POV SOUICHI
"Ahí viene con su cara muy tranquila luego de romper una relación..."
"Míralo, no tiene vergüenza"
"Espero que pronto se lo lleven para castigarlo por su pecado"
"Ahí viene, vámonos, no quiero juntarme con hombres así..."
El primer día no supe porque ojos despectivos me condenaban cada que me veían pasar, estaba confundido e intente luchar con decenas de miradas altivas hasta que me canse. Fui al trabajo como de costumbre, el director me llamo a su oficina y ahí me pidió de manera nerviosa que me tomara unos días para "reflexionar". Yo le dije que no tenía nada que "reflexionar" y él insistió en que no regresara por algunos días mientras me sacaba de la escuela.
Al segundo día fui a la panadería. La misma mujer que me había atendido amablemente hacía días atrás, ahora me observaba desdeñosa a la par que me entregaba las cosas de mala gana.
Y no supe el porqué, hasta que salí y escuché a un grupo de mujeres cuchichear.
Supuestamente yo había roto una relación.
Mi confusión no se hizo esperar en dejarse en evidencia ¿De qué estaban hablando?
- ¿¡Qué!? –Pregunte exasperado a las damas y ellas me observaron con risas burlonas y miradas acusadoras. Habían colmado mi paciencia, lo sabía por cómo les hable. No me importo sonar mal educado, no luego de que me condenaran con sus ojos.
-Qué persona más descarada, ha causado que Tetsuhiro-kun y Kanako-chan acaben su relación que apenas estaba comenzando. Debería darle a usted mucha vergüenza siquiera salir de su hogar -Contestó una de ellas dejándome en el sitio. Arquee una ceja, mi expresión segura era un total poema.
- ¿Cómo dice? ¿Qué le sucede? Eso no es más que una falacia, yo no he hecho nada –Objete confundido. –No esté repartiendo blasfemias sobre mí por ahí, que ridículo suena eso que acaba de alegar.
-Por favor, lo vieron armar una escena de celos a Tetsuhiro-kun. Desvergonzado, que mal desear a un hombre. Los varones son para las féminas, pecador –Di un paso hacia ella con el límite a tope, supuse que mi presencia se tornó oscura por como retrocedió y se marchó con sus amigas.
Ahí entendí todo, este show era por lo de la otra noche, maldición. No me quedo de otra que refugiarme en mi hogar y esconderme de todo y todos. Dos días. Dos malditos días en los que tuve que oír comentarios de ese estilo hasta que decidí no salir de más de casa. Compre "provisiones" para unos días, y ni preocuparme del trabajo ya que me pidieron no volver por un tiempo.
Maldita sea.
¿Cómo había pasado esto? ¿Por qué la gente está esparciendo el rumor de que yo rompí una relación? Y lo peor de todo, supuestamente lo hice por él, y no por ella.
No puedo creerlo.
No pude soportar la presión social, no podía con las miradas acusadoras de las personas ahí afuera queriendo intimidarme y hacerme confesar un pecado que yo no había cometido. Algo que ni siquiera entendía, y me arrepentí hasta de haber aceptado la propuesta de salida de Tetsuhiro.
Y de repente me sentí como en esa época.
Esa época en la cual todos me miraron por mi cambio repentino de personalidad, por mi rechazo a la gente, por mi actitud seca y sarcástica. La época en la que ese hombre abuso de mí y sentí que todos pudieron darse cuenta con tan solo poner sus ojos sobre los míos.
No quería ni siquiera salir al jardín, mis plantas tenían dos días sin ser regadas y eso fue como una tortura para mí.
Me hallaba sentado en mi sofá con una taza humeante de café entre mis manos, estaba muy caliente, la porcelana que componía la taza quemaba mis manos, pero yo no le prestaba atención. Estaba inmerso en mis pensamientos, buscando la manera de solucionar esto a como dé lugar.
No quería vivir así de nuevo.
Y tampoco quería sentir temor de que en algún momento vengan por mí, me lleven y me regresen sin un dedo.
O sin vida.
No era de quedarme sentado a esperar, mucho menos de sentir miedo, pero esta situación parecía sobrepasarme.
Salgo de mis pensamientos, regresó mi sentido de dolor, dejo la taza en la mesa rápidamente y mis dedos enrojecidos ardieron. Chiste la lengua, me levanto y camino a la cocina para meter los dedos bajo el grifo del agua ¿Cuánto tiempo estuve metido en mis pensamientos para acabar con este ardor?
-Mierda... mierda -Murmuré molesto. Saqué los dedos, cerré el grifo y me di la vuelta apoyándome en el mesón.
Quería hablar con Tetsuhiro, pero ni loco permitiría que me viesen con él por estos días.
O si era necesario, nunca más.
Pensarlo me traía una sensación extraña, como si me estuviese desprendiendo de algo que he tenido por mucho tiempo como algún objeto preciado del cual no debería alejarme.
Pero debía hacerlo.
Caminé a paso lento hacía la ventana de mi sala y al estar ahí, moví un poco la cortina para observar el exterior. Era un día soleado, uno perfecto para salir y caminar un rato o solo quedarme en mi jardín.
Pero nada.
Podría estar haciendo tantas cosas en vez de estar encerrado en casa con los nervios a mil. Dejé la cortina regresar a su forma normal, no me moví de ahí.
¿Qué estará haciendo él? ¿En que pensara? Seguro está confundido al igual que yo, quizás esté pensando en lo estúpido e ilógico que sonaba aquello de que teníamos algo, debe sentirse ofendido, tal vez asqueado por aquella idea.
Así me sentía yo.
Odiaría que pensara que yo le había hecho una escena de celos u algo parecido, jamás lo haría ya que yo no sentía nada por él más allá que una amistad, y quería correr a su hogar para aclarárselo y confirmar que no está molesto.
El que debía estar molesto era yo, y lo estaba.
¿Cómo había iniciado el rumor? No lo entendía, y sabía que él no había sido ya que también le perjudica.
¿Entonces?
No quería pensar que lo hizo para librarse de esa mujer, de verdad quería creer que Tetsuhiro no tuvo nada que ver porque de ser lo contrario, no se lo perdonaría.
A mi memoria regreso el recuerdo de esa noche, recordé como le "reclame" por haberla llevado a nuestra salida. Me arrepiento de eso, pero me molesto que esa mujer haya estado presente. Y aquello era el segundo punto ¿Por qué me molesto? ¿Por qué su mera presencia me hizo discutir con Tetsuhiro?
Agite leve la cabeza, no quiero pensar más en eso, aunque sentarme y analizar mi propio comportamiento era algo necesario, no lo hice. Me aleje de la ventana, camine al sofá y estuve a punto de sentarme hasta que la puerta de mi hogar sonó.
Un sonido fuerte, insistente.
Alguien golpeaba.
Me gire, observe la puerta unos segundos y sentí como se me cortaba la respiración. Aquel toqueteo frenético me causo nauseas ¿Habían venido por mí? ¿Habían venido para llevarme y cortarme uno, o dos dedos?
Me aterré.
Entonces la voz de mi padre se hizo sonar entre los golpes, y aunque aquello me relajo un poco, aún seguía a la defensiva.
Me acerque a la puerta, coloque la mano en la perilla y dude en abrir, por como tocaba sabía que estaba enfurecido y aquello me iba a costar un regaño, gritos y tal vez golpes.
Me preparé mentalmente para eso, y abrí.
Retrocedí cuando el hombre se adentró a mi hogar sin siquiera saludarme, detrás de él venía la misma dama del otro día: Miharu. Mi madre también entró, y la puerta se cerró.
El ambiente se tornó tenso, jure que él mismo aire pesado creó dos manos invisibles, las colocó en mi cuello y apretó este asfixiándome.
-Creíamos que irías a casa, pero no, así que vinimos hasta acá -Mi padre rompió el silencio, su voz grave resonó por el lugar consiguiendo hacerlo sombrío.
No sé si fue mi imaginación, pero de repente la luz diurna que se filtraba por la ventana bajo su intensidad ¿Se había nublado el día, o mi padre creo ese efecto con la dureza en su voz?
La habitación paso de tener colores cálidos, a estar bañada en colores fríos en tan solo segundos.
- ¿No tienes nada que decirnos? -Pregunto cruzándose de brazos. -Di algo, Souichi.
-Son meras falacias hacia mi persona -Conteste calmado, a una distancia prudente de él y sus puños. -No tengo idea de cómo empezó todo esto, pero los rumores son totalmente falsos, blasfemias absurdas y creo que deberías saberlo mejor que nadie. Yo no tengo nada con él, jamás tendría algo con él, ni con otro hombre.
- ¿Entonces? Ese rumor nació por gente que te vio hacer una escenita de celos a Tetsuhiro y él luego dejo a la muchachita esa. No intentes mentirme, Souichi ¿Por qué la gente afirma haberte visto montar un escándalo? ¿Solo para perjudicarte, a ti, un simple maestro de biología? -Pude notar como curvaba su labio hacía arriba, una sonrisita burlona y sarcástica al decir aquello. –Se me hace tan nefando como las personas hablan de ti como si fueses un traidor a tu género, no voy a permitirlo, no de mi unigénito.
Y si, me hirió la manera en que me rebajo delante de mi madre y esa mujer, pero yo no le daría el gusto.
-Parece que soy más interesante siendo maestro, que siendo un abogado corrupto... -Me atreví a atacarlo, y él dejo de sonreír.
El merecido por mi insolencia fue una bofetada de su parte, me golpeo con mesura y a pesar de eso los lentes se me resbalaron de la cara y cayeron al suelo.
El cristal se rompió.
Enderece mi cabeza nuevamente al frente, mi mejilla ardía y mis manos temblaban de la irá que estaba sintiendo. Me sentí desprotegido ante mi visión desenfocada.
-No seas irreverente, Souichi -Amenaza alzando su dedo en mi dirección.
-Ya lo hice -Contesto retador, y nuevamente me golpeó. Esta vez mi cabeza giro a otro lado.
Cerré los ojos conteniendo las lágrimas que querían desbordarse debido al dolor, junté toda mi fuerza en no mostrar ni una pizca de aflicción frente a él.
Nuevamente le miré como si nada, y eso le enfado.
-Yo eduque un hombre, no un marica. Esto lo vas a arreglar casándote con Miharu, no voy a permitir que la gente me vea y solo piense en que tengo un primogénito homosexual, jamás, tú no vas a manchar mi reputación.
-Claro, porque eso es lo único importante para ti ¿No? Tú y tu maldita reputación, tú apellido, todo menos tu hijo -Apreté los puños, mis uñas se clavaron en mi piel y el ardor me hizo respirar hondo para calmarme. –¡Bien!, lo hare. Pero que conste que es para mí beneficio y no por tu presión.
Y acepte.
Acepte casarme con ella porque yo tampoco quería que ese rumor se siguiese esparciendo.
Aunque me pese, aunque me moleste, acepte.
En un principio dije que no lo haría, pero sí de eso dependía mi reputación entonces no había más nada que decir.
Lo haría por mí, no por él.
-Haz algo bien por una vez en tu vida y obedece a tu padre, Souichi. Vas a casarte con Miharu, pero antes tendrás que dejarte ver con ella frente a le gente... Te daré un mes, convence a las personas que están enamorados ¡Y cásate! Dame un maldito nieto, un varón al que yo pueda hacer a mi imagen y semejanza ya que tú no serviste para eso.
-Jamás sería como tú, y si algún día llego a tener un hijo... -Me acerque a él, quedamos a pocos metros. Mi padre era más alto que yo, así que tuve que echar un poco mi cabeza hacia atrás para verlo. -Tampoco sería como tú... Porque tú no vales la pena, solo tienes aires de grandeza, humos que nadie te ha bajad...-.
Me silenció de repente con un golpe, me derribo al suelo y mi madre, la cual se había mantenido distante y silenciosa, interfirió.
-Basta -Apartó a mi padre de mí, yo limpie el hilo de sangre que bajo por la comisura de mis labios.
Si las intenciones de mi progenitor eran humillarme frente a esa mujer solo para que ella crea que podría tener control sobre mí, lo estuviera logrando en la mente de ella, porque, aunque esta situación me traía horribles recuerdos, yo primero muerto antes que dejarme dominar de alguien.
Me levanto del suelo, me sentía un tanto aturdido por el dolor más mi visión borrosa intentando enfocar a las personas a mi alrededor. Ellos no sabían la causa de mi repentino fallo ocular, y si lo supiesen creo que no les importaría mucho.
O por lo menos a él no.
Llevé mi dedo a mi nasolabial, pude sentir humedad y al apartar mi dedo para verlo, el color carmín que lo teñía me aviso que estaba sangrando.
-Vámonos ya, él entendió -Pidió mi madre tomando del brazo al hombre que me miraba con enfado, ella lo arrastro a la puerta de salida.
-Ya lo sabes Souichi... Arregla esto, o será peor para ti -Finalizó su amenaza, la puerta se abrió y ambos salieron por esta.
La mujer joven caminó hacía mí. Confianzudamente envolvió sus brazos en mi cuello y se acercó a mi rostro. Yo enseguida me puse alerta, sus brazos estaban cerca de mis zonas sensibles.
-Estoy ansiosa por esta nueva aventura, Souichi-san -Creo que ella sonrió, no pude saberlo con exactitud. -Espero seas bueno conmigo, y yo seré buena contigo.
Dejo un beso en mi mejilla, deshizo su agarre y se apartó.
-Nos vemos -Se dio la vuelta, camino a la puerta y salió cerrando tras de ella.
Y yo quedé solo en aquellas paredes las cuales parecían acercarse a mí haciendo el espacio más pequeño. Deje escapar el aire preso en mis pulmones.
Me deje caer en el sofá, lleve las manos a mi rostro y lo cubrí. No quería llorar, no me gustaba hacerlo, pero en ese momento de presión y estrés intenso no pude conseguir otra manera de detonar.
Así que llore.
Para sentirme mejor y poder llorar sin tabúes, me hice creer que derramaba lágrimas debido al dolor físico que estaba sintiendo cuando en realidad el dolor mental era el que me apuñalaba una y otra vez.
Total, solo es agua salada que salía por tanto estrés ¿No?
¿Había sido culpa mía todo esto? ¿Ella había dejado a Tetsuhiro y ahora él estaba en una misma situación como yo? Quería saberlo, necesitaba una explicación.
Espero que sepas que lo siento, Tetsuhiro.