“Si te vieras con mis ojos… Entenderías”. (Frida Kahlo)
ESTELA TESSIER
Eso, técnicamente, era imposible.
Si, imposible. Había cambiado mi número de teléfono aunque ya no volvió a molestarme, es mejor ser precavida que pasar una desgracia.
Axel no quitó su mirada de mí, sé que notaba lo nerviosa que me puse, él me conocía muy bien. En un solo movimiento le arrebate el celular de las manos y corté la llamada. Efectivamente, era uno desconocido, el de él.
—Estela —era claro que sospechaba algo.
Tragué saliva, sacudiendo mi cabeza un poco y cortando la llamada.
—No tengo idea.
Excusas.
Axel enarcó una ceja como si no me creyera nada, pues por mí reacción él notaba que mis nervios se activaron.
Debo decirle a alguien.
—Entremos, ya es tarde —farfulló antes de entrar al departamento, cosa que yo imite.
Al entrar nos quedamos viendo películas en la sala de estar, como de costumbre. Sin embargo sentía la tensión y miradas que me daba, curiosas.
En parte entendía su preocupación, él tenía derecho a preocuparse. Sentía culpa por no tener el valor de contarle a alguien, así tenga mucha confianza es difícil. Piensas que ellos te entenderán pero en ese momento tú cabeza empieza a crear miles de pensamientos inseguros.
"¿Y si me juzga o me llama dramática?"
Por pensamientos así me quedaba callada.
Pero ya no.
Lo miré atenta, él no quitaba su atención de la pantalla en toda la oscuridad. Jadeé al ver lo que Axel miraba sin perderse ni un detalle.
Estaban matando al amigo del protagonista en la peli, sin ninguna censura.
Auch.
Unas cuantas palomitas de maíz rebotaron del frasco con el brinquito que dio Axel en el sillón.
—¡Sabía que moría! —Su predicción se cumplió.
Apagué el televisor con una cara de disgusto.
—¡Ey! —se quejó ofendido, mientras yo me levantaba del sofá y prendía la luz de la sala.
—¿Qué? Sabes que no me gustan las películas tan...crudas.
La incredulidad se hizo presente en sus ojos entrecerrados.
—Pero si ves casos de asesinos seriales.
—Es diferente.
Blanqueó los ojos con diversión y dejó caer su cabeza a la almohadilla del sofá.
—¿Quieres ver "the amazing spider-man"? Aún no tengo sueño.
Mis cejas se alzaron en protesta. Eso era demasiado para mi pequeño y pobre corazón.
Bufé riendo, sentándome a su lado de nuevo—. Lo siento, no quiero volver a sufrir por Gwen. —Hice un gestó de desinterés con mi mano.
El silencio se hizo espacio de nuevo. Con la luz encendida todo era más incómodo porque sí podíamos notar nuestras miradas.
Axel ladeó su cabeza a un costado—. Cuéntame, Estela. No es bueno que te guardes eso.
Mordí mi labio inferior, pensando. Sabía que era lo correcto decirle, Axel no me juzgaría ni nada malo, él definitivamente me ayudaría de inmediato.
No tengas miedo, sabes que puede terminar peor si no lo dices.
Recosté mi cabeza lentamente sobre su hombro.
Tragué—. Si te digo, ¿Llamarás a mi mamá?
—Sí.
Fruncí el ceño en un puchero de fastidio.
—Axel...
—Depende —consideró.
No quería que le dijera, no ahora.
Y entonces, esa noche le conté todo. Sabía que no tenía caso guardarme eso en secreto cuando él ya sospechaba que algo andaba mal, Axel es demasiado inteligente y si no lo decía ese día de alguna u otra forma sabría la verdad en cualquier momento.
Su reacción fue exactamente como esperé, parecía un padre protector.
Suspiré masajeando mi sien mientras él caminaba de un lado a otro con las manos sobre la cabeza.
—Cálmate, ¿Quieres? Me estas desesperando.
Resopló con sarcasmo e ironía.
—¿Desesperando? Acabas de decirme que un psicópata te acosa, Estela, ¿Cómo esperas que reaccione?
Axel tomó su teléfono de la mesa en el centro de la sala y mis ojos se abrieron de par en par.
—No llames a mi madre, no quiero preocuparla...yo le diré cuando llegue.
Una sonrisa dulce se formó en sus labios pero luego se desvaneció.
—¡Claro! Si es que él enfermo no te mata o secuestra antes.
¿Quieres a alguien que te dé ánimos? No dudes en contactar a Axel Davies.
Baje la mirada a mis manos que jugaban nerviosamente sobre mi regazo.
—¿Desde cuándo? —lo sentí acercarse.
—Casi 5 meses.
—5 meses —lo escuché murmurar—. ¿Sabés a quién podemos llamar, además de tú madre? —hizo un ademán de teléfono.
—¿A quién? —curiose.
—A la policía.
Hice una mueca.
—Lo tengo bajo control —intenté calmarlo.
La nariz de Axel se frunció, me miró con lástima y negó seguidamente con la cabeza. Odiaba que me mirará así, como si fuera estúpida.
—No.
—Sí.
—Que no.
Mis manos se apretaron en puños.
—Que sí.
Silencio.
—Carajo, Estela. Deja de querer solucionar todo por tu cuenta, sola. Ni siquiera puedes arreglar tu vida, deja de ser tan ingenua.
Lo intentaba...
—Buenas noches y, piensa mejor —eso fue lo último que escuché de él en la noche, antes de irse a su cuarto y apagar las luces.
Quizás era demasiado sensible para que eso me doliera pero, de verdad lo intentaba. No había estado yendo a terapia por más de 4 años para nada. 4 años y se siente como si no hubiera avanzado nada desde aquella vez.
¿Había mejorado? No quería que todo mi proceso se fuera a la basura.
No iba a llevarle la contraria porqué Axel tenía razón desde cualquier punto de dónde lo vieras. Yo estaba actuando mal al guardarme cosas como esas cuando sé lo mal que pueden terminar.
[...]
Nunca me había gustado caminar sola por los pasillos de la preparatoria.
Y menos cuando estamos en hora de salida, o sea, todos afuera. Me ponía inquieta ver a tanta gente juntas a pesar de que ya había superado mi ansiedad social, o eso pensaba.
Hace dos años cuando tenía ansiedad social se sentía tal y como si todos me mirarán, o pensaba que me iba a dar un ataque en algún momento y nadie se detendría a ayudarme. Por esa razón no salía tanto de casa, últimamente fue que retomé eso de salir a algunas fiestas o...a cualquier lugar que se me dificultaba.
Porque si, era un verdadero reto y fue un logro gigantesco que pudiera salir de casa de nuevo.
Un fuerte sonido a mí lado me hizo estremecer. Era Hannah cerrando su casillero...y se veía enojada.
—¿Hola? —pronuncié cuando no me saludó.
Hannah fijó su mirada sobre mí por unos segundos, sonriendo de lado y luego volvió a mirar su teléfono.
—¿Todo bien?
Digo, tiene unas ojeras que parece que no durmió por una semana y la ropa que tiene puesta parece que no la eligió ella.
—No...exactamente. —Apoyó su frente en el casillero azul y me tomé el tiempo de acercarme—. Discutí con mi madre y con Jackson, pero eso no es importante —me observó de reojo—. Mejor ve a clase, ya va a comenzar.
Remojé mis labios con duda, según yo: Jackson y ella terminaron hace tiempo—. ¿Y tú?
—¿Y yo qué?
—¿No irás a clases? —le pregunté a ver qué me decía, aunque claramente la hora de salida ya había llegada.
Sus labios se hicieron una línea—. Mi padre viene por mi. Adiós.
Y se volteó, dejándome con las palabras en la boca.
Hannah tenía la cabeza en otro lado.
Caminé hasta la salida con mis auriculares de cable puestos, aquellos reproducían "All for us" de Labrinth & Zendaya, conocí esa canción por una serie llamada Euphoria.
Quejidos mentales aparecieron en mi mente cuando caí en cuenta que el autobús escolar ya había pasado, debía irme caminando porque Kris estaba trabajando.
Odiaba caminar a casa sola.
Además hacía calor y traía suéter de los que picaban.
Las calles estaban solitarias, unos cuantos carros pasaban de vez en cuando y eso me sorprendió porque solían estar con muchas personas a tal hora.
Mientras más minutos pasaban, el atardecer se iba para ser reemplazado por la noche y yo empecé a sentir una sensación en mi estómago que me hizo caminar más rápido.
Era un asco tener que caminar insegura porque tú instinto dice que te siguen.
Y pasó.
Una mano se enredó en mi muñeca y jaló. Jadeé antes de voltear y si podía, darle una cachetada a la persona que me estuviera tomando pero su voz me tomó por sorpresa.
Fruncí mis cejas, soltándome de su agarré y mirándolo sobre mi hombro. Una expresión incrédula se plasmó en mi rostro a la vez que quitaba mis auriculares y los metía a mí bolsillo.
—¿Estás loco?
Hades torció una sonrisa y quitó un rizo que se coló a mis ojos.
—¿Por ti? No lo sé, averígualo.
Mi corazón latió más rápido a causa de sus absurdas palabras. Odiaba que me hiciera sentir así.
Sonreí confiada—. No me interesa si te gusto.
Seguí con mi camino, él venía tras de mí.
—¿No?
—No, le gusto a muchas personas.
No sabía en verdad, quizás si pero solo lo dije por decir.
—Muchas personas y ninguna que te haga sonrojar como yo.
Malditas cosquillas en el estómago.
Igual, probablemente para él sea un juego el "me gustas".
—Casi me matas de un susto —espete con molestia.
—¿Puedo acompañarte a tu casa? —no le interesó lo que dije.
Solo asentí ligeramente sin mirarlo.
Hades y yo estuvimos texteando mucho desde navidad, conocimos cosas nuevas de ambos y...me la pasaba bien hablando con él, también teníamos algunas cosas en común.
Percibí su mirada clavarse sobre mí y yo solo me fijaba en mis zapatos porque no quería cruzarme con su iris.
Suspiré—. ¿Que miras tanto? ¿Tengo un moco o qué?
—Tus imperfecciones —respondió.
Me reí a eso. Sí, yo también las veía y mucho. No me considero la persona más insegura pero muchas veces siento cosas que querría cambiar en mí.
—Tengo muchas —volteé a mirarlo pero no completamente al rostro.
Hades se encogió de hombros con las manos en los bolsillos de su pantalón.
—Para mí no.
Mi rostro ardió pero trate de no verme tan afectada por su comentario. ¿No podía quedarse callado y ya? Él sabía que yo me ponía nerviosa y le encantaba verme así.
—Nada es perfecto.
—La palabra "perfección" no tiene significado, bonita. Para mi se trata de que cada persona le de un significado acordé a ellos, a todos no les va a gustar lo mismo. —Pausó—, Y quizás, para mí el significado lo eres tú.
Al terminar su frase sentí que si mi garganta se quedaba sin saliva, mi boca estaba completamente seca. Mi pecho subía y bajaba, agitado.
Él podía hacerme perder la respiración sin ni siquiera tocarme.
Sonreí sin ocultarlo.
Llegamos a mi casa y mi emoción surgió al ver el auto de mi madre estacionado en el garaje. La extrañaba.
Él se detuvo a unos cuantos metros de la puerta y justo cuando puse mi mano en la manilla, lo observé.
—Gracias.
Asintió.
—No es nada. ¿Tienes algo que hacer el sábado? —preguntó y por unos momentos me confundió.
—Ah...creo que no —no pregunté porqué y Hades tampoco dijo nada más.
La puerta se abrió de golpe y di un pequeño brinquito cuando vi a mamá parada ahí. Ella enrolló sus brazos en mi cintura y los míos estaban sobre sus hombros.
—Te extrañe mucho —le susurré.
Ella deshizo el abrazo y acunó mi rostro entre sus manos para dejar un cálido beso en mi frente. Después tomo mis mejillas.
—Y yo a ti —sonrió.
Miré sobre mi hombro unos segundos y Hades se volteó para irse. Mi mirada siguió su silueta hasta que al final de la calle desapareció entre la oscuridad.
—¿Ustedes tienen algo? —cuestionó mi madre detrás de mí.
Fruncí mis labios y la mire sobre mi hombro—. No. Solo somos amigos, creo.
Una sonrisa se formó es sus labios, como si no se tomará en serio lo que decía—. Los amigos no se miran como tú y el lo hacen, lo sabes perfectamente. Los vi por la ventana —lo último fue un susurro y una llamada la hizo entrar de nuevo a la casa, dejándome ahí afuera, pensando.
Ella me conocía demasiado bien.
Mi celular vibró en el bolsillo de mi pantalón y en ese momento no me importó mucho, pensé que era alguna notificación de Pinterest o cualquier red social.
Hasta que revisé unos minutos después. No entremos en pánico. Era un mensaje de Hades que tuve que releer varias veces para estar segura de que no me equivocaba al entenderlo:
Él: Quiero llevarte a un lugar especial para mí, el sábado por la tarde.
Pd: sí es una cita :)
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¡Holaa! ¿Cómo están? Yo muy bien porque...
¡UBBLE LLEGÓ A 100K LECTURAS! AHHHH, mil gracias a todas las personas que le dieron una oportunidad al libro. Gracias por sus comentarios. Gracias por cada voto. Gracias por leer lo que escribo. <3 ésto es un logro enorme para mí, se les ama❤️
Opiniones sobre el cap>>
¿Que piensan sobre Axel?
¡Primera citaaa! Al fin, jeje.
De nuevo, muchísimas gracias por leer el capítulo. Si les gustó les agradecería que dejarán su voto <33
Nos leemos luego.