La cavidad genital está situada en la cavidad abdominal, a casi diez centímetros del ano, y normalmente está cerrada, con una apertura carnosa sólo durante la excitación. Si se inyecta semen en esta zona, existe la posibilidad de que se conciba un niño que luego crecerá, al igual que una mujer. Por el bien de la "madre", la "nueva mujer" suele ingresar en el hospital a los nueve meses de gestación, donde puede ser asistida en todo momento.
A diferencia del útero de la mujer, cuya penetración es dolorosa, la cavidad genital es un lugar muy blando, y cuando se frota eróticamente, es extremadamente placentero, ya que sus paredes están cubiertas de capas de carne, que pueden producir un placer muy intenso, incluso para el penetrador.
Ahora mismo el Almirante estaba invadiendo allí.
La pequeña abertura fue brutalmente estirada y ampliada para acomodarla, y cuando la carne succionó por primera vez la intromisión, ambos hombres gruñeron de placer, el cuerpo de Cheng Jin rebotando y su cavidad succionando y atacando rápidamente, sintiendo el placer mientras intentaba instintivamente esconderse de él porque era demasiado bueno para ser verdad. Pero sus rodillas sólo habían avanzado un paso cuando sus tobillos fueron sujetados firmemente por el hombre y la larga y gruesa hoja de carne volvió a empujar, la corona de carne rompiendo los apretados grilletes y penetrando hasta el fondo, dejando una pequeña parte de su pene envuelta en la delicada cavidad genital.
—Oooh... no... marido... marido... marido... —La sensación era descontrolada, como si fuera a volverse loco en cualquier momento, incluso la parte delantera de su vara estaba estimulada al extremo. Esta sensación no era nueva para él, sentía que la había experimentado antes, pero no podía recordar cuándo la había experimentado.
—¿Qué hay de malo en eso? Obviamente es muy cómodo, ¿no? —Por supuesto, Lu Tao no le dejaba escapar, e incluso odiaba el fino preservativo que le impedía saborear plenamente el placer de verse envuelto por su pareja. El almirante tuvo de repente una mala idea y decidió que se quitaría el condón una vez que Cheng Jin no estuviera preparado.
—Tan extraño... awwww... tan extraño... —El cuerpo de Cheng Jin estaba temblando, su boca estaba un poco cerrada, la saliva de cristal fluía por las comisuras de su boca, una capa de sudor emergía de su piel de cristal, y toda la persona se volvía completamente rosa fuego.
Lu Tao susurró —No será extraño si lo hacemos un par de veces más —No pudo controlar sus movimientos y comenzó a empujar, sacando el pene de la estrecha cavidad genital, sacándolo con sólo la cabeza de carne atrapada en el orificio anal, y luego metiéndolo con fuerza, empujándolo suavemente en la cavidad genital.
La estrechez del interior y la flojedad del exterior le hacían empujar cada vez más fuerte, especialmente cuando la cabeza era succionada por las capas de carne, era como estar en el cielo y no podía evitar empujar cada vez más fuerte. La persona que tenía en sus brazos temblaba por todas partes, las lágrimas y la saliva salían de sus ojos y su boca, y parecía estar agonizando. Pero una vez que se frenó un poco, las capas rojas lo chupaban activamente, y Cheng Jin gritaba inconscientemente —Marido... Marido... awwww... maridito...
Miraba a su joven esposa como si fuera un pobre niño, ahuecando su barbilla y dándole besos, mientras lo llenaba más intensamente, tanto que su vientre se abultaba.
Cheng Jin no duró mucho antes de alcanzar el clímax, su vara estaba tan mojada que básicamente eyaculó sin tocarla, un espeso chorro blanco de semen que se agitaba y salía, y aterrizando en las sábanas azules en un rastro lascivo. Al eyacular, su trasero se contrajo aún más, su garganta se derramó como el ronroneo de un gatito, lindo y lastimero. Tuvo un periodo de adaptación después de la eyaculación, y cuando Lu Tao se movió de nuevo, se sintió incómodo, pero no dijo nada, tratando de contenerse, pero Lu Tao notó que algo iba mal.
Tomó al hombre en sus brazos y lo frotó, le frotó las bolitas, le frotó el pecho, y luego le tocó la vara sucia, el pene que estaba quieto dentro de él. Lu Tao susurró —¿Tan pronto? Aún no han pasado diez minutos.
Cheng Jin se sonrojó y susurró —Es porque es demasiado bueno...
El hombre alto lo frotó mientras entraba y salía lentamente de su cavidad, haciendo rechinar su pene contra su punto sensible y besándolo de nuevo, con su lengua entrando y saliendo de su boca, los jugos pegándose en hilos entre ellos cuando se separaban. El cuerpo de Cheng Jin estaba tan sensible que volvió a excitarse gracias a su trabajo, su pequeña vara volvió a erguirse majestuosamente, su cavidad trasera se retorcía de excitación cuando comenzó una segunda ronda.
Para cuando Cheng Jin se corrió por segunda vez, su cavidad genital había alcanzado un nivel de marea y su carne succionaba y apretaba rápidamente, reaccionando incluso con más fiereza que en su garganta.
Después de correrse, Cheng Jin ni siquiera se molestó en mover los dedos, su cuerpo estaba tan mojado, su espalda estaba cubierta de marcas de chupetones, su pecho estaba cubierto de marcas de dedos y pellizcos, y las puntas de su pecho sobresalían de forma muy atractiva. Lu Tao dejó caer un beso en el lóbulo de su oreja antes de sacar lentamente su pene. El condón transparente estaba manchado de líquido blanco y la punta estaba cargada de esperma caliente. Tenía tanto semen que parecía que tenía medio condón lleno, sobresaltando incluso a Cheng Jin, que susurró —Eso es mucho...
Lu Tao se acercó, con los ojos calientes —Si me corro directamente en la cavidad genital, la llenará, ¿verdad?
Cheng Jin se imaginó la imagen de su cavidad genital llena de semen de hombre, y se avergonzó tanto que quiso taparse la cabeza con la manta, pero Lu Tao la detuvo. El hombre tiró el condón a la papelera, le cogió la mano y se la puso bajo la entrepierna, diciendo —Una vez más —luego se rió en voz baja —Has preparado dos condones, así que no puedo rechazar tu amabilidad.
Cheng Jin estaba avergonzado, con los dedos agarrando la gran vara húmeda y resbaladiza, su corazón latía más rápido que nunca. Su corazón también anhelaba una segunda vez con ese hombre. Al cabo de un rato tuvo fuerzas para lamer el pene del hombre, llevándose la vara aún blanda directamente a la boca y escupiéndola de nuevo cuando se convirtió en una gruesa y grande, dura de nuevo.
Al ponerle un condón a su marido, Cheng Jin le miró y le preguntó tímidamente —¿Puedes... abrazarme y hacerlo esta vez? —enganchó sus brazos alrededor del cuello del hombre, y sus piernas ya estaban abiertas.
Lu Tao se agarró a su cintura y no pudo esperar a empujar su pene en su orificio anal y dijo —Por supuesto que se puede.
La posición de hacer el amor cara a cara era algo que Cheng Jin había estado esperando antes. Sentía que esta posición permitía ver al otro con claridad y facilitaba los besos, por lo que era una posición completamente íntima. Ya lo había utilizado una vez con Lu Tao, pero no le hizo feliz, sino que le incomodó porque le hizo ver claramente la indiferencia en los ojos de su marido hacia él.
Después de eso, se dio por vencido. Si no le habían tratado con ninguna calidez al hacer el amor, ya estaba desesperado por obtener una respuesta. En el poco tiempo que llevaba allí, había visto a través del mundo y había cambiado de opinión, dándose cuenta por primera vez de que se había equivocado. Se dio cuenta de que era imposible que Lu Tao se enamorara de él mientras viviera, y que era demasiado tarde para corregirse.
Se había alargado mucho, y ahora era el momento de cambiar.
Aunque comprende que no se trata de una oportunidad, sino de un hermoso sueño que se le ha dado por error.
Cuando vio en la sombra destrozada que ya no tenía frío, sino calor, Cheng Jin se sintió satisfecho. Tiró del cuello del hombre y lo besó con labios temblorosos. En cuanto sus labios se juntaron, no se encontró con el rechazo, sino con un beso feroz y profundo.
El corazón de Cheng Jin se derritió.
Los dos hombres estaban encerrados en un fuerte abrazo, entrelazados mientras la varilla caliente seguía entrando y saliendo del tierno trasero, y cuando llegó de nuevo a la cavidad genital, el cuerpo de Cheng Jin empezó a temblar de nuevo, y sus gritos de lujuria se hicieron más y más dulces, y finalmente volvió a estallar.
Lamió al hombre que parecía un gatito en sus brazos y, de repente, levantó las caderas de Cheng Jin, sacó su pene y se quitó el condón.
Cuando el pene caliente volvió a empujar con fiereza, aunque todavía estaba en el arrebato, Cheng Jin notó algo diferente. Sus ojos, ya grandes, se abrieron de par en par con incredulidad mientras decía —Tú, tú te quitaste el condón...
—No quiero usar el condón —Lu Tao se acercó y le besó, besándole hasta que no tuvo espacio para replicar. La sensación de la vara entrando en la tierna cavidad genital fue exactamente como la había imaginado, y el sexo sin obstáculos hizo que el hombre se excitara tanto y fuera tan valiente que empezó a bombear ferozmente antes de que Cheng Jin se hubiera ajustado del todo.
—Oooh... No, no puedo... me quedaré embarazado... —Cheng Jin entró en pánico, sus manos se aferraron a los hombros del hombre, pero no pudo hacer nada para detener sus movimientos. El hecho de ser penetrado por Lu Tao sin preservativo también le produjo un fuerte placer psicológico, y la carne de su cavidad genital chupaba y mordía con más fuerza que antes.
Lu Tao, obviamente, lo percibió y se rió por lo bajo —¿No te gusta? Te gusta más que llevar un condón, ¿no? —y luego sonrió —Estás chupando muy fuerte, pequeño bebé Cheng Jin.
El intenso placer le invadió como un maremoto, haciéndole sentir nada más que placer, tanto que los dedos de los pies se curvaron cuando estaba más cómodo. Cuando sintió el impulso de eyacular, Lu Tao le susurró al oído —Si te quedas embarazado de un bebé, entonces da a luz.
Los ojos de Cheng Jin se abrieron de par en par y lo miró con incredulidad.
El apuesto hombre le dijo suavemente —No tengas miedo, porque siempre estaré a tu lado —Le besó en los labios mientras le metía su pene de nuevo.
El enorme pedazo carne se frotó con fuerza contra la lujuriosa carne que picaba, haciendo que produjera más fluidos, tan profundos que la forma del glande del hombre se revelaba de vez en cuando en el vientre de Cheng. Tras frotar repetidamente su cavidad genital, Cheng se estremeció y una oleada de intenso placer golpeó todo su cuerpo, brotando en un incontrolable torrente de agua que llovió sobre la coronilla del hombre, escaldando la dura barra de hierro rojo y eyaculando dentro de su cavidad genital.
El enorme chorro de semen sobre las paredes de su cavidad hizo que Cheng gimiera y que su cavidad genital se contrajera violentamente, acabando por encerrar toda la eyaculación del hombre.
Como Lu Tao había adivinado, la cavidad genital estaba llena de su semen.