-¿Eres tu?_ me cruce de brazos observando a quien estaba frente a mí.
-_________, ¡tanto tiempo!_ esa voz llegaba a calmarme por más chillona que fuera.
-Grell, ¿en qué te has metido?_
-Ah, ¿esto?, solo es un trabajo más_
-Yo no podría llamarlo así_ una sonrisa se formó en su rostro.
Su cierra eléctrica se encontraba atravesado el cuerpo de un hombre, por lo que me daba a entender la escena, acababa de terminar con su trabajo. Una vida menos.
-Ahora, me gustaría escuchar, ¿qué te tiene tan enojada?_ saco con fuerza la cierra y gotas de sangre salieron disparadas.
-¿Enojada?, yo diría alerta_ limpie una gota que cayó sobre mi brazo.
-¿Y bien?_
-¿Debería contarte?_ me recargue en un árbol y el prosiguió a sentarse.
-Tengo tiempo hasta mi siguiente trabajo_ puso de lado la cierra.
-Hice un contrato con Ciel Phantomhive_ sus ojos se hicieron enormes.
-¿Qué?, ¿y qué pasa con Sebas?, ¿le hiciste daño?_ se puso de pie en un salto.
-No, Sebastian sigue igual_ me miró mal y volvió a sentarse.
-¿Bajó qué términos has firmado el contrato con el Conde?_
-No hubo términos exactos_
-Entonces estás atada a un alma que no puedes tocar_
-Parte de su alma me pertenece, el resto tiene dueño..._
Mantuvimos la mirada y un escalofrío recorrió mi espalda.
-Me gusta tu cabello_ señaló y observe el color.
-Volvió a cambiar_ aprecie el nuevo color.
-Algo dentro de ti debe estar hecho un lío_
Asentí y levante mi espada.
-¿Qué te parece un pelea?_
-Aún tengo tiempo_ accedió.
(...)
|Ciel|
Una vez pronunciadas las palabras adelante, mi mayordomo abrió la puerta cerrándola detrás de el, una vez que levanto la mirada se encontró con mi mirada. Me encontraba sentado en un gran sillon de cuero, piernas cruzadas y apoyando la cabeza sobre una mano. Algo me inquietaba.
-Sebastian, tú aparentas conocer a _________, desde hace mucho_
-Así es, ¿sucede algo Bochan?_
-Ella, ¿alguna vez a estado con alguien por interés?_
-¿Interés?_
-Almas, a eso me refiero_
-Eso solo lo puede contestar My Lady_
Un ruido logró alarmarnos, Sebastián me miró y nos pusimos de pie. Al bajar las escaleras las invitadas y sirvientes estaban esperando ver que era lo que saldría entre el humo y los restos de lo que antes era la puerta principal.
Una cabellera rojiza y una plateada hicieron su aparición.
El sonido de una cierra y los golpes de una espada
-Gran forma de entrar en mi mansión Shinigami_ me referí a las dos personas presentes.
-No tenía opción, debía venir aquí, ¡tienen que calmarla!_
Una espada se clavo a mi lado y dirigí mi vista al frente encontrándome con los brillantes ojos carmesí de _________.
Cabello plata, casi blanco, eso lograba resaltar sus ojos, un toque de ira se sentía en el ambiente. Todos nos dedicamos a observar la escena.
|Fin Ciel|
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