Mátame Sanamente

By ashly_madriz

304K 23.4K 13.4K

Cualquiera puede creer que la vida de las porristas universitarias solo se trata de las piruetas, los chismes... More

Prefacio
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58 (final).
Agradecimientos e información importante.
Aviso
Aviso 2

Capítulo 44

1.6K 202 219
By ashly_madriz


AMIGOS POR CONVENIENCIA: 

No soy tu amiga, ni nada de eso, demonios, tú piensas que eres el hombre, pero yo pienso y luego existo, así que detente ¿de qué diablos estás hablando? Quita mi hermoso nombre de tu boca.


El olor a pan de maíz invadió mis fosas nasales ese día por la mañana. La fuerte música retumbaba contra mis oídos, mientras mis compañeras de la escuadra reían a carcajadas monumentales en la cocina.

La celebración del Halloween, por más pagana que fuera, era uno de los eventos más importantes para toda la comunidad universitaria y el condado de Kelsen.

La mayoría bebía hasta desfallecer, mientras unos pocos tomaban ese momento para mostrarse excéntricos y dar a conocer por una noche su verdadera personalidad.

Me encontraba parada sobre la baranda de la escalera, mirando hacia el piso y observando todo lo que hacían las otras con los preparativos.

Desde entrado el día comenzaban con una tardada rutina, la cual consistía de exfoliantes, cremas y horribles bronceados artificiales. Katherine tenía pepinos en el rostro, Hannah se peinaba y Sidney vociferaba órdenes a diestra y siniestra, pareciendo más una mala versión de Samantha que de ella misma.

Desde la partida de esta última, las cosas en la casa se encontraban cada vez más tensas; a los entrenamientos les faltaba seriedad y todo parecía estar a punto de estallar e irse por la borda.

Sidney se quejaba como una maldita malcriada, y todo el que la cuestionaba le terminaba temblando la posición en el equipo.

La pobre no servía ni siquiera para ser una tirana, lo podía decir con solo verla. En el fondo estaba temblando como un pobre y solitario conejito asustado, temiendo que el cazador viniera y terminase matándolo, quemándolo todo y enterrando sus huesos.

No me malinterpreten, ella sabía que el cazador se encontraba en las cuatro paredes de su misma casa y que día a día convivía con él en un constante bailar con la muerte.

Aún parada en las escaleras, me dispuse a bajar escalón por escalón con mi mochila en mano, dirigiéndome hasta las instalaciones de la facultad, donde sería la presentación de las candidatas.

Conduje hasta el lugar, mirando a los lados y saludando a todo el mundo el treinta uno de octubre por la mañana, luego comencé a prepararme en los camerinos, más segura que nerviosa de que las cosas iban a terminar a mi favor.

Si Samantha quería intimidarme no iba a lograrlo. 

Iba a tomar todo de ella, incluso lo que no quería. La volvería loca y así acabaría con ella en el proceso.

Un rato después, cuando ya había ido a los ensayos, tomé asiento en mi lugar asignado, con las manos entrelazadas y un gesto intranquilo en el rostro, temiendo de que, al final, Aiden me odiara, le creyese a esta y se robara el espectáculo.

Había hecho todo esto por él, por nosotros. Mis planes no iban a irse al caño por una sucia zorra que quería interferir. Estaba arriesgando demasiado y mis horas estaban contadas.

Era ella o yo.

Y obviamente iba a ser yo.

Yo no era un peón. Era la reina del tablero y todo lo que hacía Samantha era mero show.

Un golpe seco contra la puerta llamó mi atención, sacándome de mi ensoñación, logrando así que me recompusiera en mi asiento, pendiente de lo que estaba a punto de pasar.

Me puse de pie, arrastrando la silla del lugar para no caerme por lo alto de los tacones de mis botas vaqueras. La presencia de Aiden invadió el lugar cuando se acercó hacía mí, inspeccionándome con la mirada atenta y semblante serio. Estaba perplejo, casi estático, analizando todo alrededor del lugar donde se encontraba.

—¿Por qué estás parado ahí? ¿Acaso quieres un autógrafo? —le inquirí con rapidez y un toque de burla en mi tono.

Este intento hablar, pero de su garganta no salieron más que un par de sonidos inentendibles que me hicieron reír.

—No sé si quiero cogerte o rezarte. —La voz ronca de Aiden resonó ronca contra mis oídos, haciendo que tuviera que encorvar las puntas de los dedos de mis pies para contenerme por lo nerviosa que me ponía su mera presencia.

Su seriedad era caliente.

—¿Por qué me rezarías? —De alguna forma, hablaba en serio. No había ninguna especie de burla detrás de mis palabras.

—Porque pareces un puto ángel. —Se pausó para tragar—, y te follaría porque si no supiera que eres un demonio diría que luces muy bien como para querer corromperte.

Su voz firme y sin filtro me hizo sonrojar, ya que no esperaba aquello.

De un momento a otro el ambiente se sintió asfixiante, como si todo el aire de la habitación estuviese siendo succionado por una potente aspiradora dispuesta matarnos. Suponía que este se refería a mi aspecto para la tarde de la presentación. Look de campesina inocente a punto de ser mancillada por el fuckboy de la universidad. El vestido de organza blanco, corto y vaporoso hasta las rodillas. El ligero maquillaje sobre el rostro y los rizos suaves que caían en mi espalda.

—No hablarás en serio... ¿O sí?

Mi rostro tenía cierto atisbo de burla.

—Habló en serio. —Aiden también rió—. Lo siento, es solo que justo en este momento te ves caliente y que creo que estoy pensando con la polla.

Tuve que parpadear un par de veces para creer que lo que estaba diciendo era verdad y que no estaba usando una de su típica táctica de las bromas para romper el hielo, ya que en vez de aligerar la tensión solo había hecho algo peor.

Su semblante serio negaba lo anterior. Lo que Aiden decía era lo que pensaba.

Si no estuviese tan nerviosa por lo que cargaba sobre mis hombros hubiese intentado parecer más relajada, riendo con él o siquiera no verme una imbécil autómata que no sabía cómo mantener una conversación cuerda... o por lo menos normal.

Al ver que me quedé quieta, sin responderle, mirando directamente a las suelas de mis zapatos, se aclaró la garganta, captando así nuevamente mi atención.

—Solo quería desearte suerte, ya sabes toda esa mierda de "rómpete" una pierna, pero en serio, en serio, por favor no te rompas nada.

Tuve que esbozar una sonrisa incómoda como respuesta, ya que no sabía cómo entablar una conversación o qué decir. De repente Aiden me asintió con la cabeza en señal de despedida y se volteó para irse por donde mismo había entrado. Cayendo en cuenta de lo sucedido y de mi error cometido, avancé hacia él, tomándolo del brazo, obligándolo así a que tuviera que girarse nuevamente sobre sus talones para tener contacto visual conmigo.

Lucía tan preocupado como yo, y no podía determinar porqué.

—Entonces... gracias por desearme suerte, supongo. —Sentía la garganta seca al hablar, así que tuve que tragar la saliva que se estaba acumulando en la parte posterior de mi garganta para poder continuar.

—Entonces supongo que ya me estoy hartando de esta mierda, Kira.

Abrí la boca para protestar, al mismo tiempo que este se rascó la nuca con incomodidad, pero antes de que pudiera decir algo cada una de mis objeciones fueron calladas por la fuerte presión de sus labios contra los míos.

Aiden me estaba besando sin previo aviso y no había ninguna clase de dulzura o romanticismo en ello.

Era demandante, cruel y agresivo. Su beso me transmitía emociones fuertes como una especie de enojo oculto. Haciéndome sentir como una montaña rusa a pesar de que habíamos hecho lo mismo miles de veces.

Aunque ese día las cosas se sentían diferentes, causando un martillar mi corazón, haciendo que tuviera que separarme de él a pesar de que estaba ansiando más y más de su contacto, como la jodida adicta que ya era.

Su boca era cálida y el contacto de la piel rasposa de su mentón contra la mía me hizo querer buscar más.

A pesar de que fue solo un roce, se sintió brusco, encendiendo las alarmas en mi cabeza de que algo no andaba bien.

Aiden estaba enojado, enojado con alguien más que no era yo.

Cuando nos separamos, nos miramos cara a cara de forma incómoda y con vergüenza por lo espontáneo del beso.

Luego de un par de segundos de contacto visual nuestras bocas se encontraron de nuevo en otro beso. Suave esta vez. Dolorosamente suave y excesivamente lento. Eso no era suficiente y no iba a detener lo que sea que estaba pasando entre nosotros hasta que despejara mi mente y aliviara la tensión que me había estado golpeando la cabeza por el último par de días.

Escuche a Aiden haciendo un sonido de sorpresa, pero se volvió un gruñido ronco cuando profundizo la conexión, metiendo mi lengua en su boca, sintiendo su cuerpo en exceso caliente. No se estaba conteniendo y eso me hacía añorarlo más.

Mis mejillas se sentían calientes y seguro estaban sonrojadas a pesar del maquillaje que me había puesto.

—¿Me tomarás esta noche en esa bonita boca, Kira?

Al escuchar aquello tuve que recordarme a mí misma respirar.

Estaba jodida y obsesionada con él, su imagen cínica y el sexo retorcido que teníamos solo le añadía un punto más, por lo que tuve que tomarlo de nuevo del cuello y besarlo otra vez para saciar un poco el duelo de emociones en mi interior.

—¿Estás seguro que no cambiarás de opinión después ? —Las cejas de Aiden se fruncieron con preocupación por la seriedad de mi tono. Tuve que sonreír para aligerar un poco la rigidez del mismo—. Solo bromeo, te prometo una de las mejores noches de tu vida.

***

Cuando Aiden se fue una inevitable lágrima se deslizó por mi mejilla, teniendo miedo de que él terminara por odiarme al fin.

Tal vez por eso lo había besado. ¿Y si esa era la última vez y no ya había otra oportunidad luego de que escuchara de mi confesión?

Pasado un rato, y ya casi para comenzar el evento, el sonido de otro golpe contra la puerta llamó mi atención, por lo que con rapidez sequé mis mejillas y me dispuse a poner mi mejor rostro pensando en que podía tratarse nuevamente de Aiden o de algún organizador. Pero no fue así, porque una vez la puerta había sido abierta la figura alta de Riven fue interceptada a través del espejo de mi asiento por mi campo visual, haciendo que mis extremidades se pegaran, estando rígidas sobre el espaldar de mi silla.

Lucía felino, como un depredador necesitado. Había desaparecido durante una semana y luego regresado dispuesto a atacar.

Su mirada de cazador no metía y su presencia representaba más que una amenaza. No quería confrontarlo, mucho menos mencionar la traumática experiencia de la noche del diablo.

Aunque sí tenía la oportunidad iba a cortarle las pelotas y hacérselas tragar.

—¿Entonces tu noviecito está feliz de que ahora estés jugando a ser la princesa? —habló de pronto este, esbozando una falsa sonrisa que lo comprometió.

Mis dientes rechinaron y no pude evitar soltar una mueca aguda, cargada de desdén que le iba a ser imposible de captar a través del espejo.

Riven era un depredador, si no me analizaba, no perdía.

—¿Y tú por fin te dignaste a salir de tu cueva? Sé que estamos en Halloween pero ya te habías tardado en salir de tu fosa, maldita bruja —le respondí bufando, sin tener que girarme para verlo a los ojos, al mismo tiempo que aplicaba un poco más de polvo sobre mis mejillas.

Este me miró y de un segundo a otro lo comenzó a acercarse.

—Al grano, Kira. ¿Para qué me llamaste? Luego de haberla cagado en la noche del diablo no creo que tenga algo que hacer aquí —murmuró, estrechando más los ojos. Su tono neutro estaba intentando ocultar su disgusto.

Yo lo había llamado, esta no era una sorpresa o una visita repentina. Era el culminar del ciclo de la sociedad que habíamos mantenido por tres años.

Con algo de tranquilidad comencé a rebuscar entre la mochila que se encontraba en mis piernas, y que había traído desde la casa, hasta encontrar la encomienda que le había hecho a Félix la vez anterior, y que, contra todo pronóstico, había logrado. Burlándose en la cara de su novia y todo su entorno.

—Este es el fin entre tú y yo, Riven. Ya no te debo ni me debes nada. —Al decir aquello me puse de pie, tomando las llaves en mis manos, me giré para verlo y se las lancé al pecho. Los ojos de este se abrieron como platos por la sorpresa de lo que estaba viendo. Riven siempre había creído que no iba a ser capaz de lograrlo, sin embargo yo le estaba salvando la vida de nuevo y de alguna forma esa noche también iba a terminar por condenar la mía al desenmascarar a Samantha y también a mí—. El secreto, ese secreto que Samantha, tú y yo hemos estado guardando por tres años se irá a la basura. A partir de esta noche tienes un peso menos que cargar para poder sobrevivir.

El castillo de naipes que yo misma había construido iba a ser derrumbado. Lo había dicho. Me había condenado y ya no podía retorcer.

Luego de escucharme, me observó por un segundo, absorto en lo que sea que estaba pensando. Sus rasgos se ensombrecieron, haciéndolo parecer un demonio apunto de hablar.

—¿Eres estúpida? Siempre supe que lo eras, pero no puedes hacer esa mierda y luego ir como si nada, tú misma te estás poniendo la soga al cuello.

—No tiene nada que ver contigo ahora, te he absuelto de tus pecados. No tienes ni voz, ni voto, mucho menos objeción en lo haga. —Tal vez el impacto de mi decisión le había afectado tanto a Riven que tuvo que sostenerse para no tropezar sobre sus propios pies.

Esta mierda me estaba pensando más que mi alma y quería ponerle fin.

—¿Tomaste ya una decisión? ¿No hay vuelta atrás? —Me tendió la llave de regreso, pero yo negué, poniendo los ojos en blanco ya que no me gustaba el rumbo que estaba tomando la conversación.

—No la hay, porque ya no me importa, Riven. No me importa que Heck se entere y lo use en mi contra. No me importa que Aiden me odie. ¿Y sabes por qué? Porque no tengo nada que perder, porque estoy harta de fingir, ¡porque estoy harta de este maldito secreto que me ha estado comiendo las entrañas!

»Me lo debes, Riven, porque si no fuese por ti nada, nada de esto, ni siquiera la muerte de mi madre hubiese pasado. No te culpo y sin embargó estuviste ahí y también te tocará pagar. —Mis palabras sonaron tan quebradas como lo estaba mi alma. Ya no podía continuar con más, estaba harta y solo quedaba ahogarme en el proceso o ser la vencedora de una muerte sin retorno.

Sí, Riven había custodiado el accidente, por eso sabía que seguía estando viva y por eso había ayudado a salvarme.

—Quise decirle. Quise decirle que no estabas muerta.

—Sí, quisiste decirle a Aiden, y sin embargo no lo hiciste; callaste y nos condenaste a los tres a esta mierda. Y por eso y muchas razones más, él es mejor que tú. Te falta lo que a él le sobra.

—¿En serio piensas que no te va a odiar? —Sonaba arrepentido, pero yo tenía rabia.

Mis palabras habían tocado una fibra sensible en él, lo estaba haciendo a propósito. El punto débil de Riven era sentirse inferior.

—Para este punto ya no me importa. Y te diré porqué, a pesar de toda la mierda y la sangre en mis manos, él me ama, mataría por mí y por más que quiera, si intenta deshacerse de mí, prefiero que me mate en el proceso.

»Un favor, Riven. ¡Ese día solo te pedí un maldito favor para salvarte el trasero a ti y al imbécil de tu padre!

Lo vi apretar la mandíbula para luego acercarse, tomándome finalmente por la muñeca, haciendo que apretara sus dedos contra mi carne. Era un peón defectuoso que ya no servía en mi juego y que de una vez por todas tenía que pagar.

—¿Siempre pensaste irte con Aiden? ¿Siempre se trató de él?

No iba a responderle lo que quería escuchar.

Parecía que la intriga por saber la respuesta estaba devorándole los pensamientos, por lo que intenté zafarme de su agarre, aunque en el proceso este se intensificó, así que para que me soltara opté por responderle:

—Sí, sí pensaba decirle la verdad a Aiden, iba a hacerlo y por tu culpa él no llegó. Te di el dinero que le debías a Heck y aún así tuviste que interferir. Solo me importa Aiden, siempre ha sido y siempre será el. ¿Quién tenía que llamarlo cuando Stacy se acercó?

—Sí, Kira siempre han sido ustedes dos. —Yo asentí con la cabeza—. ¿Y yo? Si no fuera por mí aún seguirías en esa mierda, yo busqué a tu familia. ¿Pero él? ¿Qué hizo él? ¿Por qué él y no yo?

—¿Tú? ¿Por qué tenías que ser tú? Mientras tú y yo ni siquiera nos conocíamos yo ya estaba enamorándome de Aiden. Solo eres otro pobre esclavo que compré con dinero. ¿O se te olvida que tu padre le robó a Heck y tuviste que reponer la mercancía para que no lo mataran?

Aquello era más que cierto. No había punto de comparación, eran polos opuestos. Mientras yo aún podía sentir el sabor de los labios de este contra los míos, el otro añoraba sacarlo del camino y tomar su lugar.

Aiden era el eje de mi universo y Riven era un inexistente ser en comparación.

Los brazos de Riven parecieron agitarse, cuando su mirada conectó con la mía, viéndome despacio. En realidad me estaba observando, observando como si dijera que en que no lamentaba lo había hecho.

—Y yo sacrifiqué mi pellejo por ti, Kira, para que al final siempre fuese él y no yo. ¿Qué harás cuándo te rechacé? ¿Crees que va a cargar con este secreto como yo lo he hecho? Tú eres un monstruo y a él le falta maldad para estar con alguien como tú. —La forma en la que enfatizó sus palabras logró enviar escalofríos por mi espina dorsal.

—Para cuando se entere ya habrá dejado de ser un secreto, porque ¿sabes qué? Esta mierda se acaba hoy. Sí, yo soy un maldito monstruo, pero es a ti a quien le falta algo de maldad.

»¿No le tienes miedo a Aiden? Deberías tenerle, porque solo yo conozco el verdadero engendro que se esconde en su interior.

Riven me observó con burla. Si él no la hubiese cagado, no hubiese tenido que recurrir a las amenazas.

—Realmente lo lograste, ¿no? —Yo lo miré confundida al escucharlo—. ¿Las utilizarás contra Samantha? Pensaba que tenían una tregua.

—A ti no te incumbe eso, perdiste el derecho de mencionarlo cuando arruinaste todo. Me expusiste por tus celos y casi haces que me violen en la noche del diablo. Eres una pobre imbécil que se cree superior subestimando a otros. Yo te di la llave, ahora tú dame lo quiero. —Mi tono sonó cortante al hablar, casi como un cuchillo roto—. Eres una mierda de persona, Riven y si Aiden te mata luego de esta noche no me lamentaré por ello, solo me reiré de tu miseria.

—¿Todo esto lo hiciste por cuál de los dos? ¿Aiden? ¿Y cómo se llamaba el otro? ¿Ethan?

Riven me miró con maldad. Yo tuve que esbozar una sonrisa perversa para poder continuar.

No iba a joderme la paciencia de esa forma.

—Prepárate, Riven, porque esta noche se despierta el verdadero monstruo y ese monstruo no soy yo.

X

NO SE VAYA, LEAN DE UNA EL SIGUIENTE CAP, EL CAP QUE TODAS ESPERABAN

Hoy hay doble actualización, este cap es dedicado a Kalyani, una lectora quien me dejo unos mensajes bien hermosos. 

XOXO; Ashly. 


Continue Reading

You'll Also Like

206K 17.6K 54
《C O M P L E T A》 «Es como si uno fuera una llovizna calmada y el otro un huracán arrasando todo a su paso.» LIBRO I - Hasta siendo pequeñas estrella...
170K 17K 88
Nirali es una joven del Principado de Chariot. A ella siempre le han gustado las historias de fantasía y magia. De hecho, desde las vacaciones de ver...
2.7M 232K 54
Primer libro de la serie "El color perfecto" A veces, no te das cuenta cuando el amor te golpea. O en el caso de Acacia, cuando ella golpeó al amor. ...
31.8K 2.2K 31
Después del protocolo de hermanas estás siguen ignorando a Lincoln al creer que el es el causante de sus problemas así que Lincoln decide irse a vivi...