Un chico amante a las flores...

By LaiOliher

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Luego de pasados dos años desde el día que marcó de mala manera la vida de Bell en el instituto, podría pensa... More

"Un chico amante a las flores"
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Epílogo
Hey!

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By LaiOliher

2/3

~BELL ROUX

—Luce, decíamos que tú y Bell podrían quedar con Deccan y River. Para conocerse mejor, como amigos —comentó Mike mirándonos a ambas respectivamente —. Dado que se encontrarán con bastante frecuencia a partir de ahora, lo mejor sería que tuviesen una buena relación.

¡Ni loca que estuviese!

Lu volteó a verme con los ojos tan abiertos que no dudaba que todos los presentes hubiesen reparado en ello. Contraje el ceño y le indiqué, con un movimiento recio de mi cabeza, que dejara de mirarme y dijese algo al respecto.

—Me parece muy bien —Soltó con una aceptación exagerada.

Era mejor que no hubiese dicho nada.

—A mi también —agregó su padre sonriendo plenamente —. Casi todos han cumplido dieciocho, excepto River, que lo hará en unas semanas. Pueden ir a un Club o a alguno de esos lugares que le gusta a los jóvenes hoy en día.

—Sería genial —Espetó Luce.

Traidora.

—¿Qué piensas tú, Bell? —Inquirió Mike tomándome por sorpresa.

Todos voltearon a mirarme.

—Yo...la verdad a mi... —

—Lo siento papá, creo que no podrá ser —Me interrumpió Deccan.

Aunque él no me vio le lancé una mirada de «¿Qué haces grandísimo idiota?».

—La cuestión es que Bell...

—¿De qué hablas Deccan? —Intervine riendo sin mucha diversión colocando mi mano sobre la suya.

Ambos desviamos la vista hacia ese punto. Retiré la mano de inmediato y Deccan alzó su rostro en mi dirección antes de formar una sonrisa maliciosa con esas líneas gruesas que eran sus labios.

Segundos después miraba a su padre apretando los labios con las cejas alzadas.

—La cuestión es que, Bell, no tiene buena opinión sobre mí —Soltó con sorna. Mientras, yo agarraba el borde del mantel con mis puños cerrados con una fuerza salvaje. ¿Él se disponía a decir lo que yo creía que iba a decir? —. Ella cree que solo puedo inspirar atracción física en una persona, que no tengo nada interesante. No creo que quiera ser mi amiga. Ni tampoco creo que quiera salir conmigo en algún momento.

Me pareció escuchar una voz lejana susurrando «Todo lo que digas puede ser usado en tu contra» y, realmente, esas palabras nunca antes tuvieron tanto sentido para mí. Abrí y cerré la boca varias veces sin saber que decir, sin que se me ocurriera algo para contrarestar lo que Deccan había dicho. Solo quería golpearle.

Cada uno de los presentes parecía más confundido que el otro, principalmente Orson y Mike. El silencio se apoderó de la estancia hasta que tragué con fuerza y me armé de valor para intentar arreglar el desastre que había provocado el maravilloso Dec con mi imagen.

—¿Qué dices Dec? —sonreí repasando el rostro de cada uno de los presentes y deteniéndome en el de él —. Creo que interpretaste muy mal mis palabras. Quería decir que...que cualquiera pensaría eso de ti a simple vista, pero yo sería incapaz —hice énfasis en esa última palabra —. Incapaz de juzgarte sin conocerte. Por ello estoy totalmente de acuerdo en quedar todos juntos.

Las sonrisas relajadas y joviales regresaron. En un movimiento rápido le eché una ojeada a Deccan. Reía por lo bajo y negaba con la cabeza.

—Bien, entonces quedamos mañana en la noche —Anunció el castaño.

—¿Qué? Es muy poco tiempo para prepararme, creo que no podrá ser —escupió Luce con cara de espanto sin pensar dos veces en sus palabras.

—Estoy de acuerdo con Luce —dije.

—¿En serio? Que mal, mañana llega mi hermano de su viaje. Quería llevarlo al bar donde las encontré la otra noche hasta tope de... —Casi se me salen los ojos de las órbitas de tanto que los abrí y, junto a Luce, ahogamos un grito en medio de un ademán por pararnos. Deseando profundamente que no terminara su frase con la palabra «alcohol».

Sin embargo, hizo una leve pausa antes de continuar, como si fuese exactamente esto lo que esperaba que pasara.

—Iremos —Espeté de golpe.

—...hasta el tope de diversión —concluyó —. A River también le gusta divertirse mucho. Me alegra que acepten la invitación.

Asentí con mala gana mientras sentía que mi pecho se contraía con algo de rabia.

Manipulador.

—Entonces ¿A las 8 mañana? —Inquirió alternado la vista entre Luce y yo.

—Sí —Respondimos al unísono.

No cedimos por ocultar que somos dos chicas de 18 que beben alcohol pues es algo bastante común. No obstante, no creo que quedáramos bien paradas ante el señor Orson y Mike si Deccan hubiese dicho que somos dos chicas de 18 que necesitan ayuda para llegar a su casa dado su nivel de embriaguez.

Aunque, lejos de querer delatarnos, quería convencernos.

Luego de aquello no volví a cruzar palabra con Deccan. Si me lanzaba alguna mirada, lo ignoraba, o le correspondía con una mirada envenenada. Quería que sintiera el peso de su chantaje.

—Gracias por recibirnos en tu casa una vez más Orson —agradeció el señor Mike cruzando la puerta de la entrada en dirección a su coche aparcado en la calle.

—Gracias a ustedes por comprender mi indisposición y aceptar reunirnos aquí —Respondió el padre de Luce.

—No hay problema, la madre de Deccan también sufre de esos dolores y ni siquiera quiere que le hablen cuando aparecen. me asombra lo bien que lo llevas.

Ambos rieron.

—Bien, nos veremos en la oficina mañana.

—Sin falta, Dec está ansioso por comenzar en el proyecto.

Fruncí mi ceño extrañada ante la conversación.

¿Por qué el señor Mike y Deccan deberían ir a Ricci's Mark? 

Recordé que aún no le preguntaba a Luce a que se debía la presencia de ambos en la casa. La miré de reojo, no parecía extrañada o asombrada con el reciente intercambio de palabras. No como yo. Le di un pequeño pellizco para llamar su atención y, con un movimiento de mis hombros le pregunté «¿Qué hablan?».

Ella me respondió con el mismo movimiento. Articulé con mi boca la frase «¿De qué hablan».

No entendió. Quizás debería considerar tener un pato por mejor amiga.

—De seguro eres un joven muy prometedor en tu área, Deccan —Proseguía Orson cuando devolví mi atención a la conversación.

—Hago todo lo que puedo por conocer bien lo que me interesa —Me echó una rápida ojeada antes de sonreírle al padre de Luce.

Sentí que me sonreía a mí.

—¿En qué años vas? —Quiso saber el hombre y yo deseé que dejara su curiosidad para otro día, porque estaba aumentando la mía.

—Comenzaré el quinto y ultimo el próximo semestre.

—Interesante. Realmente estoy ansioso de trabajar contigo —confesó Orson —. Creo que los jóvenes tienen mucho que ofrecer. Mi hija también estará con nosotros a partir de este verano. Quizás la has visto ya por la empresa durante los días que fuiste a familiarizarte con el entorno.

Pasó un brazo por encima de Luce y la acercó a él.

Recordé la presencia de Deccan en la empresa cuando fui por Luce. En ese entonces la situación no me dejó tiempo para cuestionarme que hacia el allí, pero ahora adquiría sentido. Al igual que la presencia de su familia en la fiesta, y que Orson nos presentara especialmente a ellos.

—Es bueno escuchar eso —intervino Mike —. Lograremos grandes cosas.

—Sin duda.

—No sabía que trabajaran juntos —Solté sin poder evitar intervenir. Deseando confirmar mi hipótesis o descartarla. Aunque realmente tuviese toda la lógica del mundo.

—¿No? —inquirió el señor Orson con extrañeza —. Luce ¿No le has contado a Bell sobre nuestra asociación con los Martin?

Ella se sonrió.

—No —dejó escapar una risita nerviosa —. Bell, los Martin son los nuevos socios de mi padre, los dueños de la línea Eternity, los de la colaboración de la que mi padre habló en la fiesta.

Ahora me parecía tan obvio que me sentía estúpida.

—Oh ya —solo puede decir —. Tengo... Necesito ir al baño.

Di un paso atrás para retirarme.

—Nos vemos mañana en la noche —Escuché decir a Deccan cuando subía las escaleras para encerrarme en el cuarto de Luce y entrar en pánico por la situación.


#

—¡Dios! ¿Por qué me pones en estas situaciones? ¡No lo entiendo! ¡Soy una EXCELENTE chica!

Luce se movía sin parar siguiendo líneas que formaba los desordenados patrones de la madera del suelo, posiblemente gastada después de tantas veces que había caminado por el mismo lugar.

Hace diez minutos estábamos en el salón principal, justo a las ocho bajamos de su habitación. El tiempo para arreglarnos me había bastado, incluso sobrado un poco para jugar con Mar y su hueso celeste de hule. No obstante, Luce era un caso diferente.

Necesitaba de días para elegir el outfit "perfecto" para una ocasión. Lo que se traducía en un conjunto de su total agrado, del que no se arrepentiría de llevar a mitad de la velada, que le acomodara para bailar, sentarse, tomarse fotos. Algo que no fuese ni demasiado común, no demasiado sofisticado. Necesitaba dos horas, mínimo, para maquillarse y sentirse a gusto con el resultado. Según la situación de su cabello, de tres a cuatro horas para arreglarlo.

Y listo. Ahí terminaba todo.

Lo divertido de la historia es que a Luce todo le quedaba bien y no le hacia falta maquillaje.

Pero a ella no le interesaba eso. Si tenia poco tiempo para arreglarse se ponía como loca.

—¿Por qué?¿Por qué? —Se dejó caer en un sofá cubriendo su rostro con ambas manos.

No dejaba de quejarse; por la falta de tiempo para prepararse, porque llevábamos diez minutos esperando, por... todo.

—¿Y si en el lugar hoy todos van mucho más elegantes? ¿Y si en realidad esto no me queda ni la mitad de bien que me pareció en el último vistazo que me di? Creo que voy...

—Luce —llamé su atención —, tranquila, te ves fantástica para cualquiera que fuese la ocasión.

Ella asintió efusivamente. Era obvio que la intranquilidad no se había extinguido, pero al menos habrían unos minutos de silencio.

Una melodía se escuchó por toda la casa anunciando la presencia de alguien en la entrada. Ellos habían llegado. A la vez, Luce y yo, nos pusimos de pie y llegamos a la puerta pero...

—Abre tú —escupió Luce dándome un ligero empujón, acercándome a la puerta aún más de lo que ya estaba.

—No —susurré de forma casi imperceptible —. Abre tú, es tu casa Luce.

La tomé por un brazo arrastrándola a mi lado para que ella abriese.

—Por eso Bell, es mi casa y te digo que abras tú —Sentenció.

—No me des órdenes maldita —me quejé apartándome —. Sé buena anfitriona y abre.

—No seas niña Bell, abre ¡ya! —Alzó un poco la voz y, en ese justo momento, el timbre volvió a sonar.

Madre mía.

Ahora era yo la que me preguntaba «¿¡Por qué, Dios!?».

—Abre ya Bell por el amor de...

Y abrí.

Aunque lo pedía, ella no estaba preparada para que abriera, no estaba lista para lo que había del otro lado.

» ...Dios.

Terminó de decir mirando, idiotizada, a un chico de cabello castaño oscuro y lacio, con rostro de niño bueno, que nos sonrió ampliamente antes de decir:

—Hola, soy River.




N/A

Wow wow wow

Un momento, un momento...

¿River?

Sí, Riveeeeeerr 📈📈📈📈📈

Lo van a querer (yo solo digo)

Nos leemos en el próximo capítulo 💖 ¿Les gustó este? (No olviden votar, comentar, recomendar, y amar a estos bebés 💜💙💐)

<3

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