~BELL ROUX
Tristeza.
Decepción.
Desilusión.
Dolor.
Si existía una palabra que reuniera todos esos sentimientos en su significado, pues esa sería la palabra que describiría a la perfección la molesta sensación en mi pecho.
Dejé caer ambos brazos a los lados de mi cuerpo, inmóviles, lánguidos, como se sentía mi cuerpo. El silencio era casi absoluto, solo interrumpido por los casi imperceptibles latidos de mi corazón y el repetitivo sonido proveniente de mi teléfono que anunciaba la llegada de mensajes.
23 mensajes en un minuto.
19 más en el siguiente.
Una llamada.
—¿Por qué no respondes los mensajes?¿Estás bien?
«¿Estás bien?» Era como el botón de desinhibición del cerebro cuando el gran porciento de agua que posee nuestro cuerpo parece acumularse en las glándulas lacrimales.
—Obviamente no estás bien. Disculpa por ser tan estúpida —se lamentó —. No me voy a quedar así sin hacer nada mientras te hace esto. Voy a entrar y lo golpearé.
—¡No! —me pasé una mano torpemente por ambos ojos —. No, no hagas nada. Deja las cosas así.
—¡No! No puede hacer esto y... —se cortó.
—¿Luce? —Me preocupaba que estuviese camino a hacer lo que me dijo antes.
—¡Ese maldito está más cerca! ¿Qué mierda le pasa? —chilló —. Lo siento, Bell, iré y haré que desee no ser tan idiota.
—¡Que no, Luce! No... —Terminó la llamada.
Estaba loca.
Solté los guantes y el delantal sin cuidado alguno antes de correr al interior de la casa, tomar algo de dinero para un taxi y dirigirme a Ricci's Mark.
Deseando que el día no terminara peor de lo que iba.
~DECCAN MARTIN
—Entonces ¿Te parece bien que nuestra agencia escoja los modelos y los envíe para esa fecha? —Repitió Genesee.
—Sí, no hay ningún problema, cariño.
Genesee rio captando mi atención. La miré frunciendo el entrecejo, aunque ya sabía que la divertía.
—Cariño —musitó como si saboreara las palabras —. Hace mucho tiempo que no te escuchaba decirme así, y ya he perdido la cuenta de cuántas veces lo has dicho hoy.
—¿Te molesta? —Interrogué devolviendo la vista a la pantalla, sintiendo un amargo sabor de boca.
—En lo absoluto —se puso en pie y caminó hasta mi lado, tomando asiento en el borde la la gran mesa —. Pero no entiendo el porqué.
—No lo hay. No uno en especial.
—Yo creo que sí —Cerré la laptop y me puse de pie también.
—Siempre me ha encantado que seas tan inteligente —Rio de nuevo, esta vez más alto. Mis manos cerradas en puños estaban transpirando.
—¿De verdad? —Dudó. Me acerqué más quedando entre sus piernas.
—De verdad —confirmé en un tono más bajo y cómplice.
—¿Tu sabes lo que a mí siempre me ha gustado de ti? —negué con la cabeza y me pidió que me acercara más con el movimiento de un dedo —. Que fueras un hombre, uno de verdad, un caballero. Sin embargo, estás actuando como un completo idiota.
—¿Qué...? —Tomó el cuello de mi camisa y me atrajo hacia sí, impidiéndome apartarme.
—¿Qué pasó con aquella chica pequeña y delgada de cara bonita?
—No sé de quién hablas.
—Ves, estás siendo un idiota —intenté rebatirle pero continuó hablando —. Vi como la mirabas ayer, y el día anterior también. Yo también he mirado así ¿y sabes qué? La persona a la que miraba así me traía loca. Si esa chica hizo algo que provocó que el hombre que has sido por tantos años se volviera un idiota que hace este tipo de cosas, te trae loco. No tengo dudas. Y tampoco tengo dudas de que tienes que dejar de ser impulsivo y pensar en como vas a reaccionar cuando pase algo negativo entre ustedes.
El sonido de la puerta siendo abierta desenfrenadamente nos hizo darnos vuelta en esa dirección.
—¡Eres un completo idiota! —Soltó Luce atravesando la oficina hasta llegar a nosotros.
—Ves, otra que se da cuenta —Canturreó Genesee ganándose una mala mirada por parte de Lu.
—Es que de verdad, con esa cara de quién no mata una mosca, y las estúpidas reglas de ser un caballero, o lo que sea. Todo mentira, o con todo limpias tu trasero. A Bell no te le vuelves a acercar en la vida, idiota.
—Creo que es mi momento de marcharme —anunció Genesee —. Y...,Deccan, no vuelvas a intentar utilizar a una chica para sacar otra de tu cabeza. Mucho menos si se trata de mí.
Asentí. Pero no porque estuviese en absoluto acuerdo. Simplemente, entre el ataque verbal de Luce y las palabras de Genesee, me había introducido en una especie de trance.
¿En que momento se me ocurrió que era buena idea utilizar a Genesee?
¿En que momento dejé que las emociones negativas sacaran una parte de mi que odio?
El sonido de la puerta siendo abierta bruscamente, una vez más, fue como un golpe que me obligó a poner todos mis sentidos en lo que sucedía. Ya Genesee se había marchado. Bell estaba aquí.
Su pecho subía y bajaba con salvajismo, y su frente brillaba a causa de una capa de sudor que la cubría.
—Luce... —dijo.
—¿Qué?¿No le vas a decir nada a este idiota? —Interrogó su amiga a la que no le simpatizaba mucho hoy.
—Ya para Luce, vamos —musitó Bell tomándola por el brazo intentando, sin éxito alguno, sacarla de la oficina. En su cara podía ver las pocas ganas que tenía de estar aquí.
—¡No! Merece más insultos, y merece escucharlos de tu boca, Bell —Insistió la de ojos verdes.
—Ella no va a decir nada. No puede, porque ella también hizo algo así —Solté sin poder contenerme que actuara como si yo fuese el malo de la película y ella una santa.
—¿Qué?
—¿Qué?
La noche anterior.
No sé que hice en esta, o en otra vida, pero esto tenía que ser karma, un embrujo, o muy mala suerte. Justo hoy, que me era impensable faltar a mi palabra con Bell de ir a su casa, River toma el auto y lo manda directo al taller. Pensé que había sido racional de parte de mis padres no darle un coche por sus dieciocho hasta que aprendiese a conducir correctamente y tomara, al menos, un poco de responsabilidad. Pues todo resultó fatal para mí.
Una vez estuve listo para salir llamé a un taxi, sin embargo, la chica que me atendió me informó relajada que le tomaría cerca de media hora poder responder a mi pedido con uno. A pesar de que le comuniqué que era "urgente".
Hecho una furia salí andando del hotel. Pasaron veinte minutos antes de que un taxi desocupado se cruzara en mi camino. Diez minutos después, un poco más tarde de lo esperado, desarreglado, más sudorosos de lo que me gustaría, y llevando un ramo de flores no tan hermosas como lo fueron cuando las había comprado, estaba entrando en la calle de Bell. Saqué la cabeza levemente por la ventana abierta y, para mi sorpresa, ella estaba en el exterior de su casa.
Pero no estaba sola.
—Deténgase aquí, por favor —Le indiqué al taxista.
Nos detuvimos a cierta distancia de la casa. No bajé del auto, solo me limité a observar.
Ella hablaba con un chico, o eso parecía. Ya la noche había abarcado todo el panorama, estaba oscuro, y la poca luz que brindaban las farolas de la calle no permitían reparar en muchos detalles. Él llevaba jeans, una gran sudadera oscura, y un gorro de invierno que no dejaba ver su cabello. Ella se abrazaba a sí misma resguardándose de la frialdad de la noche, noté que sólo llevaba un ligero pijama.
De un momento a otro el chico se quitó el gorro. A pesar de la escasa luz, desde mi posición visualicé su cabello color azul eléctrico. Era demasiado llamativo para no enfocarlo. Bell dio un paso atrás tapando su boca con ambas manos. Luego se acercó, pasó una mano por el cabello del chico y, no sé de que se trató la conversación que tuvieron a continuación, pero este se lanzó hacia ella envolviéndola en un apretado abrazo.
Tomé mi móvil y le marqué. Vi como se apartó de él para atender la llamada.
—¿Hola?
—Hola, Bell...resulta que no podré pasar por tu casa hoy.
—Oh, eso pensé al ver que no llegabas —dijo simplemente —. Tranquilo, no hay problema.
No hay problema porque estás con otro chico.
—Pensé en llamarte para charlar un poco entonces —Agregué sin quitar mis ojos del lugar donde se encontraban.
—Ahora mismo estoy ocupada, te llamaré más tarde —tragué con dificultad.
—Más tarde estaré durmiendo —Descarté la opción un poco molesto, esperando que ella dejara de hablar con ese chico para charlar conmigo.
—Entonces te llamo mañana.
—No, mañana estoy ocupado yo.
—Ent... —Intentó decir algo más, pero corté la llamada.
No hubo una llamada de vuelta. O un mensaje.
—Vámonos, por favor —le pedí al taxista a la vez que la veía entrar a su casa acompañada del chico y yo lanzaba el ramo de flores por la ventana.
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—No ayuda nada que hagas como si no supieras de que hablo —agregué.
—Es que no tengo idea de qué hablas Deccan —caminó hacia mí —. ¿Puedes contarme qué fue lo que supuestamente hice?
—Te vi, Bell —gruñí recordando la noche anterior —. Nadie me lo contó, te vi.
—Que yo... —
—No, no quiero seguir escuchándote decir que no mientras por mi cabeza pasan las imágenes que me afirman lo contrario —ladré —. Pensé que eras alguien especial, y resultó que no valías la pena. No sé por qué permitiste que tu amiga viniese a defenderte cuando tu has hecho lo mismo que yo. No sé como puedes presentarte aquí. No quiero verte ahora mismo. No quiero echarlas, así que me voy yo.
Caminé hasta la salida y, sin mirar atrás, salí de la oficina.
N/A
(Notita algo larga Jeje)
*Modo serio*
No les preguntaré si les gustó el capítulo porque este no ha sido de los más felices, pero son capítulos necesarios :)
Ahora digan ¿Odiaron a Deccan en algún momento? Él solo es un despechado que no reaccionó nada bien ante lo que presenció esa noche (pobreshito bb Dec) ¿Quién piensan que es el chico que estaba ahí con Bell? ¿Cabello azul eléctrico? Corten, corten ¿Qué pvtas fue eso?
Bueno, ahora les anuncio que a la historia no le quedan más de 10 caps + epílogo y... AHHHHHHH No los quiero dejar ir... *Llora*
Por otra parte, abrochen esos cinturones señorxs porque se viene drama...pero también cosas lindas bebés <3
Bueeenooo, denle amor al capítulo con votitos y comentarios (piensen que cada vez que lo hagan reciben un besito de los Martin, de Bell, de Luce, y hasta de Genesee si quieren) Si pueden compartir esta historia con todas las personas a las que crean les puede gustar, no importa a través de la red que sea, el objetivo es que lleguen más personitas aquí...Se los agradecería eternamente.
...Nos leemos prontito florecitas ♥