Sugar, but not your baby (Koo...

By KitsuJM

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I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV (1)
XIV (2)
XV
XVI
XVII
XVIII
XIX
XX
XXI
XXII (1)
XXII (2)
XXIII (1)
XXIII (2)
XXIII (3)
XXIII (4)
XXIV
XXV
XXVI
XXVII (1)
XXVII (2)
XXVIII
XXIX
XXX
XXXI (1)
XXXII
XXXIII
XXXIV
XXXV
XXXVI
XXXVII
XXXVIII
XXXIX
XL
XLI (1)
XLI (2)
Final (Tรฉrmino del primer libro)
Epรญlogo (1/2)
Epรญlogo (2/2)
N.A (Inicio del segundo libro)
II.I
II.II
II.III (1)
II.III (2)
II.IV
II.V
II.VI (1)
II.VI (2)
II.VII
II.VIII
II.IX
II.X
II.XI
II.XII
II.XIII (1)
II.XIII (2)
II.XIV
II.XV
II.XVI (1)
II.XVI (2)

XXXI (2)

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By KitsuJM

Sin prisas, acercó sus labios hasta las atractivas clavículas que se marcaban debajo de esa piel tersa y acanelada. El más joven era tan magnífico y etéreo que agradecía a los creadores de semejante ser irreal. Agradecía su existencia una vez más.

Bajó un poco y mordisqueó de aquella suave piel, bajando con muchos más besos húmedos hasta los llamativos pezones de su novio. Su piel era tan cálida, que le incitaba a ser tocada y besada, pero tendría que esperar. Antes debía degustar aquellos botoncitos que lo estaban tentando nuevamente.

Sin más preámbulos, tomó uno entre su boca y comenzó a chupar, deslizando luego su lengua alrededor de la areola, sorprendiéndose en demasía al escuchar a TaeHyung gemir debido a sus acciones. Eso era como música para sus oídos. Aquella varonil voz en esos momentos se había transformado en algo meramente diferente. Y no le disgustaba en absoluto. Amaba oírlo disfrutar genuinamente esa clase de momentos tan íntimos.

--- Esto te gusta más--- confirmó bajo el presidente sin recibir respuesta, lamiendo una y otra vez antes de volver a chupar la zona. Su prometido se estremeció y empuñó sus manos, así que detuvo toda clase de movimientos con el fin de que este no pudiera llegar al orgasmo.

Se quejó en respuesta, pero supo que la cosa no terminaba ahí. Sus pantalones habían desaparecido junto a la ropa interior, dejándolo desnudo por completo frente al amor de su vida. Pero extrañamente no sentía pena. Aún si su rostro sonrojado aparentaba justamente eso, no se sentía avergonzado. Solo podía sentir la calor golpearlo sin piedad, sacándolo de sus casillas.

Su doloroso pene elevado, aterrizó suavemente contra su propio abdomen antes de erguirse un poco. Era lo máximo que podía estirarse. Jamás se había visto a sí mismo de ese modo antes. Estaba algo anodadado también. ¡Jeon JungKook era el único culpable! Incluso salía líquido preseminal de la hendidura. Un poco más y todo su semen explotaba entre sus pantalones.

--- Solo esta vez realmente esperaría a que tuvieras algo de lubricante contigo--- confesó el hombre atlético.

Ese chico siempre usaba, y parecía que ni siquiera en casa ajena sería la excepción, puesto que rápidamente señaló los pantalones que antes llevaba puestos.

--- Traje una bolsita--- respondió mientras se tocaba a sí mismo, suspirando un poco al sentir cómo el dolor disminuía en su hinchado falo.

Con una velocidad inhumana, el presidente se alejó para levantar la prenda y hurgar entre los bolsillos, negando varias veces al comprobar que no le había mentido. Un pequeño paquete negro con 5ml de lubricante había sido encontrado en aquellos pantalones oscuros.

--- En un futuro no te voy a permitir esto. Recuérdalo--- se acomodó entre sus piernas y lo miró serio--- te dije que solo podías lubricarte conmigo. No lo entendiste antes, ¿Cierto?

Oh, genial. Ese hombre sí que podía ser dominante también. El de cabellos chocolates podía fallecer ahí mismo, pero se abstendría de hacerlo. O al menos, haría el intento.

--- Eso es muy sexy, sigue--- animó mientras se sentaba en la cama y le bajaba el short, junto a los delgados boxers debajo de todo--- continúa--- tomó la virilidad de su novio y comenzó a bombearla suavemente, notando aquellas venas marcarse aún más, si es que era posible. Ese miembro lo dejaría sin palabras. Literalmente.

Estaban en la orilla de la cama, así que se les facilitaba el acceso entre sus cuerpos. Muy conveniente aquella cama King Size Presidential.

--- Chupa--- JungKook realmente no planeaba ser duro. Era la primera vez de ambos, así que quería que todo fuera rosas y colores, mas con un hormonal de ese tipo, era casi imposible.

TaeHyung no lo pensó más y, perdiendo toda su timidez, acercó su lengua hasta el glande y comenzó a lamer a su alrededor. ¿Acaso debía de pensar en el sabor? Sabía a lo que olía. A pene.

Lamió desde la punta hasta la base, repitiendo el proceso un par de veces antes de meter todo dentro de su boca. O al menos todo lo que cabía sin llegar a atragantarse.

El de cabellos carbón resopló con fuerza y echó la cabeza hacia atrás, recordándose a sí mismo el que su bonito era primerizo, que aunque fuera muy bueno, debía de contenerse.

Torpemente, el universitario comenzó con su felación, chupando la extensión y absorbiendo con ligereza antes de sacarlo de su boca por completo, jugueteando como si de un dulce se tratara.

Era tan jodidamente bueno, que no pudo evitar tirar de sus cabellos y obligarlo a meter su entrepierna un poco más, hasta el fondo de su garganta. Esperó verlo atragantarse, pero eso no sucedió. El más joven, controló su errática respiración y con todas sus fuerzas, ignoró aquella picazón en su garganta, derramando lágrimas ante la sensación, pero sin llegar a detenerse ni un poco. Sabía que eso le gustaba al fornido así que no podía parar.

Con un suave empujón, el hombre alejó a su prometido antes de recostarlo sobre la cama, y, en consecuencia, optando por abrir espacio entre sus piernas, acariciando aquellos gruesos muslos sin reparo alguno.

--- Me gustas mucho, Tae.

--- No digas eso... Porque... Yo... Y-ya sabes que también me gustas mucho y me encantas--- aceptó, nuevamente nervioso a tope. Sabía lo que se avecinaba y qué tanto sufriría, pues lo había investigado en algún momento de su vida. Además de que experimentó en él mismo y, bueno, aunque ciertas cosas no eran del mismo tamaño que el pene de su novio, se asemejaban un poco a este.

Con una pizca de parsimonía, Jeon deslizó las yemas de sus dedos por el cuerpo contrario, suspirando al verse complacido por la tersa textura de su piel, por aquella pancita tan adorable, por esa cintura verdaderamente delgada, cada detalle de ese cuerpo tan hermoso era meramente agradable a la vista, al tacto. Se estaba volviendo loco. Ni siquiera su experiencia podría recuperar la cordura que había perdido.

Decidido, bajó y dejó cortos besos en el abdomen del otro, sonriendo ligeramente al ver cómo se estremecía sin control. Se movió un poco más y pasó de largo la dureza ajena, yendo directamente a por uno de sus muslos, el cual alzó y mordisqueó suavemente, dejando marcas en estos.

--- Carajo...--- jadeó el piel canela, sintiendo su miembro punzar otra vez. Ver al pelinegro entre sus piernas era demasiado. Pero todo sobrepasó la situación al sentir como una traviesa lengua lamió la entrada de su cavidad anal. Oh, demonios. No, no, no--- ¡JungKook!--- chilló nervioso, sintiendo cómo dejaba cierta distancia entre ambos para proceder a explorar el área con lubricante, antes de lograr introducir dos de sus dedos para dilatarlo.

Una oleada nueva de calor recorrió todo el cuerpo del más joven. Ese hombre sabía perfectamente lo que hacía y el cómo hacerlo, pues pronto uno de sus dedos hizo contacto contra un punto en específico que le arrancó un agudo gemido a TaeHyung.

--- Está bien si tienes un orgasmo ahora mismo. Duraremos más--- aseguró el presidente antes de comenzar un calmado vaivén con sus dígitos, sobreestimulando a su adorada pareja, quién no tardó en retorcerse en la cama, cada vez más y más desesperado. Seguramente al borde del éxtasis--- tranquilo, bonito--- sacó todos sus dedos y pronto los regresó a su interior de golpe, sonriendo ante la facilidad con la que era recibido.

A diferencia de JungKook, el de piel caramelo estaba acostumbrado a tocarse a sí mismo, a masturbarse y a penetrarse, desde con algunos de sus dedos hasta con extravagantes juguetes que había comprado por internet, así que no le estaba resultando muy difícil la situación.

--- Yo... yo te necesito a ti--- exigió, atrayéndolo para besarlo en los labios, disfrutando ambos de aquel dulce y fogoso contacto de nueva cuenta.

--- Una vez que lo haga contigo, ya no habrá vuelta atrás--- decidió advertir con evidente seguridad, agitado y sin dejar de mover sus dedos--- nada será igual. Vas a quedar adherido a mí--- murmuró contra sus labios--- vendrás como una abeja en busca del polen, como un río desembocando hacia los mares, así que no te arrepientas después--- sacó sus dígitos y lo miró fijamente, disfrutando de verlo tan extasiado, distraído.

El castaño abrazó a su novio y lo calló con varios cortos besos. Así fuera una droga, no le importaría volverse todo un adicto por él.

Don perfecto aprovechó el momento y entró de una estocada, jadeando ante aquella sensación de ser atrapado entre las paredes ajenas, tan suaves, tan cálidas. Se sentía perdido.

En esos momentos, todo le daba vueltas al universitario. Este mismo se preguntaba si es que no se había ido al cielo, porque, santa mierda, sentía que lo había partido en dos, pero lo más extraordinario era que se había corrido sin poder evitarlo.

Un dolor se extendía desde su ano hasta su espina dorsal, pero eso no le importó mucho en el momento, estaba con las sensaciones a flor de piel, débil por el reciente y repentino orgasmo que tomó de sorpresa a ambos.

--- ¿Cómo es que se siente tan gigante dentro?--- cuestionó sin titubear, pero jadeando suavemente. Un cosquilleo y un toque de adrenalina decidieron introducirse en su cuerpo, motivándolo y excitándolo nuevamente.

--- Porque ahora tienes uno real--- le recordó, y, para que viera que no mentía, salió por completo antes de embestir una vez más, suspirando ante la acogedora bienvenida que le daba su estrechez--- esto... Uh...

Ambos se miraron a los ojos, con sus respiraciones agitadas mientras se abrazaban con toda la delicadeza del mundo.

Podían sentirse, podían tocarse, y no había nada mejor que eso. Quizás por ello les sorprendió el compartir el mismo sentimiento de plenitud y placer que los arropó en ese momento.

Sin dejar pasar un minuto más, se tomaron de las manos y el azabache comenzó a moverse lento, deslizándose dentro y fuera constantemente dejando escuchar un golpeteo que fue acompañado por un chasquido húmedo debido al lubricante y otro por sus bocas colisionando repetidas veces, arrancándose hasta el último aliento que poseían.

TaeHyung estaba adolorido, pero caliente, hundido en el placer y la lujuria de aquel acto carnal tan apasionado, en un nivel superior. Gimió gustoso de recibir al presidente y meneó sus caderas también, deseando sentirlo hasta el fondo, que se introdujera en él lo más que podía.

JungKook sentía a la perfección el cómo su prometido engullía su miembro entre aquellos regordetes glúteos. Aquel voluminoso trasero buscaba consumirlo plenamente.

No podía resistirlo.

Con unas cuantas estocadas más, se vació en el interior de su novio, estremeciéndose entero, pero sin dejar aquel choque de pelvis que arremetía contra el castaño.

Cuando el chico pareció tener suficiente, colapsó debajo de su cuerpo, gimoteando su nombre, con varias lágrimas bajando por sus mejillas, sus piernas temblando como gelatina y los espasmos sacudiéndolo sin parar. Una vista jodidamente erótica y artística, como siempre.

Apreció la fina capa de sudor que había perlado el cuerpo canela y sonrió ligeramente, aún intentando recuperar todo el aire perdido.

--- Te quiero, Tae...

--- Dime que me amas mejor--- lo reprendió con el ceño fruncido, aún muy sonrojado y agitado por haber hecho el amor por primera vez.

--- Te amo, Tae--- se corrigió a sí mismo, comenzando a moverse nuevamente sin prestarle mucha atención al rostro asustado del otro.

Es que, bueno, ya estaba duro otra vez. Sin duda alguna, un joven adulto muy saludable.

El más bajo se cubrió el rostro y siseó. Ahora podía sentir algo de ardor y dolor que antes no logro percibir, sin embargo, eso no era lo que le importaba, sino el hecho de que ahora sus inseguridades respecto a su propio cuerpo eran estúpidas. Todo los pensamientos negativos desaparecieron al sentirse amado, deseado. Toda aquella vida llena de soledad y sin amor, ahora había quedado en el pasado. Ahora tenía más que suficiente y todo lo que jamás se imaginó. A su Sugar Daddy, al amor de su vida.

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