió de canal—
—Que amarillista—murmuró bebiendo de su taza de té, para después tomar su celular y entrar a WhatsApp—
Así es, durante este tiempo Tony le compró un teléfono móvil a Tara para mantenerse comunicados, le hizo una cuenta de banco y le enseñó cómo usar la tarjeta de crédito. Y por otro lado, Peter le enseñó a Tara todo sobre tecnología, redes sociales y aquellas cosas que ella desconocía del Midgard moderno.
P.P 🕷️ está en línea.
—Hola arañita, oye, tienes algo que hacer hoy? 👉🏻👈🏻 👀
—Tara, estoy en clase 😬, no me llames así por aquí, pueden ver mi celular
—De acuerdo, a qué hora sales de clase?
—Mis clases terminan a las 2 pm pero de ahí iremos a una excursión
—Diablos xd
—Si, lo siento 😅 será mañana que te parece?
—Muy bien, bye 😉
Desconectada
Bufo y recargó su barbilla en la mesa, dejando sobre está su celular.
Se puso de pie y camino hasta su closet, donde tomo ropa y se puso un fresco y elegante conjunto.
Tomó un bolso dónde metió su billetera y su celular, salió de su habitación, camino muchos pasillos hasta bajar por las escaleras y salir del santuario.
Estaba aburrida, quería tan solo hablar con alguien pero no tenía con quién. Parker está ocupado en sus clases, Tony lleva días en el extranjero haciendo negocios y bueno, Strange es Strange, siempre ausente. Y ya no quiere pensar en el y en todo el tiempo que no lo ha visto.
Tomó un taxi y éste la llevo hasta Central Park, pagó y bajo del auto, se dirigió a la heladería de aquella otra ocasión, tienda que ha sido visitada por Tara frecuentemente.
—Tara Odinsson, ¿Un Hulkaramelo explosivo?—cuestionó el joven despachador con una sonrisa de oreja a oreja—
—Si John, lo de siempre gracias—asintió sonriente acercándose a la caja, abrió su bolsa y sacó su tarjeta de crédito de su billetera—
—Aqui tiene señorita, un helado para la vengadora más bella—comentó pasándole el helado, Tara con una ceja alzada miro curiosa al chico, el cual se dió cuenta de lo que dijo e inmediatamente se coloraron sus mejillas—H-haa y-yo quise decir...
—Muchas gracias por el cumplido John—le interrumpió y tomó el helado pasándole la tarjeta de credito—No conocía ese lado tuyo
—Jejejeje—rió nervioso, cobrando el helado, deseando ser tragado por la tierra—Aqui tiene muchas gracias por su compra—habló rápidamente pasándole su tarjeta—
—Gracias—sonrió de oreja a oreja guardando sus cosas, para después salir por la puerta con una sonrisa coqueta en los labios—
Esto le agradaba, hace tiempo atrás la gente estaba comenzando a reconocerla, cada vez que la veían por la calle le pedían una fotografía o le pedían un saludo.
Se le hacía un detalle lindo.
No bastaron ni 2 lamidas y 4 pasos para que el celular de Tara sonara el tono de llamada.
Bufó y sacó su celular, observando en la pantalla un número desconocido, frunció su entrecejo y contestó.
—¿Hola?—habló cruzandose la calle hacia Central Park—
—¿Hablo con la princesa de Asgard?—una voz femenina se escuchó al otro lado de la llamada, una voz muy conocida para Tara—
—No...—murmuró sin creerlo y se detuvo de golpe, miro a todas partes cuidando que nadie la escuche—¿Nat?—susurró—
—Ya te extrañaba boba, ¿Tienes tiempo para hablar?
—Claro que sí—susurró con emoción—Yo también te eche mucho de menos pero, ¿No es peligroso que me llames?, Podrían rastrear tu llamada—comentó caminando por las veredas del parque—
—Tranquila está línea es segura, voltea hacia atrás—dijo, Tara se detuvo y dió media vuelta lentamente, observando a una mujer pelirroja con gorro y lentes de sol detrás de un árbol sosteniendo un teléfono en su oreja—¿No vas a venir?
—Nat—murmuró y colgó la llamada, caminando hacia ella rápidamente y cuidando de que nadie la viese—
Se acercó lo suficiente a ella para después crear un campo de luz que las volvía invisibles a los ojos de los demas, luego de ello se descubrió el rostro.
—¡Natasha!—se lanzó a abrazarla, siendo correspondida por ella—¡Que emoción de verte!—se separó tomando sus manos observándola con una gran sonrisa—¿Que haces aquí?, ¿Cómo supiste que yo me encontraba aquí?, ¿Cómo conseguiste mi número?
—Eso es un secreto, y una espía nunca revela sus secretos—habló y ambas rieron soltandose—
—¿Pero no es peligroso que estés aquí, en una enorme ciudad con miles de personas que saben que están escapando de la justicia?—preguntó Tara confundida—
—Vine a verte, ¿Que no puedo venir a la gran manzana a visitar a mi mejor amiga?—cuestionó con un tono jugueton—
—¿Enserio veniste a arriesgarte aqui, Nueva York, solo por mi?—parpadeo rápidamente e hizo pucheros—
—Bueno, por eso, y por un contacto que nos va a proveer de armamento—comentó y Tara rió ligero—Si te preguntas, no, no vine sola—toco su oído, dónde tenía puesto un intercomunicador—Hey Cap, la encontré
»Lo supuse, ya que te me perdiste de vista« respondió Steve, alcanzando Tara a escuchar su voz.
—Puedes acercarte en el punto de encuentro—agregó Natasha, la asgardiana al escuchar eso mostró una radiante sonrisa de felicidad—
—Me alegro mucho de volverte a ver—hablo Steve abrazando a su vieja amiga Tara, ahora mismo se encontraban en un departamento—
—Igual yo, estaba muy preocupada por ustedes—comentó separándose del súper soldado, observando su mirada serena—
—Ahora si, ¿Cómo supieron que yo estaba aquí?—cuestionó la diosa con curiosidad—
—Por Instagram—comentó Natasha mostrando en su celular varias fotografías de distintas personas con Tara—Eres famosa
—Y...—habló Steve caminado hacia un ventanal—Supongo que estás enterada de lo que sucedió, ¿No es así?
—Asi es, Tony me lo contó todo—dijo con un poco de incomodidad—Que bueno que no estuve presente en ese momento—caminó hacia el sofá y se sentó—No me gustaría haber tenido que escoger un bando, y peor aún, luchar con las personas que considero mis amigos
—Creeme, no fue lindo—mencionó Romanoff con las cejas levemente fruncidas—¿Que estas haciendo aquí Tara, y porque no está Thor?
—Ah—suspiro pesado y paso sus manos por su cara—Es una muy larga historia, solo se las resumiré—descubrió su rostro—Mi padre murió y apareció una hermana que nunca supimos de ella, es una loca sociopata muy poderosa llamada Hela que es la diosa de la muerte, ella causará el Ragnarok en Asgard y quiere arrebatarme un poder oculto que tengo para volverse más poderosa, estoy aquí en la Tierra protegida con este anillo mágico—levantó su mano derecha mostrando el anillo—El cuál me vuelve invisible a los ojos de Hela, mientras tanto Thor y Loki están quien sabe dónde tal vez luchando con ella, no lo sé pero es lo que ha pasado—finalizó exhalando mucho aire—
—Ok-ay...—murmuró Natasha—Solo entendí que una hermana te quiere matar y quiere destruir tu mundo
—¿Y tienes donde quedarte?—preguntó Rogers—
—Si, estoy en la casa de un viejo...—fijo su vista en la nada recordando al hechicero—...amigo, él haa—parpadeó rápidamente y se puso de pie—Es un hechicero, me ayudara a saber controlar mi poder interior—mencionó »Si tan solo estuviera aqui« pensó—
»Steve, nuestro contacto está por llegar« se escuchó la voz de Sam por el intercomunicador de Rogers y Romanoff.
—Muy bien, dile que estaremos en el punto de entrega en unos minutos—dijo Steve picando el aparato—Tara, me encantaría verte más tiempo, pero tenemos que salir—se acercó a ella y la tomo de los hombros—Tal vez no nos veamos por un largo rato
—Oh, está bien—bajó levemente la mirada haciendo una pequeña mueca—Lo entiendo
—Oye—tomó su mentón y levantó el rostro de la castaña—Tranquila, tenemos tu número, nos mantendremos en contacto, ¿Está bien?—sonrió sereno con sus labios, regalandole tranquilidad a la diosa—
—Esta bien—asintió con una sonrisa y abrazó con fuerza a su amigo, quien correspondió de inmediato—
—¿Y yo no tendré un abrazo?—cuestionó Natasha, Tara y Steve rieron y atrajeron a la espía, abrazándose—
Era una escena de fotografía, tres viejos amigos abrazándose como en los viejos tiempos, las mujeres llegando al pecho del Capitán pues el es más alto que ellas.
Era un momento de alegría y al mismo tiempo de tristeza, porque saben que no se verán durante un tiempo.
—Cuidense, por favor—se separó Odinsson de ellos, con los ojos cristalinos—
—Tu también—dijeron rubio y pelirroja al mismo tiempo, regalandole una última sonrisa—
Con un pequeño dolor en el pecho, Tara salió volando por el balcón del departamento.
Estaba feliz de saber que sus amigos de encuentran bien. Tal vez están escondiéndose, pero no están en peligro y eso la tranquiliza.
Pasaron unas horas, estuvo sobre el edificio Empire State observando la ciudad, así hasta que anocheció.
Suspiró profundo y retomó su camino regreso al Sanctum Sanctorum.
Al llegar a este noto algo extraño, el ambiente estaba diferente. Dejo su bolso sobre una mesita en la recepción y caminó hasta la cocina, pero no vio nada o a nadie.
Estuvo buscando por las habitaciones pero no encontró algo fuera de lugar.
Estuvo así hasta que llegó a las tres ventanas-portales.
Dos estaban cerrados y una estaba en un bosque de noche. Extrañada se acercó y paso el portal, logró ver luces a lo lejos, curiosa caminó hasta ellas y pudo ver una mesa redonda con dos sillas, varios platos de comida servida sobre está.
¿De que se trata esto?, Se cuestionó a si misma observando la decoración y la línea de focos arriba del comedor.
—Hola Tara—escuchó detrás suyo una voz que no escuchaba hacia semanas—
Giró con lentitud sobre su eje y logró observar al dueño de esa voz ronca.
Ella sin darse cuenta una reluciente sonrisa se había apoderado de sus labios. Luego de días sintió tranquilidad, aunque por dentro sentía una gran necesidad y golpearlo y cuestionarlo, decidió borrar esos negativos sentimientos y se dejó llevar por los buenos.
Y sin poder entenderlo su corazón latía con rapidez, pensaba que el Doctor Strange se veía bastante bien, ya que era la primera vez que lo veía vestido con otro conjunto que no fuera su traje de hechicero. El hombre se acercó lentamente a ella con una sonrisa ligera en los labios
La mujer se sentía alegre, se sentía confundida y tímida al mismo tiempo, la cercanía del hombre a hacia sentir pequeña y no lograba comprender por qué.
Por parte del hechicero supremo, pensaba que Tara se veía bastante atractiva con ese vestido tinto, tenía tiempo sin verla y no recordaba lo bella que era, y se sentía extraño consigo mismo ya que nunca creyó que algún otro ser que no fuera Christine pudiera ser bello ante sus ojos.
—Ya era hora de que apareciera Doctor—rompió el hielo Tara intentando aparentar tranquilidad—
—Me disculpo enserio por haberme desaparecido—habló Strange apenado—Por favor, siéntese—se acercó a una silla y la recorrió, permitiéndole a la mujer sentarse—
—Que caballero, gracias—se sentó acomodando la falda de su vestido, observando como el se sentaba frente suyo—¿Puedo saber porque está cena?—cuestionó curiosa viendo como el con su magia atraía una botella de vino tinto y servía un par de copas—
—Para disculparme por mi ausencia—tomó su copa y Tara la suya—Y, porque le debía una cena—mencionó curveando sus labios, palabras que sonrosaron levemente a la asgardiana—
—Entonces esto amerita un brindis—observó la copa r instantáneamente llevo sus ojos cafés a los azulados ojos de Stephen—Por habernos salvado las vidas—alzó su copa hacia el—
—Por eso, por lo que fue y por lo que será—choco delicadamente su copa con la de ella, para después ambos beber del líquido tinto sin quitarse los ojos de encima—
El ambiente del lugar se había tornado romántico, a pesar de no llevarse tanto, no conocerse mucho, se sentían con la confianza de cenar a solas, disfrutando de su compañía.
No lo supieron, no se dieron cuenta, pero en ese instante algo sucedió en el interior de cada uno.
Su percepción del uno del otro había cambiado radicalmente, y no podrán detenerlo. Los prejuicios y las dudas se fueron hacia un lado, llegando la hora de disfrutar este íntimo momento.