Lo que encontré en ti

By Alewriting29

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Soledad, tristeza, odiar con toda tu alma a las personas que te hacen daño y tener un rencor tan grande al no... More

PROLOGO
01 VALENTINA
02 VALENTINA
03 VALENTINA
04 SEBASTIÁN
05 VALENTINA
06 SEBASTIÁN
07 VALENTINA
08 SEBASTIÁN
09 VALENTINA
10 SEBASTIÁN
11 VALENTINA
12 VALENTINA
13 SEBASTIÁN
14 VALENTINA
15 SEBASTIÁN
16 VALENTINA
17 SEBASTIÁN
18 VALENTINA
20 VALENTINA
21 SEBASTIÁN
22 VALENTINA
23 SEBASTIÁN
24 VALENTINA
25 SEBASTIÁN
26 VALENTINA
27 SEBASTIÁN
28 VALENTINA
29 SEBASTIÁN
30 VALENTINA
31 SEBASTIÁN
32 VALENTINA
33 SEBASTIÁN
34 VALENTINA
35 SEBASTIÁN
36 VALENTINA
37 SEBASTIÁN
38 VALENTINA
EPILOGO SEBASTIÁN
Agradecimientos

19 SEBASTIÁN

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By Alewriting29

- ¿Crees que este le guste? – me preguntó Daniel por décima vez en el día. Nos encontrábamos en una tienda de autos, quería regalarle uno a Isabella por su cumpleaños, me gustaba mirar autos, pero su indecisión ya me estaba hartando.

- Daniel, sé que quieres destacar mucho con tu regalo, pero no entiendo, ¿por qué tienes que comprarle un auto? Si sabes que ella tiene dinero suficiente para ella comprarse uno ¿verdad?

Él estaba mirando un Audi A6 rojo cuando volteo para poner su atención en mí.

- Tengo que hacer uso del dinero que me dan mis padres por su falta de atención – dijo con pesar.

Eso me cerró la boca al instante. Los padres de Daniel no estuvieron presentes en su vida durante un tiempo, y cuando aparecieron, creyeron que con dinero y llevándolo con ellos unos meses él los perdonaría. Daniel dice que lo hizo, pero yo sé que no, cuando le dijeron que se fuera a vivir con ellos a Inglaterra no quiso irse, así que va cada cierto tiempo, pero no quiere estar con ellos más tiempo de lo necesario, si ese es su deseo, todos se lo respetamos.

Me acerqué a él y presione su hombro en gesto de consuelo.

- Creo que este es perfecto para ella – dije señalando el Audi que estaba mirando y el sonrió.

- Yo también. Decidido, le llevare este, se emocionara mucho cuando se lo de mañana.

- ¿A qué hora comenzará su fiesta? – ella nos dijo a los dos personalmente que fuéramos, me sorprendió que me invitara, pero no iba a rechazar la oportunidad de ir.

- A las ocho, será el momento perfecto para darle su regalo y pedirle que sea mi novia, será magnífico – dijo, parecía un niño pequeño cuando se enamoraba por primera vez, dispuesto a dar todo por ella, y sabía que era verdad, porque resaltaba un brillo en sus ojos y estaba muy feliz por ello. Si había alguien en el mundo que podía amar con todo su corazón, ese era él.

Hicimos todo el papeleo y le dijimos a la persona que nos atendió que lo pasaríamos buscando al día siguiente.

Decidimos ir a beber algo. Así que nos dirigimos a un bar muy frecuentado y también donde ya nos conocían, no había problema con que nos fueran a pedir identificación. Ya eran las siete de la tarde cuando entramos, aun estaba tranquilo, tenían la música baja y solo había personas haciendo negocios, todo cambiaba a partir de las once, que era cuando el ambiente se ponía más alegre y divertido.

Pedimos dos whiskys y brindamos.

- Porque mañana te salga todo perfecto y obtengas un rotundo sí.

- Salud por eso hermano – chocamos los vasos y bebimos. Cuando terminamos de beber sonó el celular de Daniel – Es Valentina.

Mi corazón comenzó a latir como loco, pero traté de que no se notara mi nerviosismo.

- ¿A sí? Y ¿Qué te dice? – pregunté indiferente y volví a beber.

- Dice que ya llegó, su vuelo se adelantó y a las cinco de la tarde ya estaba aquí, que está ayudando a Isabella con los preparativos de mañana – bien, al menos ya no estaba con el estúpido ojos de pez – Y me pregunta si la podemos llevar mañana a la fiesta en la noche.

- ¿Por qué no se queda donde Isabella?

- Dice que no se llevó ropa y que quiere arreglarse mejor en su casa.

- Lastima que no podamos hacerlo, mañana nos vamos en el auto de Isabella, así que no se podrá – no era porque no quisiera verla, claro que quiero hacerlo, pero, ay Dios, ya no sé ni que estoy diciendo, quiero verla, pero a la vez no, ya parezco una chica.

- Listo – dijo y guardo su celular, bebió de su trago y me miró, la espera me estaba matando, así que solo bebí para que no me diera un infarto – yo iré en el auto de Isabella y tú iras con Valentina en el tuyo.

Casi me ahogo, así que comencé a respirar repetidas veces para mantener la calma. Cuando estaba mejor lo miré.

- ¿Te has vuelto loco Daniel? – alcé la voz y él solo rio – No es bueno cuando ella y yo estamos solos, siempre termina pasando algo.

- ¿Algo como qué? ¿Qué terminen de sincerarse con ustedes mismos y acepten de una vez que se quieren?

Permanecí en silencio, no soy bueno para ella, no quiero que Natalie le haga daño, y si por protegerla tengo que ignorar lo que siento, entonces eso haré.

- No lo entenderías Daniel, mejor ya no hablemos de eso, por favor, no insistas.

- Esta bien, Sebas, pero sabes que por cualquier cosa que estés pasando, yo estoy aquí para ti, siempre lo he estado y siempre lo estaré, sin importar qué.

Lo mire y sonreí, yo más que nadie sabía eso, pero esto era algo del cual nadie debía saber, y si creen que soy cobarde, no es eso, es solo que Natalie es alguien peligrosa y no quiero que lastime a los que quiero.

Cuando llegamos a casa cada uno se fue a su habitación, Daniel se fue feliz porque Isabella lo había llamado y no le importo dejarme solo fuera de la casa para ir a hablar con ella.

Cuando estuve en la mía revisé mi celular y permanecí viendo los estados de WhatsApp, ya me era costumbre mirar los de Valentina, tenía tres fotos, una de ella con su hermano, otra con el grupo de amigos de él y en la última estaba ella sola, ese vestido le quedaba precioso, parecía una princesa. Estaba en un lugar oscuro, y las luces que se le reflejaban la hacían verse perfecta. Como siempre, le tome screenshot y la guarde, ya tenía una carpeta con algunas de sus fotos, al menos así podía verla cada vez que quisiera.

Al día siguiente fui a trotar un rato, necesitaba distraerme y como ya no había clases, gracias al cielo, tenía mucho tiempo libre. Ya llevaba casi una hora cuando decidí tomar un descanso.

Hacia frio y estaba comenzando a nevar. Las personas que se encontraban en el parque tenían chaquetas y bufandas. No es muy bueno salir a trotar con el frio, pero prefiero eso a quedarme en casa y comenzar a pensar en el pasado, no es bueno cuando eso me pasa, por eso siempre trato de mantenerme ocupado, no quiero recordar momentos que hicieron de mi vida un infierno. Esas sombrar me persiguen cada día de mi vida y me atormenta con solo cerrar los ojos.

- ¿Sebastián? – salí de mis pensamiento y voltee, era Gabriel, me sorprendió mucho verlo.

- Hola – dije. Él se acercó a mi e hice un lado para que se sentara – No sabía que trotaras.

- A veces lo hago cuando tengo ánimos – dijo y tomo un gran trago de agua.

- Felicidades de nuevo por tu graduación, Gabriel, vi por los estados de Vale que todo salió muy bien.

- Gracias, y si, todo fue perfecto, fueron unos días muy buenos – dijo alegre, me ofreció agua pero negué con la cabeza y le mostré mi botella casi por terminar.

- Supe que regresaron ayer porque su vuelo se adelantó.

- Si, nos salió de improvisto, pero por suerte logramos regresar todos – eso me dejo con cierta duda.

- ¿Todos? – en mi cara se notaba la duda.

- Si, ahorita en mi casa está mi novia y mi mejor amigo – y yo pensando que Valentina iba a estar lejos de ojos de pez.

- Gabriel te compre un jugo de pera, no había de manzana – dijo una voz desde atrás y no pude evitar sonreír, estaba viendo hacia abajo, cuando llego hacia nosotros y me vio pude ver una leve sonrisa, pero muy mínima – Hola Sebastián.

- Hola Valentina.

Sentí como si el tiempo se hubiera detenido, estaba muy linda, llevaba un conjunto para hace ejercicio que se le ceñía al cuerpo, la camisa era como un suéter y la hacía ver exageradamente bien, llevaba el cabello recogido en una cola alta y zapatos crises que combinaban con el atuendo. Creo que de tanto detallarla se me había formado una erección.

- Esta bien Tina, igual me gusta – dejé de verla y voltee hacia otro lado - ¿Qué harás ahora Sebastián? – estaba tan embobado aún que tarde un poco en responder.

- Nada en realidad, regresar a casa y descansar un rato.

- ¿Qué te parece si vienes con nosotros? Tengo cerveza fría si te apetece – dijo levantando las cejas de forma divertida y sonreí.

Miré a Valentina y le pregunté directamente sin importarme nada.

- ¿Tú quieres que vaya?

Se sonrojó un poco por la repentina pregunta, pero al final sonrió. ¡Dios! era tan hermosa sin querer serlo.

- Claro que quiero – dijo en un tono de voz muy suave y en su mirada vi tanta alegría.

- Bueno, entonces vámonos - dijo Gabriel levantándose y yo lo seguí.

Comenzamos a caminar en direcciona a su casa entre bromas y risas. Me gustaba esta armonía que sentía, me sentía en familia, era extraño, pero me creí parte de algo, verdaderamente, sin importar mi dinero, sin importar mi pasado o lo que pude haber hecho, sin importar nada, solo éramos tres jóvenes regresando de pasar un rato agradable. Pero sobre todo, me gustaba esta cercanía que estaba teniendo con Valentina.

Cuando llegamos a su casa estaba una chica en el sofá junto a ojos de pez. Cuando me vio pude darme cuenta del aborrecimiento que me tenía, era mutuo por lo visto. La chica se acercó a nosotros y saludo a Valentina y a Gabriel le dio un beso en la boca... esperen un momento.

- Sebastián ella es mi novia – me la presento Gabriel.

- Ada Young, un placer – dijo extendiendo su mano hacia mí.

- Soy Sebastián Miller, igualmente – le estreche la mano y la detallé mejor, si, era ella – Oye ahora que te distingo mejor, yo te vi aquí una vez que vine – ella se sonrojo y Gabriel miro a Valentina nervioso. Oh no.

- Ok, o sea que Ada estuvo aquí sin que yo lo supiera – ella rio, pero permanecía con los ojos entrecerrados. Creo que metí la pata y hasta el fondo. Gabriel la miraba asustado y su novia con vergüenza.

- Tina yo te lo iba a decir pero...

- Gabriel, tranquilo, no estoy molesta, solo me causa gracia, no te preocupes. Además, si yo no estaba presente ya me imagino lo que estarían haciendo. – dijo picara y él se rasco la nuca – Tranquilo, está bien. Y tu Ada, quita esa cara, que igual te aprecio mucho.

Ada no la miraba y solo se escondía detrás de su novio.

Estaba incomodo, creo que no debí haber dicho nada.

- Sebas – dijo Valentina captando mi atención – ven, te serviré algo de beber. – la seguí sin mirar a nadie. Cuando entramos a la cocina la tome de la mano para que me mirara – Lo siento, no quise ser imprudente. Es mejor que me vaya – ella me apretó la mano y sonrió.

- No estoy molesta con nadie, si ella vino y estuvieron juntos está bien, son novios, no es una extraña, deja de preocuparte ¿sí? – me acaricio la mejilla y sin percatarme de nada, me besó, Valentina Leister me estaba besando sin que yo se lo pidiera, sin que yo iniciara el beso, sin yo insinuarle nada. Cuando pude salir de mi asombro le correspondí. Me besaba lento, sus labios estaban tibios y muy suaves como siempre. Fui abriéndome camino poco a poco con mi lengua hasta que ella también hizo lo mismo con la suya, Dios, se sentía realmente bien, la tome del cuello y se lo acaricie, ella se aferró a mi cuerpo abrazándome por la cintura y levantando un poco mi camisa para acariciar mi cintura, me encantaba su tacto. Cuando nos separamos, la miré a los ojos y sonreí, ella hizo lo mismo.

- ¿Qué fue eso? – pregunté asombrado.

- No lo sé, un impulso – se separó poco a poco y sentí su ausencia de inmediato, quería tenerla pegada a mí, quería que se quedara conmigo siempre, quería que fuera mía.

- Vale, ya tengo que irme – dije con un poco de pesar, mis sentimientos estaban a flor de piel y si seguía mirándola con esa ropa deportiva me iba a volver loco.

- Pero si acabamos de llegar, anda, quédate a almorzar – dijo con ilusión. ¡Maldición! Quería estar con ella, pero no confiaba de lo que pudiera hacer si la tenía tan cerca. Iba a responder cuando entro una llamada a mi celular.

- Espera – dije y ella asintió. Era Daniel - ¿Qué pasó?

- Tenemos que ir a buscar el auto dentro de una hora, así que mueve el culo y ven ahora - dijo y colgó. Ok, me salvó de la situación en la que estaba, pero estaba exagerando un poco. Valentina me miró esperando a que hablara.

- Daniel, me está esperando para ir por el regalo de Isabella.

- Esta muy emocionado por este día ¿Cuál es el regalo?

- Lo veras cuando te vengamos a buscar. Mientras, te quedaras con la duda – hizo un puchero y la tomé de la barbilla para morderle el labio. Le di un pico y retrocedí, más por mi bien que por el suyo – Te veo en la noche ¿de acuerdo?

- De acuerdo – dijo y se mordió el labio, joder ¿Dónde estaba la chica tímida que conocí cuando la vi por primera vez?

Me fui sin despedirme ya que todos, menos nosotros, estaban en el jardín trasero. Cuando salí de la casa me percaté de que tenía una fuerte erección, si ella provocaba esto con solo mirarla con un simple conjunto deportivo, no me quería imaginar cómo me pondría al verla sin ropa.

***

- ¿Estoy bien así? – me preguntó Daniel saliendo de su armario. Parecía una chica, ya se había probado como veinte camisas y quince pares de zapatos.

- Daniel, toda la ropa que te pusiste antes se te veía bien, apresúrate que tenemos que buscar a Valentina.

- Ok, esto último y nos vamos – puse los ojos en blanco y esperé – Hora sí, vámonos. – al final opto por unos vaqueros claros, unos adidas y un suéter blanco con estampados de anclas – ¿Me veo...?

- Te ves muy bien hermano, ahora muévete – dije bajando corriendo las escaleras, eran las nueve y debíamos pasar buscando a Valentina a las ocho y media. Nos va a matar por llegar tarde.

- Tú lo tienes fácil, todo lo que te pones te queda bien – dijo cerrando la puerta principal.

- No seas exagerado. – yo estaba normal, con un vaquero oscuro, una sudadera azul oscura y unos vans negros – Mueve el culo que Valentina nos va a cortar las pelotas por llegas tarde.

Nos subimos a los autos y yo le di al acelerador para llegar lo antes posible. Creo que esa es la única chica a la que le tengo miedo que no sea mi madre.

Cuando llegamos los dos fuimos a su puerta y nada más dar dos golpes la abrió, en su rostro se notaba que nos quería dar con cualquier cosa que estuviera a su disposición para hacernos daño.

- No los voy a asesinar por llegar tarde solo porque hoy quiero estar del mejor humor posible.

- Todo es culpa de... – no pude seguir hablando, me quedé muy aturdido al percatarme de cómo iba vestida, llevaba un vaquero alto blanco, un suéter rosa por los hombros tipo crop top, unas converce rosas, estaba levemente maquillada y llevaba el cabello suelto. Se veía preciosa – Daniel – dije casi en un susurro.

- Hola Vale, es mejor que nos vayamos ya – dijo Daniel a mi espalda y ella asintió.

- Okey. Me voy Gabriel, no me esperes – grito y cerró la puerta – ¿Y ese auto?

Daniel y yo sonreímos y la miramos, ella alzo la ceja confusa.

- Te presento a tu sobrino nuevo – dijo Daniel y ella entendió el mensaje, se puso a saltar de felicidad.

- Isabella va a volverse loca cuando vea esto.

Esa era la idea.

- Bueno, Vale, tú te iras con Sebastián y yo iré en el regalo de Isabella ¿bien?

- Okey, no hay problema, vámonos ya – dijo y se subió a mi coche, fue más fácil de lo que pensé.

- Suerte hermano – dijo Daniel con picardía y lo miré mal, me subí a mi coche y lo encendí poniéndonos en marcha.

Estábamos en silencio, pero no era incomodo, de vez en cuando volteaba a verla, no podía dejar de admirarla. Aun no podía entender como esta chica con su sencillez podía ser tan despampanante, no necesitaba mucho para verse hermosa.

- Me puedo dar cuenta de que me estas mirando Sebastián – dijo mientras veía por la ventana, no me había dado cuenta que era verdad lo que dijo. Volví a mirar el camino y trague grueso.

- Lo siento. Es que... - me miró y yo hice por el rabillo del ojo – estas preciosa, solo eso – dije y antes de seguir en lo que estaba haciendo, pude percibir una risa.

- Gracias – dijo casi susurrando, como si no quisiera que la escuchara, pero lo hice y eso me lleno el corazón de alegría, el cual no pensaba que volvería a sentirse de esa forma.

Cuando llegamos aparcamos los autos y nos dirigimos a la casa. Había mucha gente, todos estaban vestidos, pintados y llevando cosas de neón. Ya en la entrada, de la nada, apareció un chico de ojos negros, cabello de igual color y de piel morena. Él y Valentina se quedaron viendo hasta que a él se le formo una con sonrisa maliciosa en los labios.

- Valentina Leister, ha pasado un tiempo – la miro de arriba hacia abajo.

- Derek Smith, si, uno muy largo – dijo ella con una pequeña sonrisa la cual no había visto antes mientras alzaba una ceja.

¿Y ahora quién coño era este tipo?

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Hola lectores, es la primera vez que me dirijo a ustedes por aquí. Se que estuve desaparecida un tiempo, pero primero tuve un problema con mi internet y después me fui de viaje por unos meses. Pero aquí estoy de nuevo, les doy las gracias por tomarle amor a mis historia, me llena mucho el corazón saber que les gusta lo que escribo, nunca pensé siquiera llegar a mil lectores, y ya vamos rumbo a las cinco mil lecturas, de nuevo, muchas gracias por amar esta historia y bueno... ¿Qué pasara en el próximo capitulo? Lo sabremos pronto.

Se les quiere mucho, besitos.  

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