El pasado nos limita, pero el futuro nos atemoriza. El único lugar seguro es el presente -Isaac López
ESTELA TESSIER
Dude un poco antes de responderle. Hades hacía preguntas que no espero ¿no lo había aclarado?
—Siempre he pensado que todos tenemos un inicio, destino y final escrito.
Hades bufo y luego rió—. No somos marionetas, Tessier.
Hice un mohín en molestia—. Tu preguntaste y yo respondí, pediste mi opinión. —sacudí mi cabeza— no es mi culpa que te ardas por todo.
—Como digas, Estrella.
Él caminaba con toda la seguridad de el mundo, con esa sonrisa burlona y ese brillos en sus hipnotizantes ojos. Se veía tan predecible para cualquiera que lo viera, ya saben: ese tipo de chico egocéntrico, que piensa y sabe que tiene a el mundo a sus pies.
¡Ja! He notado una diferencia entre el y todos los "bad boys": Al menos el no tiene tatuajes, o eso creo.
—¿Y tú crees en las casualidades, Hades? —jugaba con las mangas de mi suéter.
—Si, a diferencia de ti —me dio una mirada burlona al decir eso—. Una casualidad es que nos hayamos conocido, ¿no lo crees?
Mi atención estaba sobre la linda luna llena—. No, solamente estábamos destinados a conocernos. Una persona llega a la vida de la otra para algo, algo que ya está en nuestro destino. ¿No lo crees?
Iba a responder pero yo hablé primero, lo mire sobre mi hombro—. No digas nada, no quiero discutir.
Él arqueo una ceja—. No estamos discutiendo.
—No, pero al parecer, tú no sabes el significado de la palabra "opiniones".
—Okey. Según tú y tu inteligencia suprema, ¿Por qué estamos destinados a conocernos?
Reí por lo bajo—. Así no funciona, Edevane —le dije negando con la cabeza.
El río conmigo, se veía bien sonriendo.
Él miro hacia el cielo—. O talvez el destino quiere que te secuestre y vea que hacer contigo.
—Si, claro —ironice dándole una mirada asesina.
Sabía que lo decía en broma, lo más probable es que si no conociera un poco sus chistes, yo saldría corriendo y las pocas personas aquí me vieran como una demente.
Hades saco de sus bolsillos unos audífonos de cable y se los coloco, supongo que su teléfono estaba reproduciendo música.
—¿Qué tipo de música escuchas?
—Es variado.
—A mi me gustan las canciones románticas y—
Su entre cejo se frunció y me miró—. ¿De esas que hablan sobre un final feliz y bla bla bla?
Fruncí el ceño—. ¡Ni siquiera me dejaste terminar!
Relajo sus hombros—. Solo estaba haciendo una pregunta. No veo nada de malo en esas canciones, solo que los finales de los que hablan no existen.
Le eche un vistazo a su celular, "Kodaline" de esa banda era la música que escuchaba, conocía bastante bien sus canciones.
—Música triste, ¿Eh?
—No es sólo música triste o como tú le digas.
—Lo se. —Mis manos pasaron hacia atrás de mi espalda y las entrelacé—. A veces las personas no escuchan música triste solo para pasar el rato, tal vez lo hacen porque quieren sentirse comprendidos.
O eso es lo que suelo hacer, me desahogo escuchando lindas voces hablando sobre algo doloroso con lo cual me identifico, me hace sentir que no estoy pasando por algo sola.
Asintió y nada más, no dijo nada más y el silencio permaneció. Sin embargo, no era silencio incómodo o uno donde quisieras correr y escapar de ahí lo más rápido posible, era uno de tranquilidad.
Wow ¿quién lo diría?, Hades y yo coincidimos en algo por primera vez, ¡Y sin discutir!, no creí que eso sería posible.
—¿Por qué fumas? —la pregunta dejo mi boca sin avisar.
El me dio una mirada de: ¿No paras de hablar? pero aún así respondió—. Cada persona tiene una adicción, algo que los hace salir de la realidad. Algunos beben, fuman, se drogan, leen, bailan, cantan, escriben, escuchan música. La única diferencia es que mientras a unos les felicitan por su adicción productiva, a otros les dicen adictos sin futuro.
Asentí. Me quedé callada, no quería sonar demasiado molesta con el tema, suelo hablar de más y arruinó las cosas.
Finalmente, estábamos en frente de mi casa, el carro de mi madre estaba afuera, así que no estaría sola.
Lo mire y sonreí un poco—. Gracias.
—No hay de que —me hizo una seña militar con sus dedos.
Con eso empecé a dar pasos lentos mientras sacaba mi llavero.
—Antes de que me vaya. Quiero que me ayudes a llenar este formulario.
Lo mire sobre mi hombro, estaba detrás de mi y su teléfono en sus menos. Mi expresión se convirtió en confusión y di media vuelta para quedar frente a él.
—¿Formulario?
El sacudió su cabeza y me sonrió, entregándome su teléfono, yo lo ojee; “Añadir contacto” eran las dos palabras que observé primero, luego me di cuenta que la barra para escribir estaba en “numero de teléfono”. Las comisuras de mis labios se levantaron poco a poco formando una sonrisa.
Arquee una ceja—. Que manera tan original de pedir mi número, Edevane.
—Seria aburrido de la forma tradicional, todos hacen todo tan…normal.
—Quizás. —Termine de escribir el número y le devolví el teléfono.
Aprecié sus ojos esmeraldas por unos segundos, sus labios eran algo rosados y su piel muy pálida. Su nariz era fina y perfilada, y su mandíbula algo marcada, tenía una expresión relajada, el en general a veces me daba tanta paz interior, no lo sé, su risa y forma de hablar me...agh, es raro. Si, lo sé, las chicas que he conocido cuando conocen a un chico lo primero que piensan son en su belleza y en cosas que no aclare en este momento. Yo pienso en las vibras de las personas.
¿Si era diferente a como estaba planteado en mi mente? Tal vez he leído demasiado.
—Buenas noches, francesita.
Y con eso se fue, sin decir nada más. Puso una patineta «la cual no me había dando cuenta que tenía» en el suelo y subió en ella. Desapareciendo por la oscuridad de la calle.
Entré a la casa, cerré la puerta detrás de mí. Caminé hacia la cocina en busca de algo que comer, no había comido desde la mañana.
—En el microondas —la voz de mi madre me hizo levantar la mirada, ella estaba preparándose un jugo de piña en el mesón. No me gusta la piña, mis familiares y conocidos suelen decir que mis gustos son bastante raros.
Le sonreí un poco—. Gracias —di unos cuantos pasos hasta llegar al microondas y sacar un trozo de pizza la cual veía como la gloria en ese momento, le di un mordisco desesperado.
—¿Como a estado tu día? —su voz era dulce, tan llena de paz y tranquilidad, aún recuerdo esos cuentos de princesas que me contaba de pequeña, mis favoritas siempre fueron Mérida y Bella.
Me recosté sobre una pared—, bien, —me encogí de hombros— supongo.
—Dejaste tu teléfono en el sofá. —tomó un sorbo de el jugo.
Mis ojos se abrieron como platos y mi boca se abrió—. ¡Ahí estaba! Pensé que lo había perdido.
Se rió y se acercó más a mí. Yo era un poco más alta que ella, pero tampoco en exageración, talvez por unos 5 centímetros—. Tienes los labios sucios de salsa. —me limpio con una servilleta.
La relación con mi mamá siempre sido buena, ella me comprende tan bien, no sé qué sería sin ella. Es como mi luz en la inmensa oscuridad. Ambas somos como...no sé, nos queremos demasiado.
—Adelaine—
—¿Por qué no me llamas Estela?
Ella se quedó pensando en que decir. Es la primera vez que lo pregunto.
Su mandíbula se tenso—. Él eligió tu nombre, sabes que no me gusta hablar de eso.
Arrugué mis cejas—. No tiene nada que ver.
—Me gusta llamarte Adelaine, ya está. —hizo una pausa—. Te haré una pregunta, responderás con la verdad. ¿Él te escribe?
El número desconocido. No me quedé como tonta y lo deje pasar, en vez de eso, investigue, sin resultados de alguna respuesta concreta. Llegué a la conclusión de que el número desconocido era de el.
Pestañee varias veces mientras buscaba las palabras correctas, se que a mi madre no le gusta hablar sobre ese tema, ni a mí, es demasiado incómodo cuando lo hablamos.
—Mi padre—
Ella negó con la cabeza, sus ojos ya estaban cristalizados—. Ese hombre no es tu padre, nos ha hecho demasiado daño y tú lo sabes. No merece que lo llames padre.
—Él no me escribe.
[…]
La cafetería escolar se llenaba cada vez más, eran las 12 pm, hora de el almuerzo. Mi escuela no está cerca de ser como las de las películas, de hecho es una preparatoria completamente normal y eso me gusta en parte.
—No les conté pero, escuché a unos chicos hablando y calificando de el 1 al 10 a las chicas de el colegio. —Hannah bebió de su batido.
—Wow, que novedad —comento el chico pelirrojo a un lado de mi, con su tono en sarcasmo. Su voz era suave y un poco grave.
—Eso es machista —agregue. —¿Qué chicos eran? —me acomode en la silla.
—Ah…emmm, los de baloncesto, nada más. —Mantuvo su mirada baja, movía con el tenedor de plástico su ensalada.
Axel dio un suspiro—. Y Jackson.
Negó con la cabeza y le lanzó una mirada de molestia. —No, claro que no, él—
—Estas muy enamorada, Hannah.
Ya he presenciado múltiples veces la discusión entre Hannah y Axel sobre el enamoramiento con Jackson.
Ambos me miraron.
—¿No dirás nada, Estela? —preguntó la rubia.
—No, ¿Que quieres que diga?
Hannah suspiro en frustración, ella se cruzó de brazos sobre la mesa. Axel le dio una sonrisa de victoria.
Mire incrédula a los dos—. Parecen unos niños.
—Si, parece que le gustó —le sonrió a el—. ¿Es así, Ax? Por eso no quiere que esté con Jackie.
La observé sobre el libro abierto en mis manos—. ¿Jackie?
—Jackie —repitió Axel entre risas, eso causó que yo también riera, su risa era bastante contagiosa.
Acomodó su cabello para atrás—. No le encuentro lo gracioso, —hizo una pausa—. ¿Podríamos dejar de hablar de Jackson? por favor, hablan como si nunca se han enamorado.
—¿Que carrera elegirán? —cambie de tema.
Estamos en la etapa donde somos un desastre y tenemos que elegir nuestro camino, ahora me pregunto: ¿Quién fue el de la maravillosa idea de que a los 17/18 años tuviéramos que hacer una decisión que perjudicará el resto de nuestras vidas?
—Medicina —Axel hablo primero y luego le dio un mordisco a su sándwich.
—Derecho, ¿y tú?
—Creo que...algún tipo de medicina.
El rostro de mi mejor amigo se llenó de confusión—. ¿Te gusta medicina?
Hannah me quito las palabras de la boca.
—Va a estudiar medicina para estar en la misma universidad que nosotros.
Tragué grueso—. No, yo en verdad quiero—
Axel sacudió su cabeza—. Dijiste que querías estudiar astronomía.
Mi semblante decayó, ellos tenían razón en cada palabra. Si estudiaba astronomía tendría que irme muy lejos, ni siquiera a otra ciudad, si no fuera de el país.
—No dejes tus sueños de lado por nosotros, —Hannah me dio una sonrisa melancólica—. Aparte, solo serán unos años y podrás visitarnos en vacaciones. —Soltó una pequeña risa—, no es toda la vida.
Yo asentí y empecé a comer. No quería hablar más sobre el tema universitario, estar lejos de mi familia y amigos, me aterraba esa idea.
—¿Saben si aquí estudia algún Edevane? —rompí el silencio.
Hannah seguro sabría la respuesta, ella conoce a todo el mundo y todo el mundo la conoce a ella.
—No lo sé, no he escuchado de uno actualmente, en cambio, hace unos años estudiaba uno aquí, ahora es dueño de una empresa —informo ella a la misma vez que escribía en su teléfono.
Apreté los labios—. ¿Hace unos años?
Eso no tenía lógica, deduzco que Hades tiene mi edad o un año menos, aunque no parece menor que yo. O puede que sea un familiar de él.
Hannah levantó la mirada y dejo el teléfono sobre la superficie—. Si, hace como unos 5 años.
—¿Y cómo sabes que ahora tiene una empresa? Dios, siempre estás en todo —preguntó Axel pero su atención estaba sobre la pantalla de la laptop en su regazo.
Hannah lo ojeo—. Yo no busco a el chisme, el chisme viene a mi. Como sea —volvio su mirada hacia mi—. ¿Por qué preguntas sobre algún Edevane?
—Un chico— sonó la campana, interrumpiéndome. Todos empezaron a salir de la cafetería—. Hay juego de fútbol y no quiero llegar tarde. Luego no hay puestos.
Me levante poniendo una de las tiras de mi bolso sobre mi hombro, Hannah y Axel me siguieron.
★
¡Hola!
Ya casi un mes desde que empecé a publicar la historia, que rápido pasa el tiempo en verdad.
¿Como ha ido su semana?
Por ahora, ¿Que les va pareciendo la historia?
¿Que piensan de Estela?
Lxs quiero mucho, gracias por leer <3. Recuerden que si votan y dejan su comentario me ayudarían mucho.
Nos vemos en el próximo cap❤️👀