R E B O R N • Koisuru Boukun

By Uzuchia14

6.8K 922 659

Ahí estaba queriéndote a escondidas de una sociedad llena de prejuicios y tabúes, la misma sociedad que nos a... More

Trailer Book
P R É F A C E
U N O
D O S
T R E S
C U A T R O
C I N C O
S E I S
S I E T E
O C H O
N U E V E
D I E Z
O N C E
D O C E
T R E C E
🍀Un poco del mundo R E B O R N🍀
C A T O R C E
Q U I N C E
D I E C I S E I S
D I E C I S I E T E
D I E C I O C H O
D I E C I N U E V E
V E I N T E
V E I N T I U N O
V E I N T I D O S
V E I N T I T R E S
V E I N T I C U A T R O
V E I N T I C I N C O
V E I N T I S E I S
V E I N T I S I E T E
V E I N T I O C H O
V E I N T I N U E V E
T R E I N T A Y U N O
T R E I N A Y D O S
T R E I N T A Y T R E S
T R E I N T A Y C U A T R O
T R E I N T A Y C I N C O
T R E I N T A Y S E I S
T R E I N T A Y S I E T E
T R E I N T A Y O C H O
T R E I N T A Y N U E V E
C U A R E N T A
C U A R E N T A Y U N O
C U A R E N T A Y D O S
C U A R E N T A Y T R E S
C U A R E N T A Y C U A T R O
C U A R E N T A Y C I N C O
C U A R E N T A Y S E I S
C U A R E N T A Y S I E T E

T R E I N T A

125 15 21
By Uzuchia14

POV TETSUHIRO


Una vez leí un libro con algunas palabras extrañas, me obligo a tomar un diccionario con motivos de búsqueda y descubrimiento de sus significados. Primero encontré una, "Ellipsism" significaba el sentimiento de tristeza que provoca el no saber cómo acabara una historia. Luego, conseguí otra "Kuebiku" significaba un estado de agotamiento inspirado por los actos de violencia sin sentido. Con diez años no entendí muy bien, y no me intereso mucho comprenderlo. Hoy con veinte años y una creciente carga sobre mis hombros podía decir que si, lo comprendía.

Si, así me sentía.

¿Qué se hace cuando tus mismos pensamientos son quienes te consumen al punto de sentirte asfixiado en una gota de agua?

He estado despierto toda la noche con la mirada perdida en el techo producto de mi cerebro de veinteañero el cual pensaba de más las cosas y se llevaba la poca tranquilidad que tenía. Pensé que podría salir de aquí y plantearme frente a mis superiores con la petición de que se me dé de baja, o ser yo mismo el que cause algún conflicto dentro del campo para conseguir la suspensión definitiva por el medio sucio, pero por más que la idea rondaba en mi mente, la indecisión crecía evitando que tomara una decisión final. Lo amaba, pero él a mi no. ¿Valía la pena perderlo todo por alguien que me repudiaba?

Quiero quedarme, he soportado mucho y trabaje demasiado para conseguir el lugar en el que estaba ahora mismo, y pensar en dejarlo todo por alguien que obviamente no estaba interesado ni en hablarme nuevamente se me hacía muy injusto conmigo mismo. ¿Sonaba egoísta? Quizás si, pero más egoísta era renunciar a casi toda mi vida por personas odiosas que deseaban verme fuera. Entonces me obligué a apagar mi cerebro, y decidí dormir decidido a quedarme y con la intención de descubrir si la amenaza era cierta o un vil engaño.

Rogaba a Dios que fuese la segunda.

Moví mi cuerpo despacio para recortarme de lado sobre el colchón, estire el brazo y tome la manta para dejarla reposar sobre mi anatomía cansada y adolorida. Cerré mis ojos e intenté dormir de una vez por todas antes de volver a sumergirme en el pozo de la mente. Debían ser las tantas de la madrugada, tal vez las dos o tres, no tenía idea, y aún no sentía el deseado sueño. Sus soles despavoriros disiparon el blanco en mi mente perturbando mis intenciones de descansar, sus lágrimas corrieron por sus mejillas y yo abrí los ojos borrando esa imagen. Maldición ¿De verdad estaba mal? ¿Debía irme a casa por él? ¿O solo debía ignorarlo todo y seguir adelante?

Coloque mi cuerpo en posición fetal, me arrulle más en las sábanas y cerré los ojos con fuerza. Pensé en Kanako, en mamá y Margaret, pensé hasta en mi bicicleta y así pude conseguir rendirme al Morfeo tan solo por unas pocas horas en las cuales afortunadamente no soñé nada.


·····························

Siete y media de la mañana. El sol resplandecía más fuerte y caluroso nos envolvió a todos haciéndonos sudar y cansar de más. Por mis lesiones, esa mañana no podría ir al campo con mis compañeros así que solo me pidieron observar en una banca mientras alejado de ellos.

Si, bajo el sol y sin una gota de agua, era mi castigo por el alboroto que "cause"

Supongo que no puedo quejarme, podría ser peor y gracias a los golpes que fingí aún dolían me permitieron al menos sentarme. Tenía los ojos un poco achinados observando a los demás correr en círculos, por la luz solar golpeando mi rostro no podía ver bien y tenía que alzar la mano para crear sombra sobre mis orbes. Desde ahí, de vez en cuando me daba cuenta de que algunos volteaban a verme pocos segundos, otros, como Kuze y Kamiki, sonreían burlones cuáles niños pequeños a punto de cometer alguna travesura.

Juro que ahora mismo podría levantarme e ir hacia ellos, pero anoche decidí que no causaría problemas para no ser enviado a casa. Mi decisión aún picoteaba mi cerebro, en todo lo que llevaba sentado ahí me he estado debatiendo en declinar o continuar como quiero. He pensado en él, estoy seguro que me pediría seguir aquí y me aseguraría que él se encargaría de no correr peligro, conociéndolo y conociendo su personalidad podía imaginarlo recordándome con molestia que él no era un párvulo inquieto al que debían cuidar. Pero yo quería cuidarlo, y pensar en que puede pasarle algo me aturdía los sentidos, más si era por mi culpa.

Por otro lado, estaba la parte egoísta, la parte mía y lo que yo quería. He estado aquí, he luchado y hasta llorado por mantenerme entre el grupo "elite" y hasta quiero llegar a ser un superior algún día. Me había acostumbrado a esto, y dejarlo por una amenaza tonta se me hacía tan cobarde de mi parte que simplemente no podía hacerlo. Entonces, ahí estaba la duda ¿Realmente hacía lo correcto? ¿Estoy siendo egoísta? Necesito un respiro de todo esto, o mi cerebro va a fundirse de tanto pensar.

Al pasar de dos horas, todos acabaron el ejercicio. Estaba casi igual de sudado que ellos, solo que yo al permanecer quieto no provoque tanta transpiración. Cuando mis compañeros se sentaron sobre la arena a tomar un descanso, el encargado del entrenamiento se acercó a mí y estando frente a mí persona, enjarro sus brazos a su cintura bajando la cabeza para verme.

-Satō -Me llamo, yo me puse de pie inmediatamente para realizar el saludo correspondiente y luego colocarme en posición recta.

-Señor -Respondí con la mirada al frente. Mi cuerpo se sintió cansado, solo he dormido poco y el sueño empezaba a apoderarse de mi empujado por el caluroso clima que hacía.

-Descanse, soldado -Ordenó y yo agradecido relaje mi cuerpo. Entonces pude verlos a los ojos esperando alguna otra orden. -Estoy al tanto de todo lo sucedido. Te han dado un día más de descanso, pero mañana deberás volver al entrenamiento. Me han dicho que estás a prueba, por lo cual seré más fuerte contigo y quiero que estés avisado para que prepares tu mente ¿Entendido? No quiero perezosos, Satō, demuestra porque debes seguir aquí.

-Si, señor -Conteste asintiendo con la cabeza. -No se repetirá, gracias -Hice una pequeña reverencia y él se giró sobre sus talones.

-No nos decepciones -Dijo antes de marchar nuevamente a su puesto. Mis ojos le siguieron en su andar para luego desviarse a Kuze, él también me observaba.

Alzo su brazo un poco doblado, con dos de sus dedos en la otra mano golpeó suavemente su muñeca. No tuve que darle muchas vueltas para entender que era una señal de "no te queda mucho tiempo" apreté los labios, regresé a la banca y sin quitarle la mirada de encima, me senté despacio.

No Kuze, no voy a irme.

Espero lo haya entendido, quizás su reacción la cual cambio de divertida a seria, signifique eso, y mientras bajaba sus brazos con lentitud camino hacia sus amigos también me arponeaban con la mirada.

Vendrían detrás de mí, lo sabía, y no iba a dejarme. Aunque suene contradictorio conmigo mismo, si ellos querían guerra, bienvenida sea, ya estábamos en el campo después de todo.


····························

Llegada la hora final del entrenamiento, los soldados fueron colocados en fila y en grupos entraban a las duchas para luego salir y enfilarse nuevamente. Tuve que esperar hasta que el último saliese para poder ir yo y ducharme en paz. En el fondo lo agradecí, aunque me sentí ofendido por haber sido separado de ellos.

En fin.

Espere media hora más a que todos acabarán y finalmente se me aviso que podía entrar. Me puse de pie y caminé a la sala de baños para entrar a esta con seguridad ya que uno de los superiores se quedó en la puerta, quizás para estar pendiente de que yo no hiciese una estupidez como escabullirme por la ventana. Empecé a desnudarme con lentitud, mi cuerpo dolía, nada grave, pero si molesto. Deje las prendas dobladas sobre una de las bancas y sobre este deje una toalla. Avance a la ducha, me metí a esta y coloqué la mano sobre el grifo listo para girarlo, pero no lo hice.

Pisadas.

Oí pisadas tras de mí.

Gire un poco mi cabeza, no había nadie ¿Era mi imaginación? No, no lo era, la sensación de estar acompañado estaba ahí conmigo. Abrí el grifo despacio, el agua salió en pequeñas gotas y luego líneas continuas débiles. No seguí abriendo, las pisadas regresaron y al estar a punto de girar mi cuerpo de golpe, una mano se posó sobre mí hombro y otra en mi cabello reteniéndome al instante.

-Quieto -Aviso la persona tras de mí, no cabía duda: Kuze.

- ¿No es muy homosexual estar detrás de un hombre desnudo? -Cuestione en un tono burlón a pesar de mi molestia.

-No te preocupes, jamás te miraría de esa manera querido amigo -Contestó haciendo el agarre en mi cabello más fuerte. Me queje. -Estoy confundido, aún te veo, se supone que está mañana debías haberte subido a la camioneta con tus maletas.

-No me voy a ir -Apoye mis brazos a la pared como medida de seguridad por si se le ocurría azotarme contra esta. -No voy a desperdiciar todo mi trabajo solo porque te moleste mi presencia. Seamos grandes, ya no tenemos quince años.

Él río suavemente ante mi respuesta, note enfado en su risa.

- ¿No te importa que le suceda a tu querido profesor? -Inquirió. –Valiente, seguramente él pensara que eres una decepción cuando este herido en su casa.

-No le harás nada -Conteste chasqueando la lengua. -Ya olvídalo, déjame en paz

-Oh ¿Cómo estas tan seguro de eso?

-Solo lo sé, no eres capaz de dañar a un civil por una rabieta tuya. No tienes motivos, no puedes ir y hacerle algo.

Sentí su cercanía aproximarse hasta que su mentón estuvo sobre mi hombro. Susurro a mi oído sin soltarme el cabello:

-Vas a arrepentirte, Tetsuhiro. Tú y tu padre me dan tanta repugnancia -Mascullo con asco. ¿Mi padre?

- ¿Qué tiene que ver él en esto? -Pregunté confundido queriendo voltear para verlo, pero él sostuvo con fuerza evitando cualquier movimiento. Chasquee la lengua con los ojos fijos en la pared frente a mí.

-Es un hombre tan patético... No me sorprende que hayas salido como él, es lo único que te diré

-Y tú saliste igual de inepto que tu padre, todos tenemos algo malo -En un movimiento rápido, su mano golpeó la unión entre mi brazo y antebrazo para conseguir que doblará mi extremidad y se le hiciese más fácil golpear mi rostro contra la pared. Solo sentí una punzada como primera reacción al impacto, luego un creciente ardor y finalmente dolor. Me gire de golpe, y mi puño impacto con su pómulo haciéndolo caer al suelo.

Su mirada desafiante brillo, se apoyó en sus brazos para alzar su torso. Sonrío burlón, su pie golpeó los míos haciéndome resbalar. Afortunadamente pude sostenerme de la pared evitando caer de lleno al suelo. En ese momento mientras él se ponía de pie, recapacite. Él sólo quería conseguir otra pelea y que me echaran de aquí, no podía darle el gusto, no podía seguir. Me quedé ahí parado sintiendo un tanto aturdido por mi punzante nariz, pero preferí no moverme.

- ¿Qué pasa? Cobarde -Se acercó a mí, avance hacia delante y él freno chocando levemente con la pared que antes me sirvió de apoyo. Rodee la banca, tomé mi ropa interior y me la coloque desde la otra esquina de la habitación. –Ven acá marica, no tengas miedo de mí.

-No vas a conseguirlo Kuze, no voy a irme –Negué con la cabeza. Se acerco a mi apretando los puños, estando a unos pocos metros, corrió para acelerar el paso y al tenerlo casi a menos de un metro alce mi pierna y te patee el estómago.

Se abrazo a si mismo encorvándose un poco, retrocedió a la par que tosía. Aproveche que estaba recuperando el aliento y me aleje de él caminando nuevamente hacia las duchas.

-Maldito seas Tetsuhiro Satō, tú y tu padre –Mascullo lleno de ira. Se enderezo, corrió hacia mí y yo retrocedí a punto de alejarme, pero él consiguió tomarme del cabello evitando mi huida. Camino casi arrastrándome hacia los lava manos, supe lo que haría, por lo cual reaccione enseguida.

Clave las uñas en su muñeca, presione con fuerza y él se quejó soltándome. Sin dejarme procesarlo, pateo mi coxis derribándome al suelo. Me puse boca arriba, él se sentó sobre mis caderas y me tomo del cuello con vehemencia. Nuevamente lleve las manos a su muñeca y por más que presione las uñas sobre su piel él no me soltó. Le observe inquieto, él con ojos aviesos sonrió malintencionado. Apretando los dientes, pataleé y me removí en un intento de quitarlo, pero parecía una roca plantada sobre mí.

-S-suéltame –Pedí con voz jadeante alzando la mano a su rostro, arañé su mejilla. Mi cabeza comenzó a doler, y me sentí desorientado. Miré a mi alrededor, detrás de él estaban las bancas donde solíamos sentarnos a esperar que otros acabaran su baño, recordé que fuera había un mayor y me sentí estúpido por no haberlo pensado con anterioridad. Alce la pierna, patee la banca con fuerza y este cayó al suelo sonoramente. Kuze estaba tan concentrado conmigo que lo ignoro, y ese fue su error. -Hay un s-superior ahí afuera –Avise con algo de dificultad. Apretó con más fuerza y mis alertas se dispararon. Este tipo no estaba bromeando, no estaba jugando al machito, quería acabar conmigo enserio. Deje golpes inútiles, junte mis manos y brazos para meterlos entre el hueco que los suyos dejaban al tenerme agarrado. Abrí los brazos a cada lado golpeando el espacio que unía su brazo y antebrazo consiguiendo doblar sus extremidades y que el agarre se debilitara. Ante eso, él se inclinó un poco hacia delante por el doblez. Aproveche aquello, golpee su frente con la mía, y grite. - ¡Señor! –Kuze me observo abriendo un poco sus ojos sorprendidos y cayendo en cuenta. Se detuvo, se colocó de pie y retrocedió un poco. La puerta se abrió, las botas resonaron por el pasillo y el superior se asomó sin darle chance al contrario de escapar, quedó parado en la ventana con sus manos puestas sobre el cristal.

Tosí llevando las manos a mi pecho. El superior intercalo su mirada confundida entre él y yo. Se acerco a mí agachándose a mi lado para ayudarme a sentarme.

Dios, estaba aturdido y mareado, pero el regocijo de que le hayan atrapado no me lo podía quitar nadie.

-Watanabe -Exclamó poniéndose de pie para avanzar al mencionado. Este se giró despacio y le encaro un tanto nervioso y notablemente enfadado conmigo. El superior se plantó frente a él, abofeteo su rostro y le tomo del cabello obligándolo a inclinarse hacia delante. - ¿Cómo ha entrado usted aquí? Debería estar con sus demás compañeros almorzando, está prohibido acercarse a Tetsuhiro por hoy. Que vergüenza el atacar un compañero por la espalda, es usted un irreverente –Regaño con voz fuerte. Sus ojos retadores no se apartaban del varón frente a él. – No diga nada, Hamada-Daii estará contento de ser él quien escuche lo que tiene que decir. Salga ahora -Demandó soltando al varón con brusquedad. Kuze se enderezo, su rostro enseriado se fijó en mí y sin palabras de por medio, supe que esta no sería la última vez que nos veríamos.

Alguna vez fuimos amigos, y ese recuerdo se evaporo en el aire.

El superior se acercó a mí y me tomó del mentón para alzarlo sin cuidado. Observó mi nariz y luego me soltó.

- ¿Está usted bien? –Pregunto, yo asentí queriendo que él se retire. -Vaya a la enfermería luego de su ducha. Al terminar, vaya a hacer el reporte de lo sucedido -Fue lo único que dijo antes de irse detrás de Kuze.

Suspiré cuando estuve solo en aquella habitación. Sentado en el suelo con las piernas dobladas, apoye los codos sobre mis rodillas y mi frente en mis manos. Estoy cansado, estoy tan harto de esta situación y la idea de irme empezaba a sonarme más cómoda, pero yo no quería darle el gusto ni a él ni a ninguno de los que ahora me miraban diferente.

Supongo que soy muy orgulloso, un tediosos y orgulloso chico que luchaba contra todos.

Decidí quedarme ahí recuperando el aliento, mi cabeza dolía horrores y ni hablar de mi nariz, pero lo bueno de todo esto era que Kuze seguramente saldría con alguna sanción de la oficina, tenía que ser así o creería que todos conspiraban contra mí. Pasados unos minutos, me puse de pie despacio, caminé a la ducha y me metí nuevamente a esta. Abrí la llave, el agua caliente cayó sobre mí y se deslizo sobre mi tenso cuerpo, no consiguió relajarlo. Apoye la mano en la pared, con la otra masajee mis sienes.

Bien, esta situación está saliéndose de control, se estaba convirtiendo en algo zocola y me estaba enloqueciendo. Ya me había dejado en claro el resentimiento que tenía hacia mí no era de ahora, venia de antes y lo supe por como menciono a mi padre con tanto odio. ¿Qué hizo mi padre contra un muchacho menor que él como para ser odiado así? Tengo que averiguarlo, quizás pueda remediarlo disculpándome por mi padre. Por más que pensara algún motivo lógico, no se me ocurría nada, hasta que indague lo suficiente como para recordar a medias una conversación a la que no le preste mucha atención en su momento, y ahora estaba un tanto difusa en mi mente.

Mi madre hablaba con mi padre mientras almorzábamos en casa, su conversación sobre el trabajo se me había hecho aburrida por lo cual no estuve pendiente, solo una que otra cosa alcanzo a quedarse en mi cabeza, y quizás entre ellas estaba la respuesta:

-Es un inepto totalmente. No puedo aceptarlo, no nos servirá de nada –Comento papá cortando su trozo de carne para luego llevarlo a la boca. Lo comió, mastico y trago para continuar: - No le gusta nuestra manera de trabajar, y no voy a permitir que venga con ganas de cambiarlo.

-Pero puede servirles de algo –Mi madre tomo la copa de vino entre sus finos dedos. –Piénsalo.

-Ya está tomada la decisión. Soujin y yo estamos de acuerdo en eso. El señor Watanabe no formara parte del bufete.

-Bien, no puedo meterme en eso –Finalizo mi madre la conversación. Bebió de su copa, me miro y acaricio mi cabello.

Sus labios se movieron en el recuerdo, más no escuche que dijo.

Abrí mis ojos, alce la cabeza y observé la pared. ¿Eso? ¿Era eso? Era una razón lógica para estar enfadado, y hasta lo entendí. Pero, su padre entro a trabajar con el mío un tiempo después de eso ¿Entonces? ¿Aun tenía rencor por algo que ya había pasado y hasta se solucionó? Supongo que debía disculparme con él a nombre de mi padre, y tal vez podríamos resolver esto. No podríamos ser amigos de nuevo, pero podemos llevar las cosas en paz.

¿Alguna vez fuimos siquiera amigos?

A la vez que lavaba mi cuerpo, algunas imágenes aparecieron en mi cabeza. No lo note, y supongo que soy alguien ingenuo que aún no entiende la cantidad de personas que pueden dañarte mientras te sonríen a la cara y te llaman "amigo". Si, debo empezar a crecer, Kanako me lo demostró, y ahora Kuze terminaba de certificarlo. Las veces en que me saboteo en los entrenamientos bajo la excusa de ser una broma, las entendí.

Nunca habíamos sido amigos, o mejor ¿Los tenía? ¿Isogai lo era?

Cerré el grifo despacio, me di la vuelta y salí. Camine a la banca, tome la toalla y seque mi cuerpo queriendo mantener la mente totalmente en blanco, me sentía abrumado y pensar más ciertas cosas solo conseguiría fatigarme más. Me puse ropa limpia, la sucia la deje con la demás. La banca en el suelo me recordó lo sucedido, avance hacia esta y me agache para alzarla y acomodarla nuevamente en su lugar. Aún no comprendía lo sucedido, de verdad me erizaba saber que tenía a un tipo lleno de odio hacia mi persona y que estaba dispuesto a matarme con sus propias manos, y ahora, sabiendo que iban a sancionarlo por mí, su odio se incrementaría. Debía ir con cuidado de ahora en adelante, increíble me parecía.

Todo lo que ha pasado tan solo por un rumor, por esa mujer

Me levante, lleve las manos a mi cuello a la vez que caminaba a la salida.

Bien, regresemos al mundo.


·····························

-...Me empujo, me tumbo al suelo y se subió sobre mi –Baje el cuello de mi camiseta verdosa exponiendo los moratones sobre mi piel. Hamada acomodo sus lentes, los observo y luego giro a ver a Kuze. Lo habían retenido ahí hasta que yo llegara para contar mi versión, y con las pruebas que dejo sobre mi cuerpo, no tuvieron más opción que creerme.

Y si, también supieron que la pelea anterior la empezó él. Bien para mi ¿no? No. Ahora tenía un desquiciado dispuesto a perseguirme hasta que me mate, o decida irme.

-Su semana de prueba ha sido eliminada, Soldado Sato –Aviso el hombre de gafas, casi sonreí, pero me contuve. Asentí con júbilo, despacio, ante su decisión.

-Muchas gracias, Hamada-Daii –Conteste inclinándome un poco hacia delante para luego enderezarme nuevamente.

-Soldado Watanabe, no podemos tolerar comportamientos como el suyo en este lugar y fuera del campo de batalla. Le pediré recoja sus cosas –Kuze quedo helado en su sitio, abrió sus ojos sorprendido y sus puños se apretaron.

No me sentí para nada feliz con eso. Si él regresaba al pueblo, iría tras Souichi.

-Señor –Llame su atención, el desvió sus ojos grisáceos a mi esperando que continúe. –No es necesario. Hemos tenido un desacuerdo, pero podemos resolverlo y no causar conflictos nuevamente –Alegue. Por el rabillo del ojo note la mirada de Kuze quizás confundido por mis palabras. –Sugiero que se le dé una semana de prueba, yo no me acercare más a él –Concluí.

-Denegado. Usted no toma las decisiones, Soldado –Rodeo su escritorio para pararse frente a nosotros. –Estas actitudes solo dejan ver la poca profesionalidad que Watanabe le pone a esto. No estamos entrenando niños, entrenamos hombres listos para matar enemigos, no aliados. Watanabe, tiene dos días para irse –Llevo las manos detrás de su espalda. –Retírense. Un cabo estará al tanto de usted, Kuze, por lo cual no intente alguna tontería.

Apreté los labios, di una media vuelta y esperé que el pelinegro saliese para luego hacerlo yo. Fuera, el superior que había interrumpido la pelea tomo a Kuze del brazo y este me miro.

-Esto no acaba aquí, Tetsuhiro... -Amenazo. El superior le pidió callarse y se lo llevo.

Me quede parado ahí observando cómo caminan a las habitaciones. Decir que estaba preocupado y ansioso era acertar, pero también me quedaba corto. Los nervios se hicieron presentes, si él se iba quien podía confirmarme que no iría tras Souichi. Maldición, hasta en esta situación él me estaba empujando a darme de baja a mí mismo para correr tras Souichi y protegerlo a toda costa. Nuevamente me sentí egoísta, y la indecisión trajo consigo desesperación, agobio.

-¡Tetsuhiro! –Escuche mi nombre junto a pasos apresurados. Me di la vuelta, Isogai corría hacia mí y al detenerse, respiro algo agitado. - ¿Cómo estás? ¿Qué paso? –Pregunto jadeante con notable preocupación. Al recuperarse de su trote, caminamos en la dirección contraria.

En el camino conté lo sucedido, le enseñe las marcas y le comenté que mi nariz no sufrió mucho daño. Él se enfadó, pero se alegró de que yo ya no esté en alguna prueba o en peligro de irme. No le conté lo que le pasaría a él, ni sobre las interrogantes en mi cabeza con respecto a Souichi. Creo que mientras menos hable de él, mejor. No sé si estaba siendo paranoico, pero a este punto no quería confiar demasiado en los demás y sabía que Isogai era un buen tipo, pero yo ya estaba harto de todo y de todos.

Me permitiría ser egoísta, y desconfiado.

Me había guiado al comedor, mi estomago rugió estimulado por el olor que flotaba en el aire. Extrañamente olía bien, y me causo hambre. Al haber llegado tarde no había fila, por lo cual solo tome una bandeja y se me sirvió de manera rápida. Al observar la comida, mi estomago salto de alegría: Era carne con arroz y puré de patatas, había una taza pequeña con ensalada de verduras y una galleta de vainilla. Vaya, supongo que el universo supo que yo merecía comer algo bueno luego de todo lo que ha sucedido. Me dirigí a una de las mesas seguido de Isogai, él fingió no haber comido solo para recibir una segunda bandeja y descaradamente se le concedió, así que se sentó conmigo.

-No sé a qué se debe que hayan hecho este almuerzo, pero estoy agradecido –Comento feliz con su galleta en mano. La mordió mientras me miraba.

Yo comía despacio. Si, estaba agradecido también, pero esto no conseguiría levantarme los ánimos ni eliminar los sentimientos negativos que me estaban asfixiando. Pareció darse cuenta, y solo enmudeció dándome a entender que no conseguía palabras de apoyo. Y así era mejor, no necesitaba palabras, necesitaba una nueva vida, quizás.

Una vida lejos de aquí, una vida con él.

No me molestaría vivir siendo su asistente en algún laboratorio suyo, prefería aguantar su carácter a todo lo que pisaba mi estabilidad mental. Eso sonaba tan bien, hasta podríamos vivir juntos bajo el pretexto de que irnos juntos al trabajo sería más beneficioso para nosotros. Podría cocinarle, y él podría quejarse de cómo limpio y acomodo sus cosas.

Si, sonaba tan bien, pero era tan quimérico e inalcanzable que me bajé de esa nube y puse los pies sobre la tierra. No había lugar para una persona nefelibata en medio de todo este problema.

Después de todo soy un soldado, y nosotros nacimos para no conseguir felicidad, eso era lo que me repetían siempre.



Dos días después


-Cincuenta y siete, cincuenta y ocho, cincuenta y nueve, sesenta. Cambió -Se levantó de mi espalda. El aire regresó a mis pulmones, me senté sobre mis piernas respirando hondo para recobrar el aliento.

Habíamos estado haciendo lagartijas en las cuales un compañero debía sentarse sobre nuestra espalda. Me había tocado primero, Isogai contó hasta que el número de la gloria salió de su boca y yo obtuve un descanso. Él me felicito orgulloso con una palmadita en la espalda mientras se colocaba en posición y esperaba a que yo me siente sobre él.

-Veamos si puedes superar mi tiempo -Me puse de pie y avance hasta él. Sentado sobre su espalda, empecé a contar a la vez que él subía y bajaba su cuerpo con algo de dificultad, pero lo conseguiría.

Mientras contaba, mi mirada se perdió en la lejanía y mi mente empezó a divagar. No había sabido de Kuze en estos dos días transcurridos, oí que estaba en una habitación separada y alejado de todos mientras esperaba la camioneta que lo llevaría de regreso a casa. Intenté todo lo posible por no pensar en que él se iría, intente ser un tipejo que no pensaba en nadie y no preocuparme por Souichi, pero simplemente no podía. Había algo dentro de mí que me pedía irme a casa y asegurarme de que a él no le sucediera nada, pero también estaba mi lado orgulloso que me recordaba todo lo que he pasado como para desperdiciarlo, así como así. Y si, lo he repetido mil veces, pero mil veces aparece en mi cabeza la misma duda e incertidumbre de lo que va a pasar con la decisión que tome. Yo escogí quedarme, y esa decisión tambaleaba de vez en cuando.

Por otro lado, hoy llegaban las cartas de respuesta. Anoche pensé que, dependiendo de lo que yo reciba, procedería a tomar una decisión final. En el fondo sabía lo que leería, pero una pequeña esperanza se plantó en mí y me hizo tener fe en que al menos él consideraba seguir siendo mi amigo. ¿Cómo estará él? Deseaba verlo, le echaba de menos y moría por recibir una respuesta, pero debía esperar hasta la noche para eso. Estaba ansioso e impaciente.

-Tetsuhiro, maldición -Una queja me sacó de mis pensamientos. Observe a Isogai y él ya no se movía. Me estuvo llamando todo este tiempo y me sentí mentecato por haberme perdido en mi interior. –Quedaste en el diez. Ahora debo hacerlo de nuevo -Suspiro pesadamente.

-Lo siento, lo siento. Sigamos desde el diez, no lo sabrán -Me disculpe apenado y rasque mi nuca. Menos mal no se habían acercado a supervisarnos.

-Solo inicia desde el uno, y presta atención -Pidió posicionándose nuevamente. Flexión y yo empecé a contar nuevamente desde el inicio. Noté que iba más rápido, pero al llegar al número veinte su movimiento se hizo más lento y supuse que sus brazos empezaban a cansarse. Lo entendía, los míos temblaron en el cuarenta y los últimos veinte se me hicieron una eternidad.

Llegado al sesenta, me baje rápidamente de su espalda y él se sentó en el suelo respirando con pesadez. Me miró apoyando sus manos en el suelo. Me sonrío, alzó su dedo pulgar y yo reí levemente a la vez que entornaba los ojos.

-No vuelvas a perderte, o te haré repetirlo a ti tres veces -Amenazó con fingido enfado, y yo asentí.

-Si si, lo siento -Imite la posición del rubio. Use mis brazos como apoyo para mi cuerpo y observe a los demás hacer el ejercicio. Por mis brazos corría sudor al igual que mi cuello y tórax, me sentía algo cansado, pero nada como para no poder continuar con una serie más. Isogai tampoco se veía tan acabado, solo necesitábamos recuperar fuerzas. -Quiero ducharme ya -Comente dejando caer mi cabeza hacia atrás.

-Yo también, apuesto a sudor -Respondió el rubio. -Levántate, ahí viene el superior -Me dio una palmadita en el muslo. Enderecé la cabeza para confirmar su aviso y al hacerlo también me puse de pie. Limpie mis manos con el pantalón verde oscuro y observe al hombre que caminaba a nosotros.

-Reúnanse todos acá -Pidió en voz alta. Estando frente a mí, se dio la vuelta y camino al medio del círculo que empezaba a formarse. -Ha llegado la parte favorita de muchos. Pongamos a prueba su cuerpo a cuerpo. Es muy raro un encuentro de este tipo en medio de una guerra, pero nunca se sabe cuándo el enemigo puede entrar a nuestro campo sin darnos cuenta. Serán el enemigo para el otro, y su misión será capturarlo sin el uso de armas -Tomó una tabla de madera la cual había sostenido bajo el brazo. La sostuvo en sus manos y leyó la hoja pegada a esta. Mencionó de dos en dos y aquellos elegidos se apartaban un poco, estuvo unos minutos juntando gente hasta que dijo mi nombre. -Tetsuhiro, Kamiki -Alzo la vista hacia mí y al otro aludido. Kamiki sonrío y me miró alzando sus cejas con una mirada retadora.

Me deshago de uno, y viene el otro. Bien.

Espere a que finalicen todos los encuentros hasta que me tocó a mí. Avance al frente con Kamiki y ambos nos colocamos en posición. Mire al rubio frente a mí, este no despegaba sus ojos retadores de mi tampoco y supe que aprovecharía para cobrar "venganza" por haber mandado a su líder a casa. El superior dio un asentimiento de cabeza iniciando la "pelea".

Avance lentamente hacia él, y él hacia mí. Aceleró el paso, me moví a la izquierda esquivando y él se frenó volteando a verme. Aproveche su descuido, camine hacia él y realice el mismo movimiento que Kuze hizo conmigo: una patada a su coxis y lo derribe. Estando el rubio en el suelo boca abajo, me subí sobre este y tomé sus brazos para inmovilizarlos sobre su espalda. Pude oírlo quejarse, se removió bajo mi cuerpo. No supe de dónde sacó fuerzas, pero consiguió voltearse a pesar de tenerme sobre él. Estando boca arriba y yo tumbado a su lado, ahora era él quien se subía sobre mí queriendo tomar mis muñecas para retenerme, no se lo permití. Moví los brazos evitando que él me agarrara, aproveché su concentración en aquello y le solté un golpe a la cara aturdiéndolo y pude empujarlo hacia atrás para quitármelo de encima. Me levante, le tome de los tobillos y gire su cuerpo dejándolo boca abajo nuevamente, me subí sobre su espalda cual araña. Con mis piernas inmovilice las suyas y mis manos tomaron sus muñecas presionándolas contra el suelo dejando sus brazos estirados.

-Ríndete -Le dije desde ahí observándolo altivamente. Él se removió intentando quitarme, pero esta vez no lo consiguió. -Lo atrape -Alce la cabeza para encontrarme con el superior quien dio fin al encuentro. -Queda comprobado que eres nada sin Kuze -Susurre al rubio. Yo no soy problemático, no me gusta meterme en peleas ni esas cosas, pero a este punto ya me encontraba tan harto que simplemente dejé salir a ese Tetsuhiro "malo" que pensé, no existía. Aproveche y arañe un poco sus brazos con disimulo para luego levantarme y limpiar mis manos chocando una con la otra a forma de palmadas. Le miré colocarse boca arriba y luego ponerse de pie, su expresión sería no se iba, y pensé en que fruncía tanto el ceño que podría quedarse así para siempre.

Regrese al círculo, junto a Isogai, este me miró colocando una mano sobre mi hombro.

-Lo hiciste bien -Felicito con una sonrisa amigable, yo le regrese el gesto sin voltearlo a ver. No había acabado el encuentro, no para nuestros ojos desatando una batalla visual. Kamiki no había parado de observarme con recelo, y yo tampoco quite mis ojos fulminantes de los suyos.

Ahora el que actuaba de manera infantil era yo, y supongo que se debía a la poca paciencia que me quedaba con respecto a ellos. ¿Estoy siendo inmaduro? No había duda, lo estaba siendo y lo sabía. Tengo veinte años, aún puedo permitirme momentos así ¿No?

Por el rabillo del ojo note como Isogai miraba a donde yo, para luego regresar la vista a mí.

-Ya basta -Me tomó del mentón haciéndome voltear a su posición. Aparte su mano sin ser grosero y suspire. -No te metas en problemas Tetsuhiro. Él no te hará nada, no ahora que Kuze se irá.

-No estás seguro de eso -Cruce mis brazos. Sentía la mirada penetrante de Kamiki pero no voltee. -Estoy tratando de evitar esto, pero ellos son quienes vienen a mí con ánimos de molestar... Tengo que defenderme, o van a conseguir que me vaya

-Defenderte equivale a problemas, y problemas significa irte ¿No lo ves? Es lo que quiere, presionarte hasta hacerte estallar y que seas tú mismo el que se lleve a casa. Basta, Tetsuhiro, no más de ellos –Apartó su mano de mi hombro. Tenía razón, lo sabía, pero el que me lo dijera y el que me comportara no iba a conseguir lo mismo en ellos.

-Bien, lo entiendo –Finalice la conversación a fuerzas, seguir hablando de esto me parecía innecesario.

Isogai comprendió que quería callar, así que no dijo más sobre eso ni sobre nada en lo que resto de día.


·····························

Salimos del comedor luego de haber cenado. Yo casi no probé bocado, Isogai terminó por comerse lo mío y lo suyo. Estando frente a nuestra habitación, abrí la puerta y entre seguido por mi rubio amigo. Me dirigí a mi cama, ahí coloqué la maleta sobre esta para abrirla y sacar ropa cómoda.

-Hoy fue un día cansado, no quiero imaginar cómo será mañana –Comento él imitando mi acción de sacar ropa.

Si, aun no nos dignábamos a acomodar las prendas en el armario.

-Si... -Respondí en voz baja. Deje la ropa sobre la cama y gire mi cabeza en su dirección al sentirme observado, efectivamente él me veía cruzado de brazos. - ¿Qué?

-Eso mismo te pregunto ¿Qué? ¿Qué te pasa? Desde esta mañana estas así, distante –Camino hacia mí, se sentó al borde de la cama y me señalo como una madre reprendiendo a su hijo. –Quita esa cara, no me gusta cuando la tienes.

-No me pasa nada tonto, quita –A pesar de pedirle que se fuese a su cama, yo me senté a su lado con mi ropa sobre las piernas. Me quede observando el suelo y resople cerrando los ojos. –Estoy pensando en irme a casa –Confesé. No iba a contarlo, pero no podía más con la indecisión y quizás necesitaba algún consejo a mi drama mental.

-Estas bromeando, dime que estas bromeando –Calle ante sus palabras, me tomo del hombro para echarme un poco hacia atrás. Abrí los ojos, gire la cabeza y le mire. - ¿Por qué? –Preguntó alzando una ceja extrañado y quizás molesto.

No me quedo de otra y termine contando todo. Desde la amenaza a Souichi como mi preocupación de que Kuze se vaya y lo ataque estando en el pueblo, si había intentado asfixiarme a mi ¿Qué no haría con Souichi? Y él ni siquiera le había hecho nada a Kuze, seguramente ni se conocían.

-Mira Tetsuhiro, Kuze no le hará nada a Souichi ¿Sabes por qué? Porque no puede, no puede ir y atacarlo, así como así, Kuze es un soldado... O bueno, será un ex soldado y por su adiestramiento el hecho de que siquiera toque a un "civil" puede meterlo en problemas. Además, Souichi no es un niño al que debas cuidar ¿No que muy carácter dominante?

-Tú no lo viste, él puede ser muy viperino por la lengua, pero a la hora de irse contra alguien no sé cómo será –Deje caer mi torso sobre la cama y observe el techo. –Pero supongo que tienes razón, no puedo pretender ser su guardián... ¿No?

-No. Esto es lo tuyo, esto es lo que debes hacer y por lo que te has esforzado. ¿Qué crees que dirán tus padres cuando llegues a casa sin siquiera una razón lógica para haberte dado de baja? Piénsalo, no hagas tonterías –Se levantó de la cama luego de golpearme la frente con su dedo. Gire la cabeza para verlo y él tomo su ropa para meterse al baño.

Mire el techo nuevamente. Si, Vocecita en mi cabeza, Isogai podría tener razón, y la tenía, pero él estaba viendo las cosas por mí y no por Souichi. O sea, él no estaba en la situación de querer a alguien y saber que está en peligro de ser atacado ¿Me explico? Entiendo que quiera que yo piense lógicamente, pero a este punto no se con exactitud si yo estaba siendo un egoísta o un dramático.

Seguramente él ni pensaba en mí como yo en él, y eran esas ideas las que me pedían quedarme y no renunciar.


·····························

No sé qué hora es, estaba tan metido en mis sueños que me costó despertarme con la primera sacudida. A la segunda deje de soñar, y a la tercera mis ojos se abrieron perezosamente dejándome ver la oscuridad de la habitación iluminada sutilmente por el luar de la luna. Una figura estaba sobre mí, me sobresalte y antes de poder emitir algún ruido que alertara a mi compañero de habitación, una mano se posó sobre mi boca y apretó evitando cualquier palabra. Sostuve el brazo dueño de esa mano, por mi estado de somnolencia no terminaba de espabilar por lo cual no intente apartarlo, solo me quede ahí esperando algún movimiento.

-Has conseguido cambiar el juego, te felicito –Habló aquella persona en voz baja, era Kuze. –Pero eso no significa que las reglas hayan cambiado –Pude ver la silueta de su brazo alzarse con algo entre sus dedos. No me alarme, lo que sea que llevaba entre sus dedos se mecía al compás de sus movimientos por lo cual supe que no se trataba de alguna arma blanca.

Colocó aquello frente a mis ojos, no identifique que era al inicio, me costó unos minutos darle forma y color a aquello. Al saber de qué se trataba, la respiración se me cortó y mis ojos se abrieron: Era un mechón de cabello.

Un rubio y liso mechón de cabello.

Dejé de ver el cabello para desviar mi mirada a su silueta, estuve a punto de reaccionar, pero él lo noto así que apretó más fuerte y lanzo el cabello a mi rostro.

-Quieto –Ordeno. Me removí sin hacerle caso consiguiendo que su mano subiese un poco atrapando mi nariz también. Presionó la palma contra mí bloqueando cualquier paso de aire a mis pulmones. –Te lo he advertido, luego no te preguntes qué paso y porqué paso. Era muy fácil irte, pero siempre has sido igual de terco que tu padre –Ladeo su cabeza. Golpee su brazo y él me agarro de la muñeca con su mano libre. –Me das asco, marica –Fruncí el ceño, alce mi otra mano y golpeé su pómulo izquierdo. Él se quejó, la presión de su mano se aflojo por lo cual gire mi cabeza a la izquierda obteniendo vía libre al aire, y al habla.

-¡Isogai! –Llame a mi amigo. Kuze se apartó de mí y se bajó de la cama algo torpe, yo conseguí meterle el pie haciéndolo caer y fue el sonido de su caída el que termino por despertar a mi compañero. Encendió la luz de su lámpara, miro la escena y se quitó la sabana de encima para ir hacia nosotros.

Isogai le tomo por un brazo, yo por el otro y entre los dos alzamos a Kuze. Yo le estampe contra la pared y le tome por el cuello de la camiseta.

- ¿¡Qué le hiciste!? –Pregunte exaltado, él solo se rio en mi cara por lo cual alce el puño dispuesto a golpearlo, Isogai me detuvo. –Suéltame –Moví mi brazo en busca de zafarlo, no lo conseguí. El rubio me jalo hacia atrás haciendo que Kuze se libere de mi agarre y consiga irse de la habitación. Me solté de Isogai, caminé hacia la puerta y al asomarme el pelinegro corría alejándose de donde estaba. Maldije por lo bajo, cerré en un azote y me giré para encarar a Isogai. - ¿Por qué...? –Las palabras se me fueron, los cabellos en el suelo llamaron mi atención recordándome el porqué de todo esto. Avance a donde estaban, me arrodille y tome algunos entre mis manos.

Si, fácilmente podría ser cabello de otra persona, pero algo me decía que no, eran suyos. Chasquee la lengua dejándolos caer nuevamente, observe el suelo sin decir una palabra.

-Tetsuhiro... -Isogai se acercó a mí, se arrodillo a mi lado y observo los cabellos en el suelo dándose cuenta que sucedía. –Pensé que solo se había metido a molestarte, por eso preferí separarlos antes que se armara un problema –Admitió a manera de disculpa. Reunió los cabellos en una sola montañita frente a nosotros. –Pueden ser de otra persona, piensa ¿Cómo los consiguió? Intenta molestarte, no caigas...

-Las cartas llegan hoy, de ahí lo ha obtenido –Intercale mi mirada intranquila entre él y los cabellos. -Me voy –Dije sin más, sin pensarlo bien o consultarlo con él. –Me voy a casa –Repetí como una forma de hacérmelo saber a mí mismo, y aceptarlo sin dudas. Tome los cabellos reunidos en mis manos a la vez que me levantaba. Camine al cesto de basura para dejarlos caer ahí.

Intente ser egoísta, pero supongo que mi amor por él empezaba a ser más grandes que mis prioridades.

-Tetsuhiro... -Pronuncio en voz baja. Alce mi mano, un gesto que pidió silencio por mí. Él resoplo aceptando mi decisión sin más.

Después de todo lo consiguió, me iría a casa por mi propia mano. 

Continue Reading

You'll Also Like

195K 16.6K 35
|𝐀𝐑𝐓𝐈𝐒𝐓𝐒 𝐋𝐎𝐕𝐄| «El amor es el arte de crear por la sensación misma, sin esperar nada a cambio,más allá del placer mismo del acto creativo...
157K 16.8K 38
⠀⠀⠀⠀ ⠀★ jeongguk es un ⠀⠀⠀⠀⠀⠀famoso actor porno ⠀⠀⠀⠀⠀⠀y taehyung un lindo ⠀⠀⠀⠀⠀⠀chico que disfruta de ⠀⠀⠀⠀⠀⠀public...
200K 11.2K 18
El maldito NTR pocas veces hace justicia por los protagonistas que tienen ver a sus seres queridos siendo poseidos por otras personas, pero ¿Qué suce...
846K 126K 101
Toda su vida fue visto de menos y tratado mal por las personas que decían ser su familia, estaba cansado de que todas las noches llorara por aunque s...