"𝑻𝒂𝒏 𝒔𝒐𝒍𝒂 𝒚 𝒂 𝒍𝒂 𝒗𝒆𝒛 𝒕𝒂𝒏 𝒂𝒄𝒐𝒎𝒑𝒂𝒏̃𝒂𝒅𝒂"
Narra Tara.
Abrí mis ojos con lentitud sintiendo los pesados, levanté mi cara y enseguida sentí un dolor fuerte en mi cuello.
Me había quedado dormida recargada en la mesa. Sobé mi cuello haciendo una mueca mientras me sentaba derecha, observé la ventana y ya era de día, o por lo menos en ese lugar donde se proyecta el paisaje.
Me puse de pie y caminé al baño a hacer mis necesidades, me duche, me cepille el cabello el cual lo tenía muy enredado y me puse un conjunto de ropa.
No tengo idea de si así visten las mujeres midgardianas, pero total, me gusta como se me ve.
Prendí el televisor y habían una especie de criaturas de colores, parecían cerditos y a una la llamaban Pepa, eso se me hizo extraño así que le cambié de canal, encontrándome con un hombre que parecía que me miraba y daba las noticias.
—El día de hoy amaneció un clima espléndido, cielo despejado y con una temperatura de 22 grados—hablaba mirando una especie de teléfono más grande—La noticia del momento, siguen prófugos de la justicia los ex integrantes del grupo de súper personas Los Vengadores, Steve Rogers conocido como Capitán América, Sam Wilson, Natasha Romanoff y Wanda Maximoff, fueron vistos por última vez en Viena pero siguen siendo buscados por las más grandes agencias de inteligencia, seguiremos con más noticias después de...—apagué el televisor desconcertada—
Mis amigos, ¿Perseguidos por la justicia?, ¿Pero que diablos paso mientras no estaba en la Tierra?. Ahora recuerdo que Tony me dijo que algo había sucedido con Steve que no podía contarme. Necesito buscarlo.
Me puse de pie dirigiéndome a la puerta, tomé la perilla y la gire y justo cuando la abrí me encontré muy cerca del rostro del hechicero supremo. Tal repentina aparición me hizo dar un saltito hacia atrás. Se veía algo serio, pero no sé cómo le había para transmitir me serenidad.
—Discúlpeme señorita Tara, no era mi intención asustarla—habló apenado, mostrando ese tono grave típico de el—
—Esta bien, no se preocupe—puse mi mano en mi pecho sintiendo un leve rebote en él debido al pequeño susto, observé sus manos y traía una bandeja con comida—¿Es para mí?
—Asi es, ví que no bajaba así que creí conveniente subirle el desayuno—comentó con una ligera sonrisa en los labios, su gesto se me hizo muy amable—
—No debió molestarse, muchas gracias—me hice a un lado dándole paso a mi habitación—
—¿Iba a algún lado?—cuestionó alzando una ceja analítico mientras entraba—
—Si, me iba a dirigir con Tony—mencioné mirando como dejaba la bandeja en la mesa—
—¿Con Stark?—frunció levemente el entrecejo, yo asentí ligeramente con la cabeza—Hmm, pues será después de desayunar—dijo en un tono neutral casi serio pasando me de largo—Buen provecho—paso la puerta y la cerró, dejándome un poco confundida—
Que extraño comportamiento, nunca lo había visto actuar así. Aunque ahora que lo menciono, casi no lo veo, así que no se si es algo normal en él.
Caminé hasta la mesa y quite la tapa de la bandeja, mirando que habían dos platos con comida y dos copas de vino.
Abrí mis ojos como platos. Ay no, quería desayunar conmigo y tal vez lo incomodé diciéndole que me iría a ver a Tony.
Salí corriendo de mi habitación y caminé hasta la biblioteca pero no estaba, busque por cada habitación que yo conocía del santuario pero no lo encontraba, solo me faltaba su habitación.
Se me hacía un poco imprudente entrar a su habitación, pero necesito ofrecerle una disculpa y pedirle que me acompañe a desayunar.
Toque ligeramente la puerta pero no recibí respuesta, así que entre. Era un lugar algo oscuro.
—¿Doctor Strange?—le llamé pero igual que hace unos momentos no recibí respuesta—
Caminé hasta llegar a la ventana, notando que la suya también tenía el mismo hechizo que la mía. Me di media vuelta y mire a lado de su cama un par de fotografías, una era el y parecía ser con sus amigos y otra era de una mujer muy hermosa.
Tomé el retrato y lo gire, mirando una dedicatoria detrás. "El tiempo dirá cuánto te amo". Sonreí ligero, creo que esta mujer es la amada del doctor, y no está nada mal, es una mujer muy bella. Deje el retrato y proseguí a salirme.
Me dirigí a mi habitación y desayuné las dobles porciones.
Luego de 20 minutos salí del santuario y me dirigí a la Torre Stark, está vez volando, no quiero perder tiempo, necesito saber que paso con mis otros amigos.
Luego de unos minutos volando por los cielos de Manhattan, llegué a la cima de la Torre Stark, notando que estaba rediseñada, y ya no tenía las enormes palabras que formaban "STARK". Al llegar a un balcón me tope con un hombre junto a una mujer dentro de un jacuzzi, cuando me vieron descender gritaron asustados.
—Lo siento, no quería asustar—dije apenada—Solo vengo a buscar a Tony, Tony Stark
—Stark ya no vive aquí, el me vendió la Torre—agregó el hombre cubriendo a la mujer—
—Oh, no tenía idea—baje la mirada y me mordí la uña de mi dedo pulgar—¿Sabe dónde lo puedo encontrar?
—Yo que se, me vendió su torre pero eso no significa que nos frecuentemos—habló sonando algo molesto—Ahora hazme un favor y vete
—Oh si, lo siento—avergonzada salí volando de regreso por el balcón—
Ahora no se que hacer, no tengo a nadie ahora mismo. No encuentro a Strange, Tony no sé dónde se encuentra, no se que ha pasado con Steve y los demas y aún no tengo noticia sobre mis hermanos. Hacia tiempo que no me sentía tan sola. Deje de volar y aterricé sobre la cima de un largo puente atirantado, miré hacia la ciudad. Mira nada más, toda la gente despreocupada, quejándose por cosas insignificantes, conviviendo con sus seres queridos, peleando y perdonando. Pero al fin y al cabo, están acompañados.
Y yo, yo estoy aquí sola en este mundo que estoy intentando comprender. Con el cabizbajo me senté sobre la orilla del metal, mirando hacia el horizonte, sintiendo como una lágrima caía por mi mejilla.
—¿Señorita, está bien?—escuche una voz masculina a mi lado—
Giré mi rostro lentamente y mire a alguien completamente rojo y con los ojos blancos muy extraño. Asustada, pegue un gritó y le heche para atrás.
—¡Cuidado!—antes de caerme el tipo me sujetó con una especie de red viscosa—Tenga cuidado, ¿Que hace acá arriba?
—¿Quien eres tu?—me aleje un poco de él, le mire extrañada y un poco aterrada por su apariencia—
—Tranquila, soy tu amigable vecino Spiderman.
—¿Spiderman?, Osea, ¿Que eres una araña?—me acerque lentamente un poco desconfiada—
—Hmm no, soy humano—se negó con la cabeza—
—Si es obvio, Spiderman, hombre araña, ¿Pero porque araña?—cuestioné confundida—
—Es porque tengo poderes de araña, espera...Nos estamos desviando, ¿Que haces hasta acá arriba?—se sentó a mi lado—
—Es, es algo complicado—desvié la mirada limpiando mis ojos—
—¿Es un chico verdad?, Oye, no vale la pena, lo que ibas a hacer no está bien por ese tipo de chicos—mencionó, giré mi rostro mirándole con una ceja alzada con confusión—
—No, jamás haría eso por un hombre—me negué con la cabeza—Es solo que...—suspiré y mire al arácnido sintiéndome con más confianza—¿No has llegado a sentirte solo?
—Oh, muchas veces—asintió y miro al horizonte—Pero luego llegan mis amigos, mi tía, y me hacen sentir que todo estará bien
—Que suerte tienen algunos—bajé la mirada—Mis padres murieron, mis hermanos están muy lejos y no sé nada de ellos y los pocos amigos que tengo no se dónde están—solté un suspiro melancólico—
—Cuanto lo siento enserio, pero bueno, podemos solucionar eso—habló, voltee a verle y el me extendió su mano—Hola, soy Spiderman, ¿Cuál es tu nombre?
—Amm—levanté ligeramente mi mano—Me llamo Tara
—Tara, ¿Quieres ser mi amiga?—cuestionó, a pesar de no ver su rostro parecía estar sonriendo—
Ese sencillo comentario me hizo sentir una gran alegría, y no lo entiendo. No llevo ni media hora de conocer a este tipo extraño, ni siquiera conozco su rostro y me he sentido en una gran confianza. No sé si es normal en humanos hacer relaciones amistosas tan pronto, pero lo que estoy descubriendo es que son muy buenos brindando apoyo y cariño.
Sonreí de oreja a oreja y abrace al chico arácnido, siendo correspondido luego de unos segundos.
Estoy sola, pero al mismo tiempo, estoy bien acompañada.