La soledad es un buen lugar para encontrarse, pero uno muy malo para quedarse.
HADES EDEVANE.
Ruido. Gente. Sudor. Calor.
Lo odio.
Odio este ambiente.
¿Por qué no estoy en algún salón o dentro de la escuela? ¡Gran pregunta! A nuestra maravilla de directora no le gusta que alumnos estén en la preparatoria cuando hay juegos de fútbol.
No comprendo que tanto les emociona ver personas detrás de una pelota. Se supone que a todos los chicos debería gustarle el fútbol, me disgusta que generalicen.
La mayoría de chicas no vienen por el partido. Vienen por lo bueno que están los jugadores, según ellas. Algunas sostenían carteles con nombres de varios jugadores. Pareciera que apoyarán a alguien en específico, no al equipo entero.
Pero bueno, es su problema si solo apoyan a uno.
Las gradas empezaron a llenarse como espuma, poco después no había ningún asiento libre. El partido empezó y gritos se apoderaron de el lugar.
Escogí un lugar abajo en las gradas donde no pegaba el sol.
Una tablet sobre mi regazo daba vista a el dibujo digital que había hecho por impulso y aburrimiento.
Era una chica morena de cabello rizado extravagante, con auriculares y una explosión de colores de fondo.
—Deberías intentar dibujarme.
Elevé la mirada y entrecerré los ojos—. ¿Por qué lo haría?
—Pensé que era tu mejor amigo, idiota. —Paso una de sus manos por mi cabello, desordenándolo más.
Reí—. No perderé mi tiempo dibujándote, Max.
—Que amable.
—Lo sé, gracias.
Él jugaba con el piercing en su labio—. Podrías vender dibujos, ya sabes esas personas que quieren que las dibujen y te dan dinero. Me das parte de el dinero, ya que fue mi idea —aconsejó con una sonrisa divertida y guiño el ojo.
—No, y no te daré parte de el dinero.
—Yo que he hecho tantas cosas por ti —dramátizo sonando dolido.
Una fina sonrisa se formó en mis labios. Max era la palabra “sarcasmo” en persona. Mi mirada volvió a la pantalla. No se que hiciera sin este semejante estúpido en mi vida; más que un amigo es como un hermano.
Palmeó mi hombro derecho—. Ya me voy, estoy aburrido y tengo mejores cosas hacer. —Se levantó tomando su mochila.
En realidad Max no estudiaba aquí, solo vino a acompañarme un rato.
—Aja, adiós. —saque mis audífonos de cable y lo conecte a mí teléfono para luego ponérmelos.
La canción sonando era Moondust de Jaymes Young.
Salí de ese proyecto y puse otro donde la hoja estaba completamente, lista para plasmar en ella.
Pasaría horas dibujando, después de todo es una de las únicas cosas con las que me siento y hago bien.
Empecé trazando líneas sin sentido. Y se me ocurrió, podría dibujar la noche con constelaciones.
Oscuridad.
Constelaciones.
Cielo.
Noche.
Estrellas.
Estela.
Mi mandíbula se tenso y por un momento detuve el aire en mis pulmones. Voltee sobre mi hombro automáticamente y ahí estaba ella.
La brisa movía con facilidad su largo cabello castaño ondulado. Ella no prestaba atención a el partido, en cambio, escribía en una libreta de tamaño normal. De pronto su mejor amigo la llamo y ella sonrió a lo que dijo.
«Pareces idiota observándola de lejos»
Volví mi mirada a el frente. Estela era diferente, es alguien que sabes que tiene muchas cosas detrás y eso me parecía divertido e interesante de descubrir. Cada vez que veía un lado de ella pensaba que eso era todo, pero no era así. Había más.
Ah, estoy empezando a creer que la misteriosa es ella, no yo.
[…]
Me quedé un rato más viendo el atardecer caer.
El partido del año había terminado, que se note que me ha encantado, ¡Wow! Haremos como que si no perdí mi valioso tiempo.
El equipo ganó y todos se habían ido a festejar no sé dónde y realmente no me interesa en lo absoluto.
Razón uno: en esa fiesta estaría completamente sólo.
Me levanté bajando las escaleras plateadas. Tome un sorbo de la lata de refresco, jadee al sentir el metal contra mi, me había cortado el labio. Pase mi pulgar por la herida y me expresé con una mueca de dolor.
—¿Todo bien? —escuche detrás de mí.
—Sí.
—Si estuvieras bien no tendrías el pulgar manchado de sangre. —Escuche esos pasos acercándose a mi, las comisuras de mis labios heridos se levantaban.
Gire sobre mi eje y ella se detuvo frente a mi, un escalón arriba y al verme sus ojos se abrieron en sorpresa.
Arrugó sus cejas—. ¿Con quien te peleaste?
—Con nadie, fue por la lata.
Casual.
Me miró incrédula—. Debes tener más cuidado.
Una sonrisa torcida invadió mis labios, y aún ardía pero no era insoportable—. ¿Por qué te preocupas tanto, Estrella?
Suspiró ignorando por completo mis palabras.
—Te limpiare el labio, se te puede infectar. No creo que quieras eso. Siéntate.
—No, estoy bien.
Se encogió de hombros—. No vas a perder nada por que te ayude, deja tu ego a un lado.
Fruncí mis labios evitando verme como un estúpido sonriente frente a ella. Puse los ojos en blanco y me senté a ahorcajadas en uno de los escalones.
La chica de ojos azules se puso de rodillas frente a mi, acomodo su falda de tono negro y puso su bolso en medio de sus piernas para luego abrirlo. Saco un algodón y un frasco de alcohol en tamaño grande.
Dios, posiblemente sea ella la única rara que guarda un hospital entero dentro de un bolso.
El silencio permaneció, era incomodo hasta que Estela levantó la mirada y me tomo de la mandíbula, levantando mi rostro, sus ojos se encontraron con los míos, nuestros rostros a centímetros. Y todo fue aún más incómodo.
Percibí su labio inferior temblar, al igual que su mano en mi mandíbula y sus mejillas se ruborizaban. Se estaba poniendo nerviosa. Uh, ¿Ya no eres tan valiente, francesita?
Ella no era la chica mas hermosa del universo, ni nada que no hayas visto antes, es normal, con algunas marcas de acné, leves ojeras e imperfecciones. No es alguien a quien te detuvieras dos veces para volver a observar su belleza, pero tiene algo.
—Ya no creo que sea casualidad que nos encontremos siempre. No esperaba que estuvieras aquí.
Si, claro.
Se echó para atrás, soltó una carcajada—. Estudiamos en el mismo lugar, ¿Qué esperabas? ¿Encontrarme en saturno? —presiono el algodón contra la herida y una mueca de dolor paso por mi rostro.
Fruncí el ceño, estaba siendo muy brusca. Jadee por el ardor—. ¡Ah, no hagas eso!
Me dio un vistazo cansado, sacudió su cabeza—. Te aguantas.
Detuve su mano y le quite el algodón—. Mejor lo hago yo.
Remojó sus labios para luego asentir. Levantó sus manos en el aire—. Como quieras. No es mi culpa si luego se te infecta el labio, Edevane. —Se levantó recogiendo lo que había sacado. Prosiguió bajando las escaleras.
Me levanté—. ¿Sabes? Mi apellido suena bien en tu voz.
Sus manos apretaron las tiras de la mochila y eso me hizo sonreír. Se estaba reprimiendo a decirme algo, lo sé.
—Si quieres puedo mandarte audios diciéndolo, así lo escuchas todo el día. Buenas tardes, Edevane.
Y ahí estaba yo: Viéndola irse. Su seguridad atrae. Hay personas que necesitan marcar su lugar exageradamente, Estela no, ella llega a un lugar y tan naturalmente obtiene lo que quiere. No necesita pisotear o opacar a personas para poder ser alguien en la vida.
Tonta.
Francesa tonta.
[…]
La peor parte del día es cuando llego a casa. ¡Oh! eso está pasando ahora.
Suspire al pasar por la sala y ver a mis padres en el sofá, en ropa interior y besándose. Estaban riendo, de seguro no habían notado mi presencia.
Me aclaré la garganta—. ¿Hay algo de comer?
La mujer castaña me miró sobre su hombro y su expresión fue algo…de decepción—. No tienes 5 años, ve a hacerte tu comida. —Y siguió con lo que hacía. A lo que yo me voltee y camine a la cocina.
Ya estaba acostumbrado a verlos así, todos los malditos días. Se engañan mutuamente.
Mi padre llega borracho. Discuten. Hacen como si nada hubiera sucedido, esa era su rutina semanal.
Abrí la nevera y solo había jamón y pan, así que lo tome.
Supe que todo se había ido a la mierda cuando mi padre empezó a traer mujeres a la casa, y mi mamá lo perdonaba mientras rogaba que no la dejara.
Mi familia y yo nunca hemos estado en banca rota, las empresas de mi padre son la fuente de todo el dinero que tenemos. Pero he notado últimamente que ha estado descuidando todo eso.
—¿Hacer comida? Si lo único que hace bien es cortarse, fumar y tomar anti depresivos —grito el y sus risas aumentaron.
Una mueca de tristeza y rabia se contrajo en mi rostro. Sus expectativas sobre mi estaban por el suelo. Claro y no los culpo, ¿Que mas iban a pensar de alguien como yo?, Sin embargo, eso no es lo que me molesta. Es muy fácil para ellos decirlo cuando no saben lo que es estar hundiéndose cada vez mas, hacer tú mayor esfuerzo para salir de eso pero aún así, es inútil.
Dejé el pan y jamón en la mesa, se me había ido el apetito. Me dirigí a mi cuarto.
Se siente jodidamente mal que el lugar donde crecí ahora sea el lugar más desagradable y asqueroso para mí. Prefería estar días fuera de casa o quedarme con Max, después de todo, a ellos no les importaba mi presencia.
Mi cuarto tenía una pintura gris en cada pared, pero una era la excepción. Aquella pared brillaba por los colores llamativos y coloridos en ella. La pinte yo hace más de 3 años. En las paredes de color apagadas puse posters de canciones, películas o bandas que me gustan.
Me acosté en la cama, mirando hacia el techo y cerré los ojos. Suspiré.
Una de las peores sensaciones que he experimentado es la de querer llorar y desahogarte, pero no sale nada.
★
¡Hey estrellitas! «¿Les digo así? Idk, pienso que queda bien por el título de la historia».
Primer capítulo narrado por Hades, AAAAHHH. Ahora ya saben un poco más sobre el.
¿Como están? ¿Desde que país me leen?
Si, si, ya sé que no es un capítulo tan largo pero bue. ¿Quieren doble actualización la próxima semana?
Arriba coloque la canción que escuchaba Hades.
¿Se esperaban que Hades y Max se conocieran?👀
Bye y gracias por leer❤️,
Hasta el sábado,