No toda distancia es ausencia, ni todo silencio es olvido. (Mario Sarmiento)
ESTELA TESSIER
Una de mis manos tomo su mentón y mi pulgar acarició delicadamente su labio inferior. Sus labios se entre abrieron lentamente, con su mirada fija en mi.
En este momento no se si vi mal o sus mejillas tomaron un color rojo tenue.
Se siente bien tener un poco de control.
Y me reí en su cara. Con aún sus labios cerca de los míos. Si, fue una acción llena de nervios, lo admito.
Tenerlo así de cerca me hizo notar sus largas y pobladas pestañas. Podía apreciar mejor el color de sus ojos y veía como sus pupilas se dilataban cada vez más.
También tenía unas cuentas pecas por su nariz respingada, pero eran casi imperceptibles y no eran muchas, si no lo hubiera tenido de cerca, sinceramente nunca las habría logrado notar.
—En tus mejores sueños —sonreí de lado. Me acomode de nuevo en mi asiento, ignorando por completo su expresión.
Solto un pequeño bufido—. Afortunada serías tú de besarme, estúpida. —Observe de reojo y, el ya estaba de nuevo en la posición de antes, escribiendo.
—De casualidad, ¿"Humildad" no es tu segundo nombre?
—No tengo segundo nombre —informo con todo indiferente.
—Amargado —murmuré, estaba por levantarme de la silla, ¿Para que? Ni yo sé; cuando sentí algo con pelos moviéndose por mis pies, un fuerte jadeo se escapó de mis labios a la vez que rode la silla un poco hacia atrás.
Hades dejó escapar una risita y doblo su espalda, estirando sus brazos para el suelo para agarrar y poner sobre su regazo a la bolita canela de pelos.
—Es solo Harvey —lo acarició, con su vista sobre la criatura.
Me acomode antes de caerme en la silla, pues estaba inclinada. Nunca había tenido alguna mascota, sin embargo amo a los perros; Hannah tiene 5 y casi siempre los veo.
—Deberías agradecerle, eh. —Señaló al cachorro—. Gracias a él nos conocemos —esta vez me miró a mi.
Resople, acomodando varios mechones de cabello que se habían corrido hacia mi cara—. Hablas como si conocerte fue lo mejor y más interesante de mi vida, Edevane. —Apoye los codo en la mesa y recoste mi cabeza sobre mis manos.
Relamió su labio inferior—. Sabes que si —dijo con burla.
Mi mirada cayó sobre Harvey, busco acomodo en el regazo de su dueño y, tomo una posición de esas como para dormir que siempre toman los perros; se veía cansado.
—Mmm...se ve cansado —murmuré, aunque el pelinegro logro escucharme.
—Eso, quiere dormir —me informo como si el perrito le hubiera hablando.
Arrugué mis cejas.
—¿Entonces por qué no duerme?
Hades sonrió en una línea—. Porque tengo que dormirlo yo.
Para mí fue inevitable no reírme en una carcajada, ¿Como que dormirlo el? Pareciera que habla de su mascota como si fuera un bebé.
Bueno, Hannah dice que sus mascotas son sus hijos.
Eleve una ceja con diversión y aún la sonrisa plasmada en mi rostro—. ¿Disculpa?
—Es complicado de explicar.
—Es un perro muy consentido —le di una explicación lógica.
Hades ladeó su cabeza a ambos lados—. Quizás. —Suspiro—. Cuando va a dormir tengo que ponerle una caricatura, si no no se duerme.
Eso me dio más impulso de reírme, el se río de sus propias palabras.
—Por dios. ¿Que más hace? ¿Llora cuando no le das comida?
—Lo hacía —corrigió—, cuando era un bebé.
Asentí riendo.
Se veía muy lindo así, me parecía tierna esa escena de el egocéntrico arrogante y su cachorro que le hacía sacar su lado dulce que, sabía guardaba.
¿Nunca los han mirado con amor?
¿Con adoración?
O, ¿Como si fueran lo más preciado de una persona?
Si bueno, esas son las miradas de Hades en este momento.
—Ya veo quien saca tu lado sensible y tierno. —Recoste mi espalda en la silla otra vez, ya la posición anterior me estaba cansando.
Y por algún motivo, me alegra saberlo.
—¿Y quien saca el tuyo? —quiso saber, ahora me miraba.
Dude un poco antes de responder.
No soy cursi, ni románticamente ni en alguna amistad; o así lo considero yo. No soy el tipo de personas que siempre abrazan a las demás o tienen contacto físico sentimental.
¿Con la persona la cual puedo expresarme y sentirme cómoda? Mi mamá. Aunque con Axel y Hannah también.
—Cuando sacamos nuestro lado "dulce" no nos damos cuenta, Estrella, por tal cosa no sabes que responder.
—Creo que tengo la misma actitud con todas las personas que conozco —sincere.
—¿A todos los tratas con sarcasmo y ironía?
Me acomode de nuevo, esta posición ya me estaba haciendo doler el cuello. Auch.
Abrí mi boca y luego la cerré de repente. He notado que si, puede ser que tenga una particular actitud con Hades, es como que cuando está el digo cosas sarcásticas o irónicas que en verdad no pienso.
O muy probablemente su forma de hablar estuviera haciendo efecto en mí; he escuchado que cuando pasas bastante tiempo con una persona sueles tomar su forma de decir las cosas.
—Efecto Edevane —sonrió de lado.
Arrugué mi entrecejo mirándolo con extrañación, ¿Que acababa de decir?
—¿Efecto Edevane? —replique sus palabras en modo de pregunta.
Asintió—. Mhm. Efecto Edevane. Te quedaste pensando en si tú actitud cambio conmigo, sabes que es cierto. —Se levantó antes de emitir sus palabras, no me moleste a ver para donde tomo dirección.
Rode los ojos negando con la cabeza, odiaba que pensara que para mí era alguien realmente relevante.
—No voy a desgastar más palabras en ti para responder eso. Pathétique.
Dudo que haya escuchado. No obtuve respuesta de su parte y al mirar sobre mi hombro confirme que no estaba en el comedor; ¿A donde se había ido?, en fin. Me quedé mirando todo al rededor y no había notado lo acomodado en que Hades tenía este lugar.
Tengo dos dudas, ¿Como nunca me di cuenta de esta cabaña, si desde los diez años vengo a este bosque? Y segundo, ¿Cómo Hades tiene esta cabaña?
El bosque anteriormente era un lugar turístico, pero hace un poco más de ocho años fue abandonado por razones que no se. A un kilómetro más o menos hay una residencia privada, ahí vivo yo.
—"Pathétique" —susurro con burla tras de mi—, ¿Que es? ¿Patético?
—¡Has acertado! Felicidades Edevane —respondí con sarcasmo y un gesto de manos como si mi vida dependiera de aquello—. Nah, tampoco estaba tan difícil —ladee mi cabeza a ambos lados con un tono de hablar conmigo misma.
Jugaba con un bolígrafo en mis dedos, curiosa por el silencio que residía; Hades no le dio respuesta alguna a mis palabras. Solo escuche como una puerta se cerraba.
Me moví sobre la silla, recostándo mi mentón donde comenzaba el espaldar de dicho asiento. Y ahí estaba el, con una ropa diferente: Una camisa blanca con una chaqueta negra, un pantalón de esos que son suaves pero no parecen pijama.
—¿Quieres salir a caminar? —arregló el cuello de la chaqueta.
Fruncí mi nariz.
—¿Caminar? ¿En el bosque? —en realidad quería decir "¡Claro! Caminamos y morimos congelados, que inteligente, Edevane".
Él solo asintió, volteandose para entrar a la pequeña cocina y tomar del mesón un llavero con muchas llaves.
Rei luego de bufar con sarcasmo—. Estas loco.
—Fantástico —dijo sin más. Ahora se acercó a la puerta, podía ver a dónde se movía con claridad porque toda la cabaña estaba conectada sin divisiones—. ¿Vienes o te acompaño a tu casa? —ahora me miraba.
—Estamos a... —encendí mi celular apoyado en la mesa—, menos cero grados y no, no está en mis planes morir de hipotermia para tu información.
Escuche como metió una de las llaves en la cerradura y abrió la puerta. Yo me levanté y «De tanto tiempo sentada ahí ya me dolían las piernas». Tome mi chaqueta y me la puse, sobre el suéter color negro que llevaba.
—¿Sabes, estrella? De igual forma tendremos que caminar a tu casa. No te dejare ir sola porque son las siete de la noche y estás en un bosque.
Apreté mis labios, tenía razón; de igual forma tendría que caminar hasta mi casa.
Ya me he ido varias veces sola y aún más tarde.
—¿A quien se le ocurre poner una cabaña en medio de un bosque? —sonó como si hablara conmigo misma en voz alta.
En ese momento no pude ver lo que él hacía ya que mi atención estaba en recoger todo lo que traje y no dejar nada. Me acerqué a él marco de la puerta y oh, de verdad odiaba las tormentas de nieve, ni siquiera había puesto un pie en la nieve y yo ya temblaba.
—A mi familia.
Lo mire con una sonrisa sarcástica— Casi no me doy cuenta.
La fina línea de sus labios se convirtió en una sonrisa que pronto se desvaneció, lo ignore por completo.
Salimos de la cabaña, no hubo palabra de por medio y solo empezamos a caminar. El frío nos rozaba a pesar de tener capaz de ropa cubriéndonos, agradezco que no esté en plena nevada, al parecer el clima se calmaba y solo quedaban montones de nieve por los suelos.
Levanté la mirada para encontrarme con un Hades mirando a la luna. Aprecie su perfil con cuidado, su piel era demasiado blanca, casi parecía un vampiro ficticio; ahí fue cuando la pregunta salió de mis labios en modo automático.
—¿Tomas sol?
—No. Tomo luna —respondió sin dirigirme la más mínima mirada.
Por alguna razón eso me hizo reír y por otra extraña razón el se contagio de mi risa, no dijo nada al respecto.
Trague saliva—. Primera vez que escucho eso.
—¿No era que leías?
Arquee una ceja con confusión—. Si, ¿Eso que tiene que ver?
—Bueno, he leído libros donde los vampiros dicen que salen a la luna. No se si te suena —en la última frase se notó su sarcasmo sin filtros.
Blanquee los ojos—. No me refería a eso, obvio lo he leído, pero no escuchado de una persona real.
Me abrace a mí misma cuando una ola de viento nos azotó, era una tortura pensar que mi casa quedaba a casi un kilómetro. Quería sacar los audífonos para escuchar música, el detalle es que los tenía en mi bolso y me daba flojera sacarlos.
—¿Puedes contarme sobre ti? —hable entre tanto silencio. Hades se giro a verme con una expresión neutra, un poco después frunció su entrecejo.
—¿Sobre mi?
—Mhm, —lo señalé—. Quiero saber más de ti.
El se rió negando con la cabeza, luego bajo un poco su mirada para encontrarse con la mía—. Mi vida no es interesante.
Me encogí de hombros—. Cuando quieres conocer realmente a una persona no te importa si su vida es interesante o no.
—¿Y para que querrías conocerme?
—Ahg, haces muchas preguntas.
—Ah, supongo que ya me parezco a ti.
Desvíe la mirada hacia el piso, observaba como mis pies pisaban esa blanca y suave nieve, también piedras que yacían ahí por obra de naturaleza.
—Puedes decirme cuál es tu color favorito o que te gusta hacer, si tienes hermanos...hay muchas cosas que puedes decir —dije tratando de expandir su mente a nuevas ideas.
Por un momento no escuché su respuesta, hasta que por fin hablo.
—Tengo un hermano, mi color favorito es el negro y verde esmeralda. Se hablar alemán y me gusta dibujar, listo ¿Contenta? —me dio una sonrisa fingida.
—¿Cómo se llama tu hermano? —cuestioné.
—Cosmo.
—¿Cos... —y no pude terminar porque una risa se atravesó, yo que pensaba que el "Hades" era original—. Bueno, Cosmo Edevane suena bien. —Ladee mi cabeza a ambos lados—. ¿Seguro que tus padres no estaban alcoholizados cuando eligieron su nombre?
Hades se rió, esa risa ronca pero suave me recordaba a muchas cosas, buenas y malas. Viniendo de el era agradable.
—Es un nombre original —murmuró entre dientes.
—Bastante. ¿Cuantos años tiene el?
—22, pero pronto cumplirá 23 —me informó.
Asentí, remojando mis labios.
Suspiré—. Yo soy hija única.
—Supongo que es tranquilo ser hija única. En mi casa solían haber peleas estúpidas entre mi hermano y yo por cualquier cosa. —Sonrió con algo que pude denominar era nostalgia, anhelación por volver a esos momentos.
Arrugué mi entrecejo—. ¿"Solían"?
Hizo una sonido de aprobación con su boca—. Ya no vive conmigo.
Seguimos caminando y al parecer nuestro tema de conversación se acabó porque nadie más dijo nada, pensé si contarle más sobre mi, sin embargo no estaba muy segura, tampoco quería aburrirlo contándole sobre mi.
Estábamos pasando justo al rededor de un lago congelando, solté un jadeo cuando Edevane apoyo un pie en el hielo.
—¿Quieres venir?
Fruncí el ceño—. ¿Y correr el riesgo de morir ahogada o de hipotermia?
Si cruzamos el lago sería más rápido llegar a casa, sino tendríamos que rodearlo y nos tomaría unos 5 minutos más por lo ancho que es. Igualmente me niego a caminar sobre agua congelada.
Resopló—. No está tan frágil.
Entrelacé mis manos sobre mi abdomen, relajando mis hombros—. Bien, entonces ve.
Entrecerró sus ojos con burla e incredulidad—. Si se rompe no pienso mojarme solo yo.
Me puse en cuclillas y tome una roca del suelo, la lance con una fuerza que según yo estuvo bien, el hielo no se rompió.
—¿Lo ves? No hay problema. —Tomo una mis manos y la entrelazó con la suya.
Hades está loco.
Talvez yo también por seguirle el juego.
El empezó a caminar y temí que en algún momento diera un gran paso que rompería el hielo.
—No entiendo qué quieres lograr con esto. —Daba pasos de tortuga, cada vez apretaba más nuestro agarre.
Él quiere matarme, definitivamente, le caigo muy mal.
Seguí caminando tranquila, no es como si fuera a resbalarme.
¿O si?
Si, eso paso ahora.
Que suerte la mía.
Solté un grito ahogado cuando creí que caería al hielo pero en realidad caía en los brazos de Hades.
Con su rostro cerca del mío, por segunda vez el mismo día.
Quería darle un golpe en esa linda nariz que tiene. Pero si lo hacía aquí probablemente me pondría en más peligro.
Me las arregle para tomarme más fuerte de sus brazos—. Te odio, ¿Sabes? —masculle.
Me miró con molestia, pero una sonrisita se escondía.
—Si me odiaras no estarías tan sonrojada.
Susurro, su aliento rozando mis labios.
Oh.
★
Estos Hades y Estela... Pido perdón por dejar el capítulo así de nuevo *se esconde*
¿Cómo les ha ido la semana?
¿Que les pareció el capítulo?
¿Momento favorito del cap?
¡Gracias por las 25k de lecturas! Cuando tenga tiempo les subo dos capítulos a la semana. <3
Ig: sophitter_
Gracias por leer, hasta la próxima actualización♡,
Sophia.