Si yo fuera tú

By ErisGoddess14

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Izuku y Katsuki eran un par de amigos y vecinos inseparables que en la actualidad no se soportan y asisten al... More

La fuente de los amantes
El cambio
Catastrófico jueves. Parte 1
Catastrófico jueves. Parte 2
Entre la guerra y la paz
Fase de negación
Sentimientos desbordantes
Castigo
Niñeros y unicornios
¡No es una cita!
Escapando otra vez
Revelaciones y disculpas
En el túnel de vestuarios
Noche de confesiones
Condenados a repetir la historia
Una llamada inoportuna

El principio del fin

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By ErisGoddess14

Los personajes del manga y anime de Boku no Hero no me pertenecen, son obra de Horikoshi-san. Únicamente los tome prestado para narrar una historia que se me ocurrió en una tarde de películas.

Por cierto, esta historia únicamente está en mis cuentas de Wattpad y Fanfiction.

La imagen que uso de portada no es mía, créditos a su autor, yo solo la modifiqué para poner el título.

ADVERTENCIA: Universo alterno, no hay quirks. Esto es un escrito yaoi, chicoxchico o boys loves. Hay lenguaje soez.

Si yo fuera tú.

Capítulo 1. El principio del fin.

Risas crueles y burlescas resonaron por todo el pasillo donde estaban los coloridos casilleros escolares.

—¡A Izuku le gusta Katsuki! ¡A Izuku le gusta Katsuki! —canturreó burlesco un flacucho niño de cortos cabellos castaños y sonrisa desagradable.

Otro niño, uno de aspecto regordete y cabello rapado, levantó en lo alto la libreta de dibujos de Izuku, mostrando el dibujo infantil de un niño rubio entre sus páginas, el cual estaba decorado con corazones.

—Por favor, devuélvemela. —suplicó angustiado el dueño de dicho dibujo, un niño pecoso de cabellos rizados y grandes ojos verdes, el cual trataba inútilmente de arrebatársela. —¡Por favor! —parecía desesperado porque el dibujo no fuese visto por alguien en específico.

Pero entonces, al final del pasillo apareció el protagonista de esta situación. Era un niño rubio, de ojos carmín y mirada altanera.

—¡Pero si es Katsuki, la inspiración de los nerds! —chilló el niño de sonrisa desagradable.

Mas risas burlescas se escucharon.

—¿De qué estupideces hablan, extras? —preguntó Katsuki, tomando abruptamente la libreta que cargaba el niño de cabello rapado.

Izuku palideció ante la mirada de total sorpresa que Katsuki, su vecino y mejor amigo, dio al mirar el dibujo. Todos permanecieron en silencio.

Lentamente, Katsuki bajó la libreta y miró fijamente al Izuku con estupefacción.

—¡Vamos, confiesa! —vociferó el niño de sonrisa desagradable, dando un manotón en la espalda de Izuku y empujándolo hacia Katsuki, provocando que ambos niños cayeran, con Izuku encima del rubio.

—L-lo siento, Kacchan... —se disculpó apenado, poniéndose de pie y ofreciendo su mano para ayudarlo a levantarse.

—Uhhh... —corearon los demás niños con tono burlesco, soltando carcajadas.

Katsuki frunció el ceño avergonzado, escuchando en sus oídos el maldito resonar de esas risas, sintiéndose humillado, por lo que respondió dando un manotón a la mano de Izuku. —¡Asqueroso! —gritó. —¡¿A quién podría gustarle un inútil como tú, Deku?!

—¿Deku? —preguntó alguien burlesco, un niño de corto cabello negro. —¡Es un buen apodo para un rarito asqueroso!

—¡Deku! ¡Deku! —chillaron en coro los demás, riendo y señalándolo.

Izuku se sintió abrumado y arrinconado. Como un acto reflejo buscó la mirada de Katsuki, quien la apartó bruscamente, parecía enojado y decidió no intervenir.

"Me odia", pensó el pequeño pecoso.

Izuku sintió que caía hacia un abismo, sus ojos se llenaron de lágrimas y como única salida echó a correr, alejándose de las risas.

Katsuki únicamente contempló la libreta en el piso, sin saber que aquello fue el principio del fin.

.

.

.

7 años después.

.

.

.

—¡Mierda! —vociferó un adolescente de cabellos rubios, buscando por toda su habitación la chaqueta deportiva en la que rezaba su nombre como miembro del equipo de football americano de su instituto. —¡Bruja! —llamó a su madre, saliendo de su habitación. —¡¿Dónde está mi chaqueta?!

Entretanto, en la casa de al lado un muchacho pecoso de cabellos ondulados y ojos verdes recogía con prisa sus pinceles, tubos de pinturas y todo lo que necesitara para su club de arte. —Oh no... —murmuró preocupado, saliendo del ático. —¡Mamá! ¡¿Has visto mi libreta de bocetos?!

Ambos adolescentes buscaron a sus madres, las cuales estaban en la valla que dividía sus patios, conversando amenamente.

—¿Se puede saber dónde está mi chaqueta? —preguntó Katsuki, con ceño fruncido a su madre.

—Buenos días, Katsuki-kun. —dijo la vecina, una mujer agradable, de cortos cabellos verdes.

—Buenos días, señora Midoriya. —saludó educadamente, relajando sus facciones cuando se dirigía a ella.

—¡Mamá! —se escuchó al pecoso, quien llegó apresurado. —¡No encuentro mi libreta de bocetos, y se suponía que hoy la usaría durante la visita escolar al museo...!

—¡Izuku! —chilló la madre de Katsuki, interrumpiendo la palabrería del peliverde. —¡Hace tiempo que no te veía!

—B-buenos días, señora Bakugo. —saludó amablemente, mostrando una bonita sonrisa que se esfumó al percatarse de la presencia del rubio menor.

Ambos adolescentes desviaron sus miradas con una mezcla de incomodidad y fastidio.

—Estas tan radiante y adorable. —dijo Mitsuki Bakugo, pellizcando levemente una de las mejillas pecosas de Izuku, las cuales se sonrojaron.

—Y Katsuki esta tan alto y guapo. —sonrió Inko Midoriya, haciendo que el rubio dirigiera su mirada hacia sus zapatos deportivos, sin saber que responder.

—Mamá... —se escuchó a Izuku con amabilidad. —¿La libreta?

—¿Mi chaqueta? —preguntó Katsuki con un gruñido a su madre.

—¿Puedes creer que hace un tiempo se la pasaban juntos en la casa del árbol? —preguntó Mitsuki, ignorando la pregunta de su hijo y señalando la casa del árbol que estaba del lado de los Bakugo, frente a la habitación de Katsuki. Sin embargo, una de las ramas sobresalía hacia la ventana de la habitación de Izuku.

—Izuku solía salir a escondidas por su ventana con sus crayones y libretas, trepando por esa gran rama. —Inko soltó una risilla. —Pensaba que yo no me percataba de eso.

—¡Katsuki solía dormir temprano y luego se levantaba a media noche para llevar historietas y una linterna! —Mitsuki soltó una carcajada. —¡Los encontrábamos dormidos uno junto al otro al día siguiente!

—¡Mamá! ¡Por favor, la libreta!

—¡Bruja! ¡La maldita chaqueta!

Ambos adolescentes vociferaron avergonzados y molestos, parecía que querían irse a prisa.

—La dejaste en la sala, dulzura. —contesto Inko, acariciando la mejilla de Izuku. —Te quedaste dormido mientras dibujabas.

—Está en la lavandería, mocoso. —dijo Mitsuki, dando un manotón en la cabeza a Katsuki. —Otra vez había manchas de sangre, más te vale no estar en peleas.

—Gracias. —contestó Izuku a su madre.

—Lo que sea. —dijo Katsuki a la suya.

—Lo hacían todo juntos... —suspiró Inko con melancolía.

—¿Qué fue lo que pasó? —preguntó Mitsuki curiosa, pues era notorio que estaban distanciados.

Ambos adolescentes se miraron a los ojos por primera vez durante la conversación y fruncieron el ceño. —Crecimos. —contestaron con simpleza, para empezar a retirarse.

.

.

.

—Buenos días con todos... —dijo un hombre de aspecto descuidado y grandes ojeras. Era Shota Aizawa, el profesor a cargo de aquel curso. —El profesor Hizashi Yamada amablemente se ha ofrecido a ayudarme con la visita al museo de Esuha. —señaló a un hombre rubio de largo cabello, atados a una improvisada coleta, quien además portaba unas distinguidas gafas triangulares naranjas y se encontraba sentado en el puesto del conductor del bus escolar.

—¡Es un placer acompañarlos a recorrer el museo! —vociferó fuertemente a través del micrófono, resonando atrozmente en todo el bus y finalizando con un molesto silbido.

Todos los adolescentes taparon sus orejas con dolor.

Mic, contrólate con el micrófono del autobús. —gruñó Aizawa a su compañero, llamándolo por aquel curioso apodo.

Hizashi sonrió a Shota Aizawa de forma divertida, el cual dio un resoplido al conocer lo imprudente y animado que era su compañero; lo cual contrastaba con él, un tipo muy calmado y reservado.

Aizawa continuó hablando las indicaciones y el autobús se puso en marcha.

—Deku-kun —llamó una chica de cortos cabellos castaños, la cual estaba sentada en los asientos de al frente, junto a una chica de largo cabello verde—, ¿estás emocionado? —preguntó, volteando su rostro hacia atrás.

Izuku asintió animadamente. Ochako Uraraka era su mejor amiga y la única que podía llamarlo por ese apodo sin hacerlo sentirse mal, pues para ella tenía un significado más alentador que el que le dieron sus antiguos compañeros años atrás en la primaria.

—Uraraka-kun, por favor permanece sentada adecuadamente cuando el autobús este en movimiento. —pidió un muchacho de gafas rectangulares, mientras hacía movimientos exagerados con las manos y se encontraba sentado al lado de Izuku. —No me gustaría que te lastimaras.

Ella soltó una risilla, divertida con la seriedad del presidente de la clase. —Como tú digas, Iida-kun. —canturreó.

Izuku sonrió divertido. Ochako solía coquetear de esa forma con Iida y el pobre ni siquiera se percataba. Izuku había pensado en darles un empujón, después de todo, nada lo haría más feliz que ver a sus dos mejores amigos juntos. Sin embrago, Ochako le había hecho prometer no decir nada, pues ella quería decírselo en algún momento.

—Haré que Iida-kun sea mi compañero en el recorrido del museo. —había dicho Ochako varios días atrás. —Y tú aprovecharas la situación y se lo pedirás a Todoroki-kun.

Izuku se había sonrojado, pues desde hace un tiempo que sentía atracción hacia el hijo menor de aquella familia adinerada. Shoto Todoroki, un apuesto muchacho con heteronomía que era gay, e Izuku lo había descubierto de forma accidental, cuando lo escuchó discutir con su inflexible padre sobre el tema en las afueras del instituto.

—Que sea gay no significa que yo le vaya a gustar. —había dicho nervioso el pecoso.

—Eso no lo sabes. —refutó su amiga. —Primero debes ser valiente y decírselo.

—¿Decirle qué?

—Cualquier cosa, como que necesitas un modelo para tu trabajo de arte. —le había recordado.

Izuku suspiró tras recordar esa conversación y su mirada se dirigió hacia Shoto, quien estaba sentado junto a Momo Yaoyorozu, la vicepresidenta, otra chica hija de una familia adinerada. Volvió a suspirar, tenía que armarse de valor y empezar a actuar en cuanto el autobús parara.

—Bakubro, ¿qué pasó el día de ayer? —preguntó un muchacho de cabellos rojos, Eijiro Kirishima, quien también portaba la chaqueta del equipo de football americano del instituto y se encontraba sentado varios asientos atrás, junto a Katsuki. —Nunca respondiste las llamadas.

—Si, se suponía que iríamos todos a ese concierto, incluso Hanta fue —se volteó molesta una chica muy atlética de cabellos rosas ondulados, la cual llevaba una chaqueta que indicaba que pertenecía al grupo de porristas. Ella se encontraba sentada delante de ellos, su nombre... Mina Ashido—, ¿dónde estuviste? —preguntó.

Denki Kaminari, un chico rubio con peculiar gusto por la moda, pues solía portar una gargantilla negra, grandes auriculares blancos y gafas azules, se encontraba muy callado, casi se podía decir que parecía nervioso. —Si —secundó la pregunta de Mina—, ¿d-dónde estuviste viejo?

Katsuki miró a Denki con tranquilidad y no respondió.

—¡Oye! —se quejó Mina al no recibir respuesta.

—¡Que mierda les importa! —gruñó Katsuki.

—Tal vez salió con una chica de otro instituto. —murmuró divertido un chico de cabello negro. Hanta Sero, el más sociable y sencillo del grupo, quien estaba sentado detrás de Katsuki y curiosamente no pertenecía a ningún club deportivo.

Katsuki no se inmutó.

—¿Camie Utsushimi? —pregunto Hanta con diversión, mostrando una fotografía tomada en las afueras de una cafetería, donde se veía a ambos adolescentes con sus uniformes pertenecientes a sus institutos.

—¿Cómo mierda tú...? —preguntó Katsuki sorprendido, pero se detuvo al instante.

—Los vi cuando estaba de camino a reunirme con ustedes. —comentó Hanta a los demás, explicando superficialmente.

—¡Entonces, es cierto! —chilló Mina ofendida.

Denki rio, intentando no parecer nervioso. —Nos abandonaste por un par de tetas bonitas.

Kirishima miró a Denki y pareció incomodarse y avergonzarse al oír aquello.

—¡Cállense! —bramó Katsuki. —¡Nada de esto es asunto suyo!

.

.

.

—Espero poder ver la fuente de los amantes. —comentó Izuku entusiasmado en cuanto el autobús se detuvo.

—¿Fuente de los amantes? —preguntó Tsuyu Asui con curiosidad, la chica de cabello verde que había estado sentada junto a Ochako, y quien pertenecía al club de natación.

—Es una fuente artística que... —Izuku intentó explicar, pero pisó en falso el escalón del autobús y chocó con la espalda de alguien al distraerse. —Lo sien... —enmudeció en cuanto vio quien estaba delante de él.

—Descuida. —dijo serenamente Shoto, dándole una pequeña sonrisa que dejó pasmado al pecoso, quien reaccionó cuando Ochako lo codeó, sonriéndole y alejándose junto a Iida.

Izuku sintió que los nervios lo invadían.

"Es ahora o nunca", pensó, pero...

—Bakugo. —dijo de pronto Shoto, caminado a prisa detrás del rubio y dejando abruptamente a Izuku con las palabras en su garganta.

El pecoso suspiró con alivio, pues en el fondo aún no estaba listo.

—¡No me presiones, bastardo mitad y mitad! —se escuchó bramar a Katsuki contra Shoto, algo que dejó confundido a muchos, pues ambos no solían interactuar a menudo.

—Muy bien... —dijo Aizawa, al ver a todos bajar del autobús y reunirse frente a la puerta del museo. —Recorrerán el lugar libremente en parejas de dos y realizarán un breve informe de las obras expuestas. —informó, y los estudiantes soltaron exclamaciones de alegría, comenzando a buscar un compañero y volviendo el ambiente bullicioso.

—To-Todoroki-kun... —tartamudeó Izuku, acercándose nuevamente al heterocromático, quien lo observó curioso. —Quisieras... —sus mejillas enrojecieron y apretó fuertemente la libreta en su pecho. —ser mi... ser mi...

—¿Ser tu...? —preguntó él, alzando una ceja.

Izuku sintió que enrojecía aún más. —Yo-yo... —tartamudeó.

—¿Quién les dijo que podían escoger a su compañero? —preguntó Aizawa con una sonrisa malévola, interrumpiendo a todos.

Todos quedaron pasmados, y Shota hizo una señal a Hizashi, quien sacó un megáfono y una hoja con nombres.

—¡Shoto Todoroki será compañero de Momo Yaoyorozu! —vociferó el excéntrico maestro rubio, empezando a indicar las parejas.

Los estudiantes hicieron una breve mueca ante el ruidoso anuncio.

—Supongo que te veré luego. —se disculpó Shoto.

—S-Si, ¡luego! —chilló Izuku sonrojado, observando como su interés romántico se alejaba.

—¡Tenya Iida y Ochako Uraraka!

Ochako sonrió radiante y rápidamente se colocó junto al presidente de la clase.

—¡Denki Kaminari y Kyoka Jiro! —Denki caminó y sonrió coquetamente a una chica bajita de corto cabello azulado, la cual también llevaba auriculares. Ambos pertenecían al club de música. —¡Eijiro Kirishima y Mina Ashido!

—Hey, compañero de museo... —sonrió Mina.

—Hey... —respondió Eijiro sonriente, pero inmediatamente sus ojos se dirigieron hacia la pareja de Denki y Kyoka, lo que hizo que Mina sonriera divertida.

—Y, por último —anunció Hizashi al terminar la lista—, ¡Katsuki Bakugo e Izuku Midoriya!

—¡¿Qué?! —vociferaron los nombrados al mismo tiempo con desconcierto.

Continuará...

Hola, empezando esta historia que espero sea corta jeje...

Se que la interacción del Bakusquad en el autobús parece extraña, pero poco a poco entenderán.

En fin, ¿qué les pareció?

¡Gracias por leer! (=^・^=)

06/12/2021

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