Normalmente, en sus días libres salían e iban a divertirse por ahí, aunque la mayoría de veces hacían únicamente lo que el mimado quería. Tenían citas y no se preocupaban de sus deberes, disfrutaban del tiempo juntos más que nadie.
Sin embargo, para ese día no habían decidido nada, así que cuando el castaño abrió sus ojos al despertar, lo primero que disfrutó fue de aquella vista tan magnífica, su novio no oficial, sin pijama y abrazándolo delicadamente. Este se veía sumamente cansado. Quizás no debería de perturbar su sueño con cosas indecentes.
Con cuidado de no despertarlo, el de piel acanelada deslizó sus dedos por debajo de los ojos contrarios, analizando aquellas ojeras que habían comenzado a formarse sin que ninguno de los dos se percatara de ello antes. Mientras admiraba su pacífico rostro, sintió su propio estómago removerse y hacer sonidos extraños.
--- No puedo desayunarte. Eso me pone muy triste--- abultó sus labios. El otro ni siquiera podía escucharlo entre sueños, pero le daba igual por completo. No planeaba decirle algo así de todas maneras. No cuando aún no se atrevían a dar el siguiente paso por razones desconocidas.
Acarició aquellos duros abs y soltó un profundo suspiro. Qué injusticia. Todo eso era suyo y no lo podía disfrutar.
--- Nada más antojas. ¡Qué coraje!
Jamás se había sentido tan atraído por algún otro hombre antes. Es decir, diablos, ¿Cómo no sentirse seguro de su sexualidad cuando le encantaba aquel tipo misterioso a su lado? Si era sincero, le gustaba hace mucho. Después de saber que no tenía malas intenciones, decidió "seguirle el juego", pero terminó más perdido que Zoro de One Piece.
En esos momentos era cuando realmente le agradecía a JiMin por su existencia. Sin él y sus consejos absurdos, seguramente no se habría animado a explorar aquellos horizontes desconocidos. Se habría perdido aquella grandiosa oportunidad de descubrir el amor y ser millonario. Osea, de tener un sugar daddy. Mierda, sonaba como una broma, ¿No? Hasta el momento le resultaba difícil creerse el hecho de que alguien así estaba aparentenemente enamorado de él.
El no tener a alguien antes, no le afectó mucho realmente, aunque ahora que tenía "algo" que cada día se volvía más y más oficial, se preguntaba hasta donde llegaría todo. ¿Dónde estaba el final? Pensaba en las mil y un posibilidades de cómo terminaría todo y eso le asustaba en demasía. No quería salir lastimado y mucho menos lastimar a JungKook. No lo merecía. Era alguien bueno. Bien... Al menos con TaeHyung lo era. Quizás por eso es que de repente le entraban ganas de devolverle todo lo que le daba para hacerlo sentir pleno también.
Se levantó motivado, dando por finalizada su pequeña conversación interna. Estirándose un poco y, cuando se sintió más despierto, únicamente cubrió a su mayor con las mantas, para posteriormente avanzar directo hacia el baño.
Mientras se duchaba, el universitario no podía evitar pensar en cómo es que había pasado de encerrarse en su habitación durante las noches (por si las dudas), a correr directamente hasta la cama del azabache para dormir juntos. Era tan cómodo acostarse a su lado y ser rodeado por esos fuertes brazos que lo atraían hasta su pecho. Sentir su calor corporal y recibir palabras lindas de su parte era algo que jamás imaginó obtener en toda su corta vida de parte de "una pareja seria".
Al salir de la regadera, se secó y se vistió ahí mismo con ropa del otro. No quería arreglarse en la habitación donde había posibilidades de que su contrario despertara justamente en ese momento y lo observara. Pero claro, como si no lo conociera lo suficiente, ¿No? El mayor jamás haría algo así. Qué tonto se sentía. Jamás se atrevería a acosarlo o molestarlo. Lo más seguro era que lo viera de reojo antes de desviar la mirada por completo.
Salió del baño y le echó un vistazo al presidente. Se veía cómodo, pero el de cabellos chocolate estaba muriendo de hambre. Pediría servicio a domicilio y esperaría hasta que despertara.
O eso planeaba hacer inicialmente. Don Perfecto ya se había despertado. Se sentó en la cama e inmediatamente la mirada del menor recayó en los cabellos todos despeinados de este. Comenzó a reír de inmediato. ¿Era normal que le pareciera adorable ese hombre?
Con un buen humor naciendo desde el fondo de su corazón, el azabache sonrió ampliamente. Aquella melodiosa risa era lo único que quería escuchar durante cada mañana de su vida.
--- Buenos días--- saludó con voz ronca, mas parecía que no quería abrir los ojos aún. Estaba ligeramente cabizbajo todavía. Más dormido que despierto.
--- Señor Jeon, tengo hambre. Vamos a desayunar juntos--- pidió. Aunque, ¿Desayunar a las diez?, ¿Dónde quedaría el almuerzo? Habían dormido un poco más de lo normal. Después de todo, había sido una semana pesada. No se podía imaginar ya el cómo habría sufrido esta vez si hubiera seguido trabajando en la cafetería como esclavo. Afortunadamente ya no tenía la necesidad y se se sentía profundamente agradecido por ello.
JungKook estaba en modo automático, así que solamente asintió y se dirigió torpemente hasta el baño, para asearse también. Mientras tanto, el más joven decidió esperarlo en la sala a la vez que hacía una llamada para pedir algo de comida. No quería que se tardaran mucho.
Don Perfecto siguió con su rutina diaria de higiene, haciendo lo mismo que cada mañana antes de colocarse una pijama y dirigirse hasta la cocina a buscar algo de jugo. Sinceramente no se sentía del todo bien. Todo su cuerpo pesaba y su cabeza daba vueltas, pero tenía a alguien a quien cuidar. Por ello era que se mentalizaba el hecho de que estaba saludable y en perfectas condiciones.
Toda la semana había estado trabajando arduamente en distintos proyectos y, claramente el más pesado de ellos era el expanderse alrededor del globo. Su familia se había expandido en el país, pero aún con su corta edad, el Jeon menor ya había tocado más tierras asiáticas. Pero eso no le bastaba. Siempre había deseado que Dal-Lux estuviera presente en cada continente, en cada país y casi que en cada estado o distrito existente. Quería tener impacto y ser el mejor, mas había estado posponiendo su visita a Europa por ciertos motivos. Por su más grande motivo. No quería dejar a su novio por tanto tiempo solo, pero tampoco podía llevarlo debido a sus clases.
Recordatorio diario de pensar antes de actuar.
--- Buenas tardes, señor Jeon. Nos sentimos honrad-
--- Buenas tardes--- hizo un intento de saludo, pero de mala gana antes de alejarse de aquellos ancianos, llevándose a su novio hacia la mesa reservada para su familia.
El castaño comenzó a carcajearse debido a la actitud del otro. Prácticamente, su novio había sido obligado a asistir a una fiesta élite debido a que sus padres no pudieron de último minuto y no querían quedar mal. La familia Jeon debía de mantener su prestigio. Y bueno, TaeHyung estaba ahí por defecto. Aunque igual y si seguían así, ya podría considerarse parte de la familia también, ¿No?
Si bien, el menor sabía que no encajaba en esos lugares de la clase alta, no podía no asistir. Por mera curiosidad estaba ahí presente. Después de todo, ahora era rico también. ¡Toma esa, JiMin! Ese chico siempre burlándose de su pobreza. Ahora podría abofetearlo con un fajo enorme de billetes.
Al estar distraído, no se dió cuenta de que estaba siendo fijamente observado por varias personas. Entre ellas, su novio, y es que, ¿Cómo no observar a ese ser tan majestuoso? Aquel joven de cabellos chocolates parecía todo un príncipe. Irradiaba dulzura y elegancia a la vez. Un rostro apuesto y joven que dejaba boquiabiertos a los presentes, quienes se preguntaban quién era ese chico a su lado, quien competía de una manera increíble con las facciones marcadas y atractivas de Jeon JungKook, un hombre guapo y llamativo por naturaleza.
Aunque ambos poseían diferentes tipos de belleza, eran meramente compatibles. Dos polos opuestos que se atraían con fiereza. Un hombre con aura fría y otro más cálido. Un introvertido y un extrovertido.
--- Buenas tardes y bienvenido, señor Jeon--- una chica apareció de repente a su lado junto con una acompañante. Ambas se veían impecables con sus ajustados vestidos lisos de tonos oscuros, guinda y azul marino, respectivamente, una rubia y la otra con cabello negro azulado. Eran verdaderamente deslumbrantes y se veían saludables--- esperaba que pudiéramos hacerle compañía. Después de todo, nuestro tío había quedado con su familia, pero tampoco pudo asistir.
Okay, ya no le agradaban a TaeHyung. Por más tímidas que parecieran, le parecía muy grosero que lo ignoraran olímpicamente y solo saludaran a su novio.
--- ¿Quiénes son ellas?--- preguntó fingiendo un tono de voz entre calmado y dulce, casi que pareciendo curioso.
Las miradas de los otros tres se posaron sobre el de piel canela, pero ignoró a las mujeres y solo se concentró en el hombre malhumorado.
--- No lo sé--- mintió. JungKook realmente parecía no querer hablar con nadie ahí.
Una de las chicas carraspeó. La rubia se arregló el cabello y se sentó en la misma mesa que ellos, siendo seguida por la otra.
--- Somos Oh YeSeo, y Oh YeSsi--- le informó de inmediato, casi que sintiéndose superior--- nuestro tatarabuelo fundó una marca coreana de celulares muy famosa. ¿Podrías mostrarme el tuyo? Estoy segura de que estás usando uno en estos momentos--- extendió su mano directamente hacia el bonito de piel canela.
TaeHyung rodó los ojos sin poder evitarlo y sacó su nuevo SmartPhone.
--- Es un Galaxia Bend de edición limitada. La colaboración con BaTz invaSion. Y me lo regaló mi novio--- dijo juguetón, sintiendo la intensa mirada del azabache sobre él mientras se burlaba de las expresiones de aquellas hermosas mujeres. Se veían tan impactadas.
Cuando la desconocida intento tomar su celular para asegurarse de que no mentía, de inmediato lo apartó. ¿Qué le pasaba? Que se consiguiera uno si tanto dinero tenía.
--- ¡Tú...!--- chilló ofendida. Ni que planeara robarlo.
--- ¿Novio?--- recién captó la pelinegra que parecía ser no muy conversadora. Su mirada viajo disimuladamente hasta el presidente Jeon, quien se mantenía impasible, ignorando la ridícula conversación que había surgido repentinamente.
Cuando mencionó esas palabras, la rubia pareció entender también y sus ojos se abrieron como platos inevitablemente. Dejando su coquetería de lado, decidió que lo mejor sería mantener las cosas en paz. Realmente no le agradaban mucho las personas de la comunidad LGBTQ, así que se alejó un poco de los dos hombres y se quedó hablando con su hermana. No quería hacer una escena, porque seguro y sería castigada por su tío por hacer un escándalo durante un evento en el que la compañía estaba involucrada.
Un puchero atravesó el rostro del de cabellos chocolate. Su mayor no le estaba prestando atención en lo absoluto. ¿Por qué también se enfadaba con él? A veces era muy infantil. Ni que fuera el culpable de haber terminado en ese lugar aburrido
Se levantó de su asiento, pero casi al instante el azabache lo tomó por el brazo, deteniendo cualquier movimiento que pensara hacer.
--- Lo siento, osito. Solamente estoy muy estresado y... Realmente no quería que te sintieras aburrido aquí. No hay mucho por hacer--- señaló a su alrededor. Y era cierto. Lo único que había eran mesas de postres y aperitivos, meseros brindando su atención a todos de un lado para otro, mesas llenas de personas con posiciones sociales importantes, la pista de música vacía... No había nada.
Ya ni siquiera intentaban acercarse a JungKook debido a su actitud "grosera", así que no podían hablar con más personas.
Entonces, una idea loca apareció en la cabeza del universitario.
--- Baila conmigo--- pronunció.
Estaban en un lugar que seguramente estaba lleno de personas homofóbicas, pero le daba igual. En esos momentos se sentía meramente valiente y lo suficientemente capaz de hacer lo que quería sin miedo alguno.
Sin más dilación, Kim arrastró a Don Perfecto hasta la pista de baile olvidada, sonriendo ampliamente al escuchar la pieza del pianista. Esa melodía era meramente perfecta para la ocasión y el hombre que la tocaba era sin duda alguna talentoso.
Los labios del menor formaron un hermoso cuadrado cuando una resplandeciente sonrisa apareció iluminando su rostro.
--- Concédeme esta pieza, por favor--- bromeó con un tono de voz muy grave, tomando el cuello de su novio para bailar cerca de él. Como no reaccionaba mucho, decidió besarlo profundamente en los labios, ignorando las palabras groseras que les llegó a escuchar por parte de los más viejos y cerrados de mente, dejando de lado toda la bulla. No importaba nada en ese momento. Lo único que deseaba era hacerle saber a su mayor que estaba con él y que era en lo único que debía de concentrarse.
Cuando ambos se separaron, agitados y con una boba sonrisa en sus rostros, al fin el presidente Jeon JungKook se animó a hablar.
--- Te aseguro que no me arrepiento de haberme perdido en la belleza de tal persona, Kim TaeHyung.