Permanecen allí en la alfombra durante un rato, hasta que la respiración de Hope se ha estabilizado y sus sollozos se han reducido a un hipo. Sus ojos se sienten hinchados y llenos de humedad. Parpadea, tratando de aliviar el picor.
—¿Estás bien? —pregunta Josie en voz baja.
—No —Hope suspira, sintiéndose agotada. Quiere cerrar los ojos y no volver a abrirlos—. Lo siento. No debería haber dicho esas cosas, no fue justo.
—¿Qué cosas?
—Sobre tu muerte. Estoy poniendo demasiada responsabilidad en ti para mantenerme feliz
—Josie frunce el ceño y se acerca para presionar su frente contra la de Hope.
—Es mi responsabilidad. Por supuesto que lo es. Pero...
La chica más joven se muestra conflictiva. A Hope se le revuelve el estómago mientras espera que continúe.
—Hope, no puedes rendirte si yo me voy. Especialmente desde...
—¿Qué?
Josie sacude la cabeza.
—Ahora no es el momento.
—¿Intentas que me preocupe? —Hope se queja, con la voz entrecortada—. Sólo di lo que tienes que decir.
Josie exhala, lentamente y con desgana.
—Soy un gemelo géminis. Ya lo sabes.
—Lo sé.
—Y sabes lo que eso significa... para mí. En unos años...
—Para —Hope se echa hacia atrás, deshaciendo el agarre de Josie sobre ella—. Eso no va a pasar.
Josie parece angustiada.
—Pero pasará . Créeme, negar la verdad no ayuda. Lizzie y yo lo intentamos durante semanas, hablando de todo menos del hecho de que uno de nosotros va a morir —Hope se estremece—. Hasta que el Oni la poseyó y tuvimos que enfrentarlo.
—¿Quieres parar? —Hope grita, cortándola—. Maya acaba de morir, ¿y ahora quieres hablar de que te vas a morir? No va a suceder, fin —Josie abre la boca para hablar pero Hope continúa—. He estado tratando de encontrar una solución, incluso he hablado con Vincent y Freya sobre ello, pero esta estúpida mierda de Malivore me ha mantenido distraída. Pero encontraré una. Y si no… —Hope vacila, y Josie parece intuir lo que está pensando.
—No voy a dejar morir a mi hermana —Dice con frialdad.
Los ojos de Hope brillan.
—Entonces te convertirás en un hereje. Técnicamente hablando, estarás muerta y no te fusionarás. Es tu elección.
Un remolino de emociones se agita en los ojos de Josie.
—Estás distrayendo mi atención, Hope. Si, por alguna razón, muero, ya sea por la fusión o porque me atropelle un puto coche… —Hope la mira fijamente, con un millón de formas en las que Josie podría morir pasando por su cabeza como si fuera un libro—. Te necesito para seguir viviendo.
Hope abre y cierra la boca. La rabia se enciende en su estómago y la necesidad de llorar de nuevo le presiona los ojos. No es justo. Nada lo es.
—Bueno, esa no es realmente tu decisión. —Se conforma con decir.
Josie la mira fijamente, pareciendo dolida por alguna razón. Hope no lo entiende. ¿Por qué quiere tanto que ella viva en la miseria?
—Es curioso que nada parece ser decisión mía.
Llaman a la puerta de Hope antes de que pueda responder.
—¿Hope? —La voz de Keelin es suave, vacilante—. ¿Puedo entrar?
Hope se frota bruscamente los ojos.
—Uh, sí.
Keelin entra en la habitación, con un lenguaje corporal cuidadoso.
—Hola chicas. Siento interrumpir, pero Josie, ¿podrías darnos un minuto?
A pesar de estar frustrada con Josie en este momento, Hope siente una oleada de ansiedad ante la idea de separarse de ella. Josie debe verlo en su expresión, porque la suya se suaviza ligeramente. Aprieta el hombro de Hope.
—Está bien, estaré con Lizzie. —Se levanta y pasa junto a Keelin, cerrando la puerta tras ella.
Ahora que su tía está en la habitación, Hope se levanta del suelo, rodeándose con los brazos.
—¿Nos sentamos? —Keelin señala la cama.
Hope asiente. Una vez sentados, ninguno de los dos dice nada durante un largo minuto. Hope se mira las rodillas mientras Keelin se mueve mucho.
—No espero que estés más que molesto en este momento —dice finalmente Keelin—. Pero necesito saber si crees que puedes perder el control de tus emociones. Porque podemos ir a un lugar seguro para que liberes todo.
Hope lo piensa. Antes estaba en un estado de shock y desesperación, como si su cuerpo y su mente no estuvieran sincronizados, pero la conversación con Josie acaba de sacarla de ahí. Aparte de eso, no siente nada peligroso en su interior.
—No, está bien.
—Puedes decirme…
—Lo sé Keelin, no voy a explotar, lo prometo.
Keelin asiente con las cejas juntas.
—Si prefieres hablar con tu tía Freya, está bien —Hope frunce el ceño, insegura de haberle dado a Keelin la impresión de que no la quiere—. Pero honestamente, puede ser... brusca en ciertas situaciones cuando está estresada. Quería abordar esto con sensibilidad, porque Dios, es una situación tan horrible.
Hope aprieta los labios, tratando de mantener las lágrimas a raya.
—Sí… —Su voz tiembla—. Sí, lo es. —Se aclara la garganta—. ¿Qué necesitas saber?
Los ojos de Keelin son compasivos, pero hay una capa de determinación detrás. Hope puede decir que quiere atrapar -y castigar- a quienquiera que haya hecho esto.
—¿Qué pasó anoche?
Hope aprieta las manos en un puño, tratando de ordenar el embrollo y el fango que es su cerebro resacoso y agotado en este momento. Supone que debería empezar por la sinceridad.
—Hemos bebido mucho —Escucha la decepción en la exhalación de Keelin y hace una mueca de dolor—. En serio, mucho. Incluso yo sentí el alcohol. Fuimos al Azteca, bailamos, todo estuvo bien, y luego fuimos al bar…
—¿Quiénes?
Hope se devanó los sesos.
—Sólo yo, Maya y Josie, creo. Josie fue al baño, tardó mucho, tal vez había una cola, tal vez no pudo encontrar el camino de vuelta, no lo sé... pero fui a buscarla.
—¿Sola?
Hope agacha la cabeza.
—Sí. Maya fue a buscar a MG y a Lizzie. Y luego, no pude encontrar a nadie, por un tiempo...
—¿Saben cuánto tiempo estuvieron solas? ¿Qué hora era cuando desaparecieron?
—Era casi medianoche cuando encontré a Josie. Creo que fueron unos veinte minutos en los que no pude ver a nadie.
—¿Así que alrededor de las 11:30?
Hope asiente lentamente. Revivir el recuerdo de la noche anterior era como mirar una foto borrosa.
—Probablemente. Después de eso, nunca vi… —Su voz se quiebra—. No volví a ver a Maya.
Keelin coge una de sus manos con puño y la sostiene.
—He hablado con Lizzie y MG. Ellos tampoco vieron a Maya, no más allá de cuando estabas bailando. Dicen que la multitud las empujó al otro lado de la sala y los perdieron a todos.
—Te juro que pensé que estaba con ellos —Hope puede sentir las lágrimas en su voz, pero necesita decir esto, necesita que Keelin sepa que no es completamente insensible—. Pensé que si Maya estaba sola habría enviado un mensaje, pero no recibí nada de ella.
—Lo sé, cariño —Keelin la tranquiliza—. Lo sé. No sabemos qué le pasó a Maya, pero lo vamos a averiguar, ¿vale?
La mente de Hope se ha metido en una madriguera.
—¿Qué vamos a decirle a su familia? —Susurra, sintiéndose mal.
La cara de Keelin se pone gris.
—Les diremos que subió a la azotea a tomar aire fresco, que estaba borracha y que se cayó.
—Pero el cuerpo...
—Tendremos que obligarles a pensar que lo han visto.
Hope aprieta la cara contra las manos, clavando los ojos hasta que puede ver colores brillantes que se arremolinan.
—Dios... Ethan. Va a estar destrozado. Su madre... y nunca llegó a conocer a su padre.
—Hope… —Keelin aparta suavemente la cabeza de sus manos—. No es bueno pensar en esas cosas. Todo eso lo solucionaremos, no es tu responsabilidad.
—Me siento tan culpable, Keelin. —Hope admite por segunda vez, las lágrimas finalmente salen de sus ojos. Y es egoísta, porque necesita que Keelin limpie su conciencia, necesita dejar de sentirse una persona horrible o no está segura de poder seguir adelante.
Keelin la atrae en un abrazo que sofoca el aire.
—La única persona a la que hay que culpar es la que le hizo esto.
Hope se esfuerza por creerlo.
***
Hope encuentra a las gemelas y a MG sentados juntos en un sofá del salón. Sus manos están envueltas en tazas de té, pero cuando Hope se acerca por detrás puede ver que la de Josie está intacta, con todo el vapor disipado.
La habitación está en silencio, iluminada únicamente por las altas lámparas bordadas que Freya eligió.
Hope pone sus manos suavemente sobre los hombros de Josie y ella se sacude sorprendida, derramando el té sobre la pierna de sus vaqueros. Lizzie y MG también se sobresaltan ante el repentino movimiento de Josie y giran el cuello para mirarla.
—Jesús, Hope. —Lizzie pone una mano en su corazón—. No te acerques a la gente.
Josie se relaja bajo sus manos.
—Hola —Dice suavemente, sus ojos examinan el rostro de Hope—. ¿Estás bien?
Hope asiente brevemente. Quiere acurrucarse con Josie, pero no han hablado de lo abierta que va a ser su relación y, además, no hay sitio en el sofá. En su lugar, se sienta en el sillón de enfrente.
La habitación vuelve a su estado de silencio, con MG mirando fijamente al espacio, Lizzie dando rápidos sorbos a su té mientras Josie pasa el dedo por el borde de su taza. Hope observa a Josie, demasiado cansada para emocionarla.
—Demasiado para un buen comienzo de año. —La voz de Lizzie suena fuerte en el silencio. Suena tensa, una pobre imitación de su habitual tono sarcástico. Hope frunce el ceño, encontrando el comentario insensible y está a punto de decírselo a Lizzie cuando ve la cara de la otra chica.
Lizzie tiene un aspecto apagado, las ojeras que Hope ha notado esta mañana se han acentuado con la escasa iluminación. Sus ojos parecen ir a todas partes menos a la cara de cualquiera, y puede ver sus repetidos tragos en el movimiento de su garganta.
Hope se pregunta si ya ha llorado.
—El año iba a ser una mierda de todos modos, al menos Maya puede reírse de nuestra miseria desde el cielo ahora —Hope intenta consolarnos.
Lizzie se burla, pero su garganta ha dejado de contorsionarse—. ¿Crees en el cielo?
—No —Hope admite—. Pero una vez casi me muero. Y vi a mi madre. —Los tres la miran ahora—. Ella me habló. Estaba... feliz, creo. Tenía gente. Gente de su manada. No sé, tal vez puedan cuidar de Maya.
—¿Tú crees? —Es Josie quien susurra las palabras casi con reverencia.
Hope se encoge de hombros, ofreciendo una media sonrisa.
—Tengo que creerlo.
***
Hope apenas escucha una palabra de lo que se dice en la cena mientras empuja la pasta alrededor de su plato, con la mente atrapada en la noche anterior, reproduciéndola una y otra vez para ver si se le escapó algún detalle. Seguramente no fue al azar. Debe haber habido una señal.
En una ciudad de gente que parece sospechosa, es casi imposible señalar algo.
Mantiene una pierna enganchada alrededor de la de Josie, necesitando sentirla cerca, y la chica más joven le rasca esporádicamente la rodilla para tranquilizarla. En un momento dado, Freya se mete entre las dos chicas, rozándolas mientras coge sus platos. Se detiene, lo suficiente para que Hope salga de su estupor y la mire con curiosidad. Para cuando abre la boca para preguntar si todo está bien, Freya se aleja hacia la cocina.
—Esta pasta es genial —comenta MG, con la boca abierta. Son las primeras palabras que Hope le oye pronunciar en horas y eso la hace sonreír.
***
Hope deja que sus ojos se cierren mientras Josie acaricia la piel desnuda de su espalda por debajo de la camiseta del pijama. Trazos largos y ligeros que casi le hacen cosquillas y definitivamente le producen escalofríos. Tararea ante el suave rasguño de las uñas de Josie y la otra chica le da un beso en la nuca como respuesta. Se obliga a respirar profundamente, como si tuviera todo el tiempo del mundo para respirar.
La mano de Josie se dirige a su pelo mientras se toma su tiempo para apartar cada mechón de la cara de Hope. El dolor que ha estado alojado en Hope todo el día (en su garganta, en su pecho) se siente un poco más pequeño en este momento. Como si, con Josie, todo se volviera casi soportable.
Esto la lleva a uno de sus problemas actuales. Hay algo que ha estado posponiendo, por miedo a la reacción de Josie.
Su cuerpo no parece poder relajarse del todo con eso jugando en su mente, así que de mala gana, Hope se da la vuelta para mirar a la otra chica. La habitación está casi a oscuras, pero no del todo, ya que no han cerrado las cortinas y ambas chicas son demasiado perezosas para levantarse y hacerlo. La luna brilla a través de ella, manteniéndolas suavemente en su imagen.
—Jo… —Empieza Hope y Josie parpadea, con los ojos muy cerrados.
—¿Sí?
—Lo que dijiste antes. Sobre que podrías morir en cualquier momento.
Josie suspira suavemente, y le hace cosquillas en los labios.
—No debería haberlo dicho. No hablemos más de la muerte hoy —Su voz suena tensa en los bordes.
Hope aparta la mirada, observando la sombra que hace una pila de libros sobre su escritorio. Todo se altera en la oscuridad.
—Pero tengo que ser sincera contigo: no es algo que vaya a poder manejar. Y no quiero volverme loca contigo, como si no te pudiera perder de vista o lo que sea.
Josie no contesta, claramente sintiendo que tiene más que decir.
—Así que... necesito que hagas algo por mí —Hope se lame los labios, obligándose a mirar a Josie a los ojos— Necesito que bebas un vial de mi sangre. Todos los días.
La expresión de Josie se transforma inmediatamente en una de disgusto.
—Hope… —Se queja.
—¡Lo sé, lo sé! Asqueroso, vil, repugnante, pero por favor. Al menos así sabré que si pasa algo y te mueres. —Aprieta los dientes al pensar en ello—. No te habrás ido para siempre.
Espera una pelea, y cree que Josie está a punto de darle una, pero la sifonera debe ver algo totalmente desesperado en la cara de Hope porque se deja caer de espaldas, mirando al techo. Momentos después, pronuncia un pequeño "Bien".
Hope sonríe aliviada.
—Gracias. Te quiero —Se acurruca en el costado de Josie, su aceptación del asunto le permite a Hope un respiro.
—Eso espero. —No se concentra en que las palabras de Josie suenan extrañamente tristes (y tal vez debería haberlo hecho), pero las garras del sueño ya la están arrastrando.
***
Hope se despierta y siente frío. Al abrir los ojos, sisea y vuelve a cerrarlos de inmediato. El sol le da de lleno en la cara a través de la ventana sin cortina y es demasiado para su estado de desorientación. Con los ojos bien cerrados, tantea la cama con la mano. No está Josie. El lugar ni siquiera está caliente, así que debe haberse ido hace rato.
Hope intenta calmar la ansiedad inmediata que le revuelve el estómago, pero la última vez que se despertó, su amiga estaba muerta, así que.
Se enfunda los brazos en una chaqueta de punto, recorre el silencioso pasillo y desciende las escaleras hasta la sala de desayunos. Sólo el silencioso tic-tac del reloj de pared impregna el ambiente.
Tragando, sube de nuevo, esta vez a la habitación de Lizzie. No hay respuesta a su suave llamada, así que abre la puerta con un par de centímetros. Mirando a través de la oscuridad, Hope puede distinguir un mechón de pelo rubio pálido que asoma entre el manojo de mantas. Está a punto de volver a cerrar la puerta cuando un bulto que antes había descartado como almohada ronca y se da la vuelta.
¿MG? Qué demonios.
En gran parte desinteresada por lo que está sucediendo allí, la ansiedad de Hope comienza a aumentar. ¿Dónde estaba Josie? Seguramente no saldría de la casa después de lo que había pasado el día anterior. A Hope no le gusta que haya salido de la cama.
Sintiendo que su respiración se acelera, se obliga a concentrarse en detectar el olor de Josie. Tarda un minuto, pero finalmente lo capta, siguiendo el olor hasta llegar a la sala de hechizos de su tía Freya.
Eso es raro.
Estresada más allá de la cortesía, Hope empuja la puerta con un vigor innecesario. Lo primero que le llega es una oleada del aroma a jazmín de Josie, y lanza una mirada alocada por la habitación hasta que la localiza.
—¡Ahí estás! ¿Qué demonios, Jo?
Está demasiado aliviada para asimilar de inmediato lo extraño de la situación, pero al acercarse, la detiene en seco, con el ceño fruncido.
Josie está sentada con las piernas cruzadas en el suelo, todavía en pijama, con su camiseta gris de gran tamaño deslizándose por uno de sus hombros y haciéndola parecer imposiblemente pequeña.
—¿Por qué estás...? —Hope se corta a sí misma, los ojos se abren de par en par al percibir el inconfundible círculo de sal—. ¿Qué está pasando? ¿Estás atrapada? —Josie la mira con ojos que sólo puede describir como de disculpa y de terror, pero aún no ha hablado y eso está asustando a Hope.
—Hope —Se gira para ver a Freya saliendo de una esquina. Hope no puede creer que no se haya fijado en ella antes.
La boca de su tía es firme, sus ojos redondos firmes y serios.
—Tenemos que hablar de tu novia.