capítulo treinta y ocho:
carril de recuerdos.
Tres años antes.
Atraer al resto de los buques fue cuestión de un plan en el que Yelena y Onyakopon, un par de voluntarios de Marley, fueron protagonistas al hacerse pasar por sobrevivientes mientras el colosal formaba un señuelo que los haría nadar hasta tierra, donde Giselle y Levi Ackerman los esperaban con armas marleyanas.
Dentro de una de las carpas, Jean, Sasha, Leyna y Connie miraban el plano extendido por Onyakopon en la mesa completamente maravillados.
—Por cierto, Onyakopon ¿Por qué tienes una piel tan oscura?—dijo Sasha, ganando que Leyna la codee con fuerza—. ¡Auch! ¿¡Qué!? ¡Tú también querías saberlo!
La pelirroja se palmeó la frente avergonzada.
El hombre solamente sonrió—Es porque nuestro creador decidió diseñarnos así, para él es más divertido que exista toda clase de gente, ustedes el pueblo de Ymir son iguales a nosotros, todos somos tal y como el creador lo quiso.
—¿Quién es nuestro creador exactamente?—preguntó Armin maravillado.
—Es el mismo que le dio su poder a Ymir—explicó el hombre—. ¡Nuestro creador es Dios! bueno eso es lo que algunos creemos, somos libres de creer en lo que queramos.
—Entonces, ¿Por eso hizo a Yelena tan alta?
—¡Sasha!
A la mañana siguiente, la tropa se reunió nuevamente, el grupo miraba los platos tan bien elaborados sobre la mesa. Leyna estaba parada junto a Armin, sosteniendo su brazo mientras apoyaba su cabeza en el hombro de su novio, quién cada vez se hacía más alto que ella, cosa que tomó por sorpresa a Becker ya que disfrutaba sacarle un par de centímetros, la chica miró con algo de miedo aquella criatura con pinzas en sus patas.
—¿Y eso...?
—Es una langosta, Leyna—explicó Yelena—. Descuida, ya está muerta.
—¿En serio se come?
—Apesta a pescado—añadió Mikasa.
—¿Es su primera vez comiendo mariscos?
—¿Qué es un marisco?—preguntó Becker.
—Ya veo, dejen que la exquisita comida de Niccolo lo explique, es todo un maestro de la gastronomía marleyana—dijo Yelena.
—Imbéciles—musitó Niccolo—. Si no quieren comer entonces no lo hagan esta comida es para...
Antes de poder completar su oración, Sasha comenzó a comer de forma descontrolada.
—¡Que delicia!—la castaña comenzó a llorar de la emoción—. ¡Niccolo, eres un verdadero y único genio!
El rubio marleyano se ruborizó al verla—O-oye no comas con la boca abierta.
—Nunca antes había comido algo así—dijo ella sin parar de comer.
Niccolo se dio la vuelta completamente sonrojado ante Sasha, Armin tomó una de las tenazas de la langosta acercándosela a Leyna.
—¡No, iugh!—protestó la pelirroja.
—Dijiste que no podía haber nada peor que las raciones de la legión, es hora de comprobar tu teoría—se burló el rubio—. Vamos Leyna, dile hola.
—¡Armin!—la pelirroja tomó su mano obligándolo a acercarla a su boca, ambos comenzaron a reír disfrutando del momento.
El tiempo pasó volando, los meses se convirtieron en años, la tropa 104 ya no era un montón de niños adolescentes, algunos de ellos ya cumplían los dieciocho años, entre ellos Leyna y Armin.
Se veían distintos a como empezaron, Jean dejó crecer su cabello al igual que Eren, pero se había vuelto el más alto del grupo, Connie no se quedó atrás con el tremendo estirón que tuvo, por otro lado Mikasa recortó su melena negra, al igual que Armin quién en realidad acudió a Giselle para pedir ayuda, pero claro, era un secreto entre ambos. Sasha y Leyna decían no haber cambiado en lo absoluto, a pesar de que sus miradas de adolescentes traviesas se convirtieron en rostros llenos de confianza.
Becker no lo notaba en si misma, pero los cambios eran notorios, las petequias en su cuerpo cada vez eran menos notorias, no había crecido tanto en estatura como sus compañeros, pero después de tanto entrenamiento y siendo líder de un escuadrón a tan corta edad, su altura era lo que menos le importaba.
Pero no solo habían cambiado en apariencia, su actitud como soldados podía reflejarse hasta en la más pequeña acción, claro que en el fondo, aún eran un montón de niños tratando de vivir lo que podían, aprendieron a apreciar cada día estando juntos, ya que nunca sabrían cuando sería la última vez.
Los jóvenes de la 104 se encontraban colocando las vías de la nueva locomotora para la isla, Leyna sentía como todo el cuerpo comenzaba a ponerse pesado, estaba segura de que llegaría desmayarse por el calor.
—Agua... necesito agua—Sasha, con toda la dramatización posible, Leyna la tomó de la camisa alejándola de Arlert, quién solo sonrió llevando los baldes.
Armin iba pasando a junto a Mikasa, desvió un poco su vista hacia Becker, ella tenía sus mejillas rojas por el sol y la respiración agitada por el cansancio, el sentimiento de querer apreciarla un poco más era incontenible, pues para él, se veía increíblemente atractiva.
—Armin, estás tirando el agua—dijo Ackerman, haciendo que el rubio reaccione nuevamente.
—Lo siento.
—Leyna lleva tu camisa ¿No es así?—preguntó la azabache, Armin asintió mostrando un pequeño sonrojo, pues creyó que nadie lo notaría—. ¿Ahora vive contigo?
—No es eso, ayer se quedó en mi habitación, y pues...
La inocencia total en la mirada serena de Mikasa no le permitía hablar, por lo que su expresión solamente era una de pánico envuelta en un rostro rojo de vergüenza al no tener las palabras correctas para explicárselo.
—Puedes preguntarle a Leyna después—sin más el chico se cubrió parte del rostro con su sombrero, para seguir con su labor, dejando a Mikasa aún confundida.
—¿Esto es algo que realmente necesitamos hacer?—preguntó Connie.
—No, pero al imbécil le pareció buena idea abrir su bocota—Jean comenzó a imitar a Eren—. Así podemos desarrollar la isla y nuestros cuerpos, Capitán.
—Si Eren, eres un genio—Leyna se acercó a darle un empujón, pero al darse la vuelta se encontró con su amiga robando nuevamente el balde de agua—. ¡SASHA, SUELTA ESO!
Becker comenzó a corretear a Sasha junto a Armin, ya que la chica Blouse estaba terminándose el agua.
—Me sorprende que puedan trabajar tanto con este calor—dijo Hange, que iba llegando junto a Levi y Giselle.
—Sí, de hecho, era nuestra única opción era cuidar de este idiota—respondió Kirschtein.
—Tenemos respuesta de Hizuru—informó Giselle—. Al parecer están fuera, de no monopolizar esta isla, no tienen interés alguno.
—Entonces, solo dependemos del retumbar—dijo Eren—. Y al final, deberemos sacrificar a Historia.
—Eso parece—murmuró Ackerman, aún así tomó el hombro del chico—. Eren, quiero que sepas lo agradecida que estoy de que hayas intentado salvarla, yo puedo protegerla hasta cierto punto, pero tu opinión era la única que podía hacer algo al respecto.
—Teniente, si hubiera una forma de que Historia se salvara...—dijo Jaeger, Giselle asintió.
—Lo sé, yo también haría lo que fuera—la azabache dirigió su vista a Hange—. Bien, vámonos de aquí, voy a quemarme.
—Te vendría bien un bronceado, Gisy—comentó su pareja con algo de burla mientras caminaban.
—No puedo, solo me quemo.
—Sí, y después pareces un cerdo todo rosado—añadió Levi.
—Te diría que me lo digas de frente, pero eres tan enano que- ¡Ay!—Giselle tropezó con una sacada por parte de su hermano.
Hange soltó una risa lo suficientemente alegre para que Giselle no protestara al respecto, pues no recordaba la última vez que la oyó reír así.
Pasadas la horas después de haber terminado su labor, la tropa se sentó en el vagón de aquella locomotora.
—¿Entonces sugieren infiltrarnos en Marley?
—La comandante tiene un plan para todo—dijo Sasha—. ¡Cuando estemos ahí podré probar la comida marleyana de verdad!
—¿No te prepara suficiente Niccolo?— Leyna, se encontraba sentada en medio de Mikasa y Sasha.
—¡Claro que no!
—Si el mundo llega a enterarse que buscamos la paz es probable que algo cambie—añadió Arlert.
—Si tan solo tuviéramos tiempo—dijo Eren—. Me quedan cinco años, hay que decidir quién heredará mi poder de titán.
—Yo voy a heredarlo—respondió Mikasa inmediatamente.
—Tú no puedes heredarlo—dijo Jean—. Aún debemos averiguar que rayos son los Ackerman.
—¿Entonces quién?
—Pues yo—continuó—. En primera soy más inteligente que Eren, yo siempre evalúo cualquier situación.
—Sí, pero no podemos permitir que alguien tan asombroso como tu muera tan rápido—dijo Leyna con sarcasmo.
—Tu enfócate en ser un líder de la legión—dijo Connie—. Yo voy a ser el sucesor de Eren ¿No es así, estás de acuerdo, verdad?
—Es lo peor que se te ocurrió, entiende eres el más idiota—dijo Sasha.
—¿Qué?
—Nada de "qué" Connie, no pueden darte esa responsabilidad al más tonto del equipo—Blouse suspiró—. Eres peor que una mula mijo, yo heredaré al titán, tengo experiencia en combate, y soy una persona muy confiable, ¡La verdad no quiero, pero ya no hay de otra huerco!
—Sasha, eso no tiene sentido—intervino Connie.
—¿Eh?—la cazadora alzó una ceja.
—Dijiste que no pueden darle esa responsabilidad al más tonto del equipo, y tú eres mucho más tonta que yo.
—¿Eh?
—¿Eh?
—Maldición—Jean intervino—. No quiero ser yo quien diga esto, me temo qué...
Todos voltearon a ver a Leyna, quién abrió los ojos llena de sorpresa.
—¿¡EH!?
—¿¡Qué!?—dijo Armin mirándola.
—¡Eso tiene mucho más sentido!—dijo Connie—. Leyna es tu semejante en fuerza, ya que ambos son prácticamente los quintos mejores de la clase.
—Así es, además de eso tiene la confianza del Capitán Levi, y tu disciplina mejoró bastante.
—Ay muchacha, es como si hubieras nacido para esto—Sasha abrazó los hombros, pero se separó con una expresión de preocupación—. ¡Esperen, se supone que Leyna heredaría el titán colosal!
—Eso no está decidido aún—soltó Armin, Leyna prefirió callar, recordando la discusión que tuvieron anteriormente por ese asunto.
—Ni modo huerquita, toca tener hijos—dijo la castaña.
—¿¡QUÉ!?—Armin y Leyna gritaron a coro.
—Necesitarán de alguien que herede sus poderes, además tendrían todas sus cualidades ¡Y no se preocupen, cuando ustedes no estén yo cuidaré de ese chamaco o chamaca como si fuera de mi propiedad!—Sasha comenzaba a crear escenarios tristes haciendo que sus ojos se cristalicen, mientras abrazaba a Leyna con más fuerza.
—Yo también ayudaré—dijo Connie con tristeza—. ¡Leyna, Armin, prometo hacer que sus hijos se sientan orgullosos de ustedes!
—¿¡Son idiotas o qué!? ¿¡De verdad creen que pueden criar a un infante!?—exclamó Jean con enojo—. Cuándo Armin y Leyna mueran su hija o hijo estará a mi cuidado ¿Verdad?
—Mikasa, diles algo—Leyna no sabía que responder, así que acudió a su amiga.
—Estará bajo mi cuidado, de eso no hay discusión.
—¡Mikasa!—exclamó la pelirroja, Armin se había quedado sin palabras ante todo lo escuchado.
—Jamás creí decir esto, pero antorcha, eres la última esperanza—Jean regresó al tema, haciendo que Leyna suspire.
—Bueno, supongo que de no haber otra opción... —Becker miró a Eren con decisión.
—Descuida Leyna, no debes preocuparte por eso—respondió Jaeger—. Ya que ninguno de ustedes heredará mi titán.
—¿Y por qué?
—Porque les tengo mucho aprecio—soltó—. Más que a nadie en el mundo, por eso quiero que tengan vidas largas.
Todos se mantuvieron en silencio, pero Jean notó que comenzaron a ruborizarse.
—¿¡QUÉ!? ¡Idiota, por qué estás tan rojo, que se supone que hagamos en esta situación tan rara!—exclamó Kirschtein.
—Perdón.
—Es por la puesta de sol, por eso todos estamos sonrojados—aclaró Armin, mientras Leyna se ponía de pie para estar a su lado.
—Claro, eso es...
—Eso fue intenso—murmuró Armin a su novia.
—Cállate, o volverán a tocar el tema—dijo Becker aún avergonzada.
—Sin embargo, quiero que sepas que no me opondría.
—¿Qué?
—Bueno, me refiero a que...—murmuró él, sin poder mirarla—. No planeo sonar intenso o ponerte presión, pero si formara una familia, o fuera casarme, solo podría ser contigo.
Leyna se quedó en silencio mirándolo—¿En serio?
Arlert finalmente levantó la vista, encontrándose con el rostro de su amada completamente sonrojada.
—Sin duda alguna.
Becker apretó los labios devolviendo su vista al frente, sin saber como responder, aunque por dentro un nuevo sentimiento de felicidad la invadía, haciendo que una pequeña risa escapara de sus labios.
—¿Qué ocurre?
—Nada.
—¿De verdad?—Armin apretó con suavidad la mejilla sonrojada de Becker, haciendo que ella lo aparte.
—No me toques hasta el matrimonio—bromeó ella.
—¿¡Eh!?
La pelirroja río ante la expresión del rubio, Armin le dedicó una sonrisa mirándola reír, escucharla era de sus cosas favoritas en el mundo.
Y sin duda alguna, quería pasar el resto de su vida junto a Leyna.
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AHHH House of Memories ya tiene 3K de votos, muchísimas gracias por su apoyo. ♡
Espero que les haya gustado este capítulo para despedir a Sasha, les lanzo un dato bonito para darle contexto al funeral.
Después de que el padre de Sasha rescatara a los padres de Leyna ellos comenzaron a convivir más seguido, es por eso que también los invitaron a la fiesta de capítulos anteriores, Sasha y Leyna eran más cercanas de lo que parecía.
No, no pago terapia.