Tú, Yo y El Mal

By MabelPazAvalos

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Dicen que todos tienen un hilo rojo conectado con otra persona. Bueno, pues yo creo que mi hilo es más bien d... More

PRÓLOGO
• CAPÍTULO 1 •
• CAPÍTULO 2 •
• CAPÍTULO 3 •
• CAPÍTULO 4 •
• CAPÍTULO 5 •
• CAPÍTULO 6 •
• CAPÍTULO 7 •
• CAPÍTULO 8 •
• CAPÍTULO 9 •
• CAPÍTULO 10 •
• CAPÍTULO 11 •
• CAPÍTULO 12 •
• CAPÍTULO 13 •
• CAPÍTULO 14 •
• CAPÍTULO 15 •
• CAPÌTULO 16 •
• CAPÍTULO 17 •
• CAPÍTULO 18 •
• CAPÍTULO 19 •
• CAPÍTULO 20 •
• CAPÍTULO 21 •
• CAPÍTULO 22 •
• CAPÍTULO 23 •
• CAPÍTULO 24 •
• CAPÍTULO 25 •
• CAPÍTULO 26 •
• CAPÍTULO 27 •
• CAPÍTULO 28 •
• CAPÍTULO 29 •
• CAPÍTULO 30 •
• CAPÍTULO 31 •
• CAPÍTULO 32 •
• CAPÍTULO 33 •
• CAPÍTULO 34 •
• CAPÍTULO 35 •
• CAPÍTULO 36 •
• CAPÍTULO 37 •
• CAPÍTULO 38 •
Liam Davis
• CAPÍTULO 39 •
• CAPÍTULO 40 •
• CAPÍTULO 41 •
• CAPÍTULO 42 •
• CAPÍTULO 43 •
Hermes Sevilla
• CAPÍTULO 44 •
• CAPÍTULO 45 •
• CAPÍTULO 46 •
• CAPÍTULO 47 •
• CAPÍTULO 48 •
• CAPÍTULO 49 •
• CAPÍTULO 50 •
• CAPÍTULO 51 •
• CAPÍTULO 52 •
Antonella Pasquarelli
Maxon Lee
Bratt Smith
• CAPÍTULO 53 •
• CAPÍTULO 54 •
• CAPÍTULO 55 •
• CAPÍTULO 56 •
• CAPÍTULO 57 •
• CAPÍTULO 58 •
• CAPÍTULO 59 •
• CAPÍTULO 60 •
• CAPÍTULO 61 •
• CAPÍTULO 62 •
Liam Davis
• CAPÍTULO 63 •
• CAPÍTULO 64 •
• CAPÍTULO 65 •
Bratt Smith
• CAPÍTULO 66 •
• CAPÍTULO 67 •
• CAPÍTULO 68 •
• CAPÍTULO 69 •
• CAPÍTULO 70 •
Lily Brooks
Lily Brooks
Lily Brooks
• CAPÍTULO 71 •
• CAPÍTULO 72 •
• CAPÍTULO 73 •
• CAPÍTULO 74 •
• CAPÍTULO 75 •
• CAPÍTULO 76 •
• CAPÍTULO 77 •
• CAPÍTULO 78 •
• CAPÍTULO 79 •
• CAPÍTULO 80 •
• CAPÍTULO 81 •
• CAPÍTULO 82•
• CAPÍTULO 83 •
• CAPÍTULO 84 •
• CAPÍTULO 85 •
• CAPÍTULO 86 •
• CAPÍTULO 87 •
• CAPÍTULO 88 •
• CAPÍTULO 89 •
• CAPÍTULO 90 •
• CAPÍTULO 91 •
• CAPÍTULO 92 •
• CAPÍTULO 93 •
• CAPÍTULO 94 •
• CAPÍTULO 95 •
• CAPÍTULO 96 •
• CAPÍTULO 97 •
• CAPÍTULO 98 •
REPORTAJE POLICIAL
MARILIA

FINAL

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By MabelPazAvalos


Narrador Omnisciente

Los brazos del General cubrían el cuerpo de la castaña que estaba todavía ida en sus pensamientos.
Harry había salvado a Karol, pero lo que él no sabía era que ella ya no quería ser salvada.

Mientras que él le susurraba cosas al oído como siempre lo había hecho a lo largo de sus vidas para tranquilizarla, ella ya no podía escuchar nada.
Al percatarse de eso el General tomó del rostro al amor de su vida y le rogaba que reaccionara.

Los agentes del FBI arrestaban a los hombres que habían estado abusando de la castaña, nadie había tenido la autorización de matar a nadie pero cuando Harry vió los videos que se habían filtrado donde la estaban torturando y violando, decidió que no quería que ninguno de ellos siguiera vivo aunque su trabajo estuviera en riesgo. Por eso mató a todos los que estaban cerca de ella, a todos los que la estaban lastimando en ese instante.

Karol por otro lado no hacía nada, estaba muerta del miedo por todo lo que había pasado que no le quedó de otra más que dejarse abrazar por el pelinegro aunque ella no quisiera. Ella lo único que quería era que la dejasen en paz, que ya no la tocaran, que ya no la lastimaran.

Entonces, los pensamientos de querer morirse le dieron las fuerzas suficientes para empujar a Harry y salir corriendo. Todos pensaron que iría a la salida, estaban preparados para impedirlo. Sin embargo, ella no fue a la puerta. Karol lo que hizo fue esquivar a un oficial, abrir una ventana y lanzarse desde el piso más alto.

O bueno, ella era lo que deseaba, pues el General Harry corrió tras ella y le impidió que se suicidara de esa manera.

Karol se agarró a llorar descontroladamente y comenzó a patalear y golpear a Moore gritándole que la dejase en paz, que la dejase morir y que no quería seguir con esto.

—Cariño, estoy aquí para apoyarte en todo. Mi amor estás a salvo conmigo, no dejaré que nadie más te toque.

Sus palabras no lograron controlarla, pero ella ya había entendido que su fin había llegado.
Se quedó rígida en los brazos de ese hombre y dejó que el tiempo pasara a su alrededor.
Él le puso una sudadera, le colocó unos pantalones cómodos para que no estuviera desnuda.
Harry le hablaba, pero ella no contestaba.

»Me llevarán a un manicomio, seguiré viva«
Se repetía en su mente. »No, no quiero«

Un agente caminó a ellos después de que todo se tranquilizó ahí, le susurró al General de que estaban en persecución de Carlo Brooks y cuando Karol escuchó su nombre todo su cuerpo se puso alerta; le tenía mucho miedo.

Después le pasaron las esposas a Harry, sin embargo no las aceptó y se rehusó a ponérselas a la castaña.
Claro que el general todavía no había visto las cabezas de sus hijos pues el criminal Brooks se había desecho de ellas.

Pasó media hora, seguía abrazando a Karol para cuando la metieron a una camioneta blindada y aunque Harry les daba órdenes a los demás oficiales, no quería apartarse de su lado.

Fue un largo camino el que hizo la castaña.
Al percatarse de lo que pasaba a su alrededor se dio cuenta de que había tenido un transe mental que la había bloqueado por completo.
Estaba en una habitación blanca, el único que estaba ahí era Harry y había un gran cristal. Ella sabía que habían personas mirando del otro lado.
Entonces se dio cuenta de que no sólo estaba el general, sino que había otra persona frente a ella.

—Karol, ¿estás aquí? —le repetía aquel hombre vestido de blanco, ¿en qué momento ella había llegado a ese sitio? ¿Quién era ese hombre? ¿Dónde estaba? ¿Qué ciudad era? ¿Cuánto tiempo había pasado para que volviera a reaccionar?

—Si —fueron sus primeras palabras después de cinco horas donde Harry había sufrido por su falta de concentración, él sabía que ella no estaba bien y lo entendía, lo que le había pasado había sido muy traumático.

—Karol soy el doctor...

—No —susurró, volviendo a desviar la mirada a la pared como lo había estado haciendo todas estas horas—. Doctores no.

—Es necesario hacerte unos análisis para...

—No —volvió a decir, pero luego el doctor dijo algo que le puso los pelos de punta.

—Probablemente esté embarazada.

»Embarazada de violaciones« pensó, y de nuevo se echó a llorar muy vulnerable.
Ella no se acuerda, pero después de eso tuvieron que inyectarle un sedante porque comenzó a querer golpearse contra la pared.
Había enloquecido y no metafóricamente, sino de verdad.

Harry esperaba afuera del consultorio, ella no era la única destrozada en ese instante, Harry rogaba porque encontrasen al infeliz de Carlo Brooks para meterle un tiro en la cabeza aunque eso estuviera fuera de las normas de la policía.
Ya se había metido en muchos líos por haberles disparado en la cabeza a esos hombres, pero deseaba volverlos a ver para terminar con ellos.

La madre de Moore, algo desconcertada lo abrazó para consolarlo. Estaba hecho furia, pero lo que más le sorprendió de su enojo era que se preguntaba: »¿Dónde rayos estaba su esposo y por qué no impidió eso?«

Lo cierto era que no sólo él se hacía esa pregunta.
En la mansión de Ruggero estaban todos reunidos preguntándose en dónde mierdas estaría Pasquarelli y por qué no había aparecido con sus hijas. Los únicos que habían llegado eran ellas con los chicos diciendo que de repente se les había desaparecido y que no sabían dónde podía estar.

Carlo Brooks no le había enviado el video a nadie, preferiría haberle enviado muchos de golpe después de que pasara una semana pero no fue así porque la policía se infiltró por sus operadores y los vio.
Ruggero no sabía dónde estaba Karol, y nadie sabía dónde estaba Ruggero.

»Voy a matarlo cuando lo vea« se decía Hermes una y otra vez preguntándose por su hermana sabiendo que él la habían abandonado en una ciudad tan peligrosa para poner a sus hijas a salvo.
Simón era el confidente de él.

»No puedo ir a buscarte hermana, lo siento tanto« Hermes estaba entusiasmado por volver a ver a sus hijos después de tanto tiempo, y, si le dieran a escoger entre ella o ellos, claramente escogería a aquellos pequeños consentidos.
Él necesitaba estar bien, y si iba a rescatarla era muy probable de que iba a morir.

Por otra parte, nadie le había contado nada a Bratt.
Era su mejor amiga, había perdido a su novia y si le daban la noticia de que estaba desaparecida probablemente volvería a recaer en la depresión que estaba apunto de salir.
Maxon era quien se encargaba de él, de medicarlo, bañarlo y de atenderlo porque Bratt lo que necesitaba era un fiel amigo.

—General Harry —viajando nuevamente a la ciudad de San Francisco, al hospital, el ginecólogo había salido de la habitación de Karol quien seguía sedada y con una sonda que la alimentaba porque estaba muy deshidratada y desnutrida.

—Doctor.

—Los análisis dicen que la paciente ha tenido un aborto espontáneo

—Oh mierda...

—Le seré muy sincero —el doctor miró a la madre del General preguntándose si era correcto decir algo tan sensible delante de ella, mas sin embargo volvió a hablar—. Tiene muchas fracturas en sus partes íntimas, la desgarraron por dentro de todas las maneras crueles que se podrá imaginar sin hablar de la cantidad de golpes que tiene.

—Maldita sea.

—No estoy muy seguro de cuando fue su aborto, necesitaría hacerle más análisis para darle una respuesta concreta. Lo que sí le puedo afirmar es que... esa joven está muerta. —las lágrimas de Harry comenzaron a escurrirse. »No, por favor no...« se decía a sí mismo—. Su mente... su cabeza, bueno, la estuve examinando al llegar y es como si estuviera en otro sitio. La señorita no reacciona, no sabe lo que hace.

—¿Hay manera de curarla? —él negó lentamente—. Hay muchos tratamientos pero, lo que ha vivido ha sido muy traumático y por lo que me cuenta de sus anteriores sucesos en la celda de un mafioso, bueno, todo se le ha venido y ha tenido un colapso mental.

»Ruggero Pasquarelli se la arrebataba de sus brazos y, ¿esa era la manera de cuidarla?«
Harry moría ahora más que nada por atraparlo y castigarlo de la peor manera por haberle causado esto al amor de su vida.

Fue ahí donde tomó el teléfono celular e hizo una estupidez que probablemente haría que lo corriesen de su puesto.

~~~~~

La imagen de Ruggero y de Carlo Brooks estaba por todo el mundo. Ahora no sólo en los Estados Unidos, sino que había puesto mundialmente a buscarlos con una suma de 25 millones de dólares a cualquiera que les brindara información.

El mundo estaba vuelto loco, ¡25 millones de dólares por información de ellos! Ninguno de los dos tenía escapatoria, así como Harry no la tuvo cuando lo mandaron a citar del congreso de superiores para reprenderlo por semejante tontería. Pero lo hecho hecho estaba, ahora no sólo la policía los buscaría, sino toda la ciudadanía e incluso sus aliados les darían la espalda con tal de cobrar aquella recompensa.

Karol despertó del sedante. Las vivas imágenes de lo que le había pasado seguían rondando por su cabeza.
No tenía fuerzas para moverse, no quería hacerlo.

Cerraba los ojos y recordaba la mirada del amor de su vida unos días antes de que la dejara.
Y aunque ella ya no quería atormentarse, su cerebro era traicionero y seguía repitiendo la escena una y otra vez.

Miró a sus alrededores. Un espejo igualito al que había visto hace unas horas estaba alado, seguro que si apagaba la luz podía ver las personas que estaban ahí detrás.
»¿Y si ahí estaba Carlo Brooks? ¿Y si me quería hacer daño de vuelta?« pensó.

Su corazón comenzó a alterarse al acordarse de su risa, de las órdenes que daba para que le hicieran daño y el pitido de los aparatos a sus lados comenzaron a sonar con fuerza provocando que ella se asustara mucho más.

—¡Sáquenme de aquí! ¡Él está ahí! ¡Sáquenme de aquí por favor! —No se había dado cuenta, pero ya estaba de pie golpeando la puerta con fuerza.

Volvió a mirar la ventana y se imaginó como Carlo y sus hombres la rodeaban para lastimarla de nuevo.
Entonces, se abrazó con fuerza y se dejó caer al piso llorando y deseando desaparecer de ese lugar.

—¡Déjame en paz! —gritaba la chica aterrorizada y apunto de hacerse en los pantalones—. ¡Déjame en paz no sabes con quien te metes!

»¿No sé con quién me meto? No eras más que una maldita niña abandonada« ella juraba escuchar la voz de los hombres, pero todo era origen de su imaginación.

Una pequeña alarma sonó en el hospital y Harry no dudó en ir corriendo a ver a su amada que, al verla tirada y gritando como si le arrancasen el corazón, sintió demasiada furia por todo aquel que le había hecho daño.

Se puso de rodillas y temía que rechazara sus brazos pero a fin de cuentas ella se dejó y se aferró a su cuello.

»Tan inofensiva, tan pequeñita, mi pobre amor la está pasando muy mal. Necesito hacer algo para ayudarla y protegerla«

—Harry —el chico se estremeció al escuchar su nombre después de mucho tiempo por los labios de aquella mujer.

—¿Si mi vida?

—Harry maté a tus hijos —la piel del joven se heló, ¿qué ella había hecho qué cosa? ¿Y por qué no sintió compasión por los que llevaban su apellido?—. Véngate por favor, véngate y mátame a mi.

Harry lo dudó. Era una noticia que le habían dado muy de golpe y lo tenía que procesar todavía.
Tras varios minutos no logró formular bien la respuesta y vio que unos doctores aprovecharon que estaba en sus brazos para volverla a sedar.

Este salió una vez que la acostaron de nuevo.

»¿Mis hijos están muertos? Debe de estar bromeando, está delirando tal vez, ahora no tiene buen uso de razón«

—¡General Moore! —y los problemas para él ya habían llegado—. ¿¡Qué mierda acaba de hacer!? ¡Esa mujer debería de estar en la prisión de Washington ahora mismo! ¡No siendo atendida en un hospital!

Era su superior. Era un viejo cascarrabias que aparecía una vez cada que se le apetecía porque Harry hacía algo mal.

—La joven no será trasladada a una prisión, será trasladada a un centro de rehabilitación mental. Los resultados de sus análisis dicen que está mal de sus facultades mentales y es mi deber como...

—¡Como nada! Aquí los dos sabemos que no está ejerciendo bien su trabajo y que se ha enamorado de una maldita puta.

—No le voy a permitir que le falte al respeto de esa manera.

—No me contradiga —el viejo lo reta—. Para ejercer el puesto que usted tiene debe de tener mano dura con los criminales y el haberse enamorado de una criminal viola todas las normas del lugar.
No le había querido decir nada porque había conseguido que se nos aliara, pero su falta de intelectos provocó que se le escapase y nos traicionase. Usted no es digno para ser General y si no traslada ya mismo a la joven me veré obligado a removerlo de su puesto.

—Lo siento señor, no me moveré de aquí hasta que los doctores me lo indiquen.

—¡Pero se está metiendo en muchos problemas! ¿¡Acaso no lo ve!? ¡Supérela! ¡Esa criminal ha escogido a otro para que la desposara, no a usted!

—¿Ah, si? Ese infeliz la ha manipulado mentalmente desde que se conocieron. Dígame señor, ¿dónde está ese maldito ahora mismo cuando su esposa más lo necesita? Ese matrimonio es irreal.

—Pues voltéate y dime si soy un fantasma.

El tiempo se detuvo por unos pequeños segundos al escuchar la voz detrás de él.
Tragó saliva y, al voltearse para encararlo fue una bala la que estrelló contra el pecho de aquel cascarrabias.

Harry sacó su pistola y apuntó a aquel hombre que había violado toda la seguridad del hospital para meterse. Y era cierto, Ruggero había matado a la gran mayoría de todo el lugar.

¿Qué hacía aquí? ¿Por qué ahora? ¿Por qué la dejó sola? ¿Cómo los había encontrado? ¿Él estaba solo? ¿Habían más de su parte?

No. Ruggero no venía con más personas, era él sólo contra todos los demás.

—Dónde está mi mujer, Harry.

—Ella no es tu mujer.

—Dime dónde mierda está mi mujer y por qué está en un hospital.

—¿Qué acaso no te enteraste? —la risa del oficial hizo que el de rulos se enfureciera. Sin embargo, no lo podía matar, no ahora, porque necesitaba información y dado de que ha matado a casi todo el hospital él era el único que lo podía ayudar.

—Dónde está.

—No te lo diré —el silencio entre ambos era demasiado, Harry tomó las riendas para volver a hablar—. ¿Dónde estabas?

»Como si debería de darte explicaciones« pensó el de rulos.

—No es de tu incumbencia.

—Claro que lo es. Te llevaste a mi mujer y dejaste que docenas de criminales la violasen.

La piel del de ojos castaños se estremeció.
¿Violarla? ¿Alguien la había tocado? ¿Por eso estaban en el hospital?
»Debe de estar jugando con mi paciencia«
Y aunque se negaba a creerlo, no pudo evitar sentir un malestar en su cuerpo.

Él la había dejado por sus hijas, pero él había reaccionado y había vuelto tras ella. Sin embargo lo único que habían eran cristales rotos y dos cuerpos de dos niños en el piso.
Tardó mucho en localizarla, no tenía radios ni la computadora porque se le habían ido en la mochila de sus hijas. No fue hasta que vió a su mujer en una pantalla de la ciudad donde estaba siendo transportada a este hospital y decidió arriesgarse con tal de estar juntos de nuevo.

Harry comprendió su silencio como informante de que no sabía nada. Así que lentamente sacó su móvil y dolorosamente se lo aventó pues, ahora no se trataba de ser dos enemigos, sino dos hombres enamorados de la misma mujer.

"Mira Ruggero, ¿te gusta lo que ves...? Es una mujer muy hermosa, debería de grabar más de cerca ¿No crees?" —el chico no sabía cómo había resistido ver tres minutos de aquella grabación.

El pecho le dolía, las horribles imágenes de un video siendo grabado para él era desgarrador.
Era su esposa, su mujer, su vida entera y si no la hubiera dejado sola no estaría en esta situación.

»Mi bebita...« pensó »No puede ser«

Ruggero se negaba a verse vulnerable ante el sujeto que todavía lo apuntaba pero le destrozaba saber que su mujer estaba dañada nuevamente.

»Prometí que no le haría daño y, la he defraudado«

Entonces, un fuerte estruendo se escuchó seguido de un grito traumático. Ambos sabían que era la voz de Karol, pero ninguno se movió hasta que un cristal se rompió seguido de varios gritos pero esta vez no de ella, sino de varias personas.

A ambos les valió por completo que se estaban amenazando con las armas, salieron corriendo, Ruggero detrás de él porque no sabía de dónde había venido el grito y cuando Harry abrió la puerta, ambos presenciaron como un enfermero los miró y, acto seguido, cayó al piso porque en el cuello tenía una jeringa con tranquilizante.
Al levantar la vista, quedaron horrorizados. Todo el lugar estaba en total desastre, aquel vidrio fue traspasado por un aparato médico y los doctores que vigilaban allá adentro estaban muertos.
¿Cómo? No sabían, pero la pequeña causante estaba con un bisturí en la mano apuntando a una pared a causa de las alucinaciones.

»Mi reina...« Pensó Ruggero al verla.

—¡Yo no te hice nada! ¡Déjame! ¡Diles que se alejen! ¡Yo no te hice nada por favor ya los he matado como me lo has pedido!

—Pequeña...

—Mi reina...

La chica volteó a verlo. El corazón de Harry se hizo pequeño al ver que ella solamente lo miraba a él.

Por un momento creyó que se aventaría a sus brazos para que la consolara, sin embargo, lo único que hizo ella fue lánzale el bisturí que afortunadamente esquivó.

—¿¡Y tus hijas!? ¡Vete con ellas! ¡Seguro que necesitan de papi para que las consuele! ¡Ah, perdón, se me olvida que su verdadero papi me lastimó a mi!

—Mi reina escúchame...

—No quiero escucharte, no quiero escuchar a ninguno de los tres.

»¿cuáles tres?«

—Aquí no hay otra persona Karol.

—Shh —lo calla Harry—. Ven aquí y suelta el otro bisturí mi pequeña, ven aquí que no dejaré que ese sujeto te haga daño.

—Me da miedo —lloriquea como una niña inofensiva—. Me da mucho miedo Harry, tú puedes hacer que se vaya de aquí con sus hombres, no quiero verlo.

Las alucinaciones de Karol la estaban atormentando.

—Si, ya mismo ordeno por la radio que los arresten.

—Por favor.

Ruggero admiró como Karol bajó la guardia, pero no el bisturí. Después, caminó hacia ellos y pensó: »¿de verdad se dejará abrazar por él?«

—Aléjate de ella Moore.

—Ya viste a quien ha escogido.

—Es mi esposa.

—La abandonaste.

—Es ¡mi! ¡Esposa!

—¡La abandonaste!

—¡Y tú le mentiste pero de eso no hablamos!

—Acéptalo Ruggero Pasquarelli. Jamás debiste alejarla de mi lado, yo si la hubiera protegido y hubiera visto por su bien.

En cierta parte Ruggero sabía que tenía razón. Si la hubiera dejado con Harry, todo esto nunca hubiera pasado. Le dolía mucho pensar en aquello. Todavía no podía procesar todo lo que le había sucedido cuando se le desapareció, pero lo que sí es que por su mente sólo pasaba una cosa. "Muerte a Carlo Brooks".

Lamentablemente la única persona que le podía ayudar estaba parado frente a él y resultaba también ser su enemigo.

El General pensaba exactamente lo mismo, "alianza para vengar a la mujer de ambos".

—¿Y Karol?

—¡La perdiste puto Harry!

—¡Me distrajiste!

Ruggero no se detuvo a discutir y salió corriendo tras su mujer que, a plena vista no se veía por donde había salido.


Desorientada, descalza y con un arma quirúrgica en la mano Karol estaba corriendo escaleras arriba hasta la azotea. Las alucinaciones del hombre que la había lastimado se reflejaba a su lado atormentando su existencia y gritándole que se lanzara desde ahí, eran 15 pisos.

—¡Déjame en paz! ¡Yo no te he hecho nada! —corría, corría con velocidad tratando de alejarse de su alucinación pero ella sentía que la estaba siguiendo—. ¡Yo no te hice nada! ¡Llévate a las niñas! ¡Están en Virginia!

»No las quiero a ellas, te quiero a ti« las palabras imaginarias hacían que ella sudara y temblara del miedo.
Siguió corriendo hasta que ya no había nada más que el vacío.

Ruggero tomó la delantera contra Harry, pero se quedó nuevamente helado al ver a su mujer viendo el precipicio.

—¡Karol no!

—¡Karol!

Pero fue demasiado tarde, cuando ella volteó a verlos fue suficiente para lanzarse desde ahí.

Ambos se quedaron petrificados incapaz de razonar que se había aventado.

Lo que no sabían es que ella había caído en un inflable decorativo del lugar el cual se rompió apenas aterrizó pero no le causó daño.

La chica siguió corriendo de aquel hombre de su cabeza. Tenía miedo, estaba desorientada y llorando de la desesperación por aquellas visiones tan verdaderas.

Harry se asomó para verla desde allá arriba y dio gracias a Dios de que seguía con vida.

—¡Llama a tu gente! ¡Que vayan por ella!

—Si les hablo la querrán arrestar y llevársela a una cárcel. Creo que me han despedido.

—¡Eres un imbécil!

—¡Llama tú a tu gente!

Fueron pocos los minutos que tardaron hasta que bajaron por las escaleras de incendios, pero no la veían.
Ruggero al ver un teléfono en la calle se apresuró a marcar, Hermes estaba a la otra línea.

—¡Eres un hijo de puta!

—Ya has visto los videos supongo.

—¡Te mataré! ¡Te mataré Ruggero aunque sea lo último que haga en mi vida!

—Hermes, ahora no es momento para eso. Karol está perdida de nuevo y no... no está bien. ¿Recuerdas el trabajo que les hiciste a aquellas personas aquí en San Francisco para...?

—Si.

—Es hora de cobrar el favor.

—Les he dado la orden desde hace mucho de que me traigan a mi hermana para acá. No quiero que te le acerques maldito imbécil, eres un...

Colgó.

—¿Qué te ha dicho?

—Que la ayuda ya está en camino.

Respondió el chico de rulos sin más.
Ruggero moría de los nervios, necesitaba urgentemente encontrar a su mujer ahora mismo. Debía de rescatarla y pedirle perdón por todas las cosas que había hecho, pero al mismo tiempo tenía miedo de que lo suyo hubiera llegado a su fin.

El celular del General sonó, era su hermano que le había dicho que había visto a una mujer muy parecida a su ángel guardián entrar a un edificio abandonado. ¿Es que aquí hay muchos edificios abandonos o qué?

Los nuevos aliados para esta situación se montaron en la patrulla de policía y no tardaron mucho en llegar ahí. Por desgracia, al entrar al lugar se encontraron con el cuerpo sin vida de Mason Moore a causa del bisturí encajado en el cuello.

—Karol, ¿mató a tu hermano?

—Ellos eran amigos —susurró muriéndose de miedo.

No sólo él temía por su vida, Ruggero sabía que si Karol había sido capas de matar a un amigo como Mason que la ayudó mucho era muy probable que con ellos no tendría piedad.
Sin embargo se armaron de valor y rebuscaron por cada rincón del sitio hasta llegar a uno de los últimos pisos y escucharla lloriquear con mucho miedo.

Lo que Harry no esperaba era que Ruggero lo traicionara y le cerrara la puerta de cristal grueso frente a sus narices y atorara la manija con la silla.

—¡Maldito infeliz! ¡Déjame entrar! —él lo ignoró—. ¡Eres un hijo de puta! ¡Aléjate de ella!

Comenzó a disparar para que se rompiera el cristal, pero no sucedió nada.

Ruggero caminó lentamente hacia la castaña que estaba hecha bolita en un rincón.
La mirada que esta le lanzó hizo que se quedara congelado.

—¿Qué haces aquí? No quiero verte.

—Amor...

—¡Me abandonaste!

—Amor volví por ti pero ya no estabas.

—Me traicionaste.

—Estuve buscándote pero era difícil porque también yo estaba siendo buscado.

—Me rompiste el corazón —susurró apenas audible para los oídos de él—. Ruggero, ¿por qué has hecho que te quiera para que me rompas el corazón? ¿Por qué los hombres son así conmigo? ¿Qué es lo que hago mal?

—No haces nada mal mi vida, yo te amo.

Los ojos verdes de la chica derramaron más lágrimas al escuchar aquella frase.
"Te amo". Parecía patético ahora que lo escuchaba bien.

—Yo también te amo —volvió a susurrar—. Debes salir de aquí.

—Eso haré, pero vienes conmigo.

—No —tragó saliva, vio por un momento a Harry detrás del cristal y después volvió a fijar los ojos en su marido—. Yo no puedo salir de aquí porque él me encontrará.

—¿Harry? No cariño, él no te hará daño.

Ella negó sin dejar de llorar. Nadie la comprendía.

—El sujeto malo con sus empleados malos —ahora lo entendía todo, es por eso que la veía susurrar, porque no quería que sus alucinaciones la encontrasen.

Ruggero en ese momento quiso arrodillarse y llorar con ella, pero debía de ser valiente si quería sacarla de esta situación.
Lentamente comenzó a acercarse a ella de nuevo.

—Te protegeré. Soy más fuerte que él.

—No, no entiendes, él está en todas partes.

—Ven conmigo mi amor.

—Vete Ruggero, debes de proteger a tus asquerosas hijas de que no les hagan lo mismo que a mi.

—Ellas están bien, eres tú la que me necesita. Vamos a salir.

Su risa le puso los pelos de punta, ¿por qué reía con cinismo en estos momentos?

—Yo ya no tengo razones para salir de aquí. —al escuchar eso, el de ojos castaños se arrodilló frente a ella y lentamente le tomó las mejillas con ambas manos para verle los ojos. Estaban tan dilatados que era imposible verle el color verde—. Quiero quedarme.

—Te quedarás conmigo.

—No. Quiero quedarme aquí. Por favor vete Ruggero y salva a tus hijas de ese asqueroso hombre.

—Te salvaré a ti.

—Las prefieres a ellas.

—Te prefiero a ti —y era verdad, Ruggero había sentido tantas emociones después de verla en este estado que se negaba a dejarla sola de nuevo. Jamás se lo perdonaría.

—Es tarde.

—No es tarde.

—La policía viene, es tarde.

—Nadie viene.

—He matado a Mason —se muerde el labio, sus ojos van de nuevo a Harry que la mira totalmente triste y comienza a querer abrir de nuevo la puerta a golpes por falta de balas—. Está sufriendo por la muerte de su hermano, ¿verdad? Y por la muerte de sus hijos.

—Harry no me interesa, tampoco debería de interesarte a ti. Vamos a salir de aquí tú y yo juntos.

Los ojos de la chica volvieron a fijarse en los de él.
Sus ojos derramaron más lágrimas y seguía negando a sus palabras, Ruggero se estaba volviendo loco con aquella expresión suya.

Era como ver el vacío en sus ojos. Estaba perdida.

—Sigues sin entender —su pequeña mano le tocó la mejilla, los ojos de Pasquarelli comenzaron a humedecerse porque presentía que algo malo le diría—. Si dices amarme...

—No Karol, no lo digas.

—Si dices amarme por favor....

—Cierra la boca —lloriqueó el chico ante ella y tomó su mano para besarla—. No.

Es que ya no quiero sentir dolor —terminó de decir, el corazón de Pasquarelli volvió a romperse por dentro. Era incapaz de imaginar su vida lejos de ella y no lo iba a permitir—. Por favor...

Los golpes de Harry no dejaban que se concentrara.
»Quiere morir, no, no dejaré que se vaya de mi lado. No lo permitiré«

—¿No te importará dejarme solo aquí?

—No estás solo, tienes familia allá afuera y por eso debes de salir de aquí.
Yo ya no tengo a nadie esperándome con los brazos abiertos. Quiero irme. Él me encontrará.

Yo soy tu familia Karol.

—Por favor Ruggero.

Él cerró los ojos y negaba una y otra vez todavía sintiendo su pequeña mano sobre las suyas.

»Una mano...«

Se puso alerta cuando de repente sintió un peso menos en él.
Karol le había arrebatado la pistola y había quitado el seguro de esta.

Harry al percatarse de eso corrió por algo que pudiera utilizar para derribar la puerta, estaba desesperado.

Ruggero no quería arrebatársela, cualquier movimiento en seco y algo podría salir mal entre los dos.

—Lo siento tanto Ruggero. Pero sin tan sólo vivieras en mi mente por dos minutos sabrías todo lo que pasa por mi cabeza. Sé que estoy mal, las alucinaciones de los hombres de rojo que están alado de Harry no son reales pero parece que lo son.
Tú no lo ves, pero tengo la ropa llena de sangre, me veo sucia, me duele mucho mi parte íntima y la voz de mi cabeza no para de decirme que tire del gatillo.

—Karol, no te atrevas.

El cristal se quebró, Harry estaba por entrar.

—Soy una niña —las lágrimas de ambos no dejaban de quemar sus mejillas, Ruggero debía de impedirlo pero temía hacer un mal movimiento. Ella era muy buena con las armas—. No tengo papás, mi hermano tiene su vida hecha, mis amigos se tienen a ellos mismos y mi esposo...

—Tu esposo jamás te perdonará si te haces algo.

Ella sonrío de lado y, lentamente suspiró sin dejar de mirarlo fijamente.

—Lo siento tanto rulitos.

Princesa...

El disparo dejó a Ruggero petrificado.
Karol se había matado frente a él.

Rápidamente se lanzó a su cuerpo y la abrazó con tanta fuerza como si la quisiera meter dentro de su pecho para protegerla.
Lloraba de desesperación, el amor de su vida estaba muerta. Él permitió que eso pasara. Él la condenó a la muerte desde el primer día que la conoció. Él era el único causante de aquel suceso.

—¡Karol!

Ruggero no dejó que aquel hombre se acercara al cuerpo de su mujer.
Sin piedad tomó el arma de entre las manos de Karol y le dió tres disparos en el pecho que lo hicieron caer al piso ya muerto.

—No mi princesa. No. No estás muerta. Por favor no, esto no es real, ¡esto no es real! —pegó su cabello a sus labios y besó su cabeza. Las manos le temblaban, la culpa le llenó por completo y, entonces, sabía que esto era el fin también para él—. Me rehuso a verte muerta. Me rehuso. Y si hace falta ir al infierno por ti para traerte de vuelta, eso es lo que haré.

»Perdóname tanto Karol«

Pasos de personas se escuchaban.

»Perdóname tanto Karol pero no lo decía jugando cuando te decía que mi vida sin ti no tendría sentido«

Entonces, antes de que la policía llegara Ruggero abrazó muy fuerte el cuerpo de su mujer.

Lo último que escucharon los oficiales fue un disparo.

Los cuerpos de Ruggero y Karol estaban sobre un charco de sangre, él se había quitado la vida junto a su amada pero lo que les había sorprendido más era que su cuerpo no dejaba de abrazarla como si su alma dependiese de aquello.

Y así eran las cosas, desde el momento en que ambos se conocieron sabían en el fondo que la perdición los acompañaría a todas partes.
Los dos sabían que no era un: tú, yo y el amor.
Sino más bien un tú, yo y el mal.

FIN
Escrito por Mabel Paz
@/mabelpaz_a  instagram

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