Un chico amante a las flores...

By LaiOliher

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Luego de pasados dos años desde el día que marcó de mala manera la vida de Bell en el instituto, podría pensa... More

"Un chico amante a las flores"
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Epílogo
Hey!

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By LaiOliher

3/3

(Les aconsejo buscar "Girls Need Love" de Summer Walker y Drake, y, "I see red" ,de Everybody loves an outlaw.
Y reproducirlas en el momento de la historia que se mencionen *guiño, guiño, codazo, codazo*)

~BELL ROUX

¿River?

¡El hermano de Deccan!

—Mucho gusto River, soy...

— ...Bell, lo sé, mi hermano me... —Unas manos se posaron sobre sus hombros propinándole unas fuertes sacudidas que no le permitieron terminar la frase.

Luce me dio varios codazos que, lejos de ser disimulados, resultaron muy evidentes. Algo que hizo sonreír a ambos chicos, Deccan y River. La miré de mala manera.

—Su hermano ya está aquí —soltó Deccan apartando las manos de su hermano y ubicándose a su lado —. Ya podemos irnos.

—Yo soy Luce —comunicó mi amiga dando unos pasos hacia delante.

—Muchísimo gusto, Luce —replicó River con voz pausada.

La mirada que le hecho me hizo pensar en que solo buscaba el tiempo justo para poder repasar a mi amiga de cabeza a pies. Y no precisamente con los ojos.

—¿Nos vamos ya? —pregunté al ver que nadie se movía.

<<La situación no era para nada incómoda>>

Nos movimos hasta llegar andando a un auto aparcado a unos metros de la casa en línea recta. Luce parecía zombi. Caminaba como si estuviese hipnotizada. Aunque, en vez de «Cerebro, cerebro» , parecía gritar «River, River».

—Si quieres le decimos a River que te lleve en su espalda...o en sus brazos —Murmuré en su oído provocando que contrajera el entrecejo saliendo de su trance.

—¿Qué?¿De qué hablas? Ni siquiera me he detenido a mirarlo.

Le sostuve la mirada por unos segundos hasta que estalló en carcajadas llamando la atención de los chicos.

—Es por un chiste que le hice ayer —escupí apretando los labios en una sonrisa fingida —. Ella es de acción retardada.

—¡Oye! —chilló Luce inconforme con mi excusa.

Es imposible complacer a todos en la vida.

—Espero que estén listas para disfrutar del club, la música y la bebida como si estuviésemos solo nosotros cuatro —Comentó Deccan abriendo la puerta del conductor.

—Por supuesto —Musité para mí misma, sin intención de que alguien más me escuchara.

Pero sucedió. Siempre sucede.

—Lo dice en serio —soltó River pasado por mi lado y abriendo la puerta trasera para Luce y para mí —. Hemos reservado el lugar solo para nosotros.

—¿Qué han hecho que?

Podría preguntarme: ¿Qué podría salir mal? Sin embargo, según la Ley de Murphy, todo. Solo quedaba esperar que no resultara TAN mal.

#

Cómo lo supuse, River estaba mintiendo. El bar estaba repleto. Tanto en la zona baja como en la superior, el tumulto de personas era enorme. Aún así, el ambiente era espectacular como de costumbre.

La música a un volumen ensordecedor, haciéndome mover las caderas inconscientemente, las luces volviendo todo confuso y excitante, como si hubiese consumido alguna sustancia ilegal (Supuse, porque nunca las había probado), y un mesero llegando hasta nosotros llevando una bandeja con cuatro pequeños vasos en llamas. Literalmente. Una bebida que conocía muy bien. Lamborghini.

—Chicas —llamó nuestra atención River —. Justo ahora comienza la noche.

Tomó uno de aquellos pequeños vasos, apagó la llama con un soplido y lo llevó hasta sus labios consumiendo el contenido de golpe. No pareció dubitativo ni un instante. Ya lo había dicho Deccan, a su hermano le encantaba "divertirse".

—Pues que empiece la noche —sentenció Luce siguiendo los pasos de River, y, a continuación Deccan —. ¿Bell?

Lu me echó una mirada inquisitiva en tanto depositaba el vaso de vuelta en la bandeja, al parecer intentaba entender el porqué de que no me había bebido aquello ya.

En otra ocasión habría sido así, sin embargo, hoy no estábamos solo Luce y yo. O Johan y yo. Hoy estábamos con Deccan y River que, eran unos idiotas, pero eran chicos. Chicos que no conocía de nada, y a mí no me gustaba dejar una mala imagen a las personas que no conocía de nada.

Aún menos si eran chicos.

—¿Qué pasa?¿No vas a beber? —Me pinchó Luce a modo de broma sin saber que lo estaba considerando.

Yo sobria era una cosa, pero ebria... Ebria era, o una llorona, o una enojona, pero siempre terminaba dando pena de cualquier forma. Eso deseaba evitar.

—Creo que no beberé —descarté formando una sonrisita falsa —. Es que no me...

—¡Vamos mujer! —exclamó River —. La sobriedad está noche no es una opción.

Dejó el último trago en mi mano antes de cruzarse de brazos delante de mí, como un padre que vigila que su hijo coma todas las verduras. Excepto que él no era mi padre, y que no me había dado una verdura para ingerir.

—Arriba...abajo...al centro...y adentro —Recitó moviendo mi brazo según indicaba la rima. Así terminé dando el primer sorbo de la bebida de bienvenida a la cede de los pecados.

—Listo, vamos —Anunció Deccan.

Junto a mi amiga comenzamos a caminar en dirección a la escalera que llevaba al segundo nivel, no obstante, ellos no. Los hermanos Martin se adentraron en la multitud aglomerada en la pista de baile, entre la que apenas había espacio para el oxígeno. Nosotras compartimos una mirada desconcertada por breves segundos antes de seguir los pasos de aquellos dos, intentando no perderlos de vista. Luego de cinco minutos de trayecto habíamos recorrido solo unos metros. Después de varias sacudidas, algunas miradas y roces incómodos,  llegamos a una diminuta zona cercada.

—Nos vamos a divertir mucho hoy —Soltó River como niño en pleno apogeo de su cumpleaños.

—¿Qué hacemos parados aquí exactamente? —Le cuestioné observando de reojo como Deccan le mostraba algo a dos hombres, guardias de seguridad deduje por el uniforme que llevaban. Estos yacían con los brazos cruzados detrás de su espalda, de pie delante una pared tapizada con una tela negra brillante que tenia unos botones del tamaño de mi puño fijados en diferentes puntos formando un patrón de rombos.

—Te dije que lo habíamos reservado solo para nosotros —me pareció ver como su sonrisa aumentaba considerablemente —. Me refería a esto.

Deccan colocó la mano sobre la pared dejando caer su peso sobre esta. Una porción en forma de rectángulo se abrió como...una puerta. No recordaba que allí hubiese una puerta. Luce y yo nos miramos desconcertadas una vez más. Nunca antes habíamos estado en esta parte de la discoteca. Pensamos que lo más íntimo del lugar era segundo nivel.

Pero no.

Cruzamos el umbral llegando a una sala y...Wow. El lugar parece la versión mini, y extremadamente sofisticada, de un gogó. Cortas pasarelas que incluían los firmes tubos de metal resplandeciente que se utilizaban para practicar poll dance, una barra al fondo detrás de la que se movían dos personas preparando bebidas, sofás rodeados de cortinas dispuestas para bloquear la vista de los curiosos y desprender lujuria de más de mil maneras.

—¿Dónde mierda estamos metidos? —Chillé un poco indignada porque nos hubieran traído a este lugar.

—En un lugar privado —Escupió Deccan extendiendo los brazos como si estuviese mostrando lo mejor que iba a ver en mi vida.

—Lo tengo claro —Bufé poniendo los ojos en blanco.

Inspeccioné el lugar cada vez mas molesta. No tenía idea de lo que pasaba por sus cabezas, pero no traías a alguien a este lugar para conversar en privado.

—Entonces vamos a divertirnos ¿Sí? —incitó Deccan. Repasó cada uno de los rostros,  terminando con sus ojos sobre el mí —. ¿Siempre te portas tan renuente a la diversión, o es solo porque estoy yo?

—¿Qué? —mi humor solo empeoraba. El castaño no ayudaba con su complejo de centro del universo —. Tú no eres...no importa ¿Piensas divertirte haciendo poll dance?¿O esperas que lo hagamos nosotras?¿Esa era tu idea de diversión?

Ya había estado en un lugar como este con Luce. Mas bien por culpa de Luce. No la había pasado del todo mal, pero ninguno de los hombres que vi llegar con chicas parecía sentir mucho afecto por ellas y, mucho menos, respeto.

—En realidad teníamos pensado hacer karaoke —Intervino River girándose para señalar unas pantallas en el extremo contrario al de la barra.

Cerré mis ojos y mis puños a la vez. Quería que interrumpiera alguien ahora mismo para que mi estúpida insinuación de que Deccan y River nos harían bailar poll dance para ellos pasara a segundo plano. Sentía tanta vergüenza por haber pensado algo así que cuando abrí los ojos no pude levantar la mirada del piso. Cuando pensé que la situación no podía ser más incómoda Deccan habló:

—Pero si prefieres mostrar tus habilidades en alguna de esas pasarelas no hay problema —intentó, sin éxito, contener una carcajada.

La vergüenza fue sustituida por molestia al verme subestimada de aquella forma.

—¿De qué te ríes?¿Acaso no me crees capaz de eso? —Cuestioné dando un paso en su dirección cruzándome de brazos.

—Sinceramente, a juzgar con la cara de horror con la que hablabas al pensar que te traía a bailar... —dio algunos toquecitos con su dedo índice sobre su mentón, fingiendo pensar —. Creo que ese tubo te provoca una alergia mortal, o quizás solo no sabes bailar.

Ja.

Gran error querido Deccan.

—Tú, yo, y ese tubo —ordené señalando simultáneamente ante cada mención, aproximándome aún más a él —. Espero que TÚ sepas bailar.

Le reté pasando por su lado en dirección a la pasarela más cercana. Me quité la americana antes de lanzarla a el sofá junto a la pasarela. Era consiente de que llevaba un vestido holgado y tacones, pero no me importó.

—Iré por una botella y copas —Anunció River moviéndose ágilmente en dirección a la barra.

—Esto será divertido —escuché decir a Luce mientras tomaba asiento junto a mi en el cómodo sofá —. En serio él no sabe en lo que se acaba de meter.

Ambas reímos hasta que una persona use plantó delante de nosotras. Deccan.

—Pero si solo bailamos no es tan divertido —dijo cruzándose de brazos —. Apostemos algo.

Esta historia ya me la sé, la he visto en un millón de películas. En otra ocasión no me arriesgaría, pero esta vez tenía altas probabilidades de ganar. Recurría a mi modestia para no admitir que tenía todas las posibilidades de ganar.

—De acuerdo —acepté la propuesta —. El que pierda deberá hacer cualquier cosa que le pida el otro en una ocasión, no importa cuando o dónde ¿De acuerdo?

—¿Estás segura de eso? —Su altanería me hizo dudar un poco, pero no lo suficiente.

—Sí, completamente segura.

—Entonces ¿Quién va primero?

—Tú —declaré acomodándome en el sofá —. Adelante.

Deccan subió de un salto a la pasarela en el momento en que River nos extendía, a Luce y a mí, una gran copa con un líquido azul.

La sensual melodía de "Girls Need Love" de Summer Walker y Drake comenzó a sonar y las luces del lugar cambiaron de azul a un tenue rojo, más intenso en las luces que bordeaban la pasarela. Deccan comenzó a deshacerse de su saco. Lentamente lo dejó caer al suelo antes de llevar sus manos hasta el primer botón de su camisa azul marino, e iniciar el proceso de deshacerse de esta también mientras movía sus caderas con sensualidad, combinando los movimientos con los de su pecho y hombros. Me hacía sentir ansiosa ver a Deccan sin camisa moviéndose de esa forma, no obstante, se detuvo luego de desabrochar los primeros botones de esta.

Para mi propia sorpresa, me sentí muy decepcionada.

Por alguna razón, no podía apartar la vista de su entrepierna y, justo cuando lo hice, nuestras miradas coincidieron. Su boca formó una sonrisa ladeada. Me había atrapado. Esto parecío motivarlo a experimentar. Se acercó al tubo de metal. No pude evitar imaginar estar en el lugar de aquel instrumento en otras circunstancias cuando bailó auxiliándose de este.

De un momento a otro se apartó del cilindro metálico. Con las manos sobre sus caderas bajó y subió al ritmo que marcaba la melodía, hasta que decidió que la distancia entre nosotros era demasiado grande. Tal como se había subido a la pasarela; de un salto, bajó, para ubicarse delante de mí, extremadamente cerca, con sus manos sobre el respaldo para sostenerse, permitiéndome ver como sus músculos resaltaban por la tensión, a la vez que me cantaba al oído las líneas de Drake.

«You don't really call on me like you should
Link up, I'll roll through the hood
Problems, but everything's all good, my love
Your nigga doesn't want smoke with me, nah, no way
Trust me, it's all okay, trust me, it's all
You just need some, someone that's calm and patient
Submission, domination...».

Y ¡Dios!...¡Esa voz!

Esa voz. Era un susurro ronco que me puso los pelos de todo el cuerpo de punta, y no por miedo.

Y ¡Esa letra!

Esa letra hizo que mis manos transpiraran de los nervios...y la vergüenza. Por suerte las luces eran rojas aún.

Acarició mi mentón delicadamente con la punta de los dedos de una de sus manos antes volver a apoyarla sobre el respaldo del asiento y mover sus caderas sobre mi. Separándose segundos antes de que terminara la canción. 

Inhala.

Exhala.

Antes de poner gran distancia entre nosotros se acercó, una vez más, a la curva de mí cuello, solo para decir:

—Intenta superar eso, florecita.

Uy ¿Cómo es que no le dolía la espalda de cargar con el peso de todo ese ego?

Tragué en seco. No quería que nadie me tocara, creo que la intensidad de los latidos de mi corazón se sentía en todo el lugar. En ese instante mis labios estaban hinchados, los había estado mordiendo inconscientemente mientras Deccan mostraba todo lo que tenía para dar.

—Bell, es tu turno —informó Deccan provocando que me pusiera de pie de golpe —. ¿O ya no estás tan segura?

—Ni siquiera yo lo estoy —Murmuró Luce para que solo yo la pudiese escuchar.

Pero, por la risa de River, se que no fue así.

—Obvio estoy segura —aclaré pasando por su lado.

Las luces cambiaron de rojo a morado en el momento en que puse ambas manos sobre el frío metal. Me di algunas palmaditas mentales por haber optado por unas lindas bragas negras. Porque sabía que las verían. Solté mi cabello de su amarre y lo despeiné.

Comencé a mover mi cuerpo como una cobra que se dirige a su presa cuando "I see red" , de Everybody loves an outlaw, comenzó a sonar en el lugar. Solté una de mis manos y le di una vuelta al cilindro metálico, hasta que estuve delante de el. Sentí el frío del metal acariciar mi espalda mientras bajaba contoneando mis caderas tan tortuosamente como sonaba la música.

A igual ritmo me puse de pie, mirando directamente a los ojos de Deccan. Yacía con los brazos cruzados sobre su pecho, relajado en su sitio, apreciando cada detalle. Aún no había abrochado esos primeros botones de su camisa.

Me concentré en adivinar cual sería su reacción al verme actuar como una gogodancer.

Agarré el cilindro con fuerza y, en el momento en que la canción detonó por primera vez, salté enredando mis pies en el tubo con fuerza, dejando caer mi cuerpo hacia atrás en tanto descendía con gracia y mi cabello yacía revuelto. Cuando llegué a la base me giré y, envolviendo aquella estructura con una pierna, giré, haciendo otra acrobacia antes de caer en el suelo despacio. Moví mi cuerpo con lasciva sin dejar de mirarlo, parecía incrédulo. No me reconocía ni yo.

Queriendo devolverle un poco de lo que él me había dado, tomé el borde de mí vestido y lo subí lentamente mientras daba una vuelta, para bajarlo de nuevo cuando me encontré en la posición inicial. Me incliné hacia delante hasta que mis manos tocaron el suelo. Alcé mis piernas y las enredé en el tubo, luego lo atrapé también entre mis manos antes de abrirme de piernas y cerrarlas para dejarme caer libremente hacia atrás, volviendo a estar en pie.

Con la última explosión de la canción me acerqué al tubo y salté, tomándolo entre mis manos en tanto mis piernas parecían flotar. Enredé mi cuerpo alrededor de este, dando vueltas y vueltas, hasta caer con las piernas abiertas cuando los últimos segundos de la canción se extinguían.

Con la respiración descontrolada y el corazón queriendo salirse de mi pecho bajé de la pasarela.

—Creo que te superé —le dije a Deccan sonriendo con satisfacción al ver su cara de asombro.

—Confieso que realmente no me esperaba eso —rió incrédulo —¿Lo vuelves a hacer solo para mí?

Esta vez también reí.

Reí como una tonta, y no fue por diversión, sino por nervios. En ese momento caí en cuenta de que hasta el barman me miraba, y toda esa atención me ponía nerviosa.

—Y yo voy a confesar que tomé clases y por eso acepté confiada —Me mordí el labio ante la expresión de Deccan.

—Eso fue trampa, no te creí capaz —soltó —. Pero lo que es aún más impresionante es que tú hayas tomado clases de este tipo de baile. Parecías tímida, florecita.

—Luce me obligó —reí —. Conoció a un chico que era instructor y me arrastró allí. Le dijo que yo quería darle una sorpresa a mi novio. Fuimos durante meses, y el chico resultó ser gay.

Deccan y River se miraron antes de comenzar a reírse con fuerza.

—¡Hey! Al menos aprendimos algo nuevo, útil y sensual —Se quejó Luce.

—¿Puedes bailarme tú a mi entonces? —Preguntó River alzando la comisura izquierda de su boca en una sonrisilla pícara.

—Claro —asintió Luce adoptado una expresión pícara también —. Todo sea por la cultura.

—Creo que está claro quién ganó hermanito —Canturreó el menor de los Martin.

—Eres mi hermano River, no el de ella —El mencionado se encogió de hombros y negó con la cabeza.

—Aprende a perder Martin —espeté rellenando mi copa mientras tomaba asiento junto a él —. Creo que...¿Qué haces?

Cuestioné cuando tomó mi rostro con una de sus manos y acercó mi boca a la suya.

—Pagando mi deuda —lo seguí mirando con una ceja encargada —. La apuesta, Bell —Agregó.

—De esto no se trataba, Deccan —Negué con la cabeza.

—Sí, el que perdía debía hacer lo que quisiera el otro —Explicó mostrando una mueca de obviedad.

—¿Y quién dijo que quería un beso tuyo?

—¿Quién no lo quiere? —rebatió.

Bebí de un sorbo todo lo que quedaba en mi copa.

—Pues yo no, y creo que voy a analizar muy bien lo que te voy a pedir antes de hacerlo —Serví más del líquido azul en mi copa antes de devolverle la mirada.

Estaba sonriendo en tanto me escrutaba con los ojos entrecerrados.

—Entonces resulta que eres más que una florecita dulce y sarcástica —comentó en voz baja, como si hiciera apuntes mentales —. Eres una florecita sensual. Interesante.

—Tu simplemente eres un halagador como cualquier otro —repliqué y el rió arrastrándose hacia mí, permitiéndome ver en el proceso que estábamos solos.

Luce y River se habían marchado a otro sitio.

Bien.

—Tu buena opinión de mi me reconforta —Espetó con ironía.

—¿Quieres que tenga buena opinión de ti?

—No estaría mal para variar. Además ¿Por qué querría que tengas una mala?

—No lo sé. Ni siquiera sé porque parece que tienes interés en mí.

—No lo parece, lo tengo.

—¿Por qué?

—La noche que vine hasta aquí por ti y por Luce, me encontré con una chica con ganas de conocer a personas nuevas, personas que la hicieran querer ser una joven, personas diferentes a las que conocía, personas que no fuesen idiotas. O al menos no tanto. Y yo encajaba en todas esas definiciones, así que elegí creer que era el destino.

—El destino —musité para mí misma —. Yo no creo en esas cosas.

—Yo tampoco —soltó pasando un dedo por el borde de su copa—. Nosotros hacemos que las cosas pasen y le llamamos destino. A todos nos gusta creer que nacimos para un determinado momento, o una persona ¿A ti no?

—Sí —murmuré.

Estuvimos solos por algún tiempo, hasta que noté la presencia de alguien más, pero no era Luce o River. Era una chica rubia que parecía modelo, y creía saber de quién se trataba, la había visto antes. Repasaba todo el lugar como si buscase algo, o alguien, y había una gran probabilidad de que ese alguien estuviese delante de mi dándole la espalda a la chica.

Algo en mi interior se encendió, una incomodidad desagradable que te remueve unas ganas insipientes de ser agresiva. Más conocido como: celos.

—Ya se que quiero pedir.

—Vaya, pensé que... —Comenzó a decir Deccan pero lo interrumpí.

—Un beso —espeté —. Quiero un beso.





N/A

:) Yo no diré nada, díganme ustedes ¿Les gustó el capítulo?

¿No es cierto que amar a Deccan y a Bell no es una opción?

¿Les gustaría aprender ese baile?

¿Quieren que Dec les baile? (Se que sí uwu🔥🔥)

¿Y esa rubia qué?

Pd:¡Ya llegamos a 3k! (Con tanta cosa se me había olvidado celebrar *sufre y llora*) Gracias por tanto 💜💙💐

Nos leemos el sábado <3

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