El tatuaje está cerca de las nalgas, en la parte posterior de la cintura, junto a la línea de la cadera. Las palabras "Little Bitch" no son demasiado grandes, pero son claramente visibles.
Ahora el tatuaje sigue rodeado de rojo, y se ve tan patético.
Cheng Jin no podía ver el tatuaje girando su propia cabeza, sólo podía mirarlo a través del espejo, y Lu Tao incluso le había hecho una foto. En la enorme pantalla de luz, se veía la espalda de Cheng Jin, y su cuerpo, originalmente esbelto y atractivo, parecía aún más sexy, incluso con un deseo carnal, después de que las palabras estuvieran tatuadas en él.
Cheng Jin se sonrojó y dijo con voz molesta: "Realmente se trata de estas dos palabras..."
-"Me gusta". Lu Tao mostró una mirada de amor, e incluso sacó la lengua hacia su tatuaje y lo lamió. Cheng Jin sintió como si se fuera a quemar en el lugar donde lo lamió, el dolor que sintió antes desapareció por completo y sólo sintió calor, mucho calor. No pudo evitar intentar escapar, y sólo adelantó un poco las rodillas cuando el hombre le agarró el tobillo, y entonces oyó el sonido de una cremallera que se bajaba.
Cheng Jin se sobresaltó, con la cara tan roja como si goteara sangre, y volvió a mirar al hombre: "¿Quieres, quieres hacerlo?".
-"Mmm, no puedo evitarlo". Todo lo que surgió bajo los ojos del hombre fue la lujuria desnuda, los músculos se tensaron al mirar su propia marca exclusiva. Su pene se liberó rápidamente, la enorme corona de carne rozando las palabras, el líquido claro que goteaba de la cabeza humedeciendo la pequeña porción de piel y haciéndola parecer aún más erótica.
-"Oooh... marido...", gimió lujuriosamente Cheng Jin, queriendo esconderse pero sin poder rendirse, sin embargo, el pene del hombre estaba tan caliente, como si lo fuera a derretir, y tan duro que si empujaba en... ni siquiera había pensado en el estirón que recibiría si empujaba, su marido ya había colocado la carnosa hoja contra su agujerito y empujaba de un solo golpe.
-"Ahhhhh..." Originalmente la posición de espaldas había disgustado a Cheng Jin, no porque fuera incómoda sino porque no podía ver al otro hombre, pero Lu Tao había colocado un espejo frente a los dos, y podía ver la imagen de los dos hombres copulando con mayor claridad.
Tan humillante, pero tan agradable.
Con la gruesa hoja de carne enterrada entera en su agujero trasero, llenando sus intestinos, no sólo podía ver el aspecto del hombre, sino que podía sentir el calor de su cuerpo, además de poder ver el amor y la posesividad en sus ojos hacia él.
Cheng Jin estaba extasiado por esto.
-"Una vez que te han marcado, no puedes huir de mí". Lu Tao le susurró al oído, no en plan coqueto, sino muy serio.
Cheng Jin susurró: "No... ¡Siempre seré de mi marido!".
Lu Tao se rió por lo bajo y se lamió los labios: "¿Qué es del marido?".
Cheng Jin fue tímido, pero aún así dijo: "La pequeña perra del marido...".
El resultado de la oleada fue un empuje y una embestida aún más feroz del hombre, que no sólo entró por detrás, sino que incluso fue recogido por Lu Tao y se colocó frente al espejo. El claro espejo mostraba el vergonzoso aspecto de los dos hombres, las piernas de Cheng Jin abiertas de par en par, chupando el grueso y largo órgano sexual del hombre con el carnoso agujero, y deleitándose con él, su propia vara agitándose en lo alto, y corriéndose temblorosamente mientras era follado con fuerza.
Era tan bueno, y tan lujurioso.
Durante la mayor parte de la noche, los dos hombres hicieron el amor casi todo el tiempo, de la cama al sofá, del sofá al baño, y del baño a la ventana de cristal... Haciéndolo hasta el final, las dos piernas de Cheng Jin estaban blandas como fideos, incapaces de levantarse por sí mismas, y finalmente fueron llevadas por el hombre para limpiarse.
Por lo visto, a Lu Tao le gustan extraordinariamente los tatuajes de su cuerpo y siempre lo desea cuando los ve. Los dos se quedaron coqueteando en el hotel durante varios días, esperando hasta el quinto día antes de tener la intención de salir.
Al parecer, los disturbios en el Planeta Sol no habían provocado muchos conflictos, y en la zona en la que vivían se habían producido pocos enfrentamientos, por lo que los dos se dirigieron al mercado con confianza.
En el pasado, Cheng Jin siempre había ido de compras a las calles comerciales más concurridas, donde casi todo lo que se vendía eran artículos de lujo caros, e incluso los establecimientos de comida y bebida eran espantosamente caros y de clase alta, así que cuando vio el bazar ordinario abarrotado de gente, se sintió de nuevo entusiasmado. Lu Tao no pudo evitar sonreír y sacó un montón de billetes floridos y se los dio, diciendo: "Puedes comprar lo que quieras".
Cheng Jin llevaba tiempo sintiendo curiosidad por esos billetes, y ahora los miraba con atención: "¿Esto es papel moneda? ¿Sólo es transitable en el planeta Sol?"
-"Sí, cada planeta tiene su propia moneda exclusiva además de la balanza que se puede utilizar, que se puede cambiar cuando se va al banco, ya que la aplicación de pantallas de luz no es común en muchos planetas". Lu Tao explicó brevemente.
Cheng Jin estaba un poco desconcertado: "¿Por qué no usar la pantalla de luz? ¿No sería más conveniente?" La pantalla luminosa solía llevarse en la muñeca, ocupaba poco espacio, era resistente al fuego y al agua, y muy resistente a las caídas. Podía registrar la información de identidad del propietario, hacer llamadas telefónicas y mensajes de vídeo, y buscar cualquier información, e incluso ver la televisión y las películas, y transferir dinero para realizar transacciones. Se puede decir que cuando se viaja por el planeta imperial, uno puede llevarse todo menos la pantalla de luz.
Lu Tao no se rió de su ingenuidad, le acarició el pelo y dijo: "Porque la mayoría de los humanos del planeta no pueden permitirse el precio de una pantalla de luz".
Cheng Jin asintió con aparente comprensión, el rastro de duda que había en su corazón pronto fue borrado por el bullicioso bazar. El mercado de la ciudad no estaba demasiado lejos del hotel, y una amplia calle estaba llena de gente, algunos gritando y vendiendo, otros optando por comprar. Cheng Jin se dio cuenta de que la mayoría de los vendedores no vendían frutas, sino otros productos, como ropa y paños, y artículos de primera necesidad. La mayoría eran cosas que nunca había visto antes.
Cuando vio una cosa extraña hecha de bambú, que descubrió que era una "escoba" después de preguntar, Cheng no hizo la pregunta infantil "¿No utilizan robots para las tareas domésticas? Se paseó maravillado, y Lu Tao estaba claramente interesado en el mercado, incluso se puso en cuclillas tras ver un puesto de venta de cuchillos. Cheng Jin, que nunca se había interesado por las armas, dijo: "Me adelantaré y echaré un vistazo al frente".
Lu Tao asintió y amonestó: "No te vayas lejos".
-"Está bien, puedes contactarme si te pierdes". Cheng Jin agitó la muñeca.
Miró a izquierda y derecha, y tras oler una fragancia, gastó su primer papel moneda en una pequeña bolsa de comida frita, que además sabía deliciosa. De los setenta y dos planetas, la mayoría tenía sopa nutritiva como alimento, mientras que un pequeño número de planetas agrícolas tenía alimentos frescos para comer, y Sunshine era uno de ellos.
Cheng Jin avanzó mientras comía la comida desconocida y pronto vio otro puesto que le interesó.
Era un puesto de venta de artículos de tejido.
Cheng Jin se había dado cuenta hace tiempo de que la gente de este lugar vestía de forma peculiar, ya que la mayoría llevaba túnicas finas de manga larga para cubrir su cuerpo lo máximo posible del sol debido al clima caluroso. Estas túnicas solían ser blancas, pero tenían bordados florales en los puños, y los dibujos también eran muy peculiares, y sólo después de que Cheng Jin preguntara se enteró de que el bordado era de la flor bulbosa del planeta Sol, la Planta de Agua.
La planta acuática puede crecer en lugares secos y la parte superior de la hierba tendrá un pequeño orbe y este orbe recogerá la humedad del aire y hará que el lugar donde viven esté húmedo, lo más peculiar es que incluso cuando se arrancan, pueden seguir encerrando la humedad, por lo que cuando se extienden en el tejado, la habitación se volverá muy fresca.
La mayoría de los artículos de punto del puesto eran alfombras o cojines, con muchos patrones diferentes que se podía ver que habían sido tejidos a mano, muchos de los cuales eran hermosos, mientras que había algunas puntadas que Cheng Jin aún no podía leer. El puesto estaba vigilado por una mujer de mediana edad, así que entabló conversación con la persona, que era muy entusiasta. Al ver que tenía pinta de querer aprender, sacó unas agujas e hilos de ganchillo especiales y le preguntó: "¿Quieres probar? Te enseñaré mientras lo hago".
Los ojos de Cheng Jin se iluminaron: "¿Es realmente posible?".
La mujer de mediana edad sonrió y asintió con la cabeza, e incluso le acercó un pequeño banco para que se sentara. Cheng Jin dio las gracias y estaba a punto de sentarse cuando oyó un clamor y un grito de miedo no muy lejos, y antes de que pudiera reaccionar, se oyó otra explosión.
El fuerte ruido agitó y sobresaltó la cara de Cheng Jin, pero la mujer de mediana edad reaccionó con extrema rapidez y se apresuró a limpiar su puesto mientras decía: "Viene la gente de la Secta del Este, joven maestro, deberías irte rápido, esto va a ser un caos pronto".
-"Ah..." Antes de que Cheng Jin pudiera reaccionar por completo, la mujer de mediana edad ya había enrollado la mayoría de sus cosas y corrió hacia el flujo de gente, dejando un puesto vacío con algunos trozos que no había tenido tiempo de limpiar. Cheng Jin se quedó helado, y sólo cuando sonó otra explosión se acordó de correr, pero la multitud era tan caótica que ni siquiera sabía dónde esconderse, y fue la vibración en su muñeca la que se lo recordó.
Preso del pánico, pulsó el botón de llamada y sonó la voz de Lu Tao: "Pequeño, ¿dónde estás?".
-"Yo, yo..." El bazar no era una gran vía que pasara directamente, y Cheng Jin acababa de dar dos vueltas y ya estaba confundido sobre su propia dirección. Estaba a punto de responder cuando la luz indicadora de su muñeca se apagó.
¡La señal se interrumpió!
Como esto nunca había ocurrido en el planeta imperial, Cheng Jin pensó al principio que su pantalla de luz estaba rota. Pero aunque no cayó al suelo, fue arrastrado por la marea de gente, que se dirigía hacia un lugar.
-"No, abran paso... por favor, abran paso..." Cheng Jin entró en pánico y trató de abrirse paso a través de la multitud, mientras que la gente que le rodeaba tenía todos rostros enfadados y parecía que iban a pelear con cualquiera, lo que asustó aún más a Cheng. Fue arrastrado por la multitud durante una docena de metros cuando vio un baño de sangre.
La hoja de plata fue arrancada del pecho de un hombre, salpicando una niebla de sangre de más de un metro de altura, y la horrible visión provocó escalofríos en Cheng Jin e hizo que sus ojos se volvieran vidriosos. Sin embargo, los hombres que le rodeaban no sólo no se inmutaron al ver la sangre, sino que apretaron los dientes y la saludaron uno a uno.
-"No, no..." Cheng Jin se vio obligado a entrar en el "campo de batalla" y los dos bandos comenzaron a matarse con crueldad, obviamente eran humanos, pero era como si estuvieran matando al enemigo, lo que asustó a Cheng.
Esquivó con agallas temblorosas, esquivando por poco las cuchillas varias veces, pero los dos bandos ya estaban en una lucha feroz, sin importarles que hubiera gente inocente involucrada.
Cheng Jin vio que la espada estaba a punto de caer sobre su cabeza y supo que si le golpeaban, probablemente le partiría por la mitad. Quería escapar, pero las piernas le pesaban como el plomo, así que no podía moverse.
En ese momento, su mente se quedó en blanco y la única persona que le vino a la mente fue Lu Tao.
El dolor que esperaba no llegó, pero su cuerpo se arrastró un poco.
¡Fue Lu Tao!
Cheng Jin se sintió aliviado de estar viva después del atraco, y justo cuando quería hablar, Lu Tao ya había apartado a los dos hombres de una patada y dijo: "Vámonos". No esperó la respuesta de Cheng Jin, y de inmediato lo agarró y se precipitó hacia adelante. La marea de gente de la que Cheng no pudo salir antes fue rápidamente despejado por Lu Tao. Condujo ágilmente a Cheng Jin hasta el borde del campo de batalla y dijo: "Volvamos rápidamente al hotel".
Cheng Jin, una vez recuperada la vida, asintió afanosamente con la cabeza y se disponía a acompañar a su marido cuando el rabillo de sus ojos se posó de repente en una figura y se detuvo inconscientemente en su camino.
Al notar que no se había ido, Lu Tao volvió a mirarle y le preguntó: "¿Qué pasa?".
Los ojos de Cheng Jin estaban llenos de miedo y sus labios temblaban mientras señalaba no muy lejos y decía: "Cariño, ¿es ese hombre... el conductor que nos trajo aquí antes?".
Lu Tao lo siguió y miró hacia allí, entonces vio a un hombre cubierto de sangre. Su vista era excelente y su capacidad de distinguir era tan fuerte que no necesitaba echar un segundo vistazo para saber que lo que decía Cheng Jin era correcto. El conductor estaba luchando con otro hombre, pero sólo tenía un palo de madera en la mano, mientras que el otro hombre tenía un cuchillo en la mano, y ya había recibido varias heridas y sangraba por todas partes. Lu Tao arrugó el ceño y empujó a Cheng Jin bajo el puesto vacío que tenía al lado, diciendo: "Escóndete tú, yo iré a salvar al hombre". También dijo: "Vuelvo en dos minutos".
Cheng Jin tembló y asintió, escondiéndose obedientemente bajo el puesto de madera, atreviéndose sólo a mostrar sus ojos para ver la figura de su marido.
Al ver a su marido luchar contra alguien de cerca, comprendió por qué Lu Tao era llamado el "Dios de la Guerra". No sólo su técnica era excelente con las armas, sino que sus habilidades de lucha también eran magníficas. Antes de que Cheng Jin pudiera ver cómo se movía, ya había llegado al lado del conductor, desvió el cuchillo que lo acuchillaba, lo agarró de la muñeca y corrió hacia él.
Al ver que se acercaba con extrema rapidez, Cheng Jin respiró aliviado y se apresuró a salir del puesto y estaba a punto de correr hacia su marido cuando vio que la cara de Lu Tao cambiaba y sus ojos adquirían algo de miedo, y su boca se abrió de par en par y gruñó dos palabras.
El ruido ahogó sus palabras y, cuando llegaron a los oídos de Cheng Jin, se habían convertido en un desenfoque.
Cheng Jin no estaba seguro al principio, pero en sólo dos segundos comprendió de dónde venía el miedo de Lu Tao.
Oyó el sonido de un cuchillo que se dirigía a su cabeza.
Y esta vez, Lu Tao estaba demasiado lejos para salvarlo.