Tara quedó en silencio, con la mirada perpleja puesta sobre el techo. Muchas ideas dentro de su mente estaban desenrredandose y acomodando un rompecabezas mental, sentía que todo tomaba sentido ahora.
—Tara, Tara...—la voz del pelinegro llamó su atención, sacándola de ese pequeño trance del que estaba, giró levanté su cabeza sobre la almohada y le miró—Tu poder, proviene de ella—y con ambas manos abrió el ojo de Agamoto, mostrando la gema del tiempo con su característico brillo verde—
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—La gema del tiempo—murmuró, alzando levemente su mano derecha hacia el collar—
Como si estuvieran gema y asgardiana conectadas, un pequeño rayo de luz verde salió de la gema y de los dedos de Tara. Tal unión recorrió el cuerpo de la mujer, las venas de su cuerpo se iluminaron levemente de un brillo verde y luego volvieron a la normalidad.
—Se que te preguntarás, ¿Cómo es que llegue a esa conclusión?—dijo el hechicero cerrando el artefacto—En el tiempo que estuve ausente buscando información asgardiana, encontré un libro donde leí algo que me llamo mucho la atención—se sentó a un lado de la castaña en la orilla de la cama—Existen individuos esparcidos a lo largo del universo que nacie...—pero fue interrumpido—
—Que nacieron con una pequeña fracción del poder de las gemas del infinito—habló la ojiverde, Strange la miró con sorpresa, pues no sé esperaba que ella lo supiera—Mi madre me contaba eso cuando era pequeña
—Si—se acomodo de una forma para ver de frente a la asgardiana—Y utilizar ese poder fue lo que te causó la hemorragia, porque aunque es pequeña la cantidad de poder que tienes de la gema, es demasiada para soportarla, y tú la usaste dos veces en menos de una hora
—Entonces, ¿Me ayudarás a controlar esa energía para lograr usarla sin morir en el intento?—cuestionó con la mirada serena, pero por parte del humano, no estaba nada convencido, silencioso, frunció el ceño y se negó con la cabeza—
—No—negó seco y Tara inclinó su cabeza levemente hacia un lado confundida—No es que no quiera, pero no debo de
—¿Porque?—intentó sentarse pero le incómodo en sus costillas, Stephen le ayudo a recostarse de nuevo—No lo entiendo
—Tara, de haber sabido que ese era tu poder oculto, te habría dicho antes las consecuencias de usarlo—mencionó, Odinson, aún sin entender frunció el entrecejo—Mira, entre los maestros de artes místicas se sabe que manipular el tiempo esta prohibido, es muy peligroso, ya que podría fracturar la realidad y provocar un colapso entre dimensiones
