Sol Negro

By LunaSeidden

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Él era una luz perdida entre las sombras Reto y petición. Basada en el One-shot de Villanos Portada a futuros... More

Eran luces
Silencio
Diamante naciente
Elegí la noche
Murmullos
Amarte fue bueno
Siluetas que cambian
Islas
Alacre(n)
Dzma
Orión
Trovar la dualitat
Alusiones
Restaurar
Dahira Negra
Enjambre
Nocturno
Orquídea
Hacia un camino
Azarina
Ying Yang
Vuelo
Ufano
Estrellas (especial)
Llanuras
Twisted
Arrepentimientos
Adarve
Takarakuza
Relevo
Aliento
Swarovski
Huésped
Ambiguo
Zafiro negro
Saber
Inmiscible
Diana
Odin
Hiedra
Enlaces
Calisto

Historias

202 25 9
By LunaSeidden

"Siempre creeremos en los cuentos infantiles,

Soñar con conocer aquella hermosa y gentil princesa,el fuerte y valeroso príncipe,Vencer al dragón y a los gigantes.

Deseamos que sean realidad, pero al crecer
...
Esos cuentos pueden convertirse en tragedias.
Ya no amas a la princesa.
Ya no admiras al príncipe.
Y te vencen
...
...
...
pero la historia puede continuar con tu puño y letra.

Solo debes ser lo suficiente valiente.

Para escribirla"

Cuando Izumi era un niño vivía en los Estados Unidos debido al trabajo de su padre, por ende, visitar templos, festivales o las conversaciones fluidas en japones con sus amigos, solo eran un sueño que percibía lejano.

No es que odiara en donde vivía, pero ver todos los recuerdos de su madre respecto a su país de origen, le hacían desear estar allí.
Deseo que se cumplió a sus 9 años.

Su padre había sido promovido en su empresa, y ahora debía trabajar en la sucursal principal que se encontraba en Tokyo. Por lo tanto, toda la familia viajo a Japón para vivir una nueva aventura.

Y uno de sus mayores logros de esa época, fue ir a un festival. Tenía 10 años cuando pudo ir y no sabía porque no lo habían hecho antes, pero jamás le pregunto a su padre, además los motivos que haya tenido se esfumaban entre los colores, aromas y sensaciones que lograba apreciar entre la gente.
Había muchos juegos que solo conocía por la televisión o historias de su madre, dulces con formas extrañas y muchos niños jugando en grupos con sus poderes y juguetes.

—Izumi ¿Quieres algo más? —Su madre sonreía mientras acariciaba su abultado estómago, prueba de su futura hermanita.

—Mhh. Comprare manzanas para todos. —Siempre le habían gustado y de seguro su papá y mamá lo felicitarían por comprarlo por su cuenta.

Su madre rio enternecida, y le paso unas cuantas monedas, indicándole la dirección del puesto de manzanas. —Ve y regresas a penas las tengas ya. Yo seguiré aquí.

—Si, mami.

Camino en la dirección que su madre le había mencionado, apretando su mano para proteger su dinero y pensando que tipo de manzanas podría llevar, causando que chocaran y exclamaran al unisonó.

—¡Auch! —Izumi miro al frente, notando al chico. Tenía el cabello verde al igual que sus ojos y tenía pecas en sus mejillas. — ¡Perdón, no te vi! Grito al mismo tiempo que el muchacho, causando que ambos rieran.

— ¿Estás solo? —Se veía de su edad, así que intento iniciar una conversación. Quizás sería su primer amigo.

— No, vine a comprar manzanas acarameladas para mis amigos.

—¡Que genial! Yo igual, comprare una para mi mamá y para mi papá.

Ambos se sonrieron y siguieron conversando inocentemente, incluso compraron sus manzanas y aunque ya era tiempo de despedirse, ambos querían seguir hablando.
En ello, su mamá se acerca.

—Izumi, te estaba buscando. Papá está preocupado, porque demorabas.

—Perdón, es que me quede hablando con... con...

—Izuku. Perdón por eso. -Realizó una pequeña reverencia que le sorprendió y causo que su madre alabara su accionar.

—Que lindo y respetuoso muchacho. -Su madre miro con gentileza y poso una de sus manos en su hombro. —Bueno Izuku, debemos irnos. Mi esposo debe estar...-

— ¿Cariño encontraste a Izumi?... Allí estás campeón. —La voz de su padre llamo su atención y le sonrió de inmediato, sintiendo como este lo tomaba en brazos y besaba su mejilla.

—Papá, papá hice un amigo... es él. —Señalo el lugar en donde debería estar su amigo, pero no encontró a nadie. - ¿Dónde está? Mamá, ¿Dónde fue?

—No se cariño, de repente se fue corriendo, quizás noto que se le hacía tarde.

—Oh, ya veo... entonces tu amigo imaginario se fue. Que lastima, me hubiera gustado conocerlo. —Su padre respondió rápidamente, mientras mantiene una sonrisa algo extraña.

—No era imaginario, era real. —Tiro de su cabello suavemente, para comprobar que no era un sueño, y lo noto al sentir dolor. — Tenia el cabello rizado y verde... también sus ojos...

—Campeón, entiendo... es tu amigo, no...

—No estoy mintiendo... Se llama Izuku y ...

Y no dijo más.
Los ojos verdes de su padre lo miraron de una manera que desconocía, incluso sus manos apretaron con más fuerza su cuerpo.

—Querida, quizás si le dices tú lo entienda. -Su papá tomo la muñeca de su madre.

—S-Si hijo... te seguí el juego, perdón. Solo era un amigo imaginario. —Su madre le sonrió como siempre y luego acaricio su mejilla con su mano libre. -Vamos a comer esas manzanas, lucen deliciosas.

Asintió, mirando sus manzanas mientras sus padres caminaban a un banco cercano.

Después de eso, dibujo a su amigo imaginario; aunque le costó comprender que su cabeza creo a una persona con tantos detalles; pero si sus padres le decían que eso era, él les creería.

Pero no dejo que eso lo desmotivara. Si su mente era así de imaginativa iba a crear una historia para este amigo imaginario.

Izuku era un príncipe de las flores, que regalaba dulces de fruta a todos los niños que se perdían entre sus jardines, también protegía a los animales de los malos y a las hadas de los cazadores. Esto le permitirá tener muchas aventuras, las cuales se las contaba a su hermanita desde que nació, creando de ese modo un universo de cuentos para ella, que disfrutaba aún más mientras crecía.

Pero un día, algo realmente sorpréndete le ocurrió.
Mientras buscaba algo que leer dentro de una librería, se encontró con, ni más ni menos, que su amigo imaginario.
Era el mismo cabello rizado que recordaba, mejillas pecosas y ojos verdes. Se encontraba con un joven alto, de piel morena y cabellos negros; con el cual había una conexión que se lograba ver a simple vista.

Entonces, ¿No fue su imaginación? ¿Realmente existió Izuku todo este tiempo?

Se sentía engañado, estaba bien que su padre no haya alcanzado a verlo, pero que negaran que había conocido a alguien por su cuenta, era molesto.
Aun así, no discutiría con ellos, habían pasado años y quizás el ni siquiera se acuerde de una conversación de 5 minutos, así que solo debían irse con su hermanita y estaría todo bien. — ¡Eres como el príncipe que dibuja mi hermano!

Pero ella tenía otros planes.
Suspiro frustrado y realmente avergonzado. Que de la nada una niña diga que eres un príncipe y más encima que eras dibujado, claramente sería extraño. Y si pensaba con frialdad, toda posibilidad de ser amigo de ese chico se había esfumado en su vergüenza.

O eso había pensado.

Izuku, no menciono aquello y simplemente saludo, mencionando que si lo recordaba y que podrían buscar una amistad hoy en día. Sonrió alegre debido a ello, le gustaba conocer personas nuevas y la idea de ser amigo del chico que logró ser su primer amigo en Japón le fascinaba.
Por lo que se intercambiaron los números y cada uno siguió en lo suyo.

—Yo si quería casadme con el pincipe gande.

—Aun eres muy pequeña. Quizás en unos años más conozcas a tu verdadero príncipe. —Vio a su hermanita asentir y rio.

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Shinso estaba agotado.
Y no era por el entrenamiento o los estudios, era la energía de sus compañeros de clase.

Si le hubieran dicho antes que la clase A tenía un terrible problema de control, quizás hubiera convencido a Izuku de no ingresar a ella, pero ya era tarde.

Quizás no sería tan terrible si fuera a su casa a recargar su energía social, recostado con su pequeña Taiza y quedándose dormido con la mezcla perfecta de latidos y un ronroneo.
Pero no, tenían que quedarse en la UA por protección.

—Shinso ¿Quieres jugar con nosotros? Es nuevo —Denki le sonreía, mientras le mostraba el mando de una consola.
Ese chico era amable con él y a pesar de su energía y hormonas revoltosas por las chicas; lo incluía en todas las actividades sin obligarlo a participar oficialmente.

—No, pero puedo quedarme a verlos jugar.

—Si tú lo dices. -Kaminari dio suaves golpes en el sillón donde se encontraba señalando donde sentarse. Y lo hizo, con la esperanza de que el juego les aburriera y quisiera hacer otra cosa que no lo incluyera. Grave error.

Sero, Oijiro, Kaminari y Satou estaban completamente inmersos en el video juego. Incluso se habían sumado compañeros como espectadores y comentaban las escenas o gritaban las acciones que los 4 jugadores deberían tomar.

Y como debía socializar de alguna forma con ellos para conseguir información se quedó.
Se quedo entre las risas.
Se quedo entre las burlas.
Se quedo entre los regaños.
Y se quedó entre las frases de apoyo.

Sin notar como se perdía entre las palabras y empezaba a unirse.
A bromear con ellos, a regañar a los jugadores, a responder con más facilidad.

Estaba agotado, pero por unos minutos no lo supo.

Solo cuando una escena se mostró en la pantalla, toda la energía que le quedaba se borró.
Una pequeña casa incendiándose, personas llorando a su alrededor mientras pedían apoyo entre gritos.

Un niño que llamaba a su papá.

Y los 4 héroes del juego intentando entrar.

—Shinso ¿Te encuentras bien? —Momo le hablo con preocupación mientras tocaba su hombro.

—Estás pálido... ¿Quieres algo dulce? —Uraraka lo miro igualmente preocupada acercándose.

Pero no podía conectar palabras y/o acciones.
Y tan rápido como un pestañeo sintió un calor envolverlo, el sonido de la madera quebrandose, el olor del lugar, el encierro, la gente a su alrededor.

Recordó las mariposas rojas.

Estas lo envolvían, pasándose sobre su ropa y quemando en el proceso. Intento alejarlas, a golpes, rasguños tirones; pero cada vez que lo hacía quemaba.
Pero no le importó, solo siguió arrancándolas de su ropa.

—S....Shin....Shinso, ya basta te harás daño. —Sintió como sus manos eran tomadas, y la mirada ámbar de Kaminari solo mostraba preocupación.

— ¿Q-Que?-Miro sus manos desconcertado, no les veía nada diferente. Pero si noto, como todos lo miraban y la sensación de ahogarse no dudo en llegar.

Por impulso busco refugio en su mp4, así que liberándose del agarre del rubio lo busco, pero no lo encontró en su bolsillo. Por lo que se levantó rápidamente e ignorando a sus compañeros fue a su cuarto a buscarlo.

Estaba asustado, enojado, frustrado.
Estaba cansado.

Entre a su cuarto con brusquedad y de inmediato empezó a revisar sus cajones. Buscaba y buscaba, pero dichoso aparato no aparecía.
Sus latidos empezaban a zumbar, su cuerpo empezaba a temblar, sus ojos estaban borrosos. Eran claras señales de un ataque, pero hace tiempo que no tenía, no quería recaer en ellos, en la debilidad, en la oscuridad.

Pero no encontraba su sonido, no estaba su gatita para acompañarlo, no estaba Izuku para abrazarlo, no estaba Mei para hablarle...no estaba Neito para sentirse seguro.

—Maldición—Se dijo en voz alta, notando como su cuerpo dejaba de reaccionar, se envolvía en sí mismo mientras sus manos rasguñaban frenéticamente sus brazos en busca de la tranquilidad.

Era consciente de todo, pero no sabía cómo detenerse.

Al mismo tiempo, todos los chicos del salón A habían quedado asustados. No comprendían lo que había ocurrido y no sabían cómo reaccionar ante ello.

Solo tres personas actuaron al verlo correr, dos detrás de él y uno saliendo del edificio.

Izumi y Denki, subieron lo más rápido posible las escaleras. Era lo óptimo en esos momentos y querían evitar la espera del ascensor.

Izumi se movía por inercia, Shinso era amigo de Izuku, sentía que debía ayudarlo.
Denki subía sin saber por qué su pecho ardía al ver al peli-morado tan perdido.

Ambos llegaron al cuarto y agradecieron en silencio que este estuviera con su puerta abierta.

Lo que encontraron los asusto, solo había pasado milésimas de segundos o al menos así lo sintieron desde que subió, pero todo el cuarto estaba desordenado y Hitoshi se encontraba abrazándose entre lágrimas y movimientos bruscos.

—Shinso...hey...no hagas eso—Kaminari fue el primero en acercarse, para tomar las manos de Shinso y evitar que se siguiera haciendo daño. — ¿Qué pasó? ¿Puedes contarnos?

Izumi se acercó lentamente, viendo como Shinso quería alejarse de Denki, pero este mantenía sus manos juntas. —Shinso... respira estas a salvo.

Ambos chicos se sentaron junto al peli-morado, he intentaron evitar cualquier daño, pero era más fuerte de lo que aparentaba. Los empujaba o los rasguñaba en el proceso, mientras su mirada estaba perdida.

Solo repetía una palabra: Papá.

El tiempo siguió, pero ninguno de los dos adolescentes sabía qué hacer. Jamás habían visto actuar a una persona así y mucho menos al calmado de Shinso, quien destacaba por la calma en su actuar. Pero hacían lo que podían, Denki tomando sus manos mientras lo miraba e Izumi abrazando por detrás para inmovilizarlo.

—Hi-Hitoshi

Ambos levantaron la mirada al escuchar una voz conocida por burlarse de ellos, pero que, en ese preciso momento, sonaba realmente preocupada. —Muévase los dos.

Izumi, se separó de inmediato, debido al temor que le provocaba la mirada fija del rubio, pero Kmainari no lo hizo. Él se quedó al lado de Shinso, incluso se acercó más, como si quisiera demostrar que él estaba allí para Hitoshi.

—Kaminari. Él sabrá qué hacer. — Vió detrás de Monoma y noto a Todoroki. Lo más seguro es que el corrió a buscarlo al edificio del salón B, o al menos eso podría imaginar debido a su respiración entrecortada.

—Está bien. — Se alejó suavemente, dejando que sus dedos pasarán la mayor cantidad de tiempo en contacto con los de Hitoshi. ¿Motivo? No había uno. ¿Razón? Esa mirada violeta despidiéndose de él.

—Hitoshi... aquí estoy.

¿Han escuchado la voz de alguien llamar a su ser amado? ¿La voz de una madre llamando a su hijo con alivio al encontrarlo? ¿La voz de unos amigos al ver que uno de ellos sobrevivió a algo?
Es una voz llena de sentimientos, que en cualquier momento se quiebra para llorar, pero es el amor lo que le permite mantenerse firme, haciendo que la persona amada se sienta seguro.

Misma voz que Neito utilizó en esos momentos, robándose toda la atención de Hitoshi, quien al "verlo" se lanzó sobre él, aferrándose como un niño pequeño. Su cuerpo temblaba, y sus lágrimas al fin caían, sus nudillos estaban blancos, debido a la fuerza que usaba para tirar de la ropa de Neito, fuerza que fue disminuyendo al sentir unas caricias en su cabello, suaves y lentas.

Neito ignoro completamente a los demás estudiantes dentro del cuarto, toda su atención se encontraba en su persona favorita. Acaricio con cuidado sus brazos y espalda, mientras susurraba palabras de aliento, pequeñas frases que provocaban un suave latir en el corazón de Shinso. Quién levanto por un momento la mirada, buscando que realmente fuese Neito y al verlo, se acurruco entre el hueco del cuello y del hombro, llorando con calma, hablando de sucesos que solo ellos dos sabían.

La escena se sentía muy privada y extraña.

Los tres chicos, estaban acostumbrados al Neito que se burlaba, orgulloso y atrevido, que siempre buscaba la forma de hacer sentir mal al salón A.

Estaban acostumbrados a un Hitoshi tranquilo, analítico y eficiente, que siempre buscaba la solución con menos trabajo.
Los mismos que ahora actuaban como nunca antes habían visto, pero que reflejaban con sinceridad su relación oculta en amistad.

O al menos así lo sintió Denki, al ver a Monoma siendo dulce, amable y amoroso, mirando a Hitoshi como si fuese su mayor tesoro, lo miraba con tanta suavidad que él mismo quería llorar en esos momentos.

—Creo que lo mejor será irnos.

Todoroki, tomo el hombro de Denki, regresándolo a la realidad, lejos de aquella burbuja que se encontraba frente a sus ojos. 
Asintio, y se alejó con ambos chicos, en silencio y cerrando la puerta tras de sí, no sin antes de mirar por última vez a Shinso, controlando la necesidad de correr hacia él y acurrucarlo entre sus brazos.

Él no era el indicado. 
No se conocían tanto.
Pero, aun así, quería hacerlo. 

A su vez, en el primer piso del edificio los alumnos del salón A se encontraban en silencio con algunos murmullos interrumpiendo cada cierto tiempo, esperando alguna respuesta o una explicacion de lo ocurrido, pero no todos eran pacientes o comprensibles.

—Parecía un loco.

—Mineta, eso fue un ataque de pánico, no te burles de ello. — Reclamo Ochako, tomando la mano de Kirishima con fuerza, era una forma de decirle que no estaba solo, que ella estaba a su lado para apoyarlo.

—Pero corrió de la nada, después de lastimarse... yo creo que solo lo hizo para llamar la atención.

—Bueno, yo tuve una compañera que hizo eso. —Comentó Sato. — Pero no creo que Shinso sea esa clase de persona.

—¿No es riesgoso? —Pregunto Jiro, mirando las escaleras. —Digo... no sabemos que lo causo, y si pasa en una práctica...o peor, en un ataque de un villano.

—Es verdad, tener ataques de pánico es una debilidad. —Shoji suspiro, pensando en todas las consecuencias de una situación así en la adultez. 

—No quiero sonar cruel-kero...pero no debería ser héroe si le teme a una imagen falsa. Es riesgoso para él y los demás.

Y siguieron hablando.
Murmurando entre ellos si estaba bien o estaba mal, si debía seguir con ellos en la escuela, si era factible que siga la carrera de héroes.
Sin saber que clavaban cuchillos cada vez que hablaban a uno de sus soles.

Ochako, empezó a dar suaves caricias en la mano que sostenía, pero notaba como Eijirio entraría en un ataque pronto, su mirada se estaba apagando, su respiración empezaba a agitarse y sus manos empezaban a sudar.

—Chico...

Y no alcanzo a decir más, un rubio cenizo se paró al frente de ambos, golpeando con fuerza el sillón y robándose completamente la atención.

—Cállense, mierdas.

Todos observaron a Bakugo con asombro, pensaban que ignoraría la conversación como solía hacer, pero esta vez demostró todo lo contrario.

—Relájate Bakugo, solo dábamos nuestra opinión.

—En vez de andar hablando de otros, deberían enfocarse en ustedes mismos.

Las palabras de Katsuki, eran directas y se escuchaban como si hablar del tema fuese una pérdida de tiempo, pero sus manos empuñadas y su cuerpo frente a Kirishima era una señal de que lo estaba tomando personal.

Uraraka sonreía ante ese hecho y al fin pudo abrazar su valentía. ―Todos tenemos miedos y lo expresamos de diferente manera, la ansiedad es una de ellas...y ...yo creo que es valiente. ― Todos los alumnos la miraron confundidos. ― Saber que tienes miedos y aun así, intentarlo. Todos nosotros tenemos historias que no saben los demás, recuerdos que pueden ser doloroso o darnos miedo, pero estamos aquí, decidimos luchar por la gente.

―Tus palabras son muy bonitas Uraraka, pero pueden causar situaciones de peligro. ―

―Entonces yo los iré a salvar. ―Apretó su mano sobre su pecho mirando con seguridad a todos en la sala de estar. ― Salvare a todos, tantos a los civiles...como a los héroes. No olvidemos...que también somos personas después de todo. ―Y termino con una gran sonrisa, mientras Kirishima la abraza con orgullo.

Mina y Sero se unieron rápidamente al abrazo, repitiendo que su Mochi había crecido. Bakugo por otro lado, desvió la mirada, no quería que vieran su sonrisa.

Tsuyu pidió disculpas por su comentario, mencionando que tendría más cuidado con sus palabras. Pero los demás, desistieron de ello. 
No importo.
El ambiente estaba tomando poco a poco la calma, debido al pequeño discurso de Ochako, quien para alegrar el ambiente pensó en hacer chocolate caliente para todos, Sero decidió ayudarla, mientras Kirishima y Mina, buscaban las tazas.

Cuando Denki al fin llego abajo, se estaban repartiendo las tazas con aquel liquido dulce y caliente; incluso su amigo Kirishima le había reservado uno con algunos marshmallow, mientras Sero atraía a Izumi con el chocolate en barra.

Todos estaban más tranquilos, incluso ahora reían nuevamente.
Todos menos Shoto, que no entendía como el ambiente había cambiado tanto en unos minutos.

Lo normal era que la gente siguiera discutiendo, mirándose mal, incluso golpeándose. Pero ahora estaban todos sonriendo, como si nada hubiera pasado, como si Shinso no hubiera sufrido un ataque de pánico.

"Las personas suelen ocultar sus pensamientos cuando no quieren perder una discusión, pero no significa que acepten otras opiniones... Shoto, incluso nosotros, los adolescentes hacemos eso. No me gusta, porque mentir y fingir que las cosas no pasaron es horrible... Temo que un día ellos utilicen el título de héroe para cometer atrocidades, por eso quiero ayudarlos a ser mejor, tu más que nadie sabe lo que vivir con alguien que oculta las cosas"

Recordó las palabras de Izuku con claridad, apretando su taza con fuerza. 

―No me gusta. Susurró.

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―Ya llegó, al fin. ―Izuku corría descalzo por las escaleras de su hogar, escuchando entre sus risas como los sirvientes le pedían tener cuidado, pero no podía evitarlo, lo extrañaba tanto que su cuerpo se movía solo. ―Takeshi.

Lo llamó con fuerza, viendo como ese par heterocromatico lo miraba con amor, mientras los brazos fuertes de su novio se abrían para recibirlo. 
Corrió rápidamente a ellos, inhalando el aroma natural de ese joven, sintiendo como esos brazos lo acunaban contra el cuerpo contrario y más importante, sintiendo como aquel corazón latía con fuerza.

―Estoy en casa, conejito.

―Te extrañe tanto. ―Lo besó, primero delicado, después profundo; sintiendo como el cuerpo contrario se envolvía más cerca de él. ―Me sentia solo sin ti aqui.

Takeshi sonrió suavemente, acariciando el cabello y mejilla de su pareja. ―Perdón, no fue mi intención necesitar más tiempo, pero hey... Al menos con Touya encargándose de mi otro trabajo puedo darme estos días contigo.

Otra vez Touya.
No le gustaba que su novio confiara tanto en ese tipo, pero no podía deshacerse de él, aunque quisiera. Era talentoso, tenía sed de venganza y su poder era algo realmente lujoso de ver.
Además, era amigo de la infancia de Takeshi, y ambos se adoraban. Por lo que, matar a Dabi, podría hacer infeliz a su lindo novio.

Pero no negaría que muchas veces planeo su muerte para ser más cercano a Takeshi.

Pensamientos que eran completamente ajeno para moreno, que solo veía en su novio unas mejillas sonrojadas y una dulce sonrisa. Aunque percibía los celos, pero siempre habían estado allí así que no se enfocó en ello.
Se enfoco en seguir besando esa boca melocotón y mantener ese cuerpo pegado al suyo.

Así siguieron unos minutos, perdiéndose entre besos y caricias. Ambos necesitaban contacto, nunca antes habían estado tanto tiempo separados, pero sabían que debían mantener algo de compostura.
No podían caer ante sus deseos en el recibidor.

―Wow, y se supone que el que devora soy yo.

Izuku rio, acomodando ligeramente su ropa, después de todo no le importaba demostrar que sus manos había decidió jugar con su pareja. Pero a su vez, era consciente del respeto que debía tener ante las personas que trabajan en el hogar.

―No puedes culparme... eres demasiado atractivo. ―No mentía, esa piel morena, ese cabello negro y esos ojos heterocromáticos eran realmente bellos. No había comparación, o al menos eso pensó hasta que unos ojos inocentes y frívolos llegaron a su memoria.

― ¿Más que esos niños de la U.A?

―Mh. ―Pensó, tomando el brazo de su esposo para guiarlo por la casa. ― Bueno, hay chicos realmente guapos, pero seductores... ninguno como tú.

―Entonces no debo preocuparme. ― Bromeo Takeshi, ignorando el miedo en su pecho. Tomando en brazos a su pequeño novio, quien le reclamaba que debía tener más cuidado con su propio cuerpo.

Al final, llegaron al cuarto del mayr, lanzándose sobre la cama y quedándose allí, sintiendo el corazón del otro latir y sus aromas combinándose contra las sábanas. Conversaron de todos esos días que estuvieron alejados, de la investigación de Izuku y cómo iba avanzando sobre su conocimiento de los quirk. De cómo sus amigos y "primo" pasaban sus días en la academia, incluso discutieron del incidente que sufrió Hitoshi.

Uno decía que era necesario, ya que le permitiría avanzar con su percepción del mundo; el otro en cambio, pensaba que se pudo haber evitado si no hubiera entrado en un curso diferente a Mei o Neito; pero ambos sabían, que ya había pasado y solo podían acompañar a su querido familiar respecto al tema, si es que este quería hablar de él.

Izuku también le conto que Mei, estaba encabezando su curso de equipamiento, llegando a realizar mejoras en trajes de alumnos de tercer año. Esa información estaba escrita en archivos ocultos en la gran biblioteca de la familia, por lo que solo Izuku y el Sr. White sabrían sobre los trajes de los futuros héroes.

―Hablando de los héroes, recuerdo que dijeron que venían los exámenes para recibir una especie de permiso. ―Preguntó Takeshi, mientras acariciaba los cabellos de su pareja.

―Si, son en 15 días. Es una licencia provisional que les permitirá salir a terreno, perfecto para avanzar con el tema de Chisaki.

El moreno asintió.
Chisaki era un criminal que Izuku conocía mucho tiempo atrás, debido a que lo veía en reuniones, donde acompañaba a su padre. Incluso llego a pensar en entablar una relación amistosa con él, debido a su gran intelecto, pero al descubrir que sus avances en la genética de quirk se debía por el maltrato de una pequeña inocente y no de adultos como les había prometido, el deseo de ser amigos desapareció completamente.

Durante todo este tiempo, mientras Izuku planeaba y arreglaba las partituras de su obra, Takeshi al no ser conocido físicamente por muchos villanos y héroes, se hizo pasar por un simple joven que deseaba entrar al grupo Yakuza que estaba dirigiendo Chisaki, simplemente para entrar y conocer directamente a la menor.

Y según los reportes que llegaban cada cierto día, lo logro con creces.
Ya que la niña, confiaba plenamente en el mayor siendo el único capaz de tranquilizarla tras las pruebas y de sacarle una sonrisa.

―No quiero que ella vuelva a un laboratorio. ―Izuku vio la mirada gentil y cariñosa del mayor, notando como este no veía a la menor como una herramienta, más bien como lo que era. Una niña pequeña en busca de cariño y protección.

―No lo hará... crecerá bien aquí. Será amiga de Kota, jugará con Taiza y Kei le enseñará a disfrutar de la vida. 

―Gracias...pero tendrás que incluir a Touya en ese proyecto de vida... a ella le gusta. Ya sabes, se siente protegida...extrañamente. ―Takeshi rio, intentando suavizar el ambiente de la conversación.

Izuku suspiro.
Dabi era mal hablado, flojo la mayor parte del tiempo y bastante odioso; pero no podía negar que era bueno con los niños. Hasta Kota que solo lo ha conocido por videollamadas, se siente cautivado por el aura de rebelión y a la vez protección que emite cuando está tranquilo.

―Lo sé. Si ella se siente más segura en casa con ese tipo aquí... aceptare que venga más seguido.

―Sabía que mi conejito tenía un corazón enorme. ― Empezó a besar su frente y bajo por la nariz hacia la boca, dando besos suaves, sin segundas intenciones.

Besos que continuaba Izuku, mientras pensaba como unir todo con cuidado. Tenía que ser precavido y rápido, no eran los unicos detrás de la investigación de Chisaki, aunque posiblemente cada bando buscaba solo una cosa, pero él era codicioso no se dejaría nada para los demás, al menos si de información valiosa se refiere.

― ¡Eso es! ―Interrumpió levantándose con fuerza hacia atrás, sorprendiendo a Takeshi, que lo sujeto de la cadera para evitar que se cayera. ― Se cómo atraer todos al campo de juego.

Usaría la codicia de AFO, la prepotencia de los héroes y a su fiel bestia para lograrlo.
Solo debía colocar bien las piezas de ajedrez y moverlas al son del tictac del reloj, de ese modo podría acabar con tres cosas a la vez, sin tener que mostrar su rostro.

―Veo que encontraste tu respuesta.

―Siempre me ayuda verte. ―Se movió con ligereza sobre Takeshi, sonriendo al ver como los músculos de su pareja se contraían para controlarse. ―Pero, creo que me ayudaría más una pequeña clase de ejercicios ahora... admito que no he cumplido por preferir leer libros.

Takeshi sonrió coqueto, sujetando con más fuerza esas caderas y acercándose a la boca contraria. ―Lo que usted desee, se lo daré.

Ambos se fundieron en un beso, dejando que sus cuerpos recordaran lo que era sentirse marcado.

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—...y aunque el gatito estaba cansado por la aventura, aun no podía detenerse, debía hacer un último viaje. Un viaje a casa, a ese lugar que siempre lo esperaba con una sonrisa y una calidez llenadera.

Kota cerro el libro con lo mayor delicadeza que su edad le permitirá y miro a su tía Tomoko. Ella seguía sin despertar, pero al menos los cables que estaban a su alrededor habían disminuido.

—Ya es hora de dormir. —Izuku entro al cuarto con una sonrisa, vistiendo una camisa más grande que él. un nuevo pijama pensó el menor, mientras veía a Kei y Takeshi detrás del joven peliverde.
Un maullido, llevo la vista de Kota al bolso de Kei, en donde se encontraba Taiza observándolo con los ojos entrecerrados por el sueño.

―Izu-nii.―El menor, fue corriendo a los brazos de nombrado. Quien lleno de besos la mejilla de Kota que no detuvo en ningún momento su risa. ―Take-nii, volviste.

―Si esta tarde campeón. ― Takeshi acaricio con ternura el cabello de Kota, quien le sonrió mostrando todos sus dientes y pidiendo que lo tomara en brazos. Petición que fue cumplida rápidamente.

―No es justo Take-nii, yo también quiero estar en brazos. ―Kei fingió sentirse rechazado, pero no pudo hacerlo por mucho tiempo, ya que el mayor lo sujeto, elevándolo y colocándolo en su otro brazo. 

―Hey, no molesten a Takeshi...llego cansado del trabajo.

―Tranquilo conejito. Tengo mucha resistencia, además ellos no pesan nada. ―Comento, mientras dejaba que ambos niños jugaran con las orejas de lobo que había sacado con anterioridad.

―Entonces no olvides a Taiza... es tu sobrina. ―Sonrió, mientras sacaba a la pequeña gatita de su bolsa de viaje y la acomodo entre los brazos de ambos niños, quien sonrieron aún más al verla acomodarse y ronronear. ―Vayan a dormir, yo ordenare un poco aquí.

—Nos vemos mañana, tía.

―Vendremos mañana Tomoko-san. ―Kei hablo con gentileza.

Cuando ambos se despidieron, Takeshi se llevó a sus tres pequeños a sus respectivos cuartos, preocupándose de que quedaran en sus camas y bien abrigados. Se despidió de cada uno con un beso en la frente, incluso de Taiza que le maulló en un bostezo antes de terminar dormida al lado de Kei.

Cuando termino, se dirigió al cuarto que quedaba frente al de Kota, abriendo la puerta con cuidado y notando un cuarto suave en toda su extensión. El suelo era alfombrado, tenía una cama redonda almohadas de colores pastel, una casa de muñecas por un lado y por otro una mesita con crayolas y mucho papel. Reviso el armario que ya tenía algunas ropas, que de seguro Asbret había comprado, zapatos comodos y suaves y vendas de colores, por si la pequeña futura dueña de ese cuarto quisiera cambiar el color blanco.

Takeshi amaba ese espacio, porque traeria una sonrisa a una inocente niña.

A su vez, Izuku tarareaba mientras terminaba de ordenar el cuarto de la mujer, aunque al sentir un ruido la observo con una gran sonrisa.

― Tranquila, ya estamos solo nosotros dos.―Sonrio con alegria, observando a una bella mujer de cabellos.
Sus brazos estaban cruzados, tirando suavemente de sus vías de suero; su cabello que antes llegaba debajo de sus caderas ahora estaba sobre sus pechos y sus ojos amarillos dulces y carismáticos, ahora lo miraban con recelo. Como una gata tentando territorio desconocido.

—Espero que te haya gustado la historia de Kota, porque la mía no será de fantasía.

Iba a quitarle la venda de este mundo.

Lo que hiciera despues, era su decision.

Izuku jamas quitaria la libertad de un buen peon.

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Hola estrellitas!!!
Gracias por su paciencia y perdón  por mi desaparición .

Y no es solo la universidad, han pasado probelmas familiares graves y ademas, entre a un centro de terapia.

A sido un proceso largo pero estoy avanzando, por eso decidi regresar con ustedes.

Quizas muchos se fueron a otros vielos, pero las que sigan aqui las apreciate eternamente.

Aqui las preguntas de hoy!

¿Shoto, Bakugo, Izumi o Kirishima?

¿Serenata, Balada o sinfonia?

Durante todo este tiempo haz luchado y sigues aqui.
Sientete orgulloso/a estas batallando con valor.

Los quiero mucho!! Galletitas y helado para todos

Pd: perdon las faltas ortograficos, siempre quedan por alli jeje.

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