Abro las puertas de la escuela casi estampándolas contra la pared que las sostiene.
Siendo las 7 de la mañana lo único que puedo pensar en estos momentos es en Harold y en lo que sea que hará Ross cuando llegue a la escuela.
No van a pelear.
¿O si?
No...
Ross no puede ser tan salvaje para llegar a ese punto.
Aunque realmente antes no se nos ha presentado una situación similar como para saberlo.
Recorro los pasillos con desesperación, sintiendo las miradas de mis compañeros detrás mío. Estoy segura de que parezco una jodida loca.
Harold no está.
-Maldición.
Susurro.
Tomo mi teléfono celular entre las manos y busco el contacto de Harold para luego llamarlo.
Suena.
Suena.
Suena.
Y apagado.
Está apagado.
Bufo.
Se supone que Harold siempre viene unos buenos minutos antes de que inicien las clases para hacer vida social.
Siempre que vengo temprano me lo encuentro, sentado en el salón de música, sentado en un rincón con una guitarra y sus audífonos, y ahora no está.
-¡________!
Escucho detrás mío.
Y es un alivio para mi corazón haber escuchado mi nombre saliendo de sus labios. Es él.
Esta vestido con una camisa blanca, unos pantalones negros y unos zapatos negros también.
Muy elegante como para venir solamente a la escuela.
-¡Tengo que hablar contigo!
Exclamo, tomando su mano izquierda y jalándolo de inmediato hasta llegar al baño de hombres.
El cual para mi buena suerte, está vacío.
Lo jalo hacia un cubículo y cierro la puerta seguido de que los dos entramos.
-¿Es una indirecta?
Sonríe.
Haciéndome reír.
Idiota.
-Eres un idiota- suspiro- ¿Tienes idea del problema que me hiciste pasar con Ross por enviar esas jodidas fotos?
Harold frunce el ceño.
-No le veo nada de malo.
-Claro que lo es, está celoso de nuestra amistad.
Ríe.
-Pues cálmate y dile que no sea ridículo.
-Harold, el piensa que tú y yo tenemos algo.
-¿Y no es así?
Me sonrojo.
Desconecto nuestras miradas, haciéndolo reír.
-Necesito que...
-Deberías dejar de hablar de eso- me interrumpe una voz familiar. Es Ross- Sabes que solamente te quiere por tu dinero- ríe- No puedes estar al lado de una persona que te desprecia y solo te llama cuando necesita algo de Louis Vuitton.
Mi corazón se acelera a mil.
Me subo sobre el inodoro para que no puedan ver mis pies, si es que alguno de ellos dos baja la mirada o algo por el estilo.
-¿Que hay de ________?
Le pregunta su amigo.
Kendrick, si no me equivoco.
-Que te puedo decir- ríe- Estamos bien aunque cuando viajamos se comportó terrible.
Él ríe.
-¿A que te refieres?
-Me celaba todo el tiempo, y a las finales, fue al revés, terminé viendo una pendejada del Irlandés en su celular.
-Ingles- lo corrige Harold en un susurro.
Lo golpeo de inmediato para que se calle.
-¿Tiene algo con ________?
-No lo sé- responde Ross de inmediato. Con una notoria incomodidad en su voz- Ella dice que no, pero, ya sabes, puede decir muchas cosas- suspira- De igual forma no me importa mucho, si quiere cagar nuestra relación, que lo haga. Pero que no me esté celando de la nada en pleno viaje.
-Se la pasaron peleando entonces- afirma Kendrick. Mi corazón sigue latiendo tan o más rápido que cuando entraron al baño- Debió ser horrible, se supone que si una pareja viaja es para andar cogiendo todo el día.
-Exacto- responde- Créeme de que estoy enojado por lo de Harold, si no le terminé en ese momento fue porque amo su jodido culo, de lo contrario ya no estaríamos en...
Su voz se va alejando cada vez más hasta que por fin deja de escucharse. Bajo del inodoro y miro a Harold. Sin saber cómo sentirme con respecto a todo lo que acabo de escuchar.
-¿Estas bien?
Me pregunta de inmediato.
Entonces definitivamente se supone que debo sentirme mal.
Trago saliva y asiento.
Sintiendo un nudo en la garganta.
Suspiro.
Llevando mis manos hacia mi cabello para poder pasar dos mechones detrás de mis orejas.
-_________-me llama, sé que no sabe que decir, pero es lindo que lo esté intentando- Termínale.
Dice directamente.
Vuelvo a suspirar.
Una y otra vez.
Conteniendo las tremendas ganas de llorar por la terrible forma en la que se acaba de referir de mí y nuestra relación.
¿Qué diablos le pasa?
-Por favor, dime que lo considerarás.
Salgo del baño sintiendo los pasos de Harold detrás mío. Volteo hacia la derecha, tomándome con la mirada de Ross.
Mis ganas de acercarme a él para matarlo aumentan cada segundo.
Pero a pesar de ello voy hacia el, ignorando la voz de Harold a mis espaldas.
-Hola- le digo, sintiendo un inmenso calor en mis mejillas.
-Como estas- responde, acercándose a mí para darme un beso en la mejilla- Y cuéntame también cómo está Harold.
Me río.
Maldito tonto.
-Bien- le respondo- También está bien.
Lo abrazo por el torso.
Y el pasa su brazo por mis hombros.
-Que bueno que no hayan dejado de ser amigos luego de lo qué pasó- continua con su toxicidad- Digo, casi terminamos por eso pero no importa, ¿verdad?
Dice sarcástico.
Aprieto los dientes.
-¿Estas usando un nuevo perfume? Hueles delicioso- le digo, pasando mi nariz por su cuello.
Él se estremece.
-No- responde, riendo. Lo abrazo aún más fuerte, sintiendo sus manos también haciéndome acercarme a él- Me gusta como te queda esa falda.
Sonrío.
Y me acerco hacia su oído.
-¿No te gustaría quitármela?
Le pregunto.
Recibiendo de inmediato la mirada que esperaba recibir.
-¿Donde?
-En los servicios higiénicos qué hay en el campus.
Sonríe.
Y seguido de esto toma mi mano y comenzamos a caminar, escuchando la primera campana de clases sonar.
Me relamo los labios mientras lo observo, sabiendo que el me está mirando también.
Se ve muy guapo.
Pero a pesar de ello tengo unas compulsivas ganas de gritarle por lo escuchado.
-¿Que clase tienes?
Me pregunta.
-Química.
-Historia, ¿normal si perdemos la clase?
Maldito tonto.
Sabe perfectamente que tengo problemas para pasar química y se atreve a preguntarme eso.
Suspiro.
Tomándolo de la mano con más fuerza.
-Normal- respondo- Vamos rápido.
¿Qué le pasa?
¿Como se atreve a hablar de esa forma con el idiota de su amigo en el maldito baño de hombres?
Hoy amaneció más idiota de lo normal.
No puede estar por allí ventilando nuestros problemas y mucho menos diciendo que si no me dejó, fue por mi maldito culo.
¿Con qué clase de hombre estoy?
¿Con un patan?
¿Es eso lo que significo para Ross?
Lo miro sin que se dé cuenta.
Se está mordiendo los labios y tiene una perfecta sonrisa dibujada en estos. Que definitivamente quiero deshacer a base de golpes.
Golpes que se transformarían pronto en lágrimas.
O mejor dicho, tan solo lágrimas y quizá algunos gritos. ¿De verás por eso no terminó conmigo? ¿Solo por mi cuerpo?
Trago saliva.
Sintiendo un incómodo nudo en mi garganta de pronto. Haciéndome sentir de mal en peor.
Caminamos con rapidez hacia los baños del campus que actualmente no están habilitados porque están en remodelación. Viendo a todos los estudiantes desplazándose a sus aulas.
Utilizo mi mano libre para morderme las uñas con fuerza. Quiero encararlo, pero a la misma vez quiero dejarlo con las malditas ganas e irme.
-¿Nos verán?- pregunta- Nunca lo hemos hecho aquí, deben de haber cámaras.
-No- contesto- La vez pasada ví a un chico de tu aula saliendo de esos baños completamente drogado de allí.
-¿Y eso que tiene que ver?
-Que lo ví al día siguiente también, y si hubiesen cámaras definitivamente lo hubiesen suspendido.
Ross ríe.
Y yo vuelvo a suspirar.
Nerviosa.
Impotente.
-Deberíamos buscar más lugares así, ¿sabes?- vuelve a abrir la boca- Lugares donde podríamos tirar sin algún problema.
Le lanzo una sonrisa fingida que no tarda en irse en menos de cinco segundos.
Solo me quiere para coger.
Eso es lo que significo para él.
Entro al baño de mujeres con sumo cuidado, observando cada lugar de este para asegurarme de que no haya alguna otra persona. Sintiendo las manos de Ross en mi cintura instantáneamente.
La luz qué hay en los baños es demasiado fuerte.
Están muy bien remodelados pero no están aperturados por el momento, lo cual se me hace rarísimo.
Ross cierra la puerta con su mano libre para luego levantar mi falda con todo el descaro del mundo. Se agacha y me muerde una de mis nalgas, haciéndome gemir.
-Me encanta tu jodido culo- me dice, para luego nalguearlo- Dios.
Siento su boca entre mis nalgas, sobre mi ropa interior, haciéndome delirar.
Abro la boca, sintiéndome débil de pronto.
Débil ante él.
No quiero acabar con él.
Pero mi impulso me está obligando a hacerlo.
¿Qué demonios le pasó por la cabeza para decir semejante estupidez?
Sus manos bajan mis bragas sin problema alguno para luego volver a enterrar su rostro entre mis nalgas.
Tiemblo.
Y me sujeto de inmediato del lavadero de manos.
Diablos.
De verás es bueno en esto.
Su lengua recorre toda mi feminidad, de arriba hacia abajo y sus manos sujetan con fuerza mis piernas, definitivamente haciéndome daño.
-¿Te he dicho alguna vez que me encanta tenerte en cuatro ante mí?
Gimo.
Me da un pequeño azote.
-Me encanta tu silueta- susurra, pegado a mi feminidad.
-Ross- susurro- Quiero que me folles ya.
Le digo, dándome la vuelta.
Me sonríe y se levanta del suelo para poder besarme. Le sigo el beso, saboreándome.
Sus labios bajan a mi cuello.
Donde lo succionan con descaro.
Sus manos van hacia mis pechos y los presionan, haciéndome mojar aún más.
-¿Quieres que te folle?
Gimo.
Bajo mis manos para tocar su glande pero él no me lo permite.
-Sí- respondo, tirando la cabeza hacia atrás, dándole más acceso hacia mi cuello.
-Quiero follarte- me dice, volviendo a mis labios- Quiero hacerte llorar.
Suspiro.
-Quiero que grites mi jodido nombre y que me digas que pare- muerde mi mentón- Hasta que me mojes toda la polla.
Muerdo mi labio inferior.
Y con un poco de esfuerzo, logro moverme. Dándole la espalda a Ross y recostándome un poco en el lavadero de manos.
Me azota.
Y siento como baja la bragueta de los jeans color mezclilla que está usando.
-Por Dios _________- se queja- Tienes un culo enorme.
-Y al parecer es todo lo que te interesa.
Pienso en voz alta.
Siento la polla de Ross en mi vagina.
Haciéndome delirar.
Sus manos ahora están en mi cabello, tirando de este con suavidad.
-Realmente sí- contesta. Dándome un vuelco en el corazón, haciéndome enojar- Comerme este culo todos los días es todo lo que me importa.
Escucho su risa detrás mío.
Siento como mis ojos se aguan.
Y aquella sensación de malestar se posiciona en mi pecho.
-¿De veras?
Pregunto.
-No tengo por que mentirte.
Responde.
-Eres un idiota.
Gimo al sentir su erección enterrarse en mí con rudeza, robándome el aire.
-No puedes culparme- jadea- Mírate, eres preciosa- me azota- Todo lo que quiero hacer, es cogerte todos los malditos días de mi vida.
Suspiro.
La polla de Ross entra y sale profundamente de mi interior.
Escucho palabras salir de la boca de Ross pero ya no logro identificarlas.
Estoy perdida en mis pensamientos.
"Créeme de que estoy enojado por lo de Harold, si no le terminé en ese momento fue porque amo su jodido culo"
Bajo la cabeza.
Una lágrima cae por mi mejilla de pronto.
¿Quién se cree para hablar así de mí?
¿Solo por eso se interesó en conocerme?
¿Por eso no dejaba de hablarme por whatsapp?
¿Todo fue para tirar?
Las embestidas de Ross se aceleran.
Siento sus manos en mis pechos.
Apretándolos a su antojo.
-Me correré en todo tu coño- gruñe- Joder, estás tan estrecha...
Más lágrimas caen por mis mejillas.
Doy un pequeño grito de impresión cuando siento una de sus manos impactar con mi mejilla.
Haciéndome sentir peor.
Definitivamente no es momento para este tipo de juegos sexuales.
Mis paredes vaginales se contraen, acorralando con fuerza el miembro de Ross. Sintiendo unos segundos después, todo su líquido dentro de mí.
Un último azote se hace presente en mis nalgas y sale de mí, para luego perderse en uno de los cubículos del baño.
Alzo la cabeza y me miro al espejo.
Mi nariz esta roja al igual que mis ojos.
Sollozo, sin poder contenerlo más.
-¿Estás... estás llorando?
Me pregunta, viéndome a través del espejo con preocupación.
-¿Te lastimé?
Claro que lo hiciste.
Y fue emocionalmente.
Niego.
Queriendo decir todo pero a la misma vez nada.
-¿Por qué lloras?- se acerca, me voltea y sus manos tocan mi rostro. Con preocupación- Te lastimé, ¿verdad?
Limpia mis lágrimas en un esfuerzo inútil.
Ya que caen mas y más.
-¿Fui muy brusco?- pregunta, subiendo mis braguetas y acomodando mi falda como puede. Seguido de esto, utiliza el papel higiénico que tiene en la mano para limpiar mis piernas, ligeramente mojadas por su culpa- Dios, ________ háblame, lo lamento.
Y de veras queria eso.
Pero las palabras no salen.
Solo lágrimas.
Lágrimas y sollozos que ya no puedo controlar.
-Te escuché en el baño- le digo, como puedo, con mi corazón roto e inseguro en la mano- Te escuché hablando con Kendrick en el baño de hombres.
Ross frunce el ceño.
Trata de tocarme el rostro de nuevo pero esta vez ya no se lo permito.
-¿Qué escuchaste?
-Que no me terminaste mientras estábamos en Colorado solo porque amas mi culo- responde- Y me lo dijiste mientras tirábamos.
Sollozo.
-Eres un maldito descarado.
-_________, pensé que estábamos jugando.
-¡No!- grito, exaltada- ¡Yo no estaba jugando, me lastimaste! ¡No tienes por que expresarte así de mi delante de tus estúpidos amigos!
-Te juro que... ¿qué hacías en el baño de hombres?
Trago saliva.
Me volteo de inmediato.
Ross me mira a través del espejo.
-¿Que hacías en el baño de hombres?
Repite.
-Estaba hablando con Harold.
Su rostro se transforma.
Enrojece.
-¿Qué?
-Estaba hablando con Harold en uno de los cubículos sobre lo qué pasó en Colorado, no quiero que peleen, por eso le estaba advirtiendo que...
-Puedes hablar con él en la jodida clase, ¿que necesidad hay de hablar con él en un cubículo? ¿Me estás jodiendo?
Está enojado.
Ha volteado todo.
-No trates de voltear las cosas... tú...
-Es que obviamente te abriste de piernas para él- me dice, con el hígado en la boca- Tiraste con él como la maldita zorra que eres.
Sollozo.
Y mi mano derecha no tarda en impactar con su mejilla.
-¡Le dijiste a Kendrick que solo me quieres por mi culo!
-¡Cogiste con ese maldito Inglés!
-¡No!- exclamo- ¡No lo hice, no trates de voltear todo hacia tu favor!
-¡No trates de negarlo! Maldita sea, que puto asco, eres una jodida guarra.
Mi mano quiere volver a impactar sobre su mejilla pero él no me lo permite. Tomándome de las manos.
-¡Esto se acabó!- exclamo, desde lo más profundo de mi corazón- ¡Te odio!
Su rostro vuelve a cambiar, pero no del todo.
Se queda perplejo.
Pero con la ira aún en sus facciones.
-¡Ustedes dos, a la dirección!
Volteamos al mismo tiempo.
La maestra Greece está parada en la puerta del baño de mujeres, mirándonos con furia, señalándonos la salida para irnos de una vez.
-De acuerdo- voltea Ross para mirarme- Será como tú quieras _________.
Suelta mis manos para poder dirigirse hacia la puerta, donde la maestra observa toda la escena sin pestañear ni un solo segundo.