El final del camino

Bởi LostMelek

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Ha pasado más de una década desde la Cuarta Guerra y Natalia sabe que el periodo de paz ha llegado a su fin. ... Xem Thêm

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Pergamino 40
Pergamino secreto de la Alianza Shinobi
Último aviso

Pergamino 25

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Bởi LostMelek

Pov. Kikyo

Toco la puerta por milésima vez, han pasado cuatro días en los que Seijun no sale. Le he dado su espacio pero me preocupa el silencio.

— No me iré hasta que abras la puerta, sabes que soy muy terca.

Amenazo al mismo tiempo que cruzo mis brazos, Ryūnosuke se mueve un poco, como si sintiera mi preocupación y el ambiente tan tenso que lo rodea.

— Tranquilo, esto tiene solución...

Lo acaricio mientras recargo mi peso de un pie al otro. Tal vez no fue buena idea pararse y no traer una silla.

Antes de que le grite a Jun por ayuda la puerta se abre de par en par. Los mellizos son bastante meticulosos con todo, eso incluye el aspecto. Sin embargo, Seijun tiene el pelo enredado, grasoso y los ojos hinchados.

— Hija...

— Pasa.

No espera respuesta y va por otro pañuelo de su escritorio, regadas por el piso hay multitud de fotografías, entre ellas una en la que estoy con su mamá, en la época que participamos en los exámenes chunin.

— Sakura e Itachi me dijeron lo que pasó.

— Mi papá ni siquiera podía creérselo, Usami no parecía sorprendido y veo que tú tampoco.

— Me di cuenta del elemento madera el día que interrumpí el entrenamiento de Sasuke.

Tomo asiento a la primera oportunidad, Seijun se agacha sujetando la fotografía de antes.

— Es ella ¿verdad? Supongo que mi hermano estaba al tanto de que Misaki Senju es nuestra madre.

— Sí, se lo dije en cuanto volvió de Amegakure.

— Ah...

La voz se le rompe y agacha la cabeza, Ryūnosuke vuelve a moverse y tengo que cambiar de posición para estar cómoda, se mueve mucho para sólo estar en la semana 23.

— Lamento mucho tener que haberlo escondido, pensé que los protegía.

— Yo no te culpo mamá, no podría...— hipa— Pero, de un momento a otro toda mi vida cambió, incluso mi identidad.

— Tal vez no pueda entender muy bien por lo que estás pasando, pero quiero que sepas que nosotros te apoyaremos en todo Seijun, por favor no te cierres y pide ayuda si lo necesitas.

Se recarga en mi regazo con la fotografía aún en la mano, acaricio su cabello igual que mi papá lo hacia conmigo cuando necesitaba consuelo.

— Siempre pensé que mis ojos castaños los había sacado de la abuela Juri, ya veo que no es así.

— Los de mi mamá eran castaño oscuro, los suyos son más bien cobrizos.

Recuerdo que los de ella me llamaron la atención precisamente porque bajo alguna intensidad de luz aparecían destellos rojos.

— Háblame de ella, por favor...

— ¿Por dónde quieres que empiece?

— Por esta foto.

— Oh acabábamos de pasar a la última etapa de los exámenes chunin, ese día salimos a recorrer un carnaval que se había instalado por motivo del aniversario de fundación....

🍥

— No se me antoja Jun, mejor dale mi porción a Seijun.

— Sí joven.

Pasa la rebanada de pastel al plato de mi hija.

— Pero te encanta el chocolate.

— Estoy lleno, cómetelo.

— Gracias Takumi, ¿quién diría que podrías ser considerado?

— ¿Y quién dice que lo hago por consideración? Es sólo que no estaría bien desperdiciarlo si a ti te encanta.

Seijun sonríe de lado y comienza con su pastelillo, Usami asiente complacido de verla afuera con nosotros.

— Usami-nissan ¿cuándo me podrías llevar a entrenar? Estoy aburrida de estar todo el tiempo en el complejo.

Hikari hace un mohín, Miyana y Usami intercambian una mirada a sabiendas de los ataques que ha sufrido el complejo. Ninguno ha sido tan grave como el tipo de la bomba pero sí los suficientes para tener un escuadrón de cazadores especiales ANBU vigilándola.

— Pronto Hikari.

Miyana la distrae hábilmente con un nuevo truco de origami, Konan le ha enseñado muy bien, no cabe duda de que será una gran kunoichi.

— Se ha dejado de mover, había estado muy inquieto últimamente.

Neji pasea su mano por mi vientre.

— Lo sé, con ninguno de ellos me pasó.

— No puedo esperar a que llegue Agosto.

Recarga su cabeza y me rodea con los brazos.

— Espero que pronto se pueda resolver toda esta situación.

— Yo también lo espero, ¿Hiashi que ha dicho?

— Mi tío planea despachar a los ANBU, prefiere que nos encarguemos de nuestra propia seguridad, nosotros con nuestro Byakugan y tú con una barrera.

— Eso podría funcionar, seria tonto intentar pasar desapercibido ante un Hyūga.

— Y que no nos agrada dejarle nuestra seguridad a alguien más.

— ¿Entonces por qué accediste a que pusieran ANBU?

— Por insistencia de Naruto, aunque si soy sincero creo que piensan aprovecharlo para asegurarse de que tú estás tranquila.

— Debería de escribir un libro acerca de cómo volver loco a un Kage, ganaría millones.

— Kikyo-sama, Neji-sama, me mandaron esta nota para ustedes.

— Gracias Jun.

Despliego el papel.

— ¿Qué dice?

— Itachi quiere vernos en el estudio.

Me ayuda a levantarme dejando a nuestros hijos en el jardín. La casa se siente vacía de cierta forma, Sakura ahora se hace cargo de la Aldea en lo que Naruto está hospitalizado, Ursa se ha ido a ayudar a Sumire y Naruto está en una misión super secreta.

— Adelante.

Neji pone una mano en mi espalda para empujarme suavemente a la habitación, Itachi tiene un mapa de Konoha sobre el escritorio.

— He encontrado la entrada y salida de varios túneles.

— Que rápido, ¿cómo lo lograste?

— Pensé que tendrían que estar cerca de donde el Clan de instaló originalmente.

Cuando las cosas de pusieron feas con los Uchiha los acabaron relegando a una punta de la Aldea, su asentamiento original estaba casi en el centro, pegado con la montaña de cabezas Hokage.

— ¿Qué tan extensos son? — pregunta Neji.

— Aún no lo sé, sólo recorrí una pequeña parte, pero sí los rumores son ciertos recorren el País del Fuego de punta a punta.

Toma un marcador rojo y encierra las entradas, cerca de la base de la montaña.

— La peineta abre algunos de estos pasadizos, investigue con el Equipo de restauración de objetos antiguos y encontré varios artefactos con esta misma forma.

Nos muestra los dientes de la peineta.

— Había pulseras, collares, incluso aretes.

Pone encima un mapa que él mismo hizo, con los túneles que ha recorrido.

— Si utilizo mi Byakugan tal vez podamos expandir ese conocimiento.

— Lo único que verías sería oscuridad y tal vez los sellos que utilizaron para esconderlo.

— ¿Aplicaron fūinjutsu? Creí que los Uchiha no tenían gran conocimiento de ellos— le digo.

— Y no lo teníamos, debió de haber sido alguien más, por el gran trabajo y detalle puedo decir que fue un Uzumaki.

— Puedo empezar a recorrerlos cuanto antes— Neji toma el mapa.

— Y supongo que esa es la señal para decirme que no me mueva de casa— ni siquiera intento convencerlos, ambos nunca dan el brazo a torcer, por más que trates de suavizarles las cosas.

— Es todo lo que tengo, espero que la encuentren pronto.

— Gracias Itachi, nos has sido de gran ayuda.

Se despide dejándonos solos en el despacho.

— Le tendré que dedicar las noches, el Clan ha estado inestable.

— Me siento como en una encrucijada, porque ambas cosas son importantes y yo no puedo ayudar en nada.

— Entonces no te preocupes, tal vez incluso podamos pedirle ayuda a Kakashi.

— No, Kakashi está ocupado con otra cosa.

Antes de que Naruto salga del hospital ocupo que extraiga la mayor cantidad de información que pueda.

Tocan levemente la puerta y un ANBU pasa extendiendo un pergamino.

— El Séptimo ha mandado esto para usted Lord Hyūga.

Neji frunce el ceño mientras recibe el pergamino.

— ¿Quiere que vaya a su oficina? Pensé que hasta mañana retomaría su lugar.

— No conozco los detalles Lord Hyūga.

Alcanzo a percibir molestia en su voz, a Neji por supuesto tampoco se le pasó por alto. El ANBU carraspea al darse cuenta y realiza una reverencia.

— Discúlpeme, no fue un correcto tono de voz a utilizar. Me retiro.

En cuanto cierra la puerta volteo con Neji.

— ¿Tienes que ir ahorita?

— Dice que es urgente.

Guarda el mapa de los túneles junto con la peineta.

— No tardaré.

— Claro, ve con cuidado.

Sale de la habitación, Ryūnosuke patea feroz haciendo que tenga que agacharme y sostenerme del escritorio.

— Ey está bien, tranquilo.

— ¿Kikyo-sama?— Jun abre un poco la puerta pero al verme pasa de inmediato— ¿Qué sucede? ¿Se siente mal otra vez? Voy a decirle a Hiashi-sama que preparen el...

— No, no es nada, es sólo que ha estado pateando muy fuerte.

— ¿Segura?

— Bastante, ¿se te ofrecía algo Jun?

— Venía a decirle que Hinata-sama y la señorita Himawari están aquí y quieren verla.

— Las recibo en el cuarto de té que da al jardín.

— Si señora.

Intento recomponerme en tiempo récord, Hiashi como era de esperarse corrió a recibir a su hija y nieta.

— Hola tía Kikyo, no la había visto en mucho tiempo, hice esto para usted.

— Gracias Hima, es un dibujo muy hermoso.

Sacudo su cabello y la niña rápido vuelve con su abuelo para insistir en que juegue con ella, Hikari y Miyana a una fiesta de té.

— Espero que te haya gustado todo lo que te he mandado Kikyo.

— Estuvo fantástico Hinata, muchas gracias ¿pasamos?

Se quita los zapatos y de inmediato toma lugar en la mesa.

— Lamento no venir tan seguido pero hemos estado un poco ocupados con la llegada de Kawaki.

Hago una mueca sin querer.

— ¿Y cómo les va con eso?

— Fue difícil al principio, no quería saber nada de nosotros y solía ser muy grosero— si, Ursa puede dar testimonio de ello— Pero ahora parece que se adaptó, incluso salió con Boruto y Mitsuki.

Hace mucho que no sé de mi serpentil aliado, su silencio me genera un poco de preocupación.

— Mitsuki vive solo, tal vez debería de llevarle algo de vez en cuando.

— ¿Tan bien te cae? — pregunta sorprendida Hinata.

— Demasiado, aunque debo admitir que una parte es porque es amigo de Seijun.

A ella más que a sus hermanos le ha costado hacer amigos, las chicas suelen verla como competencia y los chicos se sienten intimidados con ella.

— Vi salir a Itachi del complejo, creo que se dirigía al cementerio.

— Tendrá curiosidad por lo qué pasó en esta realidad.

— Todavía no me acostumbro— Hinata suspira con una taza entre las manos— El que haya un universo en el que todo sea distinto... No sé, lo sigo sintiendo como algo fantástico.

— Al verlos diario yo ya me acostumbré.

Me parece extraño que ninguno de los 11 de Konoha hubiera venido incluso por mera curiosidad.

— Por cierto, ¿Naruto no te ha dicho si han avanzado con la investigación?

Señalo discretamente a los ANBU de las entradas.

— No mucho, aún con la descripción que mi padre aportó no han podido dar con el sujeto.

— Los .

Le corrijo sin querer, de reojo veo a Hiashi levantar a Hima por los aires mientras que Miyana mantiene sus pajaritos de papel volando de un lado al otro.

Dos ANBU comienzan a acercarse entre ellos, caminando en el borde de la barda del complejo hasta llegar a Hikari.

— ¿Qué demonios están haciendo?

— ¿Quiénes? — Hinata deja su taza de té para voltear al jardín.

El característico sonido de un papel bomba suena justo a mi lado, Hinata en un hábil movimiento logra poner la mesa entre la pared y yo.

El papel estalla mandándonos a ambas hasta el final del cuarto, explosiones sucesivas se escuchan a todo lo largo de la fachada y otras dos más potentes en la barrera de la entrada.

Escucho gritos, ajetreo. Intento ponerme de pie y salir.

— ¡Hikari!

— ¡Kikyo! — Hinata quita algunos escombros y me toma del brazo.

— ¡Mi hija! ¡No la siento Hinata!

El humo que se ha levantado me impide ver, me aferro a su blusa.

— ¡Utiliza tu Byakugan! ¡No dejes que se la lleve! ¡Hinata!

La sacudo para que me haga caso, pero entonces sigo su mirada hasta la parte baja de mi kimono. Mi vista comienza a oscurecerse y mi agarre pierde cada vez más fuerza.

— Por favor, ve por mi hija.

Agarro mi kimono, pero me desplomo antes de siquiera dar un paso. Lo último que veo es mi palma, cubierta de sangre.

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