Que electricidad

By pondwritess

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enemies to lovers ⚡️ More

prólogo
que lo hayas disfrutado
podemos estar así todo el día
ya he visto lo suficiente
no sabes nada de mi
pero si eres tú la que has venido
¿te diviertes?
perdona por preocuparme
¿te puedo pedir algo?
no estás sola
¿por qué te importa?
al menos piensas en mi
¿por qué debería confiar en ti?
no somos amigos
hasta que te canses de mí
no me importa
quédate conmigo
eso no te lo crees ni tú
no sé que tipo de persona eres
que fácil lo ves todo
una malísima idea
yo siempre quiero
guilty pleasure
cuando tú quieras
pide un deseo
echarse de menos
fluye
todo y nada
nosotros
Las mejores cosas suceden cuando no las esperas
tenemos todo el tiempo del mundo
Quién lo iba a decir

electricidad

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By pondwritess

Flavio y Samantha salieron de los juzgados a las doce y doce la mañana. El juez les había dado la razón, Marc tenía que pagarles una suma de dinero por los daños causados. Pero no todo era bueno, no podían obtener una orden de alejamiento ya que no podrían probar que era un peligro para la chica. Las amenazas de las fotos no eran una prueba suficiente, ya que no existían tales fotos y ya había pasado bastante tiempo de aquello. Solo les quedaba confiar que Marc no les volviese a molestar, aunque algo les decía que después de aquel juicio, su rabia aumentaría y no iba a quedar de brazos cruzados.

A la una y treinta Samantha estaba esperando en una oficina de colores pasteles llena de girasoles por todos lados, mientras Flavio esperaba en una cafería alrededor. La editorial la había citado a la una, pero por el juicio había llegado un poco tarde. Para su suerte no se lo tuvieron en cuenta, ya que era un tema de fuerza mayor.

Estaba nerviosa, claro que lo estaba, desde aquel correo no había podido conciliar el sueño como le gustaría. En aquel correo le habían propuesto tener su propia columna de poemas en una revista, no publicarle un libro, eso era demasiado. Parte de ella esperaba algo de eso, lo deseaba, aunque una columna en una revista estaba bien, iban a pagarle por ello, pero... ¿Cuánta gente la leería? No aceptar no era una opción porque tampoco tenía ningún plan B, pero tampoco era lo que prefería hacer. Esa reunión era para firmar contrato en caso de que le interesara, Flavio le decía que aceptara, solo era el principio de todo lo que se venía, y tenía razón, no podía pretender empezar por arriba, aunque ella llevase escribiendo la mitad de su vida.

— ¿Samantha Gilabert? – escuchó decir a una chica de estatura media con pelo negro y corto. La chica le sonrió y se sentó en la silla que estaba justo en frente de ella. – Soy María, perdón por hacerte esperar.

— Perdona a mí, he llegado tarde a la hora acordada, pero se me hizo imposible llegar antes – se disculpó tratando que no se le notara lo nerviosa que estaba.

— No te preocupes, sé como funciona los temas legales, ¿todo fue bien? – Por supuesto que tuvo que informar donde iba, ya que iba a llegar tarde a la firma de un contrato.

— Sí, no todo lo bien que podría haber ido, pero bien – suspiró resignada a la sentencia del juez. Marc podría molestarla cuando quisiera porque no había nada que se lo impidiera, ojalá tuviese certeza de que eso no iba a suceder.

— Siempre se puede estar mejor – dijo mientras sacaba una carpeta roja de un cajón. – Bueno, ¿has pensado en la propuesta de la revista? Te voy a ser sincera, Samantha. Si yo fuera tú no aceptaría, creo que tienes el talento suficiente para estar en una simple revista de nuestra editorial, pero en este momento no podemos ofrecerte otra cosa, aún así no queremos prescindir de ti. Creemos que con una buena base de marketing en redes sociales vas a crecer rápidamente. La idea es que la gente te conozca y quiera leerte más. Es ahí cuando te propondríamos la posibilidad de publicar un poemario, pero para empezar necesitamos que la gente de fuera te conozca antes, necesitamos asegurarnos que te van a comprar el libro. Estas cosas funcionan así y es nuestra filosofía para tratar de conseguir la máxima rentabilidad posible, para nosotros y para ti. Creemos que tienes mucho talento, pero el talento no lo es todo, la gente tiene que conocerte para que te compren lo que escribes, si no te conocen, no te van a comprar nada y no nos vale la imagen que ya tienes. Queremos que la gente conozca a la Samantha que escribe y una vez que eso suceda, vendrá todo lo demás. No sé cuanto tiempo va a tardar, es todo un proceso, por eso en mi opinión personal, como persona no aceptaría y buscaría otra oportunidad, pero como directora de esta editorial te pido que nos des una oportunidad a nosotras, creemos que con tu talento todo será muy fácil, pero no podemos prometerte nada.

Samantha trató de analizar toda la información que la chica le acaba de decir, no era un problema para ella ser conocida, había pasado años de su vida asegurándose de que la gente la conocía, sea cual fuese la manera. Estaba cansada de ser la chica popular que todo el mundo conocía, pero esta vez sería distinto, ahora tenía que ser popular haciendo lo que le gustaba hacer, escribir.

Podía hacerlo, no era ningún problema para ella dar a conocer sus poemas, no sabía si la gente que ya la seguía iba a leerla, pero poco a poco llegaría a más personas. No tenía nada que perder, era eso o nada. Era consciente que no iban a publicarle un libro de un día para otro, no era nadie, no había publicado nada, ni siquiera tenía un blog, era normal que no quisieran apostar por ella a lo grande. La vida no es tan fácil, ojalá lo fuese.

— ¿Podrías explicarme un poco más el tema de la revista? – inquirió antes de dar una respuesta fija.

— Claro – María sonrió y sacó unos papeles de la carpeta. – Nuestra editorial tiene una revista desde principios de año, es un proyecto nuevo, no vamos a mentir, pero está creciendo poco a poco. Hablamos de los nuevos libros que van de la mano de nosotros, entrevistas a los autores, artículos escritos por nuestros escritores o críticas de los libros, así como también una pequeña historia que hace las personas quieran leer la revista cada semana. Hemos pensado en incluir un apartado de poemas, es ahí donde entrarías tú. Creo que tienes una sensibilidad increíble a la hora de escribir, por eso, nos gustaría que escribieses de todo aquello que preocupa al mundo, a los jóvenes de hoy en día, a ti como persona. Por supuesto, eso iría acompañado de una campaña de marketing para darte a conocer, semana a semana publicaremos tus poemas en nuestra revista digital, ¿qué opinas?

— La verdad es que es más de lo que tengo ahora mismo, no estoy en condición de quejarme, he dejado mi trabajo por esto. Por decir he apartado la carrera que estudié por esto, no tengo nada que perder porque no tengo nada, así que una columna en una revista me parece algo genial en este momento. ¿Me gustaría publicar un libro? Claro que sí, sueño con eso, no te voy a mentir, pero soy consciente de que acabo de empezar a mostrar al mundo lo que hago y todo necesita un proceso, así que... Estaré encantada de escribir semanalmente para vuestra revista, darme a conocer nunca ha sido un problema para mí – sonrió pensando en que si algo había aprendido esos años de popularidad era a dar lo que la gente quería, de algo iba a servirle todo eso.

La rubia salió de las oficinas con un contrato firmado. Tenía trabajo, quizás no era un trabajo soñado o que le diese una suma alta de dinero, pero era el principio de su nueva vida, era más de lo que tenía antes.

Cuando entró a la cafería vio a Flavio con su ordenador tomando una café, estaba tan mono con su cara de concentración que no pudo evitar sonreír. No podía creer lo mucho que había cambiado su vida desde que lo conoció y no porque él la hubiese rescatado, sino en lo mucho que ella había evolucionado en todos los sentidos. Pasó de odiar a alguien a estar enamorada y tener una relación con esa persona, la más sana que había tenido nunca. Había pasado de sentirse perdida, de tener miedo a mostrarse tal cual era, a animarse a gritar al mundo lo que le gustaba hacer, escribir. La Samantha de hace un año y medio no hubiese sido capaz de hacer eso. Ahora le daba igual si la gente la miraba o no, al contrario de antes que vivía por y para ser conocida. Le daba ansiedad cuando no controlaba las situaciones, cuando no podía ser todo lo popular que quería, ya no quedaba casi nada de esa Samantha, salvo todo lo aprendido.

Se preguntaba en que momento había cambiado antes, todo pasó sin darse cuenta, gradualmente y se alegraba de que fuese así. Se alegraba que en todo ese proceso estuviese acompañada de Flavio, de Maialen, de gente que la quería tal cual era porque había aprendido que no necesitaba que otros la idolatraran por alguien quien no era. Lo único que necesitaba era que las personas que quería estuviesen a su lado.

Flavio subió la mirada y la vio caminar hacia él, tan radiante y con una sonrisa, se preguntó como le había ido en esa reunión, aunque supuso que bien a juzgar por la sonrisa. Había estado esperándola desde entonces, mientras hacía un trabajo del conservatorio. Había decidido que no iba a seguir estudiando oposiciones, al menos no ese año, se centraría exclusivamente en el piano y luego ya vería que hacer. Cambiaba de opinión cada día, pero estaba seguro de que esa opción era la mejor.

La chica se sentó a su lado y apoyó automáticamente la cabeza en su hombro. Necesitaba el contacto con él, porque así eran ellos, necesitaban mantener contacto físico todo el tiempo, se necesitaban mutuamente, ya sea con un abrazo o simplemente ir de la mano por la calle.

— ¿Qué tal ha ido? – preguntó el moreno bajando la pantalla de su portátil.

— Muy bien, la verdad que no puedo quejarme. Confían en mí, aunque no es del todo lo que me gustaría, sé que no puedo empezar a lo grande, ya sabes... Voy a escribir para la revista y ya luego vemos.

— ¿Estás segura?

— Es más de lo que tengo ahora, es un comienzo.

— Si tú estás segura, yo te voy a apoyar y voy a leer todo lo que escribas, ya sea en una revista o en un libro.

— Muchas gracias, bebé – dijo con tono dulce dándole un beso en la mejilla.

— Nada, me hace feliz verte feliz – sonrió y pasó su brazo por encima de su hombro.

— A mí también me hace feliz verte feliz. ¿Qué tal el trabajo? ¿Lo has terminado ya?

— Sí, bueno, me queda la última parte, pero creo que va bien. Las asignaturas teóricas no son tan tediosas como las prácticas, no requieren de mucho tiempo, aún así hay que hacerlas, ya sabes.

— Estoy segura de que vas a ser el mejor pianista de todos los pianistas del planeta – por supuesto que para ella él era el mejor.

— Bueno, no tanto, pero quiero que vaya bien. A veces pienso que perdí mucho tiempo en una carrera que no es tanto lo que quiero hacer, pero en su momento creí que era lo mejor, ahora no sé.

— Flavio, como persona que ha hecho una carrera que no le gustaba en absoluto, puedo decirte que eso no tiene nada que ver. Durante un tiempo nos hemos formado en otras cosas hasta encontrar lo que queríamos. Además, tú quieres ser profesor de piano o dedicar tu vida al piano, tu carrera es un plus en todo eso.

— Lo sé, pero si no hubiese estudiado tantos años, quizás ya hubiese terminado el conservatorio... Sin embargo, aquí sigo cuando la mayoría de mis compañeros ya se han graduado.

— Cada persona tiene su tiempo, ¿no es eso lo que tú siempre me dices? ¿No eres tú el que me dices que da igual cuanto tiempo he tardado en darme cuenta de lo que quería hacer? Somos jóvenes, tenemos toda la vida por delante. Da igual en cuanto tiempo hayan hecho los demás las cosas, a mí me importa lo que tú hagas y yo creo que lo estás haciendo muy bien. Yo siempre voy a estar ahí para escucharte tocar, sea estudiando o como profesional.

— Tú eres mi mejor público y mi mayor fan – sonrió y se acercó a ella para darle un dulce beso en la cabeza. - ¿Cómo te sientes tú? Quiero decir, con todo lo de hoy, sé que ha sido un día raro y quiero asegurarme de que estás bien.

Samantha se mordió el labio porque aún le costaba asimilar la relación que tenía, lo mucho que se preocupaba por ella y ella por él. Le gustaba sentir y saber que todo lo que ella sentía por él, él también lo sentía por ella.

— Estoy bien – dijo separándose de él y dando un sorbo a su café. – Ha sido un día raro, no te voy a mentir. Quizás esperaba poder asegurarme de que Marc no va a molestarnos más, pero bueno, las cosas son como son. Solo me queda confiar en que fue una rabieta del momento y que no va a hacer nada, aunque me da un poco de miedo pensar que todo esto le haga enfurecer más, pero no quiero vivir con ese miedo. Si hace algo, ya sabemos lo que tenemos que hacer – suspiró resignada. - ¿Tú que piensas acerca de eso?

— Yo creo que Marc es el típico que tiene una rabieta y luego se le pasa. Si quisiera hacer algo lo hubiese hecho mucho antes y no esperar a vernos. Creo que le importa más su imagen que otra cosa, por eso también creo que ya tuvo suficiente y no se va a arriesgar a hacer nada más. Y en caso de que lo haga, no solo la justicia se ocuparía de ello, sino que su imagen decaería y no creo que esté dispuesto a eso.

— Tienes razón, a Marc le importa mucho lo que sus amigos piensen de él, bueno, y el resto de la gente, pero en general sus amigos. Tener problemas con la justicia no es algo de lo que se sienta muy orgulloso.

— Estaremos bien – aseguró el chico. No podía saberlo a ciencia cierta, pero algo le decía que lo estarían, por eso se atrevió a decirlo.

— ¿No sientes como que estamos en otra etapa? Bueno, creo que lo estamos. Ambos hemos terminado unos estudios que quizás no era todo lo que queríamos, pero ahora estamos en el camino a aquello que queremos y lo mejor de todo es que lo estamos haciendo juntos. Sé que he sido un poco cabezona con todo, me he cerrado mucho tiempo cuando te tenía delante de mí todo el tiempo y lo que realmente quería era esto. Me haces muy bien, lo sabes, ¿no?

— Tú también me haces muy bien. Creo que los dos fuimos un poco cabezones, ambos teníamos miedo a algo que no conocíamos. Quiero decir, empezamos un juego odiándonos sin motivos, créeme, tener una relación contigo era lo ultimo que quería, así que cuando todo se volvió más serio me asusté. Los dos lo hicimos, pero todo fue parte del proceso para llegar a como estamos ahora. Yo no cambiaría nada si todo me ha llevado a ti, ha merecido la pena.

La rubia agarró la cara del chico y besó sus labios tiernamente saboreando el dulce sabor a café. Habían aprendido que todo tenía un proceso, que estaba bien tener miedos, huir de ellos y volver a enfrentarlos. Estaba bien desconectar para encontrarse uno mismo, estaba bien dejarse llevar y hacer esas cosas que de normal no harías. La vida daba muchas vueltas y nunca sabes donde vas a encontrar algo que te llene, que te haga sentir la persona más afortunada del mundo. A veces esa sensación la produce una persona, un momento, un lugar, una comida, no importa qué. Quizás aquello que tanto miedo nos daba era lo que necesitábamos, o no. Los miedos son miedos por algo, unas veces se superan y otras se aprende a vivir con ellos de la mejor forma posible, pero para llegar a ese punto hay que pasar un proceso.

Habían aprendido a conocerse a ellos mismos, tanto individualmente como en conjunto, y quizás por eso sentían que les estaba yendo bien, a pesar del poco tiempo que llevaban saliendo oficialmente.

Dos semanas concretamente.

Dos semanas en las que habían pasado la mayor parte del tiempo juntos, sino era en casa de él, era en la de ella. Compartían todo aquello que querían compartir porque ahora tenían claro que estaban viviendo la vida junto a otra persona, ahora eran el compañero de vida del otro y deseaban que fuese así por mucho tiempo. Sentían que llevaban mucho tiempo juntos y en cierta forma era verdad, aunque oficialmente solo llevasen dos semanas, ya había pasado casi un año desde que todo había empezado. Habían compartido momentos importantes de la vida del otro, conocían a sus familias, incluso Flavio había pasado unos días en el pueblo de ella.

Oficialmente eran dos semanas, pero su relación había empezado mucho antes. Aun así decidieron que su aniversario fuese el momento en el que dejaron atrás todos los miedos y comenzaron una nueva etapa.

— Te quiero – susurró ella besando sus labios nuevamente. – Mucho, – beso – mucho – otro beso más. – Demasiado – y otro.

— Yo también te quiero – mordió su labio inferior tratando de provocarla un poco, sabía lo que creaba en ella y le gustaba tentarla.

— No hagas eso – se quejó.

El chico no contestó solo se separó de ella con una sonrisa picara y satisfecha.

Flavio dejó las llaves encima de la mesa de su casa y saludó a su amigo que estaba sentado en el sofá viendo la tele. Las cosas habían cambiado, Dani y él habían compartido todo juntos desde que eran pequeños y ahora sus vidas estaban cambiando, pero aún así seguían estando para el otro. Quizás ya no pasaban tanto tiempo juntos como antes, sus vidas eran diferentes, tenían horarios distintos y, como era lógico, el tiempo libre querían estar con sus respectivas parejas. No era malo, al contrario, a pesar del poco tiempo que pasaban juntos, seguían estando ahí, apoyándose, compartiendo juntos las distintas etapas de la vida.

Dani y Flavio empezaron el colegio juntos, compartieron vacaciones, juegos, fiestas. Compartieron las primeras experiencias con las chicas, los miedos, las dudas. Compartieron toda la niñez y adolescencia y ahora estaban empezando a compartir aquella vida de adulto. Un timo, por cierto, nadie te avisa de lo mierda que es, nadie te avisa de que tienes que tomar decisiones y que las cosas no siempre son como te gustaría, es más, nunca lo son, pero todo se hace mucho más ameno si hay personas alrededor que te hacen sobrellevar todo. Cuando estás lejos de la familia, tus amigos son tu familia y eso era Dani para Flavio, era su amigo, su hermano y estaba agradecido de que nunca lo haya dejado solo, que lo entendiera y lo aceptara.

— ¿Cómo ha ido todo? – preguntó Dani preocupado por el resultado del juicio.

— Bueno, ha ido bien, supongo – Flavio se encogió de hombros y se sentó a su lado. - ¿Tú qué tal? ¿Has encontrado algún piso que merezca la pena? – Dani estaba pensando en irse a vivir con Laura, pero se les estaba complicando encontrar un lugar adecuado para ello, todo era demasiado caro o demasiado pequeño.

— Algo hemos visto, pero tenemos que seguir mirando, ya sabes como son estas cosas.

— Ya, paciencia.

— ¿Tú piensas quedarte aquí solo?

— Sí, voy a estar bien.

— ¿No tienes pensado irte a vivir con Samantha?

— Creo que por el momento estamos bien así. Pasamos prácticamente todos los días juntos, sino es aquí, es en su casa. Los dos estamos de acuerdo en mantener nuestros respectivos apartamentos, es demasiado pronto para pensar en otra cosa. Está bien tener nuestro espacio y ver a donde lleva todo esto, pero en un futuro no lo descarto, ahora mismo no.

— Pues no lo entiendo, pagar dos apartamentos para estar de un lado a otro.

— Ya, pero queremos hacer las cosas bien, hace dos semanas que estamos juntos oficialmente. Dadnos un respiro, el resto ya se irá viendo.

— Si tú lo dices. Es que me hace ilusión que los dos vivamos con nuestras novias – Flavio soltó una pequeña carcajada ante el comentario de su amigo.

— Pasará, ahora no, pero pasará. Samantha y yo estamos en esa fase de disfrutar el tiempo juntos, pero también el individual. No queremos correr, queremos vivir esta etapa de la relación así, echarnos de menos y esas cosas.

— Me parece bien, mientras os caséis en un futuro a mí me vale – Dani soltó una carcajada. – Uf, ¿te acuerdas de cuando estaba pillado por ella y tú la odiabas? Qué cosas, ahora eres tú el enamorado y yo soy el que os está tirando flores, como cambian las cosas.

— Me acuerdo, como olvidarlo. Lo pasé mal por ti y míranos ahora.

— Menos mal que se me pasó porque hubiese sido muy incómodo si no... No podría enfadarme contigo porque ella te prefiriese a ti, pero si sería incómodo. No te mentiré, me dolió en su momento, me ilusioné como un imbécil, pero todo era cosa mía, ya pasó. Me alegro de que las cosas fuesen así porque ahora estoy muy bien con Laura y no la cambiaría por nada.

— Siento no habértelo dicho antes, ya lo sabes.

— Ya qué más da. Me encanta que estéis juntos, demasiados dolores de cabeza me habéis dado. Maialen y yo hablábamos todos los días de vosotros, no sabíamos que hacer ya para que os juntaseis.

— No sé por qué no me sorprende.

Los dos amigos continuaron hablando durante un buen rato, no solo de sus vidas amorosas, sino también de sus carreras profesionales y, sobre todo, de cosas random.

Por otro lado, Samantha estaba en su casa, sola porque Maialen ya no vivía ahí, le había escrito para contarle las novedades del juicio y de su carrera profesional. Le hubiese gustado celebrarlo con ella con una copa de vino como solían hacer, pero estaba en un congreso de la universidad. Así era la vida adulta, no siempre se puede hacer lo que se quiere porque las responsabilidades llaman a la puerta. Habían quedado en tomar algo por la noche, si las energías de ambas estaban aún con ganas, pero si no, lo harían en otro momento.

Maialen y Samantha eran amigas desde hacía años y habían compartido muchas cosas juntas. Mai era la única persona en conocer a la verdadera Samantha, en darse cuenta cuando algo no estaba bien. Delante de Mai, no tenía que fingir ser quien no era, no tenía que ser esa persona que todos esperaban que fuese, con Mai era ella cien por cien y agradecía haber podido hacerlo cuando más perdida estaba, aunque ella se empeñase en cerrarse, su amiga siempre estaba ahí.

Abrió una copa de vino y llamó a su hermana para contarle la noticia de su nuevo trabajo, estuvieron horas hablando de todo un poco hasta que el timbre sonó. La chica ya tenía un par de copas encima, pero aún era consciente.

Al abrir la puerta se encontró con Flavio, quién tenía una caja de bombones que ella le había pedido, quería chocolate y lo quería él. Había sido ella quien le había escrito para que fuese a hacerle compañía. No lo habían planeado, pero ella no quería estar sola, así que le escribió mientras hablaba con su hermana. Por supuesto que el chico no dudo ni un segundo en ir, no tenía planes mejores, ya que también estaba solo en casa.

— ¿La señorita pidió bombones? – preguntó con una sonrisa.

— Creo recordar que solo había pedido una cajita, no pensaba que iba a venir uno tan grande – soltó y se rio ella misma de lo que acababa de decir. – Perdón, he bebido un poco mucho mientras hablaba con mi hermana.

— ¿Estás borracha? – dijo cerrando la puerta y dejando la caja de bombones encima de la mesa junto a la copa de vino vacía.

— No, – lo miró arqueando una de sus cejas tratando de negar lo contenta que estaba– borracha no, pero un poco contenta – se rio y se acercó a él. – Estaba celebrando con mi hermana a distancia que tengo nuevo trabajo y entre charla y charla se me fue la mano con las copas de vino.

— Toda una señora – bromeó y rodeo su cintura con sus brazos. – Entonces no hay más alcohol para ti, ya brindaremos otro día.

— Pero yo también quiero brindar contigo, si no fuese por ti, no me hubiese animado a hacer nada de esto.

— Yo no hice nada, todo es logro tuyo. Yo solo te apoyé, pero fue tu decisión enseñarme esos poemas, fue tu decisión enviarlos, yo no hice nada extraordinario.

— Bueno, tu apoyo significó mucho para mí. Saber que alguien me apoyaba era suficiente para animarme a hacerlo y no solo te lo agradezco a ti, sino a Maialen. Los dos sois, junto a mi hermana, las personas que más quiero en todo el universo – dijo enterrando su cara en el cuello de él. – Hueles a Flavio.

El chico se rio por el comentario y la apretó hacía él.

— Tú hueles a Samantha y a alcohol.

— ¿A qué huele esa Samantha? – inquirió divertida.

— Huele muy dulce, a vainilla si no me equivoco. Huele muy bien – aseguró dándole un beso en la cabeza.

— Suena bien, pero Flavio huele mejor.

— Bue... - el chico no pudo terminar la frase porque noto como la rubia mordía el lóbulo de su oreja suavemente. – Samantha.

— No he hecho nada – se separó fingiendo inocencia.

— ¿Segura? – la chica asintió – Vale

Sin previo aviso la pegó a la pared y la besó como si no hubiera mañana, como si fuese lo último que fuese hacer en su vida. Saboreando el sabor amargo del alcohol, impregnándose de toda ella. Ese beso los llevó a la primera vez que estuvieron juntos, salvo que aquella vez no sabía lo que les venía encima, no lo planearon y pasó. Aquella noche empezaron, sin querer una historia conjunta, una aventura que, aunque en un principio parecía ser odio y un desquite sexual, era más que eso.

A veces está bien arriesgarse, hacer aquello que nos da miedo, actuar sin pensar en las consecuencias, nunca sabes que te puede deparar la vida. A veces las consecuencias no tienen porque ser malas, hay cosas que merecen la pena hacerlas sin pensar, como su historia. La empezaron para no pensar en otras cosas, sin darse cuenta de lo que estaban creando. Trataron de huir de eso, sus miedos les impedían aceptar lo evidente, aceptar todo aquello que todo el mundo podía ver, pero finalmente lograron encajar la pieza del puzzle que les faltaba.

Conectaron a la perfección desde el minuto uno, las chispas saltaban. Quizás fuese el destino, simplemente tuvo que ser así. Conectaron emocionalmente y físicamente, encontraron la máxima conexión, dando lugar a aquella mágica electricidad

NOTA DE LA AUTORA

Holi.... ha llegado el día, decir adios a los electricos despues de muchos meses, desde marzo concretamente. Me han acompañado durante todo este tiempo, incluso he terminado la historia en otro lugar que no era el mío habitual de escritura. 

Quiero agradecer a todas las personas que se han implicado con la historia, ya sea aquí o en twitter, he intentando hacerla lo más ameno e interactivo posible, a veces no me han salido las cosas como yo quisiera ya que en medio. de todo se me plantó una mudanza y una nueva vida que aún estoy procesando. Agradezco el interés por la historia y por todas en realidad, desde que escribo fics he ganado un poco de confianza en lo que hago, siempre tiendo. acompararme con los demás y a desvalorizar mi trabajo, me cuesta mucho decir "lo estoy haciendo bien" aunque me lo digan mil veces, es algo que estoy aprendiendo y trato de creerme lo que me dicen. No sabeis lo que significa para mi las palabras que teneis hacía esta historia o cualquiera de las otras, significan mucho y valoro cada una de ellas. 

Escribo desde los diez años y creo que nunca había escrito tanto como en este ultimo año, en parte gracias a las personas que me animan a seguir haciendolo, me hace sentir muy bien escribir. 

Esta historia llega a su fin, con la posibilidad de un capitulo extra, pero... quiero que sepais que tengo pensado hacerla historia original, cambiaré los nombres y algunos sucesos y no sé como, me gustaria publicarla de alguna forma, es un proyecto que lleva su tiempo, aún está en pañales. 

Gracias a Car y Nat por ser parte de estar historia desde el minuto uno, desde el nombre, hasta dar vida a Maialen y Dani, sin ellas no hubiera sido lo mismo. Gracias a ella por la paciencia con los capitulos, por la organización de tweets antes de publicación, ha sido muy guay y se lo agradezco de verdad. Y a Car, sobretodo porque ha sido la que se ha encargado de corregir los capitulos y asegurarse que estén listo para que todas podais leerlo, siento que no lo agradezco suficiente y que el simple hecho de hacerlo sin esperar nada a cambio (salvo leerlos) significa mucho para mi. Os quiero a las dos. 

Y por supuesto gracias a las personas que leen los capitulos antes, que me dan el feedback que necesito para publicarlo, muchas veces escribo un capitulo y no estoy contenta, pero ellas lo leen y me llenan de audios, de mensajes y me dan ganas de seguir, me inspiran y eso es mucho. Gracias chicas, os quiero.

Y por ultimo y no menos importante, gracias a ti que lees la historia, que esperas cada semanas un nuevo capitulo, que te tomas tu tiempo en dejar un comentario aquí o twitter, en opinar acerca de la historia, gracias por formar parte esto. No es solo mi historia, es vuestra. 

Espero que os haya gustado, de corazón. 

Nos leeemos pronto. 

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