LILY'S BOY

By jenifersiza

1.2M 142K 79.6K

Antes de que comience su tercer año en Hogwarts, Harry se enfrenta a tres semanas enteras de tiempo sin super... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo 80
Capítulo 81
Capítulo 82
Capítulo 83
Capítulo 84
Capítulo 85
Capítulo 86
Capítulo 87
Capítulo 88
Capítulo 89
Capítulo 90
Capítulo 91
Capítulo 92
Capítulo 93
Capítulo 94
Capítulo 95
Capítulo 96
Capítulo 97
Capítulo 98
Capítulo 99
Capítulo 100
Capítulo 101
Capítulo 102
Capítulo 103
Capítulo 104
Capítulo 105
Capítulo 106
Capítulo 107
Capítulo 108
Capítulo 109

Capítulo 66

8.4K 1K 309
By jenifersiza

Todas las semanas, sin falta, sin importar el caos que se produjera en la agenda de Harry, éste reservaba un tiempo para enseñarle a Draco todo lo que le había enseñado a la HA. A veces ese tiempo terminaba siendo la medianoche, pero valía la pena. Todo lo que Harry podía enseñarle a Draco, Draco se lo enseñaba luego a Pansy y a Millicent y a Cassius y ahora a Theo - los Slytherins que no podían arriesgarse a venir a las sesiones por sí mismos, pero que tampoco podían arriesgarse a ir al pequeño grupo de estudio de la Casa Slytherin de Blaise y Daphne para hacer lo mismo.

Eran los Slytherins que no podían arriesgarse a ser vistos desertando, ni siquiera por otros desertores. 

Por suerte, las sesiones no duraban tanto como con los HA Draco era sólo una persona, no las cincuenta y pico a las que Harry daba clases ahora, y además era una persona inteligente. Aprendía las cosas con rapidez, lo que facilitaba mucho el trabajo de Harry.

Y dejaba mucho tiempo para que se besaran antes de irse a la cama, dependiendo de la noche. Desde que empezaron a trasladar su pequeña cita a la Cámara, era un poco más fácil dejarse llevar.

En este momento, estaban trabajando en el primer hechizo que realmente haría tropezar a Draco, para hacer que necesitara más de una sesión sobre el tema; el encantamiento Patronus.

-No puedo creer que le estés enseñando esto a todo el mundo-, murmuró el rubio, mirando con frustración a la mancha informe de magia plateada que se extendía frente a ellos. -Es una magia muy avanzada-.

-Es una magia muy útil-, replicó Harry. -Y no es imposible, sólo hay que intentarlo. Ésta es sólo tu segunda sesión. Recuerdas el tiempo que me llevó en tercer año-.

-Sí, porque tenías trece años-, dijo Draco con sorna. Resopló. -Déjame intentarlo de nuevo-. Una mirada de determinación cruzó su rostro. -¡Expecto Patronum!-.

La magia de plata estaba cerca, ahora; Harry definitivamente vio algo con cuatro patas y una larga cola. Un pensamiento lo golpeó, y sonrió. -Eso es brillante, amor-.

La ceja de Draco se levantó con suspicacia. -¿Por qué pareces tan jodidamente engreído?-.

Harry se inclinó hacia él, besándolo rápidamente. -Si no me equivoco, tu patronus es un zorro-, informó al chico de Slytherin encantado. Los ojos de Draco se abrieron de par en par.

-Oh-. Una sonrisa se dibujó en sus labios. -Eso tiene sentido, supongo-.

-Te amo-, declaró Harry, con el corazón lleno al saber que Draco lo veía como su mayor protector. Draco puso los ojos en blanco.

-Yo también te amo, pero si me dices que Longbottom consigue su patronus antes que yo, te dejaré-, espetó. Harry se rió.

-Para ser sincero, supuse que te enseñarías a ti mismo el hechizo cuando supiste que yo lo estaba aprendiendo, allá por el tercer año. Siempre fuiste un mierdecilla competitivo-, añadió con cariño. Una vez más, Draco resopló con frustración.

-Lo hice. No pude conseguirlo, así que me rendí-.

Harry se acercó más, rodeando a Draco con sus brazos por detrás, apoyando la barbilla en el hombro de su novio. -Bueno, ahora tienes recuerdos más felices-, señaló, besando la concha de su oreja. -Vamos. Ya casi has llegado-.

Sintió el escalofrío que recorrió el cuerpo de Draco. -No ayuda-, murmuró el rubio, aunque no hizo ningún movimiento para desalojar a su novio percebe. Levantó la varita, respiró hondo y volvió a intentarlo.

-Una parte de mí sólo quiere que este año se acabe-, admitió Draco, cuando terminaron el trabajo de los patronus y se acurrucaron juntos en el sofá que Harry había conjurado en el rincón; conjurar una cama le había parecido demasiado atrevido, incluso para él. -Pero entonces me acuerdo de lo que tengo que ir a casa, y no quiero que se acabe nunca-.

Harry pasó una mano por el pelo del rubio. Ya estaban en marzo; sólo faltaban un par de meses para los temidos exámenes OWL, y luego el verano. 

Un par de meses para el momento en que el año escolar de Harry normalmente se iba al infierno en un cesto.

-Lo resolveremos-, prometió, abrazando a Draco un poco más cerca. -¿Cómo están los Slytherin?- Harry sentía que casi no veía a nadie de plata y verde fuera de las clases y las comidas, estos días. Toda la casa se había ido al suelo, incluso los que apoyaban a Voldemort se notaba que algo se estaba gestando, y con todo ese instinto de conservación, la mayoría estaba esperando a ver cómo caían las cosas. 

-Tu pequeño artículo ha puesto a todo el mundo de los nervios-, le informó Draco. -La mitad de la casa ha recibido una carta de sus padres advirtiéndoles de una manera u otra. O bien saben lo que se avecina y no están seguros de poder enfrentarse a Él, o bien saben lo que se avecina y no quieren que sus hijos se pongan demasiado gallitos hasta que el Ministerio haya sido tomado-. 

A Harry se le heló la sangre al escuchar lo inevitable que parecía ser la caída del Ministerio en la mente de todos. No es que le sorprendiera lo más mínimo.

-¿Algún susurro sobre lo que está tramando?- preguntó Harry esperanzado, pero Draco negó con la cabeza.

-Cualquiera que lo sepa no va a ponerlo por escrito, no con Umbridge cerca. Puede que sea una horrible bruja supremacista de sangre pura, pero no es una mortífaga-.

Harry frunció el ceño; a veces le parecía que ella también lo era.

-Bueno, estamos en camino de tener un santuario para el verano-, confirmó, animándose un poco. -He recibido noticias de Farlig; la mansión Potter aún está bajo un encantamiento irrastriable, pero por lo demás no hay nada que me impida físicamente ir allí y tomar las protecciones incluso sin la escritura. Y definitivamente son guardas de sangre-. Con las protecciones de sangre, aunque Dumbledore intentara alegar que era el tutor legal de Harry, no podría entrar sin el consentimiento de éste. No tenía una sola gota de sangre Potter.

-Pero es Imponible-, señaló Draco, frunciendo el ceño. -Nunca has estado allí-.

-Yo no, pero Sirius y Remus sí-, dijo Harry. -Le he preguntado a Sirius, y lo recuerda. Él me llevará una vez que los exámenes hayan terminado y pueda tomar las guardas, entonces estará listo tan pronto como la gente salga del tren-. No estaba seguro de cuánta gente lo necesitaría tan desesperadamente, pero al menos Theo necesitaba un lugar donde ir. Harry estaría listo.

Pudo sentir cómo la tensión se aliviaba de los estrechos hombros de Draco al asegurarlo, y arropó al rubio a su lado, besando su cabeza. -Me encargaré de ello-, prometió. -Mantendré a salvo a todos los que pueda-.

-Sólo espero que puedan llegar a tiempo-, respondió Draco en voz baja. -Mi última carta de padre... está demasiado satisfecho de sí mismo estos días-.

Harry apretó los dientes. Lo que daría por derribar a Lucius Malfoy de su orgullo.

Los grupos de estudio de sus pequeños herederos eran cada vez menos numerosos y se dedicaban por completo al estudio real a medida que se acercaban los exámenes. A nadie parecía importarle; ni siquiera a Susan, que admitía que no podía hacer mucha revolución hasta después de haber aprobado sus OWL. 

Aun así, se reunían cuando podían; a Harry le gustaba un poco más, ahora que todos en la sala sabían de su relación con Draco. No se había dado cuenta de lo mucho que había anhelado hacer cosas tan sencillas como cogerle la mano o besarle la mejilla, o incluso simplemente observarle mientras estudiaba. Pequeñas cosas que el resto de Hogwarts ni siquiera tendría que pensar antes de hacer delante de los demás. Si eso hacía que sus amigos se quejaran de lo nauseabundos que eran, eso sólo lo hacía mejor, en lo que a él respecta.

Además, Susan y Theo eran peores, en su opinión.

Mientras desenrollaba su redacción de Pociones a medio escribir, dirigiendo unos esperanzados ojos verdes a su novio, la puerta del aula se abrió de repente y todos se quedaron helados.

Entonces, Luna entró, sonriendo como si apenas se hubiera dado cuenta de que estaban allí, y se sentó en una silla junto a Daphne. -Hola-, saludó. Daphne se quedó mirando.

-Eh... hola, Lu-, respondió vacilante. Ninguno de ellos se movió. -¿Qué... qué haces aquí?- El tácito cómo nos has encontrado sonó en el aire. Luna se limitó a sonreír con más fuerza.

-Aquí es donde se reúnen todos los herederos del Wizengamot, ¿no? ¿Por eso estan todos aquí?- Sus grandes ojos azules observaron al grupo con interés. No parecía sorprendida ni alarmada por la presencia de todos los Slytherin.

-...Sí-, admitió Daphne. Se acercó, alisando algunas de las ondas desordenadas del cabello de Luna. -Cariño, se supone que esta es una reunión secreta-. Simplemente sonó exasperada, como si Luna supiera que esa información era esperada; pero, con sus presuntas habilidades de vidente, tal vez lo fuera.

-No se lo diré a nadie-, prometió Luna. -Pero pensé que ya era hora de unirme a todos ustedes-.

-Espera... Lovegood, ¿estás diciendo que eres una heredera?- preguntó Cassius bruscamente, provocando una silenciosa inhalación en la sala. Luna, totalmente imperturbable, asintió y comenzó a trenzar una cinta de plata en el cabello de Daphne.

-Mi madre era de la línea Ollivander-, declaró distraídamente. -La hija mayor de la hija mayor-.

Harry se sentó más erguido. -Eso explica muchas cosas-, murmuró, y Draco asintió a su lado.

El linaje de los Ollivander era uno que se había embrollado a lo largo de la historia reciente, hasta que nadie sabía quién era realmente el heredero de Garrick Ollivander, lo que provocaba una alarma cada vez mayor entre el Wizengamot a medida que el fabricante de varitas se hacía más antiguo. 

La línea Ollivander también era conocida por producir... rarezas. El actual jefe de familia es un ejemplo de ello, ya que su visión sobrenatural de la magia y el wandlore lo hace excelente en su trabajo, pero también parece un poco loco. También había videntes en la línea, si Harry recordaba correctamente su investigación.

Una lenta sonrisa se extendió por el rostro de Daphne y besó castamente a Luna. -Estás llena de sorpresas, ¿verdad?-, comentó divertida. Luna hizo una pausa en su trenzado para acariciar la mejilla de Daphne. -¿Sabes por qué es hora de que nos lo hagas saber?-.

Luna tarareó pensativa, atando el extremo de la trenza. -No exactamente-, dijo. -Pero sé que puedo confiar en todos aquí. El bisabuelo me dio permiso para contarlo-.

Más de un par de miradas incómodas se cruzaron entre todos: ¿qué podía venir, para que Luna supiera de repente que tenían que conocer su herencia?.

Finalmente, Sullivan sonrió. -Bueno, me alegro de que estés aquí-, declaró, recogiendo sus libros y acercándose, obligando a Ernie a levantarse de su asiento. -¿Has hecho ya los deberes de Aritmancia? Mis números no suman bien y no puedo averiguar por qué-.

Aquello pareció romper el hechizo que había caído sobre ellos con la interrupción de Luna, y poco a poco todos empezaron a volver al trabajo. Pero eso no impidió que Harry se preguntara, levantando de vez en cuando la vista para mirar a la Ravenclaw de pelo rubio.

Finalmente, sacudió la cabeza, decidiendo dejar pasar el asunto. Si se trataba de algo importante, Luna se lo diría cuando lo necesitara. Normalmente lo hacía.

Snape estaba distraído.

Harry no sabía por qué, pero fuera cual fuera la causa, el hombre estaba seriamente fuera de juego. Harry estaba practicando su Legilimencia, y seguía encontrando su camino hacia los recuerdos que sabía que Snape no podía querer que viera. Un incidente con su padre; su primer beso con Remus... Harry trató de no fisgonear, pero teniendo en cuenta que Snape le había ordenado buscar las cosas que intentaba ocultar, no pudo evitarlo.

-¿Se encuentra bien, señor?-, preguntó tentativamente, una vez que fue empujado fuera de un recuerdo que involucraba pescado y papas fritas en algún muelle destartalado y un Remus Lupin de diecinueve años con pantalones de cuero, todo el corazón de Snape lleno de amor por el hombre. Calentó el propio corazón de Harry, al sentir lo que este hombre sentía por una persona que a Harry le importaba tanto, pero... no era propio de él.

-Estoy bien-, dijo Snape, mintiendo claramente. Sus ojos oscuros se encontraron con los de Harry. -Otra vez-.

Harry hizo lo que se le había ordenado, murmurando el hechizo para entrar en la mente de Snape, tratando de dividir su propia concentración. Se suponía que estaba escribiendo sobre los antídotos mientras buscaba en el paisaje mental del hombre, para practicar el manejo de la Legilimencia sin ser detectado. El contacto visual sólo era necesario para el hechizo inicial, después de todo. 

Apareció en la ya familiar niebla de las defensas mentales de Snape -(actualmente en un nivel bastante bajo, mientras Harry seguía aprendiendo)- y estrechó su enfoque para algo que seguramente haría que Snape volviera a ser el de siempre.

Muéstrame por qué odias a mi padre.

Inmediatamente hubo un enjambre de recuerdos, pero uno brilló más que cualquier otro, y Harry se sumergió en él.

Cuatro chicos, enfrentándose a un chico más delgado después de un examen. Una chica, pelirroja y llena de ira, acudió a defender al chico flaco. Una pelea, y el chico flaco estaba colgado en el aire de repente, con la túnica por encima de la cabeza mostrando que era todo un Mago Tradicional debajo de ella. Risas burlonas, la pelirroja ofreciéndose a ayudar, esa palabra, esa horrible palabra, la palabra que lo arruinaba todo. Los cuatro chicos, con rostros que se volvían crueles, liderados por el de pelo oscuro y piel bronceada y ojos marrones vengativos. -¿Quién quiere ver cómo le quito los pantalones a Snivelly?-.

Por fin, Harry se vio obligado a alejarse, volviendo a su propia mente con un jadeo. Al principio no estaba seguro de si la expulsión había provenido de Snape o de su propia repugnancia ante la visión... luego levantó la vista, y vio la furia absoluta en los ojos del Slytherin.

-Supongo que te habrán hecho gracia, ¿verdad?-, dijo con frialdad. Harry se quedó boquiabierto.

-¿Qué? Dios, no-. Eso pareció sobresaltar a Snape. -¿Así eran? ¿Así era... así era?- En ninguna de las historias que Sirius y Remus habían contado, mencionaban eso. -Eso... eso no fue una broma. Eso fue una agresión-. No había visto si de hecho le habían quitado la ropa interior a Snape, pero incluso sin que fueran tan lejos seguía siendo una agresión sexual. -¿Por qué Remus no hizo nada?-.

-Los detuvo, en el momento en que Potter siquiera insinuó... bueno, ya lo viste-, dijo Snape con rigidez. -Siempre fue... reacio a interferir, cuando se ponían en marcha. Le preocupaba que si se enteraban de lo nuestro, lo abandonaran, o algo peor. Eran su manada. No podía enfrentarse a eso-.

-No dejas que eso le pase a alguien que amas-, argumentó Harry con firmeza. -¿Cómo puedes perdonarlo por eso? ¡Y Sirius! Sirius era...- Harry ni siquiera tenía palabras para lo que sentía, viendo a su padrino hacer algo tan cruel. -Me recordaron a mi primo, y a sus amigos-.

Los labios de Snape se convirtieron en una fina línea. -A veces, olvido que tu infancia fue más parecida a la mía que a la de James Potter-.

Harry hizo una mueca. -A veces me gusta olvidar que mi infancia existió-, replicó sin rodeos. Se pasó una mano por el pelo. -Dios, no me extraña que me odiaras al principio. ¿Cómo demonios has conseguido Sirius y tú ser civilizados, por no hablar de una especie de amigos?-.

-Se hicieron las paces, por varios incidentes-, dijo Snape. -Nuestros años escolares fueron... complicados, por decir lo menos. A veces, en la vida hay que decidir pasar por encima de las cosas que duelen, porque seguir guardando rencor por ellas puede empeorar las cosas. No hace falta decir que Black y yo nunca seremos compañeros de pecho, pero por la causa de un bien mayor podemos ser compañeros. En cuanto a Remus... esa historia es aún más complicada, y basta con decir que no te debo una explicación-.

Harry se quedó con los ojos muy abiertos, asintiendo. -Sí, señor-. Pero aún no podía entenderlo, perdonar a gente que te trataba así. Perdonar a la gente que se mantuvo al margen y dejó que sucediera. -¿Es... es cuando usted y mi madre dejaron de ser amigos, señor?-.

Lentamente, Snape asintió con una sacudida. -Ella me perdonó, eventualmente-, dijo. -Pero para entonces, el daño ya estaba hecho-. Se frotó inconscientemente el antebrazo izquierdo, donde la Marca Tenebrosa acechaba bajo la manga.

Un silencio incómodo se extendió entre ellos. Entonces, Harry se armó de valor. -Disculpe mi franqueza, señor, pero ambos sabemos que no soy tan buen legilimens-, dijo con franqueza. -Nunca debería haber visto eso. Cualquier otro día, no me habrías dejado llegar tan lejos. ¿Qué demonios te pasa hoy?... Señor- añadió tardíamente, sin querer tentar a la suerte. Snape frunció el ceño, acomodándose un poco el pelo detrás de la oreja.

-Eres más hábil de lo que crees-, admitió con displicencia. -Pero tienes razón, no deberías haber visto eso. Albus me llamó a su despacho esta mañana, para dar un informe sobre tus progresos en Oclumancia-.

Los hombros de Harry se tensaron, pero seguía sin entender cómo aquello podía tener a Snape tan lanzado. -Ya lo había hecho antes, ¿verdad? ¿Qué fue diferente esta vez?-.

-Parece... disgustado con lo que le he dicho que encontré en tu mente-, dijo Snape, frunciendo los labios. -El director parece creer con más fuerza que antes que el horrocrux que hay en tu interior te está... controlando-.

Una risa sobresaltada brotó de los labios de Harry. -¿Él qué?- ¡Eso era lo más ridículo que había oído nunca! -Creí que estaba de acuerdo en que no estaba poseído-.

-No es posesión-, corrigió Snape. -Albus cree que a medida que sus compulsiones sobre ti se han erosionado -(no es que haya admitido explícitamente haber hecho tales cosas, simplemente se refería a cómo estabas envejeciendo)- ha permitido que el horrocrux empiece a influir en tu propia alma, volviéndola oscura. Haciendo que te parezcas más al joven Tom Riddle que él recuerda-.

-Lo único que tengo en común con el joven Tom Riddle es que ambos vimos a través de las tonterías de Dumbledore-, murmuró Harry. -¿Por qué es un problema?- No entendía por qué tenía a Snape tan molesto.

-Porque, tonto de Gryffindor si Albus puede convencerse a sí mismo de esto, entonces puede convencer a los demás. No necesita hablarles de las compulsiones, ni del horrocrux; ciertamente no me ha mencionado ninguno de los dos. Sólo tiene que jugar con tu conexión con el Señor Tenebroso, la que la mitad del colegio sabe que tienes gracias a que tus compañeros de dormitorio hablaron de tu visión antes de Navidad. Mencionará que desde que el Señor Tenebroso regresó te has vuelto más frío, más retraído, más inteligente. Has hecho nuevos amigos -(amigos poderosos)- y te has alejado de su propia mano guía. Exactamente como otro joven hizo una vez en estos pasillos-.

Con un horror creciente, Harry empezó a ver el problema. 

-Tendrá a toda la Gran Bretaña mágica en tu contra antes de que te gradúes-, terminó Snape con tristeza. 

-Pero... seguramente nadie le creerá-. dijo Harry débilmente, sabiendo ya la respuesta.

-Es Albus Dumbledore-, señaló Snape, -mucha gente creería que el cielo es verde si se lo dijera. Y en lo que respecta al público en general, él te conoce mejor que la mayoría. Si les dice que tu comportamiento ha cambiado, ¿quiénes son ellos para discutir lo contrario? Sobre todo si no se equivoca-.

Snape tenía razón. Todas esas cosas, todo lo que Dumbledore utilizaba como señal del giro de Harry hacia la oscuridad, eran técnicamente ciertas. Se aplicaba mejor en las clases, no soportaba tanto las miradas del público en general. Se había separado de forma bastante explosiva de Ron y Hermione, y tenía un nuevo círculo de amigos poderoso e influyente. Igual que Voldemort tuvo una vez, sus seguidores originales. 

Y definitivamente se estaba alejando de la guía de Dumbledore, lo que para muchos en este país era una señal segura de oscuridad. 

-¿Qué hago?-, preguntó. Snape se recostó en su silla, pensativo.

-Le aseguro a Albus que no vi ningún signo de influencia externa en su mente, aparte de lo obvio. Ningún recuerdo de haber practicado Artes Oscuras en secreto, ni de haber torturado animales-, sus labios se torcieron brevemente, -pero como cree que no soy consciente del horrocrux que hay dentro de ti, sospecho que sólo supone que no sé qué buscar-. Volvió a fruncir el ceño. -No debes dejar que esto desbarate tus planes. Tu separación pública del director es inevitable; sólo podemos esperar que llegue en un momento en que la opinión pública esté a tu favor. Deja la manipulación de Albus para mí-.

-Si estás seguro-. A Harry no le gustaba la idea de dejar todo aquello en paz, pero poco más podía hacer. Perdería mucho terreno si pretendía volver a convertirse en la dócil marioneta del director. Y su cordura, también, en poco tiempo. 

-Creo que hemos terminado por esta noche, Potter-, declaró Snape, y ahora que Harry lo miraba más de cerca podía ver el estrés en el surco de su frente, la tensión en sus hombros.

-Sí. Sí, por supuesto-. Se apresuró a coger su bolsa. -Yo... siento haber visto esos recuerdos, señor. Siento lo que mi padre le hizo-.

La sonrisa que devolvió Snape fue algo retorcido y amargo. -Esos no son tus pecados por los que debas disculparte, Harry-, contestó uniformemente.

-Lo siento de todos modos-. Entonces Harry se marchó, con el corazón encogido, preguntándose por qué nadie le había dicho nunca que su padre era un imbécil.

Lo primero que hizo al llegar al dormitorio fue resguardarse en las cortinas de su cama y sacar su espejo. -Sirius Black-.

Sirius respondió en instantes, y la brillante sonrisa con la que saludó a Harry se le cayó en cuanto vio la expresión de su ahijado. -¿Qué pasa, cachorro?-.

-¿Está Remus ahí?- preguntó Harry, y Sirius frunció el ceño.

-Sí... ¿Necesitabas hablar con él?-. Harry pudo ver el cambio de fondo cuando Sirius se levantó, sin duda para ir a buscar a su amigo.

-Los dos, si no están ocupados-.

Pronto Harry pudo ver a ambos hombres en la superficie del espejo, mirándolo con preocupación. -¿Está todo bien, cachorro?-.

Harry les contó; sobre su lección de Legilimencia, y la escena que había visto en los recuerdos de Snape. Mientras hablaba, vio cómo ambos se ponían más pálidos.

-Harry...- Sirius comenzó, y Harry lo fulminó con la mirada.

-No seas condescendiente conmigo-, le advirtió. -¿Cómo podría...? Ni siquiera estaba haciendo nada. Sólo estaba allí-.

-Las cosas entre Severus y James eran complicadas, Harry. Y Severus será el primero en admitir que no era precisamente inocente en el asunto-, dijo Remus.

-Apuesto a que Snape no puso a ninguno de ustedes semidesnudos en medio de los terrenos del colegio-, espetó Harry con maldad, alegrándose cuando ambos se estremecieron.

-No, no lo hizo-, admitió Remus. -Eso fue demasiado lejos, e incluso James estuvo de acuerdo en eso, una vez que se calmó. En cierto modo, se puso rojo después de que Severus llamara a Lily la palabra S.

-¡Pero el hecho de que lo tuvieras así en absoluto!- Harry no dejaba que lo convencieran de su enojo. -Trataste a Snape como mi primo Dudley me trató a mí. Tuve suerte de que no tuviera magia para ayudar en el camino-. Dudley con magia... eso sí que era materia de pesadillas.

Su acusación hizo que Sirius diera un respingo. -Éramos de quinto año-.

-Yo soy de quinto año-, replicó Harry inmediatamente. -Eso no es excusa-.

-No, no lo es-, convino Remus con tristeza. -Harry, siento que hayamos intentado protegerte de las partes más... reivindicativas de los años escolares de James. No queríamos que pensaras mal de tu padre, era mucho más que el chico que veías en esos recuerdos-.

-¿No querían que pensara mal de él, o de ti?-, preguntó Harry con conocimiento de causa. Ambos guardaron silencio. -Así lo pensé. Miren, los quiero a los dos. Siempre lo haré. Pero... no sé si podré mirarlos igual, habiendo visto eso-.

Sirius parecía aplastado de una manera que hizo que el corazón de Harry se apretara. 

-Lo entendemos-, aseguró Remus. -Pero, por favor, comprende que sólo fue un momento. Un incidente; ninguno de nosotros en su mejor momento. Cuando tengamos la oportunidad de sacar el pensadero Potter de la cámara acorazada, te mostraremos más. Lo bueno y lo malo-, prometió. -Pero a pesar de algunos momentos difíciles, James Potter era un buen hombre. Al igual que Sirius. Y yo... me esfuerzo por ser digno del perdón que Severus me ha ofrecido-. Ahora también parecía dolido, y Harry empezó a sentirse un poco culpable. No quería desenterrar viejas heridas. Sólo quería comprender.

-Tú también eres un buen hombre, Moony-, insistió Sirius con aspereza. -El mejor de nosotros-. Una sonrisa se dibujó en el rostro de Remus, pero no dijo nada.

-Creo que sería bueno-, dijo Harry lentamente. -Para ver más recuerdos. Si estás dispuesto-. Cualquier cosa con tal de desterrar de su mente la horrible visión de la cruel y risueña cara de su padre. 

-Este verano nos pondremos de acuerdo-, prometió Remus. -Pero, por favor, Harry, no nos eches en cara nuestras estúpidas decisiones de adolescentes como adultos. Sabemos que nos equivocamos, en aquel entonces. Hemos crecido. Nos disculpamos. No fue fácil, a veces. Pero seguimos adelante-.

-Snape dijo lo mismo, más o menos-, admitió Harry, y la sonrisa de Remus por fin pareció genuina.

-Trabajamos en un montón de viejos agravios para llegar a donde estamos hoy-, dijo. -Ojalá no hubiera sido la primera vez que viste a tu padre, Harry. Pero lo hecho, hecho está. Tú mejor que nadie sabes que estas cosas no suelen ser sencillas-.

Harry sabía que estaba hablando de Draco, y una parte de él quería argumentar que Draco había tenido doce años y nunca había hecho nada tan malo como eso y que ahora lo sabía mejor. Pero estaba cansado, y le dolía el corazón, y le preocupaba que si seguía hablando de ello se convenciera de odiar a su propia familia. Él no quería eso.

-Creo que voy a dormir un poco-, dijo finalmente. Sirius todavía parecía que alguien había pateado a su cachorro.

-Te queremos, Harry-, dijo seriamente, y Harry logró una pequeña, pero genuina sonrisa.

-Yo también los quiero a los dos-. Ni siquiera ese horrible recuerdo podía cambiar eso.

-¿Parecía Severus ocupado, cuando te fuiste?- Preguntó Remus, frunciendo el ceño. 

-No, no lo creo-. Por su aspecto, Harry dudaba de que pudiera concentrarse en el trabajo. Remus asintió, pareciendo aliviado, y Harry supo que pronto habría una visita en los aposentos del maestro de Pociones. Bien, independientemente de cómo se sintiera ahora con respecto a toda la situación, Remus y Snape se querían, y a ambos les vendría bien la compañía después de que Harry hubiera sacado a relucir una historia tan difícil. Por no hablar de las otras preocupaciones de Snape.

Harry les dio las buenas noches a ambos y se quedó un rato en silencio, todavía con la túnica del colegio.

Decidió que hablaría con Draco cuando pudiera. Tal vez él tendría alguna idea para calmar el alma de Harry.

Por ahora, realmente necesitaba dormir.

Continue Reading

You'll Also Like

19.7K 2.5K 43
𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 | ❝cuando eres la perfecta definición del omega imperfecto, pierdes todo pensamiento positivo de algún día encontrar al amor d...
Cortejo By ✨✨

Fanfiction

154K 23K 13
Los Black tienen tradiciones y rituales para cualquier ocasión. Incluso la de acercarse a alguien. Sirius podría no saber demasiado de esto, pero Reg...
1.4K 93 5
¿qué pasaría si el señor oscuro volviera al pasado? cambiando todo
584K 78.7K 46
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!