Tres días después
Había querido verlo luego de ese día en que almorzaron juntos, pero no pudo. Souichi estaba ocupado con sus labores, así que le pidió por favor no molestarlo. Él se tomó esos días para leer el libro que el mayor le había dado.
Fue hasta la escuela y ahí espero unos minutos a que Souichi terminara su turno y saliera. Sonrió cuando la figura del maestro se asomó por la puerta y finalmente salió del lugar. Camino a paso rápido hasta él.
-Buen día Souichi-San -Saludó amablemente. -He leído el libro como le dije que lo haría -Extendió la obra de regreso al mayor quien lo tomo entre sus manos.
- ¿En tres días? -Preguntó con notable sorpresa. Abrió su mochila, guardo el libro y luego la cerró. Regresó la mirada al pelinegro. -Mis alumnos tardarían meses... -Habló para sí mismo.
-Si. Bueno son niños, los libros no son de su agrado -Sonrió orgulloso, aunque sólo lo acabó para tener de que hablar con el rubio. Se sintió un poco intenso por haberse apresurado, si le llegaba a preguntar algo en específico seguramente no lo recordaría por haber leído con prisa. -Eso significa que hoy iremos a desayunar juntos ¡Vamos! -Tomó de la muñeca al de gafas quien no tuvo tiempo a reaccionar y lo llevo casi a rastras.
- ¡Oe, espere! -El pelilargo solo pudo dejarse jalonear del menor mientras sus pies corrían a su mismo ritmo.
Ambos corrieron como dos infantes en donde uno llevaba al otro a cometer alguna niñería.
Al llegar, detuvieron su andar. Con la respiración levemente agitada, Souichi golpeó a Morinaga en el hombro.
- ¡Es usted un lilipendo! -Dijo entre inhalaciones aceleradas. -Podíamos venir caminando, es un infantil -Sonrojado, acomodó sus ropas las cuales se arrugaron un poco. -Le he repetido mil veces que no me toque, mucho menos me jalonee de esa manera.
- ¿Un qué? -Cuestionó rascando su nuca con una expresión entre confundida y divertida. Souichi acomodando su camisa alzo la cabeza para verlo.
-Un idiota, eso significa, lea más -Respondió. Chasqueo la lengua y enderezó su bolso. -No vuelva a hacerlo.
-Vaya, que irreverente de su parte Souichi-san -Contestó burlón, Souichi le asesinó con la mirada. -Un poco de diversión no es mala -Una risita salió de Tetsuhiro mientras observaba a un enfadado pelilargo. -Vamos, Senpai -Su mano se apoyó en la puerta de madera, empujó y abrió para darle acceso al mayor.
Souichi le observó aún enfadado. -Yo puedo abrirme la puerta -Refunfuñó entrando al sitio. Tetsuhiro no podía evitar reír de tan solo verle.
Ya instalados en la misma mesa en donde comieron la vez pasada, se dieron cuenta que había más gente que la última vez.
-Y bien, ¿Qué pedirá hoy? -Tetsuhiro dejó de observar la cartilla para posar sus ojos en el mayor, este seguía observando el papel en sus manos mientras leía los alimentos que se ofrecían. -Le recomiendo probar el pollo en sukiyaki.
-Pidamos eso entonces, también con una ración de onigiris -Souichi dejó la cartilla en la mesa para voltear a ver alrededor queriendo conseguir algún mesero. Se dio cuenta que la mujer amiga de Tetsuhiro se encontraba ahí. -Mire, ahí está su amiga -Su mirada conectó con la de Tetsuhiro unos segundos antes de que este volteara.
El menor sonrió y alzó su mano llamando la atención de la mujer, Souichi miró hacia afuera a través del ventanal desinteresado en la conversación que se iniciaria ellos dos.
-¡Tetsuhiro-kun! Me alegra verlo por aquí ¿Cómo le va? -Animada camino hasta su amigo. -Hola de nuevo, Souichi-san -Hizo una pequeña reverencia. El aludido solo la saludo con un movimiento de mano. - ¿Ya saben que ordenaran?
-Sí. Queremos dos platos de pollos en sukiyaki y una ración de onigiris, por favor -Tetsuhiro le entrego las cartillas a la mujer luego de que esta anotara la orden en su libretita.
-Enseguida traigo su comida, permiso -Tomó las cartillas y se retiró.
Tetsuhiro dejó de verla para fijarse en Souichi.
-Me pareció un libro atrayente -Inició una conversación con motivos de captar su atención nuevamente. -Es interesante como se explica la vida y evolución ¿No cree? Aún faltan tantas cosas por conocerse, es magnífico.
El pelilargo volteo a verlo llamado por las ganas de hablar sobre aquello.
-Sí, aún falta mucho por descubrir y no me alcanzará la vida para verlo -Llevó un mechón de su cabello que molestaba tras su oreja. -Al menos deseo dejar mi huella.
-Estoy seguro que lo conseguirá. Usted es una persona muy inteligente y dispuesta a conocer... Yo quiero estar ahí para ayudarlo.
-Para eso necesitaré un laboratorio ¿Y cómo? No puedo costear eso, y el de la escuela es para niños y no se me permite estar ahí si no es para dar clases -Su codo se apoyó en la mesa y su mano sirvió de soporte a su mentón dándole una pose que denotaba fastidio.
-Tiene razón... -Respondió Tetsuhiro. Un laboratorio era algo que necesitaba muchas cosas como materiales, trajes, batas y permisos; cosas difíciles de conseguir. -No se deprima, algún día tendrá usted la dicha de tener su propio espacio. Seguro cuando sea un gran biólogo le van a regalar uno -continuo para animarle, deseaba poder cumplirle ese capricho, pero era algo que él tampoco podía hacer.
-Supongo que tendré que esperar -Se encogió de hombros. -Por ahora me conformo con enseñar.
-Y enseñarme, Senpai -Tetsuhiro sonrió alegre. -Hábleme más sobre sus conocimientos.
Resopló haciéndose el fastidiado cuando en realidad quería hacerlo. Nadie se había interesado tanto por él y sus conocimientos, ni siquiera los niños. Souichi habló y habló sobre ese tema. Tetsuhiro solo le admiraba con una pequeña sonrisa en sus labios. Había tomado la posición que hizo Souichi con anterioridad; codo en mesa y rostro en mano. Solo que esta vez, él sonreía y le miraba con los ojos brillosos. Ni siquiera cuando llegó la comida y ambos estuvieron ingiriéndola, Souichi dejó de hablar. Este continúo parloteando hasta que ambos estuvieron con los estómagos llenos.
-Y por eso es importante conocer la vida y cada ecosistema... -Dijo antes de acercar su vaso a sus labios para tomar del líquido dentro. Alejó el vaso al terminar, limpio sus labios con la servilleta y le miró. - ¿Entiende?
Sí, había entendido que Souichi tenía la manía de mover sus manos cuando hablaba. Había entendido que sus gafas resbalaban de vez en cuando de su fina nariz y él las regresaba a su sitio colocando su dedo en medio de los lentes presionando hacia atrás con suavidad. También entendió que sus ojos se iluminaban al hablar sobre aquello y también supo que se relamía los labios cada que terminaba de explicar algo. Pero ¿algo de lo que dijo? No, no lo entendió -Gracias por su explicación, Senpai.
Souichi solo hizo un ademán con la mano. Conversaron un rato más de otras cosas. Tetsuhiro aprovecho para indagar un poco en la vida del rubio con preguntas que no sonaran muy entrometidas, Souichi contesto superficialmente y también preguntó una que otra cosa. Cuando se aburrieron de estar ahí charlando, decidieron marchar. La cuenta fue pagada por ambos nuevamente. Luego de despedirse de Mika y Kunihiro, salieron del local.
- ¿A dónde desea ir ahora, Senpai? -Preguntó Tetsuhiro parado detrás del aludido mientras observaba a su alrededor.
-No lo sé, no hay mucho que hacer en este pueblo -Respondió Souichi aceptando sin percatarse la invitación del menor a acompañarlo el resto del día.
-Podemos caminar un poco y más tarde ir por dangos ¿Qué le parece? -Sugirió animado.
El varón frente a él lo pensó un poco a la vez que ojeaba a sus alrededores. Al cabo de unos segundos, Souichi miro a Tetsuhiro y asintió despacio pronunciando un "Esta bien" en voz baja.
Caminaron un largo rato por el pueblo. Retomaron la conversación, Tetsuhiro hablaba sobre su vida tanto personal como militar, Souichi comentaba algunas cosas también, aunque no tan a detalle como el contrario. Solo hablaba mucho cuando de biología se trataba, y Tetsuhiro no podía estar más contento de oírlo.
Llegada la noche, ambos caminaban a casa de Souichi mientras comían dangos. Las calles estaban iluminadas por los faroles, la brisa era fría y había pocas personas a su alrededor. El pueblo tenía casas similares; estructuras no muy grandes de piedra con techos planos o puntiagudos. Las puertas de madera sacaban color al igual que los preciosos jardines que se extendían en los frentes de las casas. Algunas llevaban dos ventanas a los lados de las puertas, otras llevaban una o simplemente no tenían. La casa de Souichi estaba de lado derecho de la cuadra, era la quinta casa.
Al estar frente a la propiedad, Souichi sacó sus llaves y abrió girándose para ver al contrario. El azabache notó el cuidado jardín que adornaba la fachada del hogar frente a él; lleno de girasoles y alguna que otra flor. Le pareció precioso, más no dijo nada.
-Que pase buena noche -Dijo Souichi para luego morder el Dango.
-Igualmente usted -Hizo una pequeña reverencia. -Espero verlo mañana, estaré esperándolo fuera para desayunar juntos.
-Si si, como sea -Se quedó parado en la puerta. -Nos vemos... -Se despidió nuevamente. Tetsuhiro no se movía y Souichi no cerraba la puerta. -... Ya váyase, no sea molesto.
Tetsuhiro rio un poco y asintió. Se despidió con la mano y retrocedió despacio para luego marcharse.
El pelilargo se quedó parado viéndole irse hasta que se perdió calle abajo. Entro a su casa, cerró la puerta y camino a la cocina. Al terminarse su Dango, lavo sus manos y se sentó para leer un poco.
La imagen de Tetsuhiro sonriendo apareció en su mente y evitó su concentración, primera vez de muchas que le sucederían.