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By woods_emma

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Imagina un universo alterno donde supervivientes y cazadores pertenecen a una prestigiosa academia con ideale... More

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βœ¬π’π’‚ 𝒏𝒖𝒆𝒗𝒂 π’„π’π’Žπ’‘π’‚Γ±π’†π’“π’‚ 𝒅𝒆 π’„π’–π’‚π’“π’•π’βœ¬
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βœ¬π’‰π’π’“π’‚π’“π’Šπ’π’” π’š 𝒍𝒂 π’„π’‰π’Šπ’„π’‚ π’Žπ’Šπ’”π’•π’†π’“π’Šπ’π’”π’‚βœ¬
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Hablemos...

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By woods_emma

Melly Plinius

Aesop me había mandado mensaje diciendo que tenía algo importante que decirme y supuse rápidamente que se trataba sobre el código de vestimenta, tal vez la directora ya había dado una respuesta por lo que me dirigí al consejo estudiantil con toda la actitud posible.

Toqué la puerta y Joseph fue quien la abrió. A diferencia del otro día, esta vez solo estaban Joseph, Aesop y Mary.

– hola Joseph, hola Mary – saludé educadamente y ellos lo correspondieron, luego me dirigí hacia Aesop y me jalé una silla cercana para sentarme a su lado.

– ¿qué hay de nuevo? – pregunté, Aesop no contesto y solo me extendió la encuesta que había hecho con todos los nombres de las personas que aceptaron firmar, al final de la hoja había una firma que no reconocí. Analicé la hoja de mejor manera y fue ahí cuando me di cuenta que la directora había aceptado las firmas. Para reafirmar mi teoría, Aesop me extendió una especie de permiso, un documento que autorizaba el cambio del reglamento escolar.

– felicidades – dijo al fin con... ¿una sonrisa? – ahora cada quien podrá usar lo que quiera, siempre y cuando este dentro del código.

No pude evitarlo, una amplia sonrisa se escapó de mis labios al escuchar esas palabras. Necesitaba abrazar a alguien, y quien mejor que el amargado que tenía delante.

Me lancé sin previo aviso sobre Aesop sin importarme que estuviera sentado y lo abracé por el cuello.

– qué mierda... – expresó en un susurro, pero no me detuvo, aunque tampoco me correspondió.

– tengo que decírselo a Edgar – caí en la cuenta y rápidamente me separé del peligris, quien inmediatamente comenzó a ordenarse de nuevo el uniforme y sacudirlo. Volteé a ver a Joseph quien me sonrió avergonzado, dando a entender que realmente no le incomodaba, aunque claro, a mí sí, pues me había olvidado por completo de ese pequeño detalle.

– entonces deberías irte para decírselo – propuso Aesop, casi corriéndome, rodé los ojos y asentí poniéndome de pie. Me dirigí a la puerta de salida y justo cuando estaba por dar el primer paso se me ocurrió algo muy poco probable, pero no perdía nada por intentar.

– oigan, Aesop, Mary y Joseph ¿les gustaría venir a tomar algo? Ya saben, para celebrar.

Las respuestas de Joseph y Aesop sonaron al unísono, aunque contrarias, mientras que Mary solo rio.

– a mí me encantaría – dijo Mary.

– a mí también – habló Joseph con su mirada en Aesop, quien gruñía malhumorado.

– ¿de verdad quieres ir Jos? – preguntó en suplica, pero el peliblanco asintió con una sonrisa. Aesop dejó salir un largo suspiro y al final se vio arrastrado por la emoción de su novio.

Le envié un mensaje a Edgar procurando no mencionar a los otros invitados, pues si le decía probablemente no vendría. Entre los cuatro que estábamos en el consejo nos decidimos por ir a sentarnos en alguna parte del patio y Mary amablemente se ofreció a ir a comprar algo para picar.

Mientras Joseph y yo charlábamos y Aesop se hacía el tonto con un trozo de pasto llegó Edgar, pero mi mayor sorpresa fue ver que había traído a Luca. Inmediatamente me levanté para saludarlos.

– ¡hombre! Creí que vendrías solo – le dije a Edgar, quien miraba a ambos miembros del consejo sentados en el césped sin hacer nada.

– ¿y ellos? – preguntó señalándolos.

– amigos – contesté con una sonrisa. Edgar no podía reclamar, pues él también había traído a un "amigo".

– hola Melly ¿qué tal? – saludó Luca.

– bien ¿y tú? ¿cómo va Andrew con su admirador?

– bien... supongo. Está emocionado.

– genial – me giré hacia ambos chicos sobre el césped y vi apropiado presentarlos.

– bueno... supongo que se conocen, pero ellos son Aesop y Joseph, y ellos son Edgar y Luca – como me lo imaginaba, los dos amargados no hicieron ni un ademán, me tendré que conformar con su presencia. Los recién llegados se sentaron y un sepulcral silencio llenó la escena.

– emm... ¿qué tal el día? – no soy buena con este tipo de situaciones.

– estaba bien hasta que me obligaron a venir – comentó Aesop con su característica dulzura.

– ¡pero deberías estar feliz! Estamos celebrando algo – reclamé en broma.

– ¿qué celebramos? – preguntó Edgar.

– ¡cierto! A ti no te he dicho. ¿recuerdas las firmas que recolecté?

– sí, lo recuerdo.

– pues... – Luca me apoyó con un redoble de tambores improvisado con sus manos y regazo – ¡lo aceptaron! el código de vestimenta por genero está anulado en esta escuela.

Tanto Luca como Edgar me miraron asombrados.

– es increíble que acabas de llegar y ya has cambiado algo para bien – alagó Luca.

– oh, pero no lo hice sola, de hecho... – antes de que pudiera continuar con la frase, Aesop carraspeó deteniéndome y entendí rápidamente su razón. Si yo mencionaba la ayuda de Aesop tal vez sea necesario mencionar su relación secreta. – Annie, ella me ayudó con las firmas ¿recuerdan? – cambié la dirección de la frase.

– es verdad, la chica rubia también participó.

– ¿quién es Annie? – cuestionó Joseph confundido.

– una amiga – respondí.

– ¿Annie Lester? – preguntó Aesop.

– sí, creo que sí ¿la conoces? – el peligris rio por lo bajo.

– por supuesto que la conozco, ustedes dos parecen la misma persona – tanto Joseph como yo lo miramos confundidos, Aesop se acercó a Joseph y susurró algo a su oído, en consecuencia, hizo una expresión de sorpresa sembrándome intriga.

– yo también quiero saber el chisme – dije, Joseph rio y luego se giró hacia Aesop cuestionándole con la mirada, me da la sensación de que estos dos se pueden comunicar con solo mirarse. Aesop asintió al final.

– Annie también metió una solicitud para cambiar los clubes, pero no lo logró – reveló Joseph.

– ¿puede ser que Melly y Annie estén conectadas mentalmente? – sugirió Luca con demasiada seguridad para ser verdad.

– claro que no, es solo que tienen las mismas ideologías – contradijo Edgar.

– o mismo signo zodiacal – añadió Luca.

En eso, Mary apareció con una bolsa que lucía bastante pesada, y como la dama que soy me levanté y corrí a ayudarla.

– wow esto es demasiado, gracias Mary, ahora que tome mi cartera te pago – le dije.

– dios no, no hace falta. Este es un buen momento y no permitiré que gastes ni un peso, ya has hecho demasiado cariño – respondió con dulzura logrando dejarme sin palabras, por lo que solo pude sonreír ruboriza. – y se que harás mucho más – terminó de decir.

Con Mary allí, fue mucho más fácil entablar una conversación y así logramos un ambiente bastante cómodo para todos. Logramos molestar un poco a Edgar con Luca, Mary y Joseph contaron anécdotas del consejo, Aesop hacía un comentario de vez en cuando y por mi parte reí bastante.

Todo lo bueno tiene que terminar y este momento no fue la excepción, todos coincidimos en que teníamos cosas que hacer y vimos adecuado irnos.

Mientras recogíamos todo, pensé en buscar a Annie y agradecerle de igual manera, después de todo ella había sido de mucha ayuda en todo esto y me parecía injusto llevarme todo el crédito.

– ... voy al jardín de atrás antes, te veo en la habitación – escuché decir a Aesop detrás de mí, rápidamente me giré para decir algo, al fin y al cabo, no parecía una conversación muy privada y Luca y Edgar ya no estaban.

– ¿puedo acompañarte? Por ahí están las habitaciones de las chicas y justo voy para allá – Aesop asintió sin muchas ganas.

Por la hora que era, las banquetas de la escuela ya empezaban a oscurecerse así que las farolas se prendieron, haciendo un bonito contraste con el cielo rojizo.

– ¿por qué vas al patio de atrás? – pregunté para romper el hielo, ya habíamos caminado unos metros en completo silencio.

– veré a un amigo.

– ¿tienes amigos? Wow, eso es nuevo del cascarrabias – bromeé.

– solo Mary me puede decir cascarrabias ¿de acuerdo? ... y Joseph – recalcó amenazante.

– entiendo, no lo volveré a decir – contesté con una sonrisa graciosa.

– gracias.

– por cierto ¿cuál es el siguiente paso en el plan? – cuestioné.

– depende ¿qué quieres cambiar ahora?

– los clubes, sin duda es algo tonto.

– los clubes serán. Déjame pensar en algo y te aviso que tienes que hacer.

– yo también quiero proponer algo ¿puedo hacerlo si se me ocurre algo?

– supongo, mientras no sea estúpido.

Nuevamente silencio por un pequeño momento que decidí interrumpir.

– veo que ya no tienes problemas con Joseph – por un instante Aesop guardó silencio, tal vez indagué demasiado en su valiosa privacidad.

– no, ahora todo está bien entre nosotros.

– me alegro, ustedes realmente... parecen complementarse.

Aesop ya no dijo nada.

En el césped bajo un árbol, un chico de cabello castaño corto con profundos ojos azules sonrió al vernos a Aesop y a mí aparecer.

– sabes dónde está el edificio, así que adiós – se despidió Aesop.

– ¿no puedo conocer a tu amigo? – el chico lo pensó bastante y al final accedió permitiéndome acercarme.

– hola, tu debes ser Melly – dijo el extraño.

– sí ¿me conoces? – este probablemente era el momento en el que él diría algo como "Aesop a hablado de ti" y él mencionado se molestara, pero no fue así y en vez de eso dijo algo bastante misterioso.

– intuición – contestó con una sonrisa amable.

– la vas a asustar– dijo Aesop, quien no estaba tan lejos de la realidad.

– mi nombre es Eli y es un honor conocerte – se presentó ¿por qué los relacionados con Aesop son tan contrarios a él?

– g-gracias, igualmente – respondí.

– bueno ¿ya te ibas no? – insistió Aesop.

– sí, de hecho sí. Lo siento Eli, tal vez podamos hablar otro día.

– claro, sería maravilloso.

Entonces subí al edificio. Revisando mi celular me di cuenta de lo rápido que había pasado el tiempo y ahora probablemente sería tarde para llamar a Annie. Ya lo haría otro día.


Vera Nair

De cierto modo, no podía lograr procesar que tuviera amigos, aunque solo sean dos, era... extraño.

El fin de semana pasado me había metido en el plan de una desconocida para lograr que un chico escapara de un psiquiátrico con Norton y ahora tendríamos que ir cada fin de semana para seguir con eso, y yo que quería tomármelo todo con calma.

Iba tan perdida en mis pensamientos que no me di cuenta cuando tropecé con alguien.

– mierda, lo siento – me disculpé cabizbaja.

– no te preocupes, no es nada – un momento... ¿no me insultó? Levanté mi mirada por curiosidad, topándome con una chica de cabello castaño bien recogido en una coleta de lado y ojos oscuros, por su uniforme también noté que pertenecía al consejo.

– ¿Vera? – preguntó confundida.

– eh... sí, esa soy yo – contesté aún más confundida, la desconocida sonrió emocionada, expresión que borró a los pocos segundos.

– mmm... ¿cómo has estado? – cuestionó algo incómoda ¿había algo por lo que incomodarse?

– bien – no, tengo una pregunta mejor ¿debería conocerla?

– que bien, es bueno saber de ti después de un tiempo.

Ya no contesté, es que no sabía que contestar, no la recordaba y en el diario no había leído nada sobre alguien del consejo o alguna foto.

– bueno, nos vemos – se despidió y se fue apresurada. Realmente parecía incómoda.

Sus pasos aún no se alejaban por completo cuando caí en cuenta de un punto importante. Si esta chica me conocía significa que ella...

Me giré apresurada y la llamé.

– ¡espera! – la castaña atendió inmediatamente.

– será que... ¿podamos hablar? – tardó en contestar, pero al final asintió, entonces se volvió a acercar.

– ¿pasa algo? – preguntó.

– no. Bueno sí, no lo sé – me miró extrañada, necesitaba aclararme, – verás, la verdad es que no recuerdo nada de lo que sucedió antes de este ciclo y yo... no te recuerdo.

– oh... no lo sabía, lo siento mucho – se compadeció.

– sí es triste para todos – en cambio yo le resté importancia – ¿podemos hablar? Sobre... antes.

La chica asintió y sugirió ir a un lugar más tranquilo, por lo que terminamos en un salón vacío.

– por cierto, no conozco tu nombre – dije.

– cierto, lo siento. Soy Martha – asentí mientras me sentaba en una de las mesas del salón y ella hizo lo mismo junto a mí.

– muchas personas me dicen que he cambiado, claro no recuerdo como era antes y yo... quiero saber... cómo era antes – comencé un poco directa, pero ella asintió y parecía dispuesta a ayudarme.

– la verdad no éramos muy unidas, pero recuerdo que eras muy simpática y es por ese motivo que me agradaste a primeras – confesó mientras yo escuchaba con toda la atención que podía.

– además eras muy inteligente, estabas en la lista de repuestos para el consejo, eso antes de... lo sucedido.

– eso sí lo sé, no hace falta que me lo cuentes – la detuve, no tenía ganas de tocar ese tema ahora.

– entiendo.

– puedes contarme cómo nos conocimos.

– seguro. Tú llegaste al consejo para quejarte sobre tus vecinas de otras habitaciones y yo fui quien se encargó de tu caso. Como te dije, eras muy simpática y tenías una linda chispa que me agradó rápidamente.

Mientras más escuchaba a Martha hablar, más fuerza tenía que hacer para retener mis lágrimas.

– yo creo que no importa cuantos recuerdos pierdas, tu esencia sigue allí y tú eres la misma – lo notó. Ya sin miedo a ser descubierta rompí en llanto, ocultando mi rostro entre mis manos, Martha colocó su mano en mi hombro como consuelo y guardó silencio.

– y-yo... la extraño – murmuré.

– es justo extrañar al tú que todos te reclaman, pero también es justo cambiar y adecuarte como tú puedas hacerlo.

No lo entiendes.

– después de todo, veo que sigues siendo aquella chica sensible, solo que ahora te has vuelto lo suficientemente fuerte como para soportar todo esto ¿me equivoco?

Todo había escalado muy rápido y las cosas que Martha decía eran... dolorosas. Mientras más lo pensaba más dolía.

– creo que nos perdimos un buen rato y hay muchas cosas que contarnos – dijo en el silencio.

Hacia ya un rato que pude calmarme, pero no me había atrevido a decir nada.

– tal vez.

– ¿te gustaría pasar la noche en mi habitación hoy? Creo que sería agradable – sugirió. Realmente sonaba bien y yo quería escuchar más sobre el pasado, así que ¿qué podía perder?

– de acuerdo.

– bien.

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