Engañada
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—Marcus, has... empezado a gustarme. Esa es la verdad.
Marcus arruga su frente, solo me mira y no dice una palabra.
Agarro sus manos con la mías.
—Rachel, tienes las manos congeladas. ¿En serio bebiste con este frío?.
—Perdón por decir eso, me deje llevar. Pero quise decirte esto para que me dejes de buscar, y pueda ser libre. Voy a salir lastimada por ti, quiero evitar eso.— sollozo—.
—No pasará eso. Se que no soy un hombre infeliz, y te prometo que nada de lo que te imaginas pasará— toca mi mejilla con su mano—.
—Deja de hacer eso, solo me confundes.
—Eres mi Rachel, siempre lo seras.— sus ojos cambiaron de una manera tan sincera—.
—Marcus, estás dando vueltas, me estas mareando— intento hacer algo pero no puedo, todo se ve oscuro y mis ojos se cierran—.
Marcus
Rachel se desmaya en mis brazos. La llevo como princesa Al auto, me quito mi abrigo y la intento abrigarla. Subo a mi auto y manejo hasta mi mansión.
La llevo hacia mi cuarto y la recuesto en la cama, le quito sus zapatos, le quito la ropa para ponerle una camisa mía y pueda dormir a gusto.
Rachel tiene un cuerpo tan hermoso y delicado que al tocarlo sientes que se romperá, soy muy delicado tocando cada centímetro de su cuerpo. Rachel es perfecta, sus labios, sus hermosos ojos, su sonrisa. Me encanta verla sonreír, la última vez cuando la vi sonreír fue con James, pero no entiendo como puede hacerla sonreír. Quiero intentarlo, y siento que si lo hago, Rachel no sonreirá, al contrario. Llorara.
Yo no soy el indicado para hacerla sonreír y mucho menos, hacerla feliz. Soy un pésimo hombre que no cree en el amor y jamás lo hará, y no me entiendo. Quiero decirle que ande con el hombre que quiera, pero, a la vez de imaginarme que esté con otro hombre, me da rabia.
La dejo en la cama y me voy a duchar, al terminar. Me puse solo la pijama de abajo, me acuesto alado de rachel. Veo como se mueve y me abraza sobre mi cintura.
—Marcus— balbucea—, por favor déjame quedarme contigo.
Intento poder salir de sus brazos, pero no me deja.
—Rachel, ¿que haces?. Sabes que no me puedes abrazar.
—Solo déjame intentar hacerte feliz, por favor.
Rachel está soñando, y es conmigo.
Hasta en los sueños, soy infeliz. Acarició su cabello y beso su frente.
—Eres perfecta, Rachel. Por que me haces esto.
Así nos quedamos toda la noche, abrazados.
Rachel
Siento algo alrededor de mi brazo, pero no es mi oso de peluche. Con mi mano empiezo empiezo a tocarlo, aún así, tampoco reconozco que sea. Habró mis ojos, pero mi sorpresa fue que estoy abrazando a alguien, subo mi mirada a la cara del desconocido.
—¡Aahhh!— grito—. ¡Tú que haces...— observo el cuarto—. En mi cuarto.
—¿Tú cuarto?.
—¡Cómo diablos llegue aquí! Y ¡por que estoy en tu cama!— veo que mi vestimenta, es una camisa de marcus—. ¿Cómo demonios me cambié de ropa?.
Marcus se sienta.
—¿No recuerdas absolutamente nada?.
—No. ¿Te aprovechaste de mí?.— Marcus acerca su cara a la mía—.
—Yo no me aprovecho de nada. Pero créeme que cuando te quite la ropa, quise hacerte tantas cosas.— besa mi cuello—.
—¿Por qué no lo hiciste?.
—Porque me gusta ver tus gestos cuando te cojo, y me gusta que me mires a los ojos y digas mi nombre.
—Entonces... solo me quitaste la ropa y ¿ya?.
—Exacto.
Estamos muy cerca para besarnos.
—¡Eres un aprovecho!.— lo aparto de mí—.
—No es mi culpa. Tú sola fuiste a tomar con mi hermana, y gracias a ella fue que te encontré. Rachel ¿te has puesto a pensar que haya fuera esta peligroso?.
—¿Ahora te importo?— cruzo mis brazos para enfrentarlo—.
—¡Dios! Deja de decir eso, claro que me importas. Eres la niñera de mi hija y obviamente me importas.
—¿Solo por eso?. Entonces, no cuenta cuando vienes y me cojes.
—No sabe...
—No se lo que digo. ¡Tú siempre dices que no se nada!. ¡Cuando en realidad solo vienes y me cojes cuando estas necesitado!
—No te hagas la santa por que no te queda, ¿Quieres que te diga la verdad?.
—¿De qué verdad me hablas?.
—Qué cuando estoy adentro de ti me pides más y más, dime tú, ¿Eso es utilizarte?. Yo no me aprovecho de ti, jamás lo haría. Yo tocó cada parte de cuerpo por que lo deseas.
—¡Por qué te deseo!. ¡Eres el hombre de mis sueños!. Pero ya se lo que dirás "no soy el hombre indicado para mí", ¡Entonces por qué demonios me fuiste a buscar! ¡Sí solo soy alguien te abre las piernas! ¡No te debo de importar!.
—¿Recuerdas lo que me decías anoche?.
El que viene hacia mí cada vez que me ve, marcus. El que adora cada centímetro de mi cuerpo, marcus.
—Sí lo recuerdo, pero ignora lo que dije. Estaba ebria.
—Los niños y los borrachos dicen siempre la verdad.
—Eso es solo un refrán.— agacho la cabeza—. ¿Cómo hago para que dejes de buscarme?.
—¿Qué dices?.
—Te vas a casar. Tú padre lo dijo en la cena, y lo peor de todo, será con victoria. Creo que es el momento que me dejes ir, sabes perfectamente que aunque pase cosas entre nosotros. Eso no impedirá que te cases con ella.
—No me quiero casar, ni hoy, ni mañana, ni nunca. Eso lo debes de entender. Victoria esta empezando a notar mi frialdad hacia ella, solo espera un poco más.
—¿Esperar?. ¡Maldición marcus! ¡Me estoy empezando a enamorar de ti! ¡Esto me esta volviendo loca, por última vez. Déjame ir!
—¡No lo haré rachel!. ¡Por favor quédate un poco más en mi vida!. Me haces ver de manera diferente el mundo, desde que alice murió no había sentido eso.
—¡¿Quieres que me quede a tu lado, solo para imaginar que estas con ella?!.— baja la mirada—. Me tengo que ir, mi hermana se preguntara en donde estoy.— me quito las sábanas y me paro a buscar mi cosas—.
—Rachel, necesito que vayas hoy con la doctora. Te hice una cita, así que tienes que ir. Más tarde te envío la hora y la dirección.
Solo eso le preocupa poder cogerme.
Me visto rápido, marcus solo me veía lo que hacía. Por fin termino de arreglarme y dejó la camisa de el, aún lado de la cama. Salgo rápido del cuarto, bajo las escaleras y camino hacia la salida de su casa.
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Llego a casa, noto que jess esta durmiendo. Me meto a la cama y dejo el móvil a un costado. Necesito pensar muchas cosas, ¿como rayos haré para poder irme de su lado?.
Me haces ver de manera diferente el mundo, desde que alice murió no había sentido eso.
Mi cabeza suena esa frase, ¿será que esta es la oportunidad para estar a su lado?. Marcus es el típico hombre que te confunde, ayer se comportó frío, y horas después, viene y me lleva a su casa según para cuidarme. ¡No te entiendo marcus Hampson!. Desearía que me vieras de la forma que yo te miró, y no de deseo.
Suena mi móvil y leo el mensaje.
De Marcus Hampson
La doctora Stella te recibiera en su consultorio a las 4:00pm. Llega puntual, luego me llamas para saber que dijo.
Entregado a las 9:25am.
De nuevo dejo el móvil a un lado.
—¿Por qué eres así?— susurré—.
—¿Rachel?.— tocan la puerta de mi cuarto—. ¿A que hora llegaste?.
—Hace poco, y ¿Tú?.
—Llegué en la madrugada, pensé que estabas acostada.
—No, salí a tomar con una amiga y me quedé en su casa.
—¿Fuiste a tomar?.
—Sí, ¿que tiene?.
—Creo que alguien está decepcionada— se ríe—. Es por ese tal james, ¿verdad?.— arquea la ceja—
—¿Por qué mejor no vas a ver si ya puso la Marrana?.
—No, está bueno el chisme. ¡Huy! Rachel tomaste por amor. hay hermanita, se nota que no estas echa para el amor.
—¿Por qué lo dices?— me siento en la cama—.
—Porque llevas soltera dos meses. Ya debes buscarte a alguien, hermanita, no todo el tiempo vas a estar soltera.
—Jess. Tú crees que si a alguien le importo, ¿hacen lo posible para buscarte hasta donde estés?.
—Pues creo que sí. Si de verdad le importas, haría todo por ti. ¿Por qué lo dices?.
—Solo pregunto. Y ¿cuando alguien solo te quiere para sexo?.
—En el sexo nunca existe el amor, depende si solo esas dos personas lo impiden. Una amiga me contó que tuvo a alguien en su vida, pero solo tenían sexo, al final de terminaron enamorándose y ahora están esperando a un bebé.
—Qué bonito. Saldré más tarde, iré a ver algunas cosas.
—Hoy es domingo, nadie sale.
—Sí pero tengo cosas que hacer, para que dejes de preguntar. Iré con James.
—Ya hazme cuñada de alguien, odio verte sola por mucho tiempo.
—Estoy muy feliz así. Mejor me iré a duchar y por mientras has el desayunó.
—¡aish!.
—¡Apúrate!.— le aviento una almohada—.
—Te depilas para james, golosa.— sale corriendo del cuarto—.
—¡Y no regreses!.
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—Señorita rachel, pasé. Tomé asiento por favor.
—Gracias, doctora.
—Mucho gusto, yo soy la doctora Stella, te ayudare en todo el proceso para que no quedes embarazada y disfrutes tu vida sexual. El señor marcus me dijo que te diera los métodos anticonceptivos, pero primero vamos a saber más de tu vida sexual, yluego ver que anticonceptivos te agrada más.
—Está bien. ¿Usted sabe de marcus?.
—Siempre atendiendo a sus "novias". Así que no me sorprende.
—Ah, esta bien.
Nunca me dijo qué había traído a otra chica.
—Muy bien. Señorita rachel, ¿Cuando fue la última vez que tuvo relaciones sexuales?.
—Hace dos días.— contesté algo apenada—.
—¿Uso algún método anticonceptivos?.
—Solo preservativo.
—Muy bien.
La doctora me estuvo dando asesorías sobre las relaciones sexuales y entre otras cosas. Me preguntó cada cuando me baja el periodo, lo bueno que cada mes me vienen a visitar. Pero por ahora no me agrada tener a un bebé y menos si es de marcus.
—Rachel, la pregunta del día ¿que anticonceptivos desearías usar?.
—No lo sé doctora. ¿Usted me podría decir?.
—Claro. hay muchos anticonceptivos, por ejemplo;
Un implante anticonceptivo, que es una varilla plástica flexible del tamaño de una cerilla que se coloca debajo de la piel en la parte superior del brazo. Libera una dosis baja y regular de una hormona progestacional para engrosar la mucosa del cuello del útero y afinar el revestimiento del útero.
—¿Duele mucho?.
—Te dormiré tu brazo, y así que no te dolerá. Otra agradable es que te inyectes. Pero la primera inyección se aplica entre el primer y quinto día de la menstruación y las siguientes inyecciones se aplican cada 30 días, sin dejar pasar más de 3 días para asegurar su eficacia, tienes que ser muy responsable con la inyección.
—Entiendo.— trago hondo. Soy responsable y nunca se me olvidaría inyectarme—. Escogere la inyección.
—Muy bien.— teclea en el computador—. Me dijiste que tú periodo posiblemente te llegue en una semana, así que te espero en la semana que viene, solo haz una cita y aquí te espero. Por ahora solo usa preservativos, ¿Esta bien?.
—Sí doctora.
—Qué tengas una excelente tarde, Rachel.— Stella se para de su asiento y me da la mano—.
Salgo del consultorio, decido caminar y pasar a comprar un helado. Pero ahora le tengo que dar la noticia a marcus, saco mi móvil de mi bolsita y le marco.
—Hola, soy yo.
—Dime rachel— siempre me habla frío—.
—Acabo de salir del consultorio de la doctora. escogí mejor inyección, pero me lo pondrá la semana que viene.
—Perfecto, ¿te dijo otra cosa?.
—Sí, que por ahora use preservativos.
—Bien. Te veo mañana.— indicó. Unos segundos después, cuelga—.
—Por lo menos pregunta como estoy,— le hablo al teléfono. Lo guardo en mi bolsa—. Patético, solo le importa que no vaya a quedar embarazada. Pero no soy tan inútil de embarazarme de él — gruño—.
Camino hasta llegar a la heladería. Compro mi helado, y camino hacia la casa. Paso toda la tarde con jess viendo películas y decorando nuestras uñas.
Ha pasado una semana. Ayer precisamente la doctora me dio mi primera dosis y tengo que ir 30 días después. Mi amy ya regreso a casa, me siento tan contenta de verla. Marcus la mayor de la veces casi no ha estado en casa, pero que bueno, así me deja respirar. El problema va ser, que cuando quiera tener algo conmigo, estoy por segura que me dolerá todo.
En el transcurso de esta semana me ha dirigido tres veces la palabra, por ejemplo; "que amy haga sus actividades", "nos vemos", "ya se puede retirar". James, últimamente me ha invitado a salir o me a pasado a recoger luego de terminar de trabajar, creo que marcus no se a enterado y no quiero que lo haga.
Amy y yo estamos haciendo pastelillos. La ayudo en la cocina a pasarla cosas, ya llevamos un rato así. Hace pastelillos para su padre. Según hoy es aniversario de la empresa y quiere regalarle pastelillos.
—Rachel, me pasas el azúcar.
—Claro que sí señorita— estiro mi mano y le paso la azúcar—.
—A papá le gustará los pastelillos, mamá se los hacía a papá cuando se quedaba en casa.
—Claro que le gustará— le doy un beso en la mejilla—.
—Me dejan la cocina limpia por favor— teresa entra a la cocina—. ¡Oh! Pero si amy es la desastrosa. ¿Me darás un bocadillo?.
—¡Haré para todos!.
—Recuerdo que la señora alice hacía de estos deliciosos bocadillos, quería ver feliz a su hija y a su esposo. En esta época los hacía por el aniversario de la empresa.
—¿Habrá una celebración hoy?.— pregunto—.
—no. Pero lo harán este viernes. Solo que se celebrará en la mansión del abuelo de amy.
—Pero el señor marcus no a dicho nada.
—A tenido una semana muy larga, el chófer me comento que esta semana se a quedado con la señorita victoria.
Ya se me hacía extraño, que hipócrita. Algo por dentro de mí se está rompiendo en dos, y si. Estoy celosa y triste.
—Espero y se haya divertido— susurré—.
—¡Listo! Rachel ¿me ayudas a poner los pastelillos al horno?.
—Claro me bella dama— llevo los pastelillos al horno—.Bien, vamos a limpiar por que teresa le dará un infarto.
Amy me ayuda recoger la harina y a lavar los platos y cucharas. Al final, amy va a buscar las decoraciones para los pastelillos, solo esperamos para empezar a decorar.
Solo me imagino a esos dos en la cama y me da rabia. Pero si quieres jugar con fuego, lo va hacer. Me llamo Rachel Robetson conmigo nadie se mete, me oíste marcus.
—Rachel ya sonó el horno.
Saco los pastelillos, y amy los decora. Yo la ayudo a pasar todo, me gusta verla sonreír, se parece mucho a marcus.
—¿Sabes si papá vendrá?.— hace pucheros—.
—No lo sé, recuerda que papá trabaja.
—Lo puedes llamar, porfis, porfis. ¿Sí?— lleva sus manos alado de sí mejilla y me hace ojitos—.
—Está bien, pero depende lo que diga tú padre. Vamos terminar esto y lo llamamos, ¿Está bien?.
—¡Sí!.
Terminamos de decorar. Marcamos a la oficina de marcus y contesta su secretaria, unos segundos después nos pasa a marcus.
—¡Papi! ¡papi!.— dice con tanta alegría—.
—Dime, cariño.
—Hice los pastelillos que tanto te gustan de chocolate. ¿Vendrás?.
—Qué delicioso, pero no podré ir ahora. Pero que te parece si lo traes hasta mi oficina.
—¡A la oficina grande!.
—Sí, dile a Rachel que te traiga, y acá te espero. Muero de hambre.
—Iré volando— Amy cuelga—.
—¿Quieres ir?.— pregunto sonriente—.
—¡Sí!.
Echamos en un contenedor los pastelillos. Le busco un abrigo a amy, ya que estaba empezando la temporada de frío. Le aviso el chófer que nos lleve hasta la oficina de marcus. Entramos al auto y nos dirigimos a la oficina.
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—Hola buenas tardes,— saludo a la primera secretaria que esta en la entrada de la oficina—.
—Hola. ¿Necesita algo?.
—Sí, venimos a visitar a el señor marcus Hampson.
—¿Usted es...?— pregunta dudosa—.
—Soy la niñera de su hija, ella es amy, la hija del señor marcus.
—¡Es la hija del señor marcus!.— saluda a amy—. ¡que linda eres!. Pueden pasar, pero antes les daré un gafete de visita.— nos entrega dos gafetes—. Pueden pasar.
—Muchas gracias.— me sonrió a la chica. Ella le dice adiós a amy—.
—¿Habías venido a la oficina de tú padre?— pregunto a amy—.
—Papá me contó que solo de bebé me trajeron.
Subimos al elevador, esperamos tres minutos y llegamos al pasillo donde se encuentra marcus. Habían chicas caminando por acá y por allá, también, habían globos qué decían "feliz 30 aniversario", amy robo muchas miradas de las personas que estaban pasando.
—¡Miren a quien me encontré!— James me saluda de lejos con la mano—. Hola señoritas, ¿ustedes que hacen en la cueva del monstruo?.
—Amy quiso venir a traerle algo delicioso a marcus. Así que la traje— le doy un beso en la mejilla—.
—¿Y a mí me Trajiste uno?.— se hinca para estar en el mismo vuelo de amy—.
—¿Quieres probar uno?— James asiente. Amy saca un bocadillo y se lo da a james—. Espero y te guste.
—Muchas gracias princesa.— James se incorpora—. Por cierto rachel ¿puedo hablar contigo más tarde?.
—Claro, te veo en la noche.
—Me tengo que ir, la oficina esta de festejo y quiero ir almorzar.— James de despide de nosotras—.
La secretaria de no recibe con una enorme sonrisa.
—¡Woow! Amy que traes por ahí, ¿vienes a ver a tú padre?.
—¡Sí! ¿puedo pasar?.
—Claro, ven.— se para la chica de su asiento y ayuda a amy con los pastelillos.— solo que esta con victoria, espero no interrumpir.
¿Qué demonios hace esa allá adentro?. Ahora mismo que habrán esa puerta.
Avanzo rápido para abrir la puerta, mi respiración está muy acelerada de enojo. Abro la puerta y sabía que encontraría una escena.
Están en los muebles que quedan en la parte derecha de la oficina de marcus.
Victoria tiene desabrochado la blusa, cuando nos ve se quita encima de marcus, se acomoda la falda. por otro lado, marcus no tiene su saco puesto, solo lleva la camisa desabrochada hasta la mitad, el cinturón también está desabrochado.
—Aquí no ha pasado nada— dice la secretaria de marcus tapando los ojos de amy—.
Él solo me mira tratando de explicar todo, pero no sabe que hacer, así que solo abrocha los botones de su camisa.
—Mierda— gruñe—.
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