Mátame Sanamente

Por ashly_madriz

304K 23.4K 13.4K

Cualquiera puede creer que la vida de las porristas universitarias solo se trata de las piruetas, los chismes... Más

Prefacio
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58 (final).
Agradecimientos e información importante.
Aviso
Aviso 2

Capítulo 50

1.7K 204 159
Por ashly_madriz

DOLORES SIN CURA:

Te doy lo que estas pidiendo, te doy todo lo que dices que necesito. No quiero ningún rencor aquí, solamente quiero que me liberes. ¿Qué te asegura que eres lo que necesito?


Presente.

—Entonces Riven te encontró —murmuró Aiden sin que yo lo mencionara, una vez había terminado de contar mi relato.

Este me miró y no supe qué más decir, ya que eran cosas que no me pertenecía a mí comentar.

Riven me había encontrado porque su tarea había sido revisar los cadáveres esa noche; para su sorpresa solo había uno. No pudo matarme, aunque se lo pedí, no lo hizo, luego me había llevado hasta el río, para esperar a Aiden con la condición de ayudarlo con los problemas que estaba enfrentado su padre.

A pesar de eso, él debía cumplir con la tarea asignada y había terminado entregándome con su jefe, con la condición de que me ayudaría años después; quien a su vez me había entregado a Amanda y a mi padre.

Aiden me estaba mirando de la misma forma en la que yo lo había visto cinco años atrás. Como una pieza rota y resquebrajada que debía comenzar a armar antes de perder cada uno de los trozos entre las manos.

—Y esa es la historia completa. Yo la maté... a mi madre, quiero decir. ¿Y sabes qué es lo peor? Que en realidad no quería hacerlo, pero al mismo tiempo no me estaba dando otra opción. Se suponía que yo debía morir, no ella, y ya el resto lo conoces.

Su mirada conectó con la mía, pareciendo un cielo nublado a punto de estallar en forma de tormenta. Había estado cavado un pozo sin fondo y estaba a punto de ser arrastrada a un agujero negro del cual no iba a poder salir jamás.

Ya no me sentía enojada e histérica. Había soltado todo lo que tenía para decir y, sin embargo, me sentía vacía. Tan vacía como una lata desechada.

—¿Por qué piensas que se trataba de ti y no de ella? —Aiden se detuvo, reclinándose sobre la roca en donde yo estaba sentada. Su mente estaba tratando de unir las piezas del rompecabezas faltante. Al final, cuando creyó tener la respuesta, murmuró—: A quien cazaban como un animal esa tarde no era a ti, que ella te jodiera más la vida con toda esa mierda para lavarte el cerebro ya es diferente.

»¿Qué tantos enemigos tenías como para que te mataran? Ni siquiera sabías que tenías todo ese dinero, ¿no se supone que ella era a quien tenían que matar? Tú eran solo un títere, después de todo eras menor de edad. Solo tenías diecisiete años, Kira. ¿Quién iba a verte como su enemigo?

Él tenía un punto, yo ni siquiera sabía de la herencia de mi abuelo o de las cláusulas misóginas dejadas en su testamento. Me necesitaban más viva que muerta.

Me abracé a mis rodillas, que se encontraban flexionadas sobre mi torso y me fijé en lo calmado que lucía el lago y lo profunda que se veía el agua. El vestido me molestaba, lo sentía pesado al igual que todo el maquillaje que llevaba en el rostro, que de seguro para ese punto ya se encontraba más que corrido.

No podía devolver el tiempo, pero tal vez, solo tal vez si hubiese hablado las cosas no hubiesen terminado tan mal para los dos.

Mire a Aiden quien lucía tan diferente y familiar al mismo tiempo. Como el mismo chico de camiseta gris y zapatillas Nike blancas que llevaba conociendo toda la vida.

—Aunque hace rato lo negaste, sé que piensas que te arruiné la vida, ¿verdad? —le inquirí después. Él entornó los ojos en mi dirección y alzó una ceja en negativa, a pesar de que me había dicho que le importaba me era imposible creerle y no sentir culpa—. Lo digo en serio, tal vez te esté amarrando y quitando la posibilidad de decidir. No te pregunté si querías esto, tú no quieres un hijo al cual hay que cuidar, mucho menos un bebé que ni siquiera ninguno de los dos conoce o sabe siquiera dónde está.

»No sé si más adelante quieras hacer tu vida, tener otras novias, casarte, tener tus propios hijos y no quiero que este niño represente un obstáculo en tu vida porque indiferentemente siempre nos unirá. Entiendo que al mismo tiempo no quieras creerme, no te culpo, es difícil creerle a alguien que te diga que tienes un hijo de dos años vagando por el mundo de la noche a la mañana.

»También entenderé si no quieres... tú sabes, reconocerlo como tuyo. Es suficiente para mí con contarte esto y que puedas escucharme, ya que cuando quise hacerlo, no se pudo. Si pudiese hacerlo yo sola no estaría aquí hablándote sin mostrarte pruebas.

Las palabras se sintieron ácidas, pero el ceño de Aiden se frunció cada vez más al escucharme hablar, necesitaba tomar un respiro, pero estaba decidida a terminar:

—»Por eso te preguntaré, ¿me crees? ¿Realmente me crees, Aiden, cuando te digo que es la verdad de todo lo que pasó?

Al terminar su expresión pasó de un ademán preocupado a una sonrisa ladeada.

—¿Podrías dejar de pensar por mí y suponer cosas? —aseguró el. Su tono frío me congeló—. Y no, Kira. Olvídate de todas las cosas que crees supones de mí.

»Yo no quiero otras novias porque ni siquiera he tenido otra novia. ¿Eso te dice algo? Soy una mierda de persona, insufrible la mayoría del tiempo y digo cosas que suelen lastimar a los otros porque soy absurdamente sincero y me reservo el hecho de decir que es por mero capricho. —Iba a detenerlo al hablar porque sus palabras estaban destruyendo toda la autoconfianza que había ganado minutos atrás, pero en cambio no pude y solo continuó—: ¿Sabes una cosa? En este momento, sentados los dos aquí, en este maldito lugar donde se supone que nos reuniríamos hace tres años solo puedo decirte una cosa; te creo como nunca me he creído a mí mismo. La cagamos, tenemos un niño. ¿Estoy bien con eso? Mierda, lo estoy.

—Nunca quise llegar a esto. Nunca quise hacerte daño y comprometerte con esto —le dije apartándome y poniéndome de pie para regresar. Aiden me tomó del brazo haciendo que me girara para verlo, la sonrisa triste que llevaba no se borró en ningún instante.

—Hay secretos que no puedes mantenerlos para siempre. Somos humanos, no arte para que Miguel Ángel nos esculpa; no somos perfectos y quiero que lo entiendas, por el contrario, somos lo peor.

»Sabes muy bien que tú y yo no somos las mismas personas que éramos hace tres años, ni siquiera las de hace más de cinco. Aunque intentes repetirte hasta el cansancio que el tiempo no pasó para ti, no, no fue así. El tiempo pasó para todos, incluso para ti.

—Solo recurro a ti para esto porque necesito que me ayudes, no para que hablemos de nuestra mierda emocional. No se trata de los dos, se trata de todo el desastre que hemos causamos, Aiden; uno tras otro.

Con la palma abierta golpeé su pecho, haciendo que me soltara. Debía irme, necesitaba largarme porque iba a estallar y ya no quería tener ningún otro colapso emocional delante de él. Le había arruinado la vida a tantas personas, incluyéndome a mí, que tal vez si desaparecía las cosas serían mejores para todos. Tal vez la vida de Aiden sin mí era mejor y tal vez, solo tal vez el hijo que compartíamos estaría mejor con él. Después de todo, era mejor persona que yo.

—Siempre te pido demasiado, ¿puedo hacerlo de nuevo? —Mi voz había intentado sonar calmada, aunque por dentro me estaba quemando. Aiden asintió con la cabeza—. Encontrarás a Ethan, incluso si no estoy en el proceso.

»Lo entraras y le darás la vida que tú y yo no tuvimos.

—¿A qué te refieres con que si no estás en el proceso? Claro que estarás, lo solucionaremos. Si es necesario los mataremos, a todos.

Los ojos de Aiden se oscurecieron de una forma en la que jamás lo había visto. Como un ser sombrío y sin emociones que quería acabar con todo y todos.

Y yo no quería eso, no en ese momento, cuando me sentía mal y no deseaba seguirle arruinando la vida. Yo solo quería lo mejor para nuestro hijo y para él.

—¿Crees que un niño merece crecer con una loca? No quiero ser como mi madre, no quiero que mi hijo crezca con una madre de mierda, tan egoísta y trastornada que ni siquiera es capaz de pensar en el daño que le hace a los demás—le grité, mis pies descalzos alejándose a medida que hablaba, dirigiéndome hacia la orilla del agua—. Por lo tanto no creo ser capaz de mantenerlo yo. ¿Cómo crees que le irá a un niño siendo criado por dos asesinos? Por lo menos tú te sabes controlar, ¿pero yo? Yo a veces solo deseo ver sangre correr, Aiden.

Las lágrimas me picaban las mejillas, era incapaz de verlo. Lo sentí acercarse por lo que corrí más rápido, tropezando sobre mis propios pies por lo largo de las telas de mi ropa.

Nada había valido la pena. Mi odio por Stacy, mi venganza, Samantha, nada de eso podía llenar mi vacío.

Cuando era niña fuimos a un viaje escolar al lago. Siempre me había gustado la naturaleza, esa tarde, por alguna razón, desobedecí a mi profesora y entré al agua sin hacerle caso. Estuve caminando hacia dentro por algunos metros, hasta que sentí el agua tocándome el cuello y desde lejos a las personas llamándome con voces rotas.

Vivía en un constante baile con el más allá. No era inmortal, por lo que tal vez debía hacer las cosas más fáciles y solucionar el problema por mí, ya que entre más caminaba hacia la orilla, más podía sentir a Aiden llamándome.

Iba a liberarlo y darle una vida donde fuese solo un mal recuerdo. Quería que le hablara bien a Ethan sobre mí, sobre lo bonita y graciosa que era, no la mala imagen de la perra asesina que todos conocían. Tal vez en algún momento ambos encontrarían a alguien más para amar y todos se olvidarían de mí y de lo que era.

Así que cuando mis pies rozaron la arena mojada, volteé y le regalé una sonrisa con ojos llorosos y apagados, pensando en ese momento que tal vez era la última ocasión que lo vería.

Quería recordarlo como el chico increíble que era, no como el monstruo que estaba dispuesto a apagar todas sus emociones y luchar una batalla que no le pertenecía.

Este era mi problema, no el de él.

—¿Sabes algo? A veces solo desearía irme, irme para siempre, pero soy demasiado narcisista como para suicidarme. Suena irónico, ¿no? Que me guste matar, pero que no quiera que me maten —expresé exhalando. Giré mi rostro para verlo, pero este solo parpadeó con desconcierto.

Este se encontraba a unos pocos pasos, aunque sin entrar al agua. Mi cuerpo se sumergió más hasta que ya me noté empapada hasta la cintura. El agua estaba demasiado fría y mis extremidades no paraban de temblar rogando entrar en calor.

En ese momento me transporté de nuevo a mi infancia, viéndome como la niña de la cabeza rapada que no entendía porque algo andaba mal, porque todos la miraban raro excepto su único amigo. El desprecio ajeno me había convertido en alguien superficial.

Aiden pareció reaccionar, porque con rapidez entró al agua, alcanzando y jalándome para sacarme de ahí y lanzarme con brusquedad sobre la arena.

Su cuerpo sostuvo el mío sin ningún cuidado o amabilidad, arrinconándome contra las rocas para que no pudiera moverme y solo escuchar lo que iba a decir.

—Sobreviviste a todo un infierno por él, ¿y quieres abandonarlo ahora? ¿Crees que serás como la mujer maldita que te lavó la cabeza e hizo que la mataras por capricho? No Kira, lamento decírtelo, pero no eres como tu madre, mucho menos como tu padre. Te pidió que la mataras para trastornarte solo porque era una desgraciada perra psicópata.

»Eres la mujer más fuerte que he conocido en toda mi vida, Kira, y puedo decir no que eres como ninguna otra asquerosa persona sobre la faz de la tierra. Ni tú ni yo somos buenos, pero solo el hecho de preocuparte por ese hijo te hace mejor que la perra que te destruyó.

—¿Y si me muero, Aiden? ¿No crees que Ethan estará mejor sin mí? —Mis ojos se desviaron ante la dureza de su tono.

Él podía verme. Estaba leyendo mi debilidad, poco a poco fue incorporándose y me soltó, sentándose también sobre la arena. Su expresión seria y consternada me estaba doliendo en el alma.

—¿Les darás el gusto a todos matándote? Siempre fuiste la víctima, hiciste lo que tenías que hacer para sobrevivir, como yo. —Sus manos me rozaron la cara, retirando las lágrimas negras que rodaban—. ¿Sientes que tu vida vale tan poco porque ella te dijo que nadie te amaba? Los dos cambiamos, y te aseguro que no fue para mejor. ¿Quiero o pienso cambiarte para ello? No, claro que no; tú misma me dijiste que solo tú podías aceptar a un monstruo.

—No creo ni siquiera que el hijo que tenemos pueda amarme —me burlé con amargura, limpiándome las lágrimas—. Quiero que me vea como alguien buena, alguien a quien admirar y no como lo que soy. Fea, rota y destrozada.

Quería que se fueran todos a la mierda.

Estaba harta. Harta de Stacy y Samantha por joderme más la existencia de lo que ya la tenía por culpa de haber venido al mundo con una familia tan de mierda que no me amaba. Harta de pelear por una existencia monótona donde vivía de falsedad.

Estaba harta incluso de respirar, así que solo exploté, dejando salir todo lo que llevaba acumulado por veinte años de una amargura existencial.

—¿Te mereces algo mejor? Sí, lo mereces, aunque esta vez no dejaré que lo tengas. Y, Kira, entiendo que no quieras involucrarme en tu venganza, pero ¿sabes qué? —Aiden me volteó, tomándome de la nuca para que finalmente pudiera mirarlo—. Me importa un carajo que no quieras meterme en esto. Aunque no quieras, lo haré. Lo haré porque por primera vez en mi vida disfrutaré de bañarme con la sangre de mis enemigos.

Donde me tocó su contacto ardió. Quería creerle, porque ya no se veía como alguien oscuro, un demonio enojado. Luego de aquello simplemente lucía como Aiden.

»Los cortaré miembro por miembro y al final te pondré sus corazones en una caja. Seré un peón si lo quieres, o el rey de tu tablero si lo deseas. No puedo decirte que te amo, porque dos palabras no me definen. Las palabras son demasiado efímeras, ridículas y desperdiciadas como para dártelas, pero puedo decirte que me importas tanto que si me pides que incendie este asqueroso pueblo por ti ahora, lo haré en segundos.

Mi estómago tembló, ya que lucía sincero, sin su máscara típica de sarcasmo o frivolidad, al mismo tiempo lucía roto, como si tuviera tantas preocupaciones sobre sus hombros que en algún momento iba a caerse para no levantar jamás.

—Prefiero ser centro de tu mundo a que me ames. El amor se queda corto para lo que necesito —le aclaré desinteresada.

—Mi siguiente línea era decirte que tengo suficiente amor para los dos. —A pesar de que Aiden se estaba burlando para aligerar el ambiente aquello solo me hizo caer, encendiendo abruptamente las alarmas que sonaron en mi mente.

«No olvides que tengo suficiente amor para los dos, él no te amara nunca y lo sabes».

«Estoy cansada de vivir, pero me iré con la seguridad de que podrás siempre recordarme, ¿no es así, Kira?»

Las palabras se repitieron como un juego de sílabas inconexas en mi cabeza que me hicieron querer vomitar. Imágenes siendo disparadas como flashes en mi cerebro, una detrás de otra, como una secuencia interminable.

Este tuvo que sostenerme para no caer. A pesar de que podía escuchar que me estaba preguntando qué pasaba, su voz se sentía cada vez más distante, mientras la presencia de Stacy invadía mi mente en su lugar.

Manos rodeando mi cuello, risas de mujeres, botellas de alcohol rotas y por último... unas cuantas pastillas de fentanilo entre mis manos.

«¿Quieres una pastilla Stacy? ¿Dos? ¿Tal vez tres? Que bien, porque yo quiero que mueras».

Yo había estado ahí, yo le había dado las pastillas para que se matara al otro lado del lago.

En realidad, yo sí había matado a Stacy, y disfrutado cada maldito segundo de ello.

X

Este cap es dedicado a Katie, una de las primeras lectoras de esta historia y quien se ha mantenido apoyándome al pie del cañón. Solo nos quedan diez capítulos y estoy demasiado sentimental porque ya estamos en la recta final.

¿Cuál es su teoría? Poco a poco todo se ha ido destapando y pronto veremos el mundo arder. Toman un bando.

Disculpen la demora, entre el trabajo, la universidad y la tesis de grado solo me está quedando tiempo para dormir cuatro horas, espero las siguientes semanas no sean tan fuertes como esta para actualizar más seguido.

Nos leemos pronto, mil gracias por votar y comentar. Esos detalles son muy especiales para mí y motivan a continuar, XOXO; Ashly. 

Seguir leyendo

También te gustarán

170K 17K 88
Nirali es una joven del Principado de Chariot. A ella siempre le han gustado las historias de fantasía y magia. De hecho, desde las vacaciones de ver...
429K 20.3K 70
**PRIMER LIBRO DE LA SERIE PERFECTOS** Ella es inexperta en el amor. Él no quiere volver a querer. Ella es el día y él es la noche. Ambos son diferen...
170K 10.6K 54
Cuando Christopher y Scarlett se conocen en una fiesta la noche de Halloween, no imaginan que sus vidas se unirán para siempre, a pesar de que ningun...
21.4K 1.2K 27
El tiempo pasa rápido cuando no esperas nada de nadie. "Mi padre me rompió el corazón, es por eso que me enamoro de todos los chicos que me demuestr...