Un chico amante a las flores...

By LaiOliher

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Luego de pasados dos años desde el día que marcó de mala manera la vida de Bell en el instituto, podría pensa... More

"Un chico amante a las flores"
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Epílogo
Hey!

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By LaiOliher

Aquí van tres nuevos capítulos ❤️ Les diría que estuve muy ocupada y olvidé actualizar y sería completamente cierto Jajajja Estoy en exámen y me he aislado de internet.
Pd: Solo vine a esto. Voten y comenten mucho. Las observo <3

~BELL ROUX

—No lo entiendes ¡He destruido mi propia vida social! —lloriqueó Johan obteniendo un golpe en la nuca por mi parte —. ¡Oye!

Se acarició el lugar en cuestión apartándose de mí, mirándome resentido.

—Yo debería golpearte —Masculló dándome la espalda en tanto se cruzaba de brazos. Le saqué la lengua haciendo una mueca de fastidio.

Johan solía ser sumamente relajado, divertido, a veces en exceso para el humor en que me encontrara, pero tenía un punto débil que lo volvía un bebé chillón: Su imagen.

—Yo no te hice nada Jo, solo terminé lo que tú empezaste. Deja de quejarte.

Rodó los ojos y me ignoró unos segundos antes de volver a hablar. Por fortuna, de otro tema esta vez.

—¿Por qué esperamos a Luce? No necesitamos de ella para comer —Ladró de mal humor.

—No, pero pidió que pasáramos por ella y no me negaría solo porque no quieres que se burle de ti —declaré riendo hasta que él me miró serio -. Está bien, me callo.

—A mí no me interesa si ella se burla o no. Su opinión me es irrelevante.

—Sí, de seguro esa es la razón por la que todos estos días has rechazado acompañarme cuando los planes incluyen a Lu.

Resopló tirando de los bordes de su gorro cubriendo sus ojos y orejas por completo. Nos quedamos en silencio, casi acostados en uno de los sofás de la recepción. Pasó un rato mientras esperábamos por Luce para luego dirigirnos a comer algo delicioso. Apoyé mi cabeza en el respaldo del sofá, encorvándome en el proceso, justo en el momento que llevé mi mirada hasta las escaleras mecánicas y lo vi.

Deccan.

Venía bajando con el teléfono al oído. Hace días no lo veía físicamente, pero de mi mente no salían sus últimas palabras y la expresión de repulsión/decepción de su rostro mientras las decía. Incluso llegué a creerme que había hecho algo malo, a pesar de que tenía completa seguridad de que no era así.

Los dos primeros días pensé muchas cosas. Que solo se trataba de una evasión a la situación en la que lo encontró Luce, que alguien (Magenta o Genesee) le habían inventado algo respecto a mí, y cientos de escenarios más que llevaban al mismo punto; yo no merecía esas palabras de cualquier forma. No obstante, que insistan en culparte de algo que no has hecho no da mucha paz mental que digamos. Mucho menos si te importa, al menos un poco, la persona que te culpa.

Cuando me decidí a obtener respuestas a toda costa no respondió ninguna de mis llamadas, tampoco los mensajes, y, no creo que haya sido casualidad, pero no hubo ningún encuentro inesperado entre nosotros.

Ahora lo tenía a metros de mí y, aunque quería preguntarle muchas cosas, aunque, para mí, las aguas se habían calmado un poco, me estaba costando mucho dar el paso de acercarme.

Al final lo hice.

Me erguí en mi lugar antes de ponerme de pie y encaminarme hasta la base de la escalera, a su espera. Sin embargo, verme allí de pie no evitó que pasara por mi lado sin detenerse, como si fuera invisible, como si no fuese obvio que le esperaba.

—Deccan —le llamé, pero no respondió —. ¡Deccan!

Grité y él se volvió con los ojos muy abiertos. Confieso que me sentí algo avergonzada en ese momento. Muy avergonzada. Pero funcionó y fue eso lo que más me importó en ese entonces.

—¿Tienes un momento? —Pregunté luego de acercarme.

—Tengo tiempo, pero no para perderlo —Escupió y se dio la vuelta para marcharse.

Mi corazón comenzaba a latir salvajemente y mi respiración a descontrolarse. Odiaba no saber el porqué de la forma de actuar de las personas. Principalmente cuando actuaban de una forma tan desesperante como Deccan ahora mismo.

—¿Piensas que hablar conmigo es perder el tiempo? ¿Por qué? ¿Puedes dar una respuesta clara a esa pregunta al menos una vez? —Me posicioné delante de él.

—¿No lo piensas tú? —Replicó con sus cejas arqueadas adornando su expresión dura.

—¿Qué?

—¿Qué si tú no crees que tener una conversación tú y yo es perder el tiempo?

—¡No! No entiendo por qué estás actuando así, por qué dices lo que dices, no entiendo nada.

—Sí, como digas —Se dio la vuelta con la intención de marcharse una vez más.

—¡Deccan! —Lo tomé por el brazo.

—Pensé que para ti dedicarme tiempo era perderlo y por eso se lo dedicabas a alguien más —Soltó.

—No entiendo a que vienen esos comentarios, no sé de qué hablas. Ya te lo he dicho muchas veces —Esta situación me estaba fastidiando.

—Por Dios, Bell ¿Qué no entiendes? ¿Por qué sigues negándolo?

—¡Porque no tengo idea de que mierda hablas! Dímelo claro.

—Tú... un chico... juntos... —habló como si fuera una niña con problemas en el aprendizaje haciéndome bufar —. Justo en el momento en el que me decías que estabas ocupada por medio de una llamada.

Parpadeé repetidas veces sin dejar de mirarle.

—¿No lo recuerdas? Que raro, porque estabas muy cariñosa con él —Agregó ante mi silencio.

—Yo no estaba cariñosa con ningún chico esa noche —Rebatí, mis mejillas ardían de impotencia, mis puños dolían de cerrarlos con tanta fuerza.

—Igual eso no es problema mío.

—Claro que no, tú no perdiste el tiempo y le fuiste a comer la boca a otra. No sé comome reclamas.

—Una cosa. Tú me preguntaste que me sucedía, y, otra cosa, las personas tienen la manía de juzgar a otros, es parte invariable de la naturaleza humana, pero tú no puedes hacerlo mientras tengas la moral cuestionable.

No podía creer lo que estaba escuchando.

—¿Todo bien? —Apareció Johan acomodando su gorro.

—Todo... —Comencé a decir antes de ser interrumpida por balbuceos de Deccan.

—Tú... tú traes un gorro —Señaló Deccan la prenda que cubría la cabeza con escaso cabello de Johan como si ese fuese un hecho muy revelador.

—¿En serio? No tengo idea de cómo llegó allí —Ironizó Jo rodando los ojos.

—No puede ser —Ésta vez cambió su expresión sorprendida, y me miró con repulsión. Negaba con la cabeza como si no tuviese palabras para expresar lo que estaba pensando.

—¿Puedes hablar claramente? ¿Qué tiene que ver Johan y su g...? Oh —en ese momento caí en cuenta —. El chico con el que estaba en ese momento era Johan.

—Tienes una relación con tu "mejor amigo".

—No tienes idea de lo que hablas amigo. Entre Bell y yo nunca existirá más que un sentimiento de amigos, somos ese tipo de almas gemelas —Aclaró el moreno mirándolo como si en serio estuviese desequilibrado.

—No me des explicaciones que no me incumben. Adiós.

—¡Espera! Te he dicho que el chico era Johan, y no estábamos cariñosos ¡Por Dios! —Lo detuve una vez más.

Ni siquiera sabía por qué necesitaba tanto que me creyera. Aún no teníamos nada. No, no teníamos nada que pudiese romperse por esta confusión. Sin embargo, necesitaba que tuviese claro que yo no era ese tipo de chica. Que yo no besaba a alguien una noche y en la otra estaba cariñosa con alguien más.

—¿En serio? Entonces dime ¿desde cuando Johan tiene el cabello azul eléctrico? —Masculló esperando que eso me dejara sin respuestas.

Volteé para mirar brevemente a mi amigo, este asintió y, aunque no usamos palabras, se que me daba vía libre para contar la historia.

—Desde que me embriagué en una fiesta y fui tan estúpido para apostar que me teñiría el pelo de ese color si perdía. Perdí y, a modo de broma, usaron un tinte permanente en vez de uno temporal —terminó contándole el mismo —. Lo sé, la broma no resultó graciosa

Añadió cuando notó la expresión de Deccan.

—Fue a pedirme que lo ayudara a corregir eso aquella noche —Agregué.

—Pero los conocimientos de Bell sobre el tema tinte de cabello, corte, o cualquier cosa por el estilo, son prácticamente inexistente —soltó Jo. Percibí el resentimiento de vuelta en sus palabras —. Luego de gastar cien dólares en productos, que ella misma escogió, terminó arruinando más mi cabello. Al final fue necesario visitar peluquería en la mañana y, gracias a eso, terminé de esta forma.

Se quitó el gorro permitiendo apreciar su nuevo corte militar y casi imperceptible cabello, color azabache ahora.

—¡Dios! —Deccan llevó las manos hasta su boca adquiriendo una expresión horrorizada.

—¿¡Tan mal se ve!? —Chilló Jo a punto de llorar.

El castaño asintió sin quitar su expresión de horror antes de decir:

—No, no es cierto, solo quería hacerte pagar por ser el culpable de toda esta confusión —me miró mostrando una sonrisa apenada —. ¿Quieres hablar aún?

—Creo que sí —accedí —. Calvo, busca a Luce, los esperaré por acá.

—¡No me digas calvo! —Gruñó retirándose.

—Esa noche fui a visitarte como te prometí y te vi en la entrada con él. No lo reconocí, y cuando te llamé me dijiste que estabas ocupada, ...

—Esta bien. Entiendo —posé mis manos sobre sus hombros y forcé una sonrisa.

—No, no está bien —suspiró —. No te conformes con que las cosas se hayan aclarado, actúe mal. Aunque no pasó a mayores el solo hecho de haber pensado en actuar con Genesee y contigo por algo que confundí debería ser suficiente para que te cuestiones si quieres estar cerca de alguien como yo.

—¿Por qué eres tan duro contigo mismo?

—No soy duro, solo no soy suficiente para ninguna buena persona, como tú.

—¡No! ¿De qué hablas? Eres una de las mejores personas que he conocido en mi vida.

—Dime que no te hice sentir mal actuando como lo hice —Miró directamente a mis ojos.

—Bueno yo...

—Te hice sentir mal, porque no pensé en ti, ni en qué podía ser una confusión, ni en que podíamos hablar, solo pensé en como me sentía. 

Lo abracé.

—Eso no te hace mala persona, solo... eres humano —mascullé en su oído —. Deja de victimizarte y sentirte insuficiente. Menos aún con alguien que tiene mucho de humano como yo. No te estoy perdonando la equivocación, te estoy dando la oportunidad de que me demuestres de que aprendes de tus errores. Tú mismo dejaste claro que había que hablar, no huir, y lo has hecho. Me debes algo ahora.

Sonreí con malicia.

—¿En serio? En qué momento pasaste de ser la Bell dulce y buena a esto.

—Pensé que eras más inteligente Deccan —lo repasé con los ojos entreabiertos —. Siempre fui así, aquella Bell solo era para atraparte.

—Me sorprendes florecita —ambos reímos —. ¿Sabes qué? No hemos tenido una cita.

—Pensé que nos habíamos saltado esa etapa.

—¿Tener una cita está dentro de una determinada etapa?

—Yo... no...

—La sociedad tiene sus pautas, nosotros seguiremos las nuestras ¿Dónde te gustaría ir?

—A un lugar que te guste a ti esta vez.

—Tendré que pensar en eso.

—¿Muy entretenida la charla? —Luce, acompañada de Johan, hizo acto de presencia moviendo las cejas arriba y abajo con una expresión pervertida.

—Perfecto —Declaramos Deccan y yo al unísono.

—Lo siento, chico amante a las flores, pero me llevo a tu flor —Se dirigió Luce a Dec dejándolo pensativo. Me preguntaba que pasaba por su cabeza cuando se ponía de ese modo.

—Pasaré por tu casa en la tarde para continuar la plática.

—Te estaré esperando.

~DECCAN MARTIN

—¡Hola, florec...! —Me quedé paralizado bajo el arco de la puerta sin introducirme por completo en la florería.

—Hola, Deccan Martin.

Llegué esperando encontrarme a Bell pero, en cambio, me encontré a su madre. Tragué en seco y reanudé mi paso repasando hasta el último rincón de la tienda en busca de Bell.

—Buenas tardes, señora Roux —Le devolví el saludo agarrando la tela del interior de los bolsillos de mis pantalones.

—Ramírez. No soy Roux hace unos años —sonrió —. La florería se llama Roux porque fue un regalo de cumpleaños para Bell, ...y porque "Roux" suena más comercial y sofisticado que un apellido hispano por mucho que odie admitirlo.

—Definitivamente.

—Olvidando esta sobrecarga de información que acabo de darte, preferiría que me llamaras Ella. No soy tan vieja para ser "señora", y tampoco estoy casada, gracias a Dios —Volvió a reír.

—No...no...eso no fue lo que quise decir —Musité negando con mi cabeza y mis manos a la vez.

—Lo sé, tranquilo —rodeó el mostrador para llegar hasta mí —. Bell no está aquí, está en su jardín. Te indicaré como llegar.

Posó una de sus manos sobre mi espalada invitándome a seguirla con un suave empujoncito. Salimos al exterior cruzando la puerta de entrada/salida. La tienda de flores se ubicaba junto a la casa de Bell, y, entre estas, había un camino de grava delimitado por gnomos de jardín y césped.

—La encontrarás al fondo.

Se limitó a decir Ella antes de regresar a atender el negocio que comparte con su hija.

Seguí el camino que me indicó disfrutando de las peculiares posiciones y vestimentas de aquellas figuras fantásticas. A uno de ellos, con el sombrero púrpura ladeado, le salía una flor del oído mientras que otro parecía aplicar mucha fuerza para sacarla de allí. Uno, en particular, tenía el gorro negro, llevaba lentes con forma de margaritas e iba muy tatuado. Tatuajes coloridos e infantiles. Imaginé que sería el fuck boy de los gnomos porque, además, iba sobre un monopatín con malas hierbas sobre el timón.

A pesar de lo creativos que habían sido los creadores de aquellas figuras, no se comparaban con el final: El jardín. Era algo espectacular. Las flores parecían cultivadas con magia, cuidadas con devoción y pasión, daba la sensación de que el lugar estaba surcado por un arcoíris. Nunca antes me sentí tan impresionado por algo tan simple como una flor. No obstante, cientos de flores fantásticas, pero ninguna florecita silvestre a la vista.

—¿Perdido?

—Ahí estás.

—Y aquí estás tú.

Me observaba desde la puerta de una caseta blanca. Llevaba el cabello en un moño alto y despeinado, guantes marrones cubriendo sus manos, y un delantal del mismo color protegiendo su vestido de girasoles.

—Salut, Deccan —Alzó una mano a modo de saludo riendo.

—Que interesante, sabes francés —Me acerqué a ella pasando entre rosas rojas y blancas.

—Muy poco —formó una mueca de desagrado —. Quisiera saber más.

—¿Para qué? —Indagué quedando quieto delante de ella antes de depositar un beso en su frente.

—Además de por el hecho de saber otro idioma, me gustaría aprender francés para visitar el Castillo de Versalles, en Francia, irlandés, para ir a Powerscourt Gardens, Enniskerry, condado de Wicklow, en Irlanda, y también italiano, y así ir a Villa d'Este, Tivoli, Italia —Describió limpiando algo que reconocí como una herramienta de jardinería que se encontraba sobre una mesa.

—¿Son jardines famosos?

—Bingo.

—Lo presentía —reí antes de reclinarme sobre la puerta de la caseta mirando al exterior para, de inmediato, volver a verla a ella —. Estoy viendo la flor mas hermosa de este jardín.

—¿Cuál? —Preguntó curiosa llegando a mi lado.

—¿La puedo tocar?

—Sí, pero la dañes.

—Ni siquiera me ha pasado por la cabeza hacerle daño.

—Bueno, está bien, pero dime cuál es —Insistió ansiosa.

—¿Puedo acercarme a ella? —Noté como rodaba los ojos cruzándose de brazos mientras se giraba para mirarme con los ojos entrecerrados.

—Ya te dije que sí —masculló —. Puedes acercarte, puedes tocarla todo lo que quieras, pero sin hacerle daño.

—Eso pienso hacer.

En un pequeño paso aproximé mi cuerpo al de ella, tomando su mentón para que su boca y la mía coincidieran en un beso. Envolví su cintura provocando que retrocediera hasta que sus muslos se toparon con el borde de la mesa y se detuvo. Se deshizo de los guantes y posó sus delicadas mano sobre mi nuca, acercándome más a ella, obligándome a profundizar el beso. Agarré sus caderas elevándola hasta que terminó sobre la mesa, conmigo entre sus piernas.

Encajamos perfectamente.

Tiré del nudo del delantal, retirándolo por encima de su cabeza antes de lanzarlo al suelo. Acaricié la piel de sus piernas de forma ascendente, levantando su vestido en el proceso hasta por encima de su cintura. Echó su cabeza atrás mientras yo dejaba un rastro de suaves y húmedos besos por toda la curva de su cuello, para detenerme cerca de su mejilla y tomar entre mis dientes el lóbulo de su oreja, liberándolo en un segundo.

La piel debajo de su vestido se sentía caliente. Le di un apretón en su cintura y la escuché soltar un jadeo a consecuencia. Descendí siguiendo sus curvas hasta toparme con el borde de sus bragas y jugar con él, en tanto, sentía como ella se tensaba con su cabeza sobre mi hombro, casi atravesando la piel de mi espalda con la punta de sus dedos.

Deslicé los míos hasta su entrepierna, muy cerca de su intimidad, pero me detuve. Me detuve al recordar algo. Me detuve para preguntar algo.

—¿Quieres que continuemos?


N/A

¿Cuál creen que será la respuesta de Bell?¿Se esperaban que el chico de cabello azul eléctrico fuera Johan?

Bueno....

Al fin!!! Al fin nos leemos de nuevo!!!

Tenía muchas ganas de escribir esta nota <3 Y me ha costado, llevo días editando este capítulo y, al fin, ya está aquí...Espero que les guste (Estoy rezando por ello y me muero de nervios)

Este capítulo está aquí porque ya tocaba, y porque TERMINÉ UN EXÁMEN MUY IMPORTANTE CON LA MÁXIMA NOTA, AHHHH!!!! Hace tiempo no escribía con tanta paz mental :)

Tengo pensado actualizar de nuevo pronto (antes del sábado, y el sábado también) Así que...nos leemos prontito bebés, lxs amodoro 💙💜💐

(Disculpen si salen guiones cortos, Wattpad me odia y me los cambia a penas guardo el capítulo lo público 😞)

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