Arriésgate Liz.

By Alleguerra

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Muchas veces nos aferramos a relaciones que nos hacen daño, simplemente decidimos quedarnos por miedo a estar... More

Prólogo
Capítulo I: Conociendo A Raell
Capítulo II: Encuentro Fatal
Capitulo III: Raell Al Rescate
Capítulo IV: Se Terminó
Capítulo V: Ahogada En La Verdad
Capitulo VI: Mala Idea
Capítulo VII: En La Misma Habitación
Capitulo VIII: El Reto.
Capitulo IX: ¡Raell Traidor!
Capitulo X: Tu Paz, Es Mi Paz Liz
Capitulo XI: ¿Que Me Estas Haciendo Liz?
Capitulo XII: ¿Nos Daremos Un Tiempo?
Capitulo XIII: Todo Por Ella
Capitulo XIV: Desde Cero
Capitulo XV: Andrea Fuera De Control
Capitulo XVI: Te Casas Y Punto
Capítulo XVII: Te Lo Buscaste Aaron .
Capitulo XVIII: Hasta Nunca Aaron
Capitulo XIX: Al Perderte, Me Encontré ♥️
Capitulo XX: Solo Tú Y Yo
Capitulo XXI: Es Un Buen Partido 😏
Capitulo XXIII: Raiden
Reparto Masculino
Capitulo XXIV: Tu Mirada ♥️
Capitulo XXV: ¿Y Ahora Qué?
Capitulo XXVI: Celos
Capítulo XXVII: Resentimientos
Capitulo XXVIII: Mi Luz
Capítulo XXIX: Malentendido.
Capitulo XXX: En Mil Pedazos
Capitulo XXXI: Dejar Ir
Capitulo XXXII: Perdonar Sana El Alma
Capitulo XXXIII: te Seguiré Amando
Capitulo XXXIV: Aun Dueles
Capitulo XXXV: ¿Raell Que Haces?
Capitulo XXXVI: Noticias
Capitulo XXXVII: La Cizaña En Forma De Cuñado
Capitulo XXXVIII: El Mirador .
Epílogo

Capítulo XXII: ¿Vives Con Él ?

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By Alleguerra

—¡Liz Torre! ¿Puedo saber por qué te embriagaste con Andrea anoche?

Una enfuruñada Valeria estaba parada frente a mí, con los brazos cruzados mirándome severa.

La cabeza me punzó por el dolor que tenía. El Vino sigue siendo mi enemigo.

—Lo siento, pero no pude evitarlo. Llegó de sorpresa a la casa —expliqué.

Estábamos en la cafetería de la empresa, en el horario de almuerzo. Raell y Andrew permanecieron en silencio en la mesa y ella se sentó con nosotros.

—No deberías seguirle el juego Liz, ella tiene un severo problema con el alcohol —me advirtió.

La mire fruncida.

—¿Te refieres a que es adicta?

—Temo que si, no puede vivir sin el Vino y eso me preocupa —comentó sigilosa, mirando de reojo a Raell.

—Bueno, si he notado que lo bebe mucho pero pensé que solo cuando estaba triste —musite.

—Eso pensé yo, pero desde que vive conmigo he notado su desespero cuando no bebe alcohol —Val explicó.

Eso me preocupó, no imaginaba Andrea alcohólica. Es terrible.

—Creo que Raell está enojado conmigo por lo de anoche, me ha ignorado toda la mañana —le conté.

No negaré que me afecta mucho su indiferencia, porque no estoy acostumbrada a verlo tan distante conmigo. Ni siquiera preguntó cómo amanecí hoy.

—A él no le gusta las borracheras Liz, mucho menos en sus amigos —me hizo saber Val.

Y tiene razón, porque ni la mirada me ha dirigido casi hoy.

Suspiré para mis adentros.

—Creo que la embarre —hice mohín—, lo peor es que no recuerdo muy bien lo que pasó al final de la noche. El vino puede ser peligroso.

Val negó la cabeza, —No tienes idea, lo mejor es no beber.

—Tienes razón.

—¿Y el domingo irás a la iglesia? Escuché que te invitaron —cambió el tema de pronto.

—Ah si, una señora muy amable me invitó este domingo —le confirme.

Todavía estaba indecisa. No soy buena con eso de Dios.

—No dudes en ir Liz, te encantará —Val me dio un guiño.

—Pues tendré que ir contigo, porque por lo visto Raell no me hablará en mucho tiempo —torci los labios, mirándolo desanimada.

Él seguía concentrado en Andrew, ignorando por completo nuestra compañía.

—No digas eso, Raell es un amor y no puede tratar mal a nadie —ella me dio un leve empujón animosa.

Me encorve de hombros, esperando lo mejor.

—¿Qué tanto cuchichean ustedes ah? —Andrew nos preguntó con una ceja arqueada.

—¿Qué te importa cibernetico? —le espetó Val bordeando los ojos.

—Mal hablada. Así me encantan —le coqueteó mi compañero de trabajo.

¡Pero mira!

El rostro de Val se distorsiono con una mueca de horror.

—¡Ni se te ocurra pensarlo! No eres mi tipo —rompió sus ilusiones de inmediato.

—A Val le gustan peludos, con mucha barba amigo —bromeó Raell.

Val no cambió su cara de horror.

—¡Callad Pintin! Sabes que repudio los pelos en exceso —se quejó asqueada.

—Si le huyes, más te perseguirá —dijo él.

—Entonces ya sé, para perseguirte toda mi vida —Andrew le dio un guiño.

Yo me reí. Ésta gente era tremenda.

—Tendré que ponerte una orden de alejamiento.

—Vamos Val, ser odiosa no es de Dios. Ama a tu prójimo como a ti mismo —la siguió chinchando Raell.

—Andrew no cuenta como prójimo, sino cómo enemigo —se defendió ella.

—Igual, en Lucas te mandan amar a tus enemigos —Raell puntualizó y ella bufo.

—Contigo no puedo, sabes demasiado la palabra —rodó los ojos.

Él se rió triunfante.

—¿Por qué te dicen Pintin? —pregunté curiosa sobre su Apodo muy usado.

Hasta Andrea le decía así.

Él me miró y cuando sus ojos me encontraron se alivió mi alma, extrañé sus iris.

—Es un referido de Peter Pan, porque me identifico mucho con él —explicó y asentí.

—Le pusimos así un día que Aaron estaba ebrio y en lugar de llamarlo Peter pan, le dijo Pintin —Val contó la historia de fondo.

Aaron. Se escuchaba extraño oír su nombre en una conversación que no sea: Te ve la cara de tonta.

—Entiendo —dije simplemente, moviendo mi arroz con el tenedor.

Escuchar su nombre me bajaba el ánimo enseguida. Ojalá pudiera mudarme lejos, donde nadie lo mencionara.

—Liz irá el domingo a la iglesia —Val volvió a sacar ese tema en voz alta.

Raell me miró sorprendido.

—¿Enserio?

Asentí, dándolo por hecho ya que Val no me dejó opción. De igual modo iría, tenía cierta curiosidad.

—Eso es genial, se pone bueno cuando el Pastor Elías predica —dijo Andrew.

—¿Tú también asistes? —pregunté curiosa.

—Si, a ver si Val me pide matrimonio cuando sea Cristiano —bromeó.

Ella rodó lo ojos.

—Serías el último de mis opciones.

—Al menos soy una opción —no se dio por vencido.

Está buscando que Val le tire el pure de papa en la cabeza.

—Cierra la boca, estábamos hablando de Liz no de ti.

Él levantó las manos en señal de rendición.

—Cómo sea, te gustará Liz —aseguró Andrew—. Te lo digo yo que era ateo y Raell despertó esa creencia cuando me invitó un domingo —agregó.

Me daba cierto nervio pero emoción al mismo tiempo, todo sería nuevo para mí. La ultima vez que entre a una iglesia fue en el matrimonio de mi Tía Nina.

—Todos se ven muy amables —opine, recordando lo bien que me hicieron sentir en el evento de los niños.

—Lo son —confirmó Raell.

Escuchar su voz en respuesta me reconfortó. Quiere decir que no me odia del todo, lo que me recuerda que debo disculparme con él más tarde por lo de anoche. No recuerdo mucho, pero Andrea se despertó conmigo en la cama. Lo cual significa que nos pasamos bastante de copa.

Comimos entre platica, piropos de Andrew y malas caras de Val por ser tan chinche. Cuando regresamos a la oficina todo fue trabajo y diseño, esta vez me tocó poner color en el boceto original que hizo Andrew para un anuncio del centro comercial.

Mi trabajo me encantaba, había aprendido mucho como usar el programa SolidWork y era una pasada. Podía crear cualquier cosa que quisiere con varios clic. Tenía para hacer simulación y ver los diseños en 3D. Esa era mi parte favorita.

—A las cuatro debo ir a clases —le avise a Andrew, cuando el reloj marcó las tres.

—Si quieres puedes ir recogiendo tus cosas, por hoy me ayudaste bastante —aseguró con agradecimiento.

Le sonreí y le di un guiño. Fui por mi bolso y salí de la empresa para irme a la universidad, debía ir a la estación de metros porque quedaba bastante lejos. Cuando logré llegar compre el boleto y ocupé un puesto, al comprobar la hora eran las tres y media.

Sólo espero no llegar tarde.

En la parada correspondiente me bajé y casi troté hasta llegar al campus. Me apure por los pasillos y en el camino alguien sostuvo mi brazo pillandome de sorpresa.

Aaron me miró extrañado y algo temeroso. Yo bufé en mi lugar.

—¿Tú aquí a esta hora? —pregunté con mala leche.

Se supone que ve clases en la mañana.

—Entonces es cierto que te cambiaste de horario —dijo atando cabos.

—Eso no te importa —intenté hacerme camino de nuevo pero me detuvo.

—Liz espera...

—¡Vete al carajo Aaron! —gruñi furibunda—, déjame en paz o tendré que poner una orden de alejamiento contra ti —le amenace.

Val sin querer me había dado una idea hoy.

—¿Tanto así me odias?

Y tenía el descaro de preguntar eso.

—No tienes ni idea —seguí mi camino ignorando por completo su presencia.

Por supuesto me siguió el paso.

—¿Donde te estás quedando?, estoy preocupado por ti Liz.

Lo seguí ignorando. ¡Dios! Hoy el camino se me estaba haciendo eterno. Además; ¿Cómo es posible que ni cambiando mi horario lo deje de ver aquí en la universidad?.

—¿Es cierto que estás en lo de Raell?

Su pregunta me paralizó en seco. Lo mire enojada.

—¿Quién te ha dado información sobre mí? —exigí saber.

Parecía estar muy bien enterado de mi vida.

—¿Entonces es verdad, estas viviendo con Raell?

Me crucé de brazos, —Si ¿y qué?

Su expresión se perturbó.

—Osea que tú y él...

—Olvídate de mí Aaron, has como si nunca hubiese existido en tu vida. Yo estoy haciendo lo mismo.

Seguí mi camino con rapidez, dispuesta a darle un golpe en las pelotas si me persigue de nuevo. Por suerte no lo hizo y así fui a mi primera clase. Gracias a Dios no había iniciado y me senté en la primera fila.

Se sentía un poco raro no estar sentada en medio de los gemelos.

Es increíble como mi vida cambió en  tres semanas, pasé de tener una rutina tranquila a vivir estresada la mayoría del tiempo. Aveces suelo pensar que si estuviese con Aaron todavía todo estaría bien, engañada pero bien. Que horror. El precio de la verdad puede ser destructivo, porque desde que entré en razón no he tenido paz. Todo a sido dolor.

El profesor llegó y comenzó a dar su clase, acote todo con atención y algunos términos ya me los sabía porque Andrew me enseñó mucho desde que trabajo con él. La asignatura era diseño en computadora.

Así fue mi tarde, entre clases y nuevos compañeros. La mayoría eran mayores que yo, me supongo que tienen trabajo y una vida complicada y deben estudiar de noche. Como en mi caso.

Casi para dar las ocho me llegó un mensaje de Raell:

Ya saliste de clases? Pasaré por ti a las nueve.

Avisó y di en responder con cuidado que el profesor no me viera.

Tranquilo, puedo irme en metro.

Puse el celular en mi regazo. Vibró de inmediato.

Por supuesto que no, ya voy saliendo de la empresa. Te espero en el estacionamiento de estudiantes.

Suspiré para mi misma, sabiendo que vendría quiera o no.

Esta bien, cuando termine te llamo.

Seguí viendo mi clase con normalidad y sonreí cuando el profesor indicó, que debíamos hacer una presentación de publicidad sobre algún tema innovador.

Maquillaje fue lo primero que pensé. Siempre tuve ideas de cómo hacer un anuncio sobre eso.

Dieron rápido las nueve y me apresuré por los pasillos mirando a todos lados, si me llego a cruzar con Aaron de nuevo lo golpeare fuerte en el rostro. Esta pasando los límites del acoso y eso me está empezando a molestar.

Por suerte no me lo encontré y caminé hasta el estacionamiento para esperar a Raell, cuando lo llamé me indicó que ya me estaba esperando. A lo poco vi su camioneta y a él esperándome recostado en la puerta.

—Hola —saludé con una sonrisa.

—Hola princesa —saludó y la forma en cómo me llamó produjo cosquillas en mi vientre.

Era primera vez que me decía así.

Dejó un beso en mi frente con su usual cariño y sonreí. Me alivió bastante que ya no esté indiferente conmigo.

—¡Entonces es verdad!

Escuchamos cerca nuestro y cuando vimos Aaron estaba furioso frente a nosotros. Nos veía con la cara roja de rabia.

—¿Sigues aquí? —jadee incrédula.

—¡Lo quería comprobar yo mismo!

—¿Comprobar qué, pedazo de idiota? —espete furiosa con él.

Que se quedará aquí todo el día para vigilarme demuestra que tiene severos problemas de acoso conmigo.

—¡Que se están revolcando a mis espaldas! —dio un paso amenazante hacia mí.

Raell se hizo frente.

—Debes calmarte Aaron, estás confundido —le dijo.

—¡Y un carajo!

Le dio un golpe en el pecho para empujarlo. Raell se tambaleo y yo me enfrente Aaron empujándolo de vuelta.

—¿Qué pasa contigo? ¡Estas loco! —le grité.

—¿Y lo defiendes?

—¡Claro que lo defiendo! El vale mucho más que tú.

El cortó el espacio entre los dos, cara a cara, nuestra respiración chocando.

—¿Tienes algo con él? —preguntó perturbado.

Quise decirle que si para hacerlo sufrir, pero no iba a perjudicar a Raell con esa mentira.

—Piensa lo que te de la gana —sisee con enojo.

Sostuve el brazo de Raell y lo guié hacia el auto, no tenía caso seguir discutiendo con este capullo. Raell me hizo caso y no subimos a la camioneta ignorando por completo las profanidades de Aaron.

¡Que le den!

Raell emprendió camino lejos del campus y las lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas. Tenía mucha rabia por dentro.

—Aaron enloqueció, no entiendo cuando me dejará en paz —brame con la voz ronca.

—No te preocupes Liz, todo se solucionará —trató de tranquilizar Raell.

—Si, le pondré una orden de alejamiento —hablé muy segura de eso. Ya basta de sus acosos, yo intento seguir mi vida y él simplemente no me deja.

¡Que fastidio!

—Creo que es lo más sensato —Raell me apoyó—. ¿Esta siguiéndonos?

Preguntó mirando el retrovisor extrañado. Yo miré a un lado del asiento para mirar por el vidrio y si, nos venía persiguiendo en su auto.

¿Qué pretendía?

—De verdad se volvió loco —dije negando la cabeza.

—Seguro quiere enfrentarnos de nuevo.

—Pues lo reto, así llamo a la policía de una vez...

Sentimos como la camioneta se estremeció a causa de un golpe y chille en mi lugar aterrada. Raell perdió el control del volante y la camioneta siguió su propio rumbo, impactando contra un poste.

Mi frente chocó con la guantera y jadee de dolor, quedando atarantada por el golpe. Mi vista se volvió visca, pero no me desmaye.

Preocupada por Raell quité mi cinturón de seguridad y lo revise en su lugar, tampoco estaba inconsciente pero sostenía su brazo con cara de dolor.

—¿Estás bien? —quise saber llena de miedo.

—Si ¿y tú? —se aseguró y asentí.

Divise el auto de Aaron pasar al lado nuestro a toda velocidad y me contuve de no maldecir su existencia. ¿Cómo se atrevió a chocar el auto para lastimarnos?

Perdió el juicio.

Llamé una ambulancia para que nos ayudara, estábamos doloridos y aunque no sufrimos golpes mortales Raell sentía mucho dolor en su brazo.

Sólo espero que no sea grave y que Aaron no se salga con la suya. Porque después de esto, no tendré consideración. De que lo hundo, lo hundo.

*****

Y así se vino este capítulo
😱

Aaron de verdad perdió el juicio...

Feliz año a todossssss... Algo atrasado lo sé, pero nunca es tarde 😅

Besitos vidas mías.. Nos leemos pronto..

Se despide Solsi 🙃

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