Las reglas de cupido [Kwall/J...

By CatHJoonie_SanShine

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❝Las reglas que tenía eran sencillas, con un fundamento claro y conciso, según solía argumentar Hyunjoon cuan... More

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By CatHJoonie_SanShine

—¿Alguien me dice por qué Kevin no se quita de la ventana?

Un sábado, en el momento justo en el que la luz abandona el cielo para abrirle paso a la negrura, el pequeño grupo de chicos decidió darle inicio a su reunión. Aunque en un inicio se tenía planeada la llegada de todos, hasta el momento sólo se contaba con la presencia de cinco de ellos —Changmin, Chanhee y Jacob avisaron con antelación que no se presentarían—; sin embargo, permitir que la ausencia de los restantes les estropeara el humor no estaba entre sus planes. No se perderían por nada la noche llena de juegos y diversión que los esperaba afuera.

El día que Eric profetizó con tanto esmero llegó por fin, para gusto suyo y de los demás presentes. La feria anual era algo que, desde hacía meses, venía causando expectación entre ellos —en su mayoría, cabe mencionar, gracias al que hablaba sobre ella cada cinco segundos en los descansos—. El punto de encuentro era la casa de Juyeon, por lo que ver a Kevin escondido entre las cortinas floreadas de la ventana que daba al patio frontal, a ninguno le extrañó. Mucho menos si tenían en cuenta lo cercanos que se habían vuelto Hyunjoon y él.

Eric ignoró la pregunta y se dejó caer en el sofá, la mirada en el techo y las manos sobre el estómago. Parecía aburrido, cansado e inquieto de esperar.

—Es triste que no todos hayan podido venir —comentó con un leve puchero en los labios. Haknyeon, que se hallaba en otro de los sofás, se irguió un tanto cansino.

—Hice un esfuerzo sobrehumano para acabar la tarea —dijo, aunque por el tono, su comentario no parecía una queja realmente— Estamos desperdiciando tiempo valioso.

—Sí, ya entendí —les cortó Juyeon esta vez, con los ojos en blanco, y echó una última mirada por sobre la cabeza de Kevin, hacia la calle—, ya cállense y vámonos. Les diré a los demás que los vemos allá.

Los dos más jóvenes de ahí parecieron recuperar la energía recién perdida y de un salto se alejaron del sofá para caminar, junto con los demás, hacia la puerta. Juyeon entonces sacó el celular, pero antes de ser siquiera capaz de cerrar la entrada para poder marcharse al fin, sintió un jalón leve, casi tímido, en uno de sus brazos, cosa que le hizo detenerse y virar el rostro hacia el causante. No le sorprendió toparse a Kevin.

—Ah, Juyeon... —Sus facciones demostraron cierta inseguridad y cohibición mientras le soltaba la manga tras haber conseguido su objetivo— ¿Crees que Hyunjoon vaya?

—¿Quieres que le pregunte?

Con premura asintió repetidas veces para, más tarde, avergonzarse por el gesto tan desesperado.

Juyeon volvió a centrar su atención en el celular que continuaba a la espera en su mano y, luego de buscar su chat con Hyunjoon, comenzó a teclear.

¿Irás? Ya estamos todos en mi casa

Hfanboy: Oh, lo había olvidado, mi papá me mantuvo distraído estos días.
Aun no estoy seguro de si puedo. Lo lamento.

Eso es triste...☹️ Kevin no deja de preguntar por ti

Hfanboy: ...
Hfanboy: ¿En verdad hace eso?

Si
Hace unos momentos no podíamos quitarlo de la ventana lol

Hfanboy: Bien... Entonces, puede que vaya.
¿Pero puedo llevar a un amigo?

Claro, entre más seamos mejor

Hfanboy: Tal vez mi amigo va a tardar. Como sea, los vemos en la feria.

Devolvió su celular al bolsillo y, tras decirle sobre las respuestas a Kevin, emprendieron la caminata, alcanzando a los demás que ya se les habían adelantado.

La feria ambulante en cuestión era tan sólo a unas cuantas calles de distancia, y para poder subir ilimitadamente a los juegos que quisieran debían pagar algo tan simple como el boleto de entrada.

—Me dieron permiso hasta las diez, hay que aprovechar bien el tiempo.

—Ow, no te preocupes, tus hyungs te cuidaremos, bebé Eric. —Hyunjae se mofó y le dio un par de palmaditas de consolación fingida, luego cambió a un tono más relajado y neutral para esta vez dirigirse a Juyeon— ¿Hyunjoon no va?

—Dijo que nos iba a ver allá. Un amigo suyo va a venir con nosotros.

—Bien.

Un poco después de su llegada al lugar, quizás con sólo algunos minutos de diferencia, Hyunjoon apareció junto a un chico un tanto más bajo que él y de apariencia amigable. Eric, Haknyeon, Juyeon, Hyunjae y Kevin al instante postraron parte de su atención en él, siendo sólo tres de ellos los únicos capaces de reconocerlo.

Hyunjae de inmediato pasó de expresar diversión (causada al meterse un poco más con Eric, lo usual), a una simple y hasta curiosa exasperación. Observó al acompañante de Hyunjoon con hostilidad durante un par de segundos antes de, con fingida alegría, casi arremeter contra su amigo.

—¡Oh, Hyunjoonie! Me alegra que hayas venido, ven conmigo un segundo.

No tan sorprendido por su reacción, Hyunjoon se dejó guiar unos cuantos metros lejos de los demás mientras veía a Eric acercarse con un poco de timidez a Dongju, tal vez para entablar una pacífica conversación. Aquello parecía una buena opción. Así Dongju se sentiría, quizás, menos tenso alrededor de los demás, y Eric podría serle buena compañía puesto que ambos tenían la misma edad, casi la misma altura, y hasta el mismo apellido.

—¡¿Por qué mierda no me hablaste de él?!

El gritó de Hyunjae lo dejó un poco aturdido, pero procuró no expresarlo. De por sí un par de personas habían girado a mirarlos con curiosidad tras la repentina y poco tranquila cuestión.

—¿Lo siento? Olvidé hacerlo. No pensé que fuera importante...

—Bien, muy bien. ¿Y por qué se te ocurrió traerlo? ¿Por qué está aquí?

—Acompañó a Dongmyeong, han estado visitando a Yonghoon. Cuando nos vimos me dijo que debíamos salir alguna vez, pero con todo lo que pasó no lo hemos hecho. Así que decidí invitarlo antes de que se vaya de nuevo.

—¿Y cómo le contaste sobre esto? —Hyunjoon bajó la cabeza y Hyunjae pudo asumir de inmediato qué pasaba— Espera, espera, espera; no me digas que le diste tu número. —Más silencio como respuesta— Hyunjoon, de verdad te quiero pero a veces haces que me den ganas de golpear tu cabeza contra la pared.

—Tu amistad siempre me consuela tanto. —Suspiró— Entonces... ¿Podemos volver con los demás ya? ¿Sí?

Sin responder, Hyunjae dio media vuelta y regresó al sitio en donde habían dejado a los otros. Hyunjoon no hizo más que seguirlo en silencio, consciente de su molestia aunque confiando que más tarde esta desaparecería. Hyunjae nunca duraba demasiado tiempo enojado con él.

Al volver notó el leve desanimo de Dongju, quien se veía incómodo y tenso por estar recibiendo un trato tan frío de parte de Hyunjae; pero resignado, como si no se hubiese esperado otra reacción de su parte. Sólo esperó que aquello no durase mucho. Hyunjoon sabía bien que él no era un mal chico, y, de hecho, nunca lo fue. Ambos sólo eran personas que cometieron un error, pero ello no tenía porqué dictar qué camino debía tomar su amistad ahora que se habían vuelto a encontrar.

Comenzaron a discutir sobre a qué juego subir, pero Hyunjoon se mantuvo apartado de dicha plática.

En algún punto vio a Hyunjae alejarse del grupo. Temió haberlo molestado en serio, por lo que se apartó y fue hasta él, siendo cuidadoso para no pisar el campo minado en el que, quizás, podría haberse vuelto Hyunjae. Su mejor amigo se había detenido delante de un puesto de juegos, de aquellos que se hallan rodeados por los ostentosos premios para incitar a la gente a participar. Pareció haber sido atraído por su brillantez, como una mosca yendo hacia la luz.

—Ahg... No, esto me recuerda tanto al jardín detrás del gimnasio... —Oyó a Hyunjae murmurar entonces, con un tono tan bajo que era evidente que aquello había sido dicho sin la intención de ser oído más que por sí mismo. Pero... ¿por qué sonaba tan nostálgico al mencionarlo?

Se quedó estático durante un momento, quieto como una estatua en su lugar mientras trataba con todas sus fuerzas rememorar, pero... Qué extraño, Hyunjoon no pudo recordar haberle contado sobre ello.

—Hyun...

—Oh —Hyunjae le cortó sin aparente intención, parecía no haber notado del todo su presencia tras él, se dirigió a sus otros amigos a unos cuantos metros de él— Acabo de ver a Mingi y Yunho, iré a saludarlos.

—Mejor di que irás a molestarlos. Suena mucho más creíble —bromeó Eric antes de verlo partir.

Incluso cuando su silueta se perdió entre el mar de gente, Hyunjoon continuó dándole vueltas a su oración. Primero, la figura de corazón idéntica a la del cupido que cayó de su mochila hacía no mucho; ahora eso. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Siquiera tendría sentido? Es decir, Hyunjae había salido muy afectado en el primer ataque del Cupido... Pero, ¿y si aquello había sido sólo para dispersar la atención y así alejarla de él? ¿Qué podría obtener haciendo todo eso?

En sus cavilaciones se halló cuando sintió un leve tirón en la chaqueta negra que llevaba puesta. El causante era Dongju, que sin timidez y como solía hacer cuando eran mejores amigos, se aferró a su brazo, luego volvió a tirar de su cuerpo y Hyunjoon pudo poner los pies en la tierra de nuevo.

—Hyunjoon, vamos. Dicen que subiremos a la montaña rusa.

Mientras el pelinegro era dirigido por su antiguo amigo, Juyeon y Kevin tomaban asientos en conjunto en el carrito de la montaña rusa; justo frente a ellos se sentó el otro par. Detrás Haknyeon y Eric, y Hyunjae continuaba perdido en una posible conversación con los anteriormente mencionados.

Desde que los vio tomar asiento frente a ellos, Kevin no les quitó la mirada de encima. Dicha estaba acompañada con leves pero no muy disimulados brillos de molestia que resplandecieron filosos. Faltó muy poco para que sus labios se abultaran en un puchero por lo que parecía ser inconformidad. Juyeon, a su costado, casi se echó a reír.

—Joon, agh, me da un poco de miedo, ¿puedes darme tu mano?

Hyunjoon, recibiendo el pedido como buen amigo, tomó la mano de Dongju mientras el vagón comenzaba a avanzar con lentitud. Era difícil identificar si los chirridos venían del oxidado metal de los rieles o de la cabeza de Kevin, quien, incluso más molesto que antes, apretó con fuerza el cinturón que los sostenía desde los hombros.

—¿Si tanto miedo tiene por qué se sube?

—Calma, tigre. —Juyeon esta vez dejó escapar la carcajada que había estado reteniendo— Nunca imaginé vivir lo suficiente para oírte farfullando en contra de alguien, esto es impresionante. Pero ¿qué es lo que te molesta? Yo también suelo darle la mano a Hyunjoon a veces, ¿qué cambio hay?

—No... No estoy... Y no es nada. Es sólo que... tú no fuiste su novio y... —ante las últimas palabras, su tono de voz se volvió demasiado bajo, casi incomprensible; tenía el rostro (que se coloró por la pena de ser descubierto haciendo una rabieta como un niño) enfocado a otro lado, como si ya no supiera a dónde mirar con exactitud. Más que enojo esa vez hubo en él un poco de desánimo.

¿Así que Hyunjoon se lo había contado?

—Tal parece ya estás enterado... Uhm, es una lástima. En ese caso no puedo hacer nada por ti, ahógate en tus celos.

La maquinaria los dirigió a la primera curva, entre ellos ya no hubo más que decir; y aunque el paseo estuvo lleno de gritos, brazos extendidos (y un par de manos sujetas), Kevin no lo disfrutó.

Bajaron con el cabello despeinado, aire risueño y lleno de carcajadas de sus amigos y varias otras personas más, y alguna que otra que corrió a buscar un lugar indicado para vomitar.

Cuando Kevin volvió a mirarlos, Dongju tenía el brazo sobre el hombro de Hyunjoon. Posición que se miró innecesaria e incómoda (a su parecer) debido a la diferencia de estaturas.

—Está muy pegado a él... —murmuró cuando se hallaron lo bastante lejos del par como para evitar ser escuchado.

—¿Qué esperabas? No conoce a nadie además de Hyunjoon. Esta noche lo tiene apartado para sí mismo. Además, piénsalo, pasaron mucho tiempo lejos, quizás se extrañaron.

Se giró a mirarlo para ver su reacción, pero Kevin, en cambio a lo que esperó ver —su rostro molesto de nuevo, tal vez— lució decaído, la cabeza agachada y muy metido en sus pensamientos. No quiso ni hacerse a la idea de lo que podría estar corriendo por su mente.

Bien, molestarlo ya no era divertido.

—Pero no deberías desanimarte, ¿sabes? Por lo que veo Hyunjoon ya te hizo parte de su mundo y te considera igual o más importante en su vida que a Dongju. —Sólo hasta entonces Kevin volvió a elevar la mirada— Él nunca fue de muchos amigos, pero a los tres nos aprecia más que a nada, lo sé. Así que no estés con esa cara, todavía hay mucho de la feria que disfrutar.

—Supongo...

No parecía del todo satisfecho con el consuelo que Juyeon trataba de darle, sin embargo le sonrió con levedad. Entonces se quedó en silencio, pensativo de nuevo, pero sin duda más tranquilo.

Continuó viéndolos caminar frente a ellos. Aún iban en grupo, pero ya se hallaban un tanto dispersos. Andaban como enfilados. Eric, que iba con los de hasta adelante, se les acercó.

—Juyeon hyung, perdón si pido mucho, ¿pero puedes prestarme dinero para un algodón de azúcar? Por favor, prometo pagártelo el lunes. —De un momento a otro movió su atención a Kevin, y en silencio lo escrutó, sus cejas se fruncieron y llevó la vista hasta donde el pelirrojo parecía estar viendo, luego la devolvió a él— Kevin, vas a deshacer al pobre Dongju con la mirada. Cálmate.

Kevin se sonrojó y apartó la vista, con una pequeña risa nerviosa de por medio que no ayudó para nada a aligerar las cosas.

—Aunque es comprensible, es muy guapo, ¿no es cierto? Además, hablé con él y también es bastante simpático.

—Eric —Juyeon usó un tono autoritario para detener su habladuría—, deja de echarle más leña al fuego.

Abrió la boca como signo de su entendimiento ante la situación que tenía enfrente, y, antes de que Juyeon fuese siquiera capaz de darle el dinero que se supone había ido a pedirle, tomó a Kevin del brazo para seguido comenzar a andar hacia otra dirección.

—Mejor ven conmigo, encontré un juego divertidísimo, estoy seguro de que te gustará.

Juyeon los vio alejarse y suspiró. Quizás, por el momento, era mejor no entrometerse. Las cosas ya lucían lo suficientemente difíciles para Kevin de por sí.

—¿Podemos confirmar que está celoso? Dios, no sabe ni cómo ocultarlo.

De inmediato llevó su vista a un costado, pero, incluso desde antes de que sus ojos dieran con el dueño de esa voz, Juyeon sabía bien de quien se trataba. Casi por instinto le sonrió, y para su sorpresa —teniendo en cuenta que Hyunjae no estaba en su mejor estado— el susodicho le correspondió.

—¿Quieres pasear?

Juyeon aceptó el ofrecimiento con un movimiento de cabeza, y entonces ambos se apartaron del grupo que de por sí se terminó dispersando. Se dejó guiar por Hyunjae hasta la salida, a una calle un poco angosta, pero no lo suficiente para caminar hombro con hombro. Fuera de las luces estridentes y coloridas, la noche se erguía y el viento soplaba con debilidad. Incluso a la distancia, el ruido continuó llegando a sus oídos, pero entre más el espacio se ensanchaba, iban volviéndose simples silbidos, opacados por el aullar del viento.

—Todo ese gentío me desespera. —Hyunjae suspiró y revolvió su cabello con cansancio— Y no tolero ver a Hyunjoon con ese... tipo.

—¿Sigues enojado con él?

—¿Cómo no estarlo? —Le sonrió con ironía, como si la respuesta a su pregunta fuese más que evidente— Mira, no es que lo culpe por querer experimentar, Hyunjoon ya sabía que esa era su intención así que no puedo echarle toda la tierra a él, pero ¿dejar de hablarle y desaparecer como si nada? ¿Recuerdas cuánto le dolió? Nos preguntó demasiadas veces si siquiera era suficiente...

Lo recordó, por supuesto. Aquello no había sido tan indeseado como lo sucedido con Lee Woojin, pero Hyunjoon también lloró mucho en esa ocasión. A comparación con la actualidad, Hyunjoon era mucho más fuerte y decidido que en esos tiempos, donde temblaba como un gatito y les preguntaba —a veces de manera casual— si era lo suficientemente bueno, si es que había algo malo con él.

—De igual manera no sirve de nada enojarse —Hyunjae continuó, ya más sereno—, no soy quién para decirle a Hyunjoon con quienes debe juntarse y con quienes no.

—Es bueno que lo entiendas.

Siguieron andando un poco más, en silencio. Incapaz de aguantar los impulsos —y con el mayor disimulo posible— movió su mirada hasta Hyunjae, quien caminaba inmerso en su propia mente. Juyeon agradeció a la suave brisa que sacudía sus ropas y cabellos, por darle la vista de su rostro despejado por completo. De ese modo le era más fácil delinear cada facción suya. No creyó posible que existiera otro ser más hermoso que Hyunjae.

Quiso observarlo más, apreciar toda su bella presencia, pero entonces se topó con algo indeseado que empañaba su brillantez: El rubio tenía una cajetilla de cigarros sobresaliendo de su bolsillo.

De nuevo esa jodida mala costumbre.

Quitó la vista de la caja, y la devolvió al rostro inexpresivo de Hyunjae, quien intentaba arreglar los cabellos que el viento desacomodaba.

—¿Has... Pensado en recibir ayuda profesional?

Hyunjae detuvo el paso, más que nada sorprendido por la repentina cuestión.

—¿A qué te refieres? —preguntó, su ceño fruncido.

—No creo que esté bien el que descuides tu salud mental y física así.

—No lo necesito. Y no sé de qué demonios hablas.

Quizás había entrado en terreno prohibido con aquella pregunta. Pero Juyeon fue capaz de llegar hasta las partes más oscuras de Hyunjae en reiteras ocasiones, algo como eso no era suficiente para intimidarlo y opacar su preocupación.

—Oh, vamos, Hyunjae; no te pongas a la defensiva. No lo digo con mala intención. Es sólo que, bueno, la situación por la que pasaste y por la que estás pasando es... Difícil.

—Reitero: Estoy bien, no lo necesito.

¿Cómo se atrevía a decir eso un día después de regresar a su mala costumbre de fumar, y de haber llorado como lo había hecho? A Juyeon no le quedaba duda, Hyunjae no estaba bien.

Puede que Juyeon fuera un tanto distraído y descuidado, pero era consciente de lo importante que era estar bien mentalmente. También sabía, viendo a Hyunjae desde incluso antes de su separación, que convivir con una persona adicta podía agotar a las personas hasta niveles inimaginables.

—Además... —continuó diciendo el otro entonces, ya más relajado— No creo tener tiempo. Conseguí trabajo de medio tiempo, eso más mantener la beca me quita una gran parte de mi vida, ¿sabes?

Con ese comentario Hyunjae parecía haber sacado la banderita blanca. Juyeon no quería discutir. Ya le insistiría después.

—Eres un terco —respondió en cambio. Hyunjae sonrió un poco.

—Sabes que sí.

—Entonces ¿de qué es tu trabajo? ¿Desde cuándo dejaste el antiguo?

Hyunjae ensanchó la sonrisa, un tanto agradecido con Juyeon por dejar el otro tema de lado. Dio un brinquito para acercarse más al otro, y enganchó su brazo entorno a los hombros ajenos.

—Un poco antes de decidir hablarte de nuevo. Este sólo es atender a clientes en una tienda. Nada del otro mundo. Además, la paga es buena, y si vienes a visitarme seguido es probable que te dé algunos descuentos.

Y así continuaron hablando rato más, alargando la distancia que los separaba de la feria, y llegando al punto de olvidarse por completo que habían ido en grupo.

[...]

—En verdad me hubiese gustado que... bueno, pudiésemos reparar nuestra amistad —le dijo Dongju a Hyunjoon, ambos cerca de la salida; tenía una sonrisa un tanto avergonzada—. Sé que tuvimos ciertos problemas luego de que terminamos. Pero te extrañé mucho ¿sabes? Al fin y al cabo eras mi mejor amigo.

—Yo también te extrañé. Aunque hubiese sido de lo mejor si no me hubieras evitado...

—Lo siento. Tuve la percepción de que te lastimé mucho, sólo no quería seguir haciéndolo. Muy estúpido, ¿no es así?

Hyunjoon guardó silencio al no saber cómo responder con exactitud.

—Dongmyeong dice que posiblemente regresaremos a casa dentro de unos días. ¿Irás a despedirme, cierto?

—Claro que iré. —Sonrió sólo hasta entonces.

Dongju le devolvió el gesto y dio un paso al frente para acortar la distancia que los separaba, extendió sus brazos y fue correspondido por Hyunjoon quien también lo envolvió con la misma calidez. La nostalgia fue la que perduró durante los segundos que duró el abrazo. Él fue el primero en tomar su espacio de regreso.

—Ah, ¿y puedes decirle a tu novio que esté tranquilo? —le mencionó Dongju después— Desde que llegamos no deja de mirarme mal... Dios, parecía que estaba a nada de venir corriendo a matarme.

—¿Novio? ¿Te refieres a... Kevin? Él es mi amigo, te lo presenté cuando nos vimos.

—Sí, sí; lo recuerdo bien. Pero fue hace semanas, y por como me estuvo viendo durante toda la noche... Lo siento, sólo creí otra cosa. —Descuidadamente negó con la cabeza— Como sea, me divertí mucho, gracias por invitarme. —Entonces agrandó su sonrisa y con jugueteo golpeó su brazo— Intentaré venir a visitarte pronto

Ah, era grato otra vez recibir su amor apache. Hyunjoon sonrió de vuelta y se despidió con la mano mientras lo veía marcharse.

—Nos vemos.

En cuanto Dongju desapareció de su vista, dio media vuelta y regresó al lugar donde había visto a sus amigos antes de tomar otro rumbo con su invitado. No le sorprendió no encontrarlos ahí, (por supuesto, él no les pidió que lo esperaran), sin embargo, lo que lo dejó un poco enmudecido, fue hallar a Kevin parado en el mismo sitio todavía, con el cuerpo recargado en unos barandales de seguridad de un juego para niños mientras observaba algo en su celular, un poco de nerviosismo resplandeciendo en él por estar ahí solo. Le pareció curioso.

De inmediato se acercó, y vio el rostro de Kevin iluminarse por el alivio cuando cayó en cuenta de su presencia.

—Hey, ¿y los demás?

—Bueno, Juyeon y Hyunjae no sé, pero Eric y Haknyeon decidieron retarse para ver quien aguantaba más vueltas en uno de los juegos. Dijeron que se irían después pero...

—¿Me estabas esperando?

—Bueno... —Su rostro se enrojeció con levedad— Sí. No me quise ir con ellos por eso.

Oh, dios mío. ¿Acaso podía ser más lindo?

Es decir, no quería pensar mucho en ello pero debía admitir que estaba conmovido.

Se recargó junto a Kevin en el barandal e inclinó un poco el cuerpo hacia él. Al inicio tenía la intención de mirar su celular para sacar algún tema de conversación al respecto (aunque, de hecho, esforzarse por exprimir algo no parecía ser necesario cuando se hallaba con él, lo cual era bastante agradable), sin embargo, para cuando se halló lo suficientemente cerca, Kevin apagó el celular. Hyunjoon elevó el rostro para observar si lo había incomodado, y fue entonces que cayó en cuenta lo verdaderamente cerca que estaban.

No era esa su intención, mas se sintió demasiado avergonzado.

Alejó su cuerpo con rapidez mientras sus mejillas —y tal parecía, las de Kevin también— se encendieron. Apartó la vista en tanto el pelirrojo hacía la misma acción.

—Ehm, Hyunjoon, quiero... quiero jugar ese juego de allá, ¿me acompañas?

Todavía tímido por lo sucedido, Hyunjoon asintió. Ni siquiera había visto a qué juego apuntaba Kevin, pero de igual manera lo siguió.

Ambos se dirigieron a un puesto cerca de ahí, uno donde, según las indicaciones, debía derribar ciertos objetos colocados una sobre el otro con una escopeta de balines —lo más típico de esos lugares—, y cuyos premios se presentaban colgados alrededor de la pequeña carpa.

Como un intento de hacer a un lado la atmosfera que sin querer atrajó a ellos, Hyunjoon le dio unas palmadas amistosas en la espalda mientras le daba también ánimos. El encargado le dio la escopeta con 3 tiros a Kevin, entonces guardó silencio para dejarlo concentrarse al enfocar.

Kevin estuvo varias rondas intentando ganar, y no fue hasta la quinta que lo consiguió. A Hyunjoon le pareció muy curiosa su repentina perseverancia con algo así. ¿Es que acaso se traía algo entre manos? Ese actuar no era algo que hubiese visto en Kevin antes.

El resultado de su esfuerzo: Un gato de un poco menos de un metro, con negro y suave pelaje tinturado en ciertas partes de blanco y las patitas rosas. No lo tuvo más de cinco segundos en sus manos cuando se giró y, lleno de timidez pero decisión, se lo extendió al enternecido Hyunjoon que tras esa acción lo observó con sorpresa.

—Tómalo —dijo con tanto nerviosismo que modular su voz parecía serle complicado, tenía las mejillas rojas y los ojos viendo al piso—. Lo conseguí para ti.

El estupor de Hyunjoon pasó a segundo plano de inmediato, su corazón lleno de ternura, y con la misma timidez aceptó entre sus brazos a su nuevo amigo afelpado. Una sonrisa cohibida adornó sus labios mientras, al igual que Kevin, desviaba la vista.

—Gracias. Es muy lindo.

Se quedaron de pie junto al puesto, con los rostros sonrojados, las miradas en distintos lados y en un silencio que, si bien no era del todo acogedor, tampoco era molesto.

Pero ¿estaba bien aceptar el gato? Es decir, lo que se tenían impuesto desde un comienzo era totalmente contradictorio a lo que estaban haciendo. Quizás hasta en esos momentos ambos lucían como dos niños bobos en una cita. Y aunque la felicidad que el inesperado regalo llegó a causarle, Hyunjoon seguía inseguro con respecto a cada acción que parecía, de manera inevitable, acercarlos cada vez más.

La vibración de su celular fue lo que lo sacó de sus pensamientos, como una liviana campanada a la que agradeció para sus adentros por sacarlo de esa situación que, aunque de cierta manera agradable, no les era conveniente. Lo extrajo de su bolsillo mientras su otra mano continuó afianzada al peluche.

«LJ: Ya no estamos en la feria, y tal parece Eric y Hak tampoco. Avísame cuando llegues a casa.»

Suspiró y lo echó de nuevo en su bolsillo. Ni siquiera fue necesario intentar llamar la atención de Kevin para contarle sobre la nueva situación, pues para cuando llevó su vista hasta él, este ya se hallaba mirándolo con interés. A Hyunjoon le pareció lindo.

—Es Juyeon, dice que volvió a casa, y tal parece los demás también. 

Los dejaron olvidados ahí, y, sin embargo, la atmósfera entre ambos resultó tan cómoda (no, no era adecuado) que no hubo cabida para la indignación. Tímidamente, y sin ser consciente, Hyunjoon esperó que para Kevin aquella percepción fuese igual.

—Puedo acompañarte a tu casa si quieres, me queda de camino.

Hyunjoon no pudo descifrar con exactitud que le sucedía a Kevin esa noche. Desde que lo conocía era una persona tímida, y no era que no siguiese siéndolo, sino que, de alguna manera, le parecía más osado. Hacía cosas que requerían un tanto más de valor. Tal vez y era obra del impulso, pero Kevin no era del tipo de persona que se dejase llevar por las ordenes repentinas que la mente da, y que el cuerpo, sin analizarlas, obedece.

No quiso demostrar que volver acompañado de Kevin lo ponía feliz, por lo que, antes de siquiera ser capaz de abrir la boca y formular palabra, procuró no sonar demasiado efusivo con la idea sugerida. Tal vez está de más mencionar que accedió.

Ambos pasaron entre el pequeño mar de gente que les rodeaba para así poder llegar hasta la salida que daba a la calle. Afuera se hallaron algunos puestos con cositas a la venta, y varias personas que, al igual que ellos, volvían a casa tras una noche llena de juegos.

Mientras la lejanía con la feria crecía, la noche se hacía cada vez más presente. Sin las artificiales luces coloridas empañando sus retinas, el oscuro cielo parecía uno mucho más apacible, con su enorme y brillante luna dándoles la bienvenida.

—Deberíamos venir algún día de nuevo. Creo que sería divertido —comentó Hyunjoon en medio del camino, Kevin asintió.

—Ah, sí... —Luego de su escuálida respuesta, hizo una breve pausa, como si no fuese del todo consciente de algo más allá de sus pensamientos— Uhm, Hyunjoon...

Ante el llamado, el nombrado se giró a mirarlo, con los pies yendo a una velocidad mucho más calma para no perderse nada de la conversación, y a su vez no tropezar por trasladar su atención del camino al pelirrojo. Kevin no lo veía. Lo intentaba pero a los segundos terminaba por ceder y girar la cabeza hacia otro lado.

—Uhmm.

Abría la boca y la cerraba de inmediato, como si no estuviese lo suficientemente convencido de hablar, o no supiese si lo que quería decir era digno de ser mencionado. Al final, durante unos segundos de lucha interna, optó por guardar silencio, pero la curiosidad de Hyunjoon no quiso dar el mismo paso.

—¿Hay algo que quieras decirme, Kevin?

Kevin negó, y, aunque Hyunjoon se sintió decepcionado por esa respuesta, no le quedó de otra que continuar caminando en silencio. No era del tipo de persona a la que le gustaba meter presión.

—¿Qué... tal las cosas con tu ex?

Hubo un esfuerzo sobrehumano de su parte para no parar en seco ante la pregunta. Su respiración no siguió la misma pauta e hizo una leve pausa, pero no se permitió pasar de ahí. Sin duda Kevin estaba siendo mucho más arrojado esa noche, ¿a qué podría deberse?

No quiso admitirlo, pero ese inesperado interés le causó unas terribles cosquillas en el estómago.

—Bien. Otra vez somos amigos, y dijo que intentaría visitarme de nuevo.

—Eso es... genial.

Kevin era fatal ocultándose.

Fatalmente lindo. Diablos.

Negó con la cabeza, como si ello ayudase a impedir que esos pensamientos circulasen.

Cuando volvió al mundo real se dio cuenta de que quedaban ya sólo un par de casas de distancia. Eso, de alguna manera, le entristeció. No quiso permitir que dicho sentimiento lo opacase. Se detuvieron frente a la valla, uno delante al otro, y dios, esa sensación de estar en una cita volvió a inundarle.

Entre el imprevisto silencio, Hyunjoon sintió que debía devolverle algo por tomarse la molestia de, en primer lugar, esperar por él; en segundo, regalarle el peluche que ganó (que, según sus palabras, le consiguió); y en tercero, acompañarlo hasta su casa. No estaban a mano todavía. ¿Qué podía hacer que dejase en claro su posición de solo-amigos pero que, a su vez, no fuese algo que pudiese malinterpretarse con frialdad?

Bien, ya tenía algo en mente.

—Entonces... Gracias por todo —le dijo. Enseguida acortó la distancia entre ambos, con la pura e inocente intención de darle un rápido abrazo.

Lo que pasó después no fue más que un mal cálculo. Quizás causado por la rapidez de la acción, lo inesperado que fue, o la mala posición de alguno de los dos. Algo que no debía pasar y que, sin desearlo, sucedió.

Ambos saltaron hacia atrás cuando ocurrió lo imprevisto. Hyunjoon casi dejó caer el gato de sus brazos, la mano libre le cubrió los labios y el rostro se le enrojeció con violencia; Kevin sólo atinó a quedarse en su lugar, estático, con el corazón resonando en sus oídos con fuerza, como si se hallase en medio de un carnaval donde los tambores son el instrumento principal.

Aquello no fue más que un rose labio-comisura, y, sin embargo, la cercanía había sido suficiente para que los pechos de ambos vibraran con violencia. Ese tipo de acercamiento era, de hecho, el que Hyunjoon quería evitar, ¡y justo lo había hecho él!

—Dios, perdóname, lo siento —musitó el pelinegro aún con la mano en los labios y el tono un poco escandalizado—. Muchas gracias por traerme a casa. ¡Nos vemos luego!

No esperó la respuesta de Kevin, y con prisa abrió la puerta de la valla —aunque, para acortar tiempo, tuvo la idea de saltarla, pero aquello podría dejar su torpeza aun más en evidencia—. En cuanto cerró la puerta de entrada tras de sí, se permitió respirar con normalidad, aunque su corazón continuó palpitando alocado mucho más rato.

Ah, qué noche...

≫ ──── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ──── ≪

Holaaaa, ha pasado mucho tiempo, ¿no?

(Una disculpa enorme por eso ಥ╭╮ಥ).

B

ien, está nota será un poco larga, sólo aviso. Pueden leerla si quieren o no, de cualquier forma está bien, nada más quiero comentarles un poco sobre el porqué de mi repentina ausencia. Siento que debo una explicación.

Bueno, lo resumiré lo más posible. Como habré comentado un par de veces por aquí, estuve teniendo muchos problemas con mi ánimo. Luego del último capítulo que subí, paré por completo de escribir. Ya no me sentía cómoda por muchas razones, además de que la escasez de ganas dejaba mucho que desear y causaba que obligarme a hacerlo pesara, así que simplemente lo abandoné. Duré meses con mal ánimo, sin motivación para nada, y teniendo ataques de ansiedad y leves crisis que me llevaron a hacer muchas locuras y atentados contra mí misma. Una de ellas me dejó en el hospital, y fue de las peores experiencias de mi vida. Por pedido de la doctora que me atendió, tuve una evaluación psicológica y ya me estoy tratando correctamente con un profesional, así que ya puedo volver con más seguridad. Me tendrán molestándolos aquí por mucho más rato. ( ꈍᴗꈍ)♡

Les comparto esto aunque sea algo muy privado porque, por extraño que suene, me siento muy cómoda con todos ustedes. Siempre he sido mala para relacionarme con otros, pero la calidez que me producen muchos de aquí me ayuda a soltarme más.

Realmente no quiero que todo esto suene como una excusa o algo así. Y lo comento porque a mi parecer es necesario. No quiero ser fría con todo el apoyo que me han dado, por ello quería darles una explicación y mis razones. :(

Les juro que cada comentario suyo me ha subido el ánimo en más de una ocasión. Los aprecio muchísimo. Así que, a todos los que me leen, ya sea comenten/voten o no, les agradezco el que estén aquí.

Sigo con mi idea de escribir para darle a la gente un lugar en el que refugiarse en cualquier momento. Eso es lo que más me motiva a traerles más contenido, además de que también estoy curiosa por ver sus reacciones con todo lo que tengo planeado, jaja. En fin, ¡gracias por continuar leyéndome! Intentaré mejorar más en calidad y ser más constante, aunque, les seré honesta, es probable que en ocasiones me congelé un poquito... Sin embargo, eso no significa que dejaré esta historia. La única forma en la que la abandonaré será si muero, pero esperemos eso no suceda, verdad, jszsjd.

Ah, para no perder la costumbre, este capítulo fue inspirado en un par de novelitas danmei que leí recientemente y me ayudaron con la fluidez. MDZS y SVSSS. ♡ También Al filo de tu piel de José Ignacio Valenzuela, Dos chicos besándose de David Levithan y Solo quedó nuestra historia de Adam Silvera. En su mayoría puros releídos, jzxsjs.

Los quiero mucho, realmente. Gracias por todo. ♡

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