Un chico amante a las flores...

By LaiOliher

40.5K 6.7K 1.6K

Luego de pasados dos años desde el día que marcó de mala manera la vida de Bell en el instituto, podría pensa... More

"Un chico amante a las flores"
Antes de leer
1||💜
2||💜
3||💜
4||💜
5||💜
6||💜
7||💜
8||💜
9||💜
10||💜
11||💜
12||💜
13||💜
15||💜
16||💜
17||💜
18||💜
19||💜
20||💜
21||💜
22||💜
23||💜
24||💜
25||💜
26||💜
27||R
28||E
29||S
30||💜
31||💜
Epílogo
Hey!

14||💜

969 174 47
By LaiOliher

~BELL ROUX

—¿Un beso? Pero si tú me dijiste... —Intentó decir para recordarme que, minutos antes, le había dicho: ¿Quién dijo que quiero un beso tuyo?"

Imagino que a algo como esto se refieren las personas cuando hablan de "las vueltas que da la vida".

Lo interrumpí.

—Se lo que dije Deccan —lo miré a los ojos soltando una exhalación cargada de dióxido de carbono, orgullo y celos. También algo de vergüenza por pensar en lo que estaba haciendo y porqué. Coloqué mis manos sobre sus hombros y continué —. Pero ahora te digo que te lances sobre mí y simules que nos estamos dando un beso.

Levanté la vista con disimulo para encontrarme con la rubia con porte de modelo caminando en nuestra dirección.

—Y tiene que parecer muy real —agregué.

—La única forma de que un beso parezca MUY real es que SEA real —replicó el castaño.

—Pues entonces solo simula un beso.

En un segundo Deccan estuvo sobre mí con un brazo a cada lado de mi cabeza, que ahora mismo reposaba sobre la suave superficie de la base del sofá. El ambiente se tornó extraño, pausado, como si estuviésemos suspendidos en la nada, solo él y yo a una distancia poco prudente, y sus labios dirigiéndose al encuentro de los míos.

Me sentí infantil por la forma en la que estaba reaccionando a la presencia de aquella chica, sin comentarle a Deccan ese hecho y, quizás, provocando una ruptura por mis celos injustificados. Pues, no éramos nada. No obstante, con una completa falta de empatía y pudor, no sentí remordimiento alguno. Aunque le había pedido que simulara un beso, no podía negarme a mí misma que quería que fuese uno real. Por ello, cuando estuvo lo bastante cerca, cerré los ojos con fuerza esperando el contacto de sus bien contorneados y carnosos labios.

Contacto que nunca llegó. En cambio, escuché una risa suave y percibí el calor de su aliento cerca de mí oreja.

—Te dije que todas quieren un beso mío.

Tonta.

Tonta.

Tonta.

Deccan - 1

Bell - 0

Dejó caer el peso de su cuerpo sobre el mío, presionó su dedo pulgar sobre mis labios formando una barrera antes de simular un beso.

—No entendí el objetivo de tu petición —comentó alejándose de mí, provocando que un golpe de aire frío borrara cualquier rastro del calor que había sentido con su cuerpo sobre el mío —. Pero ese fue el beso simulado que más he disfrutado en mi vida.

—¿Lo haces muy seguido? —Inquirí arqueando una ceja.

—No, las chicas no suelen perder una oportunidad como la que tuviste con un simple no-beso —Se burló poniéndose en pie y eliminado las invisibles arrugas en su saco azul noche luego de ponerselo.

Creído.

—¿Dónde están Luce y River? —Solté en voz baja repasando cada rincón del lugar que se encontraba a la vista.

En realidad buscaba a la chica rubia que, al parecer, se había esfumado.

—Eso no te preocupaba hace cinco minutos —Espetó.

Solo le lancé una mirada envenenada mientras continuaba preguntándome internamente a dónde habría ido la chica rubia. Fue considerado de su parte no interrumpir. Reí ante aquel pensamiento llamando la atención Deccan. Recuperé la seriedad de golpe.

—Es tu cabello —escupí señalando su perfectamente peinado cabello —. Está...gracioso.

—¿Sí? —El castaño formó una mueca que no supe descifrar, pero estuve casi segura de que pensó que era tonta.

Y tenía razón.

Discúlpame Dios por,  posiblemente, provocar la ruptura de Deccan, por mentir...por existir. Soy una pecadora sin arreglo.

—Bell...Bell —mi amiga llegó hasta nosotros llamándome con urgencia en su voz —. ¿Podemos irnos ya?

El labial rojo que se había aplicado con tanta dedicación antes de salir había desaparecido. Seguramente un trabajo en colaboración con River. Supuse que no la había estado pasando mal durante este tiempo, sin embargo, su expresión era de una chica desorientada, avergonzada y desesperada.

—¿Qué pasó Luce? —Me preocupaba que River se hubiese sobrepasado con ella, aunque me parecía improbable considerando que hablaba de Luce.

El que se sobrepasaba con ella no tenía la suerte de salir ileso. Además, los Martin eran coquetos, pero no parecía que se dedicaran a forzar a las chicas a algo. No lo necesitaban.

—Nada, tranquila —sonrió esta con nerviosismo —. Solo tengo mucho sueño.

Realizó el bostezo más fingido que había visto en mi vida para respaldar su argumento.

—Okay —Accedí no muy conforme con la información que me daba.

—Las llevo —Intervino Deccan luego de mantenerse observando la escena tan despistado como yo.

—No, no es necesario, ya he llamado al chófer de mi padre —descartó Lu tomándome del brazo —. Tú mejor busca a tu hermano, resuelvan el problema y, si lo logran, podemos quedar en otra ocasión.

Prácticamente, me arrastró con ella a la salida del lugar en tanto nos despedíamos de Deccan y agradecíamos por todo sin dejar de caminar. En mi caso, también pensando en lo que Luce le había dicho a Deccan.

¿Resuelvan en problema?

—¿A qué problema te referías antes? —Cuestioné justo cuando mis oídos pasaron de estar aturdidos por la alta música, a relajados por la silenciosa noche.

—Una chica rubia, que no sé de dónde salió, apareció y...

—¡Oh! Es eso —reí negando con la cabeza —. Sí, ya sé, yo también vi a la chica.

—Tiene un gran problema que resolver ese coqueto ahora mismo.

Ambas reímos en tanto subíamos a la parte trasera del auto del padre de Luce y nos abrochábamos los cinturones.

—Esa chica es muy oportuna —opiné con sarcasmo.

—Sin duda alguna —apoyó Lu.

#

[Días después]

¿Por qué para este tipo de cosas no había resultados al buscar en Google?

¿Por qué se supone que debo saber que decir, que debo estar siempre preparada para charlar con un chico que me guste?

Hace tres horas que estaba en la florería atendiendo a todos los clientes que llegaban y pensando en la última vez que había visto a Deccan. Hace días. En realidad, pensando en cada momento que he pasado con él desde que lo conocí.

Hace dos horas, acepté que Deccan me gusta y, hace media hora, arrastré un pequeño asiento hasta el aparador, tomé una hoja en blanco, un bolígrafo, y tengo en mente mil cosas en tanto intento escribir una carta para Deccan diciéndole todo lo que siento. Una carta que, por supuesto, nunca entregaré. Es solo para desahogarme. Mi terapeuta siempre me decía que si no podía decirlo lo escribiera, pero que exteriorizara mis sentimientos porque acumularlos en mi interior no era bueno.

Hasta el momento solo tenía claro que no existía forma fácil de sacarte de la cabeza a alguien que has dejado que se meta allí, no sin una buena razón.

Tampoco creía que la incertidumbre al pensar en esa persona siendo parte de tu vida diaria, la ilusión al crear posibles encuentros, y los nervios al considerar que resultaría de todos esos sentimientos, dejaría de surgir en mi interior cada vez que me gustara alguien.

Quizás, en determinado momento, una persona enfermara esa capacidad de querer bonito, pero no faltará quien la sane.

No me parecía mal pensar en Deccan en mi futuro.

Esta situación era frecuente.

Un chico te gusta, comienzas a crearte una película mental de una vida a su lado, cientos de escenas donde son felices, se casan y tienen hijos. Así era siempre. Hasta la mujer más racional, madura e independiente se idealiza de esa manera con algún chico.

Bajé la vista para releer lo que había escrito:

«Hola, Dec ¿Te puedo decir así, verdad? Bien, seguro que en algún momento te llamaré así. O, quizás, te diré "mi amor", porque espero que tú me sigas llamando "florecita".

¡Qué nervios! Ya estoy practicando para el día de San Nunca.

Já.

Creo que aún no sabes que me obsesiona, o tal vez mi ropa, accesorios, mi trabajo, la entrada de mi casa, te lo ha dejado claro. Mi mundo es un jardín. Ojalá eso no sea problema para ti. Yo te aceptaría con tu espíritu coqueto, atrevido y altanero incluido. Aunque, realmente, mi amor por las flores se vuelve nada ante mis otros problemas.

Sí, hay más. Soy un caso, lo sé.

Resulta que tengo tres puntos débiles. En realidad tengo más, pero esos son los principales, los que más afectan mi vida cotidiana, en los que más suelo pensar para buscar formas de que no me afecten tanto. No sé si es normal esto (En el fondo creo que no), pero que no sea común no significa que no sea válido. Ni siquiera me gusta hablar de ello con Luce, pero te lo svoy a confesar porque, al fin y al cabo, nunca vas a leer esta carta.

3- Que las personas me llamen asesina.

No lo tolero. En contra de mi voluntad me hace sentir mal porque me trae malos recuerdos y, lo peor, es que no lo soy, sin embargo, algunos insisten en molestarme al llamarme así sin conocer realmente la historia. Mi historia. Te contaría, pero es algo larga y sería tedioso escribirla. Además de que odio recordarla.

2-Que me toquen. Que estén muy cerca de mi personas con las que no tengo confianza.

Larga historia. A raíz de esto me ha surgido un miedo particular. Miedo a lo que puede pasar entre cuatro paredes con un chico, a que me toque y quedarme paralizada, a que me dañe de alguna manera, a decepcionar a la persona con quién comparta ese momento, o sea, a no cumplir expectativas, y, principalmente, a como pueda reaccionar si algo va mal. Sí, soy virgen y le tengo miedo al sexo...

1-El rechazo. Sentir que soy prescindible.

Traumas de la infancia. Eso decía el expediente de mi anterior psicóloga que leí sin querer. Ahora que tengo unos años más lo entiendo. Entiendo que no tengo al mejor ejemplo de paternidad en mi vida y que soy tan emocionalmente débil que asimilé mal lo mucho que cambió nuestra relación cuando se divorció de mi padre. Mi psicóloga arrugaría el entrecejo y apretaría los labios molesta si le dijera eso. Pero siento que es algo con lo que no aprenderé a vivir nunca. Me afecta demasiado, y detesto que sea así porque siento que a él no le importa tanto... »

No puede evitar preguntarme si algún día sería capaz de darle esta carta, o de decírselo.

Coloqué la punta del bolígrafo sobre la hoja blanca para continuar.

«Una vez me preguntaste por qué era tan agresiva.

Esas tres cosas son la respuesta. Son la causa de que mis limites sean tan restringidos, son la causa de que construya muros a mi alrededor aislando a quien se acerque. Es como un sistema de defensa que he creado para impedir que vuelvan polvo algo que ya está roto.

La verdad es que no sé si es buena idea que nos acerquemos demasiado, pero soy fiel creyente del "quien te quiere querrá todo de ti, defectos y virtudes, te ayudará a superar tus miedos, y te acompañará a alcanzar tus sueños, eso es amor". O al menos ese es mi concepto.

Como toda persona tengo un pasado, uno que me recuerda que tengo... una falla en el sistema, por así decirlo, algo que me impide ser la persona que quiero ser. Tengo un pasado que quiero tirar a un pozo sin fondo para evitar que salga a la luz, pero no puedo. Sale a flote cuando...»

El sonido de una campanilla se escuchó cuando alguien abrió la puerta de la entrada del local. Me puse en pie de inmediato doblando varias veces la hoja de papel e introduciéndola en mi bolsillo trasero sin mucho cuidado.

—Hola, Bell.

Solo tenía que escuchar su voz para confirmar que era real, que ella estaba aquí.

En mi florería, de pie al otro lado del aparador. Con su largo cabello oscuro, esponjoso y alborotado, el cotidiano vestido holgado cubriendo sus rodillas, hoy en un tono lila, abrigo de hilo y botas prácticas de tacón grueso y bajo. Típico estilo boho.

—Olivia —Solté en voz baja, desorientada por su presencia.

Era mi vecina, vivía en la casa de al lado desde que tenía uso de razón,  solía verla en la terraza de su casa desde la ventana de mi habitación, no obstante, desde hace cerca de dos años que no cruzábamos palabra. Esta era la distancia más corta a la que habíamos estado desde entonces, casi había olvidado que tenía pecas por todo su rostro, y hoy estaba aquí en la tienda, de la nada.

—¿Qué te trae por aquí? —Inquirí curiosa rompiendo el incómodo silencio, con un nudo en la garganta, aunque ella parecía muy a gusto.

—Ha pasado algún tiempo ¿Cierto? —comenzó a desplazarse por el local dando pasos cortos —. Dos años...dos años exactamente hoy.

Tomó una orquídea y la acercó a su nariz. Eso me recordó como corríamos por mi jardín de pequeñas junto a la abuela. Ella siempre hacía eso con las flores que tomaba.

—Olivia yo... —Intenté hablar, pero ella me interrumpió.

—Quizás tú hayas olvidado esta fecha, pero nosotros...nosotros nunca —se volvió hacia mí tomando todo un ramo de tulipanes rojos —. Sus favoritos.

—Olivia, en serio, yo no quiero...yo, lo siento. Te lo dije mil veces  —Bajé la vista hasta que ella depositó aquellas flores sobre el cristal para que las envolviera.

—Sí, eso mismo repetías una y otra vez aquel día en el hospital, pero, hoy, tal como aquel día hace dos años, ya el daño está hecho ¿Cierto? —No hablé, no tenía palabras. Casi no podía ni tragar. 

En mi garganta se había apretado el nudo, mi pecho parecía contraerse de tanto pesar, odiaba que a mi cabeza llegaran recuerdos de cosas que no quería recordar.

Tomé un envoltorio transparente, unas mayas blancas y una cinta roja,  preparé el arreglo y se lo extendí a la vez que ella me daba un billete.

—Tal como aquel día, terminas en silencio, sin ningún argumento...das pena —agregó cortante sin tomar el ramo de flores que aún le extendía —. Tal como aquel día sigues siendo la misma mosca muerta, y te odio con todo mi corazón. Nada ha cambiado, y tú lo debes recordar. Debes recordar lo que pasó cada uno de los días de tu miserable vida, nunca debes olvidar lo que causaste en la vida de otros. Te puedes quedar con el cambio y tus estúpidas flores, prefiero no llevarle nada. Tómalo como un recuerdo de le arruinaste la vida a alguien.

Las lágrimas no demoraron en humedecer mi rostro.

—Yo no quise hacerlo, no fue culpa mía...no...no me puedes culpar solo a mí, no es justo —Sollocé rodeando el mostrador para llegar a ella.

—En ese caso ¿Por qué lloras? —Escupió mirándome con desdén antes de darse la vuelta y retirarse.

Perdí las fuerzas, la estabilidad,  cualquier cosa que me sostenía en pie, cayendo al suelo. Destruida. Cada una de sus palabras me devolvió a cada noche que me levanté con una pesadilla, a cada cita con el psicólogo, a cada conversación con mi madre o mi abuela, y eso me hacía sentir como una persona hecha pedazos.

Pedazos que no sabían cómo encajar de nuevo.

Así que lloré.

Lloré con todas mis fuerzas por lo que pasó porque, aunque no tenía culpa alguna, fue consecuencia de mis actos, por dejar que me afectara tanto y no poder avanzar plenamente luego de dos años.

Lloré.

Lloré deseando que mi mamá o mi abuela estuviesen en este momento conmigo, y no una de viaje, y la otra en una ciudad diferente.

Lloré hasta que unos brazos me envolvieron con tanta fuerza que tuve que levantar la vista para mirar al responsable.

—Todo va a estar bien, nada duele para siempre —Susurró Deccan mirándome directamente a los ojos.

Y le creí.

Porque estar mejor era la única opción.

N/A

¿Cómo están los ánimos por acá después del final de este capítulo?

La verdad es que, no sé si ustedes lo sintieron así por la falta de contexto que tienen sobre la situación aún, pero a mí me se me partió el corazón en pedacitos cuando escribí esto, cuando lo edité, cuando lo volví a leer, y me dan muchas ganas de abrazar a Bell hasta que todos sus pedazos de unan otra vez.

Creo que todos hemos pasado por situaciones que te rompen, y parece que no existe forma de volver a estar bien, es complicado explicarlo, y rara vez alguien suele percibir como nos sentimos exactamente.Pero como dijo Deccan, nada duele para siempre.Hay que levantarse y seguir adelante porque eso es la vida y, cuando tocamos fondo, la única opción es subir.

Bueno, aparte de todo ¿Les gustó el capítulo? ¿Esperaban que Bell fuese virgen? ¿Cuánto aman a Deccan Ahora mismo? (Yo muchísimo) Y preparen esos corazones que el próximo capítulo nos meteremos un poco a la mente de Deccan...Oh sí.

Abrazos con olor a flores, y mucho amor 💜💙💐 Nos leemos el sábado próximo...

@LaiOliher en Twitter

@lai_oliher en Instagram

Continue Reading

You'll Also Like

14.6K 1.7K 38
La pérdida de Matías dejó heridos a toda su familia, en especial a Natalia y el bebé que está esperando. Ahora ella y Alonso buscarán la manera de li...
3.1K 414 7
Katsuki es un simple alfa recesivo, de una familia de clase media baja. No puede sentir feromonas y tampoco entrar en celo, podría pasar por beta per...
139K 11.8K 26
• • "-se supone que cuando un hombre conoce a una mujer la invita a verse otra vez, no a que sea la niñera-dijo mi amiga arrugando la nariz " • H...
312K 35.6K 56
•°Jack Conway después de un código 3 exitoso, encuentra a un niño omega en situación de calle y que necesitaba ayuda. ≈Gustabowl≈ @La imágen en porta...