"El arte no tiene que verse hermoso, tiene que hacerte sentir algo"
ESTELA TESSIER
—Y este es el salón de química, dónde te toca clase ahora mismo —le comenté a él chico rubio en medio de un pasillo donde no había nadie, solo una puerta que daba al aula.
Se rascó la nuca mientras me daba una sonrisa de boca cerrada. Él pobre chico se había perdido, era su primer día de clases.
—Muchas gracias, emmm… ¿Cuál es tu nombre? —cuestiona apenado.
—Estela, me llamo Estela —le di una sonrisa. Tome su mano ya que él la ofreció y poco después me dio su número de teléfono, parecía amigable.
—Nos vemos luego —se despidió con una seña antes de entrar al salón.
Estaba en receso así que no tenía tanto apuró. Saqué el teléfono de mi bolsillo e hice lo que hacía todos los días, revisar mensajes o redes sociales.
Entre a Instagram. La primera foto que apareció era la de una modelo con figura de infarto, completamente perfecta. Sin imperfecciones, ni estrías, ni celulitis, nada, solo perfección.
O eso es lo que suele creer la gente, pero no es así. En las redes sociales es muy fácil engañar, es muy fácil posar para que no se te vea pancita, o abrir un editor y quitar todas esas imperfecciones que son tan “mal vistas”. Cuando es tan normal tener manchitas, celulitis o estrías en la piel. Y si es así como se muestra, ¡Pues bien por ella! No deberíamos de envidiar a alguien.
Hace unos años no tan lejanos, me comparaba con ellas. Pasaba noches llorando en silencio, odiando como me veía. Me preguntaba: “¿Por qué ellas si y yo no?”. Cuando me salieron mis primeras estrías me deprimí tanto que ponía maquillaje en ellas para que no se vieran. Dios, estaba tan mal.
Admito que era muy superficial y no estoy orgullosa de eso en lo absoluto. En ese tiempo no había madurado lo suficiente como para comprender ciertas cosas.
Las redes sociales son buenas para entretener. El lado tóxico llega cuando nosotros mismos nos consumimos, comparándonos con los demás.
Levanté la mirada, observando a través del cristal los salones vacíos y algunos con alumnos en hora de clase. Una cabellera rojo fuego llamó mi atención, en el salón de arte.
Cuando entré solo vi a Axel, una chica al fondo y otra a su lado. Ah, y otra persona más atrás que no podía ver quién era ya que el lienzo lo cubría. El salón de arte es como el lugar del colegio donde dejan su inspiración las personas que quieran. No hay horario ni día para entrar, está abierto siempre.
Los cuadros coloridos hechos por estudiantes llenaban las paredes, dándole color y buenas vibras al ambiente.
Arrugué mis cejas—. ¿Qué es? —hablé detrás de él mientras pintaba con acuarelas sobre un lienzo.
—Arte abstracto, ajá, ya se qué vas a decir que parece un perro deforme —la risa se mezcló con sus palabras a lo último.
Paramos de reír cuando las otras chicas nos miraron con clara confusión.
Arqué una ceja—. Pues, si parece un perro deforme, —tomé asiento al lado de él—. Pero mira el lado positivo, todos esos colores me recuerdan a cosas buenas.
—El arte no tiene que verse hermoso, tiene que—
—Hacerte sentir algo —termine por el.
—Exacto, ricitos.
Recosté mi espalda en la silla para apoyar un cuaderno en la mesa de al frente. Tenía que terminar una tarea de matemáticas.
—¿Cómo está tu hermana, Ax? —lo miré de reojo.
Pude notar como su semblante decayó pero poco después fingió una pequeña sonrisa—. Estable.
—Estable —murmuré para mí misma.
¿Cómo podía sentir tanta tristeza por alguien que solo he visto unas cuantas veces? Fácil, además de que es la hermana de mi mejor amigo. Se lo que se siente estar en medio de la vida y la muerte, he pasado por eso. Es tan estresante pensar que al otro día tal vez ya no estés aquí. Es tan doloroso ver a tu madre llorar de estrés por no poder asegurarte que estarás viva y sana.
Cuando vivía en Francia tenía un trastorno alimenticio. Aunque no era tan avanzado ocasiono muchos problemas en mi salud, llegando al punto de que los médicos me dieron pocas posibilidades de vida. Y aquí estoy, con suerte.
En ese tiempo yo tenía tan solo 8 años, estaba viviendo algo demasiado estresante que ni siquiera debería afectarme. Mis padres pasaban por un mal momento de su relación, recuerdo cuando fingía estar dormida, en realidad trataba de no llorar a escondidas con sus gritos de fondo. Entonces, por el estrés deje de comer lo que debía; muchas veces las personas no solo dejan de comer para adelgazar.
Una sonrisa empática se dibujó en mis labios, mi mano se posó en su hombro para dar unas palmaditas—. Ella se mejorará, ya verás.
Asintió y siguió con su dibujo.
Después de un rato el salón yacía vacío, las dos chicas se habían ido, al igual que Axel. Yo me quedé unos minutos más, aprovechando el silencio y paz. Me acerque al piano en el fondo, llamaba la atención por los colores llamativos que habían utilizado para pintar en el.
Hace unos años estuve en clases y aprendí una canción específica:
Dernière danse de indila.
Es la canción favorita de mi madre, me gustaba ver cómo se emocionaba mientras la tocaba.
Sentada en el banco empecé a tocar, hace mucho que no lo hago, pero no he perdido la técnica.
Je remue le ciel, le jour, la nuit
Je danse avec le vent, la pluie
Un peu d'amour, un brin de miel
Et je danse, danse, danse, danse, danse, danse, danse.
—Que multifacética; ¿Que más haces? ¿Vuelas? —río luego de que terminara de tocar. Eso provocó que mis ojos se abrieran con sorpresa y mi pecho salto al escucharlo. Busque inquieta en dónde estaba y lo vi ahí, era el chico que no podía ver por el lienzo.
—¡Hades! —exclamé con el ceño fruncido.
—¡Estrella! —exclamo con diversión.
Tomé mi bolso el cual después puse las tiras en mis hombros, me levanté—. Ignora eso —sisee.
—¿Por qué, bonita? Estuvo bien.
—No hay palabra que odie más en el mundo como "bonita", así que no me digas así porfavor.
—Mmm, ¿Por cual motivo? —sumergió el pincel que tenía a mano en un frasco de pintura negra, prosiguió con su pintura.
"Bonita" «¡Es un cumplido! Debes agradecerlo». Pero en realidad cuando escuchó esa palabra siento náuseas.
Sentía mi boca seca. No quería hablar con el sobre temas personales, porqué siempre que lo hago no me comprenden.
Chupe mi labio inferior en busca de palabras pero nada salió.
—Puedes contarme lo que quieras, te escucharé. Tú solo pídeme que guarde silencio si eso es lo que quieres. —El tono de su suave voz está vez me trasmitía paz. Tranquilidad.
Esta faceta de Hades se siente diferente, es como más calmada y despreocupada; se nota que está haciendo algo que en verdad le gusta y se siente cómodo con eso.
Me acerqué dando pasos lentos—. ¿Que pintas? —intente cambiar el tema.
—Bien, no quieres hablar —elevo su mirada hacia a mi, poso sus manos en las rodillas—. Lo entiendo.
¿Desde cuando Hades era tan comprensivo? Agradecí mentalmente por no presionarme, me parece realmente tedioso cuando alguien me presiona a decir algo que no quiero compartir.
Me fijé en el lindo dibujo del lienzo—. ¿Es la silueta de una persona?
Sí era eso: una silueta, la mitad estaba llena de colores alegres mientras que la otra solo tiene color gris y una línea no completamente recta, como si fuera...¿Una lágrima?
—Nah, —esbozó una sonrisa sarcástica señalando a el lienzo—. Es un elefante.
Entrecerré los ojos y reí por lo bajo como respuesta a su humor—. ¿Que representa? —mire la pintura.
—¿Que te trasmite?
—Mmm, alguien...que está mal pero demuestra que está bien. ¿Es eso?
—Se puede ver de muchas maneras, si —me miró—. Es eso. Demuestra cómo algunas personas son como las velas, se están consumiendo por dentro pero aún así siguen iluminando la vida de alguien más.
Cada palabra tenía razón, a veces las personas tienen novecientas razones para irse, pero tienen tan solo una razón para quedarse y muchas veces esa razón es una persona. Mientras están destrozados siguen llenando de felicidad la vida de esa preciada persona.
Aunque no, no está bien aferrarse a alguien. Esta bien recibir ayuda y motivación, pero vivir por una persona se me hace simplemente algo peligroso.
Asentí sin decir nada mas. En ese momento entró por la gran puerta la alegre rubia que tengo como mejor amiga, yo me aleje rápidamente de el.
—Hola —nos miro y su mirada se fijó inmediatamente en Hades. Se acercó y su próxima pregunta fue muy predecible: —¿Quién es él? —articulo con confusión para luego darle una sonrisa a Hades, el seguía pintando.
—Ah... él es Hades, Hades Edevane. —Me alejé un poco de el recién mencionando.
Él chico de ojos verdes levando la mirada y le dio una pequeña sonrisa—. ¿Hannah Barrel, no?
Hannah me observó con sorpresa—. ¿Le hablaste de mi?
—No —negué.
—¿Entonces cómo sabe mi nombre si es nuevo?
—No soy nuevo —interrumpió Hades—. Llevo más de 7 años estudiando aquí.
Sus ojos se abrieron en sorpresa y confusión, se acercó mas—. ¿Como no me había dado cuenta de la presencia de un chico tan lindo? —sonrió.
Y ahora a continuación, les presento a: Hannah y sus típicas frases de cuando ve a alguien nuevo.
Me aleje y les di un espacio que ni se si necesitaban, pero sé quedaron hablando. Hannah soltaba risitas nerviosas y señales de su común coqueteo.
De vez en cuando volteaba discretamente «o eso intentaba» y alguno de ellos me miraba. No me gusta que me miren mientras están hablando, aunque sé que no están hablando de mi, pero eso hace sentirlo que si.
En efecto, el aire se respira.
Hades soltaba respuesta sin muchas palabras, asientos o un simple "Si" o "No". Unos minutos fueron en cuestión cuando ambos empezaron a anotar sus números en ambos teléfonos.
Hannah es demasiado buena para socializar, al principio piensas que es la rubia creída y popular de la escuela; sin embargo es todo lo contrario. Es una de las mejores personas que he conocido en mi vida.
Pasaron unos minutos y al final él pelinegro salió de el salón, dejándonos a mí y Hannah solas.
Me gire a ella—. Vamos, tenemos clase—
—Dios, ¡Está buenísimo! —dejo escapar un suspiro y dichas palabras interrumpiéndome.
Reí a sus palabras—. No me digas que ya te gusta.
Se puso a mi lado entrelazando su brazo con el mío y salimos de allí, adentrándonos en los pasillos llenos de estudiantes.
—Me sonrió, eso es una buena señal.
Arrugué mis cejas—. ¿Qué tiene eso que ver?
—Que talvez le guste.
—¿Tú no estabas con Jackson?
Negó con la cabeza—. No, el y yo aún no somos nada. Ares está muy lindo, ¿Como no lo había notado antes?
—Hades —corregí.
—¿Ya ustedes se conocían? ¿Por qué estaban en el mismo salón? —iba a responder cuando ella soltó un fuerte jadeo girando su rostro hacia mi—. Te gusta...¿Es eso? Por dios, dímelo, nunca estaría con alguien que te guste.
La miré incrédula por su suposición. Hades y yo solo somos conocidos, ni siquiera podría decir que somos amigos porque en realidad no sé si eso somos.
—Él no me gusta, sabes que no estoy interesada por nadie —le recalque con sinceridad.
—¿Entonces puedo acercarme a el?
Me encogí de hombros—. Como quieras, sólo ordena un poco tus sentimientos, estás algo... —suspire—, tu estas saliendo con Jackson.
—¿Crees que el llegue a sentir algo por mi? O, ¿esa conexión de cuando te enamoras a primera vista? —remojo sus labios y sonrió, ignorando por completo mis palabras.
Hice una mueca, pensando como es el mundo en realidad—. No.
—¿No?
—Nadie se enamora a primera vista de alguien, eso es ilógico; no conoces sus sentimientos ni el los tuyos. Dirás qué soy muy "cruda" pero si crees que se enamoraron de ti con tan solo verte entonces estás muy equivocada. Es atracción, no amor. —Palme unas cuantas veces su hombro—. Eres muy linda, ya sea por fuera o por dentro, nadie quita que puedas tener algo con el.
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¡Hola estrellitas! Espero hayan tenido una excelente semana.
No iba a dejar alguna nota pero, quería decir que si algún sábado no actualizo es porque o el capítulo no tuve tiempo de corregirlo, o simplemente no me siento satisfecha con lo que escribí, por ende decido reescribirlo y por eso no está listo para el día específico.
Dudo que pase pero si es así, estaré subiendo el capítulo que debía subir el domingo.
Gracias por leerme un día más. 💕