Fears | niall horan

By niallsfluorescence

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"No importa cuanto le temas, el amor siempre estará ahí." Fears #1 More

Fears
c e r o
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t r e s
c u a t r o
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s i e t e
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d i e z
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t r e c e
c a t o r c e
q u i n c e
d i e c i s é i s
d i e c i s i e t e
d i e c i o c h o
d i e c i n u e v e
v e i n t e
e p í l o g o
n o t a
Fearless

d o c e

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By niallsfluorescence

Golpeo una piedra mientras camino mirando al suelo y pensando en las palabras que Niall me dijo cuando yo estaba subiendo a mi auto para regresar a cualquier lugar donde yo pudiera ser recibida después de tanto arrebato por mi parte.

«No tendrías que marcharte si confiaras en mí. No tendrías necesidad de huir, de temer, de sentirte desprotegida si te retractaras de tus palabras anteriores. Maiah, tu sabes lo que tienes que hacer.»

Pero no lo hice. No hice nada. No sabía qué hacer.

« ¿Tus asuntos están resueltos ahora, Maiah? »

Fueron las palabras de mi padre al abrirme la puerta en medio de la noche. Él estaba adormilado, pero no tanto para no reconocerme o recordar las palabras que escribí en aquella carta de "despedida".

«Me alegro que hayas vuelto a casa, hija.»

Comentó atrayéndome en sus brazos protectoramente, como si todo estuviera olvidado, como si yo no hubiera desaparecido en la madrugada algunos días antes. Y tal vez así es, tal vez logró perdonarme en cuestión de días porque ha logrado percatarse de cuán rota en realidad estoy. Probablemente se ha dado cuenta de que los trozos de mí están tan alejados los unos de los otros que es casi imposible no tenerme un segundo sin hacer un completo desastre de todo.

O tal vez, estaba tan feliz por tener a mi madre de vuelta en casa, que mi asunto estaba, por así decirlo, olvidado.

Hace poco más de un mes que he dejado de ver a Niall. Dejé la escuela y por consiguiente me he pasado todo el tiempo trabajando en el restaurante de la familia. Mi rutina ha consistido en levantarme a las siete de la mañana, a las nueve ir al restaurante y a las seis de la tarde volver caminando a mi hogar.

Suspiro y vuelvo a patear la piedra que minutos atrás había alejado bastante de mí, el sol está escondiéndose y un fresco viento me envuelve.

—Ouch, chica. ¿Siempre vamos a encontrarnos de esta manera? —una voz claramente masculina me hace detenerme. Pongo toda mi atención en el propietario de esta y frunzo el ceño. Conozco esa voz. Él chico eleva las cejas cuando no respondo algo. No he dicho nada, aún sigo obligando a mi cerebro a reconocer el chico con el que al parecer he estado en contacto con anterioridad.

— ¿Hola?, ¿estás bien? —insiste y caigo en cuenta de quién es. Sin embargo, mi mente tenía una imagen distinta. Un chico rubio y de ojos azules, que, para mi sorpresa no es así. Al parecer estaba tan sumida en mis pensamientos constantes en Niall que comenzaba a delirar viendo a los demás chicos de una manera similar a él.

Este chico no es rubio, tiene el cabello oscuro y peinado hacia arriba, pero sus ojos son azul claro, como el cielo y bastante hipnotizantes. Él sonríe cuando se da cuenta de que lo analizo sin preocuparme de que él se dé cuenta.

—Sí, vale, lo siento. —murmuro volviendo a colocar mi vista en el suelo. Ni siquiera sé por qué me estoy preocupando por disculparme cuando no he hecho nada más que golpearle un poco con una piedra.

—No te preocupes. —sonríe petulante y camina poco a poco hasta alcanzarme, comienza a adaptarse a mi paso. — ¿Te importa si te acompaño?

Ya lo estás haciendo, menciono en mi mente y mordiéndome la lengua para no decirlo en voz alta. Hoy solo deseo llegar a la biblioteca para perder el tiempo y no estar en casa, donde mis padres parecen estar recuperando el "tiempo perdido". Ew.

—Así que... señorita no te incumbe, ¿podría saber tu nombre esta ocasión? —él pregunta. Suena bastante relajado y casual. ¿Por qué yo no puedo sonar más que molesta y cansada siempre? Lo envidio de cierta manera.

Exhalo sonoramente y aminoro la velocidad de mis pasos, miro su perfil y luego miro al frente.

—Violet. —miento. No me importa, probablemente no vuelva a verlo jamás en mi vida. Pero quiero abofetearme por haber escogido ese nombre. — ¿Y el tuyo? —bueno, es lo justo. Si está "acompañándome" en esta caminata por lo menos quiero saber su nombre.

—Will. —dice sonriente. No lo estoy viendo, pero juro que sonríe como modelo de dentífrico. — ¿A dónde nos dirigimos?

—Biblioteca.

Una suave risa sale de sus labios. —Oh, una chica de pocas palabras. ¿No es así? Me agradas, sin embargo.

Um, bueno. No es mutuo. —Gracias, creo.

Will asiente y yo lo imito. Ambos seguimos caminando en silencio hasta la biblioteca. Yo creo que él va a dar vuelta atrás, despedirse y volver a casa o a donde quiera que vaya. Pero no es así. El chico abre la puerta antes de que yo lo haga y la mantiene abierta hasta que yo entro, él va detrás de mí y ambos mostramos nuestra credencial de la biblioteca –lo que es una gran sorpresa para mí, porque no lo vi como un chico de libros–. Esta ocasión omito ir a mi área preferida, solo coloco mi mochila sobre una de las grandes mesas mientras Will toma su camino entre los grandes estantes de libros históricos. Yo estoy colocando los libros que voy a devolver a la encargada a un lado de la mochila cuando Will vuelve y se sienta a mi derecha, ha llegado con un pequeño libro entre sus manos del cual no logro descifrar el título de lo gastado que está.

Dejo los libros con la encargada y firmo algunas cosas. Siento mi teléfono vibrar en el fondo del bolsillo de mi sudadera, pero lo ignoro y regreso al sitio donde dejé mi mochila. Solo pienso tomarla y marcharme a casa.

— ¿Tan pronto? —cuestiona Will elevando su mirada, sorpresivamente con un ceño fruncido en su rostro, cuando yo estoy ajustando mi mochila sobre mis hombros. Suspiro.

—Sí, fue un gusto. —expreso rápidamente y me despido con mi mano. Avanzo a grandes zancadas a la salida y me despido de la encargada con un asentimiento de cabeza. En el exterior, otra brisa fría me envuelve y cierro los ojos cuando esta se estrella en mi rostro. Me he acostumbrado al clima helado justo cuando está despidiéndose.

Recuerdo que mi teléfono ha vibrado con anterioridad y lo saco de las profundidades del bolsillo mientras espero a que un semáforo de peatones me indique que puedo cruzar la calle.

«Sal de ese sitio y aléjate de él, Maiah. Hazlo.»

Frunzo el ceño ante la pantalla y las diez palabras del mensaje que tiene como remitente a Niall. Mi ceño se profundiza y elevo la mirada para buscar a Niall donde quiera que esté. Él prometió que estaría vigilando siempre y lo está cumpliendo a pesar de que le culpé e insulté en su propia cara.

De alguna extraña manera, comienzo a inquietarme.

¿Por qué está Niall vigilándome de esta manera y por qué me pide que me aleje de Will?

¿Por qué él quería que saliera de la biblioteca?

¿Qué es lo que está pasando verdaderamente?

Las personas a mi alrededor comienzan a cruzar la calle y yo sigo sus pasos mecánicamente. Aun buscando entre la multitud al chico de ojos azules y cabellera rubia, sabiendo que no me será tan fácil encontrarlo. En el otro lado de la calle, me detengo en la esquina del edificio, justo en un sitio donde siento que no estorbaré el paso a las personas que circulan apresuradas por la acera. Me pongo de puntillas para tratar de obtener una mejor visión y no puedo evitar saltar una vez. No distingo a Niall por ningún lado, sin embargo, si veo a Will caminando en mi dirección, aunque creo que él no me ha visto.

Niall dijo que confiara en él, y juro que estoy debatiéndome internamente entre seguir su consejo o no.

Pero, ¿Por qué él no me dijo porque tenía que alejarme de Will?

Me rindo en mi búsqueda y en realidad comienzo a cansarme de estar en puntillas por casi cinco minutos.

—Hola de nuevo, Vi. —saluda Will llegando a mi lugar en la esquina. — ¿Qué haces aquí?

Siento que este chico hace demasiadas preguntas para haber comenzado apenas a hablar conmigo. No me gusta cuando las personas toman confianza tan rápidamente.

—Eh, me encontré con alguien aquí y acaba de marcharse. Iba de vuelta a casa, en realidad. —miento por segunda vez a este extraño que me trata como si fuera su amiga de toda la vida.

—Ya veo. —asiento y ambos permanecemos en silencio. Él mira mi rostro con descaro y comienzo a sentirme nerviosa. Del nervioso; acabo de conocer a un chico que no luce para nada mal y ahora está mirándome fijamente. De ese tipo de nervios. —Oye, tengo un amigo que maneja un bar por aquí cerca, ¿Qué te parece si vamos y tomamos algo? —ofrece, toma un lugar a un costado y se recarga contra la pared. Justo de la manera en que cualquier chico haría para llamar la atención.

Pienso en la oferta. Prácticamente recibí una advertencia sobre este chico un rato atrás y ahora el mismo chico sobre el que me han advertido está invitándome a algo que para mí suena como una cita.

—Vamos, yo invito. No tienes por qué preocuparte. —él hace una pausa. —Bueno, solo tienes que decirme que tienes dieciocho o más, por favor.

Por primera vez me río.

—Tengo dieciocho, estoy dentro del rango. —digo, dando eso como mi manera de aceptar su invitación.

Él finge estar aliviado y vuelvo a soltar una risita ante sus gestos. —Gracias Dios. —esta vez eleva sus manos teatralmente y río una vez más. —No te rías, es un asunto serio. No tienes ni la menor idea de cuantas chicas he invitado pensando en que son mayores de edad y realmente no lo son. Es aterrador, porque lucen todas de 18 a 22 años y resultan ser menores de diecisiete. —explica.

—Puedo imaginarlo, sin embargo, no puedo imaginar cuál es tu edad. ¿Qué tal si tú eres el menor de edad con una identificación falsa? —esto es probablemente la frase más grande que he hablado con él. En realidad, creo que tiene unos veinte años aproximadamente.

Ahora, quien ríe simpáticamente es él. —Bueno, tengo 24. Espero que no tengas un problema con ello. —Si. Lo tengo, eso sería como salir con uno de mis hermanos.

Me abstengo de decir esa mala broma porque no quiero perder la oportunidad de algo de alcohol gratis cuando estoy prácticamente quebrada y esto está cayendo mágicamente en mis manos.

—En absoluto. Vamos. —sonrío simpáticamente.

(...)

Hay distintas maneras de referirse a un sitio como este, pero en definitiva no es un bar. No es un pub y ni siquiera una taberna. Joder, es el bar más lujoso en el que he metido mis pies sucios. Estoy prácticamente encogida en mi asiento, en una de las esquinas del lugar. Estoy más que maravillada por todo lo que me rodea y me siento mal por venir aquí con mis tennis y jeans rasgados y mi sudadera una talla más grande.

—Esto en definitiva no es un bar. —murmuro a Will cuando toma asiento a un lado de mí. Estamos en el extremo de una larguísima barra que brilla como el mismo oro. No es de oro, sin embargo.

Will se ríe suavemente, luciendo tan elegante y educado. Él sabe que esto no es un bar y me mintió. Esta es una de las razones por las que no confío en las personas. Mienten.

—Vamos Vi, estamos sentados en unos taburetes, justo en una gran barra en donde expiden alcohol. Es prácticamente un bar. —dice con tranquilidad mientras llama la atención de un hombre que está atendiendo a algunas personas a unos metros más allá. Estoy a punto de preguntarle a quién está hablando cuando el apodo "Vi" sale de entre sus labios, recuerdo justo a tiempo que me habla a mí; la mentirosa que le ha dicho que su nombre es Violet, no Maiah.

Estamos a mano con las mentiras en este punto, creo.

—Pudiste haberme advertido lo que me esperaría, ¡estoy aquí como si fuera una vagabunda! —no puedo creer que eso está saliendo de mis labios. No puede entrar en mi mente el hecho de que estoy actuando tan relajada y vanidosa y todo lo que hacía mucho tiempo no era.

No entiendo por qué Niall quería que me alejara de Will. Ese mensaje continúa siendo confuso e intrigante y probablemente la respuesta a todos mis cuestionamientos está en los mensajes que envió después pero que no leí.

—Vamos, te ves increíble, detén tu paranoia. —Will habla y yo no lo miro, busco otra cosa en la cual depositar toda mi atención mientras él y el barman conversan. Una cabellera rubia entrando en el lugar llama mi atención, frunzo el ceño al notar que seguramente me está buscando a mí. No quiero irme, aún no tengo mi bebida y él dijo que se mantendría lejos. Pienso en un plan de escape, si voy inmediatamente a los baños me vería demasiado evidente y no tendría escapatoria. Nunca hay escapatoria cuando eliges los baños. En lugar de eso, me quito hábilmente mi sudadera y deshago la trenza de mi cabello, peinándolo decente con mis dedos. Después me inclino hacia Will y empiezo a jugar con sus manos. No me importa si lo asusto y él decide no pagar mi bebida nunca más, no voy con Niall de nuevo.

— ¿Qué en el- —presiono sus manos, deteniendo su pregunta y lo miro, fingiendo inocencia. Él sonríe. —Te dije que te veías bien, no tenías que hacer eso.

—Continuaba sintiéndome fuera de lugar. —mascullo, incómoda por tanta cercanía al extraño que decidí por encima de Niall. —Ahora me siento mejor. —miento. Will asiente y comienza a hablar sobre su amigo –el dueño de este lugar–, pero yo estoy bloqueando mi mente. Solo miro al frente, hacia las costosas y coloridas botellas de alcohol. Fingiendo que no siento la mirada de Niall a mis espaldas, quemando mientras examina el lugar entero.

Mi teléfono vibra dentro del bolsillo de mi sudadera –que se mantiene en mi regazo– y suelto los dedos de Will para mirar hacia atrás con disimulo. Ya se ha ido. Me disculpo con Will y camino hacia los baños para abrir los mensajes que no han dejado de llegar desde que comencé mi camino con Will por las calles. No leo los demás, me enfoco en el que acaba de llegar.

«Te he visto, no tienes porqué esconderte en el regazo de extraños. Estás escogiendo mal una vez más, Maiah. Te lo advertí y lo volveré a hacer: tienes que alejarte de él.»

Cierro los ojos, apretando el aparato con fuerza y respirando profundamente mientras resbalo mi cuerpo por la puerta hasta caer sentada en el suelo brillante de cerámica oscura. Estoy debatiéndome tanto en estos momentos. 

¿Qué hace que Niall me insista tanto que me aleje de Will?

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