"Cuando estas allí, en el fondo, lo único que te queda es subir; así sea muy difícil"
ESTELA TESSIER
—No se de que me hablas.
Finge demencia. Finge demencia.
Soltó una risa por lo bajo—. ¿Ahora dirás qué es por el frío?
En realidad, aunque si pudiera ser por el frío, ambos sabíamos que no era por esa causa. Con Hades puedo tener una conversación estable donde los dos tenemos buena comunicación y de un segundo a otro hace que me enoje.
Casual.
Le di una mirada asesina y no sé cómo, pero me giré y comencé a caminar hasta llegar al otro extremo sin resbalarme o sentir miedo. No miento cuando digo que el dio tres pasos y ya estaba a mi lado, supongo que sus pisadas son grandes; pues hace unos segundos lo vi en el principio del lago.
Acelere mis pasos para irme con mi orgullo intacto, o eso intente.
Me molestaba no tener el control de la situación.
Si, es divertido cuando lo pongo nervioso o lo hago cuestionarse. Cuando el lo hace conmigo es diferente, muy diferente.
No me gusta que me pongan nerviosa, esa es la cosa.
—¿Te enojaste? —percibí sus pasos acercarse más a mí.
—Para nada.
No estaba completamente enojada, solo no sabría cómo explicarlo.
—Eres muy dramática.
Sentía esa sonrisa burlona en su rostro.
—Tú muy estresante —contraataque.
—Y tu te estresas por todo.
Ya a un lado de mi. Su mirada entornada sobre mi y casualmente yo voltee a observarlo al mismo tiempo. Su cabello se escapaba del gorro de lana gris que llevaba puesto, sus labios más rojos por estar expuesto al frío y casi, «casi» podría decir que lucía lindo o tierno, solo que no, mi orgullo apartó esos pensamientos.
Si, quizás si. Me estresaba por todo.
Hasta el punto de llorar por la mas mínima cosa.
—Solo deja de hablar y camina —musite.
En los minutos que quedaban hasta llegar opte por mirar hacia el suelo sin más, siguiendo mis pasos y, en un momento mi mente automáticamente jugaba «Si pisas tres piedritas pierdes». Sonreí, recordando las veces que lo jugaba de niña en cualquier lado.
Al salir del bosque note las calles solitarias como de normal, algunos carros pasaban pero no eran muchos, también vi a un grupo de mujeres mayores trotando con unos niños que, denomine que eran sus hijos.
Pasaron un grupo de chicos caminando, unos 4. Los cuales al principio nos miraron o, me miraron a mi en silencio, rieron y susurraban unos a los otros. Fruncí mis cejas, conteniendo las ganas de voltearme y preguntarles que veían tanto, ¿Quienes eran ellos? No los recordaba de ningún lado, no creo que estudien en mi misma preparatoria.
Se esfumaron al cabo de unos segundos cuando llegaron al final de la calle.
—¿Los conoces? —escuche a Hades preguntar en un susurro, cerca de mi oído.
Apreté mis labios y negué. Mire disimuladamente por mi hombro, recordando y repasando por mi mente como era mi ropa: Tenía un mom jean, un top blanco pero no se veía y un suéter azul claro encima.
Trague saliva—. ¿Tú los conoces?
Solo negó.
No llevaba ninguna prenda "provocativa", sé que la ropa no es una invitación pero si notó cuando me observan de esa forma y siempre llevo falda, medias de red o alguna camisa con escote. Simplemente me hacen sentir incómoda.
Miles de pensamientos pasaron por mi mente, llenos de inseguridad, ¿Tenía algo en la cara? ¿En mi ropa? ¿Se había roto mi pantalón?
No me acomplejaba mi cuerpo, para mí es bonito y me queda bien lo que sea. Además de hacer ejercicio ya es algo de familia, genética. Mi mamá tiene la misma forma que yo. Solo que a veces pienso "si me pongo esto pensaran cosas inapropiadas de mi".
Lo único que quisiera cambiar en mi físico serían mis muslos que son un poco anchos. No los cambiaria por mi, sino por lo mismo, las miradas.
Desde que mi cuerpo se empezó a desarrollar he recibido comentarios que según la sociedad son normales, pero cuando eres tú la que los recibes te das cuenta de lo asqueroso que es. Los inofensivos "Te ves bonita" se convierten en insinuaciones sexuales incómodas.
—Ey —Hades llamo mi atención, haciendo girar mi cabeza—. Sea lo que sea la mierda de que se reían, no les hagas caso. Seguramente los dejaron caer de bebés.
Las comisuras de mis labios se levantaron un poco y asentí.
—¿Por qué a veces te comportas amable conmigo? Digo, no nos conocemos del todo.
—¿Debo saber todo de ti para tratarte bien y tenerte respeto básico? —ironizó.
Sigues siendo un idiota arrogante de igual forma.
No, no necesitas conocer cada detalle de alguien para tenerle respeto.
Fruncí mi entrecejo, negando con la cabeza—. No, solo estoy acostumbrada a caerle mal a las personas. Sobretodo a las de la preparatoria.
Cuando eres conocida en tu escuela solo hay dos opciones: Te aman o no eres importante y te hacen malas caras.
Digamos que a mí me tocó la segunda, no me odian pero tampoco tengo muchísimos amigos.
—Bueno, y tú a mí me... Das curiosidad —murmuró en mi oído después de inclinarse un poco a mí.
—¿Solo curiosidad? —sonreí de lado.
—Nada más —levantó las manos con inocencia.
—Claro.
Eso de "Solo curiosidad" ya no me lo creo.
Nos dirigimos a la calle de mi residencia. Las luces y decoraciones de navidad daban brillo a las casas, varias apenas tenían luces en las ventanas mientras que otras parecían como si fueras al mismo Disney en estas épocas.
Niños y niñas corrían por la nieve y al parecer, estaban haciendo una guerra de "quien lanza más bolas de nieve". No entiendo de dónde sacaban tanta energía, la verdad.
Al paso de unos minutos llegamos a mi casa, todo el jardín principal lleno de esa blanca nieve. Toque la puerta unas dos veces esperando que mi madre abriera. Mis labios se movían diciendo en un susurro "No hagas nada estúpido" a Hades.
Las comisuras de sus labios se levantaron, asintiendo—. Seguro.
¿Por qué no le había dicho que se fuera? Ahora mi mamá me hará mil y un preguntas sobre el.
Cuando mi puño iba a palmar por tercera vez la puerta, se abrió. De inmediato la mirada de mi madre fue de mi hacia Hades, el le dio una pequeña sonrisa y saludo.
—Buenas noches, señorita —estiró su mano.
¿Señorita...?
Bueno, mi mamá no se ve tan vieja tampoco, tiene 36; si, me lleva solo 18 años.
Mi mamá le mostró una sonrisa cálida, acomodo sus lentes que usa cuando hace un boceto para su marca y estrecho su mano—. Tú debes ser Hades. Estela ha hablado varias veces de ti.
No puede ser.
Abrí mis ojos, mirándola tratando de verme discreta, ella me devolvió la mirada divertida. Lo menos que quería ver ahora era la expresión burlona que debería de portar Hades en este momento.
—Ah, eso es...interesante —expreso conteniendo una carcajada.
Trágame tierra y escupeme en Narnia.
Si, lo mencioné, pero era solo una queja. No era para tanto.
Casque mis dientes entre sí, dando un paso y entrar a la casa antes de que mi mamá dijera otra cosa.
—Hades debe irse a su casa y yo estoy cansada, quiero dormir así que, ¡Buenas noches! —fingí una sonrisa, cuando casi cerré la puerta mi madre me detuvo.
La castaña a mi lado cambio la expresión a una de entrecejo arrugado—. ¿Seguro? ¿No quieres algo de tomar? Allá afuera hace frío, tengo chocolate caliente, café, té —todo lo que dijo fue dirigiéndose a el.
El pelinegro dudó—. Al parecer a su hija no le caigo bien, prefiero irme. —Evitando a toda costa su iris, me dispuse a mirar el suelo.
Gracias.
—Te agradezco por acompañar a Estela. Buenas noches. —Hizo un ademán con su mano de adiós.
—Buenas noches. —se inclinó sobre uno de sus pies, acercándose más a mí y bajo un poco, quedando a mi estatura—. Buenas noches, francesita. —Me dedico la última mirada antes de voltearse y caminar hasta esfumarse por la oscuridad donde no llegaban las luces.
Suspirando cerré la puerta, con delicadeza de que no se cayera el aro navideño que yacía allí. Sin mirar de reojo sentí la atención de mamá sobre mi, y ahí viene la pregunta que esperaba:
—¿"Francesita"? —una de sus cejas yacía arqueada.
Tome una bocanada de aire que deje escapar lentamente—. Así me dice. También Estrella, Francesa dramática, boni... Y otros apodos patéticos —explique con molestia en mi tono, evitando el "bonita".
—¿Patéticos? Si están muy bonitos, Adelaine.
Camino para la mesa del comedor, cuando me voltee para seguirla me di cuenta que el desayunador estaba cubierto con telas de diferentes colores.
—¿Estas diseñando una nueva colección para invierno? —cuestioné.
—No me cambies el tema, cielo —se rió por lo bajo a la vez que se sentaba en una silla y tomaba un lápiz para empezar un boceto.
Apreté mis labios y lleve una mano a mi pecho, de nuevo ese pequeño dolor se extendía allí, solo que no me había quejado.
Ella siempre me preguntaba si me estaba relacionando con alguien, ya sea chico o chica. Dice que conocer personas nuevas y crear lazos con ellas sería algo bueno para mí.
Más personas entran a tu vida, más personas pueden hacerte daño.
—Lo conocí hace unos meses —seguí con la conversación—. Se llama Hades Edevane, estudia en la misma preparatoria que yo y tiene 18.
—¿Por qué te cae mal?
Bufé—. No me cae mal, solamente somos como...dos polos opuestos, tenemos pensamientos diferentes —me excuse.
—Bueno, a mi me cae bien —sonrió un poco.
—¡Sólo porque no te trato como una señora! —contuve una risa.
—Se ve buen chico. Estela, no todos los hombres son una basura.
Eso cayó como algo amargo a mi garganta.
Sabía que no todos eran malos. Sabía que habían buenos chicos, pero la mayoría al final, falla.
Mordí mi labio inferior—. Es lindo, pero seguramente es...solo eso.
Hizo un mohín con desconfianza, alzando su mirada—. Si llevas meses conociéndolo entonces debes saber cómo es.
—¿Quién sabe si solo me ha enseñado la faceta que quiere que yo vea?
—Considera contarle esto a la psicóloga, es bueno que te estés relacionando con personas nuevas. —Tomo un hilo y una aguja, metiendo el hilo en ese pequeño orificio como si fuera lo más fácil del mundo.
—Mhm.
El dolor se hizo más fuerte.
Y en ese momento sentí como mi respiración fallaba, sin embargo no se sentía como si fuera un ataque de ansiedad.
Me apresure a la cocina para tomar un vaso con agua, escuché la voz de mi madre desde el comedor pero no pude identificar que decía realmente. Ella apareció en la cocina con expresión preocupada, a unos dos metros y se movió rápido a medir mi temperatura con un termómetro.
Inhala. Exhala. Inhala. Exhala.
Trate de hacer uno de esos ejercicios que calman mis ataques.
Pero no funciono.
—Respira, respira. Solo es ansiedad —trato mi madre de calmarme, el termómetro sonó luego de unos minutos y lo quito.
—Yo no creo que sea un ataque —balbucee con rapidez.
Mi ansiedad se siente tal y como si me estuviera asfixiando. Como si tuviera una cuerda en mi cuello que cada vez se apretaba más y más. Como si fuera a morir.
Y esto se siente diferente.
—Esta bien tu temperatura... —murmuró mirando el termómetro—. ¿Te duele el cuerpo, Estela?
Negué.
—Solo el pecho. Solo que hace...unas semanas siento mi cuerpo cansado cuando no he hecho nada.
Intente pasar agua por mi garganta pero tenía miedo. ¿Y si cuando tomará agua me ahogaba?
Ahora mi madre tomo una de mis muñecas, midiendo mi pulso, el cual pronto dijo que estaba muy acelerado. No sentía la necesidad de llorar, normalmente cuando mi respiración falla siento que tengo que llorar, dejarlo todo, como si así fuera a parar.
No sabría cómo explicar con exactitud ese dolor, era una presión que se sentía vacía, sin nada que lo llenará y a la vez ardiente muy difícil de apagar.
Hace unos meses que siento un cansancio diferente al mental.
Tome asiento en el suelo y empecé a llorar por alguna razón. Miedo. Las finas lágrimas recorrían mis mejillas y morían en mis labios, permitiéndome probar lo saladas que eran. Mi corazón bombeaba con rapidez en mi pecho, desesperado, sentí como llegaba al borde.
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¡Holaaa! Gracias por esperar actualizacion, estoy en vacaciones así que probablemente habrá doble capítulo desde la próxima semana. ❤️
¿Como están?
¿Que les pareció el capítulo?
¡Gracias por las 30k lecturas! Ustedes, lectorxs, son lo mejor. <3
Tengo una ilustración de Hades y Estela que fue hecha por @/ hey._.zoath (ig), ella hizo arte. ❤️
Se ven tan lindos y tiernos😭, ¿Que les pareció?
Bueno, nos leemos la próxima semana. Recuerden votar y si quieren, dejar su comentario. ♡