Presencia leve del acto sexual del bondage.
—Incluso ahora, madame, usted simplemente no deja de temblar. —Las manos expertas de Nanami, le corrían el cuerpo aún con la ropa puesta. No podía ver al hombre, pues tenía los ojos vendados, sin embargo, el sonido gutural de su voz, era más que suficiente para dejar volar su imaginación.
El bello de su piel se erizaba cada que Nanami rozaba sus dedos con alguna parte de su piel expuesta, la cual eran sus manos, su rostro y cuello.
—¿P-por qué? ¿Por qué sigue tocándome así? —Nanami deslizó sus dedos hasta el abdomen de la mujer y luego se alejó de ella.
—Quería saber, como se veía la hija mayor de los Lordanou. La imagen de una noble en estas condiciones, llama completamente mi atención. —Se acercó a una mesita en donde había una botella de whisky y sirvió un poco para embriagarse con el olor. Era amargo y realmente no le gustaba, pero debía confirmar algo de suma importancia.
—Después de esto, ya no podré casarme. —Si voz sonaba temblorosa, a pesar de que intentaba verse autoritaria, no lo logro.
—Eso es bueno, si no se casa, entonces yo podría llamarle mi mujer y usted podría decir que yo soy su hombre. —Se acercó, rodeándola con sus brazos, empezó a soltar el corset poco a poco hasta que la prenda termino en el suelo.
—N-no creo que usted desee que yo sea su mujer. —Nanami empezó a quitar la camisa poco a poco, dejándola en ropa interior.
—No hay otra mujer, a la que desee tanto como para querer llamarla de ese modo. —Se agachó y peso su abdomen, causando un escalofrío en la mujer, quién apretó las manos con fuerza en la correa que le mantenía las manos atadas y los brazos arriba. No podía hacer nada para poder parar sus caricias y tampoco es como si quisiera hacerlo, deseaba seguir sintiendo el calor de los besos de ese hombre.
—¿Qué es lo que me hará? —Pregunto, con la voz jadeante y las mejillas sonrojadas.
—Quiero hacerla mi mujer. ¿Acaso no puedo? —Se alejó de nuevo, esperando una respuesta.
—Por supuesto que puede. —Sus palabras le causaron un cosquilleo, sintiendo como si su pantalón fuese un estorbo, ante la dureza de su miembro.
Tomó un trago del whisky, dejo que el sabor amargo le impregnara el paladar y se acercó para robarle un beso a la mujer. T/N abrió levemente la boca para dejar entrar a Nanami, quién jugaba explotando cada parte de su boca. El sabor amargo pronto se convirtió en una mezcla homogénea, que pasa en sus bocas sin pena ni gloria y se vuelve enbriagante para la mujer.
—Como lo supuse. —Se separó con la voz agitada. —Tienes esa desagradable maldición familiar.
Nanami volvió a fundir los labios con los de T/N, en un beso que exploraba hasta el último rincón de su boca. Sus lenguas se tocaban, se separaban y luego volvían a bailar armoniosas. Nanami tomó las piernas de la mujer y colocó cada una rodeando su cadera y empezando a similar embestidas continuas contra la intimidad de la mujer. Los gemidos no se hicieron esperar.
Fue quitando las prendas blancas sosas, aflorando el cuerpo de T/N, sus senos, su intimidad, sus piernas temblorosas. Todo en ella parecía el vestigio de una presa a punto de ser devorada, como el conejo que huía del zorro.
—Realmente quiero follarte. —Apreto sus nalgas entre sus manos, y empezó a darle pequeñas nalgadas con algo de fuerza.
No podía callarse, el ardor de los golpes era satisfactorio, tanto así, que empezó a humedecerse, sentía como su entre pierna ya estaba lo suficiente mente húmeda. No podia abrazarlo, solo podía apretar la correa que le mantenía los brazos extendidos.
—Mete tus dedos. —Susurro, haciendo que Nanami bajara más su mano y empezará a estimular su entrada desde atrás.
El toque libero un escalofrío que la hizo curvar su espalda, dejando caer su cabeza sobre el hombro de Nanami, reforzando más su agarre con sus piernas. Ya había sido tocada antes, por las desagradables manos de su hermanastro, diciendole que era el juego del amor fraternal, ahora que había crecido y era tocada por el hombre que amaba, no dejaba de sentir el gozo en todo su cuerpo.
Nanami metió dos dedos de una en tu interior y empezó a moverlos como si fueran tijeras, luego empezó a penetrarla con rapidez, causando que la entrada empezará a sufrir siertos espasmos.
—¿Como se siente? —Pregunto, sacando sus dedos y ahora tocando su pecho, empezando a frotar su dedo en su pezon. Luego, volvió a bajar y tomándola de la cintura, volvió a introducir sus dedos. Metió tan profundo como pudo, palpando la suave carne y empezando a frotar sus dedos en una zona algo rugosa. La mujer estaba ida en el placer del momento. Empezó a mover sus caderas en sus dedos y después de un alarido de placer, Nanami sintió contrar la entrada en sus dedos y luego, como caía la escénica de la mujer sobre su mano.
—Se sintió muy bien. —Su respiración salía entre cortada, sus muñecas estaban rojas y dolian. Nanami la sostuvo firmemente con su brazo izquierdo, mientras con el derecho quitaba las correas en sus muñecas. Una vez con las manos sueltas, la mujer abrazo el cuello del contrario y se hundió en su pecho, mientras el la carga hasta su cama.
Iba a quitarle la venda que cubría sus ojos, pero ella lo detuvo con timidez.
—Vuelve a amarrarme, si me tocas así, se siente muy bien. —Quedo sorprendido por su respuesta, no esperaba que le gusta realmente ser atada.
—¿Estas segura? —La mujer asintió. Nanami camino hasta tomar un arnés de correas negras y empezar a ponerselo delicadamente. —Si te lastima, me avisas.
La mujer volvió a asentir. Sus manos estaban atadas, pues el arnés solo ataba la parte baja, entre sus nalgas y sus muslos.
—¿Te disgusta esto? —Volvio a preguntar, quitándose la correa y dejando caer sus pantalones. Empezó a masturbar su miembro, mientras la mujer volteaba voluntariamente y levantaba el culo para dejar su intimidad a la vista.
—No hay mejor forma de quitar una maldición. —Su voz sonó algo suave, dejando notar que su timidez poco a poco se iba perdiendo. Tomó su falo y lo alineó con la entrada húmeda. —Puedes hacerlo duro. —Gimoteo la mujer.
Nanami apretó la correa del arnés y puso su mano derecha en la espalda de la joven, empujando hacia abajo. Penetró con fuerza en su interior. Su interior estrecho y aterciopelado, le abrazaba el pene con gusto, sentía como si succionara su miembro y no dudó en gemir cuando estovo completamente adentro.
Tal y como la mujer le había pedido, Nanami empezó con estocadas duras, saliendo de la intimidad hasta la mitad de su pene y volviendo a penetrar. El interior estrecho empezaba a moldearse a su pene y fue entonces que empezó con movimiento vertiginosos.
Gemía sobre la almohada, sintiéndose llena. La pelvis de Nanami y su trasero, empezaban a crear el sonido de aplausos por toda la habitación, acompañados por los gruñidos y gemidos que le daban un ambiente excitante. Con sus pulgares, abrió los labios y observando como su pene entraba y salía, empezó a darle palmadas fuertes en las nalgas.
Hundió su pene en lo más profundo de su vagina, tocando paredes sensibles que hicieron que la mujer soltara un gemido de dolor, salió nuevamente de su interior y volvió a penetrar en lo más profundo.
Era como si reclamace que ella era suya. Pegó su pecho a la espalda de la mujer, presionó sus senos y mordio su hombro con algo de fuerza. T/N tenía la vista nublada, y su voz salía cada vez más débil, sin embargo, dejo salir un gemido agudo y sus ojos se abrieron ante la sorpresa de ser girada. Nanami, no espero mucho para abrazarla y apretarla contra su cuerpo y siguió envustiendo, pasando sus manos por la espalda femenina.
—Algo viene ¡Nanami! —Saco su pene ante los espasmos de T/N, y apenas salió, la chica soltó su orgasmo. Como una avalancha de placer, su cuerpo empezó a temblar y pequeños espasmos se hicieron presente por todo su cuerpo.
Nanami coloco su pene en su intimidad y siguió frotando, ante la sobre estimulación, la chica no dejo de gemir el nombre de Nanami desesperadamente. Se deleitó con las buenas vistas y al sentir un hormigueo en si abdomen, paso su mano por la nuca de la mujer y empezó a besarla desesperadamente. En un gruñido algo y una pequeña maldición, mordió el labio inferior de la mujer y por fin llegó a su orgasmo.
Las gotas de semen que caían disparadas, terminaron sobre el cuerpo de T/N, en sus pechos, su abdomen, incluso llegó hasta su rostro. Se veía agotada, y Nanami vio aquella escena con una sonrisa de timidez. Quito rápidamente el arnés, y la tomo en brazos para llevarla hasta el baño.
—Durmamos un poco. —Susurro débilmente, mientras rodeaba el cuello de Nanami y escondía su rostro en su cuello.
—Primero debemos limpiarnos. —Susurro, dándole un pequeño peso en la frente.
Preparo el agua a buena temperatura y dejó a la mujer en la tina.
—¿No te bañaras conmigo? —Pregunto, mientras Nanami alistaba algunos productos de limpieza corporal.
—Primero debo bañarte a ti.
Fue una ducha agradable, con unas manos calidad limpiando su cuerpo y un beso con el único sabor amargo del whisky.
A⃝ g⃝ r⃝ e⃝ g⃝ a⃝ d⃝ o⃝ s⃝
🥃 A Nanami realmente no le gusta el whisky, sin embargo, debía probar si el sabor se volvía dulce al besar a T/N.
🥃 Poco después, Nanami y T/N se casaron.
🥃 Aunque parece un hombre frío, en realidad, en la intimidad, es bastante cariñoso.
🥃 La maldición de la familia de T/N, era más bien un problema en el paladar, al no poder diferenciar los sabores agrios del veneno. La forma de borrar aquella “maldicion” solo era con estímulos fuertes.
Hola.
Primero que nada, quisiera poder agradecer las lindas palabras que me han escrito, han significado algo muy especial para mí.
Aún no puedo decir que esté bien del todo, pero ya estoy un poco más tranquila y decidida.
Intentaré estar actualizando todos los lunes.
Muchas gracias por su apoyo <3